Está en la página 1de 4

CUANDO LLEGAN LAS SOMBRAS.

por H. Spencer Lewis F.R.C


Me interesó mucho un editorial publicado en el número de agosto de 1933 de la excelente revista inglesa
"The Occult Review". Sus editoriales son siempre interesantes y bien documentados, y de vez en cuando
tocan algunos de los principios profundos del misticismo.
En este editorial, el autor dice que hay un tipo de "malestar" que prevalece entre las personas que van
progresando en el sendero del desarrollo espiritual o místico, y cuyas vidas son "vívidas e intensas".
Mucho me complació que el autor usara esos términos: vívido e intenso, porque creo que estas palabras
describen mejor la clase de individuos que es más sensible a las experiencias de esta extraña emoción.
Muchos estudiantes que han hecho algún progreso en el sendero del desarrollo espiritual y místico han
comentado que a medida que sus vidas se hacen más en armonía con los principios espirituales y místicos
de la existencia que nos rodea, tanto más intensas y más vívidas son sus reacciones tanto a las alegrías
como a los dolores de la vida. Es expresión común del estudiante de misticismo verdaderamente serio y
devoto el decir que una de las primeras y más notables manifestaciones de que está ocurriendo un cambio
en nuestro interior, es la de una apreciación más aguda, una comprensión más llena de simpatía, de los
dolores y tristezas de la existencia humana, y al mismo tiempo también de las alegrías y cosas más ligeras
de la vida, que parece que hallaran una reacción más cordial y rápida en nuestro interior, y en un grado
más alto que antes.
Como un amado estudiante lo dijo: la luz del sol que danza en sus rayos al caer sobre el piso de mi cuarto
parece que ejecutara una fantasía de luz y armonía para mi propia diversión, y me sentí tan feliz como un
niño observándola, y hasta la risa de un niño de pocos meses llega a ser cautivadora, con una influencia
avasalladora y dinámica, mientras que la sola idea de la ignorancia y de la oscuridad mental en la vida de
los seres humanos, parece que nos trajera un desaliento abrumador.
Esas personas viven una plenitud de vida, en sentido extraordinario y mental. Esas personas oscilan como
un péndulo, desde el grado extremo del dolor hasta el grado extremo de la felicidad. Fácilmente se las
conmueve y se las lleva desde un plano o un grado de reacción emocional hasta otro. Esto se debe a que
su vida interior es verdaderamente vívida e intensa, y está llena con toda la plenitud de la experiencia del
alma.
Pero el editor de la revista inglesa también llama la atención acerca de algo que ordinariamente se conserva
en secreto entre los que han progresado en el Sendero. El habla francamente de aquella parte inevitable
del viaje del místico, cuando el sol parece que se oculta y que el día termina, y los pasos del estudiante lo
llevan gradualmente hacia la noche, al progresar en el Sendero.
El editor dice que este periodo de sombras profundas ha recibido diversos nombres, que en el lenguaje de
los místicos cristianos se lo llama "la noche oscura". Entre los que no son cristianos, especialmente entre
los orientales, este periodo se conoce con el nombre de: viaje a través de las sombras.
En la mayor parte de los documentos Rosacruces se la llama la Noche Oscura. Es cierto que este periodo
dura a veces varios meses, y hasta un año. A este periodo es que puede aplicársele el término malestar.
Quiero citar algo más del excelente editorial: "Sin embargo, es característico que, ya sea de larga o corta
duración, pocos estudiantes, si es que los hay, pasan a través de él sin quejarse, y ningún consuelo o
seguridad que les dé otra persona, sirve de nada para el que sufre.
Resulta imposible convencer al estudiante de que, en el fondo, todo va bien . . . ¿Existe alguien cuya vida
interna haya alcanzado un grado apreciable de desarrollo y que no haya experimentado ese vacío, esa
muerte interna, que acaba con el atractivo de todas aquellas cosas que, ordinariamente, consideramos
como las más valiosas y dignas? . . .
Sin embargo, de una manera o de otra, el verdadero discípulo lucha vigorosamente, a través de estos
periodos de oscuridad interior, sin perder completamente el contacto con una certeza interna de que está
en el camino verdadero; de que, sea cual fuere la apatía y hasta la aversión que sienta en lo profundo de
su corazón, él sabe que las sombras que caen sobre él proceden de afuera".
Aquí está, en verdad, el punto esencial que merece la consideración constante del discípulo. No estoy de
acuerdo con el editor en creer que todos los discípulos, especialmente aquéllos que entran en las sombras
por la primera vez, saben siempre o sienten siempre la convicción de que las sombras caen sobre él desde
el exterior. Nuestra experiencia al ayudar a millares de estudiantes en el sendero, durante esta época
crítica, nos indica que debemos tratar de dar confianza continua al discípulo y asegurarle de que la mayor
parte de esa sombra no procede de condiciones interiores. Y aún en muchos casos en que existe la creencia
de que la sombra proviene del exterior, hay a veces también una creencia de que las sombras y la oscuridad
proceden de alguna fuente del mal que está dirigida personalmente contra el bienestar del discípulo. Es en
este punto del viaje del discípulo en el sendero en que fácilmente cae en la tentación de considerar
demasiado y a veces exageradamente la posible existencia de los poderes imaginarios que se atribuyen a
la magia negra.
Para la buena guía del discípulo es necesario hacerle comprender que las tinieblas obedecen a un decreto
cósmico y que son buenas en su intención y en su propósito, y que verdaderamente son una experiencia
que el discípulo tiene que pasar como parte de su iniciación y desarrollo.
Es cierto que a veces de esas sombras son un estado que, interpretado erróneamente como parte de las
tinieblas, se debe simplemente a mala salud o a estados físicos del cuerpo humano. Por esta razón es que
el sistema Rosacruz de instrucción y guía en el sendero insiste en la importancia de los tratamientos de la
buena salud y del conocimiento de las causas de la enfermedad y de su curación psíquica o mística.
Es tal vez por la misma razón que algunos sistemas y escuelas orientales insisten en la creencia de que el
discípulo que está en el sendero debe abstenerse de comer carne, de beber ciertos líquidos, de ingerir
ciertos alimentos y debe abstenerse de ciertas funciones y emociones del organismo humano. La creencia
en el celibato, en la dieta restringida, en la práctica de la respiración profunda y otras cosas especiales,
figuran en algunos sistemas orientales únicamente como medios para conservar, no solamente la buena
salud, sino una buena cantidad de ese poder creador que está en el cuerpo humano y que según se cree
impide toda clase de enfermedad o de desgaste físico.
Pero en la larga experiencia de los adeptos del mundo occidental se ha probado que muchas de estas
restricciones de alimentación y supresiones de funciones naturales tienden a crear estados físicos
anormales que hacen al individuo fácilmente atacable por ese estado llamado "malestar", tanto como lo
haría cualquier causa externa, cósmica o espiritual. Por esta razón la prohibición universal y general de
comer carne, y de abstenerse de otros placeres mortales y naturales, ha quedado eliminada de todos los
sistemas de guía mística más modernos y eficaces.
Es necesario considerar al individuo más bien que a la clase, y hay pocos individuos que verdaderamente
requieran esas estrictas reformas, esas estrictas prohibiciones que figuraban destinadas a las masas en las
antiguas creencias. La salud normal es todo lo que se requiere para el discípulo, más bien que un estado
anormal de supuesta pureza y de extrema espiritualidad.
Durante este periodo de la Noche Oscura, hay algo de inquietud, de duda y de lucubraciones. A veces la
mente se hace indiferente a todo lo que es místico, espriitual y oculto, mientras que en otros momentos la
mente parecer ser agudamente analítica y crítica, y parece que hallara razones vivamente coloreadas y
artificialmente inspiradas para dudar de la sinceridad y valor y beneficios de cualquier curso de estudio
espiritual y místico. Hasta los propios instructores que han sido la inspiración del estudiante, aparecen de
pronto en la mente del discípulo como personas dudosas; el estudiante duda de los buenos motivos de
aquéllos; la amistad parece tener menos valor que antes y la voz del tentador parece especialmente amable
y cuidadosa. Viene también una sensación de depresión, de soledad y de inferioridad, o pudiera también
surgir bruscamente la figura grotesca de la superioridad, con su ego altamente exagerado, tratando de
proclamar sus super-cualidades y su indudable derecho a mirar con desdén todo lo que se ha aprendido y
a desdeñar también a todos aquéllos que son guías y directores en el Sendero.
Paralización
Es durante este periodo cuando muchos discípulos arbitrariamente detienen su progreso, hacen un alto a
un lado del sendero, tratan de establecer contacto con otros que también se han detenido y que viven en
las sombras, y hallan allí la confirmación de sus dudas y falsas creencias en la experiencia de los demás,
llegan a conclusiones erradas que les hacen ver falsamente que su actitud de ese momento es correcta,
renuncian a todo contacto que tienda a elevarlos, abandonan los estudios y se entregan a las tinieblas más
profundas de la negra noche del pesimismo.
Hay algunos que hallan lo que ellos creen que es un descanso de ese malestar, adoptanto esta actitud
contraria y abandonando su camino. Esos creen que han salido de una situación deplorable y que han
alcanzado la libertad. Al renunciar a sus estudios y apartarse de su escuela de pensamiento y ayuda,
alardean de que quieren ser almas libres y de que ya no pueden hallar la felicidad y la paz en estar asociados
y en entregarse a estudios minuciosamente prescritos. Parece que el momentáneo efecto del cambio que
arbitrariamente producen en su vida los lleva erradamente a creer que se han libertado de cadenas y que
han roto los lazos que los unían como esclavos, pero nosotros sabemos muy bien que a esta falsa
interpretación sigue rápidamente un grado mayor todavía de pesimismo, de inquietud, y que el estado
siguiente inspira profunda lástima.
Es entonces cuando llega, en verdad, el momento de probar la vanidad del hombre y de probar su ego
exagerado.Es entonces cuando el discípulo verdaderamente desconsolado y verdaderamente incapacitado,
comprende que necesita más que nunca la compañía y la guía que recientemente abandonó. Pero en vez
de admitir su herror, la pobreza de su juicio, la sumisión a la voz del tentador y la flaqueza de su fortaleza
espiritual, ese estudiante rehusa escribir a su maestro, a su guía y a sus compañeros y solicitar una nueva
admisión en las filas de los que estudian su grado.
Algunas veces pasan años antes de que estas personas lleguen a alcanzar no solamente una comprensión
completa del error que cometieron al abandonar su progreso duante la hora de las tinieblas, sino a dominar
la debilidad que muestran al vacilar para volver audazmente al sendero y poner fin a sus continuas horas
oscuras. Hay siempre gran alegría en el corazón de guías y maestros cuando un discípulo perdido se redime
o vuelve voluntariamente al sendero.
En el sendero no hay tinieblas oscuras ni sombras que sean tan deprimentes como el periodo de melancolía
que envuelve al estudiante que cede a la tentación de las sombras para abandonar el sendero y liberarse
de las influencias que continuamente lo impulsan desde adentro y desde afuera. Una vez que el yo interno
ha tenido conciencia del sendero y ha probado todas sus alegrías y pesares, y se ha desarrollado a través
de las cambiantes emociones y de las diversas influencias, se ve entonces arrojado a las profundidades de
la mayor tiniebla y al abismo del constante torbellino, por haber cortado su entonamiento, su armonía y
sus contactos que tan preciosos eran.
Sin embargo, todos aquéllos que permanecen firmes en el sendero, ven que la Noche Oscura conduce al
alba maravillosa que está más allá de la frontera. Parece que de acuerdo con la resolución, la sinceridad y
la devoción del discípulo, así las horas de la Noche Oscura se acortan y terminan. Solo aquéllos que
permanecen firmes y escuchan las afirmaciones de sus guías e instructores llegan a comprender que
durante este paso de la noche una de las mayores batallas del yo personal se libra y se gana.
Como muy bien lo dice el autor en su editorial: "En el ardor del combate, aquél que sufre y padece no ve
que hasta las últimas heces del yo se purifican. Sólo después que los pies han recorrido muchos largos
kilómetros en el Sendero, es posible comprender a plena conciencia la índole ilusoria de esos estados
afectivos que asaltan al aspirante, pero mientras él se niegue a descarriarse de su verdadero sendero
interno, esas pruebas son, en verdad, una fuente de fortaleza".
Una Advertencia
Que sirva esto de advertencia a los estudiantes, sean jóvenes o viejos, sean nuevos o no en el sendero: a
medida que viajamos por el camino de la vida. Así, pues, es natural que esperemos que en nuestro camino
de desarrollo llegue un momento en que el primer día de viaje termine y el sol se ponga durante un rato y
las tinieblas nocturnas oscurezcan la vía y llenen de tinieblas nuestra vista. No hay mayor razón para que el
discípulo abandone su carrera en esta época, de la que habría para abandonar la existencia terrenal cuando
las sombras del cielo se hacen más tupidas y el final del día trae la oscuridad para la vista mundana.
Porque, así como los tentadores y agentes del mal se reúnen y residen en los sitios tenebrosos de la noche
de nuestra jornada mundana, así también los tentadores invisibles y los agentes esotéricos del mal residen
en las sombras de la noche espiritual.
Allí tratan de atraer al devoto y apartarlo del Sendero e inducirlo a tomar sendas extraviadas; lo impulsan
a abandonar su camino directo; influencian su pensamiento y su juicio; ofrecen una engañosa luz brillante,
la cual aseguran que brilla más que el mismo día; hablan arteramente de la libertad del alma; sugieren que
la vía independiente, la nueva vía, el camino abierto, virgen, inexplorado, a través de un país imaginario y
de maravillas nunca descubiertas, será la más rica de las recompensas; señalan las pruebas y tribulaciones
que ya se han soportado y las convierten en montañas; esparcen las palabras de la duda con respecto a la
sinceridad y bondad de quienes son sus compañeros y guías; comentan los fracasos que el estudiante ha
tenido y fomentan las pequeñas vacilaciones que haya podido tener en su mente, y las agrandan a tamaños
enormes. Pero nunca explican por qué si son emisarios que traen grandes recompensas y grandes
beneficios, viven sólo entre las sombras. Jamás explican por qué no se les encuentra entre la luz de la vida,
entre la luz del sendero.
Ellos no se nos presentan como si fueran parte de la sombra, pero dejan que descubramos esto por nosotros
mismos, después que nos hayamos unido a ellos en su labor de crear desgracia, infelicidad y descontento.
Por esta razón vuestros ojos deben estar atentos, esperando la aurora que está más allá de la noche, y
vuestros oídos y vuestro corazón deben escuchar la voz de quienes entonan sus cantos inspirados durante
el día, a la gloriosa luz que precede a esa falsa y siempre oscura noche"

También podría gustarte