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Padres de puberes:
una urgencia particular
RICARDO SELDES
1. Pubertad y urgencia subjetiva
| ? La pubertad es el momento de la vida més parecido a lo que Ila-
mamos la urgencia subjetiva. Tanto en una como en la otra, se pro-
duce una disrupci6n, un acontecimiento, una situacion que promue-
ve que lo que funcionaba con cierta homeostasis deje de hacerlo.
Consideremos que el sujeto es como una variable del sentido, sus-
ceptible de tomar varios valores y de modificarse. En la urgencia
constatamos que lo que hasta un determinado momento permitia
decidir por un sentido para el sujeto ya no marcha, es lo que la len-
gua califica como una crisis. El saber del que se dispone no alcanza y
él fantasma, con el qué sé intenta armar una respuesta para lo que no
puede saberse, se demuestra ineficaz.
zC6mo calificar el nuevo despertar de la pulsion por lo real biolé-
gico que se presentifica en la pubertad? Una interesante definicién de
Alexander Stevens pone el acento sobre la metamorfosis corporal-libi-
dinal: “Es Ja irrupcion de un rane Ja
ausencia de un saber sobre el sexo, de lo que puede hacer frente al otro
sexo”. Segin Stevens hablar del 6rgano implica no solamente el real
hormonal que afecta al cuerpo y lo transforma, sino que se debe con-
siderar la dimensién libidinal que lo afecta, es “esa parte del goce que
permanece ajena al cuerpo que se significantiza, al cuerpo que habla”.
Se trata del 6rgano libidinal, es decir marcado por el discurso.
Y una conclusién muy esclarecedora con respecto al cémo hacer
frente al real que se impone: cada uno debe inventar su propia res-
puesta.
Ricardo Seldes es psicoanalista, Analista Miembro (AME) de la Escuela de la
Orientaci6n Lacaniana (EOL) y de la Asociacién Mundial de Psicoandlisis (AMP).
Director de PAUSA (Psicoandlisis Aplicado a las Urgencias Subjetivas de la
Actualidad). ricardoseldes@arnet.com.ar
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Escaneado con CamScanner2Con. qué cuenta el sujeto para armar esa nueva respuesta?
¢Puede el puber arreglarselas solo?
Las contingencias de Ja batalla que se instala contra las pulsiones Me
parciales pueden marcar al sujeto de un modo duradero, cuando esa. ee
lucha hace estragos en el punto donde el sujeto debe identificarse con es
los ideales de su sexo. Es asi como surgen sintomas en la adolescen- or
cia que perturban, por ejemplo, la curiosidad, el deseo de saber 0 los
simplemente hacen caer abruptamente la relaci6n al saber del que se atre
desiste como ineficaz. Relatos clinicos construidos a posteriori en los deli
andlisis, sefialan cémo el encuentro con lo real de este singular empu- nan
je pulsional modificé a los sujetos tan completamente, que la adoles- gl
cencia les result6 un tiempo muy poco creativo, determinado por la sue
escasa posibilidad de la realizacion de acciones que tuvieran el valor
de actos. Ante el apremio de los impulsos, y como modo de sobrelle-
var Ja indeterminacion subjetiva, se produce ya un pasaje al acto, ya
su. ici
Ta impotencia para encontrar alguna nueva respuesta se exterio-
riza en modalidades mostrativas lindantes con la desvergiienza, 0 en
el doloroso escondite de un padecimiento determinado por la ver-
bx | gitenza y la soledad. A
(Ta clave del momento es, en todo caso, un deseo amenazante que
enloquece al sujeto, que lo hace sofiar con un momento Otro en el que
sus aspiraciones se concretarén sin obstéculo, o den inicio a amores has
roménticos que “segrega ficciones destinadas a apaciguarel real que cig
se hizo presente, Es cecniomesinesieadend :
ET gate se desplaza en esta edad bajo formas curiosas y sorpren- eye
dentes: es el lapso en el que se produce la curacién “esponténea” de ser
fenomenos psicosométicos que se iniciaron en la infancia, asi como gel
enuresis rebeldes a cualquier tratamiento. Es un dato que los pedia gy
tras conocen perfectamente. ae
La pubertad es el tiempo de la tormenta y del zelampago de una eng
asombrosa sinfonia pastoral y sus expresiones, una irrupcién de goce po!
gue cambia las cosas_de golpe, de la noche a la mafiana, tal como ae
decimos con respecto a la urgencia subjetiva. Las expresiones de los
res, silenciosas o hiperdemostrativas, son gritos que pueden ser tral
considerados lamados, si consienten con la aparicién eficaz de un nee
4g referente al que puedan enlazar sus estados. Puede ser el “hombre
& enmascarado”, sustituto paterno que orienta y les dice quéhacey el yp,
* Yazo con un profesor, entrenador deéportivo o maestro de arte que Aaa
2 jyesultan muy aliviantes cuando pueden nombrar algo de esa meta- a
% morfosis 0 que permiten que se rearme el esquema identificatorio, a,
@ la vez que sirve de sintoma. Nos referimos al sintoma como aquello =
Fie que hace hablar. - —— SS a
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Cuando el joven consiente o hasta pide una consulta con un pgj
coanalista, se advierte en los primeros encuentros cémo el aparato |
significante en reforma adquiere cierta estabilidad. Si no esta di
puesto a la consulta y asiste por obligacion, los signos de obstinacién
obsesiva o de un rechazo histérico pueden llevar al analista a una
_ gituacién de agotamiento que es preferible evitar. En cambio en aque-
Ilos casos en los que pueden poner en palabras Jas vicisitudes que f
atraviesan, y puedan rearmar un fantasma conveniente, se facilita
delinear un sintoma que eventualmente les proporcione un funcio-
namiento para una cotidianeidad més aceptable. Tener un sintoma es
el primer paso, el segundo es consentir a él, dejarlo hablar, lo que
suele ser un poco dificil con los paberes.
2. Cuando los padres consultan
Los psicoanalistas recibimos la consulta de madres y padres a
quienes se les plantea la pubertad de sus hijos como una urgencia. La
queja es un sufrimiento por Io que significan Como una “transforma-
cién” (més sGbita que gradual) de quien se les presentifica como un
extrafio o una extrafia. Si bien suelen comprender el periodo y sus
consecuencias, les angustia el cambio del modo de lazo que existia
hasta entonces por parte de su hijo. El caracter siniestro de la situa-
cién puede producir un pasaje al acto de los padres por la intoleran-
cia a aceptar no solo el cambio en la relacién que mantenfan con el
cuerpo infantil de los hijos, sino también por el mutismo que puede
ser significado como “desprecio” por parte del p&ber. Ese horizonte
del pasaje al acto, no es sino el clima de la urgenci jetiva, es decir
el tiempo de la inmediatez y del desconcierto, que
dos melancoloides,\en reacciones excesivas a las p
enojos prolons is, en desorientacién en los castigos ifnpuestos que,
por impotencia, terminan recayendo en Ja érbita del deseo del ado-
Jescente, una dimensién que es conveniente preservar.
Como intervenimos en Ja urgencia subjetiva? En principio se
trata de reintroducir ¢l tiempo ldgico, el del sujeto, el que incide
sobre la repetici6n y el goce del inconsciente salvaje.
~ “‘Tratamos de determinar los cambios discursivos, que se pueda
“hablar” de las metamorfosis de cada uno de los actores, lo que
implica establecer un antes y después, algo que no va de suyo en la
urgencia, Para que exista esa forma del tiempo, es preciso que haya
una intervenci6n Otra, de algo o alguien que pregunte con cierta ino-
cencia, que oriente sin detentar un saber aunque sin renunciar al
semblante que encarna; en una palabra, la intervencién de alguien 11:
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que se ubique en el lugar oot SSRIS Be a UNgee Las
turgenicias sé caracterizati por fue fan signos de algo. Sino hay quien
los interprete, se complejizan y requieren cada vez mis exterioriza-
ciones. Si en cambio hay un lugar, un espacio al que se le supone un
saber, encarnado en alguien que se ofrece para que la urgencia se
dirija, eso ya empieza por cambiar las cosas.
Como funcién el sujeto es opuesto a la vertiente de lo eternizado,
de lo que se repite siempre de la misma manera. Cuando captamos
lo variable de] sujeto también entendemos que hay una constante
que es la fuerza pulsional, El sujeto como lo variable quiere decir que
esinfluenciado por la palabra. sSst—~CS~S
Introducir el tiempo légi p! ja de
espera de transformar las dificuiltades sabitas o constarités en algo
diferente, la espera de ubicar los datos iniciales en otra cosa: cons-
truir un problema. Lo cual sit@ia en el horizonte la dimensi6n del
supuesto saber una solucién. Subjetivar una urgencia, hacerla pasar xX
al estado de sujeto, es tratar de una puntuacién, aislar los
fe certeza del sujeto, para que encuentre un alivio.
REE GAGE casos puede aislarse un significante privilegiado que
aparece en el decir, algo que estaba ilegible y que comienza a hacer_
eee be erate oe gue apart eiese lecture se pueda hace we
aa ‘Vista con padres de pubéres es una situacién particular de
Ja urgencia. Si bien se apunta a que surja la dimensién subjetiva del
co de los consultantes, exige por parte del analista un tacto mayor ya
que no conviene cortocircuitar muy rapidamente el discurso hacia la
istoria personal. Creemos que es preciso rechazar discretamente
cualquier demanda de pedagogia, y aceptar la de una orientacion. En
todo caso es preferible tomar un poco més de tiempo para que ellos
puedan desplegar las vicisitudes del lazo con el paber y no duplicar
él sinsentido o negativismo que les resulta intolerable. Su inclusion
gradual a una modalidad diferente de Ja enunciacién les permitira
desanudar palabra y saber, hasta que puedan captar su propio “no sé
Jo que digo”.
Dado que el joven esta en un punto decisivo con respecto a sus
relaciones de objeto, y ante el resurgimiento culposo de la interdic-
cién de gozar sexualmente de] objeto de amor, la palabra de los
padres es esencial para que pueda afirmar su eleccion por fuera de la
familia, aGin cuando es en el interior de la familia que se elaboran las
condiciones fundanientales de lo que seré la eleccién de objeto
durante la adolescencia, La angustia de los padres también surge
_& porque saben, por experiencia personal, la complacencia del paber
429 hacia el Otro y la labilidad de sus defensas. Temen, con raz6n, todos
RICARDO SELDES
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los peligros existentes y por existir que atafien al cuerpo del piber
aunque celebran la celeridad con que se extinguen los fenémenos
psicosomaticos mencionados anteriormente. El cuerpo del ptiber es .
Ja expresi6n estructural de la independencia del cuerpo, no del len-
guaje, sino del sentido.
Tanto en la pubertad como en la urgencia asistimos.a.la ruptura
de la cadena significante que produce los fenémenos mis extrafios,
vividos por el sujeto o por su mundo como verdaderamente bizarros.
“Proponer un tratamiento de la angustia de los padres de los ptibe-
res permite no solo la subjetivacién de la urgencia, sino que puede
ponerlos al albergue de sus buenas intenciones, y evitar que funcio-
nen como obstaculo para sus hijos, en particular al acceso de sus
posiciones sexuadas. Para el psicoandlisis “el de buena fe es
entre todos el m4s imperdonable”. ae
De este modo la intervencién analitica apuntard a elucidar la opa-
cidad exteriorizada y a vislumbrar la posicién de goce de cada un
'A su vez consideraré la asunci6n de Ja responsabilidad subjetiva
‘ como el fundamento ético esencial, tanto en la urgencia de los pabe-
" res como en la de sus padres.
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