Simpatía, indiferencia, complacencia, es lo que florece cuando mis sentimientos
desenmascaran por la mansedumbre. Dejándome al asecho de la holgura de mis pensamientos, tan vanos y desolados que esperan el momento adecuado para apreciar la satisfacción de tus encantos. Llenándome de un desolador frio que me transporta hacia lo más tierno y afable de mis recuerdos, provocando una grata anuencia a lo transcurrido en aquel momento. Provocando una completa abundancia en el espíritu de mi alma, colmando de preguntas sin respuestas para tu actitud tan cordial, incitando a la serenidad y locura de lo incomprensible de tus actos, tratando de provocar la irracionalidad de mi ser ante tal acto tan tolerable, ahora responde con claridad ¿Cómo no recordar tanta tranquilidad en una sola mirada? ¿Cómo seguir sin tener que olvidar y extrañar la delicadeza de tus manos? Solo si tu nobleza me es digna.