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Qué es Crítica:

Crítica es un análisis o juicio sobre una situación, una persona o un trabajo.


La palabra crítica proviene del latín criticus,que designaba al juez de obras del espíritu
como también a la filosofía crítica.

De manera general, crítica se refiere a un juicio que puede ser objetivo o subjetivo.

La crítica objetiva o científica es aquella que hace una evaluación con criterios objetivos
sobre un determinado informe o tarea.
La crítica subjetiva es aquella que expresa una opinión sin esconder un punto de vista
particular.
Crítica también puede indicar un momento de mucha gravedad. Generalmente, se asocia
al punto de mayor vulnerabilidad o más delicado en las situaciones de crisis.

Para comprender el concepto de crítica, es fundamental acudir a otro término: la opinión.


Muchas veces hemos explicado que nuestros pensamientos, conductas y emociones,
están en constante interacción con nuestra experiencia vital. Las experiencias vividas
influyen en nuestra manera de percibir la realidad y en nuestra personalidad, pero también
nuestro aprendizaje determina la forma de vivir la experiencia. Eso hace que la misma
experiencia tenga diferentes significados para distintas personas, incluso puede cambiar
el significado dependiendo de nuestro momento vital.
La mirada que hacemos ante las situaciones se encuentra condicionada por nuestros
propios valores, que son el “cristal” a través del que miramos y con el que filtramos la
información que recibimos del mundo.
Con esto quiero decir que lo subjetivo, la creencia, es consustancial al concepto de crítica,
así que podemos afirmar que la crítica es una opinión.

Crítica positiva (observación)


La crítica positiva es la que propone nuevas soluciones a los problemas o defectos que se
expongan en la crítica.

Como criterio general, la crítica positiva debe estar basada en una observación objetiva de
un equipo o individuo cuyo comportamiento se desvía del estándar o del proceso.

La motivación para dar a conocer esta opinión debe ser el bien común y la prevención de
problemas potenciales.

La crítica se debe dar a conocer al mismo equipo o individuo en donde se detecta el área
de oportunidad, o a su jefe directo.

Será indispensable que el que reciba la crítica no lo vea como algo personal, sino como
algo que beneficiará al equipo de trabajo. Asimismo, para que pueda funcionar
exitosamente, se requerirá por parte de los individuos involucrados entre otros: altura
intelectual, visión de la problemática actual y futura, des-personalización, unidad de
dirección y humildad por parte de todos los involucrados.
Aunque hay que ser razonables, en la actualidad esta pasa a llamarse observación, es decir
que si va a corregir o hacer ver un error en otra persona, lo que se hace es una
observación, no como comúnmente la llamamos crítica constructiva.

Crítica negativa (destructiva)


La crítica destructiva se dirige a la persona, a la identidad de la persona, mientras que la
retroalimentación va dirigida a la conducta o el comportamiento. No es lo mismo decir
“eres tonto”, que decir “has hecho una tontería”. En el primer caso implicamos a toda la
persona, mientras que en el segundo caso estamos hablando de una conducta
determinada.

La crítica negativa busca culpabilizar, mientras que la retroalimentación pretende encontrar


soluciones. No es lo mismo decir “arrepiéntete de lo que has hecho, de las consecuencias
de tus actos”, que decir “¿Qué puedes aprender de tu error? ¿Cómo puedes hacerlo mejor
la próxima vez?”.

La crítica negativa es general, mientras que la retroalimentación es concreta, específica. La


crítica negativa utiliza generalizaciones (“lo has hecho todo mal”), mientras que la
retroalimentación es muy específica (“has accionado mal esa palanca”).

La crítica negativa se centra en el pasado, mientras que la crítica positiva se centra en el


futuro. No importa lo que pasó, lo que nos importa es cómo nos va a servir esto en el
futuro.

Fomentar su uso como moderador o líder de grupo puede tener los siguientes efectos
positivos:

 Mantener la unidad y la confianza del equipo.


 Fortalecer las relaciones interpersonales.
 Crear sinergia en el equipo.
 Reconocer las cualidades y lo que cada individuo aporta para el éxito del equipo.

Hacer y recibir críticas es una estrategia básica para solucionar los problemas y los
conflictos personales; se trata de una habilidad social que todas las personas podemos
aprender, mejorar e incorporar en nuestro repertorio de conducta.

La mayoría de nosotros ante una crítica nos sentimos atacados; y casi de forma
automática ponemos en marcha nuestros mecanismos de defensa.Es decir, en lugar de
escuchar, reflexionar y extraer lo positivo que nos podría aportar la opinión de la otra
persona, pasamos rápidamente a contraatacar, y muchas veces de manera poco
adecuada.
¿Cómo formular críticas sin que la otra persona se ponga a la defensiva?

En primer lugar tenemos que ser conscientes de que nuestras propuestas de cambio no
siempre serán recibidas con agrado. En general, nos cuesta aceptar que nuestra forma de
hacer las cosas no tiene porque gustarle a todo el mundo; además, también hay que tener
en cuenta, que en el ser humano uno de los mecanismos más automatizados es el de
la resistencia al cambio.

Pero aún así, es importante recordar que todos tenemos derecho a expresar y exponer
nuestras opiniones, aunque eso sí, de una manera adecuada.

Como norma general, a la hora de hacer a alguien una crítica nos basaremos en
aspectos en los que el otro pueda mejorar; y las haremos siempre en privado.

Para formular críticas sin que la otra persona se ponga a la defensiva hay que tener en
cuenta los siguientes aspectos:

 Concreta. Nos centraremos en el problema clave, sin rodeos ni evasivas. Es


recomendable que al mismo tiempo que se hace la crítica se señale lo que la
persona hace bien, lo que no hace bien y como podría cambiarlo, y nunca está de
más decir cómo te hace sentir la situación para que el otro pueda empatizar con
nosotros y entender mejor la intención de nuestro comentario.

 Ofrece soluciones. Ya sé que me repito, pero es un punto muy importante, de


nada sirve a la persona que recibe la crítica saber lo que hace mal o te disgusta de
ella, si no le ofreces alternativas para resolver las cosas. Muchas veces pensamos
que la otra persona no cambia porque no quiere, y en ocasiones es así, pero en
otras es porque, simplemente, no sabe hacer las cosas de otra forma. Ayúdale a
mejorar con tus sugerencias, porque en realidad el beneficio será para los dos.

 Evita las acusaciones personales, el sarcasmo, el desprecio… lo más


probable es que provoquen reacciones de defensa en la otra persona, además de
que tienen un efecto negativo sobre la motivación, autoestima y confianza de quién
las recibe.

 No utilices afirmaciones generales y universales, no uses las palabras


«siempre, nunca todo, nada…» («lo confundes todo, siempre lo haces mal, no
entiendes nada….») porque despiertan sentimientos de impotencia y enfado en el
otro.

 Haz la crítica cuando corresponde. Con demasiada frecuencia, esperamos a


expresar nuestras críticas cuando las cosas han llegado ya un punto extremo, en
ese momento estamos tan enfadados que no podemos controlar lo que decimos, y
terminamos sacando a relucir una lista interminable de quejas que no tienen nada
que ver con el motivo actual del problema, pero que en su momento nos callamos.
Así que si tienes algo decir, dilo pero de la forma adecuada, y no esperes a cuando
no puedas más.
 Las críticas son mejor cara a cara y en privado. Una crítica en público, por muy
bien intencionada que sea puede ser vivida como una humillación o un
cuestionamiento de la valía de la persona criticada. Hay que evitar los mensajes o
los emails para poder dar al otro la posibilidad de contrastar o defender su postura
en el momento que lo recibe. Permanece presente, cara a cara y en privado.

 Empatiza. Sintoniza con el impacto que produce la crítica y la forma de expresarla


sobre el receptor para empatizar también con sus sentimientos y adaptarte
adecuadamente a sus reacciones. Si te has pasado y fuera necesario, reconoce tu
dureza o tu falta de tacto. Reconocer los errores lejos de suponer perder autoridad y
valía, supone un aumento de credibilidad y respeto. Las personas poco empáticas
suelen dar críticas demasiado hirientes y duras, ya que no son capaces de percibir
los sentimientos del otro ni de ponerse en su lugar.

 Controla el lenguaje no verbal, el tono de voz, los gestos, las muecas, los
ademanes. Un gesto o el tono de voz puede echar al traste el mejor mensaje que
se quiera transmitir.

 No intentes imponer tu punto de vista, recuerda que tu crítica no deja de ser tu


opinión, y tienes derecho a expresarla, de forma asertiva, pero la otra persona
también tiene derecho a seguir tus consejos o no.

¿Cómo encajar las críticas sin sentirnos mal y aprovecharlas para mejorar?

Vamos a partir de la premisa de que todas las críticas son constructivas, al menos hasta
que se demuestre lo contrario. La ventaja de hacerlo así, es que por una parte, nos
permite sacar todo el partido de las opiniones que realmente sean constructivas, y, por
otra, desarma en gran medida a la persona que realiza la crítica destructiva, ya que no
entraremos en su juego.

Nuestra actitud es fundamental a la hora de responder adecuadamente a una crítica.

Tenemos que permanecer tranquilos, para no entrar en discusiones innecesarias. Así


que respira, toma cierta distancia emocional, y antes de decidir si la crítica te resulta de
utilidad o no, escucha de forma activa a la otra persona. Sé empático, intenta entender
cómo se siente y descubrir cual es su intención, si lo consideras necesario, pídele más
información acerca de su opinión.

En este punto, te será de gran ayuda usar la técnica asertiva de la “interrogación”; se


utiliza para clarificar la intención y pretensión del crítico.

Se trata de preguntar al que critica sobre aspectos que no nos estén quedando claros o
en los que se está siendo demasiado general. Por ejemplo: «¿Qué quieres decir
exactamente con eso de que no se puede contar conmigo para nada?».

Con este enfoque conseguiremos que la persona que nos crítica prescinda de los quejas
vagas y pase a hacer peticiones más concretas y reales.
La ventaja de utilizar la interrogación es que nos permite obtener la información necesaria
para averiguar cómo responder a la persona que hace la crítica. La desventaja, es que es
una táctica provisional, simplemente aclara la comprensión de la intención y las
pretensiones del otro, aún tendremos que decidir cómo contestar a la crítica.

Una vez tengas claro, si la otra persona tiene razón al hacerte la crítica; si te puede
ayudar en algo su comentario; o si por el contrario simplemente se trata de un ataque
personal; será el momento de contestar, para ello te serán de gran utilidad dos técnicas
asertivas:

1.- Reconocimiento. Se asiente a lo que dice el crítico, su objetivo es que la otra persona


detenga su discurso de manera inmediata. Aunque el reconocimiento es la mejor
estrategia para desarmar de forma rápida y efectiva a la persona que crítica (ya que si le
das la razón, no tendrá mucho más que decir) sin embargo su uso estaría limitado,
exclusivamente, a cuando estés de acuerdo con lo que te dicen, ya que si reconoces
como cierto algo con lo que, realmente, no estás de acuerdo sólo para que la otra persona
se calle, a la larga tu autoestima se verá debilitada. En estos casos sería más
recomendable la técnica del oscurecimiento.

2.- Oscurecimiento. Se utiliza cuando la crítica ni es constructiva ni justificada. Se trata


de decirle al crítico que tiene parte de razón pero otra parte no; es decir, le das la razón al
que crítica sólo en las partes en las que estés de acuerdo con él, pero matizando las
cosas en las que crees que se equivoca o está siendo injusto o destructivo. Por
ejemplo: «Es cierto que podría haber sacado más nota en este examen pero no haberlo
hecho no me convierte en un fracasado». La ventaja del oscurecimiento es que acalla a
los críticos sin sacrificar nuestra autoestima.

Hacer y recibir críticas equivale a asumir que no siempre podemos estar de acuerdo en
todo; que es posible que surjan situaciones tensas con los demás y que para afrontarlas
eficazmente tendremos que poner en marcha nuestras habilidades de comunicación.

Recordemos hacerlo en el momento oportuno y de la forma más adecuada, pero no


evitemos estas situaciones porque sean incómodas para nosotros, ya que en ese caso
nos perderemos buenas oportunidades tanto para mejorar y evolucionar a nivel personal,
como para fortalecer nuestras relaciones interpersonales.

Las malas noticias casi siempre causan malestar, tanto en la persona que la recibe como en la que
la da. Hacer que una persona conozca por nosotros unos hechos que le van a sentar mal puede
generar un sentimiento de incomodidad tan fuerte que dé lugar a malentendidos o generar
problemas añadidos. 
Además, si creemos no estar preparados para dar esta noticia es posible que posterguemos
indefinidamente esta tarea para no enfrentarnos a las consecuencias indeseadas de no saber qué
decir, y esto es algo que posiblemente afectará negativamente tanto a la persona que debe ser
informada como a otras partes involucradas (por ejemplo, si trabajamos en un hospital).
Así pues, para saber cómo afrontar estas situaciones es conveniente tener claras unas pautas de
comportamiento básicas. A continuación puedes leer algunos consejos que te ayudarán a saber
cómo dar una mala noticia.

Consejos para saber dar malas noticias

1. Pararse a pensar si somos la persona indicada para darla Este punto es básico, ya que no
conviene dar por supuesto que debemos ser nosotros los que informen de la mala noticia.
Piensa en calidad de qué podrías ser tú la persona informante, si tu rol profesional incluye este tipo
de acciones (en el caso de que estés ejerciendo una profesión al contactar con esa persona) y si no
hay alternativas mejores.

2. Pensar en nuestro propio estado emocional Para dar a conocer una mala noticia es bueno tener
en cuenta cuantas más variables posibles. Por eso, es bueno pararse a reflexionar, aunque sea
brevemente, acerca de los sentimientos que genera en nosotros esta noticia. De ese modo
ganaremos un cierto control sobre la situación, ya que conoceremos mejor las actitudes y
pensamientos entorno a esa noticia por parte de uno de los dos agentes que van a estar involucrados
en el diálogo: nosotros.
Si juzgamos que estamos demasiado implicados emocionalmente con la información que vamos a
dar, podemos plantearnos volver al punto 1 y pensar en otras personas para comunicar la mala
noticia.

3. Anticipar la reacción de la otra persona Técnicamente, este consejo no es para dar


correctamente una mala noticia, pero debe formar parte de tu breve planificación previa para
esperarte ciertos comportamientos y preparar posibles soluciones.

4. Elegir bien el momento Cuando des la mala noticia, es importante que la otra persona pueda
concedernos toda su atención y que no lleve consigo una carga emocional intensa derivada de
las actividades que ha estado haciendo recientemente. Por eso, si es posible, elige bien el momento
en el que la otra persona no esté ni muy estresada ni especialmente excitada por cualquier
circunstancia, ya que esto podría hacer que la noticia tenga un mayor impacto emocional y que ese
momento vaya a recordarse como una experiencia aún más desagradable.
Si no es posible elegir un momento en el futuro a corto plazo para informar a la otra persona, deja
claro desde el principio que tienes algo importante que decir: no empieces hablando de otra cosa.

5. Buscar un contexto tranquilo y emocionalmente neutro En la línea del punto anterior, el


contexto en el que vayas a dar la mala noticia debería no tener distracciones y ser tranquilo.
De este modo, la comunicación será más fluida y no habrá estresores ambientales. Elige un lugar de
los que tengas a mano, ya que debes dirigir a la persona hacia él sin darle aún la noticia,
simplemente para que te siga y anticipe la importancia de lo que va a ocurrir.

6. Mantener cierta proximidad con la persona Aunque no mantengas una amistad con el


interlocutor o interlocutora, es bueno estar cerca a la hora de comunicar la noticia. De este modo
la persona se sentirá más confortada y estarás en mejor disposición de prestarle ayuda si la necesita.
Procura, además, que no haya ningún mueble separándoos y que vuestros ojos queden más o menos
a la misma altura, para que no se noten asimetrías de poder entre vosotros.
7. Sentarse, ambos Este consejo es más importante cuanto peor es la noticia que se quiere dar.
Sentarse hace que gran parte del cuerpo se relaje, lo cual a su vez hace que sea más fácil prestar
atención y, por otro lado, puede ayudar a eliminar parte de la tensión antes y durante la entrega de la
noticia. Además, si adoptamos una postura relativamente relajada (sin cruzar ni los brazos ni las
piernas y sin encorvarnos demasiado) es muy posible que la otra persona tienda a imitarnos aún sin
darse cuenta, de modo que ella también se sentirá algo más relajada. 

Por otro lado, al estar sentada la otra persona no caerá al suelo si se desmaya o nota que pierde
fuerzas momentáneamente debido a su estado de ánimo.
8. ¿Tocar, no tocar...? A no ser que seamos alguien muy cercano a la otra persona, es preferible
no tocarla con la mano o el brazo justo antes de darle la noticia, ya que esto podría hacer que se
estrese muy rápido y que no pueda concentrarse bien en lo que estamos diciendo. Podemos hacerlo,
si lo creemos conveniente, después de haberlo comunicado, para confortarla.

9. Empezar contando lo más importante, aunque sin brusquedad Es fundamental que empieces
hablando sobre la información que debes dar, sin rodeos, ya que eso enrarecerá el ambiente y será
incoherente con todo lo que has hecho antes (acciones que van enfocadas a expresar la importancia
de ese momento). Sin embargo, es preferible que transcurran unos pocos segundos entre que
empiezas a hablar y el momento en el que se nombra la peor parte de la noticia, para introducir
gradualmente el tema. Es por eso que no es bueno resumir la noticia en un sólo titular de periódico.

Una vez hayas dicho lo importante, puedes contar los detalles después si crees que es oportuno y la
otra persona está en disposición de seguir escuchando.

10. Utilizar un lenguaje neutro y dar la información objetivamente Lo que vamos a decir es
muy importante, de modo que lo mejor es no "prefabricar" un punto de vista o un estado de
opinión que vayamos a imponerle a la otra persona. Dar una mala noticia es algo que tiene
sentido porque la otra persona necesita conocer una información relevante y asimilarla a su manera.

Además, dar los datos junto a nuestra opinión o punto de vista puede ser una manera de ocultar
cosas o dar una información sesgada, aún cuando no nos demos cuenta, ofreciendo normalmente
una noticia demasiado optimista.
11. Reformular lo ocurrido, si se puede Una vez se ha dicho lo importante, podemos ofrecer un
punto de vista que complete la información anterior, abriendo un abanico de posibilidades más
esperanzador. Sin embargo, es muy importante hacer esto sólo si se está siendo realista al plantear
estas expectativas y realmente creemos en lo que estamos diciendo. 
La sinceridad y la transparencia son fundamentales.
12. No implicarse emocionalmente si no es para confortar a la otra persona
En los momentos en los que damos la noticia, debemos velar por el bienestar de nuestro
interlocutor. Por eso conviene distanciarnos lo suficiente como para que no tengamos que
exteriorizar nuestros propios sentimientos y sea la otra persona la que pueda gestionar los suyos.
Esto puede hacerse, por ejemplo, no reaccionando negativamente si la otra persona nos culpa de
lo ocurrido o si se enfada con nosotros sin ningún motivo.

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