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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL


“SIMON RODRIGUEZ”
NUCLEO “SAN CARLOS EDO-COJEDES”

ENSAYO

Profesor: Lcda. Marianela Fernández


C.I.: 16.348.230

San Carlos, enero 2020


HUMANISMO DEL ROSTRO: UNA MIRADA DESDE LA
SUBJETIVIDAD DEL OTRO

Desde la época de la revolución francesa se ha venido hablando de


humanismo como una postura que surge en contraposición al idealismo y
positivismo por negar estas: la existencia de cosas independientes de la
conciencia, y considerar que el único medio de conocimiento es la
experiencia comprobada a través de los sentidos. Hay que resaltar que
Levinas vivió de cerca los acontecimientos históricos del siglo XX en Europa
lo que lo motivo a centrar su reflexión en la comprensión del ser humano.

Durante sus estudios en Francia, Levinas dirige su pensamiento hacia la


fenomenología, la cual se encarga del análisis de los fenómenos para dar
una explicación del ser y la consciencia, lo que lo lleva a criticar el
humanismo de la época señalando su noción deficiente de la persona y la
libertar, afirmando que la filosofía occidental se fundamentaba en la
mismidad, no dejando lugar a la alteridad u otredad, por lo que propone
restablecerlo siendo su teoría el humanismo del Otro, que se fundamenta en
la responsabilidad absoluta por el Otro.

En atención a la postura de Levinas cabe preguntarse ¿se puede hablar


de humanismo, sin comprender la realidad del otro?, para ello se revisó la
tesis del autor quien afirma que la subjetividad se construye desde la
alteridad, como ser-para-el-otro, es decir que el yo adquiere su identidad
desde la responsabilidad por el otro hombre. Donde la subjetividad implica
la interpretación que hace el hombre del pensamiento o acciones del otro,
siendo este ser el que conoce y vive su realidad con una perspectiva propia
que puede ser interpretada y comprendida por otro ser humano.
Esta perspectiva subjetiva desde la mirada del Otro, o como bien lo dice
Levinas desde el rostro es considerada por el autor como una categoría
metafísica puesto a que no se refiere al aspecto físico, sino que éste utiliza
para concebir un tipo de relación con el Otro, la cual debe basarse en el
aspecto ético, pues no se puede desvirtuar todo aquello que exterioriza o
expresa el Otro.

Lo ético a lo cual se refiere el autor en su tesis del Otro, implica que se


deja de reconocer a los demás como objetos, asumiendo que son seres
autónomos, con sentimientos, pensamientos, conductas, donde cada una de
sus experiencias al ser observadas y compartidas se constituyen en bases
para el desarrollo de percepciones que permiten la comprensión personal
del Otro, dentro del proceso de comunicación en las relaciones humanas.

El rostro del hombre desde la perspectiva de Levinas refiere la


manifestación absoluta de la realidad desde la subjetividad del sujeto, siendo
este la fuente directa de información sin necesidad de intermediarios,
permitiendo al yo describir, interpretar y comprender los significados que el
otro atribuye a los hechos estableciendo así la relación del Yo para con el
Otro. Es decir, existe la necesidad de que el Yo aborde realidades del mundo
social, y cultural desde la dimensión humana, conocer sus cualidades,
rasgos, el estudio de los intereses y comportamientos manifestados por el
otro desde su contexto, que permitan el descubrimiento y la comprensión de
un sinfín de elementos relacionados en las vivencias y experiencias.

Esta relación entre el Yo y el Otro no se limita solo a poseer el


conocimiento de éste, sino a su resignificación a partir de los significados que
el otro le atribuye. Lo más relevante y característico son los significados de la
conducta humana, la cual tiene carácter de signo proponiendo la
comprensión de la acción humana mediante la interpretación de esas
motivaciones. Asimismo, esta teoría humanista centra la dignidad del
hombre en su vulnerabilidad y pasividad, comienza afirmando en cuanto a la
vulnerabilidad el derecho del Otro y no del Yo, porque el Otro es libre de
actuar.

El término "sujeto" según Levinas se debe entender como sometido o


dependiente de algo o de alguien, hace énfasis en que la subjetividad no es
sujeto, por lo tanto no es el Yo que acompaña a todos sus actos. Para el
autor la pasividad, no está supeditada al no ejercicio de la libertad, es en una
pasividad voluntaria previa a toda libertad, que antecede a cualquier acto
libre que realice el Otro.

En la misma teoría Levinas hace referencia a una asimetría ética en la


relación la cual no es recíproca, esta sobreviene al nivel de la sensibilidad,
no al nivel de la conciencia, por lo tanto el sujeto ético es un sujeto sensible,
capaz de comprender al otro, siendo este el camino de la sujeción.
Considerado que para la ética, el significado de lo humano, es primario y
permite juzgar la realidad, distinguiendo la conciencia del ser.

En esta asimetría ética, Levinas hace énfasis en tres elementos siendo


estos: proximidad, responsabilidad y sustitución. La proximidad es lo que le
interesa al Yo que reside en el Otro, aquí el Yo debe acercarse para que el
Otro pueda recibirlo, esto también es parte de la responsabilidad en la
relación con el otro, siendo también parte en el sentido de lo humano, porque
no se puede ser indiferente a la situación que vive el otro, pero siempre
respetando su individualidad, el momento histórico, su actitud y reacciones
ante una realidad.

En tanto, la sustitución, se refiere a que el otro constituye al Yo porque le


interesan sus actos, para alcanzar su sentido más profundo desde su
perspectiva, pues solo conociendo la realidad desde su ser, se puede
comprender lo que sucede, esto se atañe al sentido de responsabilidad del
yo con el otro no limitando la libertad del mismo. También se vincula a la
ética porque la necesidad del Otro atrae la atención del Yo haciéndolo
responsable en el reconocimiento de tal situación.

Como se ha planteado la postura filosófica de Levinas, esta llamada al


humanismo del otro siendo su centro la subjetividad. De esta manera el Yo
está llamado a descubrir cómo ser para el otro, porque no vivimos solos, y
muchas veces el Yo debe cambiar su propia perspectiva por la del Otro. Es
decir, se trata de como mirar sin desvirtuar la postura del otro sin anteponer
la del Yo.

En conclusión, la teoría del Humanismo del Otro de Levinas surge en


contraposición a la filosofía occidental por estar fundamentada en la
mismidad, sin dar lugar a la otredad, estableciendo la tesis de que la ética es
la filosofía primera. Esta idea central se despliega en la formulación del
humanismo del otro que quiere descentrar el sujeto desde su mismidad para
dar cabida al otro. Por lo que argumenta su postura filosófica en la
responsabilidad absoluta del Yo por el Otro. Este cambio de postura
constituye un aporte para todos aquellos que niegan la importancia del ser y,
por el contrario defienden la otredad. Puesto que el humanismo significa
valorar al ser humano, la condición humana, la libertad, por relacionarse con
la bondad, la generosidad, la responsabilidad, entre otros, como elementos
de las relaciones humanas.

En ésta teoría se expresa de manera categórica que el Yo debe pensar


desde la subjetividad del Otro, sin la intrusión de posturas ya establecidas.
Es decir, sugiere que el yo se apropie del significado ya implícito en la
experiencia vivida, mediante un proceso de pensamiento hasta lograr
interpretarlo como su verdad, esto le permitirá descubrir fenómenos ocultos e
interpretar sus significados.

En esta teoría la acepción de rostro es categórica, pues no se refiere al


aspecto físico, sino a toda posible descripción que realice el Yo del Otro
desde una postura subjetiva. Cabe destacar, que se resalta que otro de los
aspectos relevantes es que la relación con el otro es asimétrica porque exige
la responsabilidad del Yo frente al Otro, pero no la del otro hacia el yo, es
decir, no existe reciprocidad. Sin embargo confluyen la proximidad,
responsabilidad y sustitución. Refiriéndose la proximidad al punto de interés
del yo que reside en el otro, para lo cual debe acercarse y establecer la
comunicación.

En esta proximidad converge la acción comunicativa que presupone la


validez de las normas morales en el sentido más amplio de la palabra. Cuya
veracidad se deriva del reconocimiento del Yo por el Otro para comprender
a través de su postura cualquier situación que se esté presentando, esto es
parte de la responsabilidad, la cual según Levinas no es derivada, sino que
antecede a cualquier acto libre.

La sustitución para Levinas hace referencia a que el Otro constituye al


Yo porque le interesan sus actos pues existen realidades que deben ser
percibidas, analizadas e interpretadas, las cuales son expresadas desde la
subjetividad del otro, por tal motivo esta vinculada a la ética, pues lleva al Yo
a interpretar significados que atribuye el Otro a una situación o momento
histórico dado. En esta postura fenomenológica el mundo del otro se
presenta en la conciencia, y solo desde allí puede ser representado. Todo
esto desde el cuestionamiento de aquello que hace al hombre ser un
humano responsable y ético abierto a la bondad.

Todo lo expuesto lleva a reflexionar si están creadas las condiciones


para ser humanos, donde el yo aprenda a mirar, a escuchar, a sentir al otro,
para representar subjetivamente y comprender aspectos relacionados con la
vida personal y social sin anteponer sus juicios de valor; ya que el rostro,
está orientado a contribuir en la construcción de un lenguaje, una conciencia
que pregunta sin reparos, sin condiciones, sin búsqueda de reciprocidad,
siendo imperativo lo ético.
REFERENCIAS

Emmanuel Levinas: humanismo del rostro. Escritos - Fac. Filos. Let. Univ.
Pontif. Bolívar. [Online]. 2011, vol.19, n.43, pp.337-349. ISSN 0120-1263.

El humanismo del otro de E. Levinas: Urabayen, J. Dilema: revista de


filosofía, ISSN 1138-4050, Vol. 10, Nº. 1, 2006, págs. 29-40

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