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LA GUERRA DE LAS GALAXIAS


La nueva Orden Jedi: Parte 06

Punto de equilibrio (Balance point)


Kathy Tyers

Resumen:
Aparecieron sin el menor aviso de más allá del Borde Exterior de la Galaxia: Una raza de guerreros
llamados Yuuzhan Vong, armados con la sorpresa, la traición, y una extraña tecnología orgánica que
demostró estar a la altura -incluso en muchas ocasiones ser superior- a la que poseían la Nueva República
y sus aliados. Incluso los Jedi, bajo el liderazgo de Luke Skywalker, se vieron obligados a actuar a la
defensiva, privados de su mejor ventaja. Pues de algún modo, inexplicablemente, los Yuuzhan Vong
parecían estar absolutamente desprovisto de la Fuerza.
El primer golpe cogió completamente desprevenida a la Nueva República, mientras esta ocupada con
una rebelión provocada por el Nom Anor, espía de los Yuuzhan Vong, y sus agentes. Con las fuerzas de
la Nueva República ocupadas y dispersas, la flota de avanzada de los alienígenas lanzó su primer ataque,
el cual provoca la destrucción de varios mundos y la muertes de innumerables seres -entre ellos el
Wookiee Chewbacca, el fiel amigo y compañero de Han Solo-.
Durante un valiente intento por contactar y conseguir la paz con el enemigo, el Senador Elegos A'Kla
fue asesinado por el comandante Yuuzhan Vong Shedao Shai, quien entregó el cuerpo al amigo más
cercano de Elegos, el Jedi Corran Horn. Horn entonces retó a Shai a un duelo -el premio sería el planeta
Ithor-. Horn derrotó a Shai, pero no obstante los Yuuzhan Vong destruyeron Ithor.
El Gobierno de la Nueva República se complicaba un poco más con cada batalla perdida y el
consiguiente retroceso. Muy pronto la orden de los Caballeros Jedi sufrió escisiones a causa de la enorme
presión a que se veían sometidos por todos, tanto amigos como enemigos-. Irritados por los algunos
consideraban un exceso de precaución (cobardía para los más exaltados) por parte de Luke, un grupo de
Jedi renegados bajo el mando de Kyp Durron defendió el uso de cualquier medio disponible para derrotar
a los Yuuzhan Vong -incluyendo ataques indiscriminados y genocidios, lo cual sólo podía conducirle
hacia el lado oscuro de la Fuerza-. Por otro lado una disputa de carácter filosófico sobre la fuerza había
abierto un cierto abismo entre los hermosos Solo, Jacen y Anakin, mientras que su hermana Jaina se
centró en su nuevo papel como piloto del elitista Escuadrón Pícaro.
Consumido por el sentimiento de culpa de no poder haber salvado a Chewbacca, Han Solo se apartó de
su familia y busco expiar sus culpas en la lucha -casualmente logró descubrir un complot Yuuzhan Vong
para eliminar a los Jedi-. Han regresó con lo que parecía ser un antídoto para la extraña enfermedad que
Mara Jade SkywalkerVerde había tenido que aguantar, en medio de grandes sufrimientos y que la iba
debilitando progresivamente. Pero incluso esta victoria no pudo borrar la pérdida de su más querido
amigo o arreglar su matrimonio con Leia.
Leia, también, tenía un sentimiento de culpa. Leia se culpaba de haber condenado a la flota Hapan al
enviarla a destruir Fonder. Una cruenta batalla por los astilleros espaciales fue acabada por un arma de un
inmenso poder destructivo ingobernable disparada desde la Estación Centerpoint, -un arma activada por
su hijo más joven, Anakin-.
Ahora, mientras los Yuuzhan Vong apretaban el cerco, presionando hacia el mismo corazón de la
Nueva República, Coruscant, en busca de la victoria, Luke y Mara, Han y Leia y sus hijos, así como
también la propia Nueva República, debían encontrar el equilibrio que habían perdido, antes de que allí
no quedara absolutamente nada.

Prólogo.
La teniente Jaina Solo giró su caza de Ala-X sobre sus alerones-s de babor y empujó con fuerza su
mando acelerador hacia adelante. Un caza coralita Yuuzhan Vong con forma de vaina había estado
acosando a su compañero de patrulla. Cuando se puso a la defensiva, un minúsculo agujero negro
apareció justo junto a su cola, y se tragó todas las ráfagas de energía láser que Jaina le lanzó.
Ella igualó la velocidad de su Ala-X a la de la vaina y la siguió. Había habido decenas de batallas
desde que el Coronel Gavin Darklighter la invitó a unirse al Escuadrón Pícaro. Su orgullo no se había
visto debilitado, pero la inicial excitación si. Demasiadas luchas sin cuartel. También mucha muerte, y
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demasiado poco sueño.
Pero yo estoy en Escuadrón Pícaro, ella reflexionó, sujetando con fuerza palanca de mando, y no
debido a quienes son mis padres, o porque la Fuerza es muy poderosa en mi familia.
Sino basado en sus propias habilidades como piloto. Además, el Escuadrón Pícaro debía incluir a un
Caballero Jedi por lo menos.
La vaina que ella estaba persiguiendo atacaba al Crucero de Ataque Bothan Champion. El cual estaba
navegando en misión de cobertura de otro convoy de refugiados. La luna del industrializado planeta
Kabarla, Host, ya estaba casi fuera de órbita. La situación era prácticamente la misma que en las últimas
horas de Sernipad, hace casi unos diez meses. Habría pérdidas aún mayores aquí, en Kabarla. Pero para
Jaina, al igual que para su padre, Sernpidal había supuesto una tragedia que nunca podría ser igualada.
Vaporizar estas vainas no traería de vuelta a Chewbacca, pero ayudaban a apaciguar los amargos
recuerdos de Jaicen. Pulsó el gatillo de sus láseres, haciendo llover una lluvia de dardos láser carmesí
sobre el coralita. Surgieron múltiples estallidos de energía de bajo poder, que sirvieron para distraer al
absorbedor de energía dovin-basals de la vaina. Como el coronel afirmó una vez, "Hazle cosquillas en los
dientes, para luego hundir tu puño en su garganta."
Su sensor mostró el vórtice retroceder ligeramente, un poco más cerca de la nave enemiga que lo
proyectaba. En su pantalla primaria, mostró que Chiss su compañero de ala le atacaba por detrás. "Te
cubro, Pícaro Once."
¡Ahora! Jaina apretó su dedo del índice sobre el mando de fuego principal, lanzando un sólido estallido
de fuego de todos sus cuatro láseres. La diminuta vaina, también aumento la potencia de su proyector de
gravedad sobre su ráfaga de láser, pero ella había disparado alto para compensar. La anomalía se tragó
dos de sus rabiosos disparos. Esto sirvió para enfocar los otros dos exactamente donde ella los quería,
marcando los paneles cristalinos de la cabina del piloto con fulgurantes rosas ígneas.
Nosotros tenemos ahora tácticas para batirnos con ellos de igual a igual. Pero nunca es igual. Ellos
siguen matándonos y siguen viniendo. ¡Sus naves incluso se curaban a si mismas! Los Yuuzhan Vong
había convertido mundos enteros en criaderos de coralitas y a su vez habían destruido uno de los mayores
astilleros militares de la Nueva República, en Fondor. Los restantes -Kuat, Mon Calamari, Bilbringi-
habían sido puestos en máxima alerta, con flotas estelares desplegadas para defenderlos.
Fragmentos de cristal y ardiente arena saltaron de la cabina de la vaina, siendo esta propulsada en una
lenta espiral fuera de la zona de fuego. El piloto Yuuzhan Vong no se eyectó. Todos ellos morían con sus
naves, -al parecer por elección propia-.
Y a pesar de todos ellos seguían viniendo, mientras que los pilotos de la Nueva República eran
obligados a volver para defender sus propios sistemas.
"Todo despejado, Diez." Jaina exclamó.
"Gracias, Ramitas."
"De nada," Jaina se fue hacia estribor, descubriendo nuevos enemigos. "Pícaros, más vainas llegando
por 349 marca 18. Se dirigen hacia las naves de evacuamiento bajo la protección del Champ."
"Captado." El mayor Alinn Varth, comandante de vuelo de Jaina, puso énfasis en su voz. "Es hora de
hacer polvo de coralita. Once, Doce. Seguidme."
Jaina pulsó por dos veces el botón de su intercomunicador para reconocer la orden, luego empujó su
timón de mando. Invirtió su Ala-X, siguiendo a Pícaro Nueve sobre la superficie ventral del Champion,
tan cerca y tan bajo que ella casi era capaz de poder contar líneas de los mamparos y remaches.
Con el grado de almirante Glie'oleg Kru, un Twi'lek, comandaba el Champion. Después de Fondor,
Jaine había oído algo sobre el recientemente ascendido a capitán o almirante casi por compromiso. Otros
mundos se habían perdido hace poco -Gyndine, Bimmiel, y Tynna-. Aquí Kalarba, la aguda inteligencia
de Jaina había especulado que los invasores estaban intentando cortar el Corredor Coreliano, una ruta
vital del hiperespacio para alcanzar el Borde Exterior. Druckenwell y Rodia acaban de ser puestos en
alerta máxima.
Otro convoy de naves de Kalarban, incluso docenas huyendo de la ruinosa estación de Hosk, habían
saltado al hiperespacio. A pesar de todos los esfuerzos por encontrar y destruir a un enorme dovil basal
que los Yuuzhan Vong obviamente habían arrojado sobre Kalarba, Host estaba perdiendo altitud en cada
órbita. Sus fortines Hyrotii Zebra hacía tiempo que habían callado, con sus diez cañones turboláser
desactivados. Naves enemigas se mostraban en su pantalla como criaturas con multitud de patas siguiendo
a la luna de envoltura metálica, engullendo a los transbordadores que se retrasaban en la parte trasera del
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convoy. El conjunto de torres en el polo de Hosk estaban ya inclinadas más de treinta grados con respecto
a su orientación normal. Muy pronto Kalarba sería otro mundo muerto, inútil incluso para los Yuuzhan
Vong.
Jaina rodeó los puntos de fuego de la bahía de atraque de estribor del Champion convertida en una
ardiente zona de combate libre. Tres coralinos saltaron sobre ella, arrojándola relucientes saetas de
plasma. Su pulso se aceleró mientras realizaba una acción evasiva, moviéndose en todas direcciones sin
pensar, manteniendo su dedo corazón apretado sobre el gatillo secundario.
"Sparky," ella ordenó a su androide de control, "necesito los escudos al cien por cien a trece metros."
Letras relampaguearon en su pantalla digital sobre cabeza mientras la unidad R5, su compañero desde
que se unió al Escuadrón Pícaro, cumplía la orden justo a tiempo. La estática resonó en sus auriculares.
Un dovin basal fue capturado por sus escudos.
Hubo otro nuevo salto de vectores y giró a babor. Jaina sujetó con timón de deriva y empujó el mando
por encima, saliendo disparada mientras las estrellas giraban. Solo un poco más cerca, Vong. Sólo un
poco más cerca...
Sus indicadores de disparo de los torpedos se pusieron en rojo con un parpadeo. Triunfante, ella lanzó
un torpedo de protón. Mientras una llamarada azul se dirigía hacia el caza alienígena, ella mantuvo el
rumbo, lanzando más ráfagas de color escarlata, para engañar al dovin basal.
"Once," Una voz resonó en su oreja. "¡Rompe a estribor!"
¡Mierda de Hutt! Jaina empujo su acelerador y rompió, quedando clavada con sus arneses de vuelo. El
Ala-X se estremeció. "Me han dado," ella grito para si. La adrenalina hizo que se fijara en sus controles.
Ella echó un vistazo al control principal. "Aun tengo escudos." Ella tiró del mando y timón, conduciendo
el Ala-X. "Y manioabrilidad."
Pero ahora ella estaba enfadada. Cazas coralinos, marcas escarlatas relucían en el display sobre su
cabeza, pululando sobre el Champion y sus defensores. Pero uno, retrocedía atacando al Champion, este
debía ser la nave que había dejado negras marcas de quemadura en las laminas-S de su caza.
Ella empujó su acelerador hacia adelante.
Ahora ella vio a la gran nave enemiga a popa del Champion. Sólo un poco más pequeña que un
Destructor Estelas, su configuración le recordó a alguna rata criatura marina. Su brazo más grueso
apuntaba hacia adelante, probablemente el mando de control y mando. Dos brazos más delgados adosados
a sus costados, dos más en la zona ventral. Desde los brazos ventrales, reluciente plasma estaba siendo
lanzado hacia el Champion.
Dos cazas Alas-E de la Nueva República se lanzaron sobre el nuevo rival. Quedándose en la ardiente
estela de su nave, Jaina apretó el gatillo de sus armas.
"Pícaros". El grito del Coronel la cogió por sorpresa. "Alguien ha absorbido los escudos del Champion.
¡Descubridlo!"
¿Cómo lo habían logrado, acaso tenían otra nave grande justo fuera del campo de visión de Jaina? Ella
tiró de su mando de control y aceleró a máxima velocidad.
Ella estaba pasando sobre la barquilla de atraque del Champion cuando una brillante luz pareció surgir
de lo más profundo de su interior. Lentamente, con una hipnotizante pero fatal belleza, una reluciente
costura se abrió en el costado del Champion.
"Ramitas," una voz resonó en su oreja. "¡Once, aléjate, ya!"
"¡Potencia máxima, Sparky!" Jaina clamó. "Vam...-"
La explosión la arrojó contra su panel de instrumentos. Los pedales del timón parecieron atravesar sus
piernas. Los laterales de su cabina de pilotaje se contrajeron, para luego desaparecer. Una sirena aulló en
sus oídos, repitiendo rítmicamente con voz sintetizada.
"Eyección. Eyección."
Ella hundió en el interior de la Fuerza, agarrándose a ella desesperadamente. Cas...
Una explosión de dolor blanquecino la dejo inconsciente.

Capítulo 01.
Jacen Solo estaba de pie junto a su padre fuera de la choza-refugio hecha de bloques de barro que ellos
compartían en Duro. Las pestañas castañas de Jacen habían acumulado una capa de arenisca y polvo, y su
ondulada melena castaño-oscura le caía por encima de sus orejas, pero no era lo bastante largo para
recogerlo por detrás en un coleta. Bajo un translúcido domo gris, la tensión que le rodeaba era igual que
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invisibles serpientes-vítricas de Zharan, pero tan palpable a través de la Fuerza que él casi podía sentir
como sus ramificaciones se estrechaban.
Algo estaba a punto de pasar. Él podría podía sentir su llegada mientras escuchaba a través de la
Fuerza. Algo vital, pero...
¿Qué?
Una hembra Ryn -peluda-aterciopelada con una melena en forma de espiga, su cola y antebrazos llenos
de canas por la edad- estaba de pie hablando con el padre de Jacen, Han Solo.
"Aquéllos son nuestros navíos de transporte," ella bramó, ondeando sus manos. "Nuestras," Ella
resopló, y la respiración escapó a través de cuatro agujeros en su quitinoso pico.
Han se dio la vuelta, abrazando a Jacen con su brazo izquierdo. "Y justo en este momento, nosotros no
podemos permitirnos el lujo de llevarlos fuera de este mundo para recorrer diversos sistemas estelares.
Vosotros estáis en una área restringida, Mezza."
Manchas de un rojo-anaranjado resaltaban sobre la suave chaqueta de piel de Mezza.
La punta de color azul de su cola tembló, un gesto que Jacen había aprendido a interpretar como de
impaciencia.
"Por supuesto nosotros hemos muchas veces dentro de la nave," ella graznó. "No ha habido nunca una
barrera de seguridad dentro de la Ryn que no pudiéramos traspasar, y estas son las naves de nuestra
caravana. Nuestras." Ella dio golpecitos en el raído chaleco que cubría su amplio terso. "Y no me diga
que confíe en usted, capitán. Lo hacemos. Es en SELCORE, en quien nosotros no confiamos. SELCORE,
y la gente de allí." Ella hizo ondear su emplumado brazo.
La boca de Han se retorció, y Jacen de diecisiete años casi pudo sentir sus intentos por no echarse a
reír. El padre de Jacen podía simpatizar con refugiados que hacían reconocimientos extraoficiales, sobre
todo a bordo de sus propias naves. Pero Han estaba al mando, ahora. En lugar de mostrar su divertimento,
él se suponía que debía aplicar las regulaciones de SELCORE -en público, al menos, a causa de unos
pocos ofensores juveniles-. Él y Mezza establecerían indudablemente más tarde los verdaderos
problemas, en privado.
De manera que Han se aplicó a fondo en aplicar supuestamente los argumentos legales.
Jacen observó la farsa, intentando encajar una pieza más en el puzzle que él sentía en todas y cada una
de las células de su ser. Entrenado como un Jedi y extraordinariamente perceptivo, él podía sentir que la
Fuerza estaba a punto de moverse. Produciéndose un cambio.
Esta vez, él no se atrevió a interpretar más las posibles pistas.
Su pómulo correcto le picaba. Se lo tocó inconscientemente, luego se apartó el pelo de su rostro. Tenía
que cortárselo, pero nadie aquí le inspiraba la confianza suficiente. Sus piernas aún estaban creciendo, sus
hombros ensanchándose. Él se sentía como una especie de torpe híbrido de Jedi entrenado y de muchacho
no muy crecido.
Él se apoyó contra la pared exterior de su choza y miró con atención por encima de su nueva casa. El
domo había sido diseñado por SELCORE, el Comité Seleccionado por la Nueva República para
Refugiados, para ocuparse de miles de refugiados. Naturalmente, 1200 personas estaban un tanto
apretujadas. Además de estos Ryn proscritos, había varios centenares de humanos desesperados,
delicados Vors, Vuvrians con sus enormes cabezas redondas e incluso un joven Hutt.
Y los implacables Yuuzhan Vong seguían barriendo toda la galaxia, destruyendo mundos enteros,
esclavizando o sacrificando poblaciones planetarias. La lujuriosa Ithor, el sin ley Ord Mantell, y Obroa-
skai con sus fabulosas librerías -todas ellos habían caído ante los implacables invasores-. El espacio Hutt
y los mundos Medios del Margen a lo largo del corredor Coreliano estaban bajo ataque. Si los Yuuzhan
Vong podían ser detenidos, la Nueva República no había encontrado aún la forma.
Han Solo permanecía de pie con su mano izquierda apoyada en su cadera, discutiendo con Mezza,
quien liderada el más grande de los dos clanes Ryn restantes, pero manteniendo un ojo sobre los
transgresores, un grupo de jóvenes de la edad de Jacen, con descoloridas marcas juveniles en sus mejillas.
Los clanes Ryn ocupaban uno de los Establecimientos Treinta Dos, de las tres series en forma de cuña de
chozas con cubiertas azules. El domo de synthplas arqueado por encima de las cabezas, tan gris como las
lloviznas contaminadas que se arremolinaban fuera.
Jacen había sido bendecido -o maldecido- con una sensibilidad que ocultaba detrás de elaborados
chistes y bromas, y era que él encontraba fácil ver ambos lados de casi cualquier discusión. Parte de su
trabajo era ayudar en su padre en las negociaciones. Han tendía a ser radical en las soluciones, en lugar de
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escuchar los diferentes puntos de vista de ambas partes. Han había perseguido a los Ryn por casi la mitad
de la Nueva República, intentando encontrar a los compañeros de Clan de su nuevo amigo Droma
dispersados por la invasión. Mientras mundo tras mundo cerraba sus puertas a los refugiados, los Ryn
habían sido arruinados, engañados y traicionados. Habían sufrido pérdidas terribles. Necesitaban un
protector.
De manera que un renuente Han Solo aceptó pertenecer al Selecto Comité para Refugiados. "Sólo el
tiempo suficiente para ayudarlos a establecer en alguna parte." Esto fue como él se lo explicó a Jacen.
Jacen había huido aquí desde Coruscant. Hace dos meses, la Nueva República le había llamado a él y
su hermano Anakin a la Estación Centerpoint Station, el masivo repulsor hiperespacial y lente de
gravedad instalado en el sistema Coraliano. Allí esperaban que Anakin, quien había activado Centerpoint
una vez, pudiera reactivarlo de nuevo. Los jefes militares habían esperado atraer a los Yuuzhan Vong a
que atacaran Corelia, y ellos querían usar Centerpoint como un campo de interdicción, para atrapar al
enemigo dentro del espacio Coreliano, y luego aniquilarlos. Incluso el tío Luke esperaba que la estación
sólo pudiera usarse en su capacidad para crear escudos, nunca como arma ofensiva.
La Nueva República tal vez nunca podría recuperarse de la catástrofe que allí se produjo.
Jacen podría el efecto del stress y la tensión en los delineados rasgos de su padre, en su elaborada
zancada, y en el aumento de las canas en su pelo. Incluso después de todos estos años codeándose con
burócratas y soportando el estricto protocolo por su mujer, la paciencia no era precisamente lo suyo.
De pie en la senda llena de polvo en el exterior de la choza de los Solo, el jefe del clan opuesto a
Mezza se retorcía su propia cola entre sus recias manos. La piel de los antebrazos de Romany, y de la
punta de su cola, destacaban igual que erizadas cerdas blanquecinas.
"De manera que para tu clan." Dijo Han, señalando a Romany, "piensa que tu clan" -ahora apunto
hacia Mezza-. "¿Es posible apoderarse de nuestras naves de transporte y largaron todos de aquí, de Duro?
¿No es así?"
Alguien de parte trasera del grupo de Romany gritó, "No nos gustaría ir a ningún lado con ellos, Solo."
Otro Ryn dio un paso al frente. "Nosotros estábamos mejor en el Sector Corporativo, danzando por
algo de dinero y prediciendo la buenaventura. Al menos teníamos nuestras propias naves. Nosotros
podíamos ocultar a nuestros niños del aire envenenado. Y lo más venenoso aun... las palabras."
Han hundió sus manos en los bolsillos de su mono polvoriento y miró hacia Jacen. Jacen ya casi podía
mirarle directamente a los ojos, hoy en día.
"¿Alguna sugerencia?" Han murmuró.
"Ellos simplemente están ahora dando salida a todas sus frustraciones," Jacen observó.
Él alzó la mirada. La cúpula de synthplas gris de encima de sus cabezas había sido traída plegada
como un acordeón y se desplegó sobre tres puntales metálicos con forma de arco. Los refugiados la
estaban reforzando con redes de fibra de roca nativa, eso había hecho que la mitad de la colonia tuviera
que trabajar turnos dobles para reforzar la cúpula y sus chozas prefabricadas. La otra mitad trabajaba en el
exterior, en un 'depósito' de una excavación minera y además lugar de purificación de agua, asignados por
SELCORE.
Abruptamente Han alzó un brazo y grito, "¡Eh!"
Jacen se giró a tiempo para ver a un joven macho Ryn realizar un salto mortal desde el grupo de
Romany y agacharse lanzando puñetazos. Dos del grupo de Mezza utilizaron sus cuerpos para bloquearle
con sorprendente gracia. En pocos segundos, Han estaba inmerso en una caótica refriega que parecía
demasiado elegante y delicada para ciertamente alguien pudiera estar en peligro. Los Ryn eran gimnastas
por naturaleza. Ellos giraban alrededor de sus antagonistas con sus colas erizadas, graznando a través de
sus picos igual que una bandada de robots astro-mecánicos. Jacen abrió su boca para decir algo, no para
detenerles. Ellos necesitaban desfogarse un poco.
En ese momento, se derrumbó, su pecho en puro fuego como si algo se lo estuviera desgarrando. Sus
piernas le ardían con tan fiereza como si estuviera llena de metralla al rojo vivo. El dolor pareció estallar
en sus piernas, luego en sus orejas.
¿Jaina?
Habiendo estado unidos por la Fuerza antes incluso de que nacieran, él y Jaina siempre habían sido
capaces de saber cuando el otro estaba herido o asustado. Pero dado la distancia que había entre ellos, lo
que la había ocurrido debía de ser terrible.
El dolor le hizo parpadear.
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"¡Jaina!" él susurró, espantado. "¡No!"
Él se estiró hacia ella, intentándola encontrarla de nuevo. Escasamente consciente de las borrosas
formas que se arremolinaban a su alrededor y una voz Ryn graznaba igual que un droide médico, él se
sentía como si estuviera encogiéndose -cayendo hacia atrás en una especie de vacío-. Él probó a
concentrase en los más profundo de dentro y fuera de si mismo, para agarrarse a la Fuerza y expulsarla o
deslizarla dentro como una especie de catalepsia curativa. ¿Podría llevar a Jaina con él, sería capaz? El tío
Luke le había enseñado una docena de técnicas susceptibles de ser enfocadas, tanto en la academia, como
desde entonces.
Jacen.
Un eco pareció resonar en su mente, pero no era Jaina, era más honda, masculina, vagamente parecida
a la de su tío.
Haciendo un esfuerzo, Jacen se imaginó la cara de su tío, intentado así enfocar ese eco. Un enorme
vórtice blanco pareció tejer a su alrededor. Tiró de él, arrastrándole hacia su centro deslumbrante.
¿Qué estaba pasando?
Entonces él vio a su tío, vestido de un blanco inmaculado, girado a medias. Luke Skywalker sostenía
su reluciente espada láser en una posición en diagonal, manos en las caderas, apuntando hacia arriba.
¡¡Jaina! Jacen gritó las palabras mentalmente. ¡Tío Luke, Jaina ha sido herida!
Entonces él vio lo que atraía la atención de su tío. En la lejanía, pero enfocado con claridad, una
segunda forma se enderezaba y ensombrecía. Alta, humanoide, de constitución poderosa, esta tenía una
cara y un torso cubierto con sinuosas cicatrices y tatuajes. Sus caderas y piernas estaban embutidas en una
armadura óxido-rojiza. Protuberantes garras sobresalían de sus tobillos y nudillos, y una negra como el
ébano fluía desde su hombros. El alienígena sostenía un bastón con cabeza de serpiente delante de su
cuerpo, imitando el ángulo del espada láser de Luke, oponiendo ponzoñosa oscuridad contra luz verdosa.
Absolutamente desconcertado, Jacen se expandió a través de la Fuerza. Primero él sintió la figura de
blanco, correspondiente a su respetado tío -entonces abruptamente como un profundo abismo, destacando
en la Fuerza igual que una estrella convertida en nova-. Además este giraba lentamente igual que un
disco, y donde la visión interna de Jacen presentaba un guerrero Yuuzhan Vong, su percepción de la
Fuerza no recogía nada en absoluto. A través de la Fuerza, todo el Yuuzhan Vong parecía completamente
inanimado, al igual que la tecnología que ellos tanto odiaban y denostaban.
El alienígena hizo girar su bastón. La espada láser del Maestro Jedi relució, al hacer un barrio hacia
abajo, y bloqueó el giro, refulgiendo hasta que el fulgor pareció llenar casi por completo toda esta visión.
El bastón del Yuuzhan Vong parecía aún más oscuro que cualquier posible ausencia de luz, una oscuridad
que parecía estar viva pero que prometía muerte.
El amplio, girante círculo en que ambos permanecían de pie finalmente se fue ralentizando. Este se
centró en un billón de estrellas. Jacen le recordó el mapa familiar del espacio estelar conocido.
Luke adoptó una postura de lucha, balanceándose cerca del centro de la galaxia, el Núcleo Profundo.
Alzó su espada láser, sujetándola con fuerza, cerca de su hombro derecho, apuntando hacia el centro.
Desde tres parsec de oscuridad, más haya del Márgen Estelar, los tatuados atacantes avanzaron.
¿Más de ellos? Jacen comprendió que esto era una visión, no una batalla desplegada delante suyo, con
poco que ver con su hermana gemela.
¡O quizás tenía que ver todo con ella! ¿Simbolizaron estos nuevos invasores otras fuerzas de invasión,
más naves-mundo, además de las que ya estaban batallando, y acaso la Nueva República arrojarla de su
espacio? Al tender la mano a Jaina, quizás él había penetrado en la misma Fuerza -o quizás la rompió al
atravesarla-.
La galaxia parecía vacilante, balanceándose entre la luz y la oscuridad. Luke permanecía de pie en el
centro, como contrapeso a los oscuros invasores.
Pero mientras su número iba aumentando, el equilibro se perdía.
Tío Luke, Jacen gritó. ¿Qué debo hacer yo?
Luke rechazó el avance Yuuzhan Vong. Mirando a Jacen con sombría intensidad, él arrojó su espada-
láser. Este voló en un lento arco, zumbando y arrojando verdosas chispas sobre el plano galáctico.
Observando el avance de la horda, Jacen sintió a otro enemigo intentando asirlo: rabia, ira desde lo
más profundo de su corazón. Enfocando miedo y furía en su poderío. ¡Si él pudiera, destruiría por
completo a los Yuuzhan y todo lo que ellos representaban! Él abrió una mano, estirando su brazo...
Y desapareció.
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El arma Jedi navegó más allá de él. Mientras la rabia desaparecía, el miedo se agarró a él con más
fuerza. Jacen se agitó, saltó, intentando estirarse con la Fuerza. La espada láser de Luke navegaba delante
suyo, encogiéndose y oscureciéndose al irse alejando.
Ahora la galaxia se vencía hacía un lado aún más rápidamente. Una lóbrega, mortal tempestad se
formaba alrededor de los guerreros alienígenas. Desarmado, Luke estiró sus dos manos. Primero él, luego
sus enemigos, se hincharon adquiriendo tamaños imposibles.
Ahora en lugar de las figuras humanas y alienígenas, Jacen vio luz y oscuridad como fuerzas
completamente opuestas. Incluso la luz le aterrorizó por su grandeza y majestuosidad. La galaxia parecía
vencerse para sumergirse en el mal, pero Jacen no podía dejar de mirar la pavorosa luz, que quemaba sus
retinas, completamente fascinado.
Un Jedi no conoce el miedo... Él lo había oído miles de veces, pero esta sensación no le provocaba el
cobarde impulso de echar a correr. Este era de temor, de reverencia, -un apasionante anhelo de verlo más
de cerca-. Servir a la luz y transmitir su grandeza.
Pero comparado con las fuerzas que luchaban a su alrededor, él sólo era un diminuto punto. Además
de desvalido y desarmado, -a causa del momento de rabia oscuro que había sufrido hace un momento-.
¿Acaso le había condenado ese desliz? ¿No sólo a él, sino incluso a la galaxia?
Una voz similar a la de Luke, pero más honda, agitó los cielos. A Jacen, le retumbó. Permanece firme.
El inclinado horizonte se alejó aún más. Jacen se lanzó hacia adelante, determinado a poner su
pequeño peso al lado de Luke, de la luz.
Él se deslizó. Buscó asir la mano de Luke, pero de nuevo falló. Y de nuevo, su forma cayó ligeramente
-apenas unos centímetros- hacia los enemigos oscuros.
Luke sujetó su mano y la apretó firmemente. ¡Aguante, Jacen! El declive bajo sus pies se hizo más
pronunciado. Las estrellas se iban extinguiendo. Los guerreros Yuuzhan Vong se lanzaron hacia adelante.
Puñados enteros de estrellas parpadearon apagándose, una oscura cascada surgió bajo los pies de sus
enemigos.
Simplemente, la fuerza de poco más de un centenar de Jedis no podría impedir que toda la galaxia
sucumbiera ante esta amenaza. Un desliz -en un momento crítico, por un personaje vital- podría condenar
a todos aquellos que habían jurado proteger. Ninguna fuerza militar podría parar esta invasión, porque era
una batalla espiritual. Y si un personaje vital se dejaba vencer por el lado oscuro -o incluso usaba el
embriagador, terrorífico poder de la luz de una manera errónea- entonces esta vez, eso podría suponer que
todos ellos podrían deslizarse al interior de una sofocante oscuridad.
¿Era eso? él gritó hacia la distancia infinita.
De nuevo, Jacen percibió las palabras de una voz que le resultaba familiar pero demasiado honda para
ser la de Luke. Permanece firme, Jacen.
Uno de los Yuuzhan avanzó hacia él. Jacen jadeó y lanzó sus brazos hacia adelantes.
Y agarró una fina sábana. Él estaba echado de espaldas, en un catre bajo un arrugado techo de
synthplas azul. El cuarto era más grande que un albergue para refugiados. Este debía ser el centro médico
del domo endurecido del cobertizo de mando.
"Chico," pronunció otra voz familiar con lentitud. "Hey, aquí. Me alegro de que te puedas unir a
nosotros."
Jacen alzó la mirada hacia la media sonrisa que su padre tenía en el rostro. Líneas de preocupación
aparecían en los ojos de Han. Detrás de él, el Ryn llamado Droma sujetaba y retorcía su flexible gorra
roja y azul, y sus largos mostachos se balanceaban de un lado a otro. En estos reciente meses, ¿Droma se
había convertido en algo para su padre... en qué? ¿Su amigo, su ayudante? Ciertamente no en un
compañero o un copiloto, sino en una presencia real.
El droide más valioso de la colonia, una unidad médica 2-IB que Han había conseguido de dios sabe
donde, se situó al otro lado de Jacen, retiró una flexible máscara de respiración.
"¿Qué pasó?" Han parecía perturbado. "¿Te golpeaste la cabeza al caerte? Skinny, aquí..."
Droma señaló al droide y finalizó la frase de Han. "-quiere sumergirte en el tanque bacta." apuntó al
droide y terminó la frase de Han. "-quiere descargarlo en el tanque del bacta". Los Ryn eran observadores
sutiles, lo bastante perceptivos para adivinar los pensamientos de otras personas y terminar sus frases.
Han se giró hacia su amigo. "Escucha, cara de cerdo. Cuando yo quiera decir algo, lo diré-"
"Jaina," Jacen acertó a decir. La parte posterior de su cráneo latía dolorosamente a ritmo con su pulso.
Evidentemente él se lo había golpeado al caer. Él casi había abierto su boca para describir lo que había
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visto, pero dudó. Han ya estaba muy confuso por la parálisis emocional de Jacen, y la forma en que él
había rogado quedar fuera de las misiones de rescate o de reconocimiento realizados por otros Jedi. Tan
fuerte como Jance había intentando apartarse de las preocupaciones de los otros Jedi, la Fuerza no le
abandonaría. Esta era su herencia, y su destino.
¿Y si el destino de billones de seres descansaba en un punto de equilibrio tan sutil, tan fino que un
simple desliz de una persona podría condenarlos a todos, como él podía atreverse a mencionar su visión
hasta que su propio camino estuviera claro? Él casi había conseguido esclavizarse a si mismo, al seguir
una visión sopesar los peligros y los riesgos. Los Yuuzhan Vong habían estado muy cerca de plantar una
sus mortíferas semillas de coral contra su pómulo. Quizás esta vez, se le había dado una advertencia
personal para dirigir de manera clara, algún peligroso curso de acción de los hechos que debían acontecer.
¿Sería él capaz de reconocerlo cuando este se produjera delante suyo?
Esta visión no había aliviado su confusión lo más mínimo.
"¿Qué?" Su padre le demandó. "¿Qué pasa con Jaina?"
Jacen cerró sus ojos con fuerza, negándose a utilizar de forma trivial la Fuerza para aliviar un dolor de
cabeza. ¿Qué es esto, suplicó a la invisible Fuerza, que quieres que haga yo?
¿O acaso provocaría la siguiente catástrofe galáctica por intentar prevenirla?
"Tenemos que contactar con el Escuadrón Pícaro," Jacen dijo con brusquedad. "Creo que ella ha
resultado herida de gravedad."

Capítulo 02.
En el otro extremo de la sala de mando, una joven hembra Ryn estaba sentada casi justo en el centro de
una pared de llena de pantallas apagadas, acunando a un niño en su regazo. El residente de la colonia Hutt
- Randa Besadii Diori - permanecía echado, dormitando junto a una pared cercana. Su larga cola
amarronada tuvo una sacudida.
"Piani". Han solo entró en la sala principal justo detrás de Jacen. "Necesitamos una línea al exterior."
La sonrisa se marchitó por debajo del quitinoso pico de Piani. La Ryn era tan intuitiva leyendo el
lenguaje corporal que ella probablemente había adivinado que ellos albergaban una gran preocupación.
"¿Fuera del sistema?" preguntó.
"Sí," Jacen dijo. "¿Puedes activar el repetidor de transmisión? Nosotros tenemos que enviar un
mensaje a mi hermana, esta con el Escuadrón Pícaro."
Piani apartó de su hombro al adormecido niño, para luego depositarle en el suelo dentro de una
acolchada canasta.
"Lo intentaré," prometió. "Pero ya conocéis al Almirante Dizzlewit. Sentaos, tomad un bedjie."
Ella señaló hacia un mueble, donde varios reposaban varios pequeños hongos oscuros cocidos al vapor
junto a una pesada olla de caf. Los Bedjies eran fáciles de recolectar -sembrabas un tanque poco profundo
con esporas, esperabas una semana, y recogías la cosecha-. Dichos hongos se estaban convirtiendo en una
comida habitual entre los refugiados.
Jacen no sentía en estos momentos muchas ganas de comer, pero Han agarró uno entre el dedo pulgar
y el índice y lo mordisqueó. Cocidos al vapor, sin sazonar los bedjies eran increíblemente blandos, pero
las matriarcas Ryn los habían añadido a su dieta alimenticia de hierbas.
"¡Solo!" Randa se despertó de su siesta. Rodó sobre sí y estiró pesadamente la parte superior de su
cuero en el aire. "¿Por qué está usted aquí?"
Jacen había intentado llevarse bien con Randa. Conocido con un comerciante de especia, y enviado por
los Hutt para evitar que multitud de esclavos cayeran en manos de los Yuuzhan Vong, Randa había huido
a Fondor -supuestamente-.
"Conseguir enviar un mensaje," Jacen dijo algo aturdido. Un Jedi no conocía el miedo, así se lo habían
enseñado. El miedo era el lado oscuro.
El temor por sí mismo, lo podía echar a un lado. ¿Pero y por Jaina? Él no podría ayudar estando
asustado por la suerte de su hermana. Ellos estaban unidos por un misterioso lazo mucho más profundo
que el de la propia sangre.
Aún joven, relativamente ligero, y elástico para moverse por su propia fuerza, Randa se acercó
deslizándose.
"¿Qué está haciendo tú aquí?" Han le demandó.
Randa resopló hacia afuera su reclinado torso. "Te lo dije. Con mi padre Borga defendiendo Nal Hutta
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con solo el apoyo de la mitad de los clanes -y preñado con mi hermano, ¿Eso donde me deja a mí?
Varado, sin nave al igual que uno de esos idiotas Vors. Yo estoy dispuesto a permanecer junto al
comunicador día y noche. De esa manera, yo podré escuchar alguna posible noticia proveniente de casa y
liberar a sus trabajadores..."
"Ya hablaremos nosotros sobre eso," Han le interrumpió. "Piani, que..."
Con el ceño fruncido, la Ryn se giró en su silla apartándose de la consola. "No puedo pasar por encima
de Dizzlewit. Dejó órdenes muy claras. 'Ningún paisano podrá hacer uso del comunicador sin
autorización," se burló. "De manera que he solicitado la autorización." Ella agitó su larga y lisa melena.
"Te lo notificaré tan pronto como la consiga."
Los ojos de Han refulgieron con fuerza. Él y el Almirante Darez Whut de Duro habían chocado ya un
par de veces durante su primera semana de estancia en Duro. El Almirante Whut ni siquiera había
intentado mostrar que él se sentía hospitalario hacia los refugiados.
Se había esperado que los Yuuzhan Vong no se sintieran interesados en un planeta que estaba casi
muerto. SELCORE, al buscar en la zona Central un lugar para aposentar a millones de refugiados de
guerra, había alcanzado un trato con la Casa Alta de Duros, uno de los pocos gobiernos locales que aún
parecían dispuestos a aceptar refugiados después de todo. Las personas desplazadas podían ayudar a
regenerar su superficie, poner de nuevo en funcionamiento plantas industriales abandonadas, y hacerse
cargo de las fábricas de comida sintética de que aún se seguían alimentando los Duros en sus ciudades
orbitales. Así los Duros que había estado trabajando duramente hasta ahora podían regresar a casa.
Además al existir gran número de refugiados con experiencia militar, esto había expuesto como un
argumento a favor, podrían incluso ayudar en la defensa de los vitales planetoides comerciales artificiales
de Duro, incluyendo uno de los más vitales para la Nueva República, uno de los diez astilleros espaciales
que aún les quedaban.
Sólo que los refugiados no se estaban ofreciendo para el servicio militar en la cantidad que Whut había
esperado.
Al mando de las ciudades orbitales con sus respectivos escudos planetarios, de cuatro escuadrones de
cazas, y del crucero Mon Cal Poesy, el Almirante Wuht proporcionaba a los refugiados algo de cobertura,
así como a las ciudades orbitales reconvertidas para la producción militar, Con los astilleros de Fondor
perdidos y con todos los otros astilleros principales del ejército marcados como objetivos prioritarios del
enemigo, la Nueva República estaba descentralizando la producción militar a marchas forzadas.
Desgraciadamente, la mayoría de las otras naves de guerra de la Nueva República en esta zona había
sido desplegadas nuevamente en Bothawui, o fuera del Corredor Corellian. Jacen había oído que los
Adumari habían intentado un ataque de flanqueo sobre posiciones Yuuzhan Vong cerca de Bilbringi. Él
esperó que esto fuera verdad.
Jacen echó un vistazo a tablero de órdenes de Piani. ¿Cómo esta el cable al Gateway? ¿No podríamos
nosotros mandar a través de ellos una señal al exterior con mayor rapidez?"
Gracias a la presencia de un oficial del SELCORE en el cercano asentamiento, Gateway según los
informes tenía instalado un fiables enlace de entada, e incluso un enlace de salida. Aislados cables de
fibra unían las dos cúpulas, pero el problema era que las fauna autóctona de Duro -escarabajos mutantes
fefze- encontraron los cables de fibra de los más apetitosos. Además la corrosiva atmósfera de Duro era
demasiado densa para que la transmisión de señales inalámbricas o por satélite, pudieran ser enviadas sin
graves distorsiones.
Con cierta resignación, Piani meneó su cabeza. "Gateway tiene programado enviar un cable conductor
dentro de dos días."
Gateway era más grande, algo más vieja, y mucho mejor establecida que este asentamiento. Mejor
organizada, pensó Jance, aunque él no quiso criticar a su padre. Han dando al asentamiento Treinta y Dos
todo lo mejor de si mismo. Treinta y Dos mantenía una tubería que aprovisionaba a Gateway con agua, la
cual provenía de una antigua prospección minera. Gateway mantenía el cable de comunicaciones y
complementaba la producción de comida por parte del asentamiento Treinta y Dos.
Han se metió las manos en los bolsillos y miró atentamente a Jacen, arqueando una ceja. "¿Tú no
estarás pensando cazar ondas de comunicación con un cazamariposas?"
"Espero que sí." Jacen se acarició el pelo por detrás de sus orejas. "Yo no quiero que tú estés
preocupado"
"Nosotros estamos en guerra. Todo el mundo está preocupado o angustiado."
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El momento pasó sin que ninguno de ellos hiciera mención de Chewbacca, y Jacen acertó a soltar un
suspiro de profundo alivio. Estos días, casi todos habían sufrido al menos la perdida de algún ser querido.
El compañero de Piani no había llegado a tiempo a la ciudad-capital de Gyndine para coger una nave de
evacuación. Él estaría muerto o algo peor. Pero todos ellos tenían que continuar con sus vidas.
"¿Qué puedo hacer para ayudaros?" Randa se acercó deslizándose.
"Nada," Han le espetó. Luego se volvió hacia Jacen. "Dime si esto es importante, y veré lo que
nosotros podemos hacer en el Halcón." Hizo un gesto señalando hacia la entrada principal del domo.
Una valiosa caravana de vehículos perforadores había sido transportada desde el cráter de aterrizaje
por gigantescos tractores oruga-todo terreno -equipo cortesía de SELCORE, diseñado para trabajo de
regeneración- y apilados debajo de las lonas, para protegerlos de las corrosivas precipitaciones. Los
guardias de seguridad de la zona habían resultado ser justo jóvenes miembros del clan de Mezza.
La preocupación de Jacen por Jaina chocó con sus intereses administrativos como asistente de su padre
-durante al menos tres segundos-. "Sí," dijo, dirigiendo una acusadora mirada a Piani, quien pertenecía al
clan de Mezza y no era mucho mayor que los ofensores. "Es importante."
"De acuerdo." Han apuntó con un dedo a Randa. "Tú quédate aquí. Hazme saber cualquier cosa que
oigas que no se sobre Nal Hutta."
"Confié en mí, Capitán." Randa sacó un bedjie del plato caliente de Piani y lo arrojó entero al interior
de su boca.
Unos doce minutos más tarde, Jacen se colocó en el asiento con respaldo-alto del copiloto del Halcón
Milenario. Han golpeó un mamparo, no de la manera cariñosa en que Jacen le había visto hacerlo tantas y
tantas veces, sino enojadamente.
"Eh," Han gruñó, "fósil. Activa el generador principal, y quiero decir ahora y no para mañana."
Y a su inimitable manera, el Halcón produjo una cascada de brillantes luces.
Han se dejó caer en su propio asiento, y pulsó tres interruptores. "Démosla un minutó para que se
activé."
"Cierto," Jacen le aseguró. Yo sabía lo que él quería decir, pero él lo entendió. Han se había
recuperado lo bastante de la muerte de Chewie para haber modificado el Halcón -incluyendo mejores
filtros y renovadores de aire para transportar a los refugiados, y una capa antireflectante negra en el
exterior que habría provocados los aullidos de protesta por parte de Chewie- pero él nunca instalaría un
asiento de copiloto estándar. Simplemente el hecho de estar a bordo de este querido trozo de basura hacía
que Jacen se sintiera ligeramente nervioso.
Jacen echó un vistazo a manojo de alambres que colgaban de un mamparo medio abierto. Han y
Droma salían ocasionalmente por él. Algunas veces sin pensarlo, Han lo llamaba. Terapia, le había
susurrado Droma.
Ellos aguantaron en silencio. Las semanas fueron pasando mientras el pesar de Han con que les había
agobiado a todos ellos aún permanecía en la memoria de Jacen. Aún recordaba haber pasado por una
cantina a donde Han había acudido en un desesperado intento por olvidar. Y peor aún, una noche en la
que él había oído discutir a Han con Leia, usando palabras que nunca deberían haber sido pronunciada y
que difícilmente podrían ser perdonadas. Jacen jamás había preguntado por esa noche a su madre. Ella
probablemente esperaba que Jacen la hubiera olvidado.
Jacen dudaba incluso, que su padre recordara haber pronunciado tan duras palabras. Él esperaba que su
madre de algún modo pudiera olvidarlas.
El dolor, sin embargo, no siempre era algo malo. Jacen casi deseaba sentir el dolor de Jaina explotar en
su conciencia. Al menos eso significaría que ella estaba viva.
Ellos podrían averiguarlo dentro de unos pocos minutos.
Un cadencioso y rítmico chorro de pitidos resonó en la cabina del piloto mientras el repetidor de
frecuencias cobraba vida. Han pulsó un pulsador en el tablero de mandos. "Aquí Solo, del Halcón
Milenario. Es una llamada para Coruscant, al ejército de la Nueva República. Quiero contactar con la
oficina de la Coronel Darklighter."
A continuación ellos esperaron de nuevo.
"Jacen," Han dijo con suavidad. "¿Qué te asusta para haber dejado de usar la Fuerza? Hace dos años,
tú eras un gung ho al igual que Anakin. Y ahora yo no te he visto levitar ningún objeto desde que estás
aquí."
Jacen se agarró con fuerza a los brazos del sillón de Chewbacca. "Es complicado". Su padre no le
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estaba criticando. Era sólo que no le comprendía. Ya le había dicho que estaba encantado de poder ayudar
a Jacen, pero ahora que Jacen se había apartado de la lucha principal, él se iba quedando más y más atrás
de sus camaradas Jedi.
"Inténtalo." Los ojos de Han expresaban la preocupación que sentía por Jacen.
Jacen le había contado lo que pasó en Centerpoint. El poderoso repulsor hiperespacial y la lente de
gravedad habían respondido a los manejos de Anakin, cierto. Activándolos como anteriormente.
Y en ese momento, la flota Yuuzhan Vong -aquella que la Nueva República había esperado atraer
hacia Corellia - surgía fuera del hiperespacio en Fonder.
El primo de Han Thrackan Sal-solo insistió que el poderoso escudo podía ser usado como un arma
ofensiva. Él intentó amedrentar a Anakin lo disparara contra los Yuuzhan Vong a través de la vasta
distancia existente entre los sistemas planetarios.
Jacen le pidió a Anakin que no realizara el disparo. Disparar ese arma habría sido una agresión
injustificable.
Anakin se dejó convencer por Jacen. Durante unos instantes, ambos hermanos compartieron una
verdadera y satisfactoria victoria moral.
Entonces Thrackan se hizo con los controles y disparó la poderosa arma. Consiguió destruir al grupo
de batalla de los Yuuzhan Vong, pero a su vez diezmó la magnífica flotilla que Hapes había enviado en
ayuda de la Nueva República, gracias a los esfuerzos diplomáticos de Leia Organa Solo. Los Yuuzhan
Vong se retiraron, los supervivientes Hapans huyeron de regreso a su mundo, y Thrackan Sal-Solo fue
aclamado como un héroe.
"Yo podría haber disparado Centerpoint sin destruir a los Hapans," Anakin había insistido. Jacen se
había resistido a creerlo durante más de una semana. Luego las mismas dudas iniciales se apoderaron de
él. Quizás Anakin podría haberlo hecho todo. Destruir a los invasores, evitar destruir las naves de los
Hapans, y haber salvado Fondor.
¿Cuándo la defensa agresiva se había convertido en la agresión que tanto prohibían las enseñanzas
Jedi?
Con sólo su sable-láser, Jacen se encontró viajando desde Coruscant a Duro. Si él no era capaz de
luchar junto al Tío Luke y los otros, quizás al menos el podría ayudar a su padre con los refugiados.
Ahora, ciertamente, él pensaba que estaba en el camino adecuado. "Yo sólo sé que tú no puedes
utilizar la oscuridad para luchar contra la oscuridad." Eso no explicaba nada. Lo intentó de nuevo.
"Quizás un Jedi no debería combatir violencia con violencia. Algunas veces, creo que cuanto más luchas
contra algo maléfico, más poder y fuerza le estás dando."
Han Solo abrió su boca para protestar.
"Es diferente para nosotros," insistió Jacen. "Si nosotros la Fuerza agresivamente, eso puede
conducirnos al lado oscuro. ¿Pero en donde aplicar una acción firme se convierte en agresión? La línea
que separaba ambas cosas en muy difusa"
La consola emitió una señal sonoro, devolviendo a la realidad. "Escuadrón Pícaro," una voz ronca
resonó por la cabina de pilotaje. "Oficina del Coronel Darklighter. ¿Capitán Solo, es usted? Nosotros
llevábamos algún tiempo intentando contactar con usted."
El corazón de Jacen amenazó con se engullido por su estómago.
"Sí, soy yo." gruñó su padre. "Nosotros querríamos saber el estado de Jaina."
"Buenas noticias," contestó la voz. "A propósito, soy el Comandante Harthis. El Ala-X de Jaina fue
destruido en un combate. Ella tuvo que ejectarse. Otro piloto del escuadrón la recogió."
"¿Daños?"
"Piernas, pecho. Un tanque Bacta se está ocupando de eso."
Han gruñó mientras Jacen exhalaba un suspiro de alivio.
"Su traje presurizado aguantó, pero ella estaba cerca de un crucero de ataque, uno de los nuestros,
cuando la nave estalló. Ella se vio expuesta a un masivo campo-magnético."
De nuevo la sangre de Jacen se quedó helada. "¿Se recuperará?"
Han repitió su pregunta al micrófono.
La voz dudó. "Aparentemente, sí. Nosotros les mantendremos informados tan pronto como sepamos
algo. Además nosotros también estamos intentando contactar con su madre. ¿Está Leia con usted?"
"¿No regresó ella a Coruscant?"
"No, Capitán. La administración de SELCORE parece haberla perdido la pista."
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"¿Perdida?" Han repitió con cierto sarcasmo. "Lo siento. No puedo ayudarles en eso."
Jacen golpeó con sus dedos el borde de la consola. "Yo podría salir de aquí," se ofreció. "Podría
intentar localizarla."
Los ojos de Han se perdieron en la distancia. "Cierto," dijo. El dolor en su voz le recordó a Jacen que
las cosas entre sus padres no estaban nada bien. "Tú podrás hacerlo."
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Leia Organa Solo miró hacía un rincón oscuro, donde su joven guardaespaldas Basbakhan permanecía
de pie igual que sombra oscura. Ella no había tomado parte en un proyecto a nivel planetario desde... ¿Era
el mundo hogar de Barbakhan, Honoghr?
Ella permanecía sentada en la cabeza de una mesa plastimadera. Rodeaba por unos científicos en plena
disputa, a ella le hubiera gustado hundir su cabeza entre sus manos, taparse las orejas, y ordenar que ellos
dejaran de actuar igual que niños.
Duro hacía eso a las personas.
Las condiciones aquí resultaban espantosas. Aunque, con Borsk Fey'lya aferrándose al poder en
Coruscant, ésta era una forma por su parte de apuntalar a la Nueva República, proteger la reputación de
los Jedi, y quedar tan completamente agotada que todas las noches ella se dejaba caer en su lecho,
demasiado agotada para preocuparse por su propia familia, diseminada por toda la galaxia. Durante el
último año, ella había ido saltando de sistema en sistema, cogida en un complicado, interminable y
burocrático trabajo administrativo y diplomático, allí donde el Consejo Asesor de la Nueva República
estuviera bien dispuesto a mandarla.
Aun cuando ella estaba empezando a sentirse como una no-persona, este proyecto en Duro podía
significar el mayor reto que ella había asumido en toda su vida. Rehacer un mundo en estos tiempos
terribles sería una victoria enorme.
Su meteoróloga para la reconstrucción estrelló su puño contra la mesa. "Mira," el científico gruñó,
mirando fijante al enorme y peludo Talz, sentado enfrente suyo. "Hay excelentes razones para situar
nuestros domos en el lado seco de estas delimitaciones. Las peores toxinas caen con la lluvia. Cualquier
asentamiento dispuesto en la lado húmedo, como nuestro asentamiento-asociado Treinta-Dos, resultará
completamente inadecuado para la regeneración de esporas vegetales en cualquier tipo de terreno, pero
ideal para la obtención de agua. Si nosotros intentamos variar nuestros modelos de viento, prepararemos
una catástrofe medioambiental."
"¿Acaso alguien a tenido indicios de una posible catástrofe?" El Talz estaba sentado con su gran par de
ojos inferiores cerrados, su pequeño par superior parpadeó lentamente. "Rangeland necesita más agua de
lo que usted piensa. Con todo el debido respeto..." Él levantó la vista de la mesa dirigiéndola hacia Leia.
"No solamente aquí, sino también en otras zonas, nosotros no podemos depender del agua extraída bajo
tierra. Está saturada con toxinas solubles y es muy costosa de extraer a la superficie."
"Ya que estamos aquí-" Un Ho'Din especialista desarrollo de plantas dejó caer sus verduscos
antebrazos sobre el tablero de la mesa. Sus largas piernas casi no cabían debajo de la mesa de
conferencias. "Me gustaría solicitar la Zona Cuatro del regenerado pantanal. Tengo varias prometedoras
especies vegetativas bajo desarrollo, que me gustaría plantar de forma experimental"
"Me disculpo por interrumpir a mi estimado colega," El especialista en gramíneas intervino. "Pero el
Sector Cuatro fue apalabrado para el desarrollo de proyectos de gramíneas"
"¿Y dónde está Cree'Ar"? El meteorólogo, Sidris Kolb, habló directamente a la mente de Leia. Hasta
ahora, Dr. Dassid Cree'Ar no había hecho acto de presencia en ninguna de estas reuniones semanales.
No le culpo, Leia pensó con cierta ironía, observando como el Ho'Din le pasaba su datapad de nuevo a
su asistente, Abbela Oldsong. En cada reunión, ellos descargaban los informes sobre el estado actual de
sus investigaciones en el programa de archivos administrativos de Leia. Cree'Ar, un genetista de plantas,
enviaba sus informes directamente desde su propio datapad.
Leia había conocido a muchas personas verdaderamente excéntricas, cuya brillantes no sólo quedaba
reflejado en el resultado de sus investigaciones, sino en sus extraños o estrambóticos hábitos personales -
Zakarisz Ghent, el experto en división-molecular-inteligente, le vino a la mente-. Cegada por su visión de
crear un lugar de asilo para los refugiados que lo había perdido excepto sus vidas, y que incluso podían
llegar a peder esta, Leia había estado de acuerdo en servir de enlace entre esta banda de ególatras
investigadores en constante disputa y los servicios centrales de SELCORE en Coruscant. Los
investigadores sólo parecían estar contentos cuando estaban en sus laboratorios, o rodeados de una
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pléyade de técnicos a sus órdenes.
Ella no pondría su nombre esta vez en el informe semanal. Ella estaba asqueada de tratar con la nueva
casta de burócratas de Coruscant y su velada y rastrera autosuficiencia. Ellos podrían encontrarla si
ponían las suficientes ganas.
Leia no podía poner ningún pero a los investigadores de Cree'Ar por su dedicación. Su más reciente
descubrimiento, en cooperación con el distinguido microbiólogo Dr. Williwalt, había sido un lodo
bacteriano capaz de fermentar en la capa superior de los tanques llenos de agua tóxica y muy contaminada
bombeada fuera de los pantanos. Dicho lodo digería materialmente los restos y deshechos de las factorías
bélicas Imperiales, creando un rico sedimento orgánico y un factor gaseoso que ellos podían almacenar y
usarlo como combustible.
Bajo la atenta vigilancia de Cree'Ar, los refugiados estaban vertiendo a raudales, duracrate hecho de
forma artesanal dentro de las edificaciones importadas por SELCORE-importadas, dividiendo las zonas
del pantano tóxico, que Gateway le había robado. Ellos crearon seis ecosistemas en miniatura, limpiando
seis cuadrados de medio-klick de tierra pantanosa, añadiendo toneladas de descontaminado material
terroso de construcción, y creando los primeros campos cultivables en Duro desde que los Duros
abandonaron la superficie del planeta.
Por lo que no era nada extraño que Cree'Ar no quisiera perder tiempo en inútiles reuniones del
personal directivo. Él probablemente estaría tan cansado y harto de la burocracia como lo estaba ella
misma. Ella había tenido que asumir el control de un SELCORE, sobrecargado de trabajo y de escaso
presupuesto fuera del Consejo Asesor de la Nueva República como premio por sus viajes al Rapes Cluster
y sus mediaciones diplomáticas (más bien súplicas y ruegos) en busca de la ayuda militad de los Hapans -
su propia contribución al desastre de Centerpoint-.
No deba pensar en eso. No fue su culpa. Incluso, ni siquiera de Thrackan. Nadie había pensado ver a la
flota Hapan borrada del espacio.
Todo se podía venir abajo por la falta de comunicación. Le molestaba enormemente que incluso
colonias emparejadas, apenas si fueran capaces de mantener intactos los cables de intercomunicación
entre ellas. ¿Cómo podría ella dirigir un proyecto planetario de reconstrucción, un símbolo de
renacimiento entre toda esta muerte y destrucción, cuando ni siquiera una simple colonia o asentamiento
era capaz de informar a sus científicos de una forma regular sobre sus avances o problemas?
Su investigador en gramíneas se giró hacia el más anciano de los microbiólogos. "Lo que nosotros
necesitamos realmente," sugirió, "es una serie de microbios o bacterias que sean capaces de absorber o
eliminar las partículas contaminantes del aire. Entonces nosotros podríamos dejar las cúpulas y movernos
por la superficie libremente."
"Eso es cierto," Leia dijo con sequedad. "Entonces nosotros nos dispersaremos, y seremos excelentes
dianas de tiro para francotiradores Yuuzhan Vong."
Las gruesas cejas del especialista en gramíneas se alzaron en claro gesto de molestia.
Cómo buen científico, ella reflexionó, estaba tan involucrado en su propio proyecto que se había
olvidado de la tragedia bélica que envolvía a toda la galaxia.
Abbela Oldsong terminó de cargar los datos en el datapad de Leia. Ajustándose su correa azul claro de
su hombro, ella le alargó el datapad a Leia, quién ojeó la presentación, luego salvó los nuevos datos antes
de devolvérselo. Como de costumbre, el informe de Cree'Ar era el más largo. Todos ellos serían incluidos
en su reporte semanal para SELCORE. Ella hizo un gesto a su ayudante, quien se apresuró a salir fuera
con el datapad.
"Os doy las gracias por sacar tiempo de vuestras ocupados programas. Recordar," Leia añadió
lúgubremente. "algo que nosotros no nos podemos permitirnos es poner trabas o pelearnos entre nosotros,
no sólo porque retrasaría nuestros esfuerzos sino que provocaría también la mengua de los recursos que
SELCORE está deseoso enviar". Gateway y Treinta-Dos ya presentan ciertas desigualdades, de manera
que lo mejor es que cooperen y compartan los embarques de los otros siempre que les sea posible. "Veré
lo que puedo hacer," ella le prometió a su gerente de zona, "sobre fletar para ti una carga de esos
microorganismo inorgánicos."
"Gracias". Aj Koenes, el Talz, abrió uno de sus grandes ojos para lanzar una mirada de triunfo hacia el
meteorólogo Kolb.
Leia salió del edificio de investigación, el cual era un elegante prefabricado enviado por SELCORE.
Su propia oficina, situada al sur del cilíndrico complejo administrativo, por lo que le llevaría un largo
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paseo llegar hasta allí. Ella quería moverse y pensar. Basbakhan la seguía a una cierta distancia, mucho
más feliz cuando ella ignoraba su presencia. De esa forma, él podría mantener su mente completamente
concentrada en su sagrado deber de protegerla. Ella anduvo por el Paseo Principal, pues así había
decidido llamarlo, agitando sus dos brazos.
Gateway se había regido sobre las ruinas de Tayana, una antigua ciudad minera de Duros. Bajo las
nuevas cabañas de los refugiados, dos capas de rocas transformadas se habían juntado, una relativamente
blanda y otra excepcionalmente gruesa. Leia esperaba convertir las viejas minas de duro-piedra en
refugios, en caso de producirse brechas en las cúpulas o debido a cualquier otra emergencia. SELCORE
había enviado dos gigantescas máquinas devora-piedras, y le había sido prometido un moderno láser-
minero.
Si ella se detenía y permanecía quieta de pie, podría ser capaz de oír a los grandes masticadores de
roca bajo sus pies.
Masticadores.
Chewie.
A Leia le dolía el pecho cada vez que ella pensaba en el querido Wookiee. Ella siguió andando, con el
ceño fruncido. No podía dejarse llevar por los recuerdos cada vez que algo le recordara su nombre.
Ciertamente, había tenido que ser la caída de una luna lo que matara al gran Wook. Duro no tenía lunas,
sólo veinte ciudades orbítales.
A su izquierda, un cobertizo con los laterales abiertos, albergaba gran parte de su maquinaria de
construcción, a la vez que era usado para proyectos en superficie y como nuevo albergue de refugiados.
¡Alojamiento! Ella había sido notificada que se esperaba la llegada de un envío de refugiados Falleen y
Rodians.
No en Gateway, confiaba. Esa combinación podía resultar explosiva. Las colonias de refugiados
estaban estableciéndose todas alrededor del ecuador del planeta. Iban surgiendo y creciendo como crías
Vors bajo la protección de las ciudades orbitales, protegidas por sus escudos planetarios.
Un nuevo barrio se alzaba por detrás de la mole del cobertizo, unos cuantos edificios de bloques de
duracrete hechos de una mezcla experimental de sus ingenieros -cemento loca, mezclado con césped del
pantano que había sido empapado con anterioridad con una disolución antitóxica y luego secado con
calor. Algo más lejos, un complejo hidropónico emitía el inconfundible olor del fertilizante orgánico.
Ella entró al complejo administrativo por su entrada norte, luego subió por un conjunto de escalones
volantes que circunvalaban un interior bien iluminado. Un droide U2C1 realizaba tareas de limpieza
zumbando suavemente, sus brazos-mangera barrían de un lado a otro, sacudiendo los guijarros que caían
constantemente del duracrete local. Dos plantas, más un sótano, esta edificio había construido insitu por
SELCORE antes de que se fueran las grandes naves de transporte.
¿De eso hacía sólo nueve semanas? Leia abrió la puerta del cuarto escasamente amueblado que la
servía como oficina y alojamiento. Cerca de la ventada que daba a la pared-norte, la cual quedaba por
encima del edificio de investigación, del cobertizo en construcción, y de un mosaico de dispersas parcelas
ajardinadas pertenecientes a familias de refugiados -ella se sentó en un macizo escrito de SELCORE. Una
extraña le había ofrecido una par de candelabros de pared restos de una herencia familiar. "Yo no quiero
quemarlo en nuestra tienda," ella le explicó, de manera que Leia había aceptado guardarlos hasta que la
familia pudiera albergarse de forma permanente en los nuevos apartamentos que Leia esperaba construir,
el proyecto llamado 'Complejo Bail Organa'.
A lo largo de la pared izquierda estaba su cama y una unidad de cocción. La unidad frigorífica estaba
abajo en el vestíbulo.
Le llevó un olor sin identificar. C-3PO estaba de pie junto foco calorífico del fogón.
Giró su cabeza. "Buenas tardes, Dama Leia. Lo siento, esto habría estado más sabroso hace una hora"
"No te preocupes, Threepio". Ella se dejó caer en la mesa. "Yo comeré ahora, antes de que se ponga
aún peor."
No importaba lo que fuera -probablemente chuletas sintéticas, junto a una pila de verduras locales que
había sido sobrecocido con un pastoso gel nutritivo- que probablemente en algún momento hubiera estado
bueno. Ella hizo ruidos apreciativos para satisfacer a C-3PO's. Su programación culinaria no estaba
errada. Su reunión se había alargado demasiado tiempo.
Él adoptó su usual posición ante el tablero de asignaciones, asignando suministros entrantes y
verificando listas de tareas. Se pasaría la noche trabajando en ello.
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"Me pregunta, Dama Leia..."
Ella masticaba un elástico bocado. "Prosigue, Threepio."
"Si me permitiría hacerle una pregunta personal..." Él se detuvo nuevamente. Leia se imaginó lo que
iba a venir a continuación.
"¿Es posible," dijo, "que el Capitán Solo permanezca ausente de forma permanente de nuestro...
operativo? Yo había pensado que él podría hacer acto de presencia, o por lo menos comunicarse esta vez
con nosotros."
El soypro casi se le queda pegado en la garganta. "La última vez que él llamó, no sabía exactamente
hacia donde iba."
Ella miró atentamente al droide de protocolo de brillante acabado. ¿Era eso una mancha de corrosión
lo que había sobre su hombro izquierdo? Ella le había enviado varias veces fuera de la cúpula, agradecida
por tener un ayudante que no necesitara respirar. Miró que el droide protocolar está brillando acabado.
¿Era que un toque de corrosión encendido su hombro izquierdo? Ella lo había enviado fuera del domo
varios tiempos, agradecido para un ayudante que no necesitó respirar. El hedor de Duro no era tóxico para
la mayoría de las especies, pero la atmósfera se había ido degradando significativamente durante las
últimas décadas, y trabajar en el exterior sin respiradores era casi imposible. Ir con máscara era algo que
se había vuelto un hábito para la mayoría de sus habitantes.
"¿Por qué me lo preguntas? Han no ha sido precisamente respetuoso contigo, durante todo estos años."
C-3PO dejó colgar los brazos por sus costados. "Recientemente, yo he tenido una importante razón
para enorgullecerme de nuestra continuado relación. Me quedé sorprendido al saber que en Ruan, él era
aclamado como una especie de héroe por mis compañeros cibernéticos."
"¿Repíteme eso de nuevo, Threepio?" Ella se echó hacia adelante. "¿Han, un héroe para los robots?
¿Donde has oído tú eso?"
"Después de que nosotros regresáramos a Coruscant". C-3PO extendió el brazo, gesticulando con la
mano metálica. "Hubo una historia en la HoloNet que a usted le debió pasar inadvertida, ya que usted
tenía otras múltiples preocupaciones. En Ruan, varios miles de droides realizaron una demostración
pacífica contra el Gobernador Salliche Ag, el cual quería desactivarlos por completo"
"Me acuerdo de eso," ella se esforzó por recordar. "Vagamente." Algo sobre unos droides siendo
almacenados, de manera que si llegaban los Yuuzhan Vong, estos pudieran ser presentados como una
ofrenda de paz. Obviamente, Ruan no pensaba en resistirse a los invasores.
"En el subtexto," él dijo, "Yo encontré referencias adicionales sobre alguien a quien los droides habían
llamado 'uno largamente esperado', aquel 'de sólo carne y hueso' quien sería capaz de ayudarlos. Cuando
esto se produjo, resultó que fue el Capitán Solo, el que los salvo de una destrucción inminente. Debido a
nuestra reciente explosión de actividad, yo me olvidé mencionárselo"
"Dios del cielo," Leia dijo con suavidad. "¿En que demonios estaría él pensando?" A ella le hubiera
encantado sacarle los colores con esa pequeña historia.
Ciertamente, ella adoraba frotar su nariz contra la de él. Había pasado tanto tiempo.
¿Acaso significa su largo silencio que había caído en poder del enemigo? Aunque ahora, él contaba
con la ayuda de Droma. Él le había hecho saber a las claras que no quería nada suyo.
Si él estuviera muerto, y las últimas palabras suyas que ella tuviera que recordar fueran de desprecio y
rabia, lo sentiría durante todo el resto de su vida. Casi se sintió tentada de penetrar en la Fuerza y
buscarlo.
No. Él podría estar ahora al otro lado del Borde Medio. Si ella expandía su mente y no encontraba
nada, se temería lo peor. Por lo que decidió terminar en silencio su comida, para luego recoger y entregar
los platos con las sobras para que C-3PO los reciclara.
"Pase lo que pase, me ocuparé de ti," ella le prometió, "No sabes cuanto te necesito."
Luego dirigió una mirada de fastidio al datapad situado junto a su codo. Antes de que ella pudiera
acostar esa noche, ella tenía que ocuparse de comprobar a la tripulación de la segunda masticadora de
roca. Ella necesitaba asegurarse de que Abbela había enviado su reporte semanal a la ciudad orbital
capital de Duro, Bburru, luego demandar de nuevo su demanda para mejorar los satélites de datos. Luego
estaba el asunto en Gateway de la aún no-funcionalidad de la panadería. Su personal había pedido un
envío de sal y sacarosa, en anticipo a una cosecha de cereal. Ruan había enviado el sobrante de este año
de simiente de burrmillet (mijo hidropónico) como un gesto de buena voluntad, para luego cerrar de golpe
la puerta a la acogida de más refugiados.
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También, SELCORE todavía no había sido capaz de entregar ese dichoso láser para excavación
minera.
No resultaba nada extraño que ella no hubiera tenido tiempo para ir a buscar a Han. Ella habría dado
cualquier cosa por verlo, igual que él era antes de que la sombra de la tragedia se interpusiera entre ellos.
Él había madurado mucho, desde el inicial sinvergüenza de que ella se había enamorado, aunque él nunca
había perdido la chispa en sus ojos, o el rictus de rebeldía en sus labios -no hasta que él perdió a Chewie-.
De repente, él era otra vez el Han de gatillo fácil. Han con los amigos de bajo estofa. Sinvergüenza que
ella era capaz de tolerar, e incluso disfrutar. Ciertamente, ella tuvo que admitir para si: Sinvergonzonería
que ella había adorado. Durante el paso de los años, él había aprendido a dejar caer las defensas que
primeramente lo hacían parecer como un sinvergüenza. Él había ido aprendiendo a dejarla a ella
vislumbrar su verdadero idealismo, oculto bajo esa capa de cinismo. A cambio él necesitaba cariño.
Durante años, lentamente, ella había aprendido a dárselo. Ella adoraba sus dos caras, la del caballero
errante y la del sinvergüenza -pero esta vez, ella se veía obligada a esperar hasta que él volviera a ella-.
Ella no podía mimar a un hombre hecho y derecho.
Al menos él se había visto envuelto en el episodio del rescate de Ryn. Al contrario que Han, ella
procuraba permanecer informada de la actualidad a través de las noticias que daban por la HoloNet. Su
manera de involucrarse en un asunto como el de Ryn parecía una cierta señal de recuperación.
Cuatro horas más tarde, ella dejó caer su larga espiral de pelo y se dio la vuelta hacia su cama. ¿Qué
estoy haciendo aquí? dejo revolotear su mente. Viviendo con solamente un robot de protocolo por
compañía -Basbakhan y Olmahk dormían en las escaleras- le hacía sentirse como si ella se estuviera
olvidando de algo extremadamente importante, día tras día. Realmente era una suerte que ella estuviera
demasiado cansada para preocuparse... demasiado cansada... para preocuparse demasiado, sin embargo...
algo sobre él... o lo niños...
Su último pensamiento fue, que realmente debería internarse dentro de La Fuerza en busca de ellos.
¿Cuántos días han sido?...

Capítulo 03.
El vaso de guerra Sunulok, en marcha durante décadas, mostraba su edad de mil pequeñas maneras.
Luminiscentes colonias de líquenes y bacterias crecían a intervalos cerca de su nivel cabecero. Muchas
de estas colonias refulgían, y algunas se habían deslustrado u oscurecido. Nodos de comunicación, donde
minúsculos no-dedicados villips se erguían sobre protuberancias de coral phong de un ardiente rojo-
anaranjado, que en algunos casos se habían vuelto tan grises como la ceniza.
Andando bajo una de estas arterias de líneas coralinas, Tsavong Lah ignoró esas marcas de edad y
muerte. Una capa viviente se aferraba a sus hombros gracias mediante sus agarratados dedos con zarpas
afiladas como agujas. Piezas vivientes de color óxido colgaban igual que platos de armadura de su
esternón y paletillas de los hombros. Cada pieza larvar de la armadura había sido implantada contra el
hueso mientras un coro sacerdotal entonaba cánticos y conjuros en su nombre, renovando sus votos de
devoción a Yun-Yammka, dios de la guerra. Alrededor de medio año después, los platos habían ido
creciendo lentamente, estirando sus tendones, arrastrando sus tendones a nuevos ángulos. Entonces los
sacerdotes habían declarado que la dolorosa transformación de Tsavong Lah a maestro de la guerra se
había completado.
Tsavong Lah abrazó el dolor. Sufriendo en honor a sus dioses, quienes habían creado el universo
mediante el sacrificio de parte de ellos mismos.
Dos centinelas permanecían de pie delante. Sus garras-juntas eran inmaduras y mortalmente afiladas,
su tatuada insignia estaba lejos de estar completa. En el exterior de su centro de comunicación, ellos
estamparon sus puños en los respectivos hombros opuestos. Tsavong alzó una mano, recibiendo su
homenaje e hizo un gesto hacia su puerta. La válvula de la puerta orgánica se engrosó por sus bordes, y
luego se dilató.
Una llamativa joven sirvienta, con quemaduras de negras barras honoríficas marcando sus pálidas
mejillas, permanecía sentada en su estación de trabajo. Seef se levantó y saludó. Al hacerlo, su asiento se
pseudo extendió y se echó el sólo a un lado.
"Maestro de Guerra," ella dijo reverencialmente. "Yo desperté al maestro villip en tu cámara privada, y
le ordené al ejecutor que se presentara."
Ella caminó hacia el mamparo más lejano. Este parte de Sunulok había crecido en una serie de
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geométricamente asombrosos blástulas coralinas donde docenas de pequeños villips permanecían
inmóviles.
Tsavong Lah caminó junto a ellos, hacia la blástula más grande todas. Él esperó hasta que el esfínter
del cubículo se cerró, luego al contraerse la coriácea bola aislada, se convirtió en una pantalla con
pedestal. Brotando igual que levadura del maestro villips y nutrido en criaderos a bordo de la nave, o
cultivado en bayas llenas de bilis que vivían de forma parasitaria en ciertas plantas pantanosas, el género
de los mollusklike servía para establecer comunicación instatánea a larga distancia.
Los villip mostraron la cara del deshonrado ejecutor, -sobradamente descarnada, con la nariz
deformada por múltiples fracturas-, mostrando gran devoción, y quizás más vanidad de la que era
apropiada a la ocasión. En lugar de su ojo izquierdo, él había insertado en la cuenca vacía un bol-plaeryin
escupidor de veneno.
Pocos de los contactos de Nom Anor habían sospechado alguna vez de su verdadera identidad, incluso
la casi totalidad de sus innumerables sirvientes humanos engañados. Su misión a largo plazo incluía
encontrar y neutralizar a las personas que pudieran representar un peligro para la invasión Yuuzhan Vong.
Irónicamente, después de su más importante misión en Rhommamool, algunos de los habitantes de la
Nueva República lo honraron como un héroe caído, muerto, ellos pensaban-, en una guerra que él
ciertamente había ayudado a provocar.
Yun-Harla, la diosa del Engañó, parecía sonreír a Nom Anor.
"Maestro de la Guerra." Los villip realizaron una buena imitación de la voz de Nom Anor. Sus
apagados murmullos sugerían cierta deferencia y sumisión.
"¿Cuántos tienes de ellos para añadir a tu manada?" Tsavong preguntó.
"Seis mil cuatrocientos desde que nosotros hablamos por última vez. Muchos provienen de Fondor.
Otro domo está bajo construcción."
"Abominable, pero sólo algo temporal. Ten cuidado de no alarga demasiado tu mano." Los orlados
labios de Tsavong, hendidos multitud de veces en gesto de devoción hacia Yun-Yammka, se curvaron en
una especie de sonrisa. Fondor se había resistido a uno de sus comandantes supremos, Nas Choka, hace
menos de un klekket - dos meses para el calendario de los infieles-. Durante el proceso de destruir sus
impíos astilleros mecanizados, Choka sólo había tomado unos pocos centenares de cautivos.
Entonces un torrente de fuego barrió del espacio a más de la mitad de la flotilla de Choka así como a
tres cuartas partes de las propias naves del enemigo. Los tácticos de Tsavong aún estaban intentando
decidir si este había sido un sacrificio deliberado por parte del enemigo. El usual impulso de los infieles
por preservar conservar la vida había sido su mayor debilidad, su más odiosa y pérfida degeneración
espiritual. ¿Acaso estaban ellos aprendiendo? ¿Habían descubierto que esa clase de sacrificio era la llave
para conseguir la victoria?
Según los espías, el torrente se originó en el sistema que los infieles llamaban Corellia, una monstruosa
instalación mecánicas que se conocía como Centerpoint. Hasta que los estrategas de Tsavong Lah
pudieran explicar el terrible poder del arma, ellos le aconsejaron encontrar un Coreward que pudiera ser
estacionado en un punto del espacio desde donde pudiera crear múltiples pozos gravitatorios en la línea
directa de fuego de Centerpoint.
Por una feliz coincidencia, el deshonrado ejecutor había sido enviado justo a dicho mundo.
"Busca algunos que sean merecedores," Tsavong le recordó. "Con mejores sacrificios, nosotros ahora
ya podríamos estar limpiando de infieles los mundos interiores."
Nom Anor inclinó su cabeza. "Y Jedi," él prometió, pronunciando bien la palabra difícil. Él había
vivido entre estas personas durante años. "Difíciles de capturar, pero algunas parecen dignos."
Tsavong Lah asintió, tocando la cresta del espinazo del villip de Nom Anor. El rostro se marchitó y
desapareció. El villip se contrajo, auto-absorbiéndose así mismo a través de su agujero bucal.
En su distante mundo, Nom Anor estaba volviéndose a colocarse su nueva máscara -no un ooglith,
sino una de un modelo recientemente engendrado que imitaba a especies no-humanas. El contacto
humano de Anor, en el mundo capital del enemigo, había estado de acuerdo en entregar naves de cautivos
en su actual sistema planetario.
En cuanto Tsavong llegara allí, él tendría la feliz tarea de escoger lo digno de lo indigno. Un
respetuoso sacrificio en masa convencería al poderoso dios Yun-Yammka que permitiera a Tsavong
alcanzar el Centro de la Galaxia, donde fértiles jardines -atendidos por solícitas razas esclavizadas- serían
ofrecidos al señor supremo.
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Seis mil infieles más reforzarían el sacrificio, llevándole mucho más cerca del mundo que en verdad él
quería ofrecer a sus dioses.

Capítulo 04.
Mara Jade Skywalker había sido una niña de mirada-curiosa cuando el Emperador Palpatine la trajo a
Coruscant. Ella había sobrevivido al entrenamiento de Palpatine primero durante una hora y luego
durante todo un día. Ahora, todo el mundo tendía a pensar de nuevo en Coruscant como el centro de la
galaxia -esta vez, como objetivo final de los Yuuzhan Vong-.
Mientras tanto, su marido estaba entrenando a otro aprendiz -obviamente asumiendo que habría paz y
justicia que defender en el futuro-. Ella, sin embargo, se preguntó si esto era por esperanza o sólo el
hábito de mantenerlos en forma y que no olvidaran las enseñanzas Jedi.
Ella miró fijamente por encima de sus plegadas manos a su sobrino más joven. Sentado junto a Luke,
llevando una túnica marrón-clara por debajo de su capa Jedi, Anakin Solo de melena morena tenía una
presencia saturnina, un apellido Corelliano, y al igual que su padre una de sus cejas estaba ligeramente
torcida. Sin embargo, sus azulados ojos brillaban con el intenso fuego de la pasión por salvar a la galaxia
-sólo si era necesario- y en eso era todo un Skywalker.
Habiendo vuelto hace poco de Yavin 4, Luke había adoptado la costumbre de reunir a varios Jedi cada
pocos días en lugares apartados pero públicos. Todo caballero Jedi había caído bajo el implacable
escrutinio público durante los meses pasados. Ithor estaba perdido, a pesar del esfuerzo y sacrificio de
Corran Horn. Escuadrones renegados de cazas de combate conducidos por jóvenes caballeros Jedi
interfirieron en tres los mayores frentes de invasión, desatendiendo descaradamente cualquier posible
estrategia militar. Casi tan dañino resultó ser, un supuesto informe recogido por su anterior jefe Talon
Karrde, que recientemente ayuda a reunir Jedi, -concerniente a un inminente ataque de los Yuuzhan Vong
sobre Corellia - y que resultó ser falso.
Si los Jedi no podían trabajar juntos, resultarían aniquilados al estar divididos, o uno por uno caerían el
pozo profundo del Lado Oscuro.
Siete Jedi habían formado un círculo con sus sillas en lo más profundo del distrito gubernamental del
centro de Coruscant esa mañana, en un balcón unos metros por encima de una bulliciosa multitud. Una
cercana fuente dejaba oír su húmedo rumor, parecía y sonaba igual que algunos de los pasados días de
gloria del Imperio...
Los días cuando ella había sido la Mano del Emperador. Ella aún tenia que aguantar suficiente pesar y
cargo de conciencia de esos días, con hechos que ella no desearía haber visto o hecho jamás. Pero ella
esta en paz consigo mismo. Ella había perdido una de las cosas más preciadas para ella, su nade, el Jade
de Fuego. En su lugar, ella había recibido... bien...
Basta.
De nuevo ella miró a Luke y Anakin. Siempre que ella veía a estos dos juntos, ella vislumbraba dos
visiones exteriores diferentes de la misma fuerza interna. Ambos tenían la misma contextura robusta,
aunque Anakin no había terminado de desarrollarse -y estaban esas similares marcas en las hendiduras de
sus barbillas- pero lo más llamativo de todo, era esa actitud completamente seria de los dos.
Coronel Kenth Hamner, un Jedi humano notablemente alto con un alargado y aristocrático rostro,
servía en el ejército de la Nueva República como estratega. Él meneó su cabeza y dijo, "Con el astillero
de Fondor desaparecido y las rutas hiperespaciales minadas, nosotros estamos abasteciéndonos del Borde
Interior, incluso de las Colonias. Rodia esta en serio peligro. Gracias a la Fuerza, Anakin activó de nuevo
Centerpoint"
Anakin se echó hacia adelante, agarrándose las manos mientras él proseguía. "Con tal de que nosotros
no perdamos Corellia. Los partidarios de Thrackan probablemente intentaran expulsar a todos los Drall y
Selonians, declarar Corellia zona exclusivamente-humana, cerrando su planeta a cal y canto al resto de
todos nosotros, eso si se lo permitimos."
Mara conocía bien a Anakin, de manera que podía imaginarse sus pensamientos aunque él no hablara:
Porque yo no disparé Centerpoint cuando tuve ocasión de hacerlo. Ahora Thrackan es un héroe, no
importa cuántos espectadores inocentes matara... Con el Gobernado general Marcha expulsado de su
cargo, Thrackan y facción de Centerpoint estaban haciendo una fuerza apuesta por hacerse con el poder
en Corellia.
Kenth Hamner meneó su cabeza. "No te culpes, Anakin. Un Jedi debe mantener sus poderes bajo
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control. Nosotros tenemos que dudar y sopesar las posibles consecuencias. Tú no podías darse prisa por
disparar Centerpoint, e hiciste bien. Quizás Centerpoint sea la última defensa del Centro galáctico, si
nosotros podemos repararla. Desde allí, podríamos defender los astilleros de Kuat y proteger a
Coruscant."
"Cierto," Luke le dijo a Hammer. Una nueva oleada de naves de guerra coral-yorik habían atacado el
Corredor Corellian, cerca de Rodia. La hermana de Anakin, Jaina -la aprendiz de Mara- había sido
desplegada con el Escuadrón Pícaro hacia ese frente, y con tantos Yuuzhan Vong entre ellos, resultaba
difícil sentirla a través de la Fuerza. Los Yuuzhan Vong conseguía anularla de algún modo.
Bothawui, -aunque situada entre el atacado Hutts y el amenazado Rodia- estaba claramente en peligro.
La última vez que Mara había oído hablar de Kyp Durron, él había situado a los Doce de Kyp cerca de
Bothawui, derrotado en una batalla anterior y esperando tomarse allí la revancha.
Mara casi la había tenido con Kyp Durron. Ahora sin embargo, ella notó la forma en que Kenth
Hamner trataba a Anakin. Anakin la había salvado en Dantooine, donde guerreros Yuuzhan Vong los
persiguieron durante días mientras su enfermedad misteriosa la iba dejando sin fuerzas lentamente. Desde
la caída de Dubrillion, desde la retirada a Dantooine -y especialmente desde Centerpoint- los
desconocidos saludaban a Anakin, un muchacho de apenas dieciséis años por la Gran Avenida de
Coruscant. Vendedores de delicadezas exóticas le ofrecías muestras gratuitas, las dóciles y dulces
mujeres de Twi'lek retorcían sus largos lekku cuando él pasaba.
Luke también hoy un manto Jedi, casi del mismo color que la arena de Tatooine. Al igual que Cilghal,
la sanadora Mom Calamari, quien permanecía sentado encorvando su maciza cabeza sobre sus palmeadas
manos, color salmón. Ella había traído a su nuevo aprendiz, el pequeño y callado Tekli. Tekli, un Chadra-
Fan con cierto talento marginal de la Fuerza, que parecía estar perpetuamente con los ojos abiertos. Sus
largas orejas, con forma de abanico giraban siempre que una embarcación aérea pasaba cerca de su
balcón.
Estos días los sanadores tenían muchísimo trabajo. Cilghal había confirmado que ellos estaban viendo
enfermedades nerviosas provocadas por el stress como nunca anteriormente. La insoportable tensión de
ver como avanzaba una imparable invasión que provocaba la muerte de millones de personas, era como
mirar una enfermedad devorar en la lejanía a un amigo indefenso.
Mara captó un rayo azulado procedente de donde estaba Luke. Ella interceptó su intensa mirada y
ahogó en su mente cualquier pensamiento de tristeza. Su enfermedad, igual que un cáncer proteano,
habría sufrido constantes mutaciones aleatorias, se había vuelto incontrolable. De hecho hubiera debido
resultar fatal.
Desde hace tres meses, dicha enfermedad había comenzado a remitir. Las lágrimas de una criatura
alienígena, Vergere -brevemente bajo arresto, junto con una agente Yuuzhan Vong- había restaurado su
fuerza. Sin embargo, ella aún dudaba en darse por curada. Lo mismo que Luke dudaba en llamar a este
grupo concilio -porque no lo era-. Por el momento, se sentía bien. Eso era bastante.
Así que ella le devolvió la mirada, admirando sus rasgos de madurez. Él había perdido ese aspecto de
chico de granja de hace unos años. Alrededor de sus profundos ojos azules, se le habían formado un
entramado de finos pliegues -y además arrugas de preocupación por encima del puente de su nariz-. Aquí
y allá, y especialmente junto a sus sienes, le iban asomando unas cuantas canas grisáceas. Todo ello le
daba un cierto aire de distinción, ella decidió finalmente.
Desde ese crítico momento en las cuevas de Nirauan, cuando el peligro mortal les obligó a luchar tan
estrechamente, y profundizando de tal manera en la Fuerza que cada uno vio el mundo a través de la
mente del otro, ella y Luke tuvieron unos instantes en que ellos parecían luchar, pensar e incluso respirar
como si fueran otra persona. Absolutamente diferentes en la superficie, sus fuerzas interiores se
equilibraban a la perfección. El destino había sido benévolo con Mara Jade, -la mano del anterior
Emperador-, y ella no necesitaba la Fuerza para que ver su unión había hecho de Luke Skywalker un
hombre feliz.
Estaba claro, que el riesgo de una recaída por su parte le preocupaba enormemente. Ellos aún tenían
tantos sueños que llevar a cabo.
Luke se ruborizó.
Sigue conduciendo tú reunión, Skywalker, ella le dirigió tal pensamiento, divertida por su turbación.
Deja de preocuparte por mí.
Aunque su unión con la Fuerza raramente les dejaba comunicarse con verdaderas palabras, él captó
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claramente el mensaje. Se volvió hacia Kent Hammer y le dijo, "Daye Azur-Jamin en Nal Hutta no ha
informado durante casi una semana. Yo le pedí a su hijo Tarn que investigara en ese sentido
-cuidadosamente- y viera si le era posible conseguir a través el muro de sombras en la fuerza de ese
lugar." Al igual que con Kalarba, la masiva presencia del enemigo cerca de Nal Hutta parecía anular casi
por completo la presencia de la Fuerza.
"Daye es un buen hombre," Cilghal dijo con tono suave. "Lowbacca y Tinian salieron ya del espacio
Hutt, ¿No es así?"
Luke asintió. "Ellos nos informaron desde Kashyyyk. Ninguna señal de actividad enemiga por allí."
"Por lo menos los Yuuzhan Vong no están enredando con los en casa," Ulaha Kore dijo con sarcasmo.
Ulaha era delicada joven Bith, con unos talentos musicales, que las servían para ser admitida en
cualquiera de las fiestas o reuniones sociales de la gente noble y rica. Ulaha parecía devorada por la
inquietud, de ahí que adoptara una postura tan contraída que Mara apenas era capaz de poder ver sus ojos
por debajo de su protuberante y pelada cabeza.
Su comentario provocó risas nerviosas en el círculo, lo cual le indicó a Mara cuan desesperadas
estaban, incluso los Jedi por aliviar un tanto la tensión de la situación.
"¿Nada raro fuera de Bilbringi?" Hamner preguntó. "¿Mon Calamari?"
Luke dejó que el coronel volviera a dirigir la conversación hacia la situación en que se encontraban las
fortalezas militares de la Nueva República que aún quedaban en pie. "Nada raro por Bilbringi," él
contestó." Tenel Ka y Jovan Drark se han situado en lugares públicos, buscando zonas muertas en la
Fuerza que pudieran ser Yuuzhan Vong con disfraces. Los mismo para Markre Medjev, que ha terminado
su investigación en Bothawui," dijo, dirigiendo a Mara una penosa mirada. Con Borsk Fey'lya apoderada
de las riendas del poder como Jefe de Estado, la reducida Quinta Flota estaba de regreso en el espacio
Bothan, siendo inútil para el Núcleo. "Y nuestras líneas de suministro e información con Mon Cal aún
siguen cortadas."
Estas llevaban cortadas desde hace meses. Los otros Jedi permanecieron sentados en silencio durante
casi un minuto, asimilando la información reflejada en los informes leídos. Los ojos de Luke se
entrecerraron.
Mara entrelazó sus largos dedos, esperando que él no estuviera intentando conseguir forzar un giro en
el futuro. Si una visión del futuro le golpeaba su cabeza, era correcto que fuera vista. Forzarla para
intentar cambiarla era otra cosa muy distinta.
El burbujeo de la fuente, una construcción de forma-libre Mon Calamari con superficies irregulares. Su
cuenco superior giraba, enviando cortinas de agua hacia los lados. Mara apreció su cubierta sónica. Luke,
sin embargo, aún parecía seguir fascinado por que el agua no tuviera que ser extraída y arrojada a la
atmósfera por extractores de vapor y humedad. Él realizaba estas reuniones, en lugares diferentes, pero
incluso al azar, él solía escoger a menudo lugares donde corriera el agua por las cercanías. Quizás él
estaba comenzando a darse cuenta de las diferentes formas y modelos existentes en su vida, empezando la
sutil transición desde la fase inicial de la madurez hacia una esperanzadoramente edad más llena de
sabiduría.
Ella frunció sus labios, frustrada por verse cogida ella misma pensando de esa manera. Ella estaba de
nuevo bien de salud. Le gustaba la madurez. Ella respetaba la fuerza.
Aunque la juventud tenía sus privilegios, esperanzas que ella aún no había cumplido, y que quizás
nunca lo hiciera. Ella había tomado el elixir de Vergere porque sus instintos le dijeron que funcionaría.
Ella en cambió no tenía ninguna certeza de cuando, si acaso le fuera posible, ella podría concebir un niño
con seguridad.
En el lado más apartado del círculo, Tekli carraspeó. La piel le tembló alrededor de sus grandes orejas
redondeadas.
Mientras Luke abría los ojos, Mara sintió los suyos ensancharse un tanto. La Chadra-fan nunca había
hablado durante una reunión.
"Yo no se si debía haber informado de esto antes," ella comenzó, su voz era un musical susurro.
Los labios de Anakin se retorcieron en cierto gesto de sorna. Mara hizo una nota mental de que debería
hablar con él sobre su actitud hacia los escasamente dotados -si Luke no lo hacia, primero-.
"Prosigue." Cilghal le hizo un ondulante gesto de seguridad con una mano palmeada.
Tekli miró a su mentor, y luego continuó. "Hace dos días, yo estaba cerca de Dometown, en un nuevo
local llamado Callejón de JoKo. Buscando a un amigo," añadió apresuradamente, como si estuviera
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avergonzada de tener que admitir que estuviera rondando por una alborotada área de los bajos fondos de
Coruscant.
"¿Sí?" Luke la dirigió una mirada atenta a Tekli. Vigilar la academia de los Jedi le había enseñado a
ser paciente. Ellos seguirán aprendiendo, le había dicho a Mara, con tal de que alguien les anime.
"Yo oí alguien hablando en un tapcaf, sobre..."
"¿Cuál"? Anakin exigió.
Luke extendió una mano, con la palma hacia abajo. "Espera, Anakin. Prosigue, Tekli."
Ella alzó su cabeza, y se acarició los largos pelos de su bigote. "Fue en el Frondoso Verde,
ciertamente. Dos Rodianos estaban hablando sobre uno de los empleados, y como si este era un humano,
podía comer sus... no pude oír las siguientes palabras, pero todos nosotros hemos oído hablar sobre las
máscaras ooglith, y cómo los Yuuzhan Vong puede hacer pasar por humanos. Quizás sólo son tonterías o
imaginaciones mías, Maestro Skywalker, pero esto resultaría más fácil de comprobar para... uno de sus
Jedi más dotados."
"¿Tú Quieres regresar?" Luke la preguntó con suavidad.
Tekli meneó su cabeza. "Yo no soy ninguna luchadora, señor."
Mara miró de soslayo a Anakin. Él la alzó una de sus oscuras cejas. Ella frunció sus labios.
Luke miró hacia ella, y luego hacia Anakin. "Eso es cierto, Tekli. Yo creo tener dos voluntarios
capaces. Los Jedi siempre nos haremos más fuertes," él añadió, "cuando todos sean capaces de usar sus
talentos al cien por cien. Cualquier cosa que tú estés dispuesta a hacer, hazla con toda tu capacidades y
habilidades posibles, a la vez que conoces tus propias limitaciones."
La nariz ancha de Tekli se sacudió con placer y satisfacción.
"¿Estás segura de sentirte capaz de hacer esto?" Luke la demandó.
Mara caminaba junto a él, por el pasadizo a cielo abierto. En uno de los grandes edificios, un robot
jardinero colgaba aferrado al tronco de un árbol de higos cantantes, recortando el errático crecimiento del
último año.
La capa de Luke se agitó por detrás suyo, atrayendo miradas. Llamar la atención la molestaba,
después de tanto años como agente en la sombra -y ella nunca se vestía como una Jedi a menos que fuera
absolutamente necesario.
"Por supuesto que soy capaz de ello. Yo no me sentido tan odiosamente saludable desde..." Ella se
cortó. "Bien, desde hace un rato."
"O yo puedo enviar a alguien más contigo."
Mara se rió. "Al bueno de Anakin."
Ella había pedido unos minutos a solas con su marido, de manera que su sobrino les seguía a una
distancia cortés. Incluso sin la necesidad de bucear en la Fuerza, ella sentía el estado de alerta mental de
Anakin. Él se tomaba su papel de centinela, con tanta seriedad como se tomaba todo lo demás.
"Él se siente terrible por lo de Centerpoint," ella añadió. "Ésa es una pesada carga, además de la
culparse de la muerte de Chewie. Está haciendo algunas mejoras con eso, pero sigue llevando un terrible
peso de conciencia."
Luke lo sabía, por supuesto. Luke apreciaba los sentimientos de las personas casi tan rápidamente
como ella se dejaba llevar por sus instintos.
"Él se siente aun peor al escuchar hablar sobre Jacen," Luke señaló. "Esa hendidura abierta entre lo dos
me preocupa."
"Pues a mi me preocupa Jacen," Mara respondió. Él no había dejado Coruscant en un buen estado
mental, y ellos no habían tenido noticias de él, desde hace dos meses.
Ellos cruzaron un pasaje lateral. Una brisa fría, probablemente de algún sistema de ventilación de
algún equipo de soporte medioambiental, les hizo estremecerse. Luke casi abrió su boca para hablar, pero
la mantuvo cerrada, arqueando una ceja -conteniendo un ruego-. Él casi mete la pata y la pregunta de
nuevo si ella estaba bien. Él había estado a punto de insistir demasiado sobre el tema durante todo el día.
No extiendas demasiado tus alas, cariño. De nuevo, ella pensó estas palabras para él, aunque suavizó el
reproche con un leve pestañeo.
Él contrajo sus labios. Casi sonrió. ¿Ellos habían tenido este intercambio, qué... cientos de veces? Se
había convertido en uno de los miles de rituales reconfortantes de su matrimonio, casi siete años que
habían atemperado el amargor de ella con la firme devoción de él.
Ella miró hacia atrás. Anakin les seguía silenciosamente, arrastrando los pies, calzados con sus botas
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marrones de caña alta -hasta las rodillas-, el andar que él solía realizar cuando pretendía parecer relajado
y distraído. Tres jóvenes mujeres humanas y un sinuoso Falleen, probablemente empleados
gubernamentales de rango-bajo, dejaron de pasear -casi también de andar- y le miraron al pasar.
Con estas miradas de profundo interés, estaba claro que Anakin tenía un gran poder de atracción sobre
las gentes. Coruscant necesitó a un joven héroe vital. Anakin parecía atraer tanto ha aquéllos que querían
unos vigilantes galácticos Jedi -la facción de Kyp Durron- así como ha aquéllos que aún seguían
aprobando la posición más tradicional de los Jedi de controlar su poder bajo una estricta disciplina. Kyp
había intentado atraer con fuerza a Anakin, hacia los compromisos de su escuadrón.
Mara contrajo sus labios. Ella casi estaba tan preocupada por Anakin como por su abatido hermano.
Anakin se vería tentado con toda seguridad por el Lado Oscuro de la Fuerza. De talento muy precoz, él no
podía reclamar seguir los pasos de su tío Luke mediante una dura y eficaz ecuación para alcanzar un
completo autocontrol de sus talentos. Ella había visto los recuerdos de Luke, sus más hondos pesares y
sus más secretos dolores. Conocía cuando de cerca lo había estado persiguiendo la oscuridad.
Como esta perseguiría a Anakin, quien fue criado por un ex-contrabandista que adoraba saltarse las
reglas, una amorosa pero normalmente ausente madre, su talentoso ayudante, y un robot de protocolo -y
en la Academia Jedi, a la sombra de sus dos hermanos mayores-. Si Anakin no caía en el Lado Oscuro,
después de haber resistido la tentación, ello podría hacerle más fuerte, -quizás el Jedi más poderoso de su
generación-.
"Sobre ese agente Yuuzhan Vong," ella murmuró, "si Tekli realmente ha descubierto uno. Yo quiero
cogerle vivo. Nosotros podemos conseguir mucho más de un prisionero vivo que de un cadáver más." Los
xenobiologistas tienen unos cuantos cadáveres durantes ganados, conservados en varios mundos. "Como
el posible efecto que podrían tener dardos tranquilizantes en su química orgánica."
"No es ético experimentar con prisioneros". Los ojos de Luke se estrecharon.
"Cómo vamos nosotros..."
"También sería bueno saber si ellos pueden ser aturdidos," él la interrumpió en mitad de la objeción.
"Claro."
Sus armaduras vivientes parecían ser capaces de aguantar ciertas descargas energéticas, ¿Pero podría
un pulso energético de baja intensidad atravesarlas? Incluso si sólo desactivaran el cangrejo viviente
vonduun, eso tal vez inmovilizaría al guerrero de su interior.
Realizar ese pequeño experimento, y ciertamente no en un prisionero, significaría acercarse a lo que
nadie excepto un Jedi se atrevería a intentar lograr.
Y Luke no había exigido tomar parte en la misión. Él también se había limitado a exponer su punto de
vista sin desafiarla o menoscabarla, ella lo comprendió.
Mara rozó su brazo, y él cerró su mano en la suya. Sus profundos lazos habían sufrido una dura prueba
durante los oscuros días cuando ella pensó que se iba a morir. Ella se encerró en si misma, apartando a
todos, incluso a Luke.
Fue todo un alivio, ver que ellos fueron capaces de rehacer por completo su relación. Su matrimonio
había demostrado ser un desafío lo bastante duro para durar todo una vida o más, -con o sin los pequeños
sueños que ellos anhelaban-.
--------
El gentío que cenaba había comenzado a menguar cuando Mara condujo a Anakin fuera del tren
repulsor que les dejaba junto al Callejón de Joko. Ella paseó un tanto descuidadamente, plantando sus dos
manos sobre la barandilla, y mirando atentamente hacia abajo.
Más abajo, capas de luces se iban oscureciendo al adentrarse en el peligroso submundo de la ciudad.
Un halcón-murciélago atacó, pudiendo elegir entre las lentas orugas graníticas o algún otro elemento de
la fauna urbana que vivía en el exterior de las paredes de duracemento. Un reluciente cubículo turbo-
ascensor amarillento en un módulo anaranjado ascendía por la pared enfrente suyo, retornando visitantes
a los más habitados niveles superiores de Coruscant.
Este distrito estaba a la suficiente profundidad para que ella no fuera capaz de ver las vías aéreas de
alta velocidad cuando ella alzó la mirada, más allá de la zona Dometown controlada por el ejército.
Solamente el sonido del tráfico zumbaba por este nivel. Una unidad de patrulla revoloteaba en las
cercanías, con sus luces de aviso, parpadeando con suaves pulsos azulados.
"La tarde está tranquila, hasta ahora," Anakin comentó junto a ella, girándose a medias.
Satisfecha con su reconocimiento, Mara se puso de espaldas al abismo y miró fijamente a la multitud.
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Tenuemente, ella se abrió -solo un poco- a la Fuerza. Burbujas de ruido emocional estallaron por acá y
por allá, principalmente por personas cercanas a la edad de Anakin. Una anciana pareja Quarren pasó
caminando aceleradamente, cabezas gachas y hombro con hombro. Ella vio la tensión reflejada en sus
retorcidos tentáculos faciales. El individuo más alto mantenía la mirada lejos de su acompañante. Ellos
mantenían un amplió espacio personal alrededor de ellos.
Llevando esta noche algo un tanto valioso, ella concluyó.
En otra dirección dos varones humanos fanfarroneaban, uno algo desgarbado, su rostro reluciente a
causa de la ingestión de varias jarras de lum. Ella captó unas cuantas palabras mientras paseaban.
"...además está la Brigada de Paz. De esa manera, si los Vong consiguen acercarse..."
La voz se apagó, dejando a Mara con el entrecejo fruncido. Coruscant, durante mucho tiempo un
ardiente lecho de intrigas, se estaba convirtiendo fogón al rojo vivo debido al miedo. Las Brigadas de la
Paz, humanos que habían decidido colaborar con los Yuuzhan Vong, no mostraban su insignia a la luz del
día, pero ella supuso que estaban comenzando a actuar en las sombras.
Ella deslizó una mano en el interior de su larga vestimenta negra. Debajo de las enfundadas tarjetas de
créditos y su comunicador, ella llevaba un medio suelto traje de vuelo naranja-tostado, y su desintegrador
y espada láser -aquella que Luke le había dado-. El largo hábito que llevaba echado sobre sus hombros
adoptaba justo el ángulo adecuado para cubrir sus armas con las prendas de su vestimenta. La túnica y
pantalones sueltos de Anakin también realizaban la misma función de ocultación. Él tenía una extraña
protuberancia en el cinturón, probablemente una intimidatoria vara Sabrashi, pero cualquier transeúnte
probablemente los tomarían por una mujer, escoltada por su hijo, dando un paseo al atardecer.
Hijo. De nuevo ella frunció el entrecejo. Con todo lo que había ocurrido en los meses pasados,
ocupados con la invasión o preocupados por los asuntos concernientes al destino de los Jedi, las ansias de
engendrar a su propio hijo, habían pasado a un segundo plano -pareciendo menos posibles-. Todos los
meses, ella y Luke decidían resueltamente posponer el tema.
A veces -según Cilghal, Oolos, y algunos otros sanadores- la extraña enfermedad que ella padecía
había matado a sus víctimas por el medio de romper las proteínas que rodeaban el núcleo de las células.
Algunas veces, ella incluso podían sentirla, como si estuviera royendo sus huesos o algún otro órgano
específico. ¿Acaso una enfermedad que atacaba la integridad celular podía destruir a un niño nonato, o
alterar su estructura celular para producir... para producir qué? ella se preguntó. ¿Si ella alguna vez
tuviera un niño, podría ser este humano?
No, ella se contentaría con una sobrina y a la vez aprendiz bien dotada y dos sobrinos con grandes
talentos. Ella y Luke habían apadrinado -visitándola, cuando les era posible- una huérfana de Bakura de
trece años, Malinza Thanas. El padre de Malinza había muerto después de una prolongada enfermedad, y
su madre fue muerte en otra crisis en Centerpoint de hace unos años. Luke aún se sentía profundamente
responsable del destino de la muchacha, adoptada por una buena familia Bakurana. Al menos en la
distante Bakura, Malinza parecía a salvo de los Yuuzhan Vong.
Pensar en Bakura hacía que Mara se imaginara como los derrotados Ssi-ruuk podrían tratar con los
Yuuzhan Vong. ¿Podrían estos nuevos invasores, evidentemente muerta la Fuerza, tener la suficiente
energía viviente que les permitiera agotar y derrotar al poder tecnológico de los Ssi-ruuvi?
Ésa sería la última humillación...
Anakin miró un kiosco transparente. Al nivel de los ojos, mostraba un holo-cubo animado en tres
dimensiones, de los cinco niveles de esta área.
"Mira parece que el Frondoso Verde esta dos corredores al norte," él dijo. "¿Quieres que cojamos otros
tren?"
"Caminaremos," Mara contesto. "Mantente atento."
Ella sintió su presencia detrás, a la izquierda, mientras se mezclaba dentro del flujo de transeúntes. Era
una buena formación defensiva de dos personas, con el maestro en punta.
Mara giró su cabeza ligeramente. "Noche de lección," le dijo a Anakin, "Es una prueba." Anakin nunca
aprendería a comunicarse mentalmente como su marido, quien se mezclaría con el gentío igual que un
predicador Sunesi.
"Hm". Anakin miró un estela de luces destelleante, puesta igual que un camino deslizante para
conducir a los viandantes a un restaurante nuevo.
"Evaluación constante," Ella dijo. "Cuanta más información seas tú capaz de reunir antes de la
acometida fina, mayores serán tus opciones, y más escasas las formas en que tu enemigo podría
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sorprenderte."
Él mantuvo su mano, plegada delante suyo, con los dedos pulgares apretados juntos. "Eso lo sé,"
Pasaron junto a puerta, de la que emanaron olores extraños y una llovizna gaseosa.
"¿Qué fue lo último que nos pasó en los simuladores?" Ella exigió. "Y mientras estás pensado en eso,
no adoptes la postura de los Jedi."
Él dejó caer sus brazos a sus costados. "¿Volando contra ti? Yo nunca tuve la menor oportunidad."
"Tú atacas demasiado pronto. Es tu patrón. Saber tu debilidad es el primer paso hacia dominarla. Y sé
lo que tú estás pensando, Anakin Solo. Tú piensas que yo estoy perdiendo mi magia.
Mara alteró su curso cuando tres jóvenes Twi'leks ligeramente bebidos, dando tumbos se interpusieron
en su camino. Anakin mantuvo su posición, al estar bien apartado de su camino.
Él era un aprendiz que aprendía rápido. Toda su generación de Jedi estaban teniendo que crecer a
marchas forzadas.
Por supuesto, tampoco había mucha paz en la galaxia durante su adolescencia.
Mas luces en movimiento se agitaban sobre las cabezas, permitiendo vislumbrar retazos de ropas, pelo,
piel cubierta, y piel expuesta. La muchedumbre se apretujaba en el corredor andante. Aquí y allí ella
descubrió ondulantes láminas de hongo amarillo, desarrollado por un científico de Ho'Din para ayudar a
oxigenar las áreas oscuras de las zonas inferiores de la ciudad.
Después de haber andado medio klick, las luces de por encima se convirtieron en una indicadores
verdes con forma de flecha. Ella echó un vistazo a través de una puerta ancha. La iluminación del interior
no era tan oscura como ellos habían pensado. Al otro lado de la entrada estaba un llamativo estudio de
arte de piel.
"Bien," ella murmuró, "el amigo de Tekli tiene buen gusto."
Ella pasó al interior del Frondoso Verde. Anakin se mantuvo su codo derecho justo al izquierdo de
ella.
El tapcaf estaba construido alrededor de una columna central. Cuando los ojos de Mara se adaptaron a
la luz ambiental, ella pudo ver que la columna había sido tallada y sombreada para tener el aspecto del
tronco de un árbol viviente. Por encima, este se dividía en lo que parecían ser decenas de ramas. Las hojas
se agitaban gracias a una brisa artificial.
Realmente el rincón ideal para un asesino, desde su punto de vista profesional -especialmente en el
centro, donde las ramas parecían ser más fuertes-.
"Buenas tarde, queridos amigos. ¿Una mesa?"
Mara bajo la mirada hacia un Drall joven, quizás unos de los primeros emigrantes de Corellia. "Sí,"
dijo. "Algo cerca de la puerta". Ella alzó la mirada, considerando ese lugar ideal en el centro del tronco.
"Y cerca de la pared exterior," donde ella pudieran mantener en su campo de visión todo el local.
"Síganme, por favor."
El Drall los condujo sobre una suave y elástica superficie y se detuvo junto a un reservado construido
para las dimensiones humanas. Mara tomó asiento de frente a la entrada, dejando a Anakin la observación
de lo más profundo del interior del local. Su antebrazo se hundió en la parte superior de la mesa; la cual
parecía estar recubierta por un suave y plumoso musgo. La moqueta parecía hecha de hojas caídas. Ella
esperó que la comida fuera higiénica.
"¿Algo suave para empezar?" Su camarero ofreció con amabilidad tradicional, mientras tecleteaba
menús holográficos que aparecieron sobre su tabletop.
"Agua Elba," ella contestó.
Anakin asintió. "Dos."
Las patas perrunas del joven Drall peludo retrocedieron a lo largo de la moqueta hojas caídas.
Una brisa artificial surgió vaporizada alrededor de la base del árbol, humidificando el aire. Mara tomó
nota mentalmente de hablarle a Luke de este lugar. Echando clandestinamente un ojo a los otros clientes,
ella no vio nada más amenazador que una joven pareja Dug discutiendo sobre el desierto. Ella y Anakin
eligieron menú de la forma usual, pulsando los borrones vivientes de los encabezamientos del menú.
Entonces ella se volvió hacia un lado y se apoyó contra la pared interna del reservado.
"¿Ves algo?" ella preguntó.
"Nada que merezca la pena mencionar." Sus ojos siguieron moviéndose. Bien, Anakin. "Si yo
realmente odiara la tecnología, este sería un lugar en Coruscant donde yo podría sentirme medio
cómodo."
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"Ciertamente."
No había un robot de servicio a la vista. Sólo este hecho era casi lo suficiente para hacerla sospechar
del dueño-gerente. A la larga, los robots resultaban significativamente más baratos y más fiables que la
mayoría de los ayudantes contratados.
Cuando su camarero volvió con el agua Elba y dos platos-calientes cubiertos, una familia de Whiphids
se dejó oír ruidosamente, el padre gruñendo y babeando alrededor de sus amenazadores colmillos. Mara
descubrió a otro camarero, andando un tanto encorvado, llevando una bandeja, cuyo aspecto era similar al
de cuenco de cocina de las cavernas. Él dejó la bandeja y comenzó a recoger los platos y cubiertos usados
de una frondosa mesa.
Ese tenía que ser uno de los que indico Tekli. Se sostenía torcidamente. Tal vez podría estar
seriamente lesionado, pero...
"Ese uno," Anakin susurró.
"Compruébalo con la Fuerza."
Ella se apretujó aún más contra la parte posterior del reservado, estrechando el ángulo entre Anakin y
el humano con aspecto de camarero de manera que ella pudiera ver a los dos sin tener que mover su
cabeza. Anakin entrecerró sus ojos azulados, inclinándose hacia adelante lo bastante para que un mecho
de su pelo le cayera sobre la frente. Frunció el entrecejo.
"Tú pareces igual que el campeón de la galaxia." Ella le susurró una advertencia.
Él contrajo sus labios, un tanto molesto.
Luego se irguió un tanto.
Mara deslizó su mano bajo su chaleco, agarrando la empuñadura de su sable de luz. "¿Nada?" ella
murmuró.
"Nada."
Mara se estiró y comprobó por dos veces la afirmación de Anakin. El supuesto humano era sentido
como una sombra -una mancha muerte, un vacío-.
Anakin ya se estaba levantando de la mesa.
"No," Mara dijo de modo cortante. "No en medio de un restaurante lleno de espectadores inocentes."
"¿Qué hacemos nosotros?" él demandó. "él va a escaparse."
"Lo dudo. Él esta realizando un turno de trabajo. Nosotros terminaremos nuestra cena." Mara se apoyó
contra el musgoso tablero de la mesa. "Y antes de hacer nosotros cualquier movimiento, veremos si él
tiene algún apoyo en la cocina."

Capítulo 05.
Randa entró pesadamente en el refugio para dormir de los Solo. Han estaba fuera hoy en el depósito,
ocupándose con algo relacionado con la estación de bombeo. Jacen había vuelto en busca de comunicador
de repuesto.
Randa apenas podía encajar en el espacio existente entre los dos catres, pero él lo intentó.
"Ya es bastante malo," él se quejó, tirando bruscamente de extremo de su cola para apartarla de la pila
de pertenencias a los pies del catre de Jacen, "que yo no pueda apresurarme a ir en ayuda de mi mundo
natal. Pero ahora, como lo diría yo debo subsistir con la misma mísera ración que una de esos Ryn..." Él
se incorporó tan alto como le fue posible, empujando hacia afuera su grueso torso. "¿Acaso es mi tipo de
cuerpo remotamente similar a esas pequeñas pestes, sin piel? Mi metabolismo requiere..."
"No la misma ración." Jacen deslizó el comunicador dentro de un bolsillo y se sentó en su catre,
dejando descansar su espalda suavemente contra la pared. Algunos de estos viejos edificios se habían
derrumbado sobre hambrientos niños Ryn. "El mismo porcentaje de ración nutritiva estándar. Así tu
metabolismo ha recibido la cantidad correspondiente a tres veces la de un Ryn, tu deberían aguantar"
"No bastante. Yo me desgastaré, arrugaré, atrofiaré. Yo ya soy algo pequeño para mi edad." A la luz de
las abiertas puertas del refugio, Jacen vio el iris color bronce de Randa alargarse y estrechar en las
aberturas de sus pupilas.
"¿Hubo noticias de Nal Hutta, Randa? ¿Oíste, si tu padre está en peligro?"
Diana. Las manos de cuatro dedos de Randa se abrieron y cerraron de pura frustración. "Yo no he oído
nada," él habló con voz de trueno, "de mi exaltado padre."
"Yo lo siento," Jacen intentó consolarle. "Nosotros..."
"La Nueva República no defenderá Nal Hutta," Randa tronó. "Está sacrificando nuestro mundo, al
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igual que sacrificó Tynna y Gyndine. Nosotros somos prescindibles. Ellos están haciendo retroceder sus
fuerzas hacia Coruscant". La cola poderosa de nuevo se retorció bruscamente. "Y a esos preciosos
astilleros de Bilbringi."
"Bothawui también se va ha ver amenazada muy pronto," Jacen dijo con rotundidad. Randa de forma
natural expresaba su preocupación como miedo, lo cual le llevaba con cierta facilidad a la agresión.
"Todos nosotros estamos en peligro, Randa. Las flotas desplegadas son tan exiguas en unidades"
"¿Entonces por qué no estás tú luchando ahí afuera, Jedi?" Randa agitó una de sus porcinas manos.
"Yo vi como un Jedi hábil mató a un yammosk. Tú tienes talentos aplicables a algo más de los que tú los
puedas usar en un sitio como este. Tu familia ha hecho grandes cosas."
"Yo tengo mis propios problemas, Randa".Jacen agitó su cabeza, sospechando de las alabanzas de
Randa. Él no sería capaz de saber si Hutt fuera sincero, aunque se lo oyera decir, y en cuanto a que su
familia había hecho grandes cosas... bien, Randa seguramente sabía quien estrangulo a Jabba.
Randa serpenteó para acercarse a la única ventada del refugio, justo en la parte opuesta a la de la
puerta. "Si nosotros pudiéramos llegar a Coruscant, tú y yo usted preparar un golpe del tal envergadura
que haría que los Yuuzhan Vong regresaran por donde han venido a esta galaxia. Mi clan tiene recursos
en una docena de mundos. Nosotros podríamos permitirnos el lujo de formar y equipar a nuestro propio
escuadrón, aunque por desgracia, no se construyen cazas para los de mi especie."
Jacen intentó imaginarse a un Hutt desarrollado dentro de un Ala-X. ¡Ni siquiera se podría cerrar la
capota de la carlinga!
A él, sin embargo, le había encantado volar en un Ala-X. Esa nave le hizo sentirse ágil, poderoso, casi
invencible.
"Yo he oído que eres un piloto sumamente bueno." Randa entrecerró sus enormes ojos negros y se
aclaró la garganta.
"¡Mi hermana es mejor!” ¡Jaina! Habían pasado tres días, y el Escuadrón Pícaro no había terminado
con el diagnóstico de las heridas de su hermana. "Al igual que mi hermano", Jacen admitió,
concediéndole a su hermano el reconocimiento de haberle ganado en la 'Locura de Lando', en una carrera
de entrenamiento por el asteroide, y en la batalla por Dubrillion.
"Pero sus honorables hermanos no están aquí. El destino nos ha reunido, Jedi Solo. Yo podría
engrandecer su nombre aún más de lo que ya lo es."
Jacen estiró sus brazos, haciendo crujir sus nudillos. ¿Su nombre? En este momento, su nombre podría
ser forraje para bantha junto el de los Jedi y el ejército de la Nueva República.
"Yo encontraré una forma para abandonar Duro y conseguir ayuda para Nal Hutta, aun si yo llegó
demasiado tarde y todo lo que pueda hacer es estrellar una nave en mitad del banquete de celebración de
los invasores. O yo localizaré a Kyp Durron y prestaré todo mi apoyo y recursos a su escuadrón,
conduciéndola a la batalla contra el enemigo." El Hutt se deslizó hacia la puerta.
"Randa," Jacen dijo en tono apaciguador, "nosotros necesitamos tu ayuda. Aquí."
"¿Oh?" Randa se detuvo. "Dígame, joven Solo. ¿Qué puedo hacer yo además de remover los tanques
hidropónicos? Además de atender a las bombas de agua, y..."
El comunicador de Jacen emitió un zumbido. "Espera," dijo, alzando una mano en gesto de súplica.
"Randa, no te vayas." Mientras sacaba de un tirón el comunicador de su cinturón de herramientas. "Jacen
Solo," dijo.
"Esta es una transmisión de Piani," una metálica voz anunció. "Nosotros finalmente captamos ese
mensaje. Será mejor que bajen aquí."
Aturdido, Jacen pulsó su comunicador para pasarlo a otro canal. "¿Papá, lo has oído?"
La voz del mayor Solo parecía un tanto distorsionada. Incluso en distancias cortas, las comunicaciones
de de bajo-nivel no eran nada fiables debido a la extraña atmósfera de Duro. "Estoy en camino," Han dijo.
La misma persona que contactó por primera vez con Jacen habló con voz metálica a través del canal
uni-direccional. "Con tiempo su visión se irá recuperando sin necesidad de una intervención quirúrgica.
Sin embargo ella estará fuera de combate durante varias semanas y deberá guardar completo reposo."
Han atravesó precipitadamente la puerta del cobertizo de mando. "¿Visión? ¿Qué demonios significa
eso?"
"La exposición oscureció sus córneas, Capitán," repitió el Mayor Harthis. "Es reversible, pero la
recuperación será muy lenta." La voz vaciló. "En alguien más viejo, nosotros podríamos haber implantado
ojos artificiales, o un Traxes mejorado de ultrasonidos. Pero ella es joven, y una Jedi puede sanarse a si
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misma muy bien." Pausa más larga, esta vez. "Nosotros estamos, también, algo cortos de suministros
debido a la escasez y restricciones en tiempo de guerra."
Han asintió con su cabeza. "Eso está bien. Si esos ojos se curaran, lo mejor es que ustedes lo dejen
justo donde ellos están."
"Ése era nuestro deseo. Nosotros no disponemos de personal militar para que la cuide, de manera que
vamos a darle permiso para regresar con su familia." La impersonal voz pareció suavizarse un tanto.
"Nosotros, ah, igual nos gustaría enviársela a Duro, Capitán. Eso nos ahorraría el problema de localizar a
su madre."
-------
Mara se levantó de musgosa mesa. "Quédate aquí," ella murmuró. Su sospechoso había desaparecido
en la cocina del Frondosa Verde.
Anakin frunció el ceño con su bistec de gornt a medio acabar. "Ten cuidado."
Maravilla de las maravillas, el muchacho no iba a insistir en seguirla. Ella realizaría más fácilmente
este reconocimiento yendo sola. "Si yo no estoy de vuelta cuando hayas terminado tu postre, ven a
buscarme."
Anakin pinchó una rodaja y cortó una larga y delgada tira.
La entrada a la cocina no esta lejos de los aseos, y ella descubrió allí cerca una mesa vacía. Ya había
contado el número de miembros que conformaban el equipo de camareros del Frondoso Verde y
verificado a cada uno de ellos a través de la Fuerza. Sólo su sospechoso parecía ser un vació en la Fuerza.
Ahora, quedaba el personal de cocina -en caso de que él tuviera apoyos, o quizás un jefe-.
Ella caminó con determinación hacia la mesa vacía, luego se sentó con su cara oculta en el pliegue de
su capucha. Cuando todos los camareros -especialmente aquel que tenían bajo sospecha- estaban
ocupados sirviendo pedidos, ella se deslizó hacia la puerta de la cocina. Ella empujó el tablero de apertura
de la misma forma en que los camareros lo habían hecho. La puerta giró a un lado.
Nadie se interpuso en su camino. Manteniendo su mano cerca de su desintegrador, el cual estaba en
posición de aturdir, se deslizó hacia la izquierda por una pared, alejándose de la zona más ruidosa. Ella
encontró un puesto donde una pequeña fila de pequeños robots con cuatro brazos, los primeros seres
mecánicos que ella había visto dentro del Frondoso Verde, estaba poniendo guarniciones en unas
bandejas. Programados para reaccionar solamente a configuraciones de comidas, ellos la ignoraron.
Ella oyó a otras cuatro presencias vivientes en otros puestos, una gran cantidad de personal viviente. El
propietario definitivamente estaba intentando crear un ambiente completamente humanizado. Este era un
lugar donde un Yuuzhan Vong se sentiría cómodo en establecer una tapadera para ocultar su misión de
espionaje y sabotaje.
Ella se contrajo sobre si misma, y luego escuchó a través de la Fuerza.
Presencia Uno, junto a una superficie de cocción, le llegó alto y claro -y sudado-. Había una presencia
dos, hablando cerca del hombro del Uno. El número Tres se escabulló hacia la puerta trasera del
establecimiento. Deslizándose silenciosamente por detrás de un banco de maquinaria de cocción, Mara la
rastreó. A través de la Fuerza, ella no era una Yuuzhan Vong, y cuando Tres se apartó, Mara localizó otra
puerta trasera. La cuarta presencia también provocaba una sombra en la fuerza -no era una sombra
agradable-, pero definitivamente no era un Yuuzhan Vong.
Detrás suyo, la puerta deslizante se abrió. Ella se estiró y se alisó su chaleco. Los pasos se acercaron
hacia ella. Ella bajó la cabeza y se dirigió furtivamente hacia la entrada.
"¡Lo siento, madam, pero usted no puede...! ¿Madam? ¡Madam!"
Ella irguió de golpe su cabeza. "EPlevay Isobabble," exclamó acaloradamente. "¡Dekarra, do-jui!"
Una camarera humana con la frente llena de arruga la miraba llena de desconcierto.
Mara gritó de nuevo incoherencias, esta vez haciendo gesto como de tener una urgencia que ella en
realidad no sentía.
La camarera extendió sus manos y sonrió, luego le hizo señas. Ella condujo a Mara a través de la
puerta que daba a la zona de comidas, luego la señaló hacia los aseos.
Mara juntó sus manos, y asintió con la cabeza rápidamente. "Jeeaph wentz," ella exclamó, aún
improvisando. Luego se dirigió al pasillo. Entró en el aseo de mujeres, empujo de nuevo uno de sus rizos
dorado-rojizos bajo la capucha, pulsó el activador del agua varias veces, contó hasta diez, luego salió y se
dio prisa en regresar a su mesa. Anakin estaba sorbiendo los últimos restos de su salsa glockaw con el
último trozo de scrimpi.
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"Justo a tiempo," él murmuró.
Mara se deslizó en su asiento. "Él es el único, hasta donde yo he podido averiguar. Uno de los
cocineros sin embargo tiene una extraña y malvada aura. Bien nosotros le agarraremos cuando nuestra
presa principal este a buen recaudo."
Anakin se encogió de hombros. "Tú estás al mando."
Ella hizo un gesto con la cara, pensando. Por el momento, Solo, En unos cinco años, tú probablemente
serás el que este dando las órdenes. "¿Lo tienes puesto en aturdir, no es así?"
Él asintió de mala gana.
Acertar a un blanco que no se mostraba en la Fuerza, requeriría algo de atención extra. Mara apostó a
Anakin en la puerta trasera del Frondoso Verde, y ella se entretuvo en el ocupado salón de piel-arte al
otro lado del corredor peatonal. Cuando el primer turno de noche acabó y los trabajadores más retrasados
entraban de servicio, ella captó un movimiento por el rabillo de su ojos mientas su presunto objetivo se
deslizaba dentro del flujo de transeúntes.
"Gracias," ella le dijo al empleado, quien giró su estilete hacia la burbuja-visora mientras Mara
superponía abstractas muestras de tatuajes sobre su hombre desnudo. "Hoy no, me temo."
"Nada de contacto corporal," le dijo el empleado a ella. "Totalmente hecho a láser."
Mara ya había salido por la puerta, subiéndose el escote de su traje de vuelo y la capucha. Localizó a
Anakin a través de la Fuerza y le indicó que se pusiera en movimiento. Al mismo tiempo, ella comprobó
por dos veces la situación de su presa. Él no estaba allí, excepto para sus ojos.
Mara, quien era lo bastante alta para ver por encima de más de la mitad de los seres que se interponían
entre ellos, siguió al camarero. De vez en cuando, ella era capaz de verle claramente. Él mantenía su
cabeza fija hacia adelante, mirando a izquierda o derecha solamente cuando era necesario.
"¿Lo tienes a la vista?" Ella oyó a Anakin a su izquierda.
"Justo delante, un tanto a la izquierda."
"¿Dónde?... Allí," Anakin exclamó. "Él no lleva armadura, sólo la máscara."
"Así parece por lo que yo puedo ver. Pero aún con eso, no creo que se les pueda aturdir con facilidad"
Dijo. "Iré por un costado."
Él se alejó. Mara mantuvo el paso entre el flujo de gente andando mientras Anakin se iba hacia su
izquierda. El camarero del restaurante llegó a una estación de donde partían los trenes hacia el área de
Dometown. Mara apresuró el paso para acerca, observando más atentamente, yendo en paralelo a su
objetivo hasta que él eligió una de las plataformas de transporte. Entonces ella atravesó la verja por detrás
de una familia de Psadans blindados. Deslizó una de sus tarjetas identificadoras falsas por el lector, luego
se dispuso a esperar, manteniendo su cabeza gacha. Por el rabillo del ojo, ella vio a Anakin pasar la verja.
Hasta hace bien poco, él se hubiera limitado a pasar su mano por encima del lector. Ella se alegró cuando
usó su falsa tarjeta de identidad. Lo mejor sería que él aprendiera a operar sin valerse de la Fuerza, lo cual
le serviría para controlar su propio flujo y los posibles movimientos de los otros. Además, así el
aprendería sus propias capacidades. En este aspecto, el retiro... de Jacen, a falta de una palabra mejor... le
parecía algo bueno y honorable.
Algunas veces ella se imaginaba a un Jacen del futuro con cuarenta años, enseñando en la academia o
A veces ella imaginó Jacen cuarenta años en el futuro, o enseñando a la academia o encerrado en su
propio pequeño mundo, como Yoda. Si sobrevivía.
A continuación el tren-repulsor se situó en su túnel de salida más cercano, emergiendo al otro lado del
cañón de la ciudad y frenando silenciosamente. Mara fue empujada al igual que el resto de la gente. Ya en
esos momentos, ella los había contabilizado y catalogado por especies, sexo y nivel de amenaza. Más
intrigante que sus compañeros de viaje era el hecho de que este recorrido les conduciría de vuelta a donde
ellos habían empezado, es decir la zona gubernamental.
El tren viajó suavemente, su ruido mínimo apagado por las conversaciones de la treintena de pasajeros
del compartimiento. Su objetivo salió empujado entre una riada de gente mientras ellos se aproximaban a
la Embajada Row y la sede central de SERCORE. Mara conectó visualmente con Anakin y le señaló con
sus ojos hacia la puerta. Él asintió, luego siguió al supuesto camarero.
Mara dejó que el vagón recorriera una estación más antes de bajarse y volver hacia atrás. Ella captó la
presencia de Anakin igual que un grito a través de la Fuerza.
La presa ahora estaba moviéndose con mayor rapidez, hacía una senda que Mara sabía que conducía a
los alojamientos del personal de embajadas de rango inferior. Ella se apresuró en acercarse, escuchando
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en busca de cualquier tipo de aviso que pudiera detectar su agudo sentido del peligro.
El camarero finalmente se dio la vuelta. Mara siguió andando sin desviarse, pero Anakin se paró y
miró a un lado, demasiado inocentemente.
El objetivo se desvió por un estrecho callejón lateral. Anakin salió corriendo a toda velocidad detrás de
él.
Meneando su cabeza con cierta frustración, Mara rompió a correr. Pese a todo el potencial de Anakin,
él tenía la sutileza de un Hutt en una piscina para la meditación Mon Cal.
Él apenas tenía dieciséis años, se recordó así misma. Aún era lo bastante joven para guiarse
únicamente por impulsos. Pero al menos debería de dejar intentar tomarse venganza por la muerte de
Chewie con cada sospechoso de ser Yuuzhan Vong en toda la galaxia.
El callejón sin salida era un alto corredor grisáceo que se introducía dentro de uno de los complejos
edificados de Coruscant. Unas cuantas ventanas, ninguna con repisas, se abrían por encima. Luces
amarillentas standars colgaban del tercer nivel. El extraño encorvado se acercó a una entrada,
inclinándose hacia un panel de acceso.
Anakin salió disparado hacia adelante, desenfundando su desintegrador y disparando. Flashes azulados
de energía alcanzaron la doblada forma.
El camarero se giró y alzó un brazo.
¡Evidentemente no fue lo bastante cerca! Ni siquiera la máscara ooglith parecía afectada, era todo
cuando Mara podía decir hasta ahora. Su sable láser surgió de su chaleco mientras ella avanzaba.
Una forma negra se deslizó por fuera de una de las mangas del camarero. Con su mano libre, arrojó
algo hacia Anakin. Lo que fuera, chilló mientras volaba.
Anakin encendió su sable láser con una mano e iluminó el cajellón sin salida de un suave, fluctuante
rosa-purpúreo.
Mara no podía prestar más atención a Anakin. Su sentido del peligro estaba zumbando a toda potencia.
El camarero asió su flácido bastón negro por ambos extremos. Este se endureció desde su empuñadura,
unos relucientes ojos acuosos, reflejaron la hoja láser azulada de Mara. Ella hizo un barrido por abajo con
su sable láser, esperando dejar cojo al agente enemigo.
Él alzó su bastón viviente, bloqueando su giro, luego intentó obligar llevar más hacia arriba las
enganchadas armas. Mara dio con el suelo durante un instante, cambió de dirección, y giró nuevamente.
Por el rabillo del ojo, vio como Anakin giraba alrededor de un pequeño objeto volador negro. Este
atacaba su rostro, e intentaba arañarle los ojos.
Ella se desenganchó, esquivó y lanzó un golpe al cabezal del bastón viviente. ¡Consíguelo, Solo!
¡Atúrdele! Hasta que ella no fuera capaz ocuparse de este bastón viviente (dejarle sin colmillos,
literalmente), ella no podría liberar una mano para agarra su desintegrador, y el Anakin estaba en su mano
izquierda.
El bastón viviente se quedó flácido y casi se escapa de las garras de su oponente. Al mismo tiempo, él
abandonó su encorvada postura. Su cara y torso se estiraron como si fuera algo propio de una pesadilla
infernal.
Mara rehusó distraerse. Probó otro ataque bajo, esta vez abriendo una de las costuras de sus pantalones
cerca de la rodilla. Un fluido blanco salpicó el suelo. Ella debía cortar la máscara. En ese momento el
bastón viviente se endureció otra vez, sorprendiéndola con un chorro de veneno. El cual salpicó sobre la
expuesta parte posterior de su mano izquierda. Su presa soltó una risotada y realizó un giro por alto,
buscando su garganta. Ella se agachó.
Su mano le ardía. Ella y Cilghal habían desarrollado un antídoto contra la biotoxina, y ella llamó
mentalmente a los glóbulos blancos, ahora cargados con la misteriosa esencia de las lágrimas del Vergere,
hacia su mano izquierda.
Evidentemente convencido de que la había matado, el guerrero sacó una bolsa de su cinturón. Mara se
irguió y giró la mano armada, apuntando a la bolsa. De nuevo, ese zumbido en lo más profundo de su
mente le vino justo a tiempo. Ella retrocedió rápidamente mientras el alienígena arrojaba al suelo la bolsa.
Algo salpicó fuera de esta cerca de sus pies. Lo que fuera se deslizó, agarrándola por los pies.

¡Esto de nuevo! Asqueada, al verse cubierta por la pegajosa baba de blorash. Ella se pasó su sable láser
a su dañada mano izquierda y rebuscó en el interior de su chaleco en busca de su desintegrador.
Anakin se estaba acercándose por detrás, fuera del campo de visión del enemigo. Su sable láser había
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despachado a la agresiva criatura voladora. Entonces él saco otra arma de su cinturón. No una vara
aturdidora de contacto después de todo, casi parecía como un spray irritante Stokhli, pero algo más
pequeño y más corto.
Mara soltó su enfundado desintegrador, acertó a cruzar sus dos manos sobre su sable láser, y de nuevo
realizó un barrido. El guerrero giró una vez más su bastón viviente.
Quizá la habilidad de la criatura de sanarse a si mismo la hacía casi invulnerable. Ella giró con dureza
y rapidez, apuntando directamente a la cresta de la cabeza de la serpiente, mientras se agachaba hacia un
lado. La mitad de la cabeza salió volando, golpeando contra la pared de piedra más cercana con un
placentero crujido. La vara viviente se quedó flácida.
¡Sí!
En ese momento, Anakin disparó. Un chorro de una enmarañada sustancia azulada salió disparada
siseando de su arma.
Atrapado por la pegajosa sustancia, el Yuuzhan Vong acertó a lanzar dos discos vivientes más de
bordes afiladísimos. Uno voló en círculo alrededor de la cabeza de Mara, zambulléndose y girando. El
otro fue por Anakin. Ella despachó al suyo mientras el guerrero caía, forcejeando contra la descarga de la
red aturdidora. Finalmente, ella desenfundó su desintegrador. Este zumbó mientras ella disparaba su más
fuerza descarga aturdidora prácticamente encima de su objetivo.
Ni siquiera eso le calmó. Evidentemente a ellos no se les podía aturdir, no del todo. Ella se acercó
sujetando con fuerza la empuñadura de su sable láser, se posicionó bien, y le golpeó con todas sus fuerzas
en la sien.
Él se derrumbó inconsciente.
Anakin se acercó a todo correr. "Déjame desenmascararle," él exclamó.
Mara retrocedió unos pasos, sin soltad aún su sable láser, dejando que la determinación juvenil se
ocupara del asunto. Ella abrió y cerró su mano izquierda con cautela. Aún la picaba, pero no había
perdido la sensación del tacto.
La cara del guerrero parecía estar ensangrentada de blanco donde ella le había golpeado. Con gran
cautela, Anakin tocó una delgada línea que se entendía a lo largo de la nariz de la criatura. La piel pareció
ondularse, como si algo estuviera moviéndose bajo su superficie -entonces tiró hacia atrás de la cara
inmóvil, llevándose consigo la dañada masa al hacerlo. La máscara viviente ooglith se contrajo sobre la
garganta del Yuuzhan Vong con uniforme de camarero, haciendo asquerosos ruidos mientras esta tiraba
liberándose de los poros de la piel de su portador.
Debajo, el alienígena descolorida piel desollada con algunos restos de carne sobre su rostro. Azuladas
bolsas colgaban por debajo de ambos ojos, con la parte superior de una de sus mejillas casi quemada por
completo, dejando una cicatriz que mostraba el hueso. Tatuajes igual que estallidos de energía
concéntricos cruzaban su frente por completo. La prominente mandíbula mostraba un entramado de
fractura dentales ya curadas.
La máscara se convirtió en una protuberancia rodante mientras se deslizaba hacia las piernas del
guerrero. La red Stokhli finalmente la atrapó cerca de las rodillas de su dueño.
"Buena idea, el red pegajosa Stokhli," Mara murmuró.
Anakin la pegó a su cinturón. "Nuevo modelo, de corto alcance. Casi indetectable."
"Me has sorprendido," ella admitió. Le molestaba sobre manera que él hubiera encontrado algo de lo
que ella ni siquiera había oído hablar. Mientras él se sentía ufano y halagado. Ella sacó su comunicador.
"¿Central? Aquí Mara. Nosotros tenemos a nuestro infiltrado."

Capítulo 06.
Con el Yuuzhan Vong capturado echado sobre una mesa de examen y la dañada máscara viviente
metida dentro de un tanque de transpira-acero, Mara plegó sus brazos y se apoyó contra una pared. El
servicio de Inteligencia de la Nueva República no tardaría en aparecer por aquí y tomar el mando, pero
ella estaba autorizada a quedarse. Anakin tampoco se había ido muy lejos.
La Exobiologista Dr. Joi Eicroth tenía su pelo echado hacia atrás reunido en una coleta. Ella había
extendido una serie de utensilios y ampollas con droga en una bandeja cercana a la mesa, entonces ella se
puso de pie, meneando la cabeza. "Nosotros creemos saber bastante sobre su fisiología," dijo, "lo
suficiente para saber que no sabemos lo bastante."
Mara se apartó de la pared. "Al menos sabemos que una descarga aturdidora no les hará caer, sin
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importar cuan cerca estemos nosotros al dispararla."
"Dudo," Eicroth dijo, "que haya muchas personas que consigan acercarse tanto."
El Yuuzhan Vong había sido cubierto con una bata después de que los médicos confirmaran que ella
era una hembra. Mechones de pelo negro crecían aquí y a allá sobre su cráneo, y la mitad de su cuerpo
estaba tatuada con diseños concéntricos similares a lo de su frente. Eicroth señaló un punto focal que se
parecía vagamente a una criatura viviente. Garras protuberantes surgían de sus nudillos. La exobiologa
había fijado anchas bandas restrictivas encima de sus antebrazos y sobre sus piernas y torso.
Cilghal estaba de pie con Mara. Ella había examinado la mano de Mara y había tomado muestras de
piel y sangres para los otros médicos. Luego ella intentó revivir al Yuuzhan Vong. Ningún droga
reanimadora, ni descargas moderadas funcionaron. Por invitación, ella también permanecer en la sala.
Belindi Kalenda de NRI - recientemente degradada a Teniente Coronel, por desinformación existente-
entró en el cuarto, y Eicroth se irguió. La teniente coronel Kalenda era pequeña y de piel morena, y
llevaba su compacta melena rizada recogida en un moño en la nuca.
Ella presentaba un buen aspecto y frunció el entrecejo. "Estoy impresionada," dijo. Engañada por un
supuesto Yuuzhan Vong desertor, luego nuevamente por su mentira en Corellia, al menos no había sido
expulsada del servicio activo. "No hubiera pensado que fuera posible conseguir uno de estos vivo." Ella
lanzó una aviesa mirada a la Dr. Eicroth. "¿Está usted grabando? Nosotros no podemos perdernos ningún
detalle de todo esto."
"Si acaso nosotros conseguimos algo." Mara dijo. Ella se había enfrentado a bastantes de estos
alienígenas como para esperar una sorpresa en cualquier momento.
Sobre la mesa colgaba un escáner de cuerpo-completo. Esta vez, se realizarían completos análisis de
fluidos corporales, lecturas de funciones de los órganos, quizás incluso un mapa de los campos
microeléctricos del cuerpo. Un estudio atento y pormenorizado de su química corporal podría indicarles
que tipo de drogas serían capaces de afectarles. Personalmente, Mara apreciaría más información sobre
sus terminaciones nerviosas -especialmente lo que pudiera ser capaz de tumbarlos, además de golpearlos
en sus sienes-.
Ella miró fijamente al guerrero alienígena, medio deseando que ellos pudieran hablar de mujer a
mujer, en lugar de como depredador y presa, como carcelero y prisionero. A Mara le gustaría hacerle
comprender lentamente que ella había sido conducida por el camino equivocado.
La guerrera Yuuzhan Vong se agitó. Mara se acercó. Kalenda miró las lecturas de arriba.
Los ojos de la guerrera se abrieron. Ella retrocedió ante la máquina situada encima suyo, agitando su
cara violentamente.
Mara alargó una mano. "Nosotros no queremos hacerte daño," insistió. "Se que tú sabes Básico. Te he
visto trabajar en el Frondoso Verde. Déjanos ayudarte. Nosotros te enviaremos de vuelta con tu gente,
si..."
La prisionera la interrumpió, gritando un largo e ininteligible discurso, quizás a sus dioses. Al hacerlo,
arqueó su cuerpo, luchando contra las ataduras. La Dr. Eicroth se echó hacia atrás. Anakin se acercó un
tanto, con una mano en sable láser.
De la mano derecha de la guerrera, una garra se estiró hasta alcanzar cuatro veces su longitud normal.
Esta cortó la atadura de fibra-acero de su antebrazo como si fueran de plástico. Con uno de sus brazos
libres, la guerrera contrajo su puño.
Anakin activo su espada con un siseante chasquido.
"¡No!" Mara gritó.
Sin dudarlo, la guerrera acuchillo con su garra su propia garganta. Negruzca sangre brotó a borbotones.
Cilghal saltó hacia adelante, apretando un puñado de gasas de sintopiel sobre la herida con una de sus
amplias y palmeadas manos, mientras alargaba la otra hacia un lado en busca de recipientes con fluidos.
Otro ayudante sujetó la mano libre de la prisionera. Un robot quirúrgico que Cilghal había colocado fuera
de la vista de la prisionera se acercó rodando y se puso a trabajar.
Mara soltó un suspiro, esperando que las lecturas le proporcionaran algo de información que les fuera
útil. Aunque ella había conseguido algo de información pro si misma -un respeto aún mayor por esas
garras luchadoras-. Ella se aseguraría de que esa información quedara fuera del informe de la doctora.
Una hora después, ya pasada la medianoche, ella permanecía sentada en una mesa iluminada
repasando ese informe y los datos médicos del examen realizado por Cilghal. La prisionera se había
desangrado hasta morir, y Mara envió a Anakin a casa en su aero-deslizador. Luke estaba de pie junto a
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ella, dejando deslizar uno de sus dedos por las líneas de las múltiples fracturas de su cráneo. Mara le
observó de soslayo, intentando adivinar en lo que pensaba. Su rostro había resultado brutalmente dañado
por una un wampa, una criatura que vivía entre los hielos. ¿Podría esta gente aceptar un tratamiento bacta,
dado que la única tecnología que se requería era un tanque capaz de contener los organismos curativos?
Probablemente no. Ellos llevaban sus cicatrices con gran orgullo.
"Las garras también son criaturas," ella arguyó en voz alta. Ya era demasiado tarde como para que se
anduviera con miramientos. "Parásitos, incrustados profundamente en el hueso. Eso debió hacer daño."
"Ellos adoran el dolor," Luke.
Mara meneó su cabeza. Liberada de la capucha, su melena rojizo-dorada cayó sobre sus hombros. "Por
esto no merecía la pena que nos arriesgáramos tanto."
"Tú acabaste con un operativo de espionaje o sabotaje Yuuzhan Vong," Luke la apuntó. "Y encontraste
una forma de matar al bastón-viviente."
"No basta."
"Mara," él exclamó, y ella oyó un cierto tono exasperante en su voz. "Que te mantengas en pie ya es
casi un milagro. ¿No puedes sentirte agradecida por lograr pequeños éxitos?"
A pesar de estar en buena forma por años de entrenamiento con la espada láser y de auto impuesto
ejercicio gimnástico, él arrastraba consigo una o dos cicatrices, y su mano derecha era sólo una re-
creación. Su exquisita empatía daba, sin embargo, una poderosa sensualidad a ambas manos.
"Tú me conoces mejor que eso," ella murmuró, volviéndose hacia el scanner. "Mira al sistema
nervioso. Los campos microeléctricos son totalmente redundantes. Si les gusta sufrir, ellos están hechos
para eso."
"Eso debe ser por qué ellos no quieren que los aturdan o dejen inconscientes."
"Un punto para ti."
Medio sonriendo, él se inclinó hacia la pantalla. "Ella no tenía tantos huesos rotos o cicatrices como
aquel que examinamos en Bimmiel."
"Eso no es muy difícil de deducir. Ellos dan a los jovenzuelos de bajo-rango misiones en la sombra
(espionaje, infiltración, sabotaje) para que se prueben su valía." Mara se esforzó en no volver a soltar un
bostezo.
Luke miró fijamente a la hembra Yuuzhan Vong.
"Gracias," dijo Mara con sequedad, "pero tú no tienes que pretender no darte cuenta. Yo tengo una
buena razón para estar cansada. Vayamos a dormir un poco."
Luke había estacionado un aero-deslizador en la azotea del bloque. Él se introdujo primero, haciéndose
con el asiento del piloto. Mara le dejó. El viaje de regreso desde el Complejo de Inteligencia a sus
aposente en el antiguo Palacio Imperial, resultaba un recorrido corto y en su mayor parte al aire libre.
Mara observó por encima suyo una sólida línea de alas -y colas- luminosas.
"¿Rememorando cosas?" Luke preguntó.
Ella se apretujó en su chaleco, esperando que el súbito escalofrío fuera debido al frío de la caída de la
tarde. Varias veces, la cercana proximidad con los Yuuzhan Vong había parecido provocar chispazos de
recaídas de su enfermedad.
"La verdad es que no," ella dijo.
Él había aprendido a respetar sus silencios, y las veces que simplemente ella no quería dar
explicaciones. Se mantuvo en silencio mientras él conducía el aero-deslizador al interior de un
aparcamiento como cualquier otro piloto con el status de piloto de combate. Él había entrenado, pasado
las pruebas pertinentes y realizando las horas de vuelo necesarias, por lo que estaba legalmente
cualificado para volar casi cualquier cosa que la Nueva República pudiera lanzar contra los Yuuzhan
Vong, a excepción de un acorazado Mon Cal.
A Skywalker le gustaba hacerlo todo de manera legal y ordenada.
Los corredores de su parte del palacio estaban delineados con exóticas maderas, esculpidas con
intrincados remolinos para amortiguar los ecos de los pies al andar los jaspeados mármoles de Wayland.
Mara se rezagó, manteniendo las manos en los bolsillos de su chaleco, y dejó que Luke abriera la puerta.
Esta era más sencilla que la mayoría, pero casi un metro más alta que cualquiera de las otras.
Ella dejó que la puerta se cerrara y arrojó su chaleco largo sobre un robot de servicio. Desde su
izquierda, un estridente pitido surgió de la estación de recarga de datos. Luke saludó a su amigo mecánico
con un igualmente amistoso chirrido. "Hota Artoo."
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Su cuarto era pequeño pero elegante, y a ella le gustaba vivir en un sitio céntrico. En frente, a unos tres
pasos de distancia, una ventana de transpar-acero mostraba una vista aérea de Coruscant. Las cúspides de
una nueva construcción se interponían entre Mara y el conjunto de lunas.
Ella bostezó. Apoyándose contra una pared, miró fijamente a la luna más grande, observando como
esta iba descendiendo, y parecía hacerse más grande y difuminada al deslizarse a través de la neblina que
cubría la ciudad. Incluso un simple conjunto de lunas parecía algo grandioso hoy en día. Si el enemigo
rehacía Coruscant, como ellos habían hecho en Belkadan, ¿De qué color se volverían estas serie de lunas?
Unos cálidos brazos se deslizaron alrededor suyo por detrás. "¿Cama? Luke murmuró contra su oreja.
Ella apretó sus manos encima de las de él. "Un minuto."
"¿Qué está mal?"
"Nada". Ésa era su típica reacción de enfado, y Luke lo sabía. Por alguna estúpida razón, él aún seguía
preocupándose y preguntando. "Yo casi me siento odiosamente bien."
"Sin embargo, tú estás... intranquila," él dijo. "Y, no, no uso la fuerza para saberlo. Yo te conozco muy
bien."
"Vale," ella musitó, no estaba de humor para entablar un diálogo retórico con él. "No es por mí. Mira
ahí afuera. ¿Cuántos miles de hogares vemos nosotros desde aquí? ¿Verdaderamente, ellos están a salvo?"
Su barbilla descansó sobre su hombro. Él no contesto, pero dejó que sus brazos se apretaron alrededor
de su cintura.
"Todos más allá del Borde, han perdidos sus hogares. Mundos enteros. Peor aún, ellos no están
pensando en nada, excepto en cómo sobrevivir. ¿Qué clase de vida es esa?"
Ella lo quiso decir como una pregunta retórica, y él no contestó. ¡Tú aprendes rápido, Skywalker! ella
pensó irónicamente. Puesto que él no replicó, ella siguió presionándole. "Nosotros somos Jedi. Nosotros
protegemos la vida. Algo que valga la pena, pero esto no tiene nada que ver con el tipo de vida que ellos
viven."
"Nosotros no podemos elegir por ellos. ¿Cuánto tiempo llevas tú diciéndome eso?"
"Años. Y estoy seguro de tener razón. Pero para las personas que viven en un estado constante de
terror y pesar -¿En verdad cuánto mejor son ellos, que esos esclavos creciéndoles bulbos coralinos por sus
cuerpos?"
Él simplemente se limitó a apretar sus brazos alrededor de su cintura nuevamente, de forma que ella se
respondió así misma. "Mejor, por supuesto," ella admitió. No están sufriendo una verdadera agonía. ¿Pero
tú nunca te los has preguntado... o quizás puedas decírmelo... cual es el efecto en la Fuerza de toda esta
violencia y desesperación? La amenaza de invasión provoca miedo y rabia. El Lado Oscuro se hace más
fuerte. ¿Qué contraponemos a eso?"
"Algo de esperanza," Luke contestó. "Unas pocas alegrías."
Mara miró fijamente como la luna menguaba. "Está como nuestra situación," ella admitió, "pero es así
en todas partes."
Él alzó una mano para acariciar su hombro.
Ella reclinó su cabeza. "Limitarnos a preservar a aquellos que son percepciones vivas a pesar de haber
muerto en su interior. ¿Pero que elección tenemos nosotros?"
"Solamente seguir sirviendo, durante todos y cada uno de los días que a nosotros aún nos quedan por
vivir." La voz de Luke era más suave que la luz de la agonizante luna. "Para defender a las personas que
no pueden defenderse. Para morir por ellos, si es necesario. Al igual que Chewie hizo."
Mara se echó hacia atrás, apoyándose contra su pecho. "Yo sobreviví al Imperio," ella murmuró. "La
perdida de mi sustento principal -un hombre al que adoraba y servía-. Yo puedo sobrevivir a la Nueva
República. Amo la estabilidad y la tranquilidad... y a propósito, a ti también."
Su mano apretó con más fuerza.
"Pero simplemente... mantenerse con vida no lo es todo. ¿No lo ves? Nosotros sólo estamos
intentando... prevenir la substracción de vida."
"Tú me has convencido, Mara," él dijo con tono suave y seco. "Vamos a descansar un poco."

Capítulo 07.
Apiñados alrededor de una pantalla de radar en el reforzado cobertizo de mando, Jacen, Han y Ryn
Piani observaban como una pequeña señal iba creciendo en la pantalla de rastreo, mientras Randa
permanecía enfurruñado en una esquina y Droma observaba atentamente el exterior a través de un
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burbuja-visora. Una cierta sensación se fue abriendo para finalmente en lo más profundo de la mente de
Jacen. "Es Jaina," él confirmó. Han cruzó sus brazos, frunciendo el ceño. "¿Cómo está?" Jacen examinó
la sensación. "Enfadada," concluyó.
En un de los hangares de Treinta y Dos de sinuosas líneas fue desplegado para acoger la unidad
médica. Jacen y Han esperaban a los pies de la rampa de desembarco mientras la compuerta se abría. El
primero en salir fue un piloto Mon Cal, llevando la insignia con el tri-círculo propia del servicio médico
de la Nueva República. Ella alargó una de sus femeninas manos palmeadas. "¿Capitán Solo?"
Han se adelantó unos pasos. "Traen a mi muchacha, espero." Su voz resonó sonoramente dentro del
hangar.
"Su asistente la esta ayudando a salir. Firme aquí, por favor." La piloto le alargó un cuaderno de datos.
"Ni hablar," Han dijo. "No hasta que la vea."
Mirando por encima del hombre de su padre, Jacen acertó a vislumbrar un capote gris oscuro, una
recortada melena sorprendentemente corta, y la cara de su hermana, medio cubierta por algún tipo de
mascarilla.
Jaina apartó a su asistente robot estirando uno de sus brazos. "Yo puedo bajar andando la rampa. Que
tal papá. Hola, Jacen. Gracias por venir a recoger los pedazos."
Ella bajó caminando, cojeando ligeramente. Han la abrazó, balanceándola de un pie a otro. Luego
Jacen deslizó sus brazos alrededor de sus hombros. Hasta que él no supiera más sobre sus lesiones, no
quería presionarla.
"Yo no soy un armazón vacío," ella gruñó, apretando su mano. Sus dedos se clavaron en los tríceps de
él.
"Aquí está sus instrucciones". El robot médico se presentó a Han con un segundo tablero de dato.
Jaina se dio la vuelta. Dos curvadas lentes oscurecidas colgaban de una banda flexible para la cabeza,
con una serie de conectores en un lateral. Jacen esperó que los médicos no hubieran tenido que implantar
nada del cuero cabelludo de ella para poder hacer funcionar esa cosa.
"Tú puedes ver lo bastante bien como para reconocernos," él dijo. "Eso no está nada mal."
"Yo puedo percibiros a través de la Fuerza. Lo que yo veo son sombras y más sombras oscuras. Está
mejorando." Ella cerró su boca con firmeza, pero sólo durante unos instantes. "Yo ya soy capaz de hacer
formas en un tablero electrónico. Enviarme aquí ha sido un gasto inútil de combustible -a menos que
vosotros sepáis algo que yo no sepa." Ella cruzó sus brazos y miró fijamente a Jacen. "¿Soy yo un
enfermo terminal o algo así, y ellos no han querido decírmelo?"
"No," Jacen exclamó. Él no pudo resistirse en ahondar en la Fuerza. La presencia de su hermana latía
al rojo-vivo, como un ascua, no como una llama. "No, tú estas curándote bien. Fueron ellos los que no
quisieron arriesgarse a devolverte a la batalla sin estar recuperada del todo. O arriesgarse a que tú
pusieran en peligro a alguien más," él añadió, intentando que ella dejara de estar enojada. De pie junto a
ella le hacía sentirse inquieto, como si el suelo estuviera moviéndose.
"No también tú," Jaina se quitó la mascara y acercó su cara a la de él. Sus ojos parecían nublados, las
pupilas un tanto grisáceas.
Habiendo terminado con el equipo médico, su papa pasó uno de sus brazos alrededor de sus hombros.
"Entra, amor. Te dejaré instalada ante de regresar a la estación de bombeo."
Ellos la encontraron una cama con una hembra Ryn mayor, cuyo marido había muerto en la Rueda de
Júbilo sobre Ord Mantell, y quien se alegró de tener compañía. Mientras Han se dio prisa en marcharse,
Jaina permitió de mala gana a Jacen que guardara sus pertenencias bajo el resguardo de la segunda cama.
Ella giró su cabeza hacia la pequeña ventana.
"Yo puedo ver relativamente bien, si hay la suficiente luz."
"Eso es un verdadero problema en Treinta y Dos," Jacen tuvo que admitir. "La capa de nubes no dejar
mucha." Y estos refugios de SELCORE únicamente tenían una puerta y una ventana. "Un poco de luz
entre a través de los paneles del techo," añadió, señalando hacia arriba.
Estas cabañas sólo estaban preparadas para cúpulas ambientales. Una buena tormenta arrancaría los
tejados, para luego llevarse el mortero del exterior, colocado entre las juntas de los ladrillos de barro que
reforzaban las paredes de sinteplástico.
"¿Cuánto tiempo te llevó acostumbrarte al hedor?"
La cara de Jacen enrojeció. Dirigió una apurada mirada a la hembra anciana sentada en la otra litera.
Jaina no estaba oliendo únicamente la atmósfera de Duro. Los Ryn tenían ese olor característico...
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"En parte es mío," La Ryn dijo con brusquedad.
"Menos de un día". Jacen soltó las palabras rápidamente, "Y, Clarini, tú sabes que no es cosa tuya.
Sólo es que tu gente tiene una química corporal diferente."
Jaina meneó su cabeza lentamente. "Lo siento," ella musitó. "Usted ha sido generosa al alojarme. La
última cosa que usted necesita es una niña ingrata y mal educada en su casa."
"No te preocupes." Clarini gesticuló a derecha e izquierda, cerrando la puerta que ellos habían dejado
abierta -y la pequeña ventana, con su rústico estante de almacenamiento de una sola balda. "Yo esto
cansada de dormir sin compañía."
Cuando Jaina alzaba una mano para ajustarse su máscara, Jacen vio que temblaba. Ella ciertamente lo
había sentido.
"Me tienes que contar un montón de cosas," él dijo cambiando de tema. "¿Qué tal te ha ido con los
Pícaros, y a quién has frito con su Ala-X?"
"Lo hice. Eso es lo peor de todo esto."
"¿Tú?"
Ella suspiró. "Yo estaba persiguiendo a un caza. En Kalarba." ella añadió.
"Sí, ellos nos lo dijeron. Me supongo que también ha caído Druckenwell?" Este había sido uno de los
mayores centros industriales del Imperio.
"Y Falleen. Han llegado incluso hasta Rodia. Es el pesado extremo de un martillo, que golpea y
golpea."
"Increíble," Jacen murmuró, preguntándose si los Falleen habrían luchado hasta la última gota de su
sangre verdosa o nada más que usaron sus infames feromonas para comprar una cierta cantidad de
libertad.
Jaina no ofreció detalles, y éste no era el momento de insistir. "Yo me quedé demasiado cerca de un
crucero que estaba bajo ataque," dijo. "Cuanto estalló, yo... cogí algo de radiación. Debería estar bien en
un par de semanas," ella insistió. "Ningún daño permanente."
"Magnífico."
A cambio, Jacen le dio una explicación rápida del proyecto de purificación de agua de Treinta y Dos,
el pozo de la vieja mina que se había llenado con lodo tóxico, el establecimiento de una asociación
nominal con Gateway situada detrás de las arrasadas colinas, y sus problemas de suministros. La
compañía de envíos CorDuro, contratada por SELCORE para entregar suministros a los domos con
refugiados, había perdido dos embarques y se había retrasado con otros once.
"Aquí hay trabajo más que de sobra," él añadió. "Equipamientos mecánicos. Tu especialidad."
Ella resopló. "Salvar esto para alguien que no sabe cómo es un tornillo, Jacen. Ellos nos están
arrebatando esta galaxia. El ejercito necesita cada buen piloto -y no tan bueno- que nosotros podamos
darle. Hay es donde tú debes estar. Incluso Papá."
Ella sonaba igual de perturbadora que Randa -ansiosa, rabiosa, enfadada-. De nuevo pensó en su
visión, y las potenciales repercusiones de dar un paso en la dirección errónea.
"¿En lugar de quedarte aquí y cuidar de gentes indefensas y desvalidas?" Clarini apuntó. "Piensa de
nuevo, jovencita. ¿A quién quieres tú salvar luchando? Acaso tú no estarás ahí afuera jugando al aquí te
pillo, aquí te mato, por pura diversión y excitación."
"Verdad." Para sorpresa de Jacen, la voz de Jaina sonó pesarosa. "Y me preocupa... un poco... que
cuando yo tenga que volver a un Ala-X, no esté a la altura."
"Tu no," Jacen dijo.
"Ahora esto es diferente." Ella entrelazó sus dedos en el regazo de su oscuro capote grisáceo. "¿Les
dijeron ellos que yo perdí a Sparky?"
"No." Jacen se volvió hacia la mujer Ryn. "Sparky era su robot personal. Ella le tenía ca..."
"Mucho," Jaina dijo, "Lo bastante para empezar a depender de él. Yo sé que ellos son sólo algo
mecánico, pero... él era algo grande." Dejó caer sus hombros, en gesto de abatimiento.
Jacen meneó con pesar su cabeza.
"Nunca he poseído un droide," la mujer Ryn dijo, "Por lo que no se si podría parecerme simpático.
Pero lo que si es cierto es que todos nosotros perderemos algo de lo que ya tenemos, antes de que todo
esto haya acabado."
"¿Tú acabaste la eyección extravehicular?" Jacen preguntó.
Jaina asintió.
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Él contrajo sus labios. Perder una nave de combate y resultar eyectado fuera del vehículo, resultan
terribles para las ilusiones de confianza que hacen a los pilotos de cazas espaciales precipitarse sin
pensarlo dos veces al interior de sus cabinas de pilotaje. En lo más profundo de sus mentes, siempre está
el recuerdo del otro tipo que abates con tus disparos -aquel que en esa ocasión no fue tan rápido, o tan
bueno en apretar el gatillo, o tan hábil en tener puntería-. Él se quedó mirando fijamente la máscara de
Jaina.
"¿Quieres cenar?" él la preguntó. "Parte del hedor es lo que nosotros comeremos esta noche."
Jaina negó con la cabeza. "Mi ciclo diario apenas ha cambiado. Era casi medianoche donde yo ye
estado. Sólo quiero dormir."
"Hazme un favor," ella añadió, mirándole directamente a los ojo. Jacen sintió como sus emociones
cambiaban sutilmente. "Yo quiero pasar la noche en un estado de catalepsia curativa. Échame una mano.
No soy capaz de conseguir un estado de concentración tan profundo como yo quisiera, no sin tu ayuda."
Él dudó.
"Lo sé," ella dijo. Él tuvo la sensación de que su mirada, e pesar de como estaba, no vaciló lo más
mínimo. "La galaxia entera sabe que tú has estado intentando no usar la Fuerza. Esto es para mí, tu
hermana. Yo necesito ponerme bien."
"Tienes razón." Avergonzado, apartó a un lado sus temores. "Te ayudaré. Pero tú tienes que saber que
esto ha empeorado."
"¿Por qué?" ella le demandó. Cuando ella inclinaba su cabeza hacia adelante y fruncía el entrecejo, ella
se parecía casi exactamente a su madre.
"Yo vi... esta visión". Él se la describió.
Ella escuchó y asintió -pero le pidió de nuevo su ayuda-. Él no pudo negarse. Al poco rato ella
permanecía sumida en un profundo sueño curativo, su pecho subía y descendía tan lentamente que un
extraño podría sentir la preocupación de que ella no estaba respirando.
Pero cuando él la a través de la fuerza con su espíritu, vio que sus piernas, costado derecho y mano
izquierda eran todos los objetivos de un intenso esfuerzo. Alrededor y a través de sus ojos, la energía fluía
con particular intensidad. El bacta, ese milagroso microorganismo sanador, había hecho tan buen trabajo
en sus lesionados tejidos que ella no tendría ninguna cicatriz visible. Ella tampoco cojearía durante
mucho tiempo.
Yo sería un sanador magnífico, él se lamentó a si mismo, pero también sabía la respuesta a eso.
Simplemente porqué él estaba experimentando en un área, eso no hacía que se convirtiera en el destino de
su vida. La gente que le había dicho que él tuvo suerte de haber resultado tan ampliamente "dotado", no
tenía que tomar sus decisiones.
A la mañana siguiente, él la descubrió deambulando por el callejón, deslizando una mano por la rugosa
pared de la cabaña más cercana. Él la agarró de la otra mano y la guió por un área llena de suciedad. Ryns
de todas las edades se congregaban alrededor de cinco hembras con ollas de cocción de construcción
propia. Jaina olisqueó el aire.
Jacen la tocó el codo y la guió a un lugar en la cola. "Parece como..." él miró al interior del caldero.
"Mm, desayuno phraig." Luego bajó el tono de su voz y susurró en la oreja de Jaina, "SELCORE debe
haber conseguido un contrato con algún planeta por toda la cosecha de phraig..." Él tocó su codo y la
guió a un lugar en línea. "Parece como -" Él siguió en la cola mientras la cocinera más cercana los
reconoció.
"La piloto del Escuadrón Pícaro," ella exclamó.
Arriba y abajo de la cola para recibir comida, cabezas Ryn se volvieron. Dos Vors alados bajaron sus
cabezas para mirarla fijamente. Una familia de humanos dejó sus bandejas a un lado y aplaudió.
Los labios de Jaina se torcieron.
"Ponte al frente de la fila, pequeña," dijo la cocinera. "Quizás nosotros no podamos hacer nada por sus
camaradas, pero usted podrá decirles -cuando usted vuelva- que Camarata les dio las gracias."
Cuando Jaina fue a protestar, Jacen la golpeó con el codo. "Estos refugiados sólo pueden darte un poco
de tratamiento especial. Es todo lo que ellos tienen. Déjales honrar al Escuadrón Pícaro, si tú no lo
quieres para ti."
Él la condujo al frente de la fila, sosteniendo su cuenco mientras una de las mujeres lo llenaba con el
contenido de un cazo lleno de granos cocidos de un marrón claro, mezclados con unos trozos de fruta
seca. Luego él mismo se sirvió su cuenco y cogió dos jarras con de caf artificial.
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Ellos tomaron asiento en una larga tabla de dura-cemento. Jaina agarró su cuchara situada cerca del asa
y tomó un bocado.
"Blando," dijo, "pero no está malo. Siento que yo fuera una pésima compañía la noche pasada."
"Esto no debe ser nada fácil para ti."
"Siempre intentando comprender el punto de vista de los demás, ese es mi hermano pequeño."
Él sonrió con ironía. Hasta casi hace dos años, ella había sido la más alta.
Ella meneó su cabeza, luego se giró hacia un lado, de manera que él pudo ver la imagen de una familia
Ryn en el fondo de su plato. "Odio esto," ella dijo. "Yo soy la hermana mayor. El as del pilotaje. ¿Sabes,
yo casi conseguí tantos derribos en las últimas tres semanas como los diez mejores porcentajes del
escuadrón? ¿Comprendes lo que eso significa para mí?"
"Sí. Tú eres uno de los mejores que haya habido jamás."
"Me asusta perder eso, Jacen."
"Por supuesto. Pero yo leí anoche tu informe médico. Realmente se espera que te mejores. Y con gran
rapidez."
"¿Entonces por qué me enviaron aquí"? Su voz se convirtió en un ahogado murmullo.
"Te lo dije anoche. Los recursos médicos están saturados."
"Sí," ella dijo. "¿Y sabes que ellos no han podido localizar a mamá?"
"Yo no entiendo eso."
"Bien, ellos no intentaron esforzase mucho. Por lo que espero que no le haya pasado nada."
"Nosotros lo sabríamos si..." Jacen apostilló.
"¿Si pero dónde está ella?"
Él se encogió de hombros. "Trabajando con refugiados. Ella podría estar aquí en Duro, y nosotros
nunca lo sabríamos. No somos capaces de mantener los cables de comunicación activos, la atmósfera es
demasiado densa para las comunicaciones inalámbricas, y no hemos recibido aún una buena antena de
SELCORE."
Jaina terminó su desayuno y tanteó el dura-acero en busca de su jarro.
Mientras Jacen lo empujaba hacia su mano, él percibió movimiento por el borde de su campo de
visión. Una inmensa, masa color-bronce de movimiento.
"Uh-oh," él murmuró.
"¿Qué?" Su cabeza se irguió de golpe.
"Randa," él dijo rápidamente, "nuestro Hutt residente. Quiere vengarse de los Yuuzhan Vong. Él
intentará comprometerte en sus propios planes bélicos. Lo ha estado intentando conmigo."
"Dile que yo no puedo."
"Díselo tú," Jacen dijo, "Aquí viene."

Capítulo 08.
Dos días más tarde, Jacen ajustó su mascara de respiración y se apoyó contra la verja principal de
dura-cemente de Treinta y Dos, esperando la llegada del transbordador de suministros de CorDuro. La
grisácea cúpula se descoloría a una cierta altura. SELCORE no podía permitirse el lujo de equipar a sus
refugiados con costosos trajes-climatizados, solo baratos trajes químicos e incómodos respiradores como
el de Jacen. Había algunas veces que él deseaba volver de nuevo a la destrucción de ahí afuera.
La oferta de Randa surgió de nuevo en su mente, pero la rechazó. Si él volvía a la lucha y la agresión,
eso significaría traicionar todo lo que él se había prometido erigir, por no mencionar su visión.
¿Pero no podía él luchar sin hacer uso de la Fuerza?
A su derecha, estaba el sellado extremo de un contenedor cerrado con forma de tubo posicionado en
uno de los bordes de un semiderruido cráter exterior. Ese tubo podía ser extendido hasta contactar con la
compuerta de carga de una nave de transporte. A treinta y Dos le había sido prometida una carga de
fertilizantes químicos para sus operaciones hidropónicas. Sin ellos, la nueva cosecha de comestibles se
pudriría en los tanques.
A pesar de todo, no estaba en la mano de un Maestro Jedi comprender por que esta nave de carga no
había llegado. Frunciendo el ceño, Jacen se deslizó a través de la amplia puerta, una esclusa modificada.
Hizo una pequeña pausa para permitir que unos fuertes chorros de aire limpiaran la mayoría de los restos
de la atmósfera tóxica, a la vez que chapoteaba con sus botas en un recipiente de desinfección, luego se
dirigió por el borde del domo al cobertizo de mando.
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"No vendrá," una voz profunda retumbó.
Randa había colocado su barriga enorme delante del tablero de mando. Dos humanos mayores estaban
sentados en el suelo con las piernas cruzadas, jugando al juego de la teja. Detrás de ellos, la burbuja-
visora mostraba la zona de aterrizaje junto al cráter hecho por una explosión.
"¿Alguna noticia de Nal Hutta?" Jacen preguntó con amabilidad.
"La Joya Gloriosa," Randa musitó, "está bajo bombardeo a distancia. Los misiles están estallando en
su atmósfera. Ellos no están causando daños graves según los datos que mi gente puede captar desde
estaciones lejanas, pero nosotros sabemos lo que el enemigo le hizo a Ithor."
Jacen frunció el entrecejo. "¿Evacuasteis a la gente?"
"Muchos de mi kajidic ya habían partido hacia Gamorr y Tatooine. También hacia Rodia." La ancha
raja que Randa tenía por boca se torció hacia un lado. "Pero ahora Rodia estaba bajo ataque."
Jacen meneó su cabeza.
"Heroicas noticias nos llegan de Kubindi. Trágicas, pero heroicas."
"¿Oh?" Jacen dejó que uno de sus brazos se apoyara sobre la consola de mando. Resultaba bastante
raro que noticias provenientes de otros planetas fuera de su sistema, atrajeran lo bastante la atención de
Randa, como para que él se dignara en escucharlas.
"Es un mundo donde estaba los llamados Doce de Kyp...-"
Jacen contrajo una mano ante ese nombre, pero no le interrumpió.
"...- que rechazó un ataque Yuuzhan Vong el tiempo suficiente para que el Kubaz consiguiera que
prácticamente todas las naves especiales de evacuación abandonaran el planeta. Tú no puedes decir que
esa gesta no es como poco heroica."
Grandilocuentes imágenes le vinieron a la mente, pero Jacen mantuvo su paz interior. "Yo creía que él
estaba por la zona de Bothawui."
"Exactamente. Anticipándose su ataque, él hizo un largo viaje"
"Escucha, Randa". Jacen frunció el ceño. "Yo no admiro a Kyp de la manera que tú lo haces." Y Kyp
no tiene el menor afecto por los Hutts, pero Jacen se calló eso. "Él mató a millones."
Randa agitó uno de sus rechonchos brazos. "Fue hace tiempo. Él era joven"
"Bien, yo ahora soy joven. Y no lo apruebo."
"Trágico," Randa dijo con tono tranquilo. "La forma en que los Jedi están divididos. Supuestamente,
los Jedi han de proteger a los demás seres. Yo no veo nada de eso en ti, Jedi Solo. Toma ejemplo de
Wurth Skidder. Él era todo un guerrero". Él recitó la historia de nuevo: La valentía de Skidder al abordar
nave-emjabre de los Yuuzhan Vong; El esfuerzo de Skidder por establecer comunicación con el horroroso
yammosk coordinador; Skidder moribundo mandando marcharse al equipo de rescate sin él, Randa había
jurado vengarse de los Yuuzhan Vong, honrado a Wurth Skidder.
Jacen se preguntó que es realmente lo que quería el joven Hutt.
"Hasta donde yo puedo ver," Randa concluyó, "Durron es el único Jedi que de verdad está luchando en
primera línea contra los Yuuzhan Vong."
"Eso es sólo una verdad a medias," Jacen dijo midiendo sus palabras. "Los Jedi con base en Coruscant
está trabajando tan duramente como Kyp, lo que pasa que sin llamar la atención sobre ellos. Nada de
fanfarrias y alharacas, nada de llamativas maniobras de vuelo en la batalla"
Randa escupió hacia un cubo que él había colocado en el rincón más oscuro de la habitación. Los
jugadores de teja se sobresaltaron un tanto, pero luego siguieron jugando.
"¿Cuánto tiempo," su voz retumbó, "resistirá Coruscant si los Yuuzhan Vong la atacan?"
"Ése será el último lugar que la flota espacial les permitiría conquistar," Pero Jacen se había hecho la
misma pregunta varias veces. Eso realmente podría ser el fin -y tío Luke había resistido cerca de
Coruscant en su visión-. "Escucha, Randa. El maestro Skywalker tiene razón -nosotros tenemos que ser
cautos en el uso de la Fuerza. Nosotros tenemos que ser capaces de no dejarnos llevar por la rabia, el
odio, la agresividad. Aquellos de nosotros que nos dejáramos tentar por el mal, y cayéramos hacia el Lado
Oscuro, nos volveríamos tan peligrosos como Yuuzhan Vong."
Randa refunfuñó en Huttese.
"Lo adecuado para nosotros es reunir toda la información posible," Jacen presionó. "Para proteger y
avisar a los demás. Para curar sus heridas. Esa el la Fuerza buena. Las personas como Kyp... quizás ellos
no han caído en el Lado Oscuro, pero se están deslizando hacia él."
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Randa apretujó sus manos diminutas, resoplando para adquirir su tamaño completo.
"Ahórrame esa tontería tuya sobre el lado oscuro y el lado claro. ¡Si tú eres un Jedi, actúa como tal, o
apártate a un lado y deja que los otros Jedi hagan lo que esta guerra requiere... para proteger a los demás
seres!"
"Yo estoy trabajando sobre eso," Jacen insistió.
Abruptamente, Randa se volvió conciliador. "Por supuesto que tú estás en ello," él dijo con tono
calmado, pero no antes de que Jacen tomara nota mental sobre la falsa amabilidad de Randa Besadii de
Diori: esto podía ponerse feo en un instante. El Hutt era un mercader de especia, una especie
manipuladora. "Así es mi visión de las cosas," Randa dijo. "Mis fantasías han madurado, y tú puedes
encontrar algo de gloria ayudándome a cumplirlas."
Jacen entrecerró sus ojos. "Prosigue."
Randa se humedeció los labios con su grasienta lengua en forma de cuña. "Yo me veo," dijo, "como un
capitán pirata, haciendo estragos entre los Yuuzhan Vong... con Kyp Durron como mi ejemplo."
Jacen se preguntó cómo reaccionaría Kyp ante el hecho de que un Hutt lo usara como ejemplo a
seguir.
"¿Quién mejor para encabezar mi escuadrón que un Jedi? Y el destino ha entregado un Jedi a mí, uno
que ha apartado a un lado sus enseñanzas primordiales. Ya ves, Jacen, todo lo que yo necesito es
conseguir poder influenciarte de algún modo, luego te convencer te que hagas lo que yo quiero."
Sorprendentemente franco, para un Hutt. "No hay ni una sola nave aquí en Treinta y Dos, que pudiera
servir para tus propósitos."
"No," el Hutt admitió. "Pero en Gateway hay dos navíos más rápidos. Podríamos apoderarnos de
ellos."
"No, Randa. Yo no robaré, yo no quiero ser un pirata, y yo no creo en su visión. Lo siento. Ahora, yo
necesito una línea GOCU."
Suspirando pesadamente, Randa se deslizó alejándose de la consola principal. Jacen activó la unidad
de comunicación orbital, dejando que sus dedos tamborilearan en su borde mientras esperaba que su
llamada llegara a su destino. Mientras él se preguntó si Randa sería capaz de intentar la intimidación, una
vez que resulto obvio que su falsa lisonja no había tenido el resultado que él quería.
La primera llamada de Jacen llegó al ejército de Duros, como era lo usual. Las fuera de defensa de
Duro estaban echas un manojo de nervios estos días. El equipo de comunicaciones del Almirante Wuth
tenía trabajo esa mañana. Conseguir saltarse los usuales controles y rodeos inútiles le llevó a Jacen toda la
hora siguiente. Randa pasó su enorme cabeza a través de la puerta por tres veces, solicitando informes de
sus progresos.
"Esperando por el Almirante Dizzlewit," Jacen murmuró cada vez.
Finalmente, Jacen consiguió desenredar la madeja burocrática hasta llegar a un funcionario de envíos,
quien se molestó en comprobar los archivos de embarque. Si, el transbordador en cuestión había llego a
Bburru City. Los agentes de embarque de CorDuro se habían encargado del traslado. Un piloto de
CorDuro se lo había llevado, con órdenes de entregarlo en Ciudad Urrdorf -la más pequeña de las
ciudades orbitales de Duro-.
¡Robado! "Sé que estas comprobaciones rutinarias son un verdadero incordio para usted," Jacen dijo
secamente. "Usted ha hecho un trabajo increíble, y me ha ayudado mucho. Muchas gracias."
Él cortó la conexión y activó su comunicador. "¿Papá?"
Después de unos segundos, consiguió una respuesta. "¿Lo encontraste, Chico?"
"Los Duros lo han desviado." La monstruosa cabeza de Randa asomó nuevamente por la puerta. Jacen
empujó su silla a un lado e hizo una seña al Hutt de que avanzara, mientras seguía con la explicación.
"Papá, creo que esto justificaría el gasto de combustible para subir hasta allí arriba y hablar con ellos."
Han había ascendido desde Treinta y Dos a Bburru con un anticuado transbordador 1-7 Howlrunner un
par de veces esta primera semana, para hablar con el Almirante.
"No," Han dijo con firmeza. "Ellos no quieren hablar. Nosotros pensaremos en algo. Quizás coger
algunos suministros prestados de Gateway."
Jacen sabía exactamente lo que su padre quería decir cuando decía 'prestado'.
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El aviso de una transmisión inesperada hizo que Tsavong Lah se apartara del coro villip de Sunulok.
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En esa cámara, las señales villip formaban campos ópticos que mostraban grandes zonas del espacio,
dichas imágenes eran enviadas por villips posicionados para transmitir. Imágenes de Nal Hutta mostraban
el sembrado de microbios que reformarían al pestilente plante lleno de escoria -y su horrenda luna,
cubierta con monstruosidades tecnológicas- de nuevo en algo fértil y encantador. Algunos de los
organismos, engendrados por el maestro de forma, digerirían el metal de Nar Shaddaa y convertirían en
polvo el transpar-acero, cuyos restos se aposentarían en los estratos inferiores. Otros microbios desharían
el dura-cemento de ambos mundos en arena para conformar tierra nueva y pura. Además otras bacterias
atacarían la materia orgánica, incluso los hinchados cadáveres de los Hutt, para enriquecer dicha tierra.
Enterrados bajo un terreno natural, este mundo y su luna revivirían de nuevo.
También estaba la cuestión de Mujmai Linan, un lugarteniente que había propuesto la toma de Kubindi
con mitad del número usual de cazas coralinos. Deshonrado por la exitosa evacuación de Kubindi por
parte de las fuerzas de la Nueva República, Linan esperaba su destino en una cámara de meditación. En
menos de una hora, los dioses le acogerían en su seno.
Tsavong Lah no se sintió complacido de recibir una llamada de larga distancia, pero el informe del
ejecutor mereció la pena ser oído. Sentando en la cámara privada de arrugado coralino, él observó con
cierto gesto de sorpresa ante el villip la cara de asombro de Nom Anor. "¿No un Jeedai, sino tres?"
Los ojos de Nom Anor aún se desorbitaron un poco más. Era muy raro para un Maestro de Guerra
repetir una información. "Si, Maestro de Guerra. Tres de ellos están localizados en este momento."
El Maestro de Guerra se irguió en toda su formidable estatura, cuadrando sus espigados hombros. "No
por ti."
"Por mis agentes. Yo evito de forma escrupulosa cualquier contacto con ellos."
"Sus nombres," Tsavong exigió, relajándose un tanto.
"Leia Organa Solo realiza tareas de supervisión en este cúpula. Mis asistentes me avisan siempre que
ella se acerca al laboratorio."
"Sus ayudantes tienen cierto mérito."
"Yo sólo deseo llevar a cabo vuestras órdenes."
"Cuando Duro sea liberado, tú podrás entregarlos como ofrenda tuya."
Los villip mostraron la inclinación de la cabeza de Nom Anor en gesto de gratitud. "Usted nos honra a
todos. Los otros dos Jedi llamaron mis atención justo esta misma mañana. Mis agentes en Bburru han
monitorizado una serie de llamadas fuera del sistema realizadas desde el asentamiento conocido por
Treinta y Dos. Ellos finalmente fueron capaces de identificar a un pasajero que llegó una unidad de
evacuación medida como la hija de Organa Solo, Jaina. Informes de la Compañía de Transporte CorDuro
que allí en Treinta y Dos fue recibido por otro -el hermano de Jaina, el Jedi cobarde que recientemente
desapareció de Coruscant"
Perplejo, Tsavong Lah interrumpió, "¿Tiene esa familia alguna deuda de sangre? ¿Evitándose entre si,
para prevenir cualquier tipo de enfrentamiento?"
"Yo no tengo ninguna evidencia de que eso sea así. Parece posible, aunque lo más creíble -incluso para
esta raza atea-, es que los hijos no tengan conocimiento de la situación de la madre, y viceversa. El
nombre del cobarde es..."
"No me nombres a ningún cobarde. Él no es digno de ser conocido."
"¿Entonces puedo yo ofrecerle una sugerencia?"
Tsavong Lah asintió.
"Yo he desarrollado un nuevo organismo."
Tsavong Lah frunció el ceño. Nom Amor se creía un moldeador, capaz de interferir en las sagradas
especialidades de otros, lo cual podía resultarle muy peligroso a la largo, sobre todo si no conseguía el
éxito esperado.
"Cuando nosotros tengamos que destrozar estas abominables cúpulas y dejar entrar a la atmósfera
viviente," Anor continuó, "nos será muy útil. Mientras tanto, me gustaría probarlo en la cúpula de los dos
jóvenes Jedi. 'Eruk tukken nom canbin-tu.'" Él citó el adagio: Procura debilitar los puntos fuertes de la
fortaleza enemiga.
"¿Por qué no en el suyo propio?" Resultaría un honorable acto de auto-inmolación.
"Belex tiu, Maestro de Guerra." Nom Amor se disculpó, y el Maestro de Guerra le dejó continuar.
"Esta investigación servirá para realizar nuestros complejos planes a largo plazo, y la Jedi Organa Solo
ayuda a otros trabajadores a hacer uso máximo de sus recursos. Por esta razón, la destrucción de esta
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cúpula debería demorarse."
Tsavong Lah no pudo menos que reconocer como buena la argumentación del ejecutor. Sólo tanto en
cuando ella permanezca ignorante de tu presencia. De algún modo, estos Jeedai son capaces de
reconocernos a pesar de las máscaras ooglith. Yo tengo algo de fe en que tu nueva máscara gablith la
engañaría." La magia Jedi al actuar sin los necesarios sacrificios a los dioses de los Yuuzhan Vong, hacía
que esta fuera casi tan abominable como la tecnología de los infieles. "Los sacerdotes," él añadió con
sequedad, "cambian de opinión casi a diario, sobre si los augurios identifican a estos Jeedai como una
abominación demasiado diabólica incluso para ser sacrificada, por el contrario los hacen lo bastantes
dignos para ser inmolados de forma individual. Así que procura no encontrarte con ella personalmente."
"Yo te sirvo con mi vida y mi muerte," Nom Amor contestó.
Tsavong Lah tocó su villip. La cara de Nom Anor se decoloró, se encogió, y fue absorbida de nuevo al
interior del villip.
Tsavong Lah permaneció sentado durante otro minuto, acariciándose su raído labio con un dedo que
más parecía una garfio. La destrucción de los astilleros y embarcaderos espaciales de Duro, facilitaría el
poder impedir la llegar a sus enemigos de naves de guerra y suministros. Cortas sus rutas comerciales,
provocaría de nuevo estragos en la ya de por si maltrecha economía de la Nueva República.
Y en Duro, él daría tal ejemplo que los habitantes sobrevivientes de la galaxia no se atreverían a
ignorar.

Capítulo 09.
Mara estaba sentada al lado de Luke en una larga mesa de reuniones, en un aislado cuarto protegido
por campos sónicos de contención. En la cabecera de la mesa, Ayddar Nylykerka - jefe del Servicio de
Inteligencia de la Flota- estaba de pie junto a un mapa galáctico en tres dimensiones que destelleaba por
encima del modulador-láser de la mesa. La mayoría de sus zonas estelares relucían en un suave azul, pero
una substancial porción del mapa estelar, comenzando cerca de Belkadan había tenido que se
reprogramada para relucir en rojo, todos esos sistemas habían caído en manos de los Yuuzhan Vong.
Nylykerka barrió su indicador del láser a través de ese sector. "Como ustedes pueden ver, nuestras
sondas hiperespaciales han regresado con limitada información. Kalarba, Druckenwell, y Falleen se han
perdido. Incluso aunque nosotros fuéramos capaces de retener Rodia," él dijo, mirando de soslayo a
Consejero Rodiano Narik, "El Corredor Corelliano está cortado." Deslizó su puntero a lo largo de una
imaginaria línea en el hiperespacio. "Nuestros exploradores reportan haber encontrado varios puntos más
sembrados con minas de interdicción basal dovin."
Las orejas de Narik se giraron hacia la Jefe de Estado Fey'lya. "Una vez más, un mundo del Borde
Medio ha sido sacrificado en aras de proteger el Núcleo Cent... o Bothawui," Narik expresó con gran
enojo y frustración.
Mara frunció el cejo. El Jefe de Estado Bothan había decidido mantener los restos de la Quinta Flota
desplegados en casa, pero él parecía crispado. A la defensiva. Multitud de pliegues y arrugas parecían
danzar constantemente sobre su despellejado rostro.
"Con Fondor tan seriamente dañado, nosotros estamos igualmente interesados en proteger los
Astilleros Kuat," El Consejero Triebakk de Kashyyyk dijo a través de su robot traductor. Él señaló hacia
el más reciente miembro del Consejo Asesor, el senador Viqi Shesh de Kuat, quién asintió en señal de
reconocimiento.
"La Estación Centerpoint," Fyor Rodan de Commenor dijo, "está posicionada de forma ideal para
defender Kuat. ¿Pero cuál es el estado actual de Centerpoint? ¿Podemos contar nosotros con Corellia?"
Chelch Drawad se revolvió en su asiento, algo incómodo. Mara no le envidiaba. Corellia había sido
usada como una trampa, un blanco tentador para los Yuuzhan Vong dentro del rango de actuación de
Centerpoint. Ahora los Corellianos tenían ideas propias en mente, y no precisamente de apoyo hacia la
Nueva República.
"Mi reporte no es bueno," Drawad respondió. "Después de que Centerpoint disparara hacia Fondor,
hay algún tipo de mal funcionamiento interior, probablemente debido al mal uso hecho del equipo por
Sal-Solo. Esa información, sin embargo, no debe llegar a los Yuuzhan Vong. Lo importante es que ellos
piensen que Centerpoint sigue operacional, así actuara como efecto disuasorio de un posible ataque sobre
todo un sector galáctico."
Mara se dio cuenta de que la inquietud se apoderaba de la mesa. Varias cabezas se movieron
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pesarosamente.
Fey'lya cruzó sus brazos por encima de su túnica. "Y ahora Corellia amenaza con actuar por su cuenta,
haciendo del poderío del armamento de Centerpoint, un punto de presión y fuerza en posibles
negociaciones." Él miró de reojo al Consejero Drawad.
"Sin los astilleros de Fondor," el Corellian dijo, "las fuerzas de la Nueva República no podrían usar
Centerpoint como inicialmente se había planeado. Los dispositivos HIMS, que habrían permitido a
nuestras fuerzas maniobrar dentro y fuera de un campo de interdicción, estaban allí instalados."
Almirante Sien Sovv, el Sullustan al mando de las Fuerzas de Defensa de la Nueva República, había
sido amenazado con un voto senatorial reprobatorio después de la catástrofe de Centerpoint. Él apenas
había sido capaz de eludirlo. "Jefe Nylykerka," él preguntó, "¿qué noticias hay de Kubindi?"
El Tammarian corpulento agitó su cabeza. "Nuestra única comunicación ha llegado por cortesía del
Jedi Kyp Durron. Yo estoy seguro de que todos ustedes ya lo han visto en la HoloNet."
Las quijadas de Sovv temblaron con disgusto. "¿Quién sino? Supongo que el Jedi Corran Horn
también habrá retornado a sus usuales heroicidades, como hasta ahora," él sugirió, girándose hacia Luke.
Sentado junto a Mara, Luke agitó su cabeza. "Corran aún sigue recluido en Corellia." Con la moral por
los suelos, Mara sabía, después de la catástrofe de Ithor.
Sovv husmeó sonoramente.
Cal Ornas, anteriormente de Alderaan, dijo, "yo encuentro interesante el hecho de que el enemigo
tomara Kubindi sin hostigar ni a Fwillsving o Kessel."
"Los expertos en biología," Nylykerka dijo, "crea que el la historia de Ku-baz de diseñar especies del
insecto genéticamente hizo los recursos de ese mundo atrajeran a los Yuuzhan Vong."
"¿Y la campaña de desinformación?" Fey'lya se volvió hacia una mujer alta y delgada de pie por detrás
del Jefe Nylykerka.
Mara conoció a la Comandante Hallis Saper de vista. La antigua documentalista, ahora a las órdenes
del NRI, abrió sus manos. "Nosotros sabemos que los Yuuzhan Vong son supersticiosos.
Desgraciadamente, hasta que nosotros podamos conseguir un mejor conocimiento de los ellos consideran
buenos o malos augurios, hay poco que nosotros podamos hacer para convencerles de que ellos están
viendo algo malo."
Almirante Sovv meneó su cabeza lentamente con pesar. "Gracias, Comandante Saper. Nosotros la
haremos saber cuando haya más información disponible."
Fey'lya aumentó la intensidad de las luces de la habitación, y Nylykerka apagó su mapa mientras la
Comandante Saper abandonaba la sala.
Borsk Fey'lya se aclaró la garganta, haciendo una especie de rebuzno. "¿Consejero Pwoe?" La persona
indicada era un Quarren con tentáculos faciales sentado justo delante suyo. "Usted pidió un lugar en la
agenda de los temas a debatir."
El Consejero Pwoe bajó su cabeza, dejando que sus tentáculos faciales descansaran contra su pecho.
"Maestro Skywalker," dijo, "Me alegro de que saliera a colación el tema del Jedi Horn y el Jedi Durron. A
menos que usted pueda ejercitar un mayor grado de control sobre los Jedi, usted debe prepararse para una
nueva oleada de protestas y persecuciones."
Luke alzó su cabeza pero no habló.
"Sus sobrinos," Pwoe continuó, "dejaron que Sal-Solo dispara el arma de Centerpoint. ¿Cierto?"
"Sí," Luke dijo. Mara observó con atención al envejecido Cabeza de Calamar. "A requerimiento de la
Nueva República," Luke le recordó al consejero.
"Nosotros estamos molestos," Pwoe dijo. "Jedi y otros grupos de vigilantes incontrolados están
aumentando sus incontroladas actividades. La justicia debe medirse por permanecer bajo las normas de la
ley, no por pequeños tiranos combatiendo en cazas Ala-X."
Mara miró Fyor Rodan, quien no mostraba el menor reparo en hacer saber su completa oposición a que
se formara cualquier nuevo Consejo Jedi.
Rodan se revolvió. "Hubo un tiempo," dijo, "que la presencia de veinte Jedi en Coruscant podría haber
parecido una garantía de nuestra seguridad. Ahora, parece que usted dirige una orden de veinte vigilantes
incontrolados y ochenta inútiles."

"Maestro Skywalker, disculpas," Cal Ornas dijo. "Pero usted ya puede ver cuan polémica se ha vuelto
la cuestión de los Jedi."
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Rodan estrechó sus ojos oscuros. "Maestro Skywalker," él dijo, acertando a pronunciarlo de manera
que sonara como algo despectivo, "se estaba volviendo algo obvio que los Jedi escogen ayudar a algunas
gentes, pero no a otras. ¿Por qué?"
Luke movió su cabeza, y Mara sintió que su humor se ponía mortalmente serio. "Los Jedi son
responsables ante la Fuerza, no ante mí. Yo he intentado coordinarlos. De verdad que lo he intentado,"
añadió, dirigiendo otra mirada de soslayo hacia el Consejero Rodan, "restablecer algo semejante a un tipo
de organización. Pero hay personas que creen que si nosotros estuviéramos mejor organizados, podríamos
resultaríamos peligrosos para la Nueva República."
"¿Acaso puede usted culparlos?" Rodan preguntó. "Nosotros estamos determinados a mantener a los
Jedi y su singular filosofía apartados de este gobierno."
"¿Llegando al grado de aplicarnos sanciones, Consejero? ¿O mejor aún con una persecución o caza de
brujas?"
El Jefe de Gabinete de Fey'lya replicó otra vez. "Sus agentes nos informaron mal acerca de los peligros
concernientes a Corellia y Fondor. Ese error contribuyó en gran manera a la catástrofe de Centerpoint."
"Los Yuuzhan Vong suministraron información falsa alterando los parámetros de embarque de los
Hutt," Luke respondió. "Nosotros no nos dejaremos engañar la próxima vez. Y no creo que nosotros
vayamos a tener que preocuparnos de recibir información errónea por parte de los Hutt durante una buena
temporada."
Buen apunte, Mara observó. Los Hutt están inmersos en la lucha por salvar su planeta natal y sus
propias vidas.
Fey'lya permanecía sentada acariciándose la barba.
"Cuando la paz y la justicia se ve amenazada," Luke dijo, "nuestro mandato de rescate se convierte en
mandato para defender mundos enteros. Es verdad que algunos Jedi han usado ese precepto para justificar
su comportamiento extremo. A pesar de lo que algunos piensas, yo no me esforzado por corregirles. Su
libertad de elección les hace libres de cometer errores o escoger caminos equivocados."
Comodoro Brand, en silencio hasta ahora, habló por fin. "Escúchenle, escúchenle."
"Nunca es fácil el uso del poder," Luke dijo, agitando su cabeza y dirigiendo una larga e intensa
mirada a Rodan. "Todos ustedes han tenido que lidiar con ese problema, y con la cuestión ética de
sacrificar la vidas de otros seres en las batallas."
"De ahí que los gobiernos tengan Altos Consejos," Rodan dijo. "Para controlar a los individuos
poderosos."
Mara oyó finalmente algo de tensión en la voz de Luke cuando dijo, "Y este grupo, Consejero Rodan,
ciertamente ha escogido defender algunos sistemas a expensas de abandonar a su suerte a otros."
Rodan, de Commenor, le miró ceñudo.
Luke dejó descansar uno de sus codos en la mesa. "Algunos Jedi han desistido de usar la Fuerza, por el
miedo a usarla de mala manera. Mi sobrino, Jacen, es uno de ellos."
Mara estaba mirando a Viqi Shesh en ese momento. La senadora de Kuati alzo una de sus maquilladas
cejas.
"Los Jedi se dispersan," Luke prosiguió. "Ellos son mi compromiso. Nosotros somos totalmente
responsables antes usted"
"¿De verdad?" Narik de Rodia murmuró.
Luke se volvió hacia el Rodiano. "Sí," él dijo, "es así. Durante tan tiempo como este órgano ejecutivo
representa la paz y la justicia."
Mara cerró de golpe un párpado en un vano intento por soltar una socarrona sonrisa a Narik.
Narik cerró sus manos sobre la mesa. "Mi mundo está a punto de sufrir la más terribles de las
depredaciones."
"Y el mío," Luke dijo, "será probablemente el siguiente."
Lo cual era cierto. Tatooine estaba solo a unos pocos años luz de Rodia.
La verdosa piel de Narik se oscureció. "Ese no es mi problema."
"Todos los mundos son mi problema," Luke dijo.
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En un salón de descanso de uno de los muelles flotantes de Coruscant, Mara se dejó caer en una
acolchada silla repulsora y soltó un suspiro de alivio. Estas disensiones podrían derrumbar a la Nueva
República, sin necesidad de que los Yuuzhan Vong tuvieran ni una nave.
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En un de los márgenes del muelle flotante, un transbordador local se iba alejando. El ojo de Mara
captó un movimiento en el lado más alejado del salón de descanso. Una hembra alta con pantalones
cortos, melena rubia-trigueña caminó hacia ellos. Mara se abrió a la Fuerza -y antes de que ella pudiera
alcanzar a la mujer, sintió algo primitivo pero vivo, se aferró a su cuerpo cerca del cinturón que rodeaba
su cintura. Ella lo apartó de un manotazo.
"Tresina Lobi," Luke le murmuró a Mara.
Mara se enfrentó a la mujer, la primera de su gente -los Chevs- que mostraba talento con la Fuerza.
Tresina tenía el atractivo don de ser capaz de pasar inadvertida entre abigarradas multitudes.
"¿Estabas esperándola?" Mara preguntó.
Ella pego de nuevo un manotazo a su estómago. Las babosas del granito a menudo se desprendían de
las paredes, y quizá uno pequeño se había deslizado por debajo de su largo chaleco. Ella contuvo su
aversión, intentando no distraer a Luke. Las babosas del granito eran tan feas como un Hutt, pero
completamente inofensivas.
Luke alzó una ceja. "No te preocupes sólo serán unos minutos."
La mujer chev detuvo aproximadamente a un par de metros de él. "Maestro Skywalker, y Mara". Su
voz era baja y musical. "Perdonadme por venir con un asunto urgente."
"Eso nunca es un problema," Luke dijo cortésmente. "Siéntate, Tresina. Recupera el aliento." De
nuevo observó a Mara.
Mara meneó la cabeza. No es nada, le dijo mentalmente. Ella echó un vistazo a la mujer Chev.
"Ya estoy mejor," Tresina dijo. A pesar de la disciplina Jedi de la mujer, Mara la recordaba como
alguien que siempre estaba sonriendo, pero hoy no. "Acabo de regresar de Duro," dijo "Me fui con mi
aprendiz, Thrynni Vae."
Mara asintió con la cabeza. En el último año, Luke había asignado equipos de Jedi a la mayoría de los
sistemas estelares principales y alguno de los secundarios críticos. Ella cruzó sus manos sobre su chaleco,
justo por debajo de la línea de su cinturón, y presionó suavemente. Ella no sintió nada a través del
chaleco, -ningún abultamiento, ni retorcimiento defensivo-.
Eso no era bueno.
"Thrynni y yo hemos tenido bajo control los asuntos concernientes a los envíos y embarques a Duro,"
Tresina dijo. "La situación allí está llegando a un punto ciertamente... complicado."
"¿De que forma?" Mara preguntó. Esto no podía ser su enfermedad, saliendo de nuevo a la luz. No
podía...
"Bien, Casi no sé por donde empezar." Tresina agitó su cabeza. "Los duros de la Casa Superior no
estaban nada satisfechos con la propuesta de negocio hecha por SELCORE. Evidentemente sus negocios
de embarque atrajeron a unos pocos representantes, pero finalmente la propuesta de SELCORE fue la
elegida."
"¿Por qué harían eso con los asuntos de envíos de ayuda?" Luke se preguntó.
Mientras tanto, Mara se hizo un inventario sobre su estado físico. Ella se sentía extrañamente casada,
infinitamente más cansada que escuchando a los pomposos consejeros como hacer las cosas. Ella nunca
había sido capaz de sentir a la propia enfermedad a través de la Fuerza, pero ella sentía un extraño
espesamiento de sus propias células, justo debajo de su ombligo.
La enfermedad ya le había atacado con anterioridad el sistema reproductor. Pero esta vez no, ella se
prometió así misma. Oculto en sus habitaciones, ella aún conservaba unas pocas gotas de las milagrosas
lágrimas del Vergere.
Luke frunció el cejo. De nuevo Mara hizo un gesto con su cabeza de que estaba bien, para luego fijar
su mirada en Tresina.
La melena rubio-trigueña de la mujer Chew capturó un destello de la luz del ocaso. "Thrynni y yo
pensamos que nosotros teníamos una pista," dijo. "El contratista de SELCORE para mercancías de fuera
del sistema, Embarques CorDuro, ha estado interceptando embarques. Ellos han dejado correr el rumor
por las tabernas que lo están revendiendo a otros grupos de refugiados, pero hay otros rumores menos
extendidos y más inquietantes de que gran parte de las mercancías están siendo acumuladas en otra de las
ciudades orbitales."
"Interesante artimaña," Mara dijo, determinado a concentrarse en este asunto, y no de si misma. ¡Tú
también vas a ocuparte de los trapicheos en los negocios, Skywalker!
"Entonces Thrynni oyó a un mecánico afirmando que él había estado trabajando en la unidad de
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impulsión y control de una de las ciudades. Ellos han multiplicado su poder factorial de impulsión por
varias centenas."
"Ellos quieren ser capaces de poder salir de órbita," Mara concluyó. "Así ellos podrían retirarse, si los
Yuuzhan Vong atacara a los refugiados, instalados abajo, en el planeta." Incluyendo a Han, Jacen y Leia.
Y ahora a Jaina, de acuerdo con la reseña de un informe médico enviado directamente a Luke. "¿Cuales
son las defensas de Duro?"
"Hay un crucero ligero Mon Cal, el Poesy. Complementado con cazas Alas-E y Alas-B, y algunas
naves de la policía, denominadas Dagas-DS, repartidos por el Poesy, y algunas de las ciudades." Tresina
finalmente se sentó. ""Thrynni y yo estábamos recabando información en la capital, aquella que los Duros
llaman Bburru. Nosotros siguiendo el rastro de algunas de las mercancías interceptadas de un almacén del
astillero a otro, donde están eran depositadas para ser llevadas a otro luna artificial Urrdorf-, aquella que
se supone está siendo modificada."
"¿Y?" Mara la indujo gentilmente.
Las manos de Tresina se contrajeron sobre los reposabrazos de su silla. "Once días antes de que yo
dejara Bburru," Tresina contestó, "Thrynni desapareció."
Luke no pareció muy complacido cuando Mara le dejó a solas con Tresina, no cuando ella explicó que
necesitaba hacer algo de vuelta a la habitación, pero él no le preguntó el qué. No lo necesitaba. Ella sabía
que estaría allí tan rápidamente como le fuera posible.
Cuando ella entró, R2-D2 se apartó rodando de su puesto y se acercó al expedidor de comida de la
cocina, realizando una pregunta mediante una serie de pitidos.
"No, gracias, Artoo. Yo no te necesitó por el momento."
Él giró sobre sus ruedas y se retiró.
Mara cogió una silla colocándola de tal manera que su espalda diera al ancho ventanal, se sentó y
concentró profundamente sobre si misma. Antes de usar la última de las dosis de la curación milagrosa
del Vergara, ella debía saber mejor contra lo que ella se enfrentaba. Estaba determinada a hacer cualquier
cosa que le fuera posible, sobre sí misma. Ella y Cilghal habían experimentado con técnicas de auto-
examen corporal, la única manera posible de tratar con una enfermedad que continuamente mutaba.
Enfocando la Fuerza con gran cuidado y precisión, ella confirmó que la extraña sensación se localizaba
en lo más profundo de su útero, en un lateral. Este era como una especie de engrosamiento de célula, casi
igual que un tumor, multiplicándose más rápidamente que sus células normales. Ella sondeó aún más
profundamente, hasta llegar a su propia esencia celular. Modificando su control de la Fuerza, ella se
preparó para destruir su riego sanguíneo.
Entonces ella sintió algo extrañamente familiar. Además del eco similar al de un tumor de su propia
esencia celular -algo que le era completamente familiar, después de haber luchado contra su enfermedad
durante tanto tiempo- ella sintió otra esencia de vida humana.
Era la de Luke.
Por todos los dragones estelares que nunca existieron, eso solo podía significar una cosa.
Los ojos de Mara se abrieron de golpe. Sus brazos y piernas se tensaron. ¿Embarazada?
¡Esto no podía haber ocurrido! Ella había tomado todas las precauciones. Su extraña enfermedad había
transformado moléculas, células y atacado a múltiples órganos. Podría ser la muerte o la desfiguración -o
algún otro inimaginable horro- para un niño nonato. Ella apretó los puños. ¿Qué podía hacer? Había
opciones médicas.
Como un garu-oso defendiendo a su cachorro, ella desechó ese pensamiento al instante. Ella no dejaría
que ningún asistente médico dañara a su niño.
De nuevo sus propios pensamientos la aprisionaron. ¿Su niño?
¿Llevaría ella su descendencia o su muerte en sus entrañas?
La alta puerta delantera se deslizó abriéndose. Luke entró de golpe, y antes de estrecharla, ella pudo
sentir su mente intentando rodearla, protegerla.
"¿Qué está mal?" demandó. "¿Mara, que es?"
"¿Acaso tú siempre piensas que tienes que ir de prisa a todas partes y salvar a alguien?" ella preguntó,
haciendo un vano intento por hacer que su voz no pareciera forzada y ronca. Pero no lo consiguió.
Luke se dejó caer de rodillos al lado de su silla. Le agarró su mano. "¿Mara, qué es? ¿La enfermedad?"
Ella cogió su mano. La puso encima de su abdomen. "Siéntelo," ella dijo con voz suave. "Usa la
Fuerza, y dime que ha pasado."
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Él arqueó sus cejas y le frunció el ceño.
"No discutas," dijo. "Sólo hazlo. Yo quiero una segunda opinión imparcial."
Ella le miró a los ojos. Estos se estrecharon, y la línea de sus cejas se suavizó. Él estaba preparado para
reconfortarla, para hacer cualquier cosa que debiera.
Entonces sus ojos se desorbitaron, enviando una súbita llamarada azulada al rostro de ella.
"No era mi intención." Mara carraspeó con la garganta seca. "Está en un terrible peligro. La
enfermedad podría atacarle -provocar malformaciones"
"Mara," él interrumpió. La agarró la mano. "Mara, cualquier cosa podría matarnos a cualquier de
nosotros, hoy, mañana. Los Yuuzhan Vong podrían arrojarnos una de las lunas de Coruscant, o nosotros
podríamos caernos por una ventana."
Ella asintió en silencio con la cabeza, convencida una vez más por la inquebrantable fe de Luke en la
bondad y su esperando en la luz. Él aflojó un tanto su apretada mano, meneando su cabeza con
escepticismo.
"La vida es riesgo," él murmuró. "Yo no siento nada... peligroso en algo como esto."
"Aún no," Mara susurró. "Pero se suponía que esto no tenía que pasar."
"Lo sé," él dijo. Su mano se movió de nuevo. Sus ojos se cerraron. Ella pudo sentir su preocupación
desesperada.
Un tanto ablandada, Mara puso su mano libre sobre la suya apoyada en su estómago. Finalmente, ella
se atrevió a imaginarse sosteniendo a un niño, mirándole a la cara que era parte de Luke y parte de Mara -
así como su sobrina y sobrinos eran parte de Leia y Han, a la vez que ellos por si mismos-. Ella se lo
había imaginado muchísimas veces, como una imposible abstracción.
Entonces ella se imaginó el monstruo que su enfermedad podía hacer de un puñado de indefensas
células.
¿Indefenso? ¡No es tanto yo lo tenga bajo mi cuidado! Algo en lo más profundo de su mente estaba
gritando, aterrorizado. Algo más estaba agitándose salvajemente, completamente y alegremente para que
ella se dejaba llevar por una inmensa alegría, y que disfrutara de ello con toda su alma, a la vez que
alcanzaba un nuevo y sagrado compromiso consigo misma.
Luke habló suavemente. "Quizá la medicina de Vergere te hizo vulnerable a la Fuerza, como una
especie de agente de vida."
Ella enderezó sus hombros. "Tú quieres esto. Tú estás contento," ella le acusó.
"Hasta este momento," le dijo su marido, "yo no tenía ni idea de cuando deseaba esto. Yo fui
entrenado para ser estoico, y tener siempre esperanza y confianza en que todo finalmente tiene su
momento y ha de llegar"
"¿¿A causa mía?"
Él levantó su barbilla, y ella sintió una caricia cariñosa.
Ella hizo un gesto con su boca. "De algún modo para dos personas que se conocen tan bien la una a la
otra, en cierto modo nosotros extrañamos algo."
"No," él dijo. "Sólo ha cambiado algo. En mí, quizás. Quizás en la misma Fuerza. Todo lo que yo se...
que este es un riesgo que merece la pena correr, y eso," él concluyó, moviendo su cabeza "me hace muy
feliz." Alzó de nuevo la mirada, mostrando un gesto de calma que ella no había visto en meses. "Podría
hacer de verdad muy, muy feliz"
Mara apretó sus puños. "Escucha, Skywalker. Nadie debe saber nada sobre esto. Nadie."
Todavía arrodillado justo a su silla, él deslizó sus manos alrededor de su cintura. "Estoy de acuerdo
Mara, con una excepción. Tú deber tener al menos un buen médico. Ellos..."
"No. Incluso Cilghal ciertamente no pudo ayudarme a luchar contra esta enfermedad. Si ella no fue
capaz de ayudarme, ella tampoco podrá proteger a nuestro niño. Ese va a ser mi trabajo."
"Otras cosas podrían salir mal"
Ella lo impuso silencio con una mirada intensa.
Él frunció el ceño, luego asintió con solemnidad.
"Y ya puedes ir sacando eso de tu mente," ella dijo de repente. "Yo no voy a acostarme y mantenerme
observando y controlando mis constantes vitales, esperando que algo pueda salir mal."
Ella, sin embargo, se quedó maravillada de cuan repentina y completamente ella quería proteger a este
niño que ni siquiera aún se parecía a un niño. Quizás, le susurró su conciencia, este súbito sentimiento
sobreprotector tenía que ver con la manera en que Luke la quería -un amor tan feroz y desenfrenado que a
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veces amenazaba se independencia suya tan querida-.
Ciertamente no había muchas cosas como la verdadera independencia. No tan satisfactorias.
Este niño, sin embargo, ya podría estar bajo la influencia de la biotecnología Yuuzhan Vong. Esto -no,
un niño no era algo tan impersonal como 'esto'-, él podía morir antes incluso de ver la luz del día. Ella
podría resultar herida de mil maneras mortales. Él podía...
"¿Estás bien?" las manos de Luke acariciaron sus hombros. "Mara, nosotros deberíamos dejar que
Cilghal haga unas pruebas básicas."
"No," ella murmuró. "Nadie, Luke. Ni a Leia, ni a los chicos Solo."
"¿Sólo dime cómo esperar hacer que Anakin no se entere absolutamente de nada de esto?" la demandó.
Ella soltó una risita. "La última cosa que un muchacho de su edad consideraría posible que una mujer
vieja como yo pueda quedarse embarazada. Pon una sombra de oscuridad sobre sus sentimientos, y te
aseguró que él no sospechará absolutamente nada."
"Él espera que yo muestre afecto por ti"
"Entonces me aseguraré de no defraudarle lo más mínimo."
Luke exhaló lentamente, y ella pudo sentir como se aliviaba un tanto la tensión en él. "Tienes razón,"
él dijo. "Hay personas que fijarían ciertas esperanzas en este niño que quizás ellos no deban de tener. ¿Él
o ella... puedes decírmelo?"
Mara penetró de nuevo en la Fuerza, absorbiendo todo lo que esta pudiera decirle sobre ella. Ella tenía
poderes extraordinarios para comunicarse con ciertas personas. Ella había sido capaz de sentir a Palpatine
en cualquier parte de la galaxia. Hasta ahora, sin embargo, esta percepción era casi microscópica,
primitiva. Acariciando la firma-vital, ella sintió de nuevo esos débiles ecos -de su propia aura en la
Fuerza, y la de Luke-.
Un nuevo pensamiento la distrajo. Haciendo trabajar su mente hacia atrás, contando los días,
preguntándose... ¿cuándo?
Ella medio sonrió, medio respondió a la pregunta de Luke. "No. No puedo decírtelo. Además n quiero
decírtelo."
"¿Entonces, por ahora... ella?"
"Él," Mara dijo con firmeza, aunque no lo pudiera asegurar por completo. Luego ella terminó la frase
que él había interrumpido con su propia pregunta. "Si él sobrevive, podría ser algo grandioso o al
contrario ciertamente diabólico, O..." ella añadió austeramente, "gravemente lesionado, a causa de esta
enfermedad. Yo no dejaré que eso pase, Luke. Te lo juro."
"También es mi niño." Él la sujeto la otra mano. "Mara, vas a tener que hacer alguna concesión con
eso. Si yo me pongo algo protector, por favor no le tomes como algo personal."
"Tú serás igual de pesado," ella gruñó.
Luego se inclinó sobre Luke, abrazándole por los hombros. Él la levantó de sus rodillas, luego la
empujó a sus pies. Sus brazos se apretaron alrededor de su espalda y su cintura. Sus labios presionaron
con fuerza contra la boca de ella, su aliento era dulce y almizclado, y en lo más profundo de su mente,
ella pudo sentirle lleno de regocijo.
Algunas horas más tarde, Mara estaba sentada mirando fijamente a través de la ventana de transpar-
acero, ardientes velos de la aurora rodeaban a las luces del tráfico aéreo.
Ella había retrotraído sus pensamientos de vuelta al asunto de Duro -y la Estación Centerpoint, de
nuevo averiada-. Ella tenía la sensación de que existía un patrón, de que algo se les estaba escapando y no
sabía él que. Si tuviera una o dos horas, estaba seguro de que lo encontraría.
Si ella fuera capaz de concentrarse.
"¿Crees que Leia ya se estará ocupando de ese problema con los embarques?" ella preguntó.
La voz de Luke surgió de la oscuridad, desde el suelo junto a su mullido sillón. "Ya, ella
probablemente lo esté resolviendo o enviará a Han para que lo solucione. Ellos tienen que estar en
contacto."
"Pero te gustaría volar hasta Duro y comprobarlo, eh."
"Quédate fuera de mi mente, Jade."
Incluso sin querer, ella se dio cuenta de que su alegría se había convertido de nuevo en su
acostumbrado afán protector hacia ella.
"Prefiero ir yo que poner a alguien más en peligro," él dijo, "y además debo hablar con Jacen. Me
llevaré a Anakin, si a ti no te imp..."
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Mara pareció brillar en medio de la oscuridad.
"Mm. Te importa". Casi oculto por las sombras, él deslizó una mano sobre su pelo. "Mara, yo no
quiero ponerte justo ahora en peligro, yo..."
"¿Quién podría ser mejor para detectar si hay peligro?" Mara tocó un mando, dejando que más de
luminosidad de las luces nocturnas de la ciudad pasaran a través de la ventana e iluminado la cara de
preocupación de su marido.
Luke descruzó sus piernas y se inclinó hacia adelante. "Tú no puedes arriesgar deliberadamente a ese
niño." La intensidad en la mirada de sus ojos le recordó a Mara los peores días de su enfermedad, y su
desaliento al no poder hacer nada.
"De verdad piensas eso," ella respondió. "¿qué yo alguna vez me he puesto a mi misma en peligro
deliberadamente?" Se realista, Skywalker. Si los Yuuzhan Vong acercarse a Coruscant, yo iré en una nave
de evacuación, de hecho yo la pilotaría. Pero no estamos ni de cerca en ese nivel de peligro."
El apretó sus labios. Ella casi pudo sentirle prepararse para rebatirla -para sepultar sus objeciones para
su afecto patriarcal, o hacer uso de su mayor jerarquía. Mara adoraba la sinceridad de su chico de granja,
pero ella se rehusaba a dejarse proteger.
Ella se preguntó si defenderse sería tan simple para las mujeres que no podían saber lo que su marido
iba a decir a continuación.
"Mis instintos están cambiando," ella admitió, desbaratando su acometida antes incluso de que él
pudiera iniciarla. "Yo he estado realizando una comprobación. Puedo sentir nuevas hormonas empanzo ha
actuar. Yo también me estoy volviendo protectora, Luke. De verdad."
Él se apartó de ella, dirigiéndola la misma intensa mirada esperanzadora, que ella odiaba hasta tal
punto de deseaba que los ojos se le salieran de los órbitas.
"Pero conmigo misma," ella explicó, "'protectora" es actividad. Yo voy contigo. De hecho, quizás
debería llevarme a Anakin y tú quedarte fuera," ella sugirió. "Entonces tú podrías permanecer en contacto
con el Consejo Asesor. Cuando ellos comiencen a usar palabras como persecución, nosotros tendremos
que estar atentos."
Él arqueó sus cejas. ¡Él no quería quedarse atrás, de ninguna de las maneras! "Nosotros tenemos a
Thrynni Vae desaparecida, y cuatro miembros de nuestra familia están en un área que se podría clasificar
como sospechosa, como poco."
"¿Qué pasa con el Consejo Asesor?"
"Kenth Hamner es un estratega excelente. Él puede hacer el papel de asesor."
"A los almirantes les gusta tenerte a su alrededor," ella dijo, chinchándole un poco todavía, sólo para
bromear con él.
Como si él hubiera cogido un trocito de ese pensamiento -o más probablemente su diversión- se dejó
caer de nuevo en su silla, "No me hagas esto," él suplicó.
Mara se rió. "Será bueno alejarnos de este lugar. Creo que nosotros deberíamos llevarnos también a
Anakin."
"¿Piensas que Tresina y Thrynni se tropezaron con algo importante?"
"Eso, " ella dijo, "lo que nosotros vamos a tratar de averiguar."

Capítulo 10.
Randa Besadii Diori observó atentamente al Ryn que había sido asignado para vigilar la consola de
comunicaciones -y a él-. La criatura parecía dormida.
Silenciosamente, Randa activó una frecuencia privada. Al pulsar el botón de transmisión este no activó
su red de repetidores kajidic, ya que una de las ciudades orbitales de Duro estaba interfiriendo la señal.
Él decidió ser paciente.
Con Jacen Solo y su determinado autoconvencimiento de no hacer nada, Randa había vuelto sus ojos
hacia la hermana. Jaina después de todo era la piloto más experta. Randa había sido, así lo creía él, más
que cortés -y tentador-. Él había alabado sus esfuerzos constantes por curarse así misma y recobrar el
estado físico adecuado para una piloto de cazas estelares. Además le había indicado que él era capaz de
conducirla de nuevo a la lucha, antes incluso de que el Escuadrón Pícaro pudiera enviar a recogerla otro
transporte médico, llevándola de nuevo al campo de batalla.
Las noticias llegadas hoy de Nal Hutta habían sido horribles: desconocidos y horrendas criaturas
soltadas a millares, sus parientes yaciendo muertos en sus palacios. Randa debía encontrar alguna otra
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manera de usar al testarudo Jacen, tan claro como que él era hijo de su madre Hutt asesinada -y lo
conseguiría-. Los Yuuzhan Vong había adiestrado a Randa en el transporte de prisioneros.
Él pulsó de nuevo el botón de transmisión. Esta vez, le respondió una serie de tonos suaves.
¡Espléndido! Él se inclinó sobre el transmisor. "Soy Randa," dijo suavemente, manteniendo un ojo
sobre el adormecido guardián Ryn. "¿Quién está a la escucha?"
Él oyó estática durante un buen rato. Luego, "¿Randa, donde estás?"
¡La voz de su padre! "Estoy bien," le dijo. "y estoy en Duro. Sólo tengo unos segundos. Yo podría ser
capaz de comprar para nuestra gente algunas concesiones por parte de los Yuuzhan Vong". A bordo de la
nave-enjambre, él había visto cuan desesperados por conseguir prisioneros Jedi, para su estudio. "Hay
aquí dos jóvenes Jedi. Yo podría entregarles uno. Si ellos estuvieran interesados, hagan que contacten
conmigo en el asentamiento que ellos conocen por Treinta y Dos. Está cerca de una gran mina a cielo
abierto, que está siendo utilizada como depósito."
"Bien hecho, Randa," Borga dijo. "Algo con lo que poder negociar, -ciertamente, nosotros tenemos
muy poco de esos en estos aciagos momentos-. Los invasores no parecen interesados en ninguno de
nuestros géneros para comerciar. Nosotros estamos intentando conseguir derechos para que Tatooine sea
considerado un mundo seguro. Veré lo que puedo hacer."
Al siguiente instante Randa desconectó, él se preguntó si había hecho lo correcto. Vender a Jacen
podría ser un error. Jacen aún podía unírsele, si Jaina lo reconducía por el camino correcto.
Bien, él siempre podría argumentar que el joven humano se había escapado. Con las dos opciones
abiertas -su fantasía de formar un super escuadrón de cazas de combate pilotos por Jedi, y la oportunidad
de conseguir para su gente un refugio- bien una o la otra se revolvería para su beneficio personal. Quizás
incluso las dos.
Él giró su cabeza levemente.
El ineficaz guardia Ryn seguía dormitando, ajeno por completo a sus artimañas.
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Mantener la paz en un equipo de científicos e investigadores, quienes mantenían una feroz
competencia por unos recursos limitados, estaba comenzándole a recordar a Leia, sus padecimientos al
intentar dar de comer del mismo plato a pareja de gemelos con dos años de edad y ya poderosos (pero
incontrolables) con la Fuerza. Solamente sus esperanzas de hacer renacer un mundo que sirviera como
asilo para los refugiados le hacía seguir adelante.
Una mujer golpeó la mesa que hacía las funciones de ‘mesa de reuniones’ de Leia. "Nuestra mejor
opción," dijo, con tono amenazador, "es desarrollar esta 'red maestra'. Sin un entramado de organismos
independientes auto-suficientes, todo lo que nosotros hagamos desaparecerá en menos de una generación
o se expandirá y reproducirá sin los lógicos controles naturales. Nosotros podemos..."
"¿Sobrecrecimiento?" Dr. Plee, el Ho'Din, plegó sus largos brazos, palido-verdosos sobre su bata de
laboratorio. "En este momento, hacen cualquier cosa menos sobre-crecer, ¿Cómo vamos a conseguir
hacer algún tipo de avance en Kessel? Ellos nos han dado un planeta, y este es un planeta al que nosotros
tenemos que conseguir tener bajo control... y este no ayuda precisamente lo más mínimo."
¿Sobrecrecimiento? A los Yuuzhan Vong la idea les hubiera vuelto locos de contento, Leia reflexionó.
Por otro lado, ¿cómo podían ellos desperdiciar la vida de tantos guerreros?
Entonces ella frunció el ceño ante la vista de una única silla vacía. Una vez más, Dassid Cree'Ar se
había disculpado por no asistir a través de su comunicador. Una vez, no la había molestado. Tres veces,
ya les disgustaba bastante. Pero esta hacía cinco ausencias en cinco reuniones. No resultaba nada extraño
que los compañero de trabajo de Cree'Ar se sintieran algo resentido hacia él.
"Él es un tanto peculiar," el meteorólogo dijo. "Él sólo responde a crisis si nosotros se las señalamos."
El microbiólogo alzó un dedo. "Pero él ha sido capaz de resolver cada una de ella. Nosotros le
mantenemos tan ocupado con nuestros problemas que él no ha tenido tiempo para hacer algo original
últimamente."
"De manera que le pusiste a trabajar en su 'entramado maestro'," el Dr. Plee gruñó. "Conseguir que este
mundo germine y se autoregenere, de manera que nosotros podamos echar abajo estas cúpulas. Yo no soy
claustrofóbico, pero..."
"La oscuridad no te va." Aj Koenes, el gran Talz, la dio un ligero codazo con una de sus peludos
brazos de poderosa apariencia. "Yo he visto tu..."
Leia estiró fatigosamente sus pies. "¿Nadie más tiene informes sobre progresos?"
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Sidris Kolb se puso de pie. "La nube de sembrado es una opción arriesgada e insegura, pero..."
"¿Arriesgada?" Demandó Cawa, un Quarren que no había asistido a la reunión anterior. "Yo le pedí
otras seis semanas. Apenas he hecho avances con el agua de superficie existente. La última lluvia muestra
que nosotros tomamos seiscientas partes por millón de..."
Y de nuevo ellos se pusieron a discutir.
Esta vez, Leia les dejó hacer. Tristemente, Cada uno de los proyecto parecía amenazar u oponerse a
todos los demás. Interrelacionados como estaban, ellos hubieran debido apoyarse entre si. Ella encontraría
una manera de hacerles cooperar, o por el contrario los enviaría de vuelta a casas y comenzaría de nuevo
con otro equipo de investigadores. Duro esta demasiado importante para perderse en disputas banales.
No pasaron muchas horas, antes de que otra llamada de urgente, llevara a Leia al depósito de
suministros, donde ella soltó su frustración sobre un desgraciado funcionario de envíos.
"¿Qué quiere decir usted, con que el resto no llegará hasta la semana que viene? Nosotros necesitamos
ese embarque de material. Los nuevos cultivos hidropónicos se pararan sino tienen esa nueva especie de
caldo fertilizante soluble, o lo que demonios sea. "¡Malditos sean esos Duros!"

El empleado de suministros, se limitó a permanecer allí callado y sentado, hasta que ella hizo una
pausa para coger aire.
"Lo siento," Leia murmuró. "No es culpa suya. Nosotros andamos algo retrasados con la cuestión de la
minería y me hubiera encantado poder contar con ese láser minero. ¿Podría abrirme una línea de
comunicación con Bburru?"
Diez minutos más tarde, ella estaba teniendo otro enfrentamiento con un burócrata a través de la
unidad de comunicación orbital. "Escuche," ella dijo, apretando los dientes para no chillar. "Yo quiere ese
material aquí, a donde pertenece. Yo tengo el núcleo poblacional de refugiados más grande."
"Lo siento, señora," dijo la voz al otro extremo. "CorDuro envió ese material al asentamiento Treinta y
dos para su planta de tratamiento de agua, con una autorización para utilizarlo durante todo el próximo
mes. Así ellos podrían abastecerles con..."
"¿El próximo mes"? Incrédulo, Leia miró fijamente al GOCU. "¿Acaso ellos piensan que nosotros
tenemos equipos de reserva? ¿Quién es ese tipo?"
El empleado de suministros meneó su cabeza. "Él pareció pensar que la purificación de agua
beneficiaría más a vuestra gente que a la suya propia, y que por lo tanto no le importaría. ¿Quiere usted
enviar un mensaje de queja?"
"Yo estoy demasiado ocupada para malgastar esfuerzos. Avise a SELCORE y vea si es capaz de
conseguir un duplicado del embarque." Y un nuevo administrador para el asentamiento Treinta y Dos,
ella hubiera añadido, si pensara que eso hubiera servido para algo. Quizás SELCORE podría reclutar a
Lando y Tendra.
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Baje un túnel de la piedra entre el edificio de investigación de Gateway y los pantanos tóxicos, Nom
Anor se había preparado un despacho subterráneo. La gente de Leia Organa Solo habían excavado la
mayoría del túnel; él realizó un pasaje lateral, usando pequeños organismos que se alimentaban de la roca
blanda. Cuando estos se hincharon y murieron, él arrojó millares de ellos en lo más profundo de los
pantanos. Allí se descompusieron, y sus bacterias intestinales provocaron los 'milagros' que tanto habían
entusiasmado al personal del Organo Solo.
Él anduvo la parte exterior de su aposento, tocando el punto de desenganche de su máscara gablith.
Poro por poro, está se soltó de su cuerpo. Él rechinó los dientes. A diferencia del Maestro de Guerra
Tsavong Lah y el resto de su gente, él no creía que su dolor alimentara a los dioses. Él proclama servir a
Yun-Harla, la Embaucadora -y si ella existiera, probablemente adoraría la decepción- pero Nom Anor
solamente servía a Nom Anor, y su oportunidad de promocionarse y ascender entre los Yuuzhan Vong.
Él había dicho la verdad, a medias, al Maestro de Guerra. Leia Organa Solo no era una verdadera Jedi, y
su hija aún no estaba probado del todo -pero si Tsavong Lah pensara en ellos de esa manera, él se sentiría
aún más impresionado cuando Nom Anor los destruyera.
En cuanto Treinta y Dos se derrumbaran, Organa Solo casi con toda seguridad le pondría a él al frente
de los trabajos de investigación de la catástrofe. Él estaba deseando no tener que eludirla. Estaría
encantado de ver su cara cuando le dijeran que sus niños había quedado atrapados en el desastre.
Él apartó de alrededor de sus tobillos la masa semisólida que era ahora la máscara, luego se estiró
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lánguidamente, saboreando la sensación de libertad, aire fresco sobre su propia piel. Tenía una hora libre-
Para relajarse.
Él arrancó una de sus diminutas criaturas de la pared y lo sopesó en una de sus manos. Aún no se había
desarrollado por completo, lo que le hacía perfecto para otro propósito. Estirándose hacia arriba, él
hundió al cilindro carnoso que se retorció en lo más profundo de una grieta del techo. Él había debilitado
varias secciones del techo de esta forma, luego colocó otro tipo de criaturas bajo las zonas de fractura. A
su orden, estas podían inflarse igual que las cuñas de los leñadores, provocando el derrumbamiento
grandes o gruesos tramos del techo. Era simplemente una precaución más.
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Jacen agachó junto al borde de su cabaña, arrancando criaturas similares a gusanos de la parte inferior
de sus aleros de plastiacero.
"Podrían ser comestibles," Mezza le avisó, agarrándose sus caderas para hacer un reguño con el tejido
de sus pantalones a cada lado. Uno de los nuestros ha encontrado algunas de estas criaturas hace menos
de una hora. "¿Quizás podríamos recolectarlos? ¿Proteínas extras para el estofa phraig?"
Jacen intentó no soltar una arcada mientras introducía la criatura en un frasco de muestras. "Es una
idea. Pero mira estas marcas en los aleros. Hay un agujero." Deslizó una mano a lo largo de la zona de
donde había arrancado a la criatura de un dedo de longitud que se retorcía. "Ellas se están comiendo
literalmente el plastiacero."
"Entonces llévate algunas más en ese pequeño saco tuyo."
Jacen no tuvo que ir muy lejos. "Di a tu gente que busquen más," Bajó la vista hacia la estrecha
hendidura. "Estas marcas están cerca de la zona exterior del área de carga. Probablemente llegaron en
algunas de las naves de suministros."
En Hidropónicos Dos, Jacen encontró a Romany, el otro líder del clan -quién había sido biólogo-
trabajando junto a Han y Jaina.
"No es mi especialidad," Romany insistió cuando Jacen le presentó el saco con la retorciente muestra.
Una de las criaturas similares a un gusano cogió un trocito de plastiacero y comenzó a masticarlo.
Han le miró ceñudo. Jaina soltó una llave de tuercas hidráulica y se ajustó su máscara-gafas
protectoras.
Jacen apartó del plastiacero a la criatura con un golpecito. "Quizás no, Romany, pero tú eres la mayor
autoridad que nosotros tenemos, sin tener que acudir a Gateway. Y yo no quisiera tener que hacer eso."
"Ci-erto." Romany deslizó sus dedos a través de su melena espesa. "Ellos nos podría en cuarentena. Y
si los Duros oyen algo de esto, podrían no enviarnos más naves. Nosotros estamos muy contentos de
haber conseguir este envío extra." Él y Han intercambiaron una mirada de complicidad.
La mente de Jacen saltó de vuelto a los Duros. "Me preguntó si una de las naves de CorDuro fue la que
trajo vainas con huevos de estos bichos" -el agitó el pequeño saquito- "que eclosionaron al llegar aquí."
Cada gusano grisáceo tenía nueve segmentos y el doble de piernas, con macizos ojos negros y mandíbulas
que resultaban completamente desproporcionadas para el resto de sus cuerpos.
Jaina menó su cabeza.
"¿No puedes verlos"? Han preguntó con suavidad.
Ella pestañeó. "Estoy mejorando. Los borrones al menos ya tienen bordes."
"Aquí estamos," el Ryn dijo, echando un ojo a las criaturas, "reunidos debajo de una cúpula de
plastiacero."
"Grande," Han dijo. "Muy grande."
Jacen tiró su capa alrededor suya, tensándola un tanto. "Romany, tu y Mezza podríais organizar a los
niños en grupos de caza. Nosotros tenemos un poco de sacarosa apartada como premio. Podríamos
utilizarla como pago por los gusanos capturados."
"Eh, Droma," Han gritó por encima del borde un tanque de hidropónicos. "Supongo que tu gente no
comerá pequeños bichos ondulantes."
Un cabeza con una blanquecina melena asomó por encima de la tapa transparente. "Con las especias
adecuadas," Droma dijo con seria solemnidad, "casi cualquier cosa es comestible. Y..."

"A Randa probablemente les encantaría." Esta vez, fue Jacen la que terminó la frase de Droma.
Luego él miró a un lado. Han miraba fijamente a Jaina, arqueando sus cejas, con una mirada triste y
lánguida.
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Jacen pasó su mirada de su padre a su hermana, comparando perfiles. La gente normalmente decía que
ella se parecía a Leia de joven, pero debajo de su recortada melena, su frente y mejillas ciertamente tenían
la misma angulosidad como las de Han. Jacen de repente sintió lástima por cualquier hombre que
lastimara el corazón de Jaina como menos de una galaxia de distancia entre él y su padre.
Mientras Jaina salía fuera con Romany en busca de Mezza, Jacen le preguntó a su padre. "¿Crees que
todo esto le puede llevar a esforzarse demasiado por no perder parte de su capacidad combativa como
piloto de cazas?"
"Si ella lo quiere así, es que lo quiere," Han desplazó su peso, frunciendo el ceño. "Ella se parece
demasiado a su madre."
Jacen alzó la vista con brusquedad, al oír en las palabras de su padre un sentimiento de profunda
soledad que Han nunca expresaría abiertamente.
"Tienes razón." le dijo a Han, sin querer decir mucho más. Sin embargo, luego fue en busca de Jaina.
La puso al tanto de la conversación en la cabaña de Mezza. "Creo que hora de que nosotros
encontremos a Mamá," le dijo a su gemela.
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Lenya, el operador del comunicador de esa mañana, observaba atentamente el transreceptor con sus
ojos oblicuos muy abiertos. Incluso Randa parecía un tanto sorprendido. Jaina había encontrado el punto
débil del Almirante Dizzlewit: Tenía una cierta simpatía por el personal militar herido. Jaina había
recibido casi de inmediato acceso para transmitir fuera del sistema.
"SELCORE". Un varón humano vistiendo traje azul de cuello alto y un manto corto apareció en la
pantalla del comunicador, en medio de la usual nube de manchas blanquecinas provocadas por las
interferencias. Los repetidores del espacio-profundo quedaban fuera de línea o estropeados todos los días,
al ser destruidos por los Yuuzhan Vong o chocar con restos espaciales, pero nadie se atrevía a salir y
arreglarlos. Ellos habían perdido por completo la señal de difusión comercial de la HoloNet. "¿A quién
redirijo su llamada?"
Jaina se irguió un poco más en su asiento, Jacen apartó su mano del hombro de ella.
"Nosotros estamos buscando a la Embajador Organa Solo," Jaina dijo.
"¿Es sobre algún asunto oficial?"
No, otra vez no, Jacen gimió para si. Una vez más nos dan largas.
"Sí," Jaina dijo. "Nosotros estamos llamando de una localización de SELCORE."
"No está mal, improvisaste sobre la marcha," Jacen murmuró mientras la pantalla se ponía en blanco.
"Tú no eres el único que puede hacer que la verdad parezca impresionante."
"Mira a ver si puedes recibir noticias de Nal Hutta," Randa les urgió.
Con gran resolución, ellos permanecieron a la escucha mientras interminables trámites burocráticos los
enviaban de un lado a otro. Entonces por fin el alargado rostro de una elegante mujer apareció, su negra
melena echada hacia atrás para mostrar sus finas orejas.
"Jedi Solo," ella dijo amablemente. "Y, que agradable sorpresa, dos Jedi Solos. ¿En que puedo yo
ayudaros?"
Jacen se inclinó hacia la oreja de Jaina, pero esta ya había identificado la voz. "Senadora Shesh," Jaina
dijo, "Senador Shesh," Jaina dijo, "nosotros necesitamos contactar con nuestra Madre. Yo estoy de
permiso, convaleciente de una herida. Lo último que hemos oído de ella, es que estaba en Coruscant.
¿Puede su oficina averiguar donde está?"
"Estoy seguro de que podremos averiguarlo," la senador dijo. "Es espléndido verles junto, y con tan
buen aspecto." Sin embargo, había algo falso en el tono de su voz, pensó Jacen mientras se inclinaba
hacia la imagen.
Randa bruscamente se echó hacia delante, interponiéndose en su camino. "Senadora," él habló a
borbotones. ¡Por favor! Debe enviar tropas adicionales a..."
"Lo siento," La Senadora Shesh inclinó su cabeza."Nosotros no podemos mantener esta línea abierta
para comunicaciones no esenciales. Haré que mi personal les devuelva la llamada."
"¡Espere!" Jacen se echó hacia adelante, por encima del hombro de Jaina. "Esta comunicación nos
llevó más de una hora cons..."
La imagen de la senador desapareció entre una red de final líneas diagonales.
Jaina lanzó un lamento de frustración. "¡Randa! Yo he sido quien ha conseguido realizar la llamada.
Yo soy la que debía hablar con ella. ¡Tú lo has arruinado todo!"
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Randa retrocedió ondulando su cuerpo y alejándose de la consola. Estuvo tentado de volver a llamar a
SELCORE, pero Jacen apretó con fuerza sus labios, ya que la llamada de respuesta podría tardar días,
semanas, o incluso no llegar nunca.
"Hablando de gusanos," él dijo, y no pudo resistirse a echar una malévola mirada a Randa, mientras el
Hutt dejaba el cobertizo. "La Senadora Shesh me da mala espina."
Jaina frunció el cejo. "Pero si ha sido nombrada por el Consejo Asesor. Es prácticamente la cabeza
dirigente de SELCORE."
"Lo sé," Jacen dijo, "y SELCORE no está precisamente cumpliendo sus compromisos. También está la
postura que ella adoptaba, -erguida, orgullosa-. Y ese tono de falsedad en su voz... La manera de
conversar consigo misma, y esa extraña sonrisita. Todas estas cosas me recordaron a holovideos que he
visto de otro senador."
Jaina retorció la máscara en su regazo. "Odio los juegos de adivinanzas."
"Palpatine, pre-imperio," él explicó. "Cuando él estaba en pleno ascenso, y no le importaba lo más
mínimo a quien destruyera por llegar a la cima."
Jaina contrajo el gesto. "Si ella es aquella," dijo, "quien nos debe entregar lo necesario para
sobrevivir."
"Ella también es aquella," Jacen dijo, "que no trajo hasta aquí. Quién decidió que Duro era un lugar
seguro."
"No me gusta a donde tú quieres llegar, Jacen."
"A mi tampoco," el dijo con voz baja. "Nada en absoluto."

Capítulo 11.
Tsavong Lah acarició el villip en su cámara privada. Sus agentes habían entregado hace poco un
recientemente brotado villip de carácter secundario a su contacto en Coruscant. Esta primera vez, su
contacto necesitaría algunos instantes para comprender que estaba siendo requerida. En ocasiones futuras,
sus agentes la aplicarían las medidas disciplinarias adecuadas si ella se retrasaba.
Ella debía estar ansiosa. En sólo un minuto, el villip se ablando y revirtió su posición. Se formaron
protuberancias en su pálida superficie. En primer lugar emergió una pálida nariz, luego una barbilla
dominante, frente alta, pómulos fuertes y una boca recia y firme. Él había estudiado las especies humanas
lo suficiente para reconocer que las distensión de sus fosas nasales y sus ojos algo desencajados, como
signos de repugnancia. Quizás, por el propio villip -en su trabajo diplomático, ella debía haber tratado con
muchas especies y sus diferentes metodologías-. Ella controló su reacción rápidamente.
"Senadora Shesh," él dijo, formalizando las palabras en el lenguaje de ella, como eran inducidas por el
tizowyrm que él se introducido dentro de una de sus orejas. Disfrutó al ver como de nuevo se dilataban
sus ojos y fosas nasales, mientras el villip de ella transmitía sus palabras. "Yo recibiré su informe."
El villip giró ligeramente hacia adelante. Ella debía haber inclinado su cabeza, un gesto de respeto.
"Maestro de Guerra Lah, gracias por responder a mi ofrecimiento de abrir negociaciones."
"Yo recibiré su informe," él repitió. Ella era neófita en sus costumbres. Él debería hacer algunas
concesiones.
Sus ojos se dilataron ligeramente. "Nosotros nos estamos retirando de Kubindi," dijo, "Y de Rodia.
Nosotros deseamos vivir en paz con su gente."
Paz, cuando el tizowyrm tradujo su idioma, lo hizo como servicial y absoluta sumisión." "Excelente,"
él dijo. "Nosotros aceptamos vuestra paz."
"A su vez," ella dijo, "nos gustaría asegurarnos un tanto de que vuestra invasión esta casi completada.
Ciertamente, con los mundos de los que os habéis apoderado ya podéis proporcionar hogares y sustento a
vuestra gente. Dejadnos los mundos que restan. Nosotros debemos aprender a vivir juntos los unos con
los otros. En... paz."
Él entrecerró sus ojos, preguntándose si el tizowyrm habría traducido algo incorrectamente. Paz fluía
de un subordinado sumiso a un conquistador, nunca en ambas direcciones.
"Nuestra última exigencia," dijo, "es el sistema que usted ha preparado. Por eso, reciba nuestro más
sincero agradecimiento." Desde Duro, él podría neutralizar el famoso Drive Yards desde el propio sistema
de ella, Kuat, así como también la monstruosa arma en Corellia -pero a ella no le habían dicho nada sobre
estos planes-. "Usted me ha asegurado enviara agentes para que saboteen Centerpoint."
El villip se inclinó de nuevo. "Tan pronto como sea posible. También le doy las gracias por vuestro
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regalo de la máscara ooglith. Yo disfruto viajando sin ser reconocida, yo confío," ella añadió con voz más
tenue, "que el proceso de enmascaramiento y desenmascaramiento se vuelva menos incómodo según vaya
pasando el tiempo."
Él no vio ninguna razón para reconfortarla. La punzante sensación de cada uno de los tentáculos
clavándose en un poro de la piel era una parte vital de la función de la máscara. "No," dijo.
Ella sufrió un tic nervioso en su ojo izquierdo. Aún no había aceptado la disciplina del dolor.
"Usted será alabada," él la dijo, "por ayudar a traer una paz duradera para su gente. Tu papel será
ampliamente ensalzado y honrada, tanto entre nosotros como entre tu propia gente."
"Pero no hasta que alcancemos la paz," Ella alzó sus cejas de una manera extraña. "Prométamelo."
¿Estaba ella aprendiendo humildad, o es que simplemente estaba asustada de lo que ocurriría con su
exaltación? Ella en verdad tenía razones para ese temor. Él querría gobernantes nativos para su población
de esclavos, pero los dioses necesitaban sacrificios dignos. La sacerdotisa de Sunulok, Vaecta, estaba
sedienta de sangre en nombre de su diosa.
O quizás es que esta mujer simplemente no quería que su gente supiera que ella había cambiado su
lealtad, traicionándoles. "Su villip se contraerá y cerrara hasta nueva orden. Acuérdese de cuidarlo."
Finalizar con el insulto de estas palabras de más era una manera adecuada de castigarla.
Sin embargo, el villip habló de nuevo. "Espere, Maestro de Guerra, Lah. Yo tengo nueva
información."
Él esperó.
"Es concerniente a una mis actuaciones a través de SELCORE en Duro. Yo he sabido hoy que ahí allí
un Jedi que ha jurado no hacer uso de sus habilidades. Quizá ustedes puedan hacer algo con él."
Esto concordaba con lo que él había sabido por parte de Nom Amor y otros agentes. Aquel joven había
sido capaz de abandonar a sus camaradas de armas. Tsavong Lah apenas era capaz de imaginarse algo tan
alevoso y vil. Aunque semejante individuo no merecía ni siquiera la dignidad de que se mencionara su
nombre, él podría resultar útil si se le diseccionaba.
"¿Tiene algo más sobre lo que deba informarme?"
El villip permaneció en silencio durante varios segundos. Finalmente, ella dijo, "Yo detesto entregar a
personas, pero como le dije a su agente Pedric Cuf, soy una mujer de negocios."
Ésa no era información adicional. Tsavong Lah puso una mano sobre su villip, silenciándolo.

Capítulo 12.
Jacen se despertó, teniendo sus manos contraídas con tal fuerza que incluso le dolían.
Él se apartó de la pared de la cabaña donde dormían y echó una mirada al comunicador de su padre,
colocado sobre un montón de bloques de barro al pie de su catre. Algo había sido echado encima del reloj,
y él sólo pudo ver una luz pálido-rojiza.
La noche, sin embargo, parecía extraña. Extraña y mortal.
Él se incorporó, cerró los ojos, e intentó captar sensaciones. Bajo la tutela de su tío, él estuvo
trabajando en el desarrollo de su sentido del peligro. Este lo había salvado en varias situaciones
comprometidas. Si en estas fueron simples chispazos, ahora era toda una llamarada. Esta vez él no dudo
lo más mínimo en hacer uso de la Fuerza.
Yo simplemente escuchó. No hay nada agresivo en ello. Se puso las ropas que tenía más a mano y se
deslizó al exterior. A lo largo de la senda polvorienta, ojeó la cabaña más cercana en busca de esos
misteriosos gusanos. Desde hacía algunos días, los chavales habían dejado de traerlos. Ellos no fueron
capaces de encontrar más. Al menos eso era una cosa menos de las que preocuparse.
Él encontró a Jaina unas cuantas cabañas más allá. Parecía obvio que nada la amenazaba, de manera
que él borró ese peligro de su lista mental. Silenciosamente, abrió la puerta, y miró dentro.
El ronquido de la mujer Ryn tenía una elevada sonoridad, el mismo que hacía Halcón cuando estaba
calentando motores. Jaina dormía de espaldas -un sueño normal, nada de trance curativo-. Apenas si era
capaz de verla gracias a la escasa luz que daban las lámparas de seguridad del exterior. Su pelo tenía justo
el rizado suficiente para que le cayera sobre la frente, igual que le ocurría a él a menudo cuando se
despertaba.
Él anduvo de puntillas hasta su catre, y dejó caer su mano sobre su hombre. "Jaina," la susurró.
Sus ojos se agitaron antes de abrirse, y giró su cabeza. "¿Jacen? ¿Qué ocurre?"
"siento haberte despertado," él susurró. "Ven fuera tenemos que hablar."
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Él la condujo al camino que iba por entre las cabañas. Las grandes luces de por encima de sus cabeza
brillaban débilmente, creando la ilusión de una especie de collar de lunas bajo la cúpula grisácea. Él pudo
captar el débil olor a Ryn y un tufillo del estofado de phraig-bedjie.
Jaina se quedó de pie junto a él. En la semioscuridad, su máscara de visión parecía un visor nocturno
militar.
"No tienes que decírmelo," ella dijo con brusquedad. "Algo va mal."
"¿Tú también los sientes, eh?" Miró a su alrededor. Cabañas con techado azul, tanque hidropónicos...
la esquina interior del cobertizo de mando, asomando de la cúpula. Nada parecía fuera de lugar.
Ella movió la cabeza. Peligro. Para toda la colonia." Jaina cerró sus ojos y se apoyó contra la pared
exterior de la cabeza, frunciendo el entrecejo con fuerza al concentrarse.
Mírela, la voz interna de la conciencia de Jacen se burló. Tú confiarías en alguien más para el uso sin
maldad de la Fuerza ¿Qué clase de hipócrita eres?
Yo sólo quiero hacer lo correcto, contestó a su voz interior. Yo soy el que fue advertido, no Jaina.
Ella agitó su cabeza, de nuevo con una hebra de su melena enrollada por debajo de su máscara. "No
soy capaz de encontrar nada malo," dijo. "Sithspawn, espero que no tengamos que vérnosla con unos
Vong."
"Hay una manera de averiguarlo," La condujo al cobertizo de mando.
Randa permanecía echado a lo largo de la parte trasera, roncando suavemente. Jaina le explicó al
técnico del turno de noche sus sospechosas sensaciones. "Nosotros no sabemos lo que es," dijo, "pero los
dos lo estamos notando. Mantén una vigilancia estrecha."
"Sí, señora". El humano joven respondió con el saludo normal, sin creer mucho en lo que le estaban
diciendo.
De vuelta al exterior, Jaina hizo una pausa en un cruce entre dos sendas. "Bien, hermano. Tú eres el
único con la vista en buen estado. Echa un buen vistazo." Ella le alargó un control de iluminación.
Jacen casi la detuvo. Si ella encendía las lámparas de día, despertaría a toda la colonia, quizá para
nada.
Sin embargo, la sensación de peligro no desaparecía. Se agachó, entrando de vuelta al interior del
cobertizo, para hacerse con un par de macrobinoculars del armario de suministros. Sujetándolo contra su
pecho, subió por una fila de escalones que el cobertizo tenía en una de sus paredes exteriores mientras las
brillantes luces se encendían. Luego echo un vistazo por encima de la colonia.
Nada, nada, y nada. Ninguna aparición, ni enemigos acechando. Ninguna grieta a simple vistazo...
Espera.
Una bandada de polillas grandes, o quizás de pájaros pequeños, se había reunido alrededor de uno de
las lámparas de día. Ajustando el mando de resolución de los macrobinoculares, él pudo observarlos más
de cerca. Más polilla que pájaro, aunque las alas negras ponían en duda tal identificación. Ellos tenían
cuernos en lugar de antenas, y unas grandes manchas blancas similares a ojos sobre sus espaldas negras.
Él desactivo el zoom, e hizo un barrido con los prismáticos de un lado a otro, y localizó a un nuevo
grupo de ellos, aparentemente pegado contra la parte inferior del domo, cerca de la coronación del
edificio.
"¿Qué pasa?" Jaina le inquirió.
"No estoy seguro. Parece algo así... huh. Casi parecen igual que mynocks jóvenes, o..."
Captando un movimiento por el rabillo del ojo, fijó los binoculares abajo y a la izquierda. A poca
distancia, una de las criaturas aleteó surgiendo de debajo del alero de una de las cabañas.
Él descendió. Dejando con la palabra en la boca a Jaina, la dijo "vuelvo en seguida," salió corriendo a
toda velocidad por la senda que conducía a la cabaña de donde la criatura había alzado el vuelo.
Él miró arriba y abajo, y por toda ese lugar hasta que... ahí. Bajo los aleros, algo como papel se agitaba
en el aire bajo del tablero de sintaplas del tejado. Le dio un golpecito para soltarlo, luego lo examinó en
su mano.
"¿Qué?" la voz de Jaina demandó detrás suyo.
Su mente retrocedió hasta unos recuerdos de cuando estaba en Yaviri 4, una caja con animales que él
tenía en su cuarto -y una colección crisálidas encapsuladas, donde sus crías se resguardaban de la época
de frío, para surgir en primavera como exquisitos y hermosos insectos alados.
Se le helaron las tripas. "Despierta a Papá," dijo. "Rápido. Yo activaré los droides ERD-LL."
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La plaga de gusanos parecía haberse extinguido pero no porque estos hubieran desaparecido sino
porque se habían transformado. Ahora ellos estaban resurgiendo como adultos voladores. Fuera lo que
fuera lo que ellos comieran, y Jacen estaba casi seguro de que sería todo material de construcción que se
pusiera a su alcance, ellos estaban poniendo huevos para iniciar un segundo ciclo de destrucción. Tal vez,
el asentamiento Treinta y Dos tuviera unas cuantas semanas para encontrar y destruir los huevos, pero su
sexto sentido para detectar el peligro le decía otra cosa. Ellos estaban ahora alimentándose, siendo su
número tal, que ni siquiera todos los droides de reparación de emergencias de domo, podrían detenerles.
Él armó a los ERD-LLs -una especie de robots híbridos montacargas-elevador con largas y
telescópicas cinturas extensibles- con las únicas herramientas que él encontró, batidores de pasta
procedentes de las cocinas al aire libre. Dos Ryn soñolientos, salieron tambaleándose del refugio más
cercano, apoyándose el uno contra el otro. Uno se dio la vuelta mientras el otro señalaba al ERD-LL más
cercano. Este agitaba una batidora de pasta, golpeando a un enjambre de las criaturas aparentemente de
ojos blancuzcos. Aleteando alrededor del objeto que las molestaba, luego los ojos-blancuzcos se
volvieron a asentar contra la parte inferior del domo.
Jacen encendió su comunicador y presionó una secuencia numérica.
"Si," gruñó una voz Ryn. "¿Acaso alguien se ha vuelto loco, y ha activado la iluminación de día?"
"Romany," Jacen dijo. "Te necesito, ven pronto. Es una emergencia."
Jaina regresó con paso acelerado. "Ya viene Papá."
"Bien. Ve a despertar a los Vors y consigue una buena cantidad de respiradores." Para los Vors, una
brecha podría ser mortal. Esta raza alada estaba adaptada de manear extraordinaria para su propia
atmósfera, pero fuera de Vortex, los pulmones de los Vors eran escasamente efectivos, colapsándose con
mucha rapidez.
Jaina se puso rápidamente en camino.
A continuación el llamó a Mezza. Él la encontró a ella y a Romany, quien había traído a su
lugarteniente R'vanna, en la zona abierta situada en el centro de la zona de cabañas habitadas por los Ryn.
Para entonces, Han ya había llegado.
"Tranquilos," Han dijo, "que nadie se deje llevar por el pánico, conseguir que vuestra gente se levanta
y se vista. Sólo por si acaso."
Jacen le interrumpió. "En estos momentos yo tengo más miedo de una estampida de la gente que de
una brecha, pero no tardaremos mucho tiempo en sufrir una brecha o rotura de la cúpula. Será mejor
llamarlo perforación, para que la gente no se asuste al comunicárselo."
Mezza graznó con desdén y se alejó trotando. Romany fue a toda prisa hacia la cabaña más cercana.
"Bien, chico. Veremos lo que podemos hacer." Han condujo a Jacen a la parte central del domo, donde
extrajo una gran tanque azulado con manguera y boquilla aspersora. "Le dije a SELCORE que esto era
inútil, que nosotros no íbamos a limpiar el techo. Supongo que estaba equivocado."
Jacen le ayudó a arrastrar el tanque al área de los hidropónicos, donde uno de lo droides ERD-LL
estaba rascando inútilmente junto a gran número de blancuzcas criaturas.
"Abajo," Han ladró. "Retráete."
El droide telescópico se encogió. Han aseguró el tanque en uno de los brazos metálicos, luego se
agarró a la otra mano del droide.
"Dame un empujón," él gruñó.
Jacen disponiéndose a hacerlo cuando algo peludo se interpuso entre él y su padre.
"Será mejor que lo haga yo," Droma anunció." Trepando con gran agilidad.
"Cuando tiempo llevas aquí, pelo pincho." Han se quitó el polvo de sus mangas. "Si crees que tú vas a
poder..."
"Arriba," Droma graznó. El ERD-LL se elevó de nuevo. El Ryn empuñó una manguera metálica
situada en la gran mano plana del droide, afianzando sus pies, tobillos y cola prensil alrededor del rígido
brazo extensible.
"¿Qué hay en el tanque?" Jacen preguntó. Era por saber lo que estaba a punto de llover sobre sus
cabezas.
"No lo sé," Han admitió. "Supongo que puede ser algo tóxico, incluso para los Vors."
Seis minutos más tarde, ellos pudieron apreciar que tampoco conseguir dañar a las criaturas a las
criaturas de ojos blancuzcos. Los Ryn recorrían el asentamiento, aplastando crisálidas intactas, pero por
cada ojo-blancuzco que ellos encontraban, diez más salían volando hacia la cúpula, y comenzaban a
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alimentarse de ella.
Jaina regresó corriendo. "Los Vors necesitan treinta y ocho respiradores más, Papá."
Han fijo su mirada en Jacen, "¿Crees tú que puedes convencer a treinta y ocho humanos o Ryn para
que prescindas de su máscaras de respiración?"
Jacen tragó saliva. "Supongo..."
"Mirad esto," Droma gritó. Se deslizó hacia abajo desde la sección central del ERD-LL, sosteniendo
algo en una mano.
Jacen, Han, y Jaina lo rodearon. Droma sostuvo en alto una boquilla rociadora. Atrapada en su interior,
uno ojos-blancuzcos atacaba la boquilla de sintaplas con ganas. Vista por debajo, sus mandíbulas parecían
igual que un par de escofinas gemelas. Estas contactaban contra la pálida superficie del sintaplas, luego
rotaban con fuerza hacia el interior, tragándose el polvo que creaban.
"Peor que mynocks," Han gruñó. “Vale. Jacen, ponte en contacto con Gateway. Yo meteré a algunos
Vors en el deslizador terrestre. Nosotros que evacuar todo el asentamiento."
Jacen retrocedió corriendo hacia el cobertizo de mando, repasando los días en su mente. Gateway
debería haber tendido una línea de comunicaciones ayer por la tarde, si ellos habían cumplido con el
programa establecido. Sin embargo, las líneas estaban caídas, la única esperanza de Treinta y Dos era
montar en las naves de transporte y maquinaria, rezando por que sus filtros de aire funcionaran el tiempo
suficiente para que llegaran los equipos de rescate -o también elevarse con repulsores y dirigirse a otro
asentamiento-. Algunas de estas naves apenas si habían sido capaces de llegar hasta aquí -y algunos
refugiados fueron dejados caer por las naves en las que viajaron-.
Randa se despertó. Haciendo pestañear lentamente sus enormes ojos, soltó un eructo.
Jacen lo ignoró y fue directamente al técnico de comunicaciones. "Necesito comunicación con
Gateway. Clave de emergencia, clase 1."
El técnico pulsó una serie de botones en el tablero. Para gran alivio de Jacen, una voz con ciertas
interferencias contestó casi al instante, "Gateway."
"Gateway, al habla Treinta y Dos. Nosotros tenemos una brecha en curso en el domo, una bien grande.
Necesitamos los vehículos oruga de evacuación."
"En camino. ¿Qué tipo de brecha? ¿Puede ser reparada?"
"No lo sé. Nosotros tenemos algún tipo de plaga."
"Repita eso. Nosotros os haremos llegar los vehículos oruga en..." Pausa. "Veintiséis minutos.
Mientras tanto, que su gente mantenga la calma. Consiga que se ponga respiradores y trajes químicos si le
es posible, y súbanse al cualquier vehículo oruga que tengan disponible."
"Nosotros tenemos un pequeño vehículo oruga. Gateway." Lo solían usar para mover las naves fuera
del cráter de descarga y ponerlas resguardadas.
"Afirmativo, un vehículo oruga, Cárguenlo." Jacen oyó otra vez, evidentemente de alguien situado
cerca de la persona que le saludo inicialmente. "Treinta y Dos," la voz regresó, "¿Qué tipo de plaga"?
Jacen dudó. "Nosotros estamos, ah, ocupándonos ya de ella. Gracias. Gateway."
"Treinta y dos," la voz repitió con tono firme. "Describa plaga."
Jacen tuvo que admitirlo, "Nada que yo hubiera visto anteriormente. Le guardaré una muestra."
Una voz diferente habló por el comunicador. "Asegúrense de que sea guardada de forma eficaz y
segura, Treinta y Dos."
"Se hará." Hacen se dio la vuelta para ver a Randa alzarse sobre su larga y fornida cola.
"¿Qué es todo esto?" Le demandó el Hutt.
"Nosotros estamos evacuando el domo," Jacen le dijo. "Esas criaturas parecidas a pequeños gusanos se
han metamorfoseado en algo similar a polillas. Están sobre toda la parte inferior del domo,
comiéndoselo."
"Usa la Fuerza," Randa exigió. "¡Aplástalos, ahógalos!"
Jacen intentó imaginar agarrando a cientos de diminutas criaturas, haciendo que la vida les
abandonara... "No," dijo. "Son demasiadas."
"Tú no lo has intentado." Randa se deslizó hacia él.
"Escuche, Randa". Jacen no tenía tiempo para esto. "Tú puedes ponerte en camino o tú puedes ayudar.
Ponte tu máscara de respiración y ayuda a mantener el orden. Nosotros estamos a punto de conducir a
decenas de centenares de personas asustadas a través de un único portal de salida."
"¿Me estás pidiendo que dirija el tráfico?" Randa dejó escapar un resoplido de disgusto de su pecho.
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"Yo, Randa Besadii Diori, tú te atreves a pedir..."
Jacen pasó junto al Hutt, yendo hacia la puerta del cobertizo. "De acuerdo, entonces. Simplemente no
estorbes. Quédate aquí," añadió, dándose la vuelta. "Tan pronto como lleguen los vehículos orugas de
evacuación de Gateway nos llamen, para avisarnos de que están listos para evacuar a los residentes,
avísame por el comunicador."
Este distrito del domo cuarto estaba abarrotado de refugiados, algunos con máscaras, unos pocos con
trajes químicos. Una familia de Vuvrians pasó tambaleándose, meneando sus enormes cabezas para fijar
uno de sus ojos, luego otro, y otro, hacia arriba al techo del domo. Sus caras le recordaron a Jacen a unos
globos desinflados, con bocas perpetuamente arrugas y arrugados tentáculos caídos.
Justo delante suyo, un Ryn apuntó un desintegrador hacia el domo. Jacen se lanzó hacia adelante,
gritando. "¡Guarda eso!" Estaba a punto arrebatárselo con la Fuerza, cuando el Ryn disparó una brillante
llamarada azulada. La energía se disipó antes de alcanzar la creciente colonia de polillas.
"Buen intento," Jacen le reprendió con severidad, "pero nosotros tenemos una clara política de nada de
'desintegradores'. Le quitó el arma al Ryn, y la introdujo en su cinturón.
Encima del otro de los brazos extensibles del ERD-LL, dos Ryn se aferraron y comenzaron a golpear a
los ojos-blancuzcos con instrumentos de cocina con grandes asas. Unas pocas polillas cayeron al suelo
aplastadas. Otras revolotearon alrededor de los Ryn. Uno de los Ryn dejó caer su espátula y comenzó a
intentar apartar las polillas de su compañero -y de él mismo se asió y golpeó con fuerza blanco-ojos con
herramientas de la cocina largo-manejadas. Unas polillas planchadas con máquina se cayeron a la tierra.
Otros temblaron alrededor del Ryn. Un Ryn dejó caer su espátula y bajó de polillas golpeando con fuerza
ocupadas el otro - y él.-
Los alados Vors habrían sido increíblemente útiles en un domo más grande, pero Treinta y Dos era
demasiado pequeño para que ellos pudieran maniobrar -y además una aspiración del fétido hedor de
Duro, les podría matar-. Finalmente los Ryn desistieron y descendieron al suelo, agrupándose alrededor
de Jacen.
Jacen llamó por el intercomunicador a Han. "Veintidós minutos." dijo. "Ellos nos quieren con
respiradores y trajes químicos."
"Díselo a Mezza y a Romany. Yo estoy ocupado reactivando un droide congelador."
Jacen descubrió a Randa, abriéndose paso a empujones a través de la muchedumbre y dirigiéndose
hacia el área de hidropónicos.
Él salió corriendo para interceptar al Hutt. "¿Qué demonios estás haciendo?" le demandó con suavidad
pero con firmeza. "¡Regresa al portal de salida y permanece allí!"
"Yo pondré a buen recaudo nuestro suministro de comida, para cuando volvamos."
"Papá hará que un equipo de Vuvrian se ocupe de eso. Ahora vamos, date la vuelta."
"Si tú estás intentado darme órdenes, joven Jedi, lo lamentarás."
Jacen cambió de táctica. "No te lo ordeno, Randa. Nosotros te necesitamos. Por favor hazlo a nuestra
manear. Ayúdanos a impedir que esas personas se alejen mucho del portal. Si lo hacen, nosotros
tendremos una estampida de gente cuando lleguen aquí los vehículos oruga de evacuación."
Murmurando en voz baja una réplica mordaz, el Hutt se giró sobre su cola y se deslizó de nuevo hacia
el portal de salida.
Jacen tomo una buena bocanada de aire y examinó el área de los Ryn. A diferencia que con Randa, la
alarma estaba surtiendo efecto, con las últimas familias vistiéndose y dirigiéndose hacia el área del portal
de salida -excepto el equipo de bateadores, que aún seguían trabajando duramente montados encima del
droide ERD-LL. Cerca del sector Vor, un chorrillo de neblina gris comenzó a surgir del área con más
densidad de polillas. La sirena de ruptura en la cúpula de la colonia sonaba igual que un agudo gemido
electrónico. Los últimos Vors, aún seguían emergiendo de sus cabañas, aullando e impulsando una masa
de delgados miembros y caras largas. Jacen corrió a toda velocidad hacia ellos.
La vanguardia del contingente le golpeó y lo lanzó contra una rugosa superficie de ladrillos de barro.
Jadeando, él se dio unos segundos para recuperar el resuello. Entonces descubrió a un Vor sin máscara de
respiración. "¡Aquí!" gritó, arrojándole la suya.
La criatura de aspecto delicado atrapó la máscara y se la puso encima de su afilado rostro y siguió
avanzando.
Entonces él descubrió otro chorrillo de polvo gris. Otro enjambre de polillas se alejó de la segunda
brecha, estableciendo más cerca de unos de los soportes estructurales, y comenzaron a masticar de nuevo.
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Jacen esperó que la atmósfera de Duro acabara con las criaturas. Agarró su comunicador. "¿Papá?"
"Aquí Gateway, chico. Tráigalos."
"Cambio y corto."
Jacen cerró la comunicación y se apartó de la pared. Uno de los Vors se tambaleó y cayó. Un Ryn se
detuvo y recogió a la delgada hembra en sus brazos.
Dos Vors se dieron la vuelta, gritaron algo, y cogieron a su congénere de los brazos del Ryn.
"Gracias." Jacen dio al Ryn unas palmadas en el hombre. "Vamos, sigue. Yo me ocuparé de los
retrasados." Él subió hasta un tejado y así tuvo una buena visión de como estaba la situación.
Toda la colonia había confluido hacia las sendas, presionando contra el portal de salida como las
burbujas de gas contra el tapón de la botella. Algunos paseantes daban vueltas sobre si mismos,
apuntando hacia arriba a las dos -ahora tres- claras brechas, agachándose y acurrucándose igual que si
cuando con diez años de edad una serpiente de cristal se hubiera introducido en sus cuartos. Una nube
grisácea iba cubriendo las cabañas de los Vors. Jacen captó una breve bocanada del horrible hedor de
Duro, el concentrado tufo de cientos de fábricas abandonadas de la época Imperial. Él apretó un trozo de
su propio chaleco sobre su boca mientras caminaba hacia el portal de salida.
Un Ryn se encontró con él, llevando un traje químico y una máscara respiradora. "¿Qué necesitas que
haga?" surgió a través de la máscara la voz de Romany.
"¿Tienes ha alguien comprobando los refugios de tu gente? Si nos dejamos detrás a alguien, dormido,
ellos no se enterarían de la evacuación y morirían."
Romany sacó a dos adultos fornidos de la fila, luego les pidió los trajes químicos a otros dos menos
fuertes. "Nosotros vamos a volver," él les explicó. "Nosotros podríamos estar aquí dentro durante algún
tiempo. "¡Vamos, poneos en marcha!"
Los otros protestaron. Jacen les dejó discutiendo y se apresuró a llegar al cobertizo de mando.
Randa y el técnico de comunicaciones se habían ido. Jacen miró a través de la burbuja visora. En el
exterior, cinco enormes vehículos parados, que le recordaron a los tanques de hidropónicos puestos unos
al lado de otro, y montados sobre tres ejes, cada uno de ellos con sus respectivos neumáticos rugosos más
grandes que cinco cabañas de refugiados. Elásticas y enormes cubetas cerradas habían sido añadidas a
tres de ellos. Colonos que llevaban trajes completos montaban un entramado de placas, -para hacer de
muelle de abordaje- a través de la espesa y mortífera niebla de Duro, hacia el vehículo más alejado,
dirigidos por personal de SERCORE vestido de forma similar.
Él salió fuera del cobertizo, hundiéndose en la muchedumbre.
Más personal de SELCORE había tomado el control del área abordaje, dirigiendo a los refugiados
hacia adelante. Para desesperación de Jacen, Randa se deslizaba sin miramiento hacia adelante,
derribando a Ryn y humanos en su prisa por alcanzar el portal de salida.
"¡Eh!" se alzó la voz de Han. Jacen le descubrió de pie sobre una pila de cajas. "¡Retrocede, Randa!
¡Sigue empujando como hasta ahora y tú serás el último en subir a uno de los vehículos!"
El Hutt se echó a un lado, apartando a la ola de refugiados igual que haría una de las naves crucero de
Lando a máxima velocidad.
Han mostró un desintegrador. "Quédate justo ahí, Randa. Si yo dejara hacer lo que estaban haciendo,
no habría manera de detener a nadie y esto sería un absoluto caos."
Randa se detuvo, mirando hacia atrás por encima de su hombro. Algunos refugiados se detuvieron un
momento para ayudar a aquellos que Randa había hecho rodar, quedando derribados a su alrededor.
Jacen descubrió una reciente montaña de enseres junto al portal de salida, y alguien que parecía un
Twi'lek enfundando en un traje químico de SELCORE indicando a los refugiados que dejaran caer
empaquetadas pertenencias antes de dejarles pasar.
Jacen caminó hasta situarse junto al hombre de SELCORE. "Mire," el murmuró,"
El Twi'lek extendió sus manos pálidas. "Nosotros enviaremos a alguien de vuelta por sus pertenencias.
Por ahora, salvarles la vida es nuestra prioridad -¡espera! ¿Qué es esto?"
Una anciana humana apoyaba una de sus manos contra su pecho y se apoyaba sobre su marido con su
otro brazo. Algo negro y peludo estaba pegado por fuera de la apretujada chaqueta de la mujer. El Twi'lek
agarró la chaqueta y la abrió. Un bulto peludo se aferró a la mujer, extendiendo cuatro huesudos
miembros contra su túnica. Jacen lo reconoció como un cachorro de whisperkit, descubierto por una oreja
temblorosa.
"Lo siento," el Twi'lek gruñó. "No se como usted pudo conseguir una mascota, pero no puede subirla a
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bordo del vehículo."
Los ojos azul-grisáceos de la mujer se empañaron. "Señor, nosotros lo estamos cuidando para nuestro
nieto. Él está con la Quinta Flota, y nosotros se lo prometimos..."
Salvar la vida. Prioritario. La galaxia, balanceándose sobre el fiel de la balanza del tamaño de un
whisperkit asustado.
Jacen se echó hacia adelante, y apartó los dedos del Twi'lek de la chaqueta de la mujer. "Si nosotros no
lo vemos, no está aquí." Se giró y miró directamente al oficial del SELCORE. "¿Cuánto," él murmuró,
"come o respira un whisperkit, comparó con lo que dejándolo aquí haría en la moral de estas personas?"
El Twi'lek se acarició su rugosa mandíbula. "¿Qué whisperkit?"
Jacen retrocedió. El terrible hedor de Duro se volvía más fuerte con cada respiración. La última turba
de gente mezcla de Ryn y Vuvrians presionó hacia adelante, dejando caer los bultos de sus escasas
pertenencias en su afán por alcanzar las cubetas cerradas. Los últimos refugiados pisotearon los bultos.
Droma dio un golpecito a Han como saludo. "Esos eran los últimos, Solo."
Han bajó su desintegrados. "Vamos, Randa. ¿Jacen? Atúrdelo si el te causa el menor problema, pero
no le dejes aquí."
Jacen siguió al reptante Hutt hasta la rampa de abordaje más cercana mientras Han pasaba corriendo a
su lado. Randa se detuvo justo nada más pasar la compuerta, bloqueando el paso de Jacen.
Tres miembros de SELCORE se movieron apresuradamente por detrás de Jacen. "Vamos," uno le
instó. "Nosotros nos vamos."
"Randa," Jacen gritó. "¡Más adentro!"
El Hutt giró su cabeza, y dijo con voz retumbante y ronca. "Tu padre dijo que yo sería el último en
subir a bordo. De manera que este vehículo oruga está lleno."
Algo empujó a Jacen por detrás. Él cayó encima del sorprendentemente sólido cuerpo de Randa. La
musculosa cola del Hutt pego latigazos a su alrededor, arrojando a varios Ryn contra otros refugiados.
Uno cayó sin sentido.
Jacen puso en posición de aturdir el desintegrador que había confiscado, lo enfiló hacia el Hutt, y
disparó. Randa se derrumbó. Gritos, silbidos y apagados aplausos resonaron en el interior del vehículo.
Algo se clavó en las costillas de Jacen. "Bien hecho," Jaina gruñó.
Él soltó un suspiro. "Me alegro que estés a bordo."
"¿Qué paso con eso de no ser agresivo?"
"Él estaba hiriendo a personas." Jacen volvió a meter el desintegrador en su cinturón. "Y yo no he
usado la Fuerza."
"¿Y los Yuuzhan Vong no están hiriendo a las personas? ¿De manera que ellos no deberían ser parados
con todo lo que nosotros tengamos para hacerlo?"
Ignorando su sarcasmo, Jacen se abrazó contra la compuerta. El vehículo oruga comenzó a vibrar.
"Sujetaos todos bien fuerte," él gritó. "Esta viaje promete ser un tanto movido."

Capítulo 13.
Mientras el vehículo oruga andaba dando bandazos, el calor y olor del sudor de los nervios provocado
por varios centenares de cuerpos -ninguno demasiado limpio- hizo que Jacen arrugara la nariz. Se sintió
afortunado de estar al lado de una compuerta. Él sería uno de los primeros en salir.
"Encantador," Jaina murmuró. "¿Dónde está mi máscara respiradora?"
Al otro extremo de la cabina de carga, alguien comenzó a cantar. Individualmente y en grupos, los Ryn
se unieron a la melodía, con algunos armoniosos silbidos a través de sus picos perforados. Jacen no
necesitó palabras para reconocer un viaje canción de viaje. Los perennes proscritos viajeros estaban
yendo hacia su próxima aventura.
Su comunicador pitó. "Perdóneme," le dijo al Ryn que había golpeado con el codo al llevarse el
comunicador a la boca. "Lo siento," le dijo a uno que empujó mientras intentaba mantener el equilibrio.
"Jacen Solo," dijo.
"Aquí tripulación de cubierta. ¿Fue usted quién nos llamó?"
"Afirmativo."
"Explíqueme de nuevo lo que provoca la brecha. Todo lo que yo tengo es un informe que habla de una
especie de minúsculos mynocks."
"¿No ha conseguido una muestra?"
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"No si usted no tiene una."
"No, no la tengo," Jacen explicó en tono tan bajo como le fue posible. Cuando él mencionó el tema de
las crisálidas de las criaturas similares a polillas en el exterior de las cabañas de refugiados, hubo un largo
silencio.
Él dio un golpecito al comunicador. "Tripulación de abordo, ¿Han captado mis últimas palabras? Aquí
la gente está cantando, y..."
"Captado," dijo una voz que no había hablado antes. "Nosotros le llamaremos más adelante, sobre el
tema de la desinfección."
Los refugiados lo bastante cerca de Jacen para oír la conversación por el comunicador, giraron sus
cabezas.
"Créanme," Jacen dijo, "nadie trajo una crisálida."
"No de forma deliberada," dijo la voz por el comunicador, "pero un huevo, adherido a una de las
abundantes melenas de un Ryn, reiniciaría el ciclo, y nuestro domo es más alto que el vuestro. Pon una
bandada de esas polillas allí arriba fuera de nuestro alcance, y ustedes acabaran con toda la operación de
repoblado y reconstrucción del planeta."
Jacen agarró con fuerza el comunicador, apoyándose contra Jaina debido a lo bamboleos que daba el
vehículo oruga. Aparte de Randa, la mayoría de los pasajeros de este cavernoso vagón de carga parecían
ser Ryn. Si Jacen no podía decirlo por la vista, si podía imaginárselo por el olor. Si esto le molestaba, él
debía ser capaz de evadirse mentalmente de la presencia de los Ryn. Varios de ellos habían alzado sus
brazos y daban vueltas sobre si mismo, como si en verdad estuvieran bailando.
Jacen murmuró a través de su comunicador, "Los Ryn son casi obsesivos en cuanto a la limpieza. No
habrá ningún huevo de ojos-blancuzcos o similar en ninguno de ellos."
"Quizá tenga que convencerles," le dijo el tripulante. "Una especie peluda es complicada de
desinfectar. Nosotros tenemos un refugio aislado en el área de procesamiento dentro de la cúpula de
Gateway. Es único problema es, que nosotros no tenemos ningún Uni-Fumi almacenado -SELCORE
normalmente envía sus descontaminadores químicos con cada embarque de refugiados. Irradiación de alta
energía serviría, pero podría provocar algún daño superficial. Y con las lámparas de baja energía, no
tendríamos la seguridad de atravesar por completo la capa peluda. De manera que ellos tienen dos
opciones. Nosotros podemos desnudarlos y zambullirlos a todos en una cubeta llena un potente
desinfectante médico, pero no podría garantizarles que eso no les haría enfermar. O nosotros podemos
afeitarles y luego irradiarles con baja energía."
El Ryn juntó a Jacen silbó suavemente. Se volvió para un lado y le murmuró algo a otros tres.
"¿No hay alguna otra opción?" Jacen preguntó, desagradablemente consciente de que él estaba rodeado
por varios centenares de Ryn sin dormir, quienes acaban de dejar sus escasas pertenencias atrás -otra vez-.
"Nosotros podemos separar a los Vuvrians y Vors," la voz continuó. "Las razas sin pelo pueden recibir
una irradiación más rápida, y nosotros le dejaremos pasar."
Jacen se apoyó contra la compuerta. "¿Por qué están ustedes preguntándomelo a mi? ¿Dónde esta el
Capitán Solo?"
"Él parece haber perdido su comunicador. Tú estás ahora a cargo de la situación."
Jacen apagó su comunicador, esperando que la administración de SELCORE encontrara una idea
mejor. El motor del vehículo sonaba rítmicamente bajo sus pies. Algunos de los Ryn estaban ahora
siguiendo ese rítmico traqueteo mientras otros cantaban. Jacen flexionó sus rodillas, apoyándose contra
Jaina.
"Eso no suena nada bien," ella murmuró.
El comunicador pitó de nuevo. "¿Solo?"
Él lo alzó. "A la escucha."
"Nosotros hemos hablado con alguien llamado Mezza. Y nos ha dicho que ellos se niegan en redondo
a ser bañados en jugo desinfectante de laboratorio médico, y la verdad es que no les culpo."
"Ni, yo," Jacen dijo. "Y no es por discriminar a los Ryn. Cualquier cosa por ellos, va por los Vors,
Vuvrians y humanos. Y el Hutt," añadió, bajando la mirada. Randa se había enroscado en una bulbosa
espiral carnosa.
La canción acabó. Alguien comenzó una nueva. Dos estrofas más tarde, Jacen recibió otra llamada por
el comunicador.
"Finalmente contactamos con el otro Solo. El ha dicho lo justo es lo justo, el mismo tratamiento para
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todos."
Bien hecho, Papá. Jacen le murmuró a Jaina, "A mi no me importa si me afeitan."
"Ni a mi. Yo he visto a mujeres pilotos de cazas con el pelo cortado al cero."
Cuando finalmente los temblores y bandazos cesaron, algo resonó contra la compuerta. Jacen intentó
echarse hacia atrás. El gentío le empujó en dirección contraria; tuvo que agarrarse con fuerza a un
mamparo. Por fortuna, la tripulación había echo elevarse una rampa hasta la compuerta, de manera que
cuando esta se abrió, el no cayó al vació. Diversos equipos de personal daban órdenes, dirigiendo el
desembarco de los refugiados de manera que se abrieran en abanico y en constante movimiento para no
formar tapones. Los refugiados fluyeron alrededor del postrado Hutt.
Los vehículos orugas habían sido conducidos al interior de un gigantesco hangar metálico, mucho más
grande que algunos muelles de carga cercanos y otras dependencias del resto del domo. Unos de los
miembros del equipo de recepción vestido con traje químico echaron a un lado a Jacen y Jaina,
conduciéndolos hacia una plataforma elevada -y pudiendo vislumbrar como su padre era conducido hacia
la misma zona, acompañado por Droma en medio de empujones. Otros miembros del personal de
Gateway dirigían a los nuevos refugiados hacia un área acotada, donde aún algunos siguieron dando
vueltas desorientados mientras otros se dejaban caer en el suelo. El nivel de ruido se elevó
paulatinamente, ya que en seguida Vors, humanos, Vuvrians y Ryn se pusieron a hablar todos a la vez.
A través de una puerta de embarque que luego se cerró de inmediato, entró un pequeño vehículo de
efecto-suelo rotulado como ADMINISTRACIÓN. Cuatro figuran iban sentadas dentro, llevando unos
reluciente trajes químicos anaranjados y máscaras que les cubrían toda la cabeza. A Jacen le resultó
curioso el hecho. Al igual que los equipos de recepción, cualquier que entrara en el área de desinfección
tendría que enfrentarse a la desinfección. ¿Pero por qué ellos no habían simplemente preparado un
holoproyector?
Entonces él tuvo un presentimiento sobre ese vehículo.
Incrédulo, le dio con el codo a Jaina. Ella había estado aquí. Aquí, todo el tiempo. ¡En Gateway!
Jaina le devolvió el codazo. Ellos se giraron el uno hacia el otro de manera que cada uno pudiera
observar a su padre por el rabillo del ojo.
La segunda más baja de las tres figuras anaranjadas saltó fuera del vehículo. Su cara estaba oculta,
pero su firme caminar resultaba inconfundible, y Jacen la puso sentir a través de la Fuerza. Su
acompañante más bajo tenía que ser uno de los Noghri.
Han y Droma discutían. Han parecía casi a punto de lanzar a Droma por los aires. "No, ellos no tienes
peines repulsores. Nosotros no vamos a tener otro remedio que hacer esto..."
"¿Por las malas?" Droma le interrumpió. "¿Qué puede importarte, si ellos te quitan ese pequeño parche
de pelo que tienes encima de tu cabeza hueca? Acaso tienes tú idea de cuan frío..."
La figura de vestimenta anaranjada se les acercó.
"Hola," Han dijo, poniendo en su rostro con marcas de suciedad una media sonrisa. "Gracias por
enviar los vehículos oruga, pero nosotros tenemos un leve problema. Uno de los de su personal creyó
haber encontradlo lo que parecía un huevo. Yo estoy de acuerdo en que nosotros tenemos que averiguar
de donde vinieron esos bichos, pero creo que mi gente se merece un poco de respecto y comprensión."
"Nosotros lo haremos lo mejor posible."
Jacen estiró sus orejas. La voz parecía ronca, pero firme.
"El tratamiento será igual para todos. SELCORE estará encantado de hacerse cargo de los refugiados."
Han extendió una mano. "Me alegra que lo entienda. Han Solo."
En lugar de coger su mano, el administrador levantó las suyas hacia los cierres de su máscara.
"Eh, espere," Han exclamó. "Usted también tendrá que sufrir la descontaminación."
Ella se sacó su máscara con una mano. Una larga melena castaño-oscura quedó suelta. "Estoy de
acuerdo," ella dijo con tono lúgubre.
Leia observó atentamente el rostro cansado de Han -sus avellanados ojos abrirse llenos de sorpresa,
aflojársele su mandíbula con una grisácea barba incipiente. Luke y Mara debían saber que Han estaba
aquí, y asumieron ella también debía haberlo sabido. ¿Cuantas personas se supone que tuvieron esa
misma presunción, y no la dijeron nada?
Ahora, ella sabía que sólo tenía unos segundos para llegar hasta él, antes de que él se acordara de la
última vez que habían hablado (discutido más bien). "Sí tu gente acepta que tienen que ser desinfectados,"
le dijo a Droma, "Yo les mostraré que Gateway y SELCORE están con ellos, y no contra ellos." Por el
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momento, su ayudante Abbela podía ocuparse del día a día de Gateway. Antes de que los ojos de Han
adquirieran de nuevo esa mirada dura y vacía, ella tenía que llegar hasta lo más hondo de su ser. Ella se
acercó andando. "Además, no tenía ni idea de que estuvieras aquí. Debería haberlo sabido, pero... creo
que nunca se os ocurrió enviar un informe de donde ibas a estar."
"No, no lo hicisteis." Un gesto de enfado apareció en su rostro. "Yo sospecho que SELCORE ha estado
demasiado ocupado administrando Gateway para darse cuenta."
Ella miró por encima de su hombro. Olmahk permanecía cerca, a la vista, mientras C-3PO ayudaba a
los recién llegados. ¿Dónde los iba a colocar a todos ellos? Ella había esperado realojar a estas pobres
gentes de Treinta y Dos en el interior de su mayor cúpula cuando esta finalmente se convirtiera en una
edificación permanente, enviar de vueltas equipos de trabajadores en largo turnos semanales. Gateway
tenia espacio suficiente, pero la construcción de equipamiento de viviendas se había dejado para más
adelante, de manera que sus nuevos apartamentos se llenaban antes incluso de de que estuvieran
construidos. Aunque quedaban tiendas de campaña, cuidadosamente apiladas cuando sus primeros
habitantes se trasladaron a edificaciones más sólidas, y aún quedaba el asunto de la descontaminación...
¡Se ocuparía de esos después! Ahora ella tenía a cuatro quintas parte de su familia delante de ella,
todos excepto Anakin. ¡Esto no pasaba desde hacía meses!
Ella pasó sus brazos alrededor de Han. Su cuerpo permaneció envarado, pero puso su brazo sobre sus
hombros.
Ella retrocedió para verle mejor.
"Hola, Mamá". Jacen abrió sus brazos, pero luego dudó.
Leia arrojó a un lado la mascarilla que llevaba medio colgando. Puesto que ella estaba ahora sometida
a la cuarentena, se quitó de un tirón su traje químico y abrazó con fuerza a Jacen. "Por la Fuerza, tú estás
tan grande como tu padre."
Entonces ella se fijo en que Jaina seguía dudando. "¿Qué estás tú haciendo aquí?"
Jaina hizo balancear en una de sus manos un extraño par de anteojos. "Baja médica. Nosotros
intentamos encontrarte."
Se formó un vacío en el estómago de Leia. "¿Estás herida?"
"Ceguera parcial temporal. Nada serio." Jaina bajo la voz. "Consigue arreglar las cosas con Papa,
Mamá. Eso es lo primero y más importante." Ella se dio la vuelta y regresó hacia la masa de Ryn.
Sonriendo tristemente, Jacen puso sus dos manos sobre los hombros de Leia.
Él la condujo suavemente hacia Han, quien había hundido sus manos de nuevo dentro de sus bolsillos.
"Lo primero, es lo primero," Jacen murmuró.
Vacilantemente, Leia acarició a ambos gemelos a través de la Fuerza. Jacen relució ante la satisfacción
del encuentro; En cambio, en Jaina había un cierto amargor reprimido al que obviamente ella tendría que
hacer frente, pero más tarde.
"Supongo que es momento de que yo encuentre algo que hacer." Droma se volvió a colocar la gorra
blanda que se había quitado. "Encanto de verla de nuevo, Princesa Leia." Luego siguió a Jaina.
Leia se fundió en un abrazo con su marido. "Déjame enseñarte todo el área de cuarentena," dijo con
todo suave.
Era un muelle de reparación reconvertido, familias enteras se apretujaban las unas contra las otras,
mientras seguían avanzando. Ella no quiso mirarlos. Ella tenía que arreglar las cosas con Han. Culpa suya
o culpa de él, eso ya no importaba. Bajo su capa de fortaleza e independencia, ella realmente estaba
contenta de tener a alguien que le ayudara a compartir las pesas cargas que tenía que soportar.
Por otro lado, eso significó que ella tendría que ayudarle a sobrellevar las de él.
"Sí," ella admitió, "SELCORE y Gateway se intentaran ocupar de todos ellos. A la vez que intentar
salvar al planeta. "¿Recuerdas Honoghr, dónde nosotros no pudimos hacer prácticamente nada? Aquí, está
si esta a nuestro alcance. Y los Yuuzhan Vong no querrán esto. Podría ser el refugio o asilo para millones
de personas."
"Yo creo que tú no parece que hayas prestado mucha atención a los Duros," Él frunció el ceño. "Ellos
son..."
"Apenas nos toleramos entre sí," ella tuvo que admitir, "Pero nosotros ya no podemos dar marcha
atrás. Este mundo es la llave para un nuevo futuro, donde las personas pueden vivir en paz unas junto a
las otras. Espera hasta que yo pueda enseñarte todo lo que nuestros científicos están empezando a
conseguir."
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"¿Dónde está el 'Viejo estirado'?" Han se frotó su áspera barbilla. "No soy capaz de verle. Todo lo que
ellos no dieron fueron un par de modificados elevadores de carga. Tuve que buscar un droide médico."
Leia medio sonrió, "¿Threepio? Justo lo que tú necesitas. Alguien a quién realmente pueda irritar."
Han debía estar muy distraído, pensó ella, para no reconocer a C-3PO dentro de un traje químico a prueba
de bichos.
Los ojos de Han se estrecharon. "estrecharon. "¿Qué tal tú encuentro con Isolder?"
Ella se apartó, sintiendo algo confusa. "¿Qué?"
"Al menos diez personas me mostraron ese jodido Holonet contigo y Su Ricachona majestad saliendo
juntos de esa nave Hapan en Tald. Vosotros parecíais muy acaramelados."
Leia tuvo inspirar con fuerza para no soltar un exabrupto. "¿Tú, quién quiere que todo el mundo confié
en ti, no eres capaz de poder confiar en mí? Los informadores lo usaron como truco propagandístico. Yo
no podía echarme hasta sin correr el riesgo de perder el apoyo de los Hapans. Nosotros necesitamos esas
naves."
La expresión adusta de Han desapareció. "Sí. Nosotros las necesitamos. Aunque no me guste, como se
tuvo que hacer."
¡Una crisis resuelta! Hasta la siguiente. "¿Cómo está Jacen?" Ella preguntó. "Oí que a él todo esto le
estaba resultando bastante duro."
"Aún lo estoy digiriendo, supongo." Él agarró su mano. "Tú me acusaste de estar unido con mi pasado
aventurero. Bien, mira a estas personas. Te parece que esto es una aventura..."
"No," ella dijo. "Han, lo siento. Se que últimamente ha sido duro. Muy duro."
"Sí. Vale." Apretó sus labios, tragó, luego la volvió a mirar. "A ti probablemente te costará olvidar
algunas cosas, pero yo espero que tú finalmente me los irás perdonando."
Leia pasó de nuevo sus brazos alrededor de él. Esta vez, él le devolvió el abrazo. Sus brazos la
aprisionaron, su respiración tenía la dulzura de...
Bien, de un Wookiee mojado.
Ella contuvo la respiración mientras le besaba.
No había tiempo en ese momento para la reconciliación. Ellos anduvieron hacia el muelle de
reparación, el cual se estaba llenando rápidamente con una gran variedad de extrañas razas. Leia había
ordenado que lo equiparan con colchonetas para dormir.
Han frunció el ceño. "Tiene buen aspecto, pero espero que no te preocupes si los Ryn se evaden de su
zona todas las noches."
"¿Por qué?"
Él se encogió de hombros, mirando hacia el gentío. "Ellos tienen algunos curiosos tabús. Uno de ellos
consiste en no dormir dos veces en el mismo lugar."
"No me preocupa lo más mínimo si ellos duermen encima los unos de los otros. Yo esto más inquieta
por ser capaz de
"Sólo dales cualquier cosa que tú habrías enviado a Treinta y Dos. Yo esto más preocupada por el
agua."
"Nosotros tenemos la construcción de un pozo bien avanzada, bajo el edificio de administración."
Durante unos diez minutos, ellos hablaron sobre como satisfacer las necesidades básicas de los
refugiados. Ciertamente, para alguien que no realizaba tareas de administración, él se había manejado
realmente bien. Ella también se lo dijo.
"A veces," él pronunció con lentitud, "yo aún me asombro de mi misma. Pero Droma fue él que pensó
muchas de ellas. Él y los dirigentes del clan, Mezza y Romany. Y Jacen ha estado intentando mantener la
paz. Yo, yo soy el tipo que acude siempre al rescate cuando la ocasión lo requiere."
Ella deslizó su brazo alrededor de su cintura. Ellos habían ascendido a la parte superior de la cabina de
un controlador. Olmahk les siguió a una distancia discreta. Entre la muchedumbre Ryn, ella descubrió a
Jaina con un grupo de canosas hembras, una vez más ella llevaba su máscara.
"¿De que gravedad resultó ella herida, Han?"
"Ella tuvo que eyectarse al espacio."
El pensamiento de su hija flotando en mitad del helado vacío, en medio de una batalla, hizo que a Leia
se le contrajera de nuevo el estómago.
"Nosotros tenemos una buena instalación médica. Yo podría hacer pasar rápidamente a través del
proceso de desinfección..."
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"No," Han dijo. "Sólo el tiempo podrá arreglar esto. Nada de ningún tratamiento favorecedor para los
humanos, y sobre todo nada en absoluto para nuestra familia. Estos Ryn han sido tratados a patadas
durante siglos. Ellos son un grupo muy numeroso, pero son fieles a quienes los tratan con decencia y
consideración."
Un par de camilleros pasaron un poco más allá, empujando una camilla flotante cargada con lo que
parecía un joven Hutt.
"¿Qué está haciendo él aquí?" Leia demandó.
Han mostró de nuevo ese gesto de descontento. Ella sintió que no sacaría nada bueno de todo esto. "Él
proclamó que quería desertar, y golpear a los Vong donde más les duela. ¿Pero acaso tú nunca has
conocido a un Hutt que se ofreciera a cooperar bajo presión?"
Leia lo pensó durante un rato. "Te lo diré si recuerdo alguno. Tengo una idea, Han. ¿Cuántos enfermos
y heridos has traído contigo?"
Él frunció los labios y observó fijamente por encima a la muchedumbre. Ella le miró de perfil,
revisando los rasgos que ella había amado durante la mitad de su vida. ¿Se había el roto nuevamente la
nariz?
"Aparte de lo de Jaina, principalmente sólo raspaduras y cardenales intentando matas esa especie de
polillas. ¿Por qué?"
"Nosotros procesaremos como prioritarios a los enfermos y heridos. Entonces podríamos incluir a
Jaina, a menos que ella prefiera permanecer en cuarentena de manera indefinida para conseguir que no le
rapen la cabeza. Ella está en esa edad, ya sabes. Los hombres jóvenes la están mirando."
Él extendió la mano y acarició el largo mechón de pelo que colgaba por delante de su uniforme azul.
"¿Pueden también mirar los viejos?"
Ella tocó su mano. "Yo... supongo que esto tenía que llegar, Han."
Él se encogió de hombros. "Esta creciendo. Esto es inevitable."
"¿Podrías tú vigilarla mientras esto ocurre?" Ella intentó no suplicar, pero quería hacerlo.
Él pasó una mano por encima de su pelo rebelde. "Hey, algún día yo perderé mi fama de buenazo.
Nosotros podríamos llamar esto una carrera de fondo."
Luego él pestañeó, y ella se apretujó contra él.
Ella le condujo al interior del habitáculo de control. Ante el equipo de altavoces, ella habló con un tono
grave que impuso silencio al rumor de las conversaciones.
"Atención, por favor," Ella dijo. "Es la administración de Gateway. Bienvenidos. Nosotros
intentaremos reubicarles y satisfacer sus necesidades tan rápidamente como no sea posible. Ahora
recibiréis un mensaje de vuestro propio administrador."
Ella empujó el comunicador hacia él.
"¿Qué"? él demandó.
"Enfermos y heridos, que vuelvan al área de embarque," ella murmuró. ¡Mierda de nerf!
Él asintió y repitió el mensaje.
Quince minutos después, el encargado de salud de Leia -totalmente equipado- estaba explicando el
protocolo de desinfección a un puñado de Ryn y Vors y a cinco humanos ancianos.
Leia retrocedió. No veía a Jaina. Han se había entremezclado con los Ryn. Con el ceño fruncido, ella
regresó a la garita de vigilancia. Le llevó más tiempo de que pensaba descubrir a Jaina en el muro sur.
Ella volvió a bajar e comenzó a caminar. El extraño olor de los Ryn le llegó por todas partes. Ella hizo
otro apunte mental: Baños de agua templada. Y algo caliente para todos esos pobres Ryn cabizbajos,
después de que el equipo de desinfección se ocupara de su peludo pellejo.
Afortunadamente, la nave del suministro que traía su láser minero había llegado. Ella pondría de
inmediato a trabajar al nuevo láser, profundizando el pozo situado bajo su edificio de administración.
Agua fresca y potable, resultaba ahora esencial, con el asentamiento de Treinta y Dos potencialmente
pedido.
Jaina estaba de pie, apoyada contra el muro sur.
"¿No oíste el aviso?" Leia preguntó. "Nosotros vamos a procesar en primer lugar a los enfermos y
heridos, para que podamos atenderles con mayor facilidad en nuestros servicios médicos. Yo lo pasaré
contigo."
"Gracias," Jaina dijo, "pero si los centros médicos de Coruscant no pudiera hacer nada por mí, yo dudo
que los suyos puedan hacer algo."
66
"Ya lo veremos," Leia dijo, "personalmente. Yo he estado abrumada con todo lo de aquí. Yo tengo una
ayudante, de manera que cuando todos hayamos pasado la cuarentena, yo estaré todo lo más cerca de
vosotros que pueda..."
Algo duro tocó su hombro. Ella giró su cabeza y alzó la mirada hacia la máscara blanquecina de un
traje químico. "¿Qué ocurre, Threepio?"
"Perdóneme, pero hay una transmisión de alta prioridad de Bburru esperando por la línea seis," él la
dijo. "Y el informe que usted pidió de la Dr. Cree'Ar..."
"Eso puede esperar," ella le dijo. "Saluda a Jaina."
"Hola, Miss Jai..."
"Encantado de verte, Threepio." Jaina se volvió hacia un lado y dijo con brusquedad, "Tú nunca te
pondrás al día. Ni con mi ayuda, ni con una docena de asistentes. Eso es porque asume todos los
problemas de los demás. Bien, tú eres así para mí. Ni siquiera los militares pudieron encontrarte, Madre.
Yo llegué a pensar que habían sido capturada por algún reconstituido grupo terrorista Imperial, o que los
Yuuzhan Vong habían dejado caer una luna sobre ti. Jacen y yo intentamos encontrarte desde Treinta y
Dos. Fue de chiste. Primero no pudimos conseguir una conexión fuera del sistema. Cuando finalmente
llegamos hasta SELCORE, nosotros nos pusimos en contacto con Viqi Shesh. Esto también fue de
chiste."
"Yo no he firmado mis informes, pero si ella hubiera querido encontrarme podría haberlo hecho," las
palabras de Jaina la habían escocido, pero Leia pensó que los mejor que ella diera rienda suelta a su rabia.
Ciertamente la Senadora Shesh había hecho muy poco para aliviar los problemas con los suministros.
"No te preocupes," Jaina dijo. "Yo no quiero un tratamiento especial. Yo quiero ayudar a estas
personas. ¿Qué pasa con los ancianos? No hay un tratamiento que cure sus dolores y achaques. Antes, al
menos ellos tenían sus costumbres, su medicina tradicional. Ahora ellos no tienen nada. ¿Acaso, también
tú vas ha hacerles pasar primero por el proceso de desinfección?"
"Sí," Leia le dijo. "Inmediatamente después de..."
"¿Raparlos, Madre? ¿A los ancianos?"
"Señorita Jaina," C-3PO intervino, "usted será bien tratado por nuestro relativamente eficaz servicio
médico"
Leia sintió un ligero rubor ascender desde su cuello hacia su rostro. "Jaina, yo estoy intentando
ayudarlos, y a ti."
"Quizás," Jaina dijo con los dientes cerrados, "sólo es que no quiero más ayuda de nadie. Tú me
enseñaste que yo tenía que aprender las cosas sin ti. De manera que lo hice." Ella dejó la mirada perdida.
Leia insistió. "Tú pareces haber olvidado algo," dijo. "Yo tender que ser descontaminada para salir de
aquí, lo mismo que tú, lo mismo que cualquier. Piensa en ello."
Jaina miró fijamente la larga melena de pelo enroscada. "Está de broma," ella dijo con voz baja.
"Madre, si tú... ¿Cuánto tiempo te costó conseguir que creciera así de largo?"
"Eso no tiene la menor importancia. Tú sí. Supongo que nosotros alguna vez encontraremos la manera
de vivir en el mismo lugar, nuevamente. Nosotras somos demasiado iguales."
El gesto de Jaina le hizo mostrar los dientes. "¿Cabeza dura, obstinada, perfeccionista... yo? Cómo
puedes tú acusarme de..."
"Los genes," Leia contestó. "Y el entorno. Tú estás predispuesta. Al menos tienes la suerte de tu
padre."
La sonrisa de Jaina se marchitó. "Antes de que me olvide, Mama, tienes que hablar con Jacen. Ya
sabes que a él se le da bien leer a las personas."
"¿Y?" Leia sugirió, nuevamente confundida.
"Mientras nosotros estábamos buscándote, él pudo echar un vistazo a tu Senadora Shesh. Él tuvo una
reacción realmente fuerte. Negativa del todo."
Leia recordó sus propias reuniones y tratos con Shesh, en Coruscant. Públicamente, la senadora había
apoyado sin reservar a SELCORE, -y a los Jedi, a pesar de sus PR problemas- y ahora estaban los
inexplicable escasez de ciertos suministros, problemas de comunicación, recortes defensivos. Si Leia
quería sospechar de un doble juego por parte de la Senador Viqi Shesh, no le resultaría muy difícil.
"Será mejor que yo hable con él," ella dijo.

Capítulo 14.
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"De manera que," Droma meneó sus mostachos. "¿Ella pudo haberse casado con alguien de la realeza,
y en lugar de eso te eligió a ti?"
Han golpeó a su amigo con un cucharón lleno de estofado sintético, haciendo que Droma cayera de su
taburete.
Jacen apenas si era capaz de permanecer despierto. Este había sido un día increíblemente largo. La
mayoría de los Ryn estaban echados sobre sus colchonetas para dormir.
"Randa fue el primero en salir de la cuarentena, después de los enfermos y heridos," él les interrumpió.
Han revolvió su estofado y le dirigió a Droma lo que Jacen y Jaina siempre había denominado como
"la mirada fija". "Y la gente de Leia lo han encerrado."
"¿Ahora qué?" Droma preguntó.
"Lo normal. Intentará conseguir salir fuera del domo, sólo para mirar las naves. Sólo para mirarlas,"
Han repitió, mientras Droma trepaba de nuevo a su taburete.
Droma observó atentamente su propio cuenco y cuchara. Jacen, sospechó que el Ryn estaba calculando
dirección y elevación, deslizó su taburete hacia atrás.
Jaina y Leia también habían pasado a través del proceso de descontaminación. Han había convencido a
Jaina de necesitaría un enlace en el exterior con la gente que ya había pasado el proceso, y que alguien
mantuviera un ojo sobre Randa. Con eso, Leia decidió que ella realizaría mejor su trabajo fuera en allí
dentro. Ella había dejado a Olmahk en el lugar de la cuarentena, para que así pudiera ayudar con la
seguridad.
Jacen tomó las noticias con filosofía. Él hubiera esperado que sus padres pasaran un poco más de
tiempo juntos, después de tanto tiempo separados.
"Veintitrés Ryn salieron fuera junto con Jaina," Han estaba diciendo. "Leia les encontró trajes de
vuelo, de manera que por lo menos ellos estarán calentitos hasta que les vuelve a crecer el vello de su
piel. Yo creo que ellos parecían tener buen aspecto."
"Ni en pintura." Droma dijo con tono cortante. "Te estas volviendo algo corto de vista."
"Tu boca me parece tan grande como siempre."
Ahora Jacen captó un ligero brillo en los ojos de Han y un medio gesto de satisfacción. Quizás sus
padres habían encontrado algún pequeño momento de intimidad. En su opinión, ambos habían hecho un
conveniente uso de sus propias circunstancias para conseguir la reunificación. El universo parecía un sitio
mucho mejor cuanto tu madre y tu padre se amaban.
"Alguien ha de regresar a Treinta y Dos," él dijo, "recuperar nuestras pertenencias."
El Ryn alisó sus mostachos. "¿Posesiones? Son simplemente cosas que se pueden perder. Yo esto más
interesado si todavía hay algo digno de ser recogido de los últimos envíos llegados allí."
"Sí," Han dijo. "Habrá que pensar en como conseguir salir de aquí, mientras tú estás con ello. Si
nosotros debemos dejar Gateway precipitadamente, no será en vehículos oruga."
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Jacen apretó sus puños ante la visión de las ruinas de Treinta y Dos. Trozos de Sintaplas pendían entre
puntales que se arqueaban igual que las costillas de una bestia escogida para ser limpiada por reptiles
carroñeros. A través de esas costillas, por una ventana cerca del portal de entrada, Jacen pudo ver restos
de los tejados azulados de las cabañas de los refugiados bajo lo que debía haber sido la cubierta protectora
del domo.
El conductor de Gateway se había puesto un traje químico antes montar en el vehículo a los refugiados
todavía bajo cuarentena. Él agitó la cabeza. "Buena cosa que ustedes no estuvieran allí cuando
comenzaron a abrirse las brechas." Su voz surgió filtrada a través de la careta transparente.
"Realmente, lo fuimos," Jacen murmuró.
Él se introdujo dentro de los pantalones de su propio traje químicos equipados con respirador. Por
encima se puso una chaqueta anaranjada, luego se colocó los guantes. Él movió sus dedos dentro de los
guantes, para comprobar que tenía buena movilidad, para luego enganchar su casco flexible y fijar los
cierres. SELCORE debía haber recibido los trajes de procedencia militar, pensó para si.
"¿Listos?" preguntó a los miembros de su equipo.
Droma se había introducido ya en su traje anaranjado. Mezza, más viejo y voluminoso, se esforzaba
por conseguir pasar el suyo por encima de su cabeza. Otras seis figuras preparadas se acercaron a la
compuerta del vehículo oruga.
"Escaneando en busca de formas de vida," el ayudante del conductor dijo. Actuó sobre unos cuantos
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controles. "Nada a la vista, pero tengan cuidado."
Jacen enganchó su sable láser por fuera de su traje. Los escarabajos mutantes de fefze eran las únicas
criaturas conocidas que habían sobrevivido al derrumbamiento del ecosistema de Duro.
Él encabezó el descenso por la rampa del vehículo oruga. Cada una de las parejas de los otros
miembros del equipo empujaba una carretilla repulsora. Su misión era simple: recoger tantas pertenencias
como fuera posible y regresar antes de que oscureciera. Jacen, nominalmente a cargo, ayudaría donde
considera oportuno hacerlo, luego traería el Halcón a Gateway mientras Droma seguiría en el asolado
Treinta y Dos con un 1-7 Howlrunner.
Él fue con un par de altos y delgados Vors, quienes se habían ofrecido voluntarios para una misión
mucho más peligro para ellos, con sus débiles pulmones. Ellos también tenían su orgullo -pero ellos casi
parecían unos esqueletos en los anaranjados trajes químicos, excepto por los brazos, cayendo de forma
antinatural apretujados justo a sus alas coriáceas, dentro de las mangas.
Sus botas aisladas crujieron al aplastar polillas muertas mientras andaba por la senda principal.
Evidentemente la atmósfera de Duro había acabado con ellos. No se extenderían por tierra a otros domos.
Agradecido por su gesto, él escoltó a los Vors a la primera choza de su sector. Ellos se introdujeron
dentro mientras Jacen hacía guardia, ligeramente intranquilo. A los pocos minutos, los Vors salieron
llevando montones de ropa y otras pertenencias. Jacen les ayudó a cargar los bultos, y luego
sosegadamente los Vors entraron en la siguiente cabaña. Aguantando la respiración, Jacen supuso.
Ellos habían pasado por varias cabañas cuando el comunicador de Jacen aulló. "Solo," resonó la voz de
Mezza, "¡Ven aquí!"
Él regresó corriendo a toda velocidad por la senda, buscando la sección Ryn. Finalmente, descubrió
una carretilla repulsora atada. Cambió de dirección y se dirigió hacia ella, sujetando su espada láser con
su mano derecha para que no rebotara contra el hueso de su cadera.
Él se introdujo en el interior del refugio. Dos formas con trajes anaranjados habían retrocedido contra
la pared interior. Cerca de Jacen estaba un insecto que él sólo había visto en holo-videos y pesadillas.
Escarabajos Fefze, soltados en la superficie del planeta durante la primera época de los viajes espaciales
de los Duros, tenían la curiosa propiedad de poseer tanto un esqueleto interno como uno externo, de
manera que extraños ejemplares mutantes eran capaces de crecer hasta adquirir un tamaño enorme. Este
ejemplar media alrededor de un metro de largo, con antenas segmentadas dirigidas hacia él, husmeando a
través del pútrido hedor de Duro. Evidentemente este había escogido esta cabaña como su nido. Ya que
las alas arrugadas de centenares de ojos-blancuzcos estaban depositadas sobre un medio devorado catre.
Bajos las fundas quitinosas de sus iridiscentes alas, el blando abdomen del escarabajo se distendía
groseramente. Evidentemente había estado alimentándose de ojos-blancuzcos y de las escasas posesiones
de los Ryn. Además estaba preparándose para poner huevos.
Desgraciadamente, Mezza y su compañero habían pasado al interior sin darse cuenta de su presencia.
Ellos se apretujaban contra una de las paredes interiores, enarbolando una camiseta blanca y un par de
zapatillas. Siempre que las antenas del escarabajo se sacudían, ellos agitaban las prendas en instintivo
gesto de defensa.
Jacen empuñó y encendió su espada láser. El escarabajo se giró, agitando el aire con dos de sus patas
armadas con poderosas pinzas. Luminosos reflejos verdes, azules y púrpuras surgieron de las estrías de su
cuerpo, y sus mandíbulas -con la anchura suficiente para agarra la pierna de un Ryn- entrechocaron
amenazadoramente.
"Cargad vuestras cosas y salid," Jacen dijo.
"¡Mátalo!" la voz de Mezza surgió del traje químico más cercano y voluminoso.
Jacen no giró su cabeza. "¿Por qué?" Hay miles de ellos, por toda la superficie del planeta..."
"Mátalo," ella aulló. "Un escarabajo muerto son centenares menos en la próxima temporada. Esta a
punto de poner los huevos."
Jacen vio el sentido en eso, pero la criatura no tenía ninguna intención diabólica. Simplemente había
encontrado un lugar de anidamiento excelente, completado con abundante comida, y él no quería matar
sin sentido.
"Limitaos a carga la carretilla y seguid," él le dijo a Mezza. "Yo no creo que ella vaya a ir detrás de
vosotros."
"¿Ella?" Mezza demandó, "¡De manera que ahora es ella!"
"¿Es acaso los machos también ponen huevos?"
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"¡Solo!" el comunicador en su bolsillo ladró. "¡Nosotros tenemos un problema!"
Él pulsó el botón de transmisión y lo alzó. "Estoy en camino," dijo. Luego, se dirigió a Mezza, "Coged
vuestras cosas y salid fuera."
Él se colocó entre Mezza y el chasqueante escarabajo hasta que ella salió de la choza, luego el fue
retrocediendo hasta salir detrás suyo. El escarabajo no les siguió.
Una vez fuera, se quedó de pie en la senda, apagó su espada láser y activó de nuevo el comunicador. El
grito, casi un aullido, le había sonado como el de un Vor -¿o era sólo la distorsión propia de la máscara
respiradora y las interferencias en la recepción?- ¿Dónde estás?"
"¡Aquí. Sobre un tejado!" Gruñidos e interferencias se entremezclaron en la comunicación.
Corrió hacia un refugio cercano y se subió encima.
Aproximadamente a unos veinte metros de distancia, dos desarmadas figuras anaranjadas
-definitivamente Vors- estaban de pie encima de otro tejado azulado, amenazados por la presencia abajo
de cinco escarabajos iridiscentes. Los enormes insectos se agachaban, para luego embestir, chocando
contra la rugosa pared, chasqueando sus mandíbulas y deslizándolas la una contra la otra igual que sierra
de más de veinte centímetros de longitud.
Jacen bajó de un salto, no gustándole lo más mínimo el pensamiento de lo que ocurriría si los
escarabajos lograban subir y agujerear los trajes de los Vors. Esta vez, él tendría que matar. Estas
criaturas estaban atacando una presa, no defendiendo un nido.
Redujo su marcha, adoptando una posición de lucha y encendió su espada láser. Él nunca había
intentado luchar con la espada láser sin el uso de la Fuerza. ¿Pero cuan difícil podría ser? Se preguntó a si
mismo, y se aisló de la Fuerza.
Estos escarabajos, pululaban hacia comida fresca y no estaban dispuestas a ceder. Jacen giró la espada
láser hacia el más cercano, rajándole por entre el abdomen y el tórax. El bicho se derrumbó.
Jacen se giró para enfrentarse hacia otros de los ojos faceteados. Dos más de los escarabajos giraron
sobre si, y fueron a por él, dejando el otro lado de la cabaña libre para que pudieran huir los Vors.
"De vuelta al vehículo oruga," Jacen gritó. "¡Comunicádselo a los otros, nos vamos!"
Los Vors se apresuraron a bajar. Uno intentó agarrar las asas de su carretilla. Dos escarabajos
arremetieron hacia sus escasamente protegidas piernas, danto tijeretazos con sus mandíbulas. El Vor pegó
un chillido y salió corriendo detrás de su compañero.
Otra media docena de escarabajos pasó por encima de los muertos. Jacen giró salvajemente su espada
láser, manteniendo un huevo circular a su alrededor. Sin utilizar la Fuerza, sus movimientos parecían
inconexos, casuales -pero eso no le detuvo-. Otro enjambre de bichos le localizó.
En Yavin 4, evocó, ciertamente aplastó o hirió insectos que emitían feromonas para atraer a más de su
especie. Si esta este o no el caso aquí, algo estaba atrayéndolos hacia él. Cinco más se acercaban
arrastrándose, por otro senda.
Entonces una forma con traje anaranjado entró repentinamente en su campo de visión.
"Vuélvete," Jacen gritó.
La forma ondeó una daga vibradora. "Yo te abriré camino," Ésa era la voz de Droma.
El Ryn llegó, sajando la parte inferior de los escarabajos, moviéndose hábilmente para permanecer
fuera del alcance de garras y mandíbulas. Ellos no parecieron mostrar casi el menor interés en Droma,
como ellos lo hacían por Jacen.
El pensamiento surgió en ambos prácticamente a la vez. Mientras Jacen gritaba, "¡Ellos son atraídos
por la luz..." la voz de Droma repitió, y luego finalizó, "... de la espada!"
¿Ahora que? Jacen rebanó, retrocedió, se giró y volvió a rebanar otra vez. Las criaturas sin mente
siguieron acercándose, ondeando sus antenas. El comunicador de su bolsillo, pito, luego sonó una voz,
"Solo, todos excepto usted y Droma han conseguido llegar al vehículo oruga. ¡Vengan corriendo hasta
él!"
"Arroja ese foco de luz, Solo," Droma gritó. "Tú estás tan loco como tu padre."
¿Arrojar su espada láser? Retrocedió. Giró. Los escarabajos se amontonaban unos encima de otros,
algunos se detenían para masticar a aquellos que él había matado. Uno muy grande, cuya antena era tan
gruesa como el tentáculo de un Twi'lek, navegó sobre la espalda de los otros. Jacen le esquivó y lo cortó
en dos, pero mientras lo hacía, algo punzante aprisionó su tobillo izquierdo.
"¡Trae el Howlrunner!" le gritó a Droma.

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Droma saltó sobre un abdomen iridiscente y aterrizó al lado de Jacen. Jadeando con fuerza, -más de lo
que un Jedi debería-, para una acción con la espada láser, Jacen atravesó al escarabajo que sujetaba su
tobillo. Mientras este se derrumbaba muerte, él descubrió una diminuta gota en la pernera de sus
anaranjados pantalones.
"Arroja la espada láser." Droma se agachó, blandiendo su daga vibradora. "Yo conseguiré que nos
abramos camino. Luego tú podrás levitarlo hasta ti."
"Tú sabes que yo estoy intentando no usar la Fuerza." Balanceo. Paso lateral. Estocada.
"Vale, entonces déjalo aquí. ¡Pero lo que más quieras, tíralo!"
Jacen alzó su espada láser, giró su muñeca y la soltó. Mientras la espada láser volaba, él tuvo otro flash
back de su visión -la de una espada láser, navegando sola en la distancia-.
"¡Vamos!" Droma gruñó.
La jauría de escarabajos se alejó arrastrándose detrás de la reluciente espada láser.
Jacen se dirigió ahora hacia el tanque de hidropónicos, saltando por encima de un escarabajo con cada
uno de sus pasos. Ahora el apestoso hedor de Duro llegó a sus fosas nasales. Los bichos habían abierto
una brecha en su traje, eso estaba claro.
Droma acuchilló la antena de un bicho que se acercó demasiado. Ellos rompieron el cerco del
enjambre.
"Este es el camino." Jacen se dirigió hacia una gran brecha en la pared de sintaplas, en lugar de hacia
el portal de entrada. "Yo dejé el 1-7 cerca del Halcón."
"Justo por detrás de ti," Droma le indicó.
Jacen cogió su comunicador. "Vehículo oruga, aquí Solo. Póngase en marcha de regreso a Gateway,
nosotros podemos conseguir un medio de transporte aerotransportado."
Luego él se volvió a mirar hacia atrás. La masa de escarabajos hervía se agitación, una iridiscente
masa de antenas y caparazones negros. Allí en alguna parte estaba su espalda láser.
Si él lo dejara atrás, sería igual que si se dejara una pierna o una mano -pero si él usaba la Fuerza para
hacerlo regresar a su mano, rompería de nuevo su propia promesa-. De cualquiera de las maneras, él se
sentiría miserable. Tenía que decidir -pronto- si abandonar la Fuerza por completo hundirse de nuevo en
su flujo. Este constante pensar y evaluar estaba poniendo en peligro a otras personas -algunas de ellas
muy queridas para él-.
Él cerró los ojos, localizó el rastro más diminuto de energía, y llamó a su espada láser. Esta se alzó de
entre la maraña de enloquecidos escarabajos, y realizando un brillante arco aterrizó en la palma de su
mano.
Él la cerró con un suspiro.
Droma de pie le miraba fijamente. "Deja que te mire las heridas," le dijo.
"Supongo que como tú ya sabes por el dilema que estoy pasado," Jacen contestó. "Si la uso, me siente
miserable. Si no lo hago, me hundo en la miseria o pongo en peligro a otros."
El Ryn asintió, luego anduvo hasta salir por los destrozados escombros del domo. "Vamos, chico.
Pongámonos en movimiento."
Jacen pasó por el proceso de descontaminación a la tarde siguiente y luego se dirigió a dar su informe
al edificio de administración. Según el ayudante de Leia, Jaina estaba fuera en el terreno de
estacionamiento de naves, ayudando a un equipo de inspección. Leia estaba sentada en un gran escritorio
de SELCORE, enfrascada en sus asunto e ignorando una conversación en voz baja entre C-3PO y alguien
al otro extremo de un comunicador -algo sobre spiro-hierba, tierras pantanosas, y modificaciones del
clima.
Leia irguió su cabeza cubierta por un chal blanco. "Me alegro de que estés aquí, Jacen. Un la enderezó
la envoltura de cabeza blanca. "Yo me alegro usted está aquí, Jacen. A un carguero de CorDuro que
nosotros acabamos de descargar le falta casi una tercera parte de su carga. ¿Crees que tú podrías
conseguir algo con la administración de CorDuro?"
Jacen se quedó con la boca abierta. "Y ciertamente no tengo mucha experiencia sobre como negociar."
Leia meneó su cabeza. "No, pero tú eres un Solo, y eso debería impresionarles. Yo no tengo tiempo
para volar a Bburru, y tu padre me ha dicho que estás intentando conseguir involucrarte en actividades
que no tengan que ver con los Jedi. Yo puedo comprender algo como eso." Su mejilla izquierda se
contrajo ligeramente. "Más de lo que tú te imaginas."
"Con toda probabilidad puedes," Jacen admitió. Su mamá entendería a la perfección que no todos los
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que mostraran talento de Jedi se vieran destinados a seguir ese camino. Ella misma lo había demostrado
no llevando durante gran parte de su vida por la senda de las disciplinas de los Jedi.
Él había intentado contarle a su padre lo de su visión, y como esto había reafirmado su decisión de no
utilizar la Fuerza. Han lo había rechazado, agitando su cabeza, desconcertado.
"¿Quieres intentar algo nuevo"? Leia preguntó.
Jacen pasó una mano por encima de su cabeza extrañamente lisa. "Droma acaba de traer un
Howlrunner de Treinta y Dos. Podría subir con él a Bburru, y ver lo que puedo hacer allí."
"Yo apreciaría eso. Ten cuidado, Jacen."
"Siempre, Mamá."
"Sin embargo, que la Fuerza este contigo."
"Contigo, también mamá."
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Randa Besadii Diori se impulsó por si mismo por la calle principal de Gateway, aliviado de dejar el
edificio administrativo -con su lóbrega celda de retención y brillantes luces- detrás suyo. Él había
intentado explicar a la Jedi Jaina Solo que él solamente intentaba evaluar las naves de Gateway, pero ella
era tan rigurosa y honrada como su hermano.
Hasta ahora, él había conseguido evitar a su madre -Leia Organa-.
Él pasó junto a un par de rapados Ryn, de pie fuera de su tienda llevando unos cómodos trajes azules
de vuelo. Sus chalecos y culottes colgaban flácidos por encima de unas mallas azul terrosas.
¡Incluso después de que le hubiera sacado de su detención -la cual él tenía la clara intención de
protestar, a pesar de lo que había hecho- él había sido apartado temporalmente de la zona de
comunicaciones, el único lugar donde el podía esperar encontrar un equipo de transmisión decente! Debía
contactar con Borga. Él encontraría una manera de salir de este monótono y empobrecido mundo y que se
reuniera con él.
Se humedeció los labios. Estaba claro que necesitaba un piloto. Él aún sería capaz de convencer a la
hembra joven Solo. Como su gente decía, donde falla la persuasión, prevalece el soborno. Sus kajidic
tenían grandes riquezas en mundos que los Yuuzhan Vong aún no habían tocado. La joven Jedi debía
tener alguna debilidad -joyas, seda brillante -mejor aún, una nave de su propiedad.
Animado por sus propios pensamientos, él se apresuró por la senda polvorienta hacía el lugar que
SELCORE le había asignado, una miserable tienda en las ruinas del distrito Tayana de Gateway. Él pudo
oír el incesante ruido de perforación de los 'comedores de piedra' bajo sus pies.
Deteniéndose una vez que hubo pasado las puertas batientes, él captó un olor extraño. Apretó sus
pequeñas manitas, furioso ante la intrusión. Él olisqueó, siguiendo el olor hasta su estera para dormir. Él
había usado sus livianas colchas como relleno adicional. Bajo ellas, él descubrió un bulto nada familiar.
Tanteando alrededor con su cola, él dio unos golpecitos apartando las sábanas.
Una pelota coriácea -no exactamente del tamaño y forma de una cabeza humana- descansaba sobre la
estera para dormir.
Era un villip de los Yuuzhan Vong, igual a aquellos que él había visto en la nave-colmena. Borga
había actuado con gran rapidez para él.
Entonces él tembló de la cabeza hasta la punta de su cola. Demasiado rápidamente, tal vez. Para haber
traído tan pronto este villip a su morada, los Yuuzhan Vong debían tener infiltrado un agente dentro del
domo de Gateway, disfrazado para hacerse pasar por humano. Un agente que ahora sabía donde
encontrarle.
Armándose de valor, Randa recogió la criatura coriácea, apretujándola dentro de su arruga estera. Su
plan, para atraer aquí a personal clave de los Yuuzhan Vong donde la Nueva República pudiera
atraparles, parecía tomar perversa forma -pero él había prometido a Borga que intentaría negociar-. ¿Un
Jedi por el mundo de Tatooine? La idea le creó una extraña sensación interna que no llegaba a
comprender, dado que nunca anteriormente había experimentado algo como esto: una punzada de dolor
indefinido, como si esto no fuera el uso adecuado de alguien que no sería capaz de hacerlo lo mismo a él.
Quizás esto fuera lo que los humanos llamaban culpa o cargo de conciencia.
Él lo apartó de su mente. Su lealtad era hacia Borga. Aún cuando Jacen no estaba usando la Fuerza, él
no se dejaría atrapar fácilmente.
Randa acarició el villip, luego lo puso en el suelo, preguntándose quien le contestaría. Mientras
esperaba, selló las hojas de la puerta de su refugio. Gateway era demasiado luminoso para su gusto.
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Pensando en Nal Hutta, y en su esmerado y cuidado desarrollo planetario que ahora los Yuuzhan Vong
estaban destruyendo, hizo que sus ojos parecieran espesarse y agradablemente humedecidos.
Unos rasgos aparecieron en el villip -un prominente entrecejo, partes de una extensa nariz, mejillas con
profundas bolsas bajo los ojos-. "Randa Besadii Diori," dijo. "Informando, por fin."
Randa no reconoció los rasgos fieramente cincelados del rostro o la imperiosa voz de barítono. Él
inclinó respetuosamente su cabeza hacia el villip. "Usted tiene la ventaja de saber mi identidad, mi señor."
"Yo soy el Maestro de Guerra Tsavong Lah. ¿Es cierto que puedes entregarnos a un Jedi?"
"Puedo," él contestó. ¿Maestro de Guerra? ¡Sus maquinaciones habían atraído a un pez gordo! Ahora,
debía conseguir atraerlo a Duro, para que la Nueva República pudiera capturarlo. "Su nombre es..."
"Hutt inútil," le dijo el Maestro de Guerra," su padre me dijo lo que usted quería a cambio. Entérate de
esto. Los Hutts nos traicionaron. Solamente un servicio ejemplar hará que vuelvan a recuperar nuestra
confianza."
"Lo sé y respeto su cautela, Maestro de Guerra. Sin embargo, le recuerdo, la fascinación de vuestra
gente con Wurth Skidder, a borde de la nave esclavista en la que yo viaje durante un breve periodo de
tiempo. Me agradaría enormemente entregar este Jedi a usted, en persona, Maestro de Guerra. ¿En cuando
a mi demanda... para que querríais usar vosotros un mundo como Tatooine? Un mundo abandonando,
prácticamente desierto y escasamente capaz de contener vida..."
La réplica en el villip de los ojos del Maestro de Guerra parecían igual que insondables agujeros
negros. "¿Por qué,?" él exigió. "debería valorar lo suficiente tu sentido del honor para acudir
personalmente a Duro?"
Esto, tuvo que admitir Randa, era el fallo en la trampa urdida por él. "Usted me honraría
profundamente," empezó, "y sería honrado a cambio..."
"Usted," El maestro de guerra dijo," no es digno de tal honor. No obstante, yo aceptaré la entrega de
ese Jedi. Arregla las cosas para entregármelo, y yo tomaré en consideración su demanda. No me lo
entregue, o muestre el más leve indicio de engaño y yo desollaré la piel de su cuerpo con mi coufee."
El villip se ablandó, sus rasgos se contrajeron, y Randa quedó preguntándose lo que había hecho. El
agente alienígena infiltrado en Gateway podría atrapar a Jacen -o apuñalar a Rana mientras dormía-.
¿Acaso había cometido él un terrible error?
¿Había realmente algo que él pudiera hacer por ayudar a Jacen? Seguramente el joven Jedi recurriría a
sus conexiones con la fuerza, desenfundaría su espalda láser, y volvería a luchar.
Entonces, lo que Randa verdaderamente necesitaba, era una línea extra de defensa. Duro estaba
protegido por un crucero, unos escuadrones de cazas, y los escudos planetarios de las ciudades orbitales
que también podían proteger cualquier cosa que estuviera justo debajo de ellas en la superficie. Si la
Nueva República traía un grupo de batalla adicional más cerca de Duro, Randa estaría mejor protegido -y
el trato tendría que se cancelado-.
Él salió disparado de su refugio, dirigiéndose de vuelta al edificio de administración. Allí, él encontró
a dos técnicos de comunicación -un humano y un pequeño y dentudo Tynnan- hablando al holograma de
medio cuerpo de una mujer con una esplendida melena castaño-oscura.
Exultante por su buena fortuna, él apartó de un empujón al peludo Tynnan. "Senadora Shesh," él dijo
entre jadeos, "¡Yo he descubierto un traidor en Duro! Los Yuuzhan Vong han infiltrado aquí a uno de sus
agentes, un espía para prepara una futura invasión. Usted debe redoblar nuestras defensas, o con casi toda
seguridad todos estos refugiados morirían. Usted está en disposición de enviar ayudar militar. ¡Envíela
todo lo rápido que pueda!"
La Senadora Viqi Shesh giró su cabeza ligeramente. "¿Nosotros no hemos hablado con anterioridad,
señor?"
Él se encorvó profundamente. "Yo soy Randa Besadii Diori, y..."
"¿Usted me está diciendo que ha desenmascarado un agente Yuuzhan Vong dentro del domo de
Gateway?"
"No desenmascarado," él dijo envalentonado, "pero he descubierto evidencias irrefutables de su
presencia aquí."
"Entonces nosotros se lo agradecemos, Randa Besadii Diori. Entregue su evidencia al administrador de
Gateway, la Embajadora, Organa Solo. Yo me limitaré a informarla de su presencia. Su fuerza de
seguridad investigará."
"Yo le agradezco su tiempo y atención, Senadora. Aquí se ponen de nuevo las personas con quien
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usted estaba conversando." Randa salió satisfecho y ufano del edificio. Él haría lo que la senadora le
había sugerido: dar el villip a Leia Organa Solo y dejar que ella se ocupara del asunto. Su acción puntual -
al comprender que él había cometido un error- le había salvado a él, y quizás al mismo Gateway, de un
destino horrible.
Cuán hábil él era.
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La Senadora Viqi Shesh de Kuat apagó el holoproyector y alargó su mano hacia su villip de textura
agusanada.
Esto no se lo esperaba. Los negocios, al igual que la diplomacia, requería hacer ciertas concesiones, y
ella no tenía el menor escrúpulo en informar sobre la perfidia de un joven Hutt.
Ella acarició el repulsivo objeto alienígena, apartando su atención de su mano derecha para echar una
ojeada a la pared encortinada situada delante de la unidad de comunicación de su oficina privada. Sus
sirvientes barrían electrónicamente esos cortinajes tres veces al día en busca de dispositivos de escucha.
Algunas veces, ellos se olvidaban de alisar los pliegues una vez que habían acabado. Ella tendría que
hablar de nuevo con ellos, sobre dicho asunto.
Viqi Shesh no tenía la menor duda de que los Yuuzhan Vong arrebatarían muy pronto esta galaxia a la
Nueva República, así como antes la Nueva República la había ganado al Imperio. Los cambios rápidos y
profundos creaban buenas oportunidades. Habría mil mundos para gobernar, y Kuat podría ser tratada
mejor si una Kuati mantenía una alta posición bajo el gobierno de los Yuuzhan Vong. Ciertamente ella
tendría una posición más alta que en la actualidad.
El Maestro de Guerra reaccionó de manera previsible a su informe. "¿pero él no ha identificado a nadie
de este operativo?"
"No según su informe, señor."
La cara del alienígena en el villip estiró sus labios llenos de cicatrices hacia un lado en una mueca de
desprecio. "Nuestra experiencia con los Hutts nos ha mostrado nada más que alevosa perfidia y engaño,"
dijo. "Nosotros nos ocuparemos de Randa y su clan. Usted ha actuado correctamente informándome de
ello."
Viqi inclinó su cabeza silenciosamente. Por un momento, ella consideró la posibilidad de mencionarle
las noticias sobre Centerpoint.
No. Tan pronto como los Yuuzhan Vong supiera que Centerpoint esta funcionando mal nuevamente,
ellos podrían atacar Coruscant. Ella tenía aún demasiado que conseguir antes de que ese día llegara.

Capítulo 15.
Era raro que alguien de Kubaz visitara Bburru, la ciudad orbital más grande del sistema Duro. Pero
hoy en día, los andenes de Bburru estaban atestados con obreros de la construcción de mundos exteriores,
transportistas, y refugiados que el trío de encapuchados, escaso equipaje y llevando consigo un droide
astromecánico color bronce, apenas si atrajo la atención en el área de descargas y llegadas.
El agente de aduanas de Bburru miró sus credenciales. Según la tarjeta de datos, estos no eran los
típicos refugiados de la reciente invasión de Kubindi. Esta familia tenía posesiones en los Mundos del
Núcleo, y estaban buscando posibles transacciones comerciales. Eso explicaba el elegante yate que ellos
habían estacionado en el muelle 18-L.
"Todo parece estar en orden, caballeros," El alto agente de Duro juntaba momentáneamente sus
tarjetas de datos con la suya propia, programando un plano del Puerto de embarque de Duggan a la
oficina central de Transportes y Envios de CorDuro en la Estación Duggan.
Extrañamente, un minuto después de que ellos hubieran pasado por delante de suyo, él no tenía el
menor recuerdo de su llegada.
Mara llevaba el manto echado, máscaras falsas, y sofocantes gafas protectoras, pero ella aprovechó la
ventaja del disfraz para observar las reacciones de los Duros mientras un largo camino rodante les
conducía de los apeaderos de Puerto Duggan hasta Estación Duggan. Ella captó miradas de ojos
enrojecidos, frentes gachas, y miradas fijas; y si los Duros tuvieran narices, ella no tenía la menor duda de
que la hubieran arrugada hastiados. Tresina Lobi les informó que los Duros, al igual que otras especies en
los mundos que los Yuuzhan Vong no habían alcanzado, se resentían ante el flujo masivo de refugiados.
En Duro, esto podría verse complicado por el nerviosismo general sobre las tensiones políticas en
Corellia.
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Ellos habían llegado de Coruscant en la recientemente modificada nave de Mara, un yate con el que se
había echo Lando, tan pronto él se dio cuenta que cuan fácilmente su amplia bodega de carga de popa
podía modificarse para poder transportar un Ala-X. Otras manos también habían ayudado a dar forma a
esta nave. La esposa de Lando, Tendra, se ocupó de la parte posterior después de una extensa visita a su
familia de Saccorian, llamándola 'Sombra de Jade', después de admirar su grisáceo casco no-reflectante.
Talon Karrrde y sus contactos habían encontrado los cañones láser retractiles, lanzadores de torpedos
camuflados, y escudos de tal potencia que hacían de la 'Sombra' casi una copia del 'Jade de Fuego' que
Mara había sacrificado en Nirauan.
Llevando el caza de Luke en la bahía de carga, y escoltados por Anakin en su propio Ala-X, ella
condujo a la 'Sombra' sobre el polo sur de Duro y uso uno de los códigos universales para transpondedor
de Ghent. Una vez en tierra, ellos aseguraron el Ala-X de Anakin, y R2-D2 reconfiguró los escudos de la
nave de Anakin para que estos pudieran utilizar el poder suplementario de un generador de repuesto,
alargando su campo de acción y potencia lo suficiente para que pudieran proteger al Ala-X de la corrosiva
atmósfera de Duro. Luego ellos subieron de nuevo a la 'Sombra'. Volando como Luke de copiloto, Mara
hizo un reajuste en los sistemas exteriores, cambio los códigos del transponedor, y ellos arribaron a Duro
como una familia bien avenida de Kubaz.
Refugiados de Drall y Selonian, abandonaron Corellia mientas aún eran considerados ciudadanos de
primera clase, se mezclaban con estibadores de otra media docena de especies reformando los astilleros
civiles para uso militar. Un Devaronian astado un poco más allá de donde estaban tres nativos de Duro
con piel grisácea y caras alargadas. Un enorme Wookiee de pelaje plateado trabajada en la otra dirección.
Mara captó un leve aroma del exótico e inconfundible olor de un gentil Trianii que se contoneaba por el
corredor, atrayendo miradas con su gracia felina.
Mara aún no había sentido que algo andara desequilibrado o enfermo en el grupo de células que daban
forma a un nuevo ser y que estaban dividiéndose, distinguiéndose, excavando en los más profundo de su
cuerpo -ninguna de las contracciones internas, indicadoras de señales de anormalidad que ella había
notado tan frecuentemente en tantas de su células enfermas. Ella estaba determinada a tomarse todos los
días como un regalo y no una pesada carga, y no preocuparse más de lo que fuera estrictamente necesario,
sin dejar que ello llegara a convertirse en toda una obsesión.
Sin embargo, las pesadillas persistían.
Ella observó la postura ligeramente ladea de Anakin mientras permanecía de pie a un lado de la
pasarela rodante. Ella le había adiestrado en el característico acento chirriante de Kubaz, su forma culta
de hablar, y sus andares, después de que Luke desechara la idea de disfrazarse como Duros. Siempre era
más difícil hacerse pasar por un nativo del planeta donde pensaban infiltrarse.
La pasarela rodante les condujo a una amplia zona abierta que su tarjeta de datos identificó como la
Estación Duggan.
"Recto al otro lado," Luke le dijo con acento chirriante, conduciendo una vieja y elegante plataforma
flotante para equipajes.
Al otro lado de la zona abierta, unos Duros estaban de pie sobre una plataforma a media altura. Ella
hablaba a través de un poderoso altavoz-amplificador, dirigiéndose a una multitud de unas cincuenta o
sesenta personas: Casi compuesta exclusivamente de Duros, pero Mara pudo descubrir un Bith y dos
Sunesi de piel aturquesada.
Luke, caminando hasta ese momento, se detuvo y giró su cara -por lo que Mara pudo ver- hacia el
orador. "Escucha esto," él murmuró, permaneciendo de pie junto a ella un poco más cerca de lo
usualmente solía hacer. Otra mujer no se hubiera dado cuenta, pero Mara era extremadamente consciente
de su espacio personal.
La Duros sobre la plataforma habla estruendosamente, agitando el puño en alto. "La independencia es
una virrrtud," ella gritó. "En tiempos de peligrrro, depender de una fuerza externa para el sustento o la
defensa es algo que podría matarnos a todos. Si tú no pueden alimentar a tuuuu grupo familiar, tú les estás
fallando. Si tú no puedes proteger a tuuyyos, tú los estás matando. ¿Son ustedes asesinos... o
prrrrrovedores?"
"Anakin," Mara murmuró, "sigue con Artoo, pero mantén contacto visual. Capta una percepción del
gentío. Si tu sientes peligro, regresa aquí."
"De acuerdo," él dijo. "Mamá."
Mara tomó un apunte mental: corregir ese carácter.
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"La simbiosis," la Duros proclamó. "ha sido predicada desde tiempos inmemoriales. ¿Nos ha hecho
eso libres? ¿Nos ha dado mayor seguridad? Ellos dicen que nosotros dependemos de los otros." Ahora
ella adoptó un tono ingenuo. "Que nosotros necesitamos a los otros. ¡Mierda de Hutt!"
Varios Duros la jalearon.
"Nosotros, nosotros debemos ser fuerrrtes. Nosotros, nosotros solos. Quien quiera que necesite ayuda
acabará tropezando y cayendo. Cada - uno - de - nosotros," ella gritó, recalcando cada una de las palabras
con un gruñido, "debemos ser lo bastante fuerrrtes para coger lo que queramos. O todos moriremos.
¡Todos!"
A la izquierda de Mara, unos cuantos Duros se volvieron hacia ella, luego se apartaron, susurrando
entre ellos. Ella no captó ninguna intención de atacar, y su sexto sentido para el peligro permanecía
calmado, pero ella mantuvo una mano cerca de su espada láser, por debajo del manto oscuro.
El portavoz alzó su brazo, señalando hacia un conjunto de luces que daban a la Estación Duggan la
apariencia de la amarillenta luz del día. "Nosotros debemos ser independientes del munnndo de ahí
abajo."
"¡Sí!" Alguien de la muchedumbre chilló.
"Nosotros seremos independientes de los munnndos a gran distancia."
Le respondieron "¡Si!" se gritó más alto.
"La simbiosis," ella gritó, "la interrrrdependencia. Son para los débiles. "¡Los débiles deben juntarse
para poder hacer cualquier cosa!"
Los Duros la animaron.
Ella se agachó, presionando sus palmas al juntarlas. "Igual que la punta de una lanza duha, igual que la
hoja de un cuchillo, la fuerrrrza reside en donde el metal hace contacto. Donde los munnndos se yerguen
solos, sin ayuda de nadie, sin tener que esperar que otras flotas les defiendas, hay reside la verdadera
fuerza. En cada uno de nosotros," ella concluyó, haciendo un barrido con su brazo por encima de la
muchedumbre, "nosotros debemos ser fuerrrrtes. ¡Lo bastante fuertes para coger lo que queramos... y
defenderlo!"
Se oyeron sonoros gritos de ánimo.
Mara retrocedió hacia Luke, volviendo su enmascarada cabeza levemente. "Este tipo de proclamas
puede acabar con lo que queda de la Nueva República."
Ella captó sólo un leve rastro del poder de la Fuerza alrededor de él, que se extendía para protegerla.
Evidentemente él no confiaba por completo en sus disfraces, por lo que adoptaba una posición defensiva
básica, apartando la vista del orador de sus caras.
"Yo ya he oído bastante," Luke dijo.
Anakin no había ido muy lejos. R2-D2 no rodar de lado en medio de un gran gentío, de manera que
cuando Mara captó la atención de Anakin y le hizo un gesto con el dedo, él asintió y fue por detrás de la
tribuna en línea recta. R2-D2 rodó junto a él, llevando una nueva cubierta de barnizado tono cobrizo.
La avenida de entrada a la Estación Duggan estaba delineada con plantones que servían para el doble
propósito, tanto estético como de renovación del aire. La mayoría del tráfico local parecía hacerse con
motos-voladoras de uno o dos pasajeros o vainas flotantes cerradas.
Ellos encontraron un hostal barato, donde Luke cogió un alojamiento de dos-habitaciones. Este tenía
tres unidades básicas cama-armario y un refrigerador. Una de las paredes era programable para ver varias
imágenes en pantallas planas, incluyendo según el panel de instrucciones, una vista exterior de Bburru.
Ciudad, colgando majestuosamente en el espacio sobre el planeta de un apagado marrón de abajo; al lado
una imagen nocturna de Coruscant, con o sin una sobreimpresión de imágenes de aurora; o el tráfico de
naves entrando y saliendo del hiperespacio cerca de Yag'Dhul, o en la intersección de la ruta comercial
de Spine Corellian y la de Rimma Route. Mara la apagó.
R2-D2 rodó directo a una estación de datos y se conectó. Mara se quitó las gafas protectoras, máscara,
guantes y túnica oscura, emergiendo en un cómodo traje de vuelo.
Para entonces, todo el disfraz de Anakin había sido arrojado sobre su catre. Él se sentó, estirando y
flexionando sus dedos. "¿Después de todo lo que la Nueva República ha hecho por ellos, cómo son
capaces de pensar de esa manera?"
"Ésa es simplemente una alborotadora," Mara dijo. "Pero a veces, sólo es necesario uno. Recuerda
Rhommamool, y ese instigador de Nom Anor."
"Afortunadamente," Anakin dijo, "yo no me lo encontré."
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Para Mara, Rhommamool fue su segundo encuentro con él. Sirviendo como guardaespaldas personal
de un diplomático de rango menor en las festividades de Monor II, ella había tenido que soportar la
retórica incendiaria de Anor hasta que incluso los amables mandatarios de Sunesi no fueron capaces de
tolerarle más. Ellos le pidieron que se fuera.
"Anor alentó un resentimiento entre sistemas planetarios que se convirtió en guerra abierta en
Rhommamool. Consiguiendo que la mayoría de sus seguidores, al igual que él mismo... resultaran
muertos. Pero a veces se puede llegar hasta el alborotador."
Luke asintió. "Razonar con él. Espero que ése sea el caso, que nosotros tenemos aquí..."
R2-D2 pitó de forma apremiante.
Luke se detuvo a medio camino de sacarse una bota. "¿Qué pasa, Artoo?"
Mara no pudo seguir el chorro de bocinazos y silbidos.
Evidentemente Luke tampoco. "Cálmate, tranquilo." Se levantó de su lecho y cruzó el cuarto para
poder leer la pantalla de datos de R2-D2. Mara sintió un súbito y sombrío cambio de humor en él.
"Nada serio," él le dijo, "todos parecen estar bien. Aunque el domo de Han y Jacen ha tenido que ser
evacuado al de Leia. Por algún tipo de plaga."
"Probablemente de nuevo de la colección de Jacen," Anakin dijo.
"Nada de bromas," Mara murmuró. "Yo no creo que Duro sea capaz de soportar muchas formas de
vida."
Los ojos de Luke de pusieron en blanco durante unos instantes. "Todos ellos están bien," dijo. "Y
Jacen acaba de arribar aquí en Bburru."
"Pues mira que bien," Anakin murmuró.
"Anakin," Luke dijo con suavidad, "Jacen tiene que encontrar su propio camino. Eso forma parte del
madurar de una persona. Y a veces eso lleva un tiempo."
Anakin soltó un bufido. Mara se preguntó si ella alguna vez habría tenido un hermano, y si ellos se
habrían llevado bien.
"De acuerdo," ella dijo. "Nosotros nos tropezaremos con él más pronto o más tarde. Pero por ahora,
nuestras prioridades son encontrar a la desaparecida aprendiz de Tresina y evaluar la situación política de
Duro. La número uno probablemente esté relacionada con la número dos."
"Cierto," Luke dijo. "Yo hablaré con la empresa de Transporte CorDuro. A menos que yo este
equivocado, es allí hacia donde Jacen se dirige."
"Hazlo." Una idea estaba comenzando a formarse en la mente de Mara. Ella había traído otros
disfraces. Otra gente podría haber venido a Duro en busca de claros ejemplos para no abrir sus mundos a
los refugiados. La senadora kuati Viqi Shesh ciertamente no había establecido el campamento principal
de SERCORE en las cercanías de Kuat. Quizás Mara conseguir algo de información de quién por había
estaba alentando las tendencias antirefugiados.
Ella sacó uno de sus otras vestimentas del armario.
Cuando ella salió una media hora después, Anakin se agarró al borde de su cama con ambas manos.
Sus cejas se alzaron hasta que casi desaparecieron bajo su oscuro flequillo.
Riéndose interiormente, ella alzó su barbilla y le miró dirigió una intensa mirada. "Tú puedes besar la
palma de mi mano," ella dijo con lánguido acento Kuati.
"Wow," él tragó con dificultad.
Luke dobló sus brazos y se apoyó contra la negra pared con pantallas, sonriendo. Él la había visto de
muchas guisas, pero este era realmente espectacular. Ella se había teñido su melena dorada de un oscuro
castaño rojizo, se lo había echado hacia atrás reuniéndola en una coleta en la coronilla de su cabeza,
asegurándola con un círculo de emeraudess falsas. Trozos de masilla enmascaradora alzaban el puente de
su nariz; un gel sombreante daba a sus mejillas una proominente hondura. Más emeraudes adornaban sus
orejas y colgaban de la mitad de su cuello. La túnica de color amatista, sujeta con un cinturón que podía
pasar por ser de oro, estaba salpicada por una serie de pequeñas gemas verdes sobre uno de sus hombros,
y el escote bajo el cuello alto de la túnica se hundía drástica y provocativamente. Sus zapatos elevados
estaban estrechados para dar la ilusión de que la altura extra era toda suya, pero los tacones podían
quitarse con una fuerte patada si ella necesitaba salir con rapidez de algún lugar.
Ella dio unos puñetazos en el hombro de Anakin. "No babees en la alfombra," dijo. "Estoy sorprendida
de que usted aún sigan aquí."
"Nosotros no lo estaremos por mucho tiempo." Luke se separó de la pared.
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Mara sonrió tristemente, dándose cuenta de que a él le hubiera gustada seguir pegado a ella durante
otra hora o más. Realmente, eso le sonaba bien, pero también después de haber pasado tanto rato
poniéndose este vestido, ella quería mantenerlo sin arrugas.
"Nosotros tenemos una cita," Luke dijo. "Es decir, dos Kubaz tienen una cita."
Anakin frunció el ceño, aún masajeando la cara para recuperar la sensibilidad en esta después de haber
llevado la máscara elástica.
"Yo sólo voy a husmear por los alrededor," Mara dijo. "Veré que puedo conseguir sacar a ese gentío de
ahí abajo de Puerto Duggan, donde la farsa va a continuar."
Ella leyó 'se cuidadosa' en los labios de Luke. Respetando su preocupación, ella no le prometió que así
lo haría. Se limitó simplemente a asentir con la cabeza.
Luke contrajo ligeramente sus labios.
Ella disfrutó de esto -comunicándose sin palabras o través de la Fuerza-. "Le enviaré un mensaje a
Artoo si yo acabo por otro lado," ella le prometió.
Entonces ella se dio cuenta de que quería decir, 'Ustedes dos tengan cuidado'- simplemente con una
sutil despedida. Ella se estaba poniendo tierna.
Ella le ofreció su mano a Luke. Este asió su mano, la rozó con sus labios, para luego tirar de ella hacia
él, acercándola lo suficiente para susurrarla. "Regresa lo más pronto posible."

Capítulo 16.
Un ayudante introdujo a Luke dentro de la suntuosa oficina de Durgard Brarun Vice-Director de
CorDuro. Iluminado por una serie de luminiscentes tiras en el techo y paredes, cuyo punto focal era una
decorativa rejilla de aire-acondicionado. Otras negras rejillas iban desde el suelo hasta el techo con un
cierto diseño informal. En la parte frontal del cuarto había un estrecho mostrador, como si fuera una
especie de tapcaf. Un solitario Duros estaba sentado tras él. La insignia triangular de CorDuro en la
derecha de su torso tenía un reborde dorado. Pliegues de piel grisácea colgaban por debajo de su barbilla.
Por encima de sus orejas, su cuero cabelludo estaba poniéndose volviéndose descolorido.
Él se puso de pie para saludar a la pareja de falsos Kubaz. "¿Señores, en que puedo yo ayudarles?"
Luke no estaba seguro qué información sería capaz de conseguir. Su idea era convencer al Vice-
Director Brarun de que él y Anakin eran inofensivos, e intentar engañarle para que los introdujera en
círculos más peligrosos.
Le importaba más que nunca tener éxito. Ahora todo le importaba mucho más. Él estaba ayudando a
conformar el futuro en el cual su niño crecería.
En su mejor imitación del Básico en zumbido Kubaz, dijo, "Mucha de nuestra gente se ha quedado sin
casa. Nosotros hemos preparado una colonia en Yag'Dhul, pero necesitamos suministros. Me han dicho
que aquí pueden comprarse productos básicos, por un precio."
El Duros se inclinó sobre la parte superior de su mostrador. "El precio podría estar más allá de lo que
ustedes querrían pagar por ellos, señores," dijo.
Dos humanos grandes surgieron de detrás de una apantallada pared marrón. Luke reconoció la
determinación en sus ojos, luego cierta sensación de desesperación en ellos. Él había visto esa mezcla
anteriormente -en los colaboradores de la Brigada de la Paz, humanos quienes ya se habían convencido de
que los Yuuzhan Vong iban a ganar esta guerra-.
Ésa era una inoportuna complicación. ¿Había sido CorDuro corrompida? ¿O había desaparecido
Thrynni Vae porque ella descubrió un grado de colaboración o corruptela en un grado mucho más
amplio?
Un segundo pensamiento le golpeó como la explosión de un cañón de iones, rompiendo sus otros
pensamientos. ¿Tenían ya los Yuuzhan Vong a Duro como objetivo, y eran estos sus exploradores?
Él se apresuró a recobrar la calma. "Nosotros estamos dispuestos," él dijo entre zumbidos, "para
ofrecer créditos de la Nueva República, fondos amortizables fuera del mundo de Kubindi, o..."
Un pitido sonó en la habitación, y su anfitrión se irguió. "Un momento, señores."
Brarun tocó algo delante de suyo, ojeó un aviso, y medio sonrió. Luke sintió el impulso de hacer que
los extraños se fueran. Hizo lo contrario de manera sutil, dejando que Brarun percibiera que sus invitados
Kubindi daban fe de su neutralidad. Después de todo, su mundo ciertamente había desaparecido.
Brarun pareció tomar en consideración la nueva situación, luego dijo, "Señores, por favor permítanme
demorar nuestras reunión unos minutos. Me recuerdan la presencia de un invitado importante que mi
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personal ha hecho esperar, para que el supiera cual era su sitio. Yo tengo que recibirle ahora.
Manténganse tranquilos, o mis guardaespaldas les tendrán que echar fuera."
"Por supuesto," Luke silbó, "todo seas por la salvación de mi gente."
Él hizo un gesto a Anakin para que retrocediera la enrejada pared marrón. Mientras ellos retrocedían,
Luke evaluó de nuevo a los enormes guardias humanos: impresionantes en tamaño, pero absolutamente
nada brillantes. Ellos no deberían representar ningún desafío para dos Jedi si esto terminaba en pelea -lo
cual no debería ocurrir-.
Luke sintió que era Jacen, cuando él entró caminando, llevando una flexible gorra azul, y un traje de
vuelo marrón. Para gran preocupación suya, Jacen ni sondeó ni busco a su alrededor con la Fuerza. De
hecho, Luke pudo apreciar una deliberada disminución de la Fuerza alrededor de su más viejo aprendiz,
peor incluso que antes.
Él le había dicho a Anakin que Jacen debía encontrar su propio camino. Él deseaba esto con todo su
corazón y mente, pero ver a Jacen en tal estado le provocaba un terrible malestar. Luke había cometido
errores, y él sabía cuan dolorosas podían ser las consecuencias de dichos errores.
Especialmente aquí y ahora.
Él extendió su aura a través de la fuerza y rozó a Jacen.
Jacen había pasado la mayor parte de la última hora en una antesala, esperando que el vice-director le
recibiera. Había intentado permanecer sentado pacientemente y reflexionar sobre su visión. Esto no es
exactamente lo que él hubiera llamado diplomacia, pero no parecía una mala opción de momento.
Ahora, igual que si fuera un eco de su visión, él sintió a su tío -allí, era uno de los dos Kubaz del
rincón, entres dos guardaespaldas de aspecto musculoso-.
El otro Kubaz era Anakin.
Desde su tío, creyó notar un empujón a través de la Fuerza para conseguir hacer hablar a los Duros.
Irguiéndose, se encaró con el Vice-Director Brarun. ¡Qué oportunidad! Él podría mostrarles a su tío y a
su hermano el sentido de su visión, así como la conciencia y experiencia que estaba adquiriendo.
"Jedi Jacen Solo". El Vice-Director, al igual que otros empleados de CorDuro, vestía un elegante traje
de vuelo marrón-rojizo. "Es un encuentro inesperado."
"Gracias a usted por..." Jacen anduvo hacia el escritorio.
"Deténgase," El Duros dijo. "Ya se ha acercado bastante."
Jacen detuvo. ¿Acaso Brarun le quería de pie justo en ese punto? Lo comprobó, se fue un poco hacia
un lado. El vice-director no objetó nada.
Él dedujo que el Duros no estaba intentando quedar por encima de él o debajo de una trampa Greenie,
sino que simplemente estaba asustado de estar frente a un Jedi e intentaba protegerse.
"Señor, yo estoy aquí en representación de algunas personas muy necesitadas. Los refugiados de
dentro del domo de mi madre..."
"Ella es Leia Organa Solo. ¿Corrrecto?"
El oído de Jacen para los acentos y lengua casi se había adaptado a la tendencia de los Duros a
gargarizas su 'Erres'. "Si señor. Estos refugiados estaban viviendo bajo condiciones realmente penosas.
Ellos..."
"¿Dónde es su traje Jedi, Jacen Solo? ¿Está usted aquí como un espía?"
"No." Jacen extendió sus manos. "Nada de eso."
El Duros apuntó una de sus manos largas y nudosas hacia Jacen. "Vuestros problemas de suministros
no son nuestro problema. Quizás SELCORE os los está recortando."
"¿Por qué haría SELCORE una cosa como esa?"
El Duros se encogió de hombros de forma elocuente. "¿Por qué no? SELCORE decidió por nosotros
que nosotros queríamos que nuestro planeta fuera regenerado." Él alzó una mano antes de que Jacen
pudiera contestar. "Nosotros fuimos consultados, pero sólo de nombre, la decisión ya estaba tomada."
"¿Por qué es eso un problema?" Jacen preguntó. "¿No quieren usted que allí abajo sea un lugar
habitable?"
"Nosotros," el vice-director dijo, "estamos satisfechos con habernos liberados de nuestras raíces. Esa
esfera de piedra que una vez nos albergó. Sus fábricas se convirtieron en lugares donde enviar a
descontentos y deshechos sociales. Ahora esos ciudadanos están retornando a nuestras bien diseñadas
ciudades, alterando nuestros status sociales." Él inclinó su larga cabeza. "Y si ustedes lo restauran en un
planeta habitable, los Yuuzhan Vong podría elegirlo como objetivo. Si ellos lo hacen, toda la
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responsabilidad recaerá en SELCORE." Él dirigió una intensa mirada hacia los Kubaz.
Jacen removió sus pies en la suave y honda moqueta. "Señor, si nuestros transbordadores de
suministros no llegan, la gente empezará a pasar hambre. Nosotros necesitamos su ayuda. Y de modo
urgente."
El Duros apretó algo en el borde de su escritorio. Resonó una especie de sonoro pitido. La puerta
detrás de Jacen se chasqueó al abrirse. Dos Duros armadas se apresuraron a entrar.
¿Qué es esto? Jacen mantuvo sus manos bajadas. "Señor, yo sólo estoy pidiendo únicamente los
productos químicos que necesitamos para poder crear comida. Yo no tengo la menor intención de
amenazarlo."
"¿No?" el vice-director preguntó. "Vuestra actuación en la Estación Centerpoint, nuestros cercanos
vecinos, cambió el equilibrio de poder en nuestro sector. Los Jedi me ponen nervioso. Especialmente
cuando uno joven e inexperto usa palabras como urrrrgente. A menudo ellos no tienen la madurez o
experiencia suficiente para saber cuando han de ceder o negociar."
Gracias a ti, Kyp Durron, Jacen murmuró para si. Él esperó que Anakin estuviera tomando buena nota.
"Señor, no fueron los Jedi lo que dispararon el arma de la Estación Centerpoint."
"Un nuevo sentimiento se esta esparciendo a través de la Nueva República. Ciertamente," Brarun dijo,
"usted habrá oído que la filosofía Jedi está siendo refutada."
"Lo he oído," Jacen admitió, "Y recientemente, abajo en Puerto Duggan. Cuando llegué."
"Ah," él dijo. "Usted se encontró con mi hermana, Ducilla."
"Un oradora elocuente," Jacen dijo, aunque el ideario de la mujer podía haber surgido directamente de
las oficinas de propaganda de los Yuuzhan Vong. Aunque pensándolo bien, ellos probablemente nunca se
molestarían con un subterfugio de ese tipo.
Vale, si el Maestro Luke quería información, esto le habría venido muy bien. Ahora él necesitaba
aclarar su postura. "Usted no tiene nada que temer de mí, Vice-Director. Usted me ha preguntado donde
dejé mis ropas Jedi. Por el momento, yo he dejado allí abajo todo mi status como un Jedi en
entrenamiento."
El Duros arqueó su cabeza larga y soltó una risa amarga. "Cualquier Jedi cuya madre es una
Skywalker no puede dejarlo de lado. Nunca." Sus ojos rojizos brillaron. "Es hora de que tú aprendas eso."
Jacen clavo sus manos a sus costados. "Yo estoy aprendiendo a ser todo un hombre. No sólo el hijo de
mi madre."
Esta vez, hasta incluso también se rieron los cuatro guardianes.
"Bien... hombrecito," el vicio-director dijo. "¿Qué es lo que usted puede ofrecer a Transporte CorDuro
a cambio de esa carga perdida?"
"Usted no lo entiende," Jacen insistió. "Esos suministros son nuestros. Los enviaron desde Coruscant."
"De manera que," Brarun dijo, "usted ha venido hasta aquí para acusar a mi personal de robar."
De nuevo, en lo más profundo de su mente, Jacen vio a la galaxia inclinarse hacia la oscuridad. Él
extendió sus manos y rectificó. "Yo tengo poco que ofrecer," él tuvo que admitir.
El Duros plegó sus largas y nudosas manos sobre la superficie del escritorio. "Bien dicho, Jedi Solo.
Ahora déjeme decirle algunas cosas.
"Yo soy lo bastante viejo para acordarme del Emperador Palpatine. Fue un humano que supo mantener
el orden. Quizás llevó algunos asuntos demasiado lejos, como intentar exterminar de la galaxia a los de tu
clase, pero yo dudo que los Yuuzhan Vong hubieran sido capaces de poner ni uno de sus tatuados dedos
en esta galaxia si él hubiera estado en el poder."
Jacen aguantó estoicamente en silencio, preguntándose lo que el Duros quería decirle.
Brarun parecía haberse olvidado de los dos Kubaz. "Algunas de nuestras ciudades orbitales mantienen
unidades de impulsión," dijo, "de los días cuando nuestros ancestros las condujeron por primera vez hasta
aquí. Nuestras casas no aprisionando a los Duros. Nosotros podríamos irnos y llevarnos nuestras casas
con nosotros."
En ese caso, Jacen no tuvo la menor duda de que ellos estaban desviando y acumulando suministros
destinados a los refugiados, aunque ellos no admitirían ese hecho públicamente. "Ante una posible
invasión," él dijo con tono suave, "ustedes tienen que tener en cuenta a su gente en primer lugar."
El Duros alzó su cabeza, sorprendido un tanto por las palabras de su invitado. "Exactamente. ¿Qué
interés podrían tener los Yuuzhan Vong por unos hábitats artificiales y mecánicos?"
Jacen se irguió. Por fin, el Duros le estaba escuchando -porque en lugar de insistir en sus demandas,
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Jacen había simpatizado con él. "Estoy de acuerdo," dijo. "Pero ellos destruyen lo que desprecian. Hay
cosas que ustedes no saben de los Yuuzhan Vong. Yo incluso he sido su prisionero. Yo he..."
"¿Cómo se escapó usted?" Brarun demandó.
Jacen exhaló pesadamente. Bajó la vista hacia el suelo, luego levantó únicamente los ojos. "Mi tío vino
a rescatarme." Fue espectacular. Dado que el Maestro Luke estaba indudablemente sondeando sus
sentimientos, él le envió un pulso de gratitud.
"¿Ahí, lo ve?" Brarun se irguió aún más. "Cualquier cuya madre sea una Skywalker no puede dejar de
ser un Jedi."
"Yo estoy intentando," Jacen dijo. "Yo estoy intentando averiguar lo que yo soy en serio, aparte de
todos que."
Brarun hizo rozar sus pulgares verde-grisáceos juntos por encima de sus manos dobladas.
"Yo he visto cosas terribles," Jacen continuó. Él narró alguna de ellas: la toma de esclavos, la
adoración hacia la aplicación del dolor, "Y la muerte," él finalizó. "Nosotros les hemos visto sacrificar
naves enteras cargadas de prisioneros. Nosotros sabemos que esto es un sacrificio, no una simple
eliminación o exterminio. Yo he hablado con una mujer, que también fue su prisionero." El triste rostro
de Danni Quee se agitó en su mente. Él esperaba que ella estuviera a salvo, de vuelta en Coruscant. "Yo
no creo que ustedes estuvieran seguros, aun cuando fueran capaces de llevarse sus hogares -estas lunas
artificiales- a otro mundo. Ellos dispararían para destruir y no dejar el menor rastro de vuestra tecnología,
para ellos esta es un verdadero anatema, que debe ser destruido a toda costa, sin importar el coste."
"¿Es eso una amenaza, Jedi?"
"No," Jacen exclamó. "Sólo estoy intentando ayudarles, Vice-Director. Advertirles, no amenazarles.
Nosotros tenemos que permanecer unidos."
"El viejo dogma de la simbiosis. ¿Sabías tú que mientras vuestro asentamiento intentaba depurar el
agua para conseguir una simbiosis con el domo de Gateway, este estaba a su vez intentando desarrollar
fuentes de agua más dependientes de ellos mismo y así no depender de vosotros? Eso estaba en uno de los
informes semanales enviados por tu madre." Él ladeó de su cabeza en gesto triunfante. "Ella, una
Skywalker, no estaba actuando en absoluto para alcanzar la simbiosis."
"Nosotros somos interdependientes," Jacen insistió. "El trabajo de cada asentamiento contribuirá a
hacer de nuevo la superficie habitable." Una extraña idea brotó se abrió camino en su mente. Él no estaba
autorizado a hacer una cosa como este... pero... "Vice-Director, si nosotros los colonos, los primeros
habitantes de Nuevo Duro, nos ofreciéramos a pagar un canon, un determinado tanto por ciento de todo
los bienes futuros, ¿serviría eso para asegurarnos la entrega de las ayudas y suministros?¿Digamos... un
dos por ciento?" Eso parecía una oferta muy generosa.
El Duros le miró fijamente por encima de sus unidas manos. Jacen contuvo la respiración. Ambos
sabían que Jacen no estaba autorizado para hacer una oferta como esa. Si otros asentamientos
consideraban esta oferta como una traición, ellos pedirían a gritos la sangre de Jacen y no la del vice-
director.
"El veinte". Brarun agitó una mano. Por el rabillo del ojo, Jacen vio que los gigantones guardias de
seguridad humanos se relajaban.
"Demasiado". Jacen sintió como aumentaba lo embarazoso de la situación. Su madre le había
autorizado que intentar el diálogo y la diplomacia, ¿pero eso incluía regalar bienes futuros? "SELCORE
negoció con CorDuro la entrega de suministros. "Tu gente ya ha sido pagada por ello."
"Y usted," el vice-director dijo, "se te ha enviado a mí como un negociador. Fascinante." Alzó un
dedo, llamando a un voluminoso ayudante situado lejos de los dos aparentemente inofensivos Kubaz.
"Jedi Solo, me gustaría continuar con estas negociaciones. Por favor considérese mi invitado, por el
momento. Hasta que yo pueda contactar con tu madre, y Coruscant."
¿Querían los Duros retenerlo por un rescate, o como un rehén? ¿O negociaría Brarun Quisieron los
Duros sostenerlo para el rescate, o como un rehén? ¿O realmente Brarun sería capaz de negociar? Jacen
se alegró de haber tenido aquí testigos, aunque él no pudiera decir que fueran imparciales. Él también no
podía casi contener las ansias de contarse su visión al Maestro Skywalker. Finalmente, él pudo conseguir
con un poco de ayuda aclarar su mente.
"Vale, aunque le pondré una condición."
Brarun alzo el entrecejo. "Yo no creo que usted esté en condiciones de poner condiciones."
"Espera. Escúcheme. Entregue todos los suministros que usted tiene a la espera de ser entregados en el
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plante, con tal de que yo sea su... invitado." A su tío le gustaría eso, incluso aun cuando Anakin era
demasiado joven para entenderlo.
"Usted no tienen ninguna manera de verificarlo, Jedi."
"¿No puedo?" Jacen miró con dureza directamente a los grandes ojos del Duro. De hecho, no podía.
Pero Brarun no sabía eso. "Usted debería ayudarnos a detener a los Yuuzhan Vong. Si no somos capaces
de mantener un frente fuerte contra ellos, ellos nos irán eliminando poco a poco, de un sistema en un
sistema. Ellos ya lo están haciendo así."
"Nosotros ya hemos oído esa historia," el Duros dijo, pero se limitó a hacer un gesto al segundo de los
guardias para que se adelantara. "Escolta al joven Solo a mi cuarto de invitados," le dijo. "Quédese con él,
fuera en el vestíbulo. Yo hablaré con él más tarde."
Jacen dirigió una mirada hacia la pared enrejada marrón en su camino hacia afuera del despacho.
Espero que tú hayas conseguido lo que quería, Tío Luke, pensó, sabiendo que su tío entendería lo que él
había querido decir a pensar de parecer una simple pregunta retórica.
Un Kubaz hizo un leve gesto de asentimiento con la cabeza. El otro se dio la vuelta.
Mara dejó caer su tarjeta de datos sobre una consola mientras volvía a entrar en la unidad de arriendos.
Un rápido vistazo a los dos cuartos la confirmaron que aquellas estaban vacías, y su ejercitado ojo no vio
la menor señal de que hubiera entrado alguien más.
Luciendo su nuevo disfraz por Bburru, ella no tuvo el menor problema encontrar un Duros que hablara
por los codos, sobre todo cuando ella le explicó que tenía miedo de despertarse una mañana y encontrarse
rodeada de pustulentos Kuats en campamentos de refugiados.
El comerciante Duros habló libremente, creyendo ver un potencial converso. Ella grabó su filosofía en
su datapad, insistiéndole con fuerza en la aclaración de ciertos puntos doctrinales. Finalmente,
convencido de su interés, él la prometió remitirla a lo último en 'palabra de sabiduría', qué debía llegar en
un par de días.
En ese punto, su instinto de espía se activo. ¿Cómo, ella preguntó inocentemente, podía él saberlo con
tal exactitud?
Él se encogió de hombros. Ése siempre era el día que esto llegaba.
Mara se lo agradeció elocuentemente, marchándose con la información que él la había suministrado
sin darse cuenta.
Sin molestar en cambiarse de vestimenta, ella se sentó en la consola de arriendo de espaciopuerto y
conectó su terminal de datos. Minutos después, gracias a los códigos Ghent desarrollados hace años por
Talon Karrde, ella pudo investigar en profundidad en el listado de comunicaciones de Bburru.
Docenas de transmisiones "siempre" llegaban ese día de la semana. Desechando la mayoría, ella se
centró en tres que provenían de fuera del sistema y en una que llegaba de la superficie, un informe oficial
procedente domo Gateway de SELCORE, donde se dirigían las investigaciones para la regeneración del
planeta. SELCORE en un supuesto buen hacer, todavía intentaba mantener a los Duros, ciertamente
impresionados con el proceso de desintoxificación del planeta.
Esa fuente, ella podría verificarla con gran rapidez. Ella codificó las más recientes transmisiones. En
un primer vistazo, no parecían más que una serie de informes sobre los progresos de diversas
investigaciones: Dos pantanos tóxicos sembrados con organismos regeneradores. Tres cercamientos
drenados y arados para plantación. Pequeños mamíferos liberados en praderas herbáceas; este
experimento no parecía haber salido muy bien, ya que la mitad habían muerto, y la otra mitad no mostró
la menor intención de hacer nidos y reproducirse.
Ella llevaba unos de los programas decodificadores de Ghent en su datapad. Fue sólo cosa de un
minuto copiar las transmisiones y ejecutar el programa. Ella esperó mientras se aplicaba varios códigos al
programa, mostrando lo que sólo parecía una serié de datos inconexos...
Hasta que saltó un aviso que atrajo su atención. Su coleta cayó sobre su rostro mientras miraba
atentamente al datapad- Uno de los científicos de la bola de cieno de allí abajo había usado un viejo
código militar Rhommamoolian.
Mara recordó el apasionado, incluso ilógico antagonismos del fallecido líder espiritual de los
Rhommamoolians, Nom Anor. Hacia el final del texto, ella incluso descubrió algunas de las mismas
frases que ese orador Duros había usado en la Estación Duggan.
Ella se apartó, agitando su barbilla para dejar que la coleta volviera a colocarse por detrás de su
cabeza. Alguien allí abajo en Gateway -un Duros, o alguien más con razones para crear problemas en el
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sistema Duro- tuvo contactos con Rhommamool, donde ella ya oyó anteriormente este tipo de retórica
separatista.
La Sombra de Jade había pertenecido a un comerciante de especia antes de que los droides de
reparación de Lando instalaran su camuflado armamento. Podría hacerse pasar por la mensajera de una
dama noble. Como perteneciente a la nobleza Kuati, ella debería tener un sirviente al menos, pero ella no
siempre podía conseguir todo lo que quería.
Ella le dejó un mensaje a Luke por medio de R2-D2.
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La cabeza y hombros de Han refulgieron en la pantalla de un holoproyector de unos de las oficinas
administrativas de Gateway. "Suena a muy propio de Randa, interrumpir en la oficina de comunicaciones
de esa manera," él dijo. "Amenázale si es necesario. Él te respeta."
"Él se aprovechó," Jaina dijo, "durante algún tiempo." Ella meneó su cabeza. Ahora ella no tenía la
menor intención de que el Hutt se quedara solo.
"Supongo que nosotros no debimos haber permitido quedarse a dormir en nuestro cobertizo de mando.
Incluso no debería haberle evacuado de Treinta y Dos."
Jaina se encogió de hombros. "No, tú hiciste lo correcto, papa."
"Bien, vaya ha advertidle que él está a punto de sufrir un encierro permanente, y mantén un ojo fijo
sobre él. Deja fuera del asunto a Leia. Alguien intentó sabotear su láser minero anoche."
"Entonces, yo también procuraré no interponerme en su camino." Jaina se colocó blanda gorra azul con
el anagrama de SELCORE, cubriendo sus orejas y salió.
Ella encontró la tienda de Randa sin la menor dificultad. Sollozantes gemidos se filtraban a través de
sus paredes azuladas.
Ella empujó la hoja plegable, abriéndola. Randa estaba sentado en su estera para dormir, sujetando una
pelota coriácea en una de sus manos pequeñas. Contrajo esa mamo, como si fuera a esconderla -luego la
echó hacia delante, más enérgicamente-. Sus gimoteos y sollozos cesaron.
"Cógela," él la pidió. "Yo esperaba a la Embajadora Organa Solo, o a sus personal de seguridad."
Jaina reconoció el villip. Su estómago se contrajo. ¿Randa, un espía? ¡Así no resultaba nada extraña
que él hubiera estado siempre cerca de los centros de comunicación!
"¿Cuánto tiempo llevas trabajando para ellos?" ella le acusó, preparándose para defenderse de un
posible ataque.
"Yo no soy ningún espía," el Hutt gruñó. "Yo sólo pedí hablar con ellos, esperando poder negociar en
nombre de mi gente. Pero ellos me despreciaron..."
"¿Cuándo?" Jaina dio otro paso hacia adelante. "¿Cuándo contactaste con ellos?"
"Ayer."
"¿Sólo una vez?"
"Lo juro por mi..."
"Oh. De verdad, yo te creo," ella dijo, con su voz llena de sarcasmo. "De manera que tú intentaste
advertir a la Senadora Shesh que había Yuuzhan Vong. Porque de algún modo tú has encontrado un
villip, en alguna sitio dentro del domo de Gateway."
"El senador me aseguró que los refuerzos llegarán a la mayor brevedad posible."
Jaina se rascó la punto de su dedo pulgar con una uña. Si Jacen tenía razón, si Shesh no era trigo
limpio, entonces la mujer no ejercería la menor presión para enviar refuerzos. Incluso ella podría informar
sobre Randa a los Yuuzhan Vong.
"Yo cometí un error," El Hutt la aseguró. "En verdad lo cometí. Pero yo lo he remediado, ahora..."
"¿De verdad piensas que me voy a creer toda esa mierda? Dame eso."
Jaina cogió el villip coriáceo. Eso la condujo momentáneamente pecho con barriga con el Hutt,
teniendo que acercarse lo bastante para captar un soplo del su fétido olor corporal. Sujetando el villip bajo
uno de sus brazos, ella se apresuró a salir del refugio y dirigirse hacia el grisáceo edificio administrativo.

Capítulo 17.
A Mara le fue ordenado que no aterrizara en la pista principal de Gateway. "El área de
descontaminación esta justo bajo la zona en cuarentena," le dijeron -indudablemente atestada por la
evacuación de Treinta y Dos-. Una juvenil voz la dirigió al noroeste, a una zona de aterrizaje más
pequeña y en ruinas que estaba bordeada por creciente flora verdosa. Los científicos ciertamente habían
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conseguido progresos aquí. El mundo estaba volviendo a la vida. Si sobreviviría o no podría depender de
lo que ella había descubierto.
Una pila de delgados tubos para entablamento se amontonaba junto a la valla nordeste. Mara esperó a
bordo de su nave hasta que el equipo de tierra de Gateway conectara una rampa de acceso a la compuerta
de estribor de la Sombra, luego se echo una fina capa por encima de sus vestimentas, y se apresuró
introducirse en el tubo de sintaplas.
Dentro del enorme domo de Gateway, al sudoeste, ella descubrió un Dentro del domo de la Entrada
grande, al sudoeste, ella descubrió un edificio gris, de dos pisos de altura, con estructuras más bajas
adosadas. Columnas de vapor surgían de una de las dependencias. En una zona abierta a su izquierda, la
tierra arenosa había sido arada en filas cortas que sugerían jardines o huertos privados de los refugiados.
A la derecha, detrás de una inmensa ciudad de azuladas tiendas de campaña, se extendían montones de
ruinas bajo la línea del cielo. Resonó un distante trueno, procedente de algún tipo de excavadora o aparato
minero.
No estaba mal, para una ciudad de refugiados. Ella realizó una profunda inspiración. Incluso tenían
aire bueno, cuando la mayoría de los asentamientos apestaban a pantanal hendiendo.
Comprensiva administración.
Ella decidió hablar con Leia antes de que ella continuar investigando. Si su misterioso contacto daba
problemas, ella podría que tener que salir a toda prisa.
La planta más baja del edificio de administración tenía en su parte central una escalera en lugar de
tubos de ascensión, con escalones hechos con bloques de duracemento desmenuzado. Ella subió las
escaleras, encontró una puerta con un letrero en el que podía leer ORGANO SOLO, y entró en él.
Un familiar droide de protocolo estaba de pie en el interior. "Buenos días," él la saludó. "Yo soy See-
Threepio, humano-cyborg de relaciones..."
"Ya lo veo," Permaneciendo metida en su papel, ella dejó caer su capa sobre una silla de armazón
metálico y echó orgullosamente un vistazo a la habitación. Escritorio grande, cama, fogón para cocinar,
estanterías y armarios para archivar y almacenar -un cuarto por completo funcional-. Pero nada de Leia.
"Yo soy la Baronesa Muehling de Kuat. Deseo hablar con el administrador."
El droide extendió sus brazos. "Lo siento mucho, Baronesa. La Administradora Organa Solo está muy
ocupada en estos momentos. Nosotros hemos tenido una serie de engorrosos problemas con los envíos de
suministros. Quizás yo pueda entregarle un mensaje de su parte."
Mara meneó su cabeza, dejando que la mascarada continuara. "Ciertamente usted puede, Threepio.
Dígale a Leia que su cuñada quiere que le conceda un par de minutos."
C-3PO giró su cabeza. Ella casi se echa a reír ante su perpetuamente expresión de confusión, y justo
cuan apropiada era para un momento como este.
"Yo... intentará que la atienda de inmediato... ¿Baronesa?" Su voz sonaba dubitativa. "Espere aquí, por
favor."
"Yo no voy a ir a ninguna parte."
C-3PO salió chirriando hacia la puerta. Estaba claro que él necesitaba lubricación. Si Leia había
desatendido pequeños detalles como engrasar a C-3PO, es que ella estaba muy ocupada.
La puerta se abrió de nuevo unos cuarenta segundos después, y Leia salió. Ella se había envuelto su
cabeza con un echarpe blanco, y sus mejillas parecían un poco más hundidas, sus ojos más oscuros, de lo
que Mara había visto con anterioridad. Ella dirigió una larga y dura mirada a Mara.
"Eres tú," ella finalmente pronunció.
Ella fue hacia adelante y abrazó a Mara -cautelosamente, como siempre bien arreglada diplomática
abrazaría a otra. C-3PO retrocedió, agitando su cabeza.
Mara se inclinó para apretar los hombros de Leia. "Yo tengo que hablar contigo."
"Yo no sabía que estabas en este sistema."
"Acabó de llegar."
"¿Está Luke contigo?"
"Y Anakin."
"Siéntate. Yo me quedaré de pie llevo sentada todo el rato."
Mara cogió la silla de armazón metálico, poniéndola de la cara al gran ventanal. La neblina del exterior
del edificio creaba una especie de cortina exterior.
Leia se dejó caer sobre una silla similar situada detrás del gran escritorio. SELCORE probablemente lo
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había suministrado. En el lado opuesto estaban el catre y área par cocinar, Mara descubrió un par de
incongruentes candelabros adornando la pared, objetos de artesanía hechos con hierro oscuro y de formas
fantásticas.
"¿Puedo yo ofrecerte alto?" Leia preguntó. "Nosotros tenemos lo básico."
"Sólo un vaso de agua."
Leia envió a C-3PO al área de cocina. Mientras él trasteaba y vertía agua, Mara puso al corriente a
Leia de la situación militar en Coruscant. Ella no le dijo nada sobre el punto naciente de cálida Fuerza
situado bajo la línea de su cinturón. En cambio, ella le relató todo lo que había oído en Bburru -y el resto
de la información que había podido conseguir-.
"¿Un código de Rhommamoolian?" las cejas de Leia se alzaron hacia su turbante blanco. "Esperó que
no tengamos infiltrados aquí a los 'Caballeros Rojos de Vida'. Ella tamborileó en el borde de su escritorio
con una estilete de escritura, y su voz se volvió amarga. "Entre el diez y el treinta por ciento de nuestros
suministros no nos han llegado. Acabo de enviar a Jacen a ver que puede hacer con eso."
Mara alzó una ceja.
Leia se rió entre dientes. "¿Siempre con carácter, no es verdad?"
"Es puro instinto de supervivencia."
"No lo cambies por mí."
C-3PO trajo una jarra y dos vasos. Mara bebió con ganas mientras Leia finalizaba de analizar su
recientes problemas. El agua tenía un sabor mohoso, y una admisión resultó bastante dura de reconocer:
Leia había estado a sólo veinte klicks de Han, y ni uno ni el otro lo sabían.
"Nosotros lo hemos dejado atrás," ella insistió, "pero me tomará un cierto tiempo poder digerirlo por
completo. Por lo que ellos sabían, yo seguía en Coruscant. Yo no estaba allí por Jaina."
"Jaina ha crecido, Leia."
"Ya se encarga ella de recordármelo. Ya sabes, las hijas muy arteras. Ellas son a la vez tu amiga más
íntima y tu peor competidora, todo metido en un mismo paquete que tú te acordaras de usarlo según te
parezca."
Mara casi se lo dijo.
En cambio, ella preguntó, "¿Quién hizo en SELCORE los informes de la última semana sobre como
sembrar en los pantanos tóxicos?"
"Dr. Cree'Ar". Leia se giró hacia el tablero principal de su escritorio, tocó unas cuantas techas, y
añadió. "Mi investigador estrella. Él es un trabajador milagroso. ¿Por qué?"
Ése no era lo que Mara esperaba. "¿Qué piensa tú de él -personalmente?"
Leia se encogió de hombros. "¿Yo esto seguro de que Threepio intentó dejarte fuera cuando ocupada
estoy yo? Bien, es verdad. Yo aún no me he encontrado en persona con el Dr. Cree'Ar. Él es..."
La puerta se abrió. Jaina entró, llevando un grisáceo traje de vuelo, y una gorra de borde estrecho bien
calada, junto con una peculiar máscara facial. Mara sintió un leve tirón de energía rozar contra ella.
"Tía Mara," Jaina exclamó.
"Muy bien. Yo necesito un breve momento para acabar con tu madre."
La sonrisa de Jaina desapareció. "Antes de que tú preguntes que esta mal, yo estuve cerca de una nave
que estallo. Yo volveré a tener de nuevo una visión perfecta en un par de semanas. Para así poder admirar
ese dechado de fantasía e imaginación que tú llevas, ni siquiera hace falta que te registren, ya que deja
muy poco a la imaginación."
Mara se rió.
Jaina se quitó su gorra para mostrar un corta pelambrera castaño-clara. "Descontaminación. Una marca
de status, aquí."
Mara miró el echarpe blanco de Leia. "¿Era eso necesario?"
"Quizá no," Leia dijo, "pero el gesto fue apreciado. Muchos refugiados se han olvidado que mi mundo
fue destruido hace veinticinco años. Les gusto ver una cosa como esta. Esto les recordó que yo también
soy una refugiada. Nosotros ya estamos teniendo pequeños problemas con los Ryn."
"¿Qué están ellos haciendo?"
"Nada. El problema es de la otra gente. Ellos han crecido pensando que los Ryn son secuestradores de
bebés y ladrones compulsivos. Ellos son esquivos. Es asombros cuan estoicamente ellos se toman todas
estas cosas."
"Mm," Mara dijo. Su mente había vuelto hacía atrás al otro asunto. "Yo necesito hablar con tu Dr.
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Cree'Ar, pero no pediré una cita, dado que tú no te has encontrado aún con él."
"Yo iré contigo," Jaina dijo. "Yo no estoy haciendo nada importante de momento."
"¿Puedes ver tú lo bastante bien?" Mara exigió. "Si estos Duros están conectados de algún modo a
Rhommamool, él podría ser algo más que un simple organizador. ¿Recuerdas nuestras recepción allí?"
Jaina soltó una risita. "No te preocupes, yo puedo usar la Fuerza para amplificar lo que no puedo ver -y
no me digas que eso no es un uso justificado-."
"Lo es," Mara murmuró. "Y yo puedo utilizarte. Un verdadero Kuati no viajaría sin al menos un
sirviente. Yo traeré algunas cosas de la Sombra para que te las pongas." Ella le lanzó una mirada a Leia.
"Si a ti no te importa prestarme a tu ayudante durante unas horas."
Leia dio unos golpecitos en la mesa con su mano. "Ella no es mi mascota y llama, Mara. Incluso si tus
niños vienen a casa, ellos realmente no son ya tuyos."
El edificio de investigación era una elegante y recia construcción -bancos de instrumentos y
dispositivos científicos, todo fabricado en los mundos del Núcleo -paredes blancas, lisas, esterilizadas y
los techos con aislamiento acústico-. Su planta principal estaba dividida en seis laboratorios, cuyo aspecto
era exactamente igual al de cualquier otro mundo, gracias a SELCORE. En cada uno, diversos
experimentos estaban siendo realizados.
Mara encontró el laboratorio del Dr. Cree'Ar y entró. Dos ayudantes estaban sentados en un gran
banco de pruebas. Uno supervisaba algo similar a un experimento de titration, que involucraba a un
matriz de tubos transparentes de seis por diez. El otro vertía masas de líquido viscoso de un frasco al
interior de unos platos flexibles que luego podía agitar.
Ella empujó a Jaina por delante.
"Buenos días," Jaina dijo con tono imperioso. "¿Esta el doctor?"
El técnico más cercano, un fornido varón joven con un bigote rojo, posó un frasco con un líquido
espeso. "Ha salido. Ha dicho que estaría en el Sector Siete."
Mara echó una mirada a la instalación científica. De acuerdo con la ficha a la que había echado un
vistazo, el Dr. Cree'Ar había producido plantas y protozoos que estaban creando una zona cultivable, que
devoraban ávidamente la toxinas existente en la tierra y que habría acabado con todo excepto con los
escarabajos Fefze.
"Muy bien." Mara puso una mano sobre el hombro de Jaina.
Jaina, vestía el clásico vestido de textura tapizada propio de un sirviente Kuati, abrochado en muñecas
opuestas dentro de sus largas y colgantes mangas. Mara además le había encontrado una peluca con
trenzas.
"Nosotros podemos esperar," Mara dijo.
Dos horas después, Mara apoyó uno de sus brazos contra un contador de laboratorio y fijo una aún
imperial y orgullosa mirada a los ayudantes del Dr. Dassid Cree'Ar uno humano y otro Sullustan. A
diferencia de Leia, Mara tenía todo el tiempo del mundo para cazar al Dr. Cree'Ar y como ella le había
dicho a sus técnicos, ella podía perfectamente esperar todo el día. Además ella se divertía paseando por el
laboratorio, alzando frascos y examinando gels en cultivo, lo que ponía extremadamente nerviosos a los
técnicos del laboratorio.
Finalmente, otro ayudante -el cual había estado intentando centrar una fila de diminutos tubos de
vidrio bajo una finas boquillas- se balanceó hacia atrás en su taburete. Se apartó el pelo de su rostro.
"¿Baronesa,?" él dijo un tanto abrumado, "¿por qué no cogen usted y su sirviente un par de mascarillas
de respiración de la caja de almacenamiento de la primera planta, bajo por el túnel, y ven si pueden
encontrar al Dr. Cree'Ar afuera en los pantanos?"
Ahora nosotros estamos consiguiendo algo. "Usted puede ver que yo no estoy vestida para andar por
un pantano."
"La tierra que los rodea está seca. Yo estoy seguro que él estaría ansioso por hablar con un visitante
tan distinguido como vos."
Mara alzó una ceja. "Si él regresa durante mi ausencia," ella dijo con tono firme, "mándenle hacia el...
¿túnel, es lo que ha dicho, no?"
"Bajando las escaleras, tuerza a la derecha. La última puerta a su derecha es el almacén, y allí seguro
que pueden agenciarse las máscaras de respiración. Afuera a la derecha de este edificio, podrán ver una
escalera cubierta. Administración Central nos permitió excavar nuestra propia ruta hasta los campos de
investigación, desde la verja norte hasta donde consideráramos necesario. Nosotros estamos en la zona de
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roca blanca. Solo nos llevó un par de días hacerlo."
"Muy bien". Mara disfrazó su voz bajo un cierto tono de irritación. "Emlee, vamos."
Jaina hizo una leve reverencia. "Sí, Baronesa."
Mara fue escaleras abajo, encontrando las máscaras para respirar donde el molesto técnico les había
dicho, y se dirigió directamente a la entrada del túnel. Este descendía al principio rápidamente, luego más
lentamente, escasamente iluminado por ocasionales barras de luz en el techo.
Mara ralentizó lo suficiente su marcha para murmurar a Jaina. "¿Estás bien con todo esto?"
Jaina se encogió de hombros. "Yo ya me he acostumbrado a abrirme camino en la oscuridad."
"Bien. Entonces, seguimos con la actuación. Y seguiremos con la farsa a menos que resulte obvio que
nosotros hemos sido descubierto o finalmente hemos alcanzado lo que hemos venido a buscar."
"De acuerdo," Jaina susurró.
Mara fue delante. El túnel fue curvándose gradualmente a la derecha -abriéndose paso, a través de las
capas de roca blanda hacia la tierra pantanosa que ella había visto al aterrizar.
"Espera," ella murmuró.
Ella retrocedió varios metros. Había oído un sutil cambio en el eco que producían sus pasos.
En el punto más oscuro entre dos barras de luz, un pasaje lateral había sido taponado. Una lámina de
un tejido duro y rugoso con un tono similar al terreno pedregoso circundante, cubría el pasadizo.
"Ah," Mara dijo, dejándose llevar por el personaje que representaba. Ella apartó el tejido del borde de
las piedras y pudo ver una débil luz iluminando un cercano pasaje. "Creo que este es el camino."
Ella anduvo durante cinco metros, doblando una curca de 90º dentro del pasaje, giró a la izquierda, y
encontró una espaciosa cámara subterránea. De pie junto a un banco de pruebas para laboratorio estaba un
lato y delgado Duros, sujetando dos francos de un opaco líquido marrón.
"Dr. Cree'Ar". Mara alzó su barbilla. "Usted es difícil de encontrar. Espero que este viaje haya valido
la pena."
El científico Duros bajó sus frascos. "Señora," él dijo molesto, "esta es mi área de investigación
prrrrivada. Declara el motivo de su presencia aquí."
Las paredes, suelos y techo de la cámara eran de piedra desnuda. Mara descubrió una colchoneta para
dormir apoyada con la parte interior y algunos de los objetos parecías tanques de ¿esos agentes reactivos?
El contenido de muchos de los frascos allí almacenados parecía orgánico. En un compartimento a lo largo
de una de las paredes. Ella reconoció una abierta incubadora de agua, calentada por una llama situada
debajo. Esto tenía todo el aspecto de un almacén de investigación.
Jaina se adelantó, manteniendo sus manos dentro del amplio ropaje de sus mangas. "Doctor," dijo,
"esta es la Baronesa Muehling de Kuat. Ella ha venido a verle por un grave problema."
Mara descubrió una silla sin respaldo que tenía el aspecto de una canasta de envíos partida por la
mitad. Ella camino hacia esta y se sentó.
Finalmente, Cree'Ar caminó hacia ella. Sus grandes ojos rojizos parecían brillar intensamente. "¿Por
qué me ha honrado usted con su presencia, Baronesa?"
"Incluso en otros mundos," ella dijo, "hemos tenido noticias de su excelente trabajo, de su dedicación.
De hecho, la Administradora Organa Sola le ha calificado de su investigador milagroso:"
Él extendió sus manos en gesto de modestia.
"Duro," ella dijo, "se ha convertido obviamente en todo un vertedero donde arrojar a otras especies. Mi
gente puede tener que enfrentarse a un destino muy parecido. Personas con quienes yo he contactado en
Bburru me han dicho que usted es unos de los discípulos más cercanos de alguien que está intentando
revertir esa marea, en nombre de vuestra propia gente." En el papel de baronesa, ella usualmente utilizaba
más la adulación, o la avaricia en un sujeto que la intimidación.
Ella ahondaría en esto lo más profundamente que pudiera.
Del momento en que ellas entraron en la cámara, Jaina supo que algo no estaba bien. Ella no
encontraba aquí aún a ningún Duros -su transporte médico había aterrizado directamente en el plante, sin
detenerse en la lunas artificiales que orbitaban alrededor del plante- pero este tipo no le gustaba lo más
mínimo.
Vacilantemente, ella se expandió con un parpadeó de la Fuerza. ¿Cómo realmente de hostil era él?
Ella no sintió nada. Ella ni siquiera fue capaz de encontrarle.

Ella mantuvo sus ojos bajados con un gran esfuerzo. No había oído hablar de Yuuzhan Vong que se
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hicieran pasar por Duros, pero si ellos eran capaces de engendrar criaturas que les hicieran pasar por
humanos de manera convincente, conseguir esto otro no sería más que una pequeña dificultad en su
camino. La única manear con que ella lo sabría con seguridad sería desenmascarándolo.
Había un problema. El punto que activaba la máscara era junto a la nariz, y los Duros no tenían nada
parecido a una nariz.
La cara de Cree'Ar sin embargo era sólo un borrón para ella. Por lo que Jaina dirigió un leve sondeo
con la Fuerza hacia él. Ella acarició el punto de su rostro donde ella pensó que podía estar su nariz, si él
fuera un humano.
No pasó nada.
Ella probó a acariciar otro punto, ligeramente a la izquierda, un tanto aparto del centró del borrón que
era su rostro para ella.
Aún nada. Mientras tanto su mente seguía trabajando. ¿Qué pasaría si ella sacaba su espada láser?
¡Ella apenas si podía ver al individuo!
Él movió su cara distraídamente, de igual manera que un pastor nerf lo hacía para espantar a un
molesto insecto veraniego.
Pero ella había practicado gran cantidad de veces contra objetos lejos de su alcance, algunas veces con
los ojos vendados. Los objetos remotos no tenían mucha más presencia de la Fuerza que un Yuuzhan
Vong.
Ella sondeó de nuevo.
Mara permanecía en la dura canasta de envíos de Cree'Ar, como si este fuera el trono de la baronesa.
El Dr. Cree'Ar había aceptado finalmente explicar alguno de sus conceptos filosóficos.
"...socavar las jurisdicciones locales, y... ¡ey!"
Él alzó de repente sus nudosas manos, pero no antes de que Mara viera algo muy familiar. Justo debajo
de uno de los pliegues oscuros que cruzaban su rostro, su piel grisácea se agitó. Una esquina se levantó
hacia atrás, dejando al descubierto una pálida piel y el borde de un tatuaje negro.
Ella se puso de pie de un salto, desenfundó su espada láser de entre los pliegues de su túnica color
amatista, y lo encendió. Al instante, Jaina saltó hacia atrás, sacando como un rayo su propia espada láser
de su ancha y pesada manga.
La piel azul-grisácea siguió encogiéndose, revelando una cara esquelética con unos ojos azulados con
bolsas. Como si su falsa piel se hubiera vuelto líquido, la suelta lámina flexible se escurrió hacia abajo
introduciéndose dentro de su chaqueta de laboratorio.
Cree'Ar se puso de pie, riéndose. Por todo lo que Mara pudo ver, él estaba desarmado.
"No te muevas," ella le advirtió. "No llevas armadura, y por lo tanto eres vulnerable."
La risa de Cree'Ar se congeló, y su labio pálido se curvó. "¿Mara Jade Skywalker, no es así?" "¿Por
qué usted no está muerta?"
Cogido con la guardia baja, Mara demando, "¿Nos hemos visto antes?"
El Yuuzhan Vong echó hacía atrás su cabeza horrenda. "No me sorprende que la Nueva República no
pueda retener una galaxia. Incluso sus mal llamados héroes son unos tontos. Si, nosotros nos hemos
encontrado anteriormente. Yo casi os he matado."
Jaina se adelantó un paso, acercándose. "Yo conozco esa voz," ella murmuró.
"Debería," el alienígena gruñó. "Permítame darle una pista..."
"Rhommamool". Jaina mantuvo caída su espada láser. "¡Tú eres Nom Anor! Tú engañaste a la gente
haciendo pasar por humano, luego los engañaste al hacerles creer que te habían matado."
Él inclinó su cabeza. "Tú, al menos, tienes el mérito de acercarte a la verdad. Pero en cambio tú aún no
eres digna de ser llevada al sacrificio."
Mara agarró su espada láser, recordando su otra reunión con Nom Amor, en Monor II. El Sunesi nativo
había invitado a varios centenares de diplomáticos a la ascensión de su décimo príncipe-sacerdote,
Agapos el Décimo. Alguna banda armada relacionada con el tráfico de drogas había amenazado a un
diplomático de bajo nivel de Coruscant, de manera que Mara fue como guardaespaldas. Ella también
quería ver la atmósfera de neblinosos cirros relucientes de Monor II.
"tú llevaban una máscara y túnica negras," Jaina dijo. "¿Qué le pasó a tu esclavo, ese pequeño hombre
de aspecto ratonil?"
Los labios despellejados de la criatura se contrajeron en una sonrisa de desprecio. "Shok Tinoktin fue
bien recompensado por ser un leal servidor."
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Mara echó un vistazo por el laboratorio. Aun si Anor tuviera armas biológicas a plena vista, ella no
sería capaz de identificarlas -pero a ella le encantaría poder cogerle vivo-. Ella era toda una especialista
en machacar egos voluminosos, de coger a las personas con la guardia baja y sondear en busca de sus
debilidades.
"De manera que el pequeño agitador está teniendo de nuevo algún que otro problemilla," ella dijo,
alzando una ceja.
"¿Problemilla?" Él se estiró hacia el banco del laboratorio.
"Quieto," ella le ordenó. "Recoge cualquier cosa y eres hombre muerto."
Sus dedos se crisparon súbitamente alrededor del frasco, aquel que él había estado sujetando cuando
ella entró en la habitación. "tú no podrás alcanzarme antes de que yo lo tire. Está lleno de esporas coomb,
Jade Skywalker. Las esporas que yo apliqué en un centenar de abominables máscaras de respiración,
antes de esa ceremonia al aire libre."
El estómago de Mara se contrajo- "No todos ellos enfermaron al mismo tiempo," ella arguyó. Ella
misma había caído enferma dos meses después. "Los epidemiólogos habían dictaminado posibles causas
múltiples." Pero ha nadie se le había ocurrido investigar que todas esas personas enfermas habían estado a
la vez en un mismo lugar, donde habían sido infectadas.
Él se rió. "Ellos fueron guiados hacia esa conclusión. Las vainas de las esporas coomb se disuelven en
diferentes intervalos en especies diferentes. Éste es tu peor miedo, Jedi." Sus dedos se contrajeron de
nuevo. "Recaída. Debilidad. Muerte. Una dosis mucho más alta que la anterior, y eso resultaría fatal en
todos los casos. En todas las especies."
En ese momento, ella comprendió cuan vulnerable se encontraba. Si ella enfermara ahora, su niño
podría ser destruido -si él ya no estuviera condenado-.
Anor también podría infectar a Jaina. Jaina tenía otros sentidos aparte de la vista, pero ella no estaba en
ningún caso en disposición de realizar un combate mano a mano contra alguien que no podía ser
detectado a través de la Fuerza -y cuya arma estaba suspendida dentro de un líquido-.
"Tú no has contestado a mi pregunta," él la requirió. "¿Por qué aún estás viva?"
"Es lo último que yo te diría." Vergere aún esta ahí afuera, en alguna parte. "Retrocede, Jaina."
Entonces Mara cargó, lanzando una estocada baja con su espada láser. Solamente un amago, pero en
lugar de contrarrestar su ataque, él se dio la vuelta y huyó -no hacia el pasaje por donde ellas habían
venido, sino a la parte más apartada del laboratorio, hacia una puerta pequeña-.
Él dejó el frasco sobre la encimera.
Su impulso fue lanzarse detrás de él. ¡Trampa! sus instintos gritaron. ¡No sigas!
Entonces su sexto sentido sobre el peligro se encendió como una sirena. Ella dudó mientras Jaina
esprintaba rodeando el banco de trabajo del laboratorio. Ella tenía que hacer la elección correcta. Tres
vidas estaban en juego, y sólo una en buen estado para luchar.
"Explosión," ella murmuró, quitándose de una patada los elegantes zapatos de tacones altos. "¡Jaina,
por aquí!" Ella se giró hacia el pasaje por donde habían entrado.
A tres estallidos similares al rebote de proyectiles de armas de fuego resonaron sobre sus cabezas.
Sobresaltada, ella miró hacia arriba. Una grieta se abría en el techo pedregoso. Esta se ramificaba, y
volvía a ramificarse, y de nuevo otra vez se iba haciendo más y más grande.
Ella señalo a Jaina el túnel, aullando, "¡Corre!" Un trozo de roca golpeó el suelo junto a ella.
Jaina alcanzó la puerta. A su alrededor -techo, paredes- la piedra blanda se deshacía. Mara empujó a
Jaina por delante suyo, intentó bucear en la Fuerza desde lo más profundo de su ser, intentando desviar
todas y cada una de las piedras que caían. Ella partió una docena con su espada láser.
Pero eran demasiadas las que caían. Cuando el polvo ahogó la luz tanto delante como detrás suyo, ella
empujó a Jaina al suelo, cayó sobre ella, y empujo hacia afuera con todo el poder del la Fuerza de que ella
era capaz. Ella se mantuvo su mente lucida, para así poder apagar su espada láser.
El ruido continuó, como una poderosa catarata pedregosa, durante unos interminables segundos.
Jaina se agitó por debajo suyo. Ella también había apagado su espada láser, Mara no podía ver lo que
Jaina estaba haciendo, pero oyó un quejido "¡Ow!"
"¿Te golpeaste la cabeza?" Mara preguntó en un susurro.
"Un poco." Luego un momentáneo silencio. "¿Tú estás aguantando eso con la Fuerza?"
"No. Sólo cono mi gran personalidad." Ella suavizó el tono de su voz. "¿Aún tienes los respiradores?"
"Sí. Aquí."
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"Guarda el mío por ahora."
Mara se puso de cuchillas, plantó sus manos contra la dura roca, e intentó empujar hacia arriba con
todo el poder de la Fuerza. Si solamente una pequeña piedrecilla de las que les rodeaban, se pudiera
mover; o al menos apartarla un poco.
No lo consiguió.
"Diez a uno," ella refunfuñó, "que él trajo sus propios masticadores de roca aquí a Duro. Excavó su
propio túnel lateral -y mientras lo hacía, puso una serie de trampas por si venía el personal de seguridad
de Leia-."
La voz de Jaina sonó un tanto agriada. "Tú te retiraste por mi causa, ¿No es así? Nosotros podríamos
haberle cogido. Podríamos haberle matado, justo allí."
"Yo me ocupare de esa criatura aunque sea la última cosa que haga en la mi vida." Mara no había
odiado a nadie con tanta desesperación desde...
Bien, desde Luke Skywalker. De eso hacía toda una vida.
¿Luke? Ella sumergió en la Fuerza y sintió su preocupación. Yo estoy bien, le aseguró, por ahora. No
te preocupes por ahora por mí, y sigue con lo que estés haciendo. Él no captaría sus palabras, solo la
sensación -pero él podría deducir muchas cosas con ello-.
Jaina dijo, "Hay una mayores posibilidades de que haya menos piedras derrumbadas, si retrocedemos
hacia el camino por donde él se fue."
"Cierto," Mara dijo, "Y de que eso sea también el camino que él quiere que cojamos." Sus instintos la
habían alertado, y ella se enfrentaría a un centenar de otros horrores antes de dejar que ese engendro de
Sith expusiera su niño a sus mortíferas esporas.
Quizá el frasco contuviera esta vez, otro cosa, pero ella le había oído jactarse de su hazaña. Él había
sido quien la había infectado.
Los mismos instintos que antes la alertaron, ahora la informaban, alto y claro, de que no había restos
de ningún arma bioquímica de los Yuuzhan Vong en lo más profundo de su cuerpo. Sólo un niño normal
e indefenso. Un Skycrawler, como Leia había bromeado con ella, poco después de su boda.
Ella activó su comunicador, aunque no tenía muchas esperanzas. "¿Leia? ¿Me captas?"
Silencio.
"Hola, Gateway. Esto es una emergencia. ¿Alguien puede oírme?"
Nada. La masa de piedra y roca era demasiado gruesa.
"Creo que empieza a oler raro, Tía Mara."
"Activa tu respirador." ¿Qué podría tener ese frasco que se hizo añicos contra la encimera? "No nos
entrará polvo a través de la burbuja de Fuerza. Honestamente no se que otra clase de restos podría ser
capaz de contener, pero probablemente microbios no." Luego dijo. "Yo necesito que tú te asocies
conmigo, de manera que yo pueda expandir la burbuja hacia la dirección en que nosotras queremos ir. Yo
intentaré deslizar las rocas hacia la parte posterior de la burbuja mientras yo levanto otras piedras delante
nuestro, y relleno esos huecos antes de que los derrumbes del techo los vuelvan a cegar. ¿Puedes ver lo
que tengo en mente?"
"¿De verdad crees que puede funcionar?" Jaina parecía algo dudosa.
A Mara se le formaron unas arrugas en la frente. "Me encantaría oír que tú tienes un plan mejor."
Después de varios segundos, Jaina contestó con cierta displicencia. "¿Puedes visualizar mentalmente
que es lo que quieres que haga?"
"Estoy trabajando en eso." Visualizarlo podría ser algo erróneo y peligroso ya que la obligaría a
estrechar, aplanar su burbuja de seguridad. Ella necesitaba mover simultáneamente casi un centenar de
piedras, alzarlas, pasarla por encima y por detrás de ellas. Luego otro centenar, y otro. Esto podría
llevarles horas. "Ábrete a mi, Jaina. De la manera que tú lo hacías cuando entrenábamos."
Ella se alegró que hubieran llevado consigo las máscaras para respirar.

Capítulo 18.
Aún seguía llevando su disfraz de Kubaz, cuando Luke se detuvo a mitad de camino hacia una alta
torre residencial, donde Jacen había sido escoltado. Otra súbita crisis había cogido de improviso a Mara.
De nuevo, la adrenalina fluyó por su cuerpo. De nuevo, él tuvo que luchar contra el impulso de dejarlo
todo, salir corriendo hacia los muelles de embarque, e ir a por ella. En cambio, él se concentró y escuchó
a través de la Fuerza.
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Los detalles no le llegaron. Su nivel de alerta decayó rápidamente a su calma mortal cuando se
encontraba bajo fuego enemigo. Él no podía hacer mucho más al respecto.
Anakin se apresuró a volver hacia él, "¿Qué?" le demandó.
"Tu tía."
Luke cerró sus ojos, en busca de detalles. Primeramente, él había captado una sensación de peligro,
luego de cólera, y más tarde un momento de elección dolorosa, de dejar a un lado su orgullo. Era más
duro huir que estar de pie y luchar. De hecho él no sabía exactamente lo que había ocurrido...
Ahora él captó un ligero contacto suyo lleno de convicción, dirigido a él. Sin darse por vencida, ella se
actuando en la Fuerza de manear muy poderosa. Él captó la imagen de oscuridad, y miles de piedras, y el
desalentador trabajo de recolocarlas poco a poco.
Él conformó una pregunta. Le llevaría horas poder localizarla. Sin embargo no dudaría lo más mínimo
en coger su Ala-X.
Él apenas acaba de conformar este pensamiento cuando pudo sentir la presencia de Jaina junto a Mara.
Con la ayuda de Jaina, ella tenía la seguridad de tener la situación bajo control.
¡Y su niño!
Aunque él pudo sentir su gratitud. Eso le fortificó como pocas cosas que él pudiera sentir en su vida.
De mala gana, él se volvió para seguir a Anakin por los intrincados pasillos de la duodécima planta del
inmenso complejo residencial. Mientras lo hacía, él intentó mandar algo de su propia fuerza -amor y
poder de tranquilidad- a través del lazo que le unía a él con Mara. No tenía ni idea si eso le daría más
energía, pero él sintió que ella tenía una idea bosquejada de lo que iba a hacer. Ella podría necesitar todo
lo que Jaina tuviera, y más. Este intento le reconfortó, incluso aunque no tuviera la seguridad de que
funcionaría, pero no hacía sino aumentar su fe y confianza en Mara y en la propia Fuerza.
Concluir su negociación con el Vice-Director Brarun no le había llevado mucho rato. Brarun no tenía
nada que vender, y eso parecía confirmar la teoría de que algunos Duros estaban almacenando
suministros, confiando en conducir una de sus ciudades orbitales fuera del sistema y abandonar Duro de
manera definitiva.
Luke comprendió que ellos sólo podrían hacer eso si habían vendido al resto del sistema,
particularmente a los asquerosos refugiados, ocupados en construir un nuevo mundo. Él envió a R2-D2,
conectado de nuevo en el hostal, otro mensaje: Búsqueda de archivos en CorDuro de cualquier que
hubiera tenido cualquier tipo de contacto con el movimiento Brigada de la Paz, bien en el propio
CorDuro o incluso con SELCORE. Él no había olvidado la advertencia de Karrde sobre que la división de
Inteligencia, o quizás el propio Consejo Asesor, había sufrido infiltraciones por parte del enemigo. Quizás
SELCORE también las sufría. Desgraciadamente, él no había tenido la oportunidad de sondear a los
diferentes consejeros durante la última reunión.
Él observó las diminutas luces del display dentro de sus gafas protectoras. Si R2-D2 encontraba
cualquier cosa, él recibiría un aviso, luego un mensaje que se repetiría hasta que Luke indicara que lo
había recibido en su comunicador.
Pero, lo primero de todo, era encontrar a Jacen. Luke había visto claramente, en la oficina de Brarun,
que Jacen se resistía a una mayor unión con su destino.
Abandonar la Fuerza no resultaría tan mortífero como dejarse conducir al lado oscuro, pero eso no era
el futuro que Luke deseaba para su sobrino.
La noche había caído, y las grandes luces de la Ciudad de Bburru se fueron oscureciendo al otro lado
de la pared del pasillo. Dos altos Duros con el uniforme de CorDuro montaban guardia junto a una puerta
al doblar la siguiente revuelta.
"Ocúpate del más cercano," Luke murmuró.
Suavemente, casi con delicadeza. Luke sumió al guardia más alejado en un profundo sueño. El Duros
se derrumbó contra la pared de placas de sintaplas. El otro guardia también se derrumbó.
"Vale," le dijo a Anakin. "Quédate aquí afuera. Si alguien más se acerca, trátalos de la misma manera.
Yo no tardaré mucho."
El anfitrión de Jacen lo había conducido a un dormitorio con un gran y redondo ventanal de
transparacero y dos guardias en el pasillo. De pie junto a la ventana, él observó como se apagaban las
grandes luces de la plaza central de Bburru. El espacio abierto era casi lo bastante grande para crear la
ilusión de un planeta de verdad, con puntales reforzados en diagonal que iban desde el nivel de la calle
hasta el techo artificial un tanto azulado. Al igual que en las avenidas, elevados platones soportaban
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gruesos y recios árboles, entremezclados con vides. Era una mala copia de las junglas de Yavin 4, pero
Jacen estaba comenzando a entender por qué los Duros les gustaba más vivir aquí arriba que allí abajo
entre tinieblas.
Ahora él se echó casi a oscuras sobre una cama blanda, preguntándose si el había hecho bien las cosas
después de todo. Brarun no parecía tener ninguna prisa por terminar las negociaciones sobre los posibles
aranceles.
La puerta del vestíbulo se abrió silenciosamente.
Jacen deslizó su mano bajo la almohada, agarrando su espada láser. Una oscura forma se deslizó
dentro, Jacen vio el corto torso y las gafas protectoras de un Kubaz, luego oyó mientras la puerta se
cerraba. "Jacen, soy yo."
Jacen conocía la voz. Él habría percibido su presencia, si hubiera estaba alerta con la Fuerza. Soltó su
espada láser, pero no encendió ninguna luz.
"Maestro Skywalker, aquí podría haber dispositivos de escucha..."
"No por el momento," Luke fue hacia los pies de la cama, moviéndose tan silenciosamente como una
sombra. Se quitó la máscara de su disfraz y se puso en la cama junto a su sobrino. "¿Qué demonios estas
tú intentando lograr, Jacen? ¿Cómo puedo ayudarte?"
Jacen no necesitó ningún estímulo más. Él echó fuera su visión, narrando cada detalle que pudo
recordar. Cuando llegó a las partes sobre Luke con relucientes túnicas blancas, un magnífico guerrero de
la luz, las mejillas de su tío enrojecieron y él apartó la mirada, aparentando estar un tanto avergonzado.
Lo más gráfico de todo fue la voz, y sobre todo, la orden de mantenerse firme en su propósito.
"Yo no lo hice," Jacen dijo, "Me deslicé. Caí, apenas un poco en el lado oscuro del fiel de la balanza.
Y todo comenzó a deslizarse en la misma dirección. Todo." Jacen se estremeció, al recordar como las
estrellas se oscurecían. "¿Tenemos nosotros el derecho," él preguntó, "de usar esta... magnífica, terrorífica
luz... como si nosotros estuviéramos a cargo de todo el universo?"
Una débil iluminación penetraba a través de la ventana, Luke frunció el ceño. "Jacen, la Fuerza es
nuestra herencia. A menos que nosotros la usemos, no tendremos ninguna manera de salvaguarda la paz y
la justicia igual que cualquier otra fuerza policial."
"Muchos Jedi están empleando mal sus poderes."
"No todos," Luke contestó con suavidad.
"Yo quiero localizarlos," Jacen dijo. "Yo finalmente he tenido tiempo para pensar en todo esto. Yo soy
famoso de forma marginal, solamente debido a ti, a mamá y papá... y a Anakin," él admitió. "Y Jaina. Si
yo dejó de ser un miembro reconocido, si me niego a encauzar la Fuerza de maneras agresivas, otros Jedi
tendrán que prestarme su atención."
"Es una causa noble." El peso de Luke cambió de lugar en la cama. "¿Pero estás tú preparado para
arriesgar tu vida en una cruzada como esa?"
Jacen había estado pensando justo sobre eso. "Sí," dijo. "Aún cuando yo muriera, mi muerte podría
despertar al resto de los Jedi. Podría despertar en sus conciencias la comprensión de que ellos
simplemente no se pueden limitar a destruir lo que les rodea con todo el poder a su disposición, sin pensar
en las consecuencias que ello acarreará."
"Pero eras tú," Luke dijo amablemente, "quien sufrirá las consecuencias. No ninguno de los otros."
"Yo no puedo hacer nada sobre ellos. Yo solamente puede ofrecerme a mí mismo."
Él sintió el escrutinio de su tío. "Nunca olvides que una cosa es sacrificar tú vida cuando tú tienes que
hacerlo. Pero escoger la muerte cuando puedes evitarla -eso es algo que empequeñece a todos."
Jacen frunció el ceño. Él no quería sobrestimar su importancia, o la de otros Jedi que de buena fe
quisieran escucharle. "Nosotros estamos desarrollando modelos malos," él insistió. "Nosotros estamos
pasando por encima de las leyes de todos los demás, y esas leyes son las bases de la sociedad y de la
seguridad planetaria. Nosotros estamos llevando a cabo un retroceso hacia los tiempos oscuros, hacia la
supervivencia del más fuerte o del más cruel. Nosotros seremos gobernados por matones o tiranos si esto
sigue así."
"Es un excelente punto de vista," Luke concedió. "Sin embargo, ten cuidado. Si sientes que es algo
erróneo usar la Fuerza de forma agresiva, entonces tú no puedes simplemente cortar por las buenas. Tú no
estás seguro en definir que es un uso agresivo. Tienes miedo de actuar, asustado de que tus acciones
puedan tener repercusiones más allá de lo que seas capaz de imaginar."
"¡Sí!" Jacen exclamó, "¡sí, eso es!"
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"En ese marco de actuación," Luke dijo, "dirigir la Fuerza es completamente equivocado en todo."
"¿En todo?" Jacen se irguió de golpe. Eso alejó su cabeza y hombros de la calidez de la cama,
produciéndole un ligero escalofrío.
"Cada acto no surge del absoluto convencimiento de tu fe puede conducirte al temor y la oscuridad,"
Luke dijo con tono severo.
La memoria de Jacen se retrotrajo a la academia de su tío, a los debates, las interminables e
innumerables conversaciones. "Yo he estado imaginando consecuencias terribles por errores
conceptuales," él admitió. "¿No lo ves? Esto es por qué yo he esperado y deseado que tú no restablecieras
el Consejo Jedi. Nosotros debemos ser responsables de la Fuerza por nosotros mismos, no por un grupo
de individuos falibles. Si nosotros somos capaces de entenderla lo bastante bien para usarla, nosotros
podremos usarla de manera adecuada. O también decidir no usarla en absoluto."
Su tío parecía confundido. "¿Sigues con eso," preguntó, "después de todo lo que tú me has dicho?"
"Sigo," Jacen masculló. "De algún modo, todo esto tiene que encajar junto de alguna manera."
"Ten cuidado de que tu orgullo no te destruya, Jacen."
Jacen agarró la delgada sábana aislante de la cama. "¿Orgullo? Tú nos dijiste que este poder, usado
para la venganza, conduce al orgullo, y al lado oscuro."
"Hay un orgullo más sutil," Luke explicó. "Tú estás reclamando el hecho de que se ha de ser
demasiado humilde para poder usar la Fuerza, ¿No es así?"
Jacen pensó intensamente. "¿Lo era él?
"Quizás tú eres él único Jedi que ha sido lo bastante perceptivo para comprender que todo lo que
hacemos los demás está equivocado"
"No," Jacen le interrumpió. "Yo soy aquel que fue advertido. Tú no está haciendo nada malo..."
"Pero si esta mal para ti," Luke dijo con tono calmado, "¿No deberías advertídnoslo al resto de
nosotros?"
Jacen se dejó caer contra la pared. "Eso es lo que yo estaba intentando decirles. Eso es exactamente lo
que yo estoy intentando hacer."
"Ellos no te están escuchando," Luke dijo con tono suave.
Jacen sintió como si le hubieran pateado las tripas.
La figura justo a él, puso una mano sobre su hombro. "Tú estás tratando muy con el corazón lo que
significa ser Jedi. Ten cuidado sobre sacrificar tus dones, para ayudar a otros a ver la verdad como tú la
percibes. Esto también esta muy cerca de los sacrificios que practican los Yuuzhan Vong. Ellos sirven
para extinguir a millares de seres."
Jacen se estremeció. "Yo no quisiera acerca ni los más mínimo a algo como eso."
"Tú ves tu herencia como una grave responsabilidad. Has conseguido captar mi atención, Jacen. Me
has mostrado que nosotros debemos hacer mucho más en cuando a la ética del uso de nuestros poderos,
cuando entrenemos a nuestros aprendices. Gracias."
Las mejillas de Jacen se crisparon. Él no pudo evitar soltar una sonrisa de satisfacción. ¡Esto era todo
un honor!
"¿Tienes algo prioritario en mente?" Luke preguntó. "¿A dónde puede conducirte tu destino? No tienes
por que cumplir todos hoy mismo, ya lo sabes. Yo nunca soñé, a tu edad, a donde me conduciría el mío.
¿Cuál es el próximo paso en tu camino?"
"Creo," Jacen dijo lentamente, aún algo aturdido por la muestra de confianza de su Maestro, "que si
puedo, debo convencer a los Duros de que apoyen a la Nueva República, cumpliendo sus promesas."
"Eso podría estar bien," Luke dijo con tono grave. "Pero podrías encontrarte con traición y malas artes
en los más altos niveles. Tú no podrías negociar a ese nivel tan alto."
El estómago de Jacen se contrajo. "¿Eso es lo que trajo a Duro, a ti y a Anakin?"
Luke asintió. "Un aprendiz desapareció aquí. Ahora nosotros no encontramos con que CorDuro no esta
realizando todas las entregas. Yo hace un momento me he encontrado con dos humanos que me recuerdan
muchísimo a miembros de las Brigadas de la Paz. Artoo esta ahora mismo comprobando lo que puede
conseguir de la base de datos de Bburru."
Si Brarun tenía conexiones con la Brigada de la Paz, este 'arresto domiciliario' no era muy seguro.
"Gracias por avisarme."
"Tú tienes que escoger. Usar la Fuerza, como te han entrenado para hacerlo, o dejarla de lado por
completo. Tú no puede elegir a tu antojo según te convenga."
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"Bien, entonces," Jacen dijo. "Yo no usaré la Fuerza en ningún caso."
Él vio un ligero gesto de sorpresa en el rostro de su tío, pero solamente durante un breve instante, y él
formó un muro dentro de si para no dejar pasar la Fuerza. Él tenía que probar -a Luke, a si mismos- que él
era absolutamente firme en su compromiso, por difícil que este fuera.
"Esto pondrá serias dificultades en tu camino, Jacen. La gente asumirá que tú puedes salir de
situaciones que tú ya no vas a ser capaz de controlar o manejar."
"Entonces les diré por qué, Tío Luke," No Maestro Skywalker, esta vez. No si él realmente quería
llevar a cabo su misión.
"¿Tienes un comunicador?" Luke preguntó apesadumbrado. Incluso sin usar la Fuerza, Jacen oyó pesar
y preocupación en su voz.
Jacen negó con la cabeza.
Luke echó algo sobre la cama entre los dos. "Mantenlo oculto. Si nosotros averiguamos algo, te
llamaremos. Quizás Brarun no sea corrupto. Si tú quieres puedes quedarte aquí e intentar razonar con él,
eso tal vez podría ayudar. Pero esta preparado por si tienes que salir rápidamente de aquí."
"Lo estaré."
"Y procura descansar un poco y calmarte. No intentes salvar la galaxia entera tú solo. Créeme, no
funciona." Su tío se levantó del lateral de la cama, dirigiéndole una débil sonrisa. "Debo advertírtelo una
vez más. Si tú elegir no hacer lo que tú eres capaz de hacer, pondrás en peligros a aquellos que tú más
amas."
Jacen se estremeció nuevamente. "¿Lo has visto en el futuro?"
Luke negó con la cabeza. "Es sólo un... un pálpito," dijo. "Qué la Fuerza esté contigo, Jacen." Luego se
puso de nuevo la máscara, y a continuación sus gafas protectoras. Inmediatamente, él casó un segundo
comunicador. "Artoo, lo consiguió," dijo.
"¿Qué?" Jacen preguntó.
"Nosotros podríamos tener algo sobre nuestro caso de desaparición... por fin."
Sin más, Luke abandonó el cuarto, saliendo afuera, Jacen lo sabía, para intenta conseguir justicia para
una persona. No para la galaxia entera, para nada. Sólo una persona, una situación, las cosas de una en
una. Algo que él siempre enseñó a sus estudiantes.
Jacen rodó encima de la cama. ¿Podría él realmente dejar de utilizar la Fuerza? Intentar silenciar esta
sería como ponerse una venda o taponar sus oídos. Él tendría que vivir de esa manera, para el resto de su
vida.
Jaina había aprendido a adaptarse a su visión disminuida.
Pero Jaina estaba recuperando su visión.
Y cuando él cerró sus ojos, él aún vio a una galaxia deslizándose hacia la oscuridad.
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Mientras la tripulación del Sunulok se preparaba para partir hacia Rodia, los ayudantes de Tsavong
Lah le avisaron de la llegada de una llamada. En su cámara de comunicación, el villip correspondiente a
Nom Anor estaba activado y a la espera. En el momento que él entró en la cámara, el villip habló.
"Maestro de Guerra, yo tengo excelentes noticias. Mis recién creados organismos voladores han
derrumbado con éxito el asentamiento llamado Treinta y Dos, y ahora, el joven Jedi cobarde ha sido
capturado por uno de mis contactos, a bordo de la abominación que ellos llaman Ciudad Bburru."
Tsavong Lah no habló. Esas noticias no merecían su atención. Él había sabido que los maestros de
formas, quienes habían proporcionado a Nom Amor organismos de desintoxificación también habían
conseguido crear dichos organismos voladores.
"Aun mejor," Anor continuó, "yo he conseguido enviar a otros dos Jedi, miembros también de su
familia, con los dioses. Su hermana y su tía -la famosa Mara Jade Skywalker."
Tsavong Lah cruzó sus brazos, irritado. Sus fastidió. Su aquelarre de sacerdotes a bordo, finalmente
habían decretado que los augurios para lograr el éxito de su próxima batalla mejorarían con cada Jedi que
él, personalmente, sacrificara.
"¿Usted los vio morir?"
El ejecutor dudó. "Ellos cayeron en una trampa de un derrumbe de rocas, de la que no pueden escapar.
Sin la armadura del cangrejo vonduun, ni siquiera nuestros cuerpos sobrevivirían a una cosa como esa."
Las largas uñas para combatir de Tsavong Lah se contrajeron. "Nosotros hemos visto que esos
llamados Jedi tienen habilidades sobrenaturales."
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"Yo puse esa trampa pensando en los Jedi -omitió, claro está, que para la embajadora Organa Solo, en
casa que ella irrumpiera en mi sala privada-. Incluso si ellas hubieran sobrevivido al aplastamiento inicial,
ellas ahora se enfrentarían a una muerte lenta. Yo estoy completamente seguro de que tal masa de rocas
no puede ser apartada. Organa Solo y sus investigadores aún no tiene la menor pista de que el alud de
rocas no es otra cosa sino un derrumbe natural."
Y Nom Anor, el discípulo del Embaucador, actuó bajo las órdenes de actuar en las sombras, de que su
presencia no fuera descubierta. Bien, si las mujeres estaban muertas, a los dioses no les desagradaría.
Tsavong Lah asintió.
"¿Pueden tus agentes en Bburru que el prisionero Jedi sea sedado para ser transportado y
posteriormente estudiado? Nosotros deberíamos desarrollar formas de matarlos con mayor facilidad." Él
no insultaría a Yun-Yammka ofreciéndole a un reconocido cobarde en sacrificio.
"Yo he sugerido que le retenga, pendiente de tu llegada. Mientras tanto..." Las bolsas de las mejillas de
Nom Amor se contrajeron de placer. "Yo he organizados los alborotos."
Ese era el campo en donde Nom Amor se había especializado 'provocar alborotos'. "Estos atraerá la
atención del sistema Duro sobre Bburru hasta que nosotros hagamos acto de presencia y captemos por
completo su atención."
"Tú repites mis pensamientos. Yo cronometraré al segundo el motín para honrar tus servicios."
Tsavong hizo entrechocar sonoramente las uñas con garras de sus dedos entre si. Los disturbios
creados por los alborotadores provocarían nuevos mártires para la última seudo-religión creada por Nom
Amor, enviando a los dioses otra ronda de sacrificios. La nada prodiga Yun-Harla, la diosa del engaño,
favorecía a Nom Amor. Incluso a veces el poderoso Yun-Yammka sufría algunas de sus artimañas.
"¿Están tus agentes preparados para actuar sobre los escudos planetarios?"
"Siempre que usted lo ordene."
Sí, quizás esta incursión mereciera la pena después de todo. "¿Y el joven Hutt?" el Maestro de Guerra
demandó. "¿Ya lo has castigado?"
"De nuevo, yo espero vuestra orden."
"De nuevo, no insultare al Gran Orden ofreciéndoselo. Los Hutts son simples bestias glotonas.
Presérvale para el equipo de nutrición. Nuestros nuevos esclavos celebraran nuestras llegada con un rico
banquete."
La cabeza de Anor en el villip se inclinó.
"¿Prometiste a los Duros que nosotros les dejaríamos marchar con sus abominables hogares
artificiales, si ellos rendían sus armas?"
"Como me ordenaste."
Tsavong Lah sonrió lentamente. Las promesas de Nom Amor no merecían ni siquiera el aire que se
había malgastado al hacerlas.
A Yun-Harla ciertamente eso le encantaría.
----------
Arrastrándose hacía adelante por encima de la agujereada roca, Mara respiró levemente a través de su
prestada máscara. La burbuja de Fuerza sobre su cabeza perdía unos preciosos milímetros con cada grupo
de rocas que ella deslizaba por encima. Ella sintió de nuevo el distante roce de Luke, y un pulso de fuerza
que llegaba con él. Gracias, Skywalker, ella lanzó de vuelta hacia él, sintiendo un poco de alivio. Ya
habría tiempo para los agradecimientos.
Ella sin embargo hubiera deseado ir tras Nom Amor.
Pero con toda seguridad, entonces los tres hubieran resultado muertos. Pero si él había causado su
enfermedad, quizás él sabría como asegurarse de que ella estuviera curada. A ella le gustaba imaginarse
como iba a conseguir sacarle dicha información. Preferiblemente justo antes de que ella le mostrara lo que
significaba la palabra justicia.
El caluroso y sudoroso cuerpo de Jaina permanecía pegado al suyo. Lo cual hacia enfurecer a Jaina.
"No te preocupes," Mara murmuró a través de su respirador. "Yo le atraparé. Sólo que no esta vez."
"Para cuando consigamos salir," Jaina murmuró de nuevo, "él podría estar a cinco mundos de
distancia."
"Es posible, aunque..." Otra docena de rocas rodaron por detrás de ellas, y Mara pudo avanzar otro
centímetro hacia adelante. Cuando ella alzó la cabeza, aunque fue solo un poco, siguió golpeando en roca.
"queda el asunto de Rhommamool."
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"Cierto," Jaina asintió. "Él fue quien instigó el asunto, sin importarle quién resultara muerto."
"Distrayéndonos a todos de su verdadero vector de invasión."
Era mejor mantenerse hablando que pensar sobre el lento aplastamiento que iba sufriendo la burbuja.
Ella odiaba tener que admitirlo, pero Luke podría estar en lo cierto cuando ella le aseguró que no
necesitaba su ayuda. Si ellos se quedaban sin espacio, haría que Jaina se sumiera en un estado de
hibernación, y luego llamaría Luke -esperando que él pudiera llegar antes de que se quedaran sin aire,
pues ella no podía auto-hibernarse, no si ella esperaba impedir que el brutal peso de las rocas les
aplastara. Ella tendría que permanecer consciente.
"Y la quema de droides," Mara dijo. "¿Te acuerdas de eso?"
"¿Tú crees que el frasco de verdad estalla lleno de esporas...?"
Mara había estado dándole vueltas a ese pensamiento. "No." Él no sabía que ella iba a venir. "Pero yo
estoy seguro de que él tiene más de esa substancia." Esporas Coombs, y lo que eso significaba.
"¿Entonces, no crees que él estuviera mintiéndonos?"
"No esta vez." Mara murmuró. Ella había sentido de nuevo la extraña debilidad, desfallecer ante su
presencia, pero aún lo bastante fuerte para confirma su reclamación.
"Eh, yo cogido un buen soplo de aire fresco," la voz de Jaina resonó con gran claridad. Ella debía
haberse quieta la máscara de respiración.
Mara mantuvo en su sitio la suya. Otro grupo de piedras fue alzado. Ella consiguió vislumbrar un rayo
de luz a través del hueco que quedaba por detrás de ellas. "Casi," gruño para si.
Le resultó muy duro ahora mover con lentitud las piedras. La imagen mental de estar sólo a medio
metro de la libertad le ayudo a mantenerse concentrada. Mover las últimas piedras le llevó casi una hora.
"Ok," ella dijo al fin. "Rueda hacia adelante. Yo te quiero justo aquí encima." Ella empujó a Jaina
contra él borde frontal de la burbuja. Ella plegó sus piernas y brazos por debajo de ella, rodillas y codos
doblados, y tomó un profundo trago de la Fuerza que fluía en la distancia. ¿Listo, Luke? Ella formó las
palabras en su mente, reconociéndolas implícitamente un doble y secreto significado. ¡Empuja!
"¡Ahora"! Ella empujó a Jaina hasta la zona despejada. Luego ella rodó libre, encendió su espada láser,
y desvió las últimas piedras que caían. Ellas quedaron tumbadas sudorosas sobe la cortante superficie de
rocas.
El cuero cabelludo de Jaina sangró debido un corte cerca de su oreja derecha. Ella sacó de golpe su
comunicador. "¡Seguridad de Gateway, esto es una emergencia. Yo necesito ponerme en contacto con la
Administradora Organa Solo, ahora!"
No hubo respuesta.
"Retrocedamos hasta el túnel," Mara ordenó.

Capitulo 19.
"Bien, Mara, ¿De que va todo esto?" La voz de Leia que surgía de la unidad de comunicación de la
Sombra sonaba con un tono letal. "¿Cómo lo averiguaste?"
Mara aún llevaba los harapientos restos de su traje de Kuati. Ella se lo había arrancado sin esperar a
cambiarte, una vez comprendió que las cosas estaban a punto de explotar en Bburru. Jaina estaba sentada
junto a ella, llevando un traje de vuelo marrón que había sacado de unos de los armarios de Mara.
"Simple," Mara contestó. "Él no quería allí a nadie con poder sobre la Fuerza. De ahí por qué te
evitaba. Jaina encontró el punto de desactivación de la máscara. Cuando él quedó al descubierto, nosotras
sacamos nuestras espadas láser."
"¿Cuánto tiempo pensó que él que podría permanecer sin que encontrarse conmigo?" La voz de Leia
murmuró en el auricular de Mara.
A Mara no le gustó la conclusión obvia: Él pensaría que no necesitaría evitar a Leia por mucho más
tiempo. "Agarradle. No le dejéis salir de Gateway."
La voz de Leia parecía sonar cansada. "El domo está demasiado lleno de gente para que los sensores o
los scanners puedan localizar a una persona. Además, él ahora podría estar afuera en los pantanos -o
incluso debajo del agua, por lo que Danni nos dijo sobre sus dispositivos respiratorios-. Y ahora nosotros
también sabemos que él tiene su propia forma de perforar. Por lo que incluso podría estar en las minas
viejas."
"No siempre podemos tener lo que nosotros queremos," Jaina murmuró.
Mara agitó su cabeza.
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"Nosotros ciert... tender mejor lo de Rhommamool, dd... nosotros" Las interferencias cortaban la
comunicación mientras ellas volaban a través de la atmósfera de Duro.
"Te estoy perdiendo," Mara contestó. "Te enviaré toda la información que pueda desde Bburru."
Mara cortó la transmisión, se recostó sobre su silla, y comprobó las lecturas de los instrumentos de
vuelo. Luego por fin, ella permitió el lujo de relajarse lo bastante para comprobar la llama de vida situada
entre los huesos de su cadera. Esta era aún, un casi imperceptible hormigueo. ¿Tienes tú un buen lugar
donde sujetarte, ella le halagó... a él? Sigue aguantando. El paseo podría estar lleno de baches.
"¿Ella no preguntó por mí?" Jaina alzó su cabeza para mirar hacia Bburru, el cual iba creciendo de
tamaño en la pantalla delantera.
"Yo se lo habría dicho si tú hubieras resultado herida."
"Algunas mujeres no deberían tener niños."
Mara se enderezó, y un músculo de su espalda se contrajo dolorosamente. Ella debía tener contracturas
musculares, debido a la sobretensión a que se vio sometida cuando excavaba entre el terreno pedregoso.
"No puede creer lo que tú acabas de decir."
Mientras Jaina fruncía sus labios, ella parecía una jovencita adolescente de diecisiete años. "Para ella,
yo soy un inconveniente. 'Invierno, lleva a Jaina a dar un paseo.' 'Threepio, cuéntale a Anakin un cuento,'
'Ven aquí, Chewbaca, y echa un vistazo a los gemelos.'"
"¿Y cuántas madres renunciaron este año a un asiento en un transbordador espacial camino de un lugar
seguro? Pusieron a sus niños a bordo y ella se quedó atrás, ¿Para morir o ser esclavizada? A veces
quedarse con tus hijos no es posible."
"Entonces las madres que son demasiados importantes para criar a sus hijos deberían solamente echar
un vistazo por encima y luego irse tranquilamente al trabajo."
Mara, quien sólo tenía unas vagas imágenes mentales de sus padres, dejó oír su voz con un tono
helado. "De semejante jovencita madura que tú se suponía que eras, te estás mostrando
sorprendentemente infantil."
Jaina se pasó una mano por encima de su descubierta cabeza. En esta comenzaba a asomar una
pelusilla castaña que iba creciendo. "Yo también estoy siendo honesta. Mara, yo casi morí en Kalarba. Yo
perdí a un muy buen amigo en Ithor. Ella lo dejó todo, para darles a las familias de otros la oportunidad
de poder sobrevivir en alguna otra parte, pero muy a menudo parecer olvidarse de las necesidades de su
propia familia."
"Y su madre está dando a esos sobrevivientes algún sitio donde vivir. Este planeta es esperanza, literal
y simbólicamente."
Jaina suspiró pesadamente. "Pobre Mamá. Ella tiene una hija medio-ciega que ya no puede luchar y un
hijo que tiene miedo de ser un Jedi. Buena cosa que Anakin triunfó."
"Tú tienes uno de esos días malos. No archives esto para un futuro, Jaina Solo. Limítate a tomar
decisiones y riesgos por tu cuenta. Pero nunca, nunca comprometas a alguien a combatir mano a mano
contigo si ellos han tenido el filo de sus armas embotadas. ¿Nosotros nos entendemos?"
Las estrellas aparecieron cuando ellos atravesaron finalmente la atmósfera opaca de Duro. Mara
cambió la unidad de comunicación de la Sombra de Jade a su frecuencia privada. "Luke," ella llamó.
Él contestó. "¿Mara. Estás en camino?"
Por supuesto, él la sentía acercarse. "Nosotros nos encontramos con un viejo amigo," ella dijo con tono
sarcástico.
----------
Ellas atracaron la Sombra en Port Duggan. Mara se puso un manto con capucha por encima de los
restos de su traje y junto con Jaina regresaron hostal barato. Mientras atravesaba la puerta, sintió un
titubeante toque -de Luke, asegurándose de que ella estaba bien del todo-. Ella se había echo a si misma
un chequeo similar, sólo por si acaso, mientras él la abrazó.
Anakin permanecía sentado en el más cercano de los catres con los ojos cerrados, pasándose la
empuñadura de su espada láser de una mano a otra por detrás de su espada -un Jedi muy joven era
equivalente a inquietud-. Un mechón de pelo castaño-oscuro le caía sobre su cara.
Jaina se caer sobre el catre más cercano y le miró con el ceño fruncido, luego se volvió hacia Luke.
"¿Se lo has dicho?" Jaina preguntó. "Anakin, Nom Amor no murió en Rhommamool. Él está aquí, y es un
agente de los Yuuzhan Vong."
"Uno cosita más," Mara dijo, mirando directamente a los ojos de su marido. "Confesó que fue él quien
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me infectó con esta enfermedad. En Monor II."
Ella no había querido trasmitir eso por el comunicador, ya que quería ver su reacción, y él no la
defraudó. Irguió su cabeza, ojos desencajados, emitiendo una profunda rabia que ella raramente había
visto en él. Aunque él, por supuesto, controló dicha ira casi al instante.
"¿Qué piensas?" él pregunto, una vez más proyectando esa calma propia de un Maestro Jedi.
Mara había cruzado sus antebrazos. Ella se agarró los codos. "Él podría saber si yo estoy realmente
curada. Me encantaría volver a por él."
La mejilla de Luke se crispó -de nuevo, la reacción fue tan sutil que a Jaina y Anakin le pasó por
completo inadvertida-. "Igual que a mí," dijo, "pero si tú has confirmado que un agente Yuuzhan Vong
ahí abajo, eso encaja con lo que nosotros hemos descubierto."
Él la informó de manera resumida, implicando a Transportes CorDuro en la pérdida y extravío de
suministros a las colonias del planeta Duro -y de sus propias sospechas-. Escarbando por entre capas
encriptadas de informes alterados de envíos, R2-D2 había descubierto que la sucursal de CorDuro en
Puerto Duggan estaba de hecho desviando mercancías de SELCORE y otros suministros a los otros
hábitat de Duros -pero registrando los suministros como vendidos a mundos exteriores, en caso de que
SELCORE comenzara a sospechar.
"Nosotros también verificamos cada pista que Tresina Lobi nos dio, y Artoo está investigando los
archivos de la autoridad del espacio-puerto."
Mara echó un vistazo al pequeño droide, que estaba de pie delante de un puerto de datos.
"¿Comparando llegadas con salidas?"
Luke asintió. "Y rastreando ambas hacia su origen. Nosotros estamos intentando verificar una
conexión con la Brigada de la Paz. Y posiblemente un contacto en el propio SELCORE."
Si la sospecha de Karrde resultaba ser cierta, y tanto SELCORE como otros consejos de alto nivel
habían sufrido infiltraciones, la Nueva República esta en peor situación de lo que ninguno hubiera podido
sospechar. No resultaba por tanto extraño que Luke pareciera agitado: los pequeños e involuntarios
movimiento de manos, la colocación de su barbilla, y lo mayor de todo, el nerviosismo que ella estaba
detectando a través de la Fuerza.
"Thrynni Vae desapareció en una área marginal de Puerto Duggan," él prosiguió. "Ciertamente no es
extraño. Anakin y yo la echamos un vistazo por encima. Los tapcafés son tranquilos. Casi demasiado
tranquilos."
R2-D2 silbó suavemente.
Luke se incorporó. "¿Conseguiste algo más?" Se inclinó hacia el lector por encima del puerto de datos
de R2-D2, y Mara también se acercó.
Cartas, informes aparecían y desfilaban a gran velocidad. Comenzaba con una lista de entradas que
había sido borrada o alterada de alguna forma: Contratos recientes en Puerto Duggan, llegadas atrasadas
de hace medio año, visitantes registrados en la oficinas del Vice-Director Brarun. Varios nombres
coincidían.
Bajo esa lista, R2-D2 habían rastreado hacia delante y hacia atrás los viajes realizados por las personas
cuyos nombres habían sido frecuentemente mencionados. Para la mayoría, el rastro se desvanecía después
de tres saltos. Dos, sin embargo, había viajado a Ylesia y vuelto, varias veces. Esas entradas fueron
marcadas.
Luego aparecía un archivo de seguridad de los repetidores de comunicaciones de Duro. Muy pocos
droides en la Nueva República tenían la programación adecuada para poder descifrar dichos códigos. Las
comunicaciones entre aquí e Ylesia mostraban múltiples coincidencias.
"¿Qué hay allí,?" Anakin preguntó, echando un vistazo por encima del hombre de Mara. "Eso está
claramente dentro del espacio Hutt."
"Los Hutts los usaron para instalar allí una especie de trampa para cazar esclavos," Mara murmuró. "Y
tu padre lo marcó como un lugar de intensa actividad de la Brigada de la Paz." Ella se giró hacia Luke.
"¿Quizás Thrynni fue secuestrada allí?"
Luke dudó durante unos pocos segundos. "Es la mejor pista que nosotros hemos encontrado, pero me
molesta un montón tener que enviar a alguien en persecución de algo tan vago, que luego podría quedar
en nada."
"Supongamos que el Vice-Director Brarun está metido en esto hasta el cuello," Mara dijo. "Añade a
esto el género desviado hacia Urrdofr, y la influencie de Duros allí..."
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Ella captó una súbita sensación de preocupación en Luke.
Jaina habló desde la ventana. "Dejarme pensar. A lo mejor todos ellos para mayor lustre y diversión,
piensan tomarse de repente una vacaciones en el encantador Urrdorf."
Luke se apartó de la pantalla de lectura.
"¿Qué?" Mara exigió.
"Jacen está con Brarun. Podría estar en peligro."
Jaina se apartó de la ventana.
Luke alzó una mano. "No de de inmediato, creo."
"¿Acaso Brarun está haciendo un doble juego?" Mara demandó.
Luke asintió. "Todos nosotros hemos llegado a la misma conclusión. Alguien va a entregar a los
refugiados de SELCORE y conseguir una recompensa por ello. Por el momento, Jacen está donde él
quiere estar."
Mara meneó su cabeza en gesto de desaprobación.
"Nosotros tenemos que conseguir que realicen otra evacuación de emergencia de la gente de allí abajo,
y de algún modo hacerlo sin que se enteren los posibles agentes de la Brigada de la Paz. Me supongo que
ellos les habrán prometido varios millares de prisioneros a los Yuuzhan Vong para sacrificarlos." Luke se
frotó la barbilla. "A menos que..." Él se quedó a mitad de la frase.
Mara soltó un carraspeo.
"A menos que no sean los refugiados a quienes ellos quieren sacrificar, sino a los Duros que están los
mudos artificiales en órbita. Ellos podrían usar a los refugiados como esclavos. Nosotros lo hemos visto
antes. Y piensa en ello. Si los Yuuzhan Vong se apoderan de Duro, ellos podrían atacar al Núcleo Central
desde aquí."
Mara apretó con fuerza sus labios. Las cosas iban de mal en peor.
"¿Mara, Jaina, conseguisteis vosotras algún tipo de información de SELCORE mientras estuvisteis allí
abajo?"
Mara frunció el ceño. "¿Qué quieres decir?"
"Ellos podrían haberse visto infiltrados por agentes enemigos," él dijo.
"Déjame pensar." Mara cerró los ojos. "Nada concluyente hasta ahora. Sólo lo que parecía los típicos
problemas de carácter burocrático."
Luke puso una mano la cúpula de R2-D2, "¿Artoo, puedes conseguir introducirte en la red militar de
comunicaciones de fuera del sistema, o no puedes?"
El droide soltó una serie de trinos y silbidos, que sonaban llenos de confianza y seguridad en sus
posibilidades.
Luke sacó un comunicador de su bolsillo, y se lo dio a Anakin. "Y yo quiero que tú conectes esto con
al brazo articulable de Artoo."
Silbando animadamente, R2-D2 se volvió a conectar. Mara observó a su marido. En términos de
Lando, diez a uno a que él estaba intentando avisar a los militares en Coruscant sin alertar a SELCORE.
Ella pasó su mano alrededor del brazo de él, apretando con fuerza. Luego se dirigió a asearse un poco
y quitarse el tinte de su pelo.
Cuando ella salió de nuevo, Luke estaba sentándose justo al brazo extensible de R2-D2 manipulado de
forma temporal.
"Hamner," Luke dijo con voz apremiante. "¿Kenth, estás ahí? Soy Skywalker."
Un gruñido soñoliento surgió del comunicador. Luke le dirigió una comprensiva sonrisa a Mara, luego
se volvió hacia R2-D2.
"Lo siento," él dijo. "Kenth, nosotros hemos conseguidos datos de que los Yuuzhan Vong podrían estar
a punto de invadir Duro, y este es un sistema demasiado vital para perderlo. Si millones de vidas no
fueran razón suficiente, esta dentro del Núcleo Galáctico. Desde aquí, ellos podrían ser capaces de
bloquear el tráfico comercial y de suministros de los mundos del Núcleo."
"Lo sé, lo sé," murmuró la voz soñolienta.
"¿Hay alguna manera de que puedas conseguir enviar un grupo de batalla?"
Ella oyó otro gruñido. "Lo intentaré con SELCORE..."
"Esa sería una buena elección," Luke dijo, "pero SELCORE es parte del problema. Lo sé, las fuerzas
están muy esparcidas y abarcan demasiado territorio, y no hay apenas reservas. Haz lo que puedas, Kenth.
Que el poder de la Fuerza este contigo."
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"De acuerdo." La voz de Hammer resonó llena de estática. "y contigo."
Luke apagó el comunicador. "Vale," él gruñó, estirando sus piernas para poner se pie lentamente.
"Bien hecho. Anakin. Tú, también, Artoo."
El droide soltó unos trinos. Anakin recogió el comunicador y se sentó en la cama, mientras seguía
trasteando con sus componentes.
Luke se apoyó contra la pared, doblando la cabeza y restregándose los ojos.
"¿Qué está mal?" Mara preguntó. "Tú ya los has avisado."
Él dirigió una mirada a Jaina. "Jacen," se limitó a decir. Luego cruzó sus brazos. "Y no estoy dispuesto
a esperar a la escolta volante y realizar otra retirada bajo fuego enemigo."
"Yo ni siquiera tengo una nave aquí," Jaina se quejó.
"Yo tengo la Sombra, y necesitaré un copiloto," Mara la recordó. "Así que vendrás conmigo."
Jaina asintió un tanto apesadumbrada.
Anakin cerró la tapo posterior del comunicador y se lo alargó a Luke. "Antes de que las cosas
empeoren," Anakin dijo, "nosotros deberíamos intentar de nuevo encontrar a Thrynni Vae. Nosotros no
hemos logrado mucho yendo por ahí disfrazados."
Mirándole un tanto divertido, Luke se metió en el bolsillo el comunicador. "¿Acaso piensas que tú lo
harías mejor, declarando nuestras intenciones?"
Anakin tensó sus hombros. "No me gusta el engaño."
Mara se rió brevemente. "Tú necesitas práctica. Pero no siempre es necesario. Jaina y yo podemos
descansar un poco," ella añadió. Había sido un día muy largo.
"Bien". Luke les señalo la habitación. "¿Artoo?"
El pequeño droide soltó un sonoro gorgojeo.
"¿Cuántas personal de seguridad estará de servicio en el muelle de transbordo de mercancías de
SERCORE, durante la próxima hora?"
El interface de R2-D2 volvió a su sitio y giró. He hizo una serie de ruidosos zumbidos. Luego él emitió
un corto y sonoro pitido.
"Cinco," Luke le dijo a Anakin.
Anakin alisó su túnica. "Nosotros podemos ocuparnos de eso."
"Sin hacer enemigos," Luke enfatizó. "Nosotros vamos a ser civilizados."
"En otras palabras," Anakin dijo, "nosotros vamos a actuar como Caballeros Jedi."
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Durgard Brarun abrazó a su esposa, luego le entregó los controles de su carreta flotante y le dijo. "Yo
me reuniré con vosotros en cuanto pueda." Él odiaba quedarse, pero ella nunca habría dejado Bburru sin
esa reconfortante mentira.
Ella siguió a su hijo y nuera por la rampa, hacia el transbordador de horario prefijado.
Ahora todo estaba en sitio. Cuando Brarun había oído que SELCORE estaba buscando un lugar de
acogida para millones de refugiados, él había tenido la misma reacción que la mayoría de los Duros: ¡No
en mi planeta! Una segunda reacción fue tomando forma más lentamente. Si los Yuuzhan Vong
empezaban en algún momento a mirar en esta dirección en busca de una base avanzada -y él nunca tuvo
la menor duda de que ese día llegaría- entonces la vida de miles o millones de refugiados serían un
excelente moneda de de cambio.
Para su mentalidad, ellos ya estaban condenados. Ellos simplemente retrasarían su destino durante un
mes, quizás un año.
De manera que aceptó el trato con SELCORE y compró un puñado de votos entre las Casas Altas de
Duros. Él alentó los gestos teatrales de Ducilla, sabiendo que otros Duros no querían a los refugiados
aquí. Algún día, su gente se lo agradecería. Sus conexiones con la Brigada de la Paz le asegurarían que el
almirante Yuuzhan Vong, o Maestro de guerra, probablemente aceptaría intercambiar la no destrucción de
las veinte ciudades orbitales a cambio de la vida de todos aquellos refugiados.
Sin embargo, por si acaso, él había enviado a su familia a pasar unas vacaciones en Urrdorf.
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El sirviente que trajo la siguiente comida de Jacen llevaba un uniforme de CorDuro, pero su cráneo
aplanado tenía la forma de una brillante turquesa. Plateadas cejas en forma de cresta se estrechaban en las
prominentes protuberancias a ambos lados de su frente.
¿Un Sunesi?
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"Déjalo justo ahí." Jacen se apartó de la ventana redonda y le señaló una larga mesa junto a su cama.
"¿Quién eres tú? ¿Querías alguna cosa?"
El Sunesi depositó la cubierta bandeja con comida. "Mi nombre es Gnosos, aunque no espero que
usted se acuerdo de eso. Lo más importante, yo tengo una cosa para usted." Él le alargó una de sus manos
color turquesa.
Jacen tomó con gran cautela una tarjeta de datos de la mano del alienígena de reluciente colorido. "¿Y
esto es...?" preguntó.
"Contiene mi impresión vocal, la cual le servirá para abrir una vaina flotante en la plaza treinta, de la
segunda planta del garaje. Creo que probablemente tú la necesitarás para poder dejar apresuradamente la
hospitalidad del Vice-Director Brarun."
Sobresaltado, Jacen tocó sus labios con un dedo y gesticuló hacia los dispositivos de escucha que él
había encontrado -pero no desactivado-.
El Sunesi extendió sus manos. "Mi gente puede ocultar nuestra conversación o cualquier otra con
ruidos de ultra-frecuencia de fondo. Eso destroza tales dispositivos como aquel que usted me está
indicando."
Intrigado, Jacen se metió la tarjeta de datos en un bolsillo. Él intentó, sin usar la Fuerza, conseguir
descifrar la actitud de... Gnosos. El Sunesi mantenía un aire de serenidad que Jacen no había visto antes
en nadie, ni siquiera en su tío, desde los primeros informes de las incursiones de los Yuuzhan Vong.
"¿Por qué?" él preguntó. Mientras él hablaba, la boca de Gnosos se abrió ligeramente, pero Jacen no
captó ningún sonido que pudiera captar su rango auditivo. "Yo quiero decir, gracias," Jacen continuó,
"pero..."
"Como el Hacedor me la dio, yo te la doy a ti."
"¿Hacedor?" Entonces Jacen recordó. El monoteista Sunesi pasaba por una peligrosa metamorfosis
entre sus estados juvenil y adulto. Supuestamente, sobrevivir a ese cambio les predisponía a creer en la
vida después de la muerte.
"Hacedor y Donador." El Sunesi alargó sus manos. "Para mi gente, la variedad interminable de
universo implica la presencia de un Maestro Hacedor, uno con hermosa y gloriosa creatividad y
sentimiento. Y también, un cierto sentido del humor."
Cabezas hinchadas, los imperiales habían llamado a los Sunesi, por esas prominentes protuberancias
craneales. Jacen dio unos golpecitos a la tarjeta de datos dentro del bolsillo de su torso. "Quizás esta vez,
la broma sea Transporte CorDuro."
Su extendió de nuevo sus manos largas y lisas. "Un pensamiento excelente". Él se apresuró a
marcharse.
Y qué tiene prisa por marcharse, Jacen pensó para sí. Si la teología de su invitado cronometrando
asustadizo, Jacen reflejó. Si la teología de su invitado tuviera algo que ver con la realidad, entonces la
Fuerza no sólo se negaría a ser abandonada, pero de momento algo o alguien estaban echándole una mano
para mostrarle a Jacen el siguiente paso lógico a adaptar.
"Gracias," Jacen musitó calladamente estas palabras.
----------
Luke pasó su ID por un lector en un tenderete de motos flotantes justo a las afueras del hostal,
alquilando dos unidades, y montando uno en cada una. Conduciendo prudentemente, él y Anakin llegaron
a la Estación Duggan diez minutos después. Por el momento, la gente les ignoró. Trabajadores de varias
especies, seguidos por droides en múltiples estados de reparación, atestaban el área de embarques y sus
alrededores.
Había tanto mundo en peligro. Él sólo tenía unos pocos meses para encontrar un lugar seguro para un
niño pequeño -y, siendo algo egoísta, para su madre-. Él sabía, sin embargo, que era mejor ir más allá de
desear o confiar en algo. Mara procuraría no poder a su niño en peligro, pero ella no evitaría la lucha
contra un enemigo al que deseaba enfrentarse, especialmente ahora que ella conocía la verdadera cara del
enemigo.
Él anduvo junto a Anakin. Resina había vuelto aquí una vez, después de Thrynni desapareciera. Para
entonces, también había desaparecido su informador. Mientras Luke y Anakin se aproximaban área que
R2-D2 le había indicado, Luke notó un volumen menor de gente. Pasaron algunas carretillas de carga
pesada, motos de trabajo, puertas de bahía de carga que se cerraban.
Al doblar la segunda curva de este corredor, su sentido del peligro se activó, produciéndole un sutil
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cosquilleo en la parte posterior de su mente. Justo delante, una barrera de mediana altura bloqueaba el
corredor. Vigilando el estrecho paso, estaban de pie tres toscos Gamorreanos y un Rodiano vestidos con
trajes de vuelo de CorDuro. Los uniformes de los gamorreanos abultaban en sus deformes cuerpos igual
que sacos de envío excesivamente cargados. En cambio el del Rodiano parecía medio-vacío.
Cinco, R2-D2 le había dicho. El supervisor del equipo de seguridad no parecía estar a la vista.
Suavemente, Luke le recordó a Anakin, "No te opongas. Pero cúbreme." Luego aceleró un poco el
paso, poniéndose unos cuantos metros por delante de su aprendiz.
El Rodiano avanzó -uno delgado, cuyo aspecto era el de alguien que siempre hubiera estado enfermo-.
"Área restringida," él dijo entre jadeos. "A menos que tengas autorización, te has equivocado de
corredor."
Luke metió la mano en un bolsillo del pecho. Simultáneamente, él sondeó con la Fuerza, aplicándola
suavemente contra la memoria del guardia. "Yo estoy buscando a una persona desaparecida. Mi grupo en
Coruscant apreciaría en gran manera tu ayuda." Él alargó un pequeño holo-cubo al guardia.
Esto era ciertamente demasiado fácil. Al igual que los Gamorreanos, los Rodianos eran notoriamente
mentalmente débiles, sus reacciones eran simples y violentas. Mientras el guardia presionaba el cubo, la
imagen del cuerpo ensangrentado de la aprendiz de Jedi, siendo arrojada por una esclusa de aire, le golpeó
a Luke igual que una dolorosa explosión. Por sus heridas, él supo que su muerte no había sido ni rápida,
ni sin sufrimiento.
¡Qué la fuerza este contigo, Thrynni Vae! Él luchó durante unos instantes por recuperar la compostura
y el autocontrol. En la memoria de los Jedi, él pondría una nota recordando a aquella llamada Thrynni que
dio su vida por la libertad de otros muchos.
Él no podía decírselo de momento a Tresina Lobi.
Él tenía que ocuparse de la crisis de los refugiados, y la posibilidad de un inminente ataque. "Gracias
por tu ayuda. Estoy seguro de que estarás deseando de que nos vayamos ya." Luke retrocedió unos pasos,
se dio la vuelta y comenzó a alejarse.
Anakin permanecía dubitativo a unos cuatro metros, equilibrando su peso sobre ambos pies,
manteniendo sus manos sueltas a ambos costados. Una buena postura para cubrirle, pero que resultado un
tanto obvia.
"Esperad un minuto," Una ronca voz gangosa surgió por detrás de Luke.
Luke se volvió lentamente.
El quinto miembro del equipo de seguridad había llegado: un macho Duros, inusualmente alto, vestido
con un pulcro mono marrón rojizo con la insignia de CorDuro sobre el lado derecho de su pecho. Luke
oyó más pies moverse cautelosamente por detrás de su espalda -incluso por detrás de Anakin- a juzgar por
lo débil que sonaban sus pisadas. Varias mentes más fueron detectadas por su conciencia mental.
Luke mantuvo sus manos colgando en sus costados, pero extendió sus sentidos en todas direcciones,
consiguiendo un enlace a través de la Fuerza, entre él mismo, el muelle, los mamparos y los empleados de
CorDuro. Que ahora ya eran diez.
Él se tomó un breve instante para asegurarse de que ninguno de ellos era un Yuuzhan Vong
enmascarado.
Entonces él hizo una ligera reverencia al supervisor. "Uno de los míos desapareció hace varias
semanas. Yo he estado investigando por su paradero. Nosotros hemos hablado con el Vice-Director
Brarun sobre esto." Una verdad a medias, por lo que su conciencia sufrió una ligera punzada de culpa al
sugerir que Brarun había autorizado esta investigación. Incluso después de todos estos años, él
despreciaba escudar una mentira detrás del clásico "depende del punto de vista con que lo mires."
"¿Le importaría venir conmigo mientras verifico eso?" El de seguridad recalcó esto como una petición,
pero su lenguaje corporal no dejaba lugar a dudas, de cuales eran sus intenciones.
"No, no lo haré," Luke dijo con tono calmado. "Siento haber molestado a su personal."
Él se dio la vuelta por segunda vez. Dando dos pasas hacia Anakin.
Su pie izquierda estaba a punto de tocar el suelo cuando la espada láser de Anakin surgió del bolsillo
donde él la tenía oculta. Se encendió con un chisporroteo reconocible en cualquier lugar de la Nueva
República. Detrás de Anakin, un sobresaltado Rodiano de CorDuro con traje marrón y rojo retrocedió.

Desplegando sus manos vacías, Luke siguió caminando.


"Cogedlos," el supervisor gruñó.
102
Luke giró sobre si mismo, activando su espada láser. Dos gamorreanos se dirigían hacia él, dos hacia
Anakin. El resto del personal de CorDuro dudaba. Los ojos de Anakin relucieron, su barbilla se tensó con
rabia. Los guardias blandías desintegrados de fabricación local, ofreciendo un pequeño desafió a los Jedi.
Pero Luke no quería tener enfrentamientos y hacer nuevos enemigos. Ahora él vería como de bien
había entrenado a Anakin. Él calculo el ángulo de llegado de los guardias y luego sondeó la Fuerza con
una mano, manejándola sutilmente. Los cuatro guardias se lanzaron sobre él.
Él dio un salto mortal apartándose y dejándoles que se amontonaran en un confuso montón, mientras él
aterrizaba delicadamente entre Anakin y el supervisor.
"Nosotros no queremos herirles," Luke dijo, "pero ustedes no pueden retenernos."
Para satisfacción suya, Anakin mantuvo su posición, listo para golpear, pero sólo si era necesario.
"Skywalker," el supervisor murmuró, "Esto es cosa tuya. Una especia de aviso, no."
Luke alzó su cabeza.
"Marchaos de Bburru. Vuestra gente no es bienvenida aquí."
Luke extendió sus manos. "Nos iremos, en cuanto hayamos terminado con el asunto que nos trajo aquí.
Uno de tus empleados, se acuerda de la mujer a la que yo estoy buscando."
"¿De manera que usted quiere hablar con él?"
"Él recuerda a verla visto muerta."
Los labios del supervisor se contrajeron en una mueca de desprecio. "Entonces mátele. Lo justo es
justo: Vida por vida."
Luke negó con la cabeza. "Yo espero que usted castigue al personal a sus órdenes. Yo volveré para
comprobarlo."
De nuevo él se giró sobre un talón y se alejó. Sintió como Anakin le seguía, un tanto defraudado pero
manteniéndose en alerta.
Anakin era joven. Él quería hacer un nombre, así como Jacen quería marcar una diferencia.
La imagen del cuerpo ensangrentado de Thrynni Vae regresó a su mente, y por un momento, Luke se
preguntó como se enfrentaría a su hermana si a cualquiera de sus hijos Jedi sufría un destino similar.

Capítulo 20.
Leia apenas si había dejado de moverse, o dar órdenes, desde que Mara le transmitió la información de
que Dassid Cree'Ar realmente era Nom Anor, el desenmascarada agitador de Rhommamool -y además era
un Yuuzhan Vong-. Jadeante por la carrera que se había dado para ir al edificio de investigación y volver,
ella se dejó caer en la silla de su centro de comunicaciones, cerca de la entrada principal y el área de
cuarentena. C-3PO estaba de pie en otro terminal, realizando análisis de comprobación de todas y cada
una de las investigaciones que Cree'Ar de las que hubiera dado cuenta. ¿Cuántos de los trabajos de
regeneración habría él sido capaz de sabotear? ella se preguntó. "¡Todo este trabajo, cuyo sentido era
lograr un futuro para los refugiados desterrados! ¿Habría él plantado organismos destructivos ahí afuera?
Y...
"Hay esta el origen de nuestros ojos blancuzcos," La voz de Han resonó a través del comunicador. Él
había ocultado el Halcón Milenario de miradas indiscretas, en una quebrada cercana. SELCORE había
dejado un montón de antracita allí, para utilizarlo como combustible de emergencia en caso necesario, y
el Halcón -ahora de negro mate- se confundía con el terreno. Según los informes más actualizados, los
Yuuzhan Vong no parecían tener sensores capaces de descubrirlo.
"Y nosotros aún tenemos a más de un millar de personas en cuarentena. Ya sabes," ella dijo, "el simple
hecho de que Nom Amor estuviera aquí convierte a este mundo más en un objetivo que un refugio."
"No te excites tanto, amor"
"Los Yuuzhan Vong no invadieron Rhommamool," Randa insistió.
El Hutt se apretujaba contra una pared, encogiendo y flexionando sus manos pequeñas. Ella había
pensando en encerrarlo de manera permanente. Sin embargo, eso no sería correcto. Los Hutt también eran
refugiados. Ella nunca volvería a confiar en él, pero le quería cerca donde pudiera tenerlo bajo control.
Ella estaba determinada a darle la misma simpatía y respeto, que ella le daría, digamos, a un Ranat. Por lo
que ella le permitiría una cierta libertad, y una escolta: Basbakhan.
Han debía haberla oído por casualidad. "Ellos no lo querían. Ellos se limitaron a quedarse de pie y
observar los locales ardiendo como una tea. Y mira cuan lejos parece haber llegado él con los Duros."
C-3PO se inclinó sobre su consola, en silencio -como le habían ordenado-. Él había recitado las
103
desventajas de la aniquilación hasta que ella amenazó finalmente con apagarlo.
"¿Vas a hablar con la Casa Alta de los Duros?" Han preguntó.
"Tan pronto como yo pueda conseguir una buena transmisión con Coruscant. Y después me aseguraré
de que nuestra gente ahí abajo no se haya matado los unos a los otros. Anoche yo tuve tres informes de
incidentes con Ryn."
"¿Qué tipo de informes?"
"Conflictos. Me supongo que probablemente sólo sean unos rumores, alguien intentando dar
problemas." Ella vaciló. "¿Pero por si acaso, dónde está Droma?"
"Rondando por ahí."
Rumores, Leia concluyó, y esta vez ella se alegró. "Han, nosotros necesitamos planes de contingencia
para la evacuación. Nosotros tenemos media docena de naves almacenadas que SELCORE no quiso
arriesgarse a hacerlas despegar de nuevo. Creo que Jaina no ha terminado aún de revisarlas. Díselo a
Droma..."
"Si SELCORE la dejó aquí abandonadas, ahora son nuestras."
C-3PO's giró la cabeza. Él gesticuló frenéticamente con ambas manos.
"Eso está bien," Leia le dijo con tono severo. "Bien, Han. Nosotros tenemos que salvar tantas vidas
como nos sea posible... ya. Comienza a subir gente a bordo de las naves. Especialmente los Vors."
"Y todo los droides que nosotros podamos encontrar," él dijo. "Si los Vogn llegan hasta aquí, ellos
serán hechos añicos. Eso incluye a Vara de oro. Tráelo hasta aquí. En piezas, si es necesario."
Leia apagó el comunicador. "Vamos, Threepio," ella dijo amablemente. "suavemente. "Vamos a bordo
antes de que los Yuuzhan Vong aparezcan. Nosotros te necesitamos."
Él ya estaba saliendo por la puerta.
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"¿De manera que el Almirante Wuht tiene una cierta debilidad por los militares heridos?" Mara
preguntó con suavidad.
"Así parece."
Jaina parecía de nuevo completamente despierta, permanecía echada sobre uno de las camas del hostal.
Al poco de que Luke y Anakin se hubieran marchado en su misión de reconocimiento, Jaina había caído
rendida y felizmente dormida. Hábito del buen piloto de cazas.
Mara se levantó de su catre considerablemente menos contenta, pensando en las cosas que debería
haber hecho antes de descansar. Pero si así lo hiciera, ella nunca se acostaría.
"Artoo, consígueme una comunicación con la oficina del Almirante Wuth."
R2-D2 silbó un pequeño saludo. Al poco, la imagen de un ayudante apareció en el tablero holográfico
del cuarto.
"Ustedes tienen un grave problema entre manos, Mayor." Mara le hizo un esbozo de lo que habían
descubierto.
El ayudante militar contestó con aspereza. "Ustedes pueden pensar que nuestro personal son culpables
de complicidad con la Brigada de la Paz." dijo. "Eso no es verdad. Nosotros detestamos haber tenido que
abrir nuestras puertas a los refugiados, pero nunca conspiraríamos para vender sus vidas. Nosotros
avisaremos para que se inicie una investigación sobre Transportes CorDuro."
"Puede que no haya tiempo para eso," Mara dijo. "Lo mejor será que pongan a su grupo de batalla en
alerta."
Luke y Anakin retornaron al poco con las malas noticias sobre Thrynni Vae, y el rápidamente
cambiante humor de Ciudad Bburru.
Y en la cena. Mara insistió. "Entonces lo mejor será recuperemos a Jacen y que vayamos por el Ala-X
de Anakin."
"Vale," Anakin dijo, con una barrida nutritiva a medio tragar.
Mara miró a Luke por encima de una brocheta de kroyie a medio comer. "Jaina y yo hacer despegar a
la Sombra mientras tú y Anakin vais por Jacen."
Luke negó con la cabeza. "Ellos saben que estoy aquí y vigilaran todos mis movimientos, lo cual no
les resultara muy difícil pues soy muy conocido, pero ellos no conocen tanto a Jaina y Anakin."

Mara frunció el ceño. "¿Qué tienes en mente?"


"Tú y yo podríamos crear un diversión. Ha habido charlas y discursos junto a la casa de Brarun, abajo
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en la plaza. Nosotros iremos a hablar con ellos... abiertamente. Mientras nosotros lo hacemos, Jaina y
Anakin podrán escabullirse dentro de la casa y sacar a Jacen. Nosotros nos reuniremos en el muelle de
carga."
R2-D2 soltó una serie de bip.
"Ok," Luke dijo, "nosotros no os dejaremos solos. Vosotros iréis con Mara y conmigo. Pase lo que
pase," él dijo con tono suave pero firme, "ningún Duros resultará herido a menos que sea cosa de vida o
muerte para nosotros. Anakin, Jaina ¿Entendido? Vosotros nos daréis diez minutos de ventaja y luego
salid"
Ellos asintieron.
Después de asearse, Luke y Mara bajaron por el ascensor.
"¿Cómo está el estado mental de Jacen?" Mara murmuró. "Tú has contacto con él, desde..." Ella dejó
en el aire la interrogante.
"Él no respondió cuando yo le llamé por el comunicador hace una hora. La gente de Brarun podría
habérselo llevado ya."
¿Y él no quería entrometerse en las emociones de Jacen desde la distancia? Mara meneó la cabeza.
Desde el principio, ella le había aconsejado a Luke que usara la fuerza con cautela. Ella nunca soñó que
Jacen se lo tomaría tan al pie de la letra.
De nuevo, ellos montaron en motos-flotantes. Luke alquiló una con sidecar. Él ayudo a R2-D2 a
acoplarse en su sitio antes de subirse al vehículo.
Mara alquiló una segunda motocicleta; una con dos asientos para traer a Jacen. "Listo," ella dijo,
montándose sobre el estrecho asiento delantero.
Ella se quedó un poco por detrás de Luke, ligeramente a su derecha, mezclándose en el tráfico interno
de la avenida.
Bajo un conjunto de luces tan alto por encima suyo que la ilusión de la luz del día casi le resultaba
convincente a Mara, la plaza de Bburru estaba dominado por cuatro altos edificios de viviendas. Los
edificios ascendían tan alto como las abrazaderas diagonales, alcanzando la parte central de la plaza como
los radios de una rueda. Un parque verde los rodeaba. A lo largo de cada una de las construcciones, una
multitud se había reunido alrededor de una plataforma que era considerablemente más alta que aquella
que Mara vio en Puerto Duggan. Desde varias direcciones, Duros estaban llegando hasta allí a pie o en
motocicletas-flotantes.
Luke fue hacía una plataforma de aparcamiento cerca de un par de árboles que se inclinaba por el peso
en sus ramas de musgo y parras. Mara le dejó a él reconocer la situación y encontró otro aparcamiento un
poco más lejos.
Ella esperó que sus sospechas estuvieran equivocadas. Si los Yuuzhan Vong descargaban un golpe
aquí, los Duros probablemente acabarían tan muertos como los refugiados.
Luke paseó hasta encontrarse con ella. El viento había desmelenado su pelo y puesto algo de color en
sus mejillas. A ella le gustaba el efecto, y ella se demoró sólo el tiempo justo para fijar su mirada y
asegurarse que él recibiera el mensaje. Una cálida sensación creció dentro de Luke en lo más profundo de
su mente.
"Jacen está ahí arriba, ¿Lo captas?" Ella se dio la vuelta y miró al edificio más cercano a la multitud
que se iba reuniendo. Obviamente, su espectáculo era únicamente una maniobra de distracción.
En eso momento ella reconoció al Duros sobre la plataforma: Ducilla, la hermana de Brarun. "Uno,
sólo, es fuerza. Uno, solo, es unidad." Su voz, claramente audible mientras entraban andando en la plaza,
quedó en silencio. Los Duros se apartaron del camino de Luke y Mara, agitando sus alargadas cabeza y
creando un pasillo. Mara se dio cuenta de que ella y Luke estaban dejando que fueran rodeados, pero ella
aún no captaba ninguna señal de peligro por ahora.
Ellos se aproximaron a la plataforma elevada. Dos duros más altos y fuertes de pie por detrás de
Ducilla, lucían desintegradores nuevos de la marca Merr-Sonn.
No era ninguna sorpresa que los Duros retrocedieran ante su presencia. Divertida, Mara se mantuvo
alejada unos cuantos metros de Luke. Ellos dos podrían necesitar esa distancia para poder girar sus
espadas láser.
Al acercarse, los duros hicieron sonoros ruidos de desagrado mientras Luke alcanzaba un espacio
abierto justo debajo de la plataforma.
"Un individuo, solo, puede ser fuerte," él volvió a anunciar, y Mara se vio sorprendida por como de
105
bien sonó su recia voz. Ducilla devolvió a llamar, y Mara era sorprendido por qué bien su voz llevada.
Ducilla debía haber instalado un campo de transmisión acústica de manera que ella llevar mejor su
mensaje a la muchedumbre. "¿Pero cuanto más fuerte son dos," Luke preguntó, "cuando pueden ayudarse
el uno al otro?"
La sonrisa sin labios de Ducilla se amplió. "El Jedi," dijo, burlándose de él con un soniquete. "Los
últimos discípulos de la interdependencia. Vosotros sois débiles debido a vuestra diversidad. Vosotros
empujáis en demasiadas direcciones."
Mara habrían discutido esa declaración, pero Luke lo usó como un boomerang para contraatacar. "Hay
gente en la Nueva República, gente diversa, que necesita ayuda desesperadamente. ¿No podríais vosotros
apartar a un lado vuestras frustraciones y miedos por unos instantes, y echarles una mano a las personas
más débiles e indefensas que ustedes?"
Detrás Mara, hubo un coro de gritos. "SELCORE no tenía negociar con nuestro mundo..." "Los
refugiados en nuestro sistema nos convierten en un objetivo para los Yuuzhan Vong"
"Si usted ha venido a Duro esperando llevarnos de vuelta al redil," Ducilla dijo, extendiendo sus
manos, "creo que como tú puedes ver has cometido un gran error."
"Nada de error," Luke insistió. "SELCORE os ha ofrecido reconstruir vuestro planeta de origen, a
cambio de vuestra ayuda en el transporte de suministros a su superficie... por el cual vuestros hermanos
del ramo del transporte están siendo recompensados generosamente."
Sus mejillas grises adquirieron un tono más oscuro.
Luke prosiguió. "SELCORE está demasiado ocupada y desplegada para utilizar sus propias naves de
carga. Es más fácil traerlos en grandes fletes, y contar con vuestra propia red de distribución..."
Los Duros le silbaron.
Mara alzó la mirada hacia el edificio de viviendas, intentando sentir la presencia de Jacen detrás de
cualquier de las grandes ventanas redondas. Él estaba allí, de acuerdo, pero ella no podía precisar con
certeza el lugar. R2-D2 permanecía erguido donde Luke lo había dejado, entre el sidecar de la mota y una
cuadrada unidad automática de limpieza para las calles, sus grandes brazos barredores plegados sobre su
voluminosa panza. Jaina y Anakin estaban llegando desde diferentes direcciones. Jaina aparcó su moto y
desapareció dentro del edificio de viviendas. Anakin se deslizó entre la muchedumbre y comenzó a
avanzar.
Mara frunció el ceño. Esas no eran sus órdenes.
Ducilla irguió su cabeza. "¿Jedi," ella clamó, "has predicado su filosofía de luz y oscuridad, de
conocimiento y sabiduría, y qué hemos conseguido con ello? ¡Violencia y miedo!"
Murmullos de aprobación rodearon a Mara.
"Dominación y olvido."
Los murmullos aumentaron de intensidad.
La mirada de Luke se desvió de su antagonista unos instantes. Él se dio cuenta de que Anakin se estaba
acercando, y esa extraña determinación exaltada que emanaba del chico. La barbilla de Luke se tensó,
haciéndole parecer irritado -pero sólo durante un momento-. Luego sus labios se contrajeron.
"¿Cuántos de los problemas de la Nueva República -ahora mismo- pueden ser culpa de los Jedi?"
Ducilla clamó.
¿Y cuánto de lo que tú estas diciendo, Mara se preguntó, ha sido dictado por Nom Amor?
Anakin alcanzó la plataforma, puso sus dos manos en el borde, y realizó un salto mortal empujado por
la Fuerza. Quedó entre los guardaespaldas de Ducilla, quienes desenfundaron sus desintegradores. Casi
sin querer, Anakin tumbó a unos de los Duros haciéndole un barrido con su pie izquierdo. El otro guardia
disparó, pero la espada láser de Anakin ya estaba en funcionamiento. Él desvió el disparo, luego hizo
luminoso barrido con su espada y rebanó en dos el desintegrador.
¡Mierda de crío! ¿Qué demonios intentaba hacer?
Luke se impulsó sobre la plataforma, gritando, "Esto no es lo que nosotros vinimos hacer aquí."
Para mayor susto y confusión de Mara, Anakin giró sobre si, y adoptó una postura de duelo. "Eso es
cierto," él gritó. "Esto es lo que nosotros debemos hacer."
Mientras Luke desenfundaba su espada láser, Anakin sonrió con sorna.
Mara retrocedió unos pasos. ¡Los dos se habían vuelto locos!
Luke avanzó, barriendo con su espada láser en un arco amplio, lento y reluciente. Anakin paró el golpe
fácilmente, las hojas chocaron, y mantuvo la postura.
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Entonces ella finalmente entendió. Anakin estaba desafiando a Luke para organizar una demostración
de distracción, aprovechándose de la fascinación de la gente por sus espadas láser. Ella tendía a olvidar
que la mayoría de los ciudadanos de la Nueva República no habían visto uno en toda su vida, así que
mucho menos a dos a la vez, siendo manejado de manera experta. Mientras la hoja verdosa se cruzaba
con la ligeramente púrpura de Anakin, ella medio sonrió. Los Duros a su alrededor la empujaron hacia la
plataforma.
Ella se preguntó si Luke querría hacer un discurso mientras él tenía toda su atención. Mientras Luke
apartaba de un empujón a Anakin, una mujer Duros cerca de Mara le dio un ligero codazo a su
compañero, y luego de nuevo se dio la vuelta para seguir mirando. Mara envió un pulso de la Fuerza,
arrancando de las manos al segundo guardaespaldas de Merr-Sonn una rama cubierta de parras. Ella
estaba deseando unirse con ellos en la plataforma, pero sabía que no era nada práctico. Ella podía
conseguir más aquí, vigilando atentamente todo lo que ocurría alrededor de la pelea ficticia.
Luke y Anakin se movieron realizando una ordena serie de movimiento de combate propios de un
duelo, intentando conseguir ventaja, amagos, paradas y ataques para coger al contrario fuera de posición,
en un intento de aumentar el tono dramático del duelo. La oradora Duros vio eclipsarse su figura y sus
guardaespaldas retrocedieron. Uno de los guardias sacó un comunicador y se puso de espalda a hablar por
él. A Mara eso no le gustó.
Abruptamente, Luke se salió de la secuencia clásica de golpes. Acelerando por sorpresa, él realizó un
giro bajo. Para conseguir que Anakin se desequilibrara.
Pero en lugar de eso, Anakin saltó hacia atrás, bloquean las hojas, y permaneciendo de pie.
Mara vio un ligero gesto de orgullo y satisfacción en el rostro de Luke.
Anakin forzó el para nada coreografiado ataque, siguiendo acuchillando con cortos y poderosos
golpes. Mara se vio un tanto sorprendida por la intensidad, el control, la gran exactitud del uso de la
Fuerza por parte de Anakin para anticiparse a Luke, realizando un presionante ataque más allá de las
clásicas paradas y bloqueos. Cuando a su vez Luke inició una ofensiva salvaje, chisporroteante,
empujando a Anakin a tener que enfrentarse a un nivel al que el joven Jedi nunca se había enfrentado
anteriormente. Mara supo que Luke, también, se sentía impresionado.
Ella se había sentido preocupada un tanto por las rivalidad entre los hermanos Solo. Ahora ella vio que
los entrenamientos y prácticas contra Jacen -tan similar en estilo, tan diferente en la ejecución- habían
hecho maduran tremendamente a Anakin.
Sólo un problema. La muchedumbre estaba aumentando en número, y mientras el guardaespaldas de
Ducilla devolvió su comunicador a su cinturón, Mara supo el público de Luke no permanecería
desarmado mucho tiempo más.
----------
Jacen estaba mirando a la multitud congregada que observaba el duelo ficticio cuando un tenue rudito
atrajo su atención.
Él se alejó de la ventana de transparacero. Él no había desactivado los dispositivos de escucha
instalando en la habitación, pero ahora él tenía un presentimiento -no gracias a la Fuerza, sólo un
presentimiento- que con Luke, Anakin y Mara a plena vista, doce plantas más abajo, esta podía ser Jaina.
Él hizo un rápido recorrido, recogiendo unos cuantos objetos antes de tocar el panel interior de
apertura de la puerta.
Este se deslizó abriéndose, y su hermana se introdujo dentro, "Hey," ella dijo.
Él echó un vistazo al otro lado de la puerta, mirando a derecha e izquierda, y se fijo en sus guardias,
caídos en suelo pero apoyados cómodamente contra la pared. Meneando su cabeza, él arrojó los objetos
en el regazo de unos de los inconscientes guardias, luego regresó a su cuarto y cerró la puerta.
"Eh," él dijo con tono sarcástico. "Menuda manera la tuya de visitar a un familiar."
Ella se había puesto un chaleco por encima de su traje de vuelo y su negro cinturón de herramientas. Él
también se fijo en la ajustada gorra.
"Hermoso peinado."
Ella le miró fijamente. Él había dejado su propia gorra junto a la cama. "Habla por ti. ¿Qué estás
haciendo aquí, esperando que el Holt se derrita?"
"Vice-director Brarun envió un mensaje de que había localizado al tío Luke haciendo preguntas en los
muelles. Él quiere hablar con los dos. ¿Quieres algo de kroyie frío?"
"Tienes que estar de broma." Jaina anduvo hacia la ventana. En lugar de mirar hacia afuera, ella se
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quedó de pie junto a ella y se asomó con gran cautela, mirando a ambos lados.
"Los únicos guardias están en el pasillo. Estaban en el pasillo," él se auto corrigió. "No parece que
ellos te dieran ningún tipo de problema."
"Como guardias, la verdad es que eran para impresionar, la verdad."
"Creo," él confesó, "que su verdadera misión era hacer saber a Brarun si yo decidía marcharme."
Jaina señaló abajo a la plataforma. Él simplemente era capaz de vez las chipas y llamaradas verdosas y
purpúreas de dos espadas láser entrechocando. "¿Ver eso?" ella le exigió. "Eso es en tu honor -una
distracción, para que yo pueda sacarte de aquí. Nosotros tenemos que bajar al planeta, a Gateway."
"¿Es necesario todo esto? Yo estoy esperando a tener una conversación con el Vice-director..."
Ella se dio la vuelta. "¿Eres tú remotamente consciente de los que esta ocurriendo a tu alrededor?"
"¿Cómo es eso posible?" él preguntó con tono amable. "¿Acaso has recuperado ya por completo la
visión?"
"Bien, en primer lugar, yo ya me había olvidado de cuan grande se están volviendo tu nariz y tu
barbilla."
Él soltó un resoplido. Sus rasgos se habían endurecido, este año. Anteriormente habían parecido un
tanto femeninos durante tres o cuatro años -las injustas desventajas de carácter temporal de tener por
gemelo a una hermana-.
"Escuche," ella dijo. "Tía Mara y yo descubrimos la presencia de un espía de los Yuuzhan Vong allí
abajo en Gateway, y él casi nos mata a las dos." Ella se levantó un poco la gorra para mostrar una tira
sintopiel justo por encima de su oreja derecha. "Y el tío Luke ha encontrado conexiones entre tu
apreciado vice-director y la Brigada de la Paz."
Jacen sintió como se le contraían las tripas. "¿Fue por eso por lo que Brarun se sintió tan ansioso de
tener un Jedi bajo custodia? ¿Por qué la Brigada de la Paz ha deducido que los Yuuzhan Vong quieren
neutralizarnos?"
"Denle una medalla al chico. Y mientras tanto, tú ahí sentado tranquilamente, sin enterarte de nada.
¿No escuchas para nada a la Fuerza? ¿Acaso no puedes notarlo? Algo está a punto de ocurrir. Otra vez."
Él introdujo sus manos en los bolsillos, sintiéndose culpable. "Ciertamente, yo... decidí dejar de usarla.
Completamente. Tío Luke me desafió, y yo... yo estoy cansado, Jaina. Si no puedo luchar la oscuridad
con oscuridad, entonces yo no puedo combatir la violencia con violencia. Yo me siento igual que si...
estuviera esperando que ocurriera algo."
Las cejas de ella se alzaron. "Lo que va a ocurrir es otra invasión, Jacen. Y tú vas a venir conmigo,
quieras o no quieras." Ella echó su chaleco hacia atrás y puso una de sus manos sobre la pistolera de un
desintegrador.
Sobresaltado, él se sentó sobre la cama. "¿Tú me obligarías a ir contigo?"
Jaina desenfundó el desintegrador, y él pudo ver que lo ponía en modo aturdir. "Tú puedes querer
convertirte en todo un héroe de tragedia griega," ella dijo, "pero eso no va a ocurrir. Si, hermano idiota.
Yo haré que vengas conmigo por las buenas o por las malas."
Él medio sonrió, casi aliviado. El universo le había dado un golpe bajo, y su visión le conducía hacia
un destino que él no era capaz de comprender, pero Jaina no había cambiado. Ella seguía sin madurar.
"Iré," dijo, alargando una de sus manos.
"¿Vas a disparar, si alguien abre fuego contra nosotros?"
"Supongo que tendré que hacerlo. Pero quizás no haga falta." Él sacó la tarjeta de datos de Gnosos.
"Nos han ofrecido el uso de una aero-vaina."
"¿De quien?" los ojos de Jaina se entrecerraron.
"Un Sunesi."
"¿Uno de esos predicadores extraños?"
Jacen se encogió de hombros. "Yo nunca he oído hablar de uno de ellos inmerso en el lado oscuro."
Frunciendo el entrecejo, Jaina cogió el desintegrador por la empuñadura y se lo arrojó -luego sacó un
segundo desintegrados de la doble pistolera cruzada de su cinturón de herramientas.
A continuación echó de nuevo un vistazo por la ventana. Frunció el ceño. "Uh-oh," dijo. "Quizás
nosotros no vayamos a ningún lado."
Si Luke había esperado para dar un discurso, ya era demasiado tarde. Mara oyó a alguien por detrás
suyo, disparar un arma -un pequeño BlasTech DW-5, por el sonido que hizo-. Luke hizo un barrio y
deflectó la lengua de fuego.
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Mara se dio la vuelta. Descubriendo al pistolero Duros, ella se abrió paso entre la multitud. Conseguir
equilibrar su peso para lanzar un golpe le resultó sencillo. Ella lo arrojó no muy bruscamente al suelo y lo
desarmó.
Entonces ella oyó a alguien disparar un arma lanzadora de dardos. Un murmullo creció, inarticulado,
pero claramente hostil. Mara no necesitó de su sexto sentido para detectar el peligro. Los agitadores
llegados hace unos instantes habían convertido a una tranquila muchedumbre de fascinados espectadores
en feroz chusma sedienta de sangre. Los duros que hasta hace un momento parecían hasta casi amistosos,
ahora se apartaban brutalmente los unos a los otros.
Alguien la agarró de su brazo izquierdo. Ella se echó a un lado y aprovechando el impulso de quien la
agarró, lo arrojó contra otros Duros, quienes se derrumbaron en confuso montón. Dos más, por detrás,
ella cruzó sus brazos sujetando al que iba en primer lugar, se agachó, y le hizo deslizarse por detrás de su
espalda, arrojándolo contra el rostro de su acompañante.
Ella flexionó las manos. Estaba un poco harta de vigilar a Luke y Anakin mientras eran ellos los que
acaparaban toda la diversión. Esta parecía una buena ocasión para desfogarse un poco, -y con tantos
Duros rodeándola y tan cerca, que ellos no podían disparar sus armas sin herirse entre ellos mismos. Esto
por lo tanto se convertía en un mano a mano, y Mara podía ocuparse de una cosa como esa sin
prácticamente despeinarse. Una patada alta giratoria, alimentada por su furia al haber tenido que dejar
escapar a Nom Amor, envió por los aires otro desintegrador hacia las ramas del árbol.
Sin embargo, si ella caía, su niño podía resultar herido. Ella enfocó rápida y eficientemente cada
amenaza que se presentó. Haciendo volar desintegrador tras desintegrador hacía el árbol cubierto con
parras. Media docena de duros corrieron hacia ella. Ella les dejó acercarse lo bastante para utilizarlos de
trampolín, dar un salto limpio, con dirección hacia la máquina de limpieza callejera y R2-D2. No muy
lejos por detrás suyo, ella sintió otro foco de violencia, fácilmente controlable: Luke y Anakin,
igualmente se habían hecho un hueco en el mismo centro de la agitada multitud.
Otro grupo de Duros se lanzó sobre R2-D2. Su ovalada cabeza giró a la izquierda y luego a la derecha.
Él soltó un chirriante chillido de pánico.
Mara tomó la ofensiva y usa la Fuerza para echar a un lado a los Duros. Uno de los atacantes de R2-D2
hizo intención de agarrarlo. Mara vio la llamarada de una descarga eléctrica, y el Duro fue lanzado hacia
atrás. Otro Duros intentó agarrarle, y R2-D2 también le dio una descarga.
Entonces un cuantos de ellos se subieron a la máquina de limpieza callejera, y la activaron.
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Jacen y Jaina evitaron el ascensor y casi de puntillas bajaron por las escaleras de emergencia. Cuando
habían bajado sólo dos plantas, Jacen oyó ruidos de pisadas por debajo. Retrocedió hacia Jaina, quien se
había puesto su máscara protectora. Los pasos estaba claro que subían hacia donde estaban ellos.
Entonces el sonido se detuvo.
Jacen se apretó contra la pared exterior, junto a su gemela. Él verificó por dos veces que el
desintegrador con el que no estaba familiarizado, para asegurarse de que estuviera en modo aturdidor.
Al tiempo que lo bajaba, Jaina se apartada bruscamente de la pared. Ella puso las dos manos en la
barandilla, brincó ágilmente y desapareció por el hueco.
Jacen imitó el salto de su hermana, aunque más lentamente. Oyó el chasquido de un desintegrador por
debajo de sus pies, y un segundo después, descubrió a tres Duros con el uniforme de Transportes
CorDuro -dos tumbados sobre las escaleras, y otro golpeado por una puerta. Jacen aturdió a este. Jaina ya
había descendido más allá de este nivel, brincó hacía un rellano de las escaleras, dirigiéndose hacia una
puerta lateral.
Jacen siguió, no gustándole lo que ellos habían hecho -nada en absoluto-. ¡Esto no era justo! Él era un
Jedi, entrenado para luchar y proteger a otro. Y así mismo.
"¡Por aquí!" Él indicó a Jaina la puerta de entrada a una planta de aparcamiento, luego introdujo la
tarjeta de datos en una hendidura de la pared.
Una vaina-voladora de dos asientos estaba en la fila más cercana con sus repulsores encendidos.
----------
El barredor de calles giró uno de sus largos brazos metálicos, apuntándolo hacia R2-D2. Mara no pudo
llegar hasta allí, a tiempo de detenerlo. R2-De salió volando por el aire, y un silbido de enfado surgió del
droide.
Detrás de R2-D2, Mara descubrió una vaina que salía volando de la segunda planta del complejo de
109
viviendas. Ella confirmó que Jacen y Jaina iban a bordo, luego se sumió en la Fuerza y con ella rozó a
Luke. Él y Anakin seguían actuando, manteniendo distraídos a los duros, y arrojándole al pavimento si
era necesario.
Mara se impulsó hacia una de las pesadas abrazaderas diagonales que estaban por encima del nivel de
la calle. Ella se aseguró de tener un buen asidero, luego controló la Fuerza, enfocándola en dirección a
R2-D2.
Éste cambió de curso en mitad del aire, saliendo disparado igual que un embotado proyectil plateado,
emitiendo silbidos de descontento.
Los duros se apartaron de su trayectoria de caída. La multitud que rodeaba a Luke y Anakin se
apartaron apresuradamente.
Luke inició una rápida carrera, dirigida tanto a alejarse de la ruta de escape de Jacen y Jaina, y
dirigiéndose hacia la moto-voladoras que Mara había aparcado. Anakin le seguía, aún con su espada láser
encendida. Mara guió a R2-D2 hacia ellos, luego cuidadosamente le posó en el suelo, de cara a su
dirección. Al instante, él sacó su tercera banda de rueda y rodó hacia adelante.
Ella exhaló pesadamente. La frase "el tamaño no importa" estaba clara que ella Luke no se la había
explicado del todo bien. La Fuerza tenía energía de sobra -pero dirigir su flujo aún le resultaba cansado en
exceso-. Ella se dejó caer, aterrizando suavemente sobre sus pies y luego corrió detrás de Luke. Justo
delante de ella, Anakin deflectó un trozo de basura que les habían lanzado con su espada láser.
"Haz que Artoo se oculte," ella le pidió. "Nosotros los recogeremos más tarde."
Luke subió a la moto voladora y la arrancó. Mara saltó sobre el segundo asiento. Luke aceleró de tal
manera que ella tuvo que agarrarse a él con ambos brazos para no caerse.
"No era exactamente -la distracción- que nosotros teníamos en mente." Ella resopló, poniendo su
barbilla sobre el hombro de él.
"Anakin cambió un poco el guión. No estuvo mal, sin embargo. Sólo un tanto confuso el plan de fuga."
Él dio un rodeo, pasando por encima de la muchedumbre que perseguía a Anakin y R2-D2, luego se
dirigió a la avenida más cercana, hacia un grupo de tiendas. Mara estiró su cuello para mirar hacia atrás.
Anakin se escabulló rodeando el edificio y desapareciendo de su campo de visión. La multitud se volvió,
siguiendo a Luke.
"¿Cómo vamos a conseguir nosotros llegar hasta la Sombra?" Dijo mantenido uno de sus brazos
alrededor de la cintura de Luke, mientras mantenía apartado tanto como le era posible su pelo de sus ojos
con la otra.
"Ya pensaré en algo."
"Piensa con rapidez, Skywalker". Ella sabía cuánto estaba él disfrutando con esto -pero ella se sentía
cansada-.
Sin embargo, ella no podía decirlo aún, pues sería una forma preocupar aún más a Luke, y que este se
hiciera aún más protector con ella.

Capítulo 21.
Jacen se enfundó unos inadecuados arneses de vuelo mientras Jaina pilotaba la vaina-flotante sobre un
recto bulevar de edificios con oficinas de empresas. Ella afirmó que podía ver perfectamente.
Cuando ella rodeó una esquina, tres vainas marcadas con la insignia triangular de CorDuro surgieron
tras ellos. "No reduzcas la velocidad," Le dijo a ella, Jacen, "pero..."
"¿Qué te hace pensar que yo iba a reducir la velocidad?"
"Pues que tenemos detrás a tres naves persiguiéndonos," dijo. "Ellas tienes la insignia de CorDuro."
"¿Qué significa eso?" Jaina aceleró hacia la rampa de aproximación para el Puerto Duggan de la vaina
pública de recorrido regular. Afortunadamente, el tráfico a primera hora de la tarde era escaso.
"¡No vayas por ese camino!" Él exclamó. "Será mejor usar un muelle privado. No seremos capaces de
acercarnos lo suficiente al muelle principal."
"Hay es donde Mara atracó la Sombra," ella gruñó, pero cambió el curso sin dudarlo, Eso es donde
Mara cercenó la Sombra," ella gruñó, pero ella cambió de curso sin dudar, deslizándose a toda velocidad
por el piso del segundó nivel, haciendo que se arrojaran a los lados a los paseantes de grisácea piel. "Sólo
dime si yo estoy a punto de darme con algo de pequeño tamaño."
Mirando a su máscara de protección, él rechinó los dientes.
"Vale," dijo. "¿Bien, que averiguasteis sobre Thrynni Vae y CorDuro?"
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"Y la Brigada de la Paz, creemos."
Ella le relató la historia a grandes rasgos, con constantes interrupciones por desvíos, bandazos y
regateos en mitad del tráfico. Por su manera de volar, él tuvo que reconocer que ella podía ver, casi del
todo bien, pero el faltaba el 'casi'.
"Todo lo que yo puedo decir," ella concluyó, "es que la muerte de Thrynni fue obra de alguien a las
órdenes de Brarun -no de SELCORE- y que mamá esta intentando llevar todo lo aprisa que puede a
nuevamente los refugiados hacia las naves de evacuación."
"Lo mejor sería que nosotros un miembro no corrupto del gobierno, y les informáramos sobre las
actividades de Brarun, y..."
"Oh, seguro," ella dijo. "Como que hay tiempo para eso. No seas ingenuo."
Jacen miró hacia atrás. "Ellos aún siguen detrás nuestro."
"¿Alguna nueva idea? ¿O nosotros nos limitamos a esperar que la policía local nos pare por exceso de
velocidad y nos ponga una multa?"
"Dame tu comunicador," él dijo. "Veré si puedo conseguir ayuda de tío Luke o tía Mara."
Cuando el comunicador chirrió, Mara se introdujo en un portal y giró su rostro hacia las oscuras
sombras de la calle. La cálida presencia de Luke se apretó contra la suya. Por el momento, ellos habían
eludido a sus perseguidores.
"Aquí Mara," ella dijo en voz baja.
"Nosotros estamos de camino," dijo la voz de Jacen, "pero no podemos acercarnos a la Sombra.
Buscaremos otra nave y nos encontraremos abajo en Gateway. "¿Estáis todos bien?"
"Si." Mara curvó sus dedos alrededor del comunicador. "Nosotros hemos estado..." como decirlo,
insultados, acosados. Ella sintió la angustia de Luke. Esas eran las personas que él quería ayudar.
"Ocupados," fue todo lo que dijo. "Si nosotros nos mostramos en público, es probable que los
alborotadores se pongan violentos. Por lo que estamos intentando pasar lo más inadvertidos posible."
"Entonces, nos vemos allí abajo."
Las luces diurnas de Bburru estaban apagándose. Mara apenas vislumbrar la abovedada parte superior
de R2-D2. Anakin permanecía vigilante encima de él, en un macetero. Ellos finalmente habían sido
capaces de despistar a su último perseguidor en este corredor residencial.
Mara se guardó el comunicador en el bolsillo.
"Vale." Luke sostenía su apagada espada láser en su mano derecha. "Veamos que es lo que Artoo nos
puede conseguir."
El pequeño droide les había alertado de que su cuarto en la hostería había sido allanado, registrado e
instalados dispositivos de seguimiento en sus pertenencias. No era un problema grave, pero si una
molestia. Esta ruta, sin embargo, era la más corta a la Sombra. Ellos simplemente tendrían que hacerla sin
disfraces.
Un poco más allá en la avenida había otro terminal público. Mara fue esta vez la que se quedó como
centinela, mientras Luke cubría la incursión para el acceso no autorizado por parte de R2-D2. Una vez
conseguida la información necesaria, regresaron a su posición inicial y ahora se disponían a marcharse.
Primero salió Luke deslizándose por debajo de los arbustos, junto con R2-D2. Ella les siguió, dejando una
distancia de unos cuatro metros, y pudo sentir que Anakin la seguía a una distancia parecida. Un grupo de
Duros paso por el otro lado del corredor. Ella pudo sentir como Luke usaba la Fuerza para dejar su lado
sumido en la oscuridad.
R2-D2 había encontrado un apartamento vacío con puerta exterior, donde ellos podrían descansar un
poco, tomar algo de alimento y esperar a que la situación se tranquilizara un poco en Bburru antes de
dirigirse hacia la Sombra.
Mientras ellas hacían una pausa en la entrada, Anakin pareció un tanto defraudado. "Vale, adelántate,"
ella le dijo. "Asegúrate que no haya nadie observándonos."
Algo más contento, agarró un puñado de barras alimenticias concentradas y salió fuera.
Mara se introdujo en un pequeño y estrecho puesto de comidas.
"Recuéstate," Luke dijo con tono suave, sentándose en el borde del banco. "Por favor."
Ella se recostó a su lado, dejando reposar su cabeza sobre el hombro de él. Ella no se dormiría. No
había tiempo.
"Se me hace raro, ¿No te parece?" ella preguntó.
Luke deslizó su brazo alrededor de su hombro. "¿Algo malo?"
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"No," ella dijo algo irónicamente. "Simplemente me resulta desconcertante."
"Oh. Apartarse y dejar que la gente joven coja la antorcha del releve generacional."
Mara asintió. "Nosotros aún tenemos tantas cosas que enseñarles. Ellos no están listos."
Luke apretó su mano en su hombro durante un instante. "Yo no estaba listo," él dijo con rotundidad.
"Al menos tú tuviste un buen entrenamiento. Yo no puedo creer la confianza que Obi-Wan debía tener,
cuando dejo que Vader... mi padre... le golpeara, en la primera Estrella de la Muerte."
"Confianza en ti," Mara le dijo.
"Y en la Fuerza". Luke apoyó su cabeza contra la de ella. "Tienes razón, esto no es fácil. Pero es por
eso por lo que yo no estoy tan preocupado por Jacen... como lo está Jaina."
"Cómo lo estoy ella," ella tuvo que admitir.
"La Fuerza es fuerte en él. Nosotros queremos mostrarle el camino correcto, y lo haremos lo mejor
posible para influir en su elección, pero al final..."
"Es su vida". Ella se esforzó por no soltar un bostezo. ¡Joder, estaba tan cansada! "Y la de Anakin, y la
de Jaina. Espero que tú no hayas estado intentando leer su futuro."
Luke meneó la cabeza. "Lo intenté una vez, hace unas semanas. El futuro siempre el algo en
movimiento, pero ahora los hilos del destino están tan enredados que cualquier cosa contradice a todas las
demás. Y solamente un futuro será el que finalmente se cumplirá."
"¿Misterioso, no te parece?"
Luke asintió. "Mara, ¿estás exhausta? ¿Me dejas que te reanime algo? Quiero decir, con la ayuda de la
Fuerza."
"Ya se lo que quieres decir." Granjero, ella quiso añadir en plan de broma, pero se contuvo. Siempre
tan inocente, aún después de casi siete años de matrimonio.
Y aun después de tanto tiempo, ella aún odiaba tener que ceder, ante él o cualquier otro, pero ella había
enseñado a los muchachos Solo que el trabajo en equipo significaba ayudarse los unos a los otros. La
parte más dura para ceder ante Luke había dado el primer paso.
De manera que ella extendió su mano hacia él.
"Sí," ella dijo, y este sonó como un suspiro de alivio. "Por favor."
Esta alcanzó el borde de su aura espiritual, como el toque de una cálida luz blanquecina. Se extendió
en oleadas vigorosa, produciendo una sensación tan acariciante y encantadora como la del oleaje de la
marea en Mon Calamar. Ella se zambulló en su interior, la inhaló, se bañó en ella. Ella disfrutó de las
oleadas de gratificante renovación, y entonces la arrojó de vuelta hacia Luke con tanta fuerza como le fue
posible.
Cuando ella abrió los ojos, estaba echada junto a él, teniendo sus brazos y cuerpo retorcidos contra el
suyo, y él tenía sus labios aplastados contra los suyos.
Ella cerró sus ojos y se abrazó a él todavía con más fuerza, para demostrarle todo su amor.
----------
Jacen se aseguró todo lo que pudo mientras Jaina pasaba rozando los edificios comerciales. Este parte
de la ciudad no era lo suficientemente intrincada para poder despistar a sus perseguidores, y el motor de la
vaina-volante no era de los más potentes.
¿Qué podía esperar él de la posesión de un predicador? "Intenta salir de su campo de visión durante
unos segundos." Jacen sugirió. "Luego ponlo en piloto-automático, y nosotros saltaremos."
"Oh, gran idea. Magnífica."
"¿Tienes una mejor?"
Ella rodeó una esquina casi al instante, aceleró a toda velocidad durante varios segundos, luego se
desvió hacia un callejón lateral.
"Vale," ella dijo, pulsando unas palancas. "¡Fuera!."
Ella hizo saltar la compuerta de la vaina que aún seguía circulando a una velocidad impresionante,
pulsó uno de los botones de la consola, y saltó.
Él la siguió, aterrizando violentamente al no utilizar sus habilidades Jedi para amortiguar la caída. Al
menos él había sido entrenado para rodar sobre sí mismo, absorbiendo de esta manera la mayoría de la
fuerza del impacto.
"Por aquí," él la llamó.
Jaina se apresuró a incorporarse y le siguió al interior de un hueco entre los edificios.
"¿Estás bien?" Él la requirió.
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"Yo no soy el idiota que se está negando a usar la Fuerza."
Ellos esperaron durantes varios minutos, pero la persecución no se reanudo.
Él intentó disminuir la tensión del momento. "¿Cómo de bien eras capaz de ver?"
Ella se colocó su máscara protectora. "Yo volé, ¿no es así?"
"Sí, lo hiciste. Realmente bien."
"De acuerdo," Jaina dijo. "Nosotros vamos a ser Duros durante un rato."
Ella debía haber enmascarado sus rostros con ayuda de la Fuerza, ya que no tuvieron el menor
problema en conseguir llegar a un muelle privado, donde ella deslizó su mano por un lector de
identificación, y ellos tuvieron acceso a un pequeño transbordador privado.
Jacen entró y se abrochó las correas del asiento de pilote. Su conciencia le molestaba. Además del uso
abusivo y engañoso de la Fuerza por parte de Jaina, esto era un robo.
Pero él no quiso darle más vuelta al asunto, preocupándose más por la serie de violentas sacudidas que
sufría el transbordador en su viaje al domo de Gateway.
Jaina programó un curso que era poco más que una caída controlada desde la órbita geosincrónica de
las ciudades artificiales de los Duros.
"Directos ahí abajo," él murmuró.
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Ellos estaban en la fase de acercamiento final cuando se activó la unidad de comunicación.
"Transbordador en vector de acercamiento," una voz masculina dijo, "disminuya la velocidad e
identifíquese. Este domo está en estado de alerta máxima."
"Este es, um... NM-KO 2-8," Jacen dijo, frunciendo el ceño a Jaina mientras leía una placa de
identificación. "Decelerando ahora." Luego añadió. "¿Está la administradora Organa Solo disponible?
¿Mamá, estás ahí?"
La siguiente voz fue la de su madre. "Jacen," ella exclamó. "¿Están Jaina y Anakin contigo?"
"Sólo Jaina."
"Supongo que ella es la que está pilotando la nave," Leia dijo. "Reduce la velocidad un poco más
Jaina. ¿A cuántos pasajeros podrías meter en ese transbordador? ¿Es capaz de saltar al hiperespacio?"
Eso parecía premonitorio, después de lo que Jaina le había contado. "Haber..." Jacen ojeó el tablero de
control principal, luego echó un vistazo por encima de los asientos. "Sitio para cuatro o cinco, y hay una
unidad hiperespacial."
"Bien. Aparcarla..." Leia les dio las instrucciones de aterrizaje. Para sorpresa de Jacen, les dirigieron
hacia la entrada principal. Gateway debería mantenerla cerrada debido a la cuarentena.
Jaina deslizó la pequeña nave por debajo del borde de la densa niebla, hacia la bahía de aterrizaje justo
al cráter en ruinas. Figuras con trajes químicos anaranjados pululaban alrededor de varias naves de carga
y de transporte, limpiando de los residuos contaminantes de Duro receptáculos, antenas y pantallas
visoras, a la vez que entraban y salían por las compuertas de acceso. Jacen tomó una última respiración de
aire sin contaminar, luego siguió a Jaina hacia la más cercana rampa de abordaje.
Una vez en su extremo interior, él oyó a su madre dando una serie de órdenes. Giró hacia la izquierda,
siguiendo esa voz. Dentro de una habitación de bloques de dura-cemento que había sido la zona fuera de
límites durante la cuarentena, tres consolas reclinadas con pantallas holográficas se amontonaban bajo
una pequeña pantalla que representaba el espacio planetario. El cuarto olía igual que si alguien hubiera
comido y cenado aquí. Su madre estaba inclinada sobre una unidad de comunicación, vistiendo un
echarpe blanco enrollado varias vueltas alrededor de su cabeza - y su espada láser, balanceándose sobre
su modo azul de SELCORE.
Era una pena lo de su pelo. Si ella hubiera esperado unos días, podría haberlo conservado, -con la
cuarentena cancelada-.
Ella se dio la vuelta. "Jacen, Jaina, bien. Cargar ese transbordador y salid fuera del sistema planetario.
No creo que tengamos mucho tiempo."
"Hay sitio para ti abordo," Jaina avanzó. "Tú, Olmahk,..." Ella echó una mirada hacia la esquina más
alejada de la estancia y pudo captar una sombra grisácea. "Y quizás a otros dos."
"Yo no me puedo ir aún. Escapad ahora, antes de que los Yuuzhan Vong consigan llegar hasta aquí."
"Ellos tal vez no vengan."
Reconociendo la nueva voz, Jacen se dio la vuelta. "Hola, Randa," él saludó de mala gana.
113
El otro Noghri, Basbakhan, estaba de pie junto a Randa.
Leia se encogió de hombros. "Él no es más que un cero a la izquierda. Llévatelo contigo. Me harás un
favor."
"Yo me quedo," Jaina dijo con rotundidad, "si tú te quedas."
"Por favor, iros los dos," Leia dijo. "Antes de..."
Ella nunca pudo acabar esa frase. En el borde más alejado de la pantalla que mostraba el mapa del
espacio local, apareció una oleada de naves no identificadas. Hasta que la unidad analizados de amenazas
las identificar como amigas o enemigas, ellas brillaban en blanco, pero Jacen no tenía ninguna dura de
que el enemigo había llegado.
"Demasiado tarde," Jaina masculló.
En la pantalla, entramados azules que representaban los escudos planetarios fueron apareciendo uno
tras otro rodeando a las ciudades orbitales. A la derecha de Jacen, otra unidad de comunicación
-evidentemente el enlace terrestre-orbital de Gateway con Bburru- comenzó a emitir un zumbido, seguido
por un breve mensaje de una voz femenina.
"Atención, a todos los residentes del plante. Este es un mensaje de las Fuerzas de Defensa de Duro.
Vayan a los refugios de emerrrrgencia. No realicen vuelos espaciales. Este sistema estaba bajo ataque."
Leia Se lanzó hacia la otra consola, golpeando violentamente uno de los mandos, y se inclinó.
"Atención, Domo de Gateway. Soy la Administrador Organa Solo. Si ustedes tienes sus órdenes de
embarque, repórtense inmediatamente a su transporte correspondiente. Si aún no tienen asignado un
transporte, vayan a su refugio de emergencia asignado. No se permite llevar pertenencias o enseres."
"Y aquí nosotros vamos de nuevo a la aventura," ella murmuró en voz baja.
Jacen avanzó. "¿En que puedo ayudar?"
Círculos oscuros parecían haberse tragado los ojos de su madre. "Encuentra a tu padre," dijo. "Él no
responde por el comunicador. "Jaina, ¿Cómo están tus ojos? ¿Podrías manejar una unidad de
comunicación?"
"Claro. Por supuesto." Jaina se dejó caer en la silla que su madre había dejado vacía. "¿Um.. madre?"
Su tono de voz que también Jacen se diera la vuelta.
"¿Qué?" Leia demandó.
"Los escudos planetarios han sido levantados alrededor de todos los mundos en órbita, excepto en tres.
Bburru, y las ciudades a ambos lados de esta."
Jacen observó el despliegue. Azulados entramados rodeaban las ciudades orbitales y los domos
situados directamente bajos ellas, en un anillo alrededor del ecuador de Duro -excepto para la zona de
Gateway-.
Él interceptó la fija mirada de su hermana. "Sabotaje," Jaina exclamó. "Mamá, nosotros somos la zona
cero del ataque."
"Vete, Jacen. Sal de aquí," Leia exclamó. "Díselo a tu padre."
Jacen salió por la puerta a toda velocidad. Una mezcolanza de gentes de diferentes especies se
agolpaba, empujándose hombro con hombro, viajó con él hacia la entrada principal. Él se detuvo para
aupar a un asustado niño Chandra-Fan sobre sus hombros y ayudarle a encontrar a su familia. En medio
de un grupo de humano un hombre de pelo canoso llevaba a un negro whisperkit sobre uno de sus
hombros. Tres niños le seguían de cerca. El más pequeño de ellos sonreía a la pequeña criatura de rostro
excéntrico. Los dos más mayores tenían los ojos llenos de espanto.
De manera que tampoco la mascota había sido rapada. Eso hizo que Jacen se sintiera extrañamente
alegre.
En el distrito de Tayana, los Ryns se congregaban alrededor de una de las ruinas más grandes, donde
una construcción de dos plantas con paredes aún se mantenía relativamente intacta. La tierra se
estremeció bajo sus pies. Jacen de nuevo volvió a correr.
Encima de un creciente montón de rocas rojizo-marrones estaba su padre de pie -llevando un antiguo
casco de carreras de piel, aunque rastro de pelo asomaban por delante y por detrás. Esto tenía que haber
sido otro gesto de solidaridad.
Más rocas se iban amontonando por detrás de la pila.
Jacen subió corriendo. "¿Qué puedo hacer yo?" Él gritó.
El rugido de debajo resultaba casi ensordecedor. Tenía que ser el equipo de perforación, excavando un
lugar para ocultarse.
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“Vale, regresa." Han se pasó una mugrienta manga por una de sus mejillas, luego le gritó nuevamente.
"Alguien me cogió mi comunicador. Cualquier que no pueda entrar en naves o tractores con orugas,
envíalos para acá. La gente de Romany comenzó este túnel hace tres días. Menos mal," él gruñó. "Si
nosotros no podemos evacuar a toda la gente fuera de Duro, al menos les ocultares en el complejo minero.
Vamos muévete, y echa una mano."
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Desde su puesto en el centro de comunicaciones, Jaina iba dando las órdenes de despegue. Dos
transportes se elevaron simultáneamente, cargadas más allá de su capacidad máxima con refugiados
asustados. Al mismo tiempo, tres tractores-oruga se movían pesadamente a las afueras del asentamiento,
dirigiéndose hacia Treinta y Dos y la caravana de naves Ryn. Ella medio oyó la voz de Jacen en el
comunicador de Leia diciéndola que había encontrado a papá. Entre transmisión y transmisión, ella
observaba atentamente la pequeña pantalla que mostraba el mapa del espacio local.
Ella alzó su máscara de protección, haciendo una prueba. Cuando miraba de soslayo por su derecha,
era capaz de poder enfocar los puntitos resplandecientes. Como esperaba, el enjambre entrante se volvió
repentinamente rojo. Se desplegaron, adoptando una clásica formación en ala. Un conjunto de puntos
azules -las Fuerzas de Defensa de Duro- se desplegó en formación de combate justo fura del hábitat
Bburru. Anakin ya le había mostrado el truco una vez.
La pantalla se borró. "¿Qué demonios estás haciendo?" Randa demandó.
Entonces la pantalla parpadeó, activándose de nuevo, mostrando el doble de campo espacial que había
mostrado anteriormente. El aullido de protesta de Randa se convirtió en grito de admiración.
Jaina enderezó su gorra, observando como uno de los brazos del arco rojo enderezó su gorra y mira un
brazo del arco rojo se partía y doblaba hacia atrás. Una de las ciudades de los duros sin escudo planetario,
Orr-Om, había sido sacada de su órbita geosincrónica. Ella se preguntó si sus estabilizadores también
habían sido saboteados, al igual que sus escudos. Manchas verdes salieron volando de sus muelles de
atraque, civiles intentando evacuarlo. Alrededor de ellas pululaban marcas rojizas que tenían que ser
naves enemigas. Las marcas verdes fueron desapareciendo casi tan rápidamente como habían aparecido.
Ella se sintió algo menos culpable de haber sustraído el transbordador. Habría sido vaporizado si
cualquier duros lo hubiera echo volar en estos momentos.
Aunque ella apretó con fuerza sus puños. En su mente, ella estaba agarrando el timón y pisando el
acelerador, extrayendo todo gramo de potencia que ella pudiera sacar de los motores sublumínicos de su
Ala-X. ¡Ella no podía aguantar esto, sin hacer nada!
Pero ella tampoco podía dejar de mirar. Una de las marcas más grandes retrocedió hacia el hábitat
flotante. Increíblemente, Jaina vio como la marca arremetía directamente contra sus muelles de atraque
exteriores.
Ella se quedó boquiabierta. ¿Qué tipo de bestia habían traído esta vez los Yuuzhan Vong?
Una media docena de puntos azules persiguieron a la enorme marca roja. Las otras retrocedieron para
defender Bburru y sus astilleros. Desde el otro lado del planeta, el crucero ligero Mon Cal Poesy
aceleraba para dirigirse a este cuadrante. Jaina se había vuelto a colocar sus gafas protectoras. Con
catorce baterías de turboláseres, dieciocho cañones de iones, media docena de potentes proyectores de
haces tractores, y sus fabulosos escudos, este navío podía marcar diferencias.
Entonces una voz extraña, con acentuado acento atronó a través de varios canales de comunicación.
"Regresad a vuestras ciudades y asentamientos," dijo "Nosotros le ofrecemos la paz. Regresar, y nosotros
iniciaremos conversaciones con ustedes. Atacad o intentad huir, y seréis destruidos."
Leia se echó hacia atrás desde su transceptor. "Ellos han aprendido a transmitir por nuestros canales,"
ella exclamó. "Si eso significa que también pueden escucharnos, nosotros no tenemos ni la menor
oportunidad."
Jaina miró atentamente la pantalla. Varios transportes de carga habían conseguido salir de órbita,
algunos procedentes de Gateway y otros de las otras pistas de los asentamientos de refugiados. Estos que
estaban lo bastante cerca del Poesy no fueron molestados. Dos que apenas si habían alcanzado la órbita
planetaria, partiendo de Gateway, se vieron rodeados por cazas coralinos rojos. Uno dio la vuelta.
"Regresamos," uno voz dijo resonó el altavoz de Jaina. "Si seguimos adelante, ellos también nos
destruirán."
"Captado," Jaina contestó. "Pista de aterrizaje en cráter dos esta libre para ustedes."
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Sin embargo, si ella hubiera estado a cargo de esa nave, ella habría continuado avanzando. Ella
prefería morir en el espacio, intentar llegar a alguna parte, que esperar aquí a que los Yuuzhan Vong les
convirtieran en esclavos.
La mayoría del enjambre de puntos rojos rojo, se acercó al plante sin prácticamente oposición. No era
un gran grupo, pero los duros no estaban montando ningún tipo de defensa alrededor de los asentamientos
de los refugiados, solamente en las ciudades orbitales. Los refuerzos de Kent Hammer, si venían,
llegarían demasiado tarde para ayudar a Gateway. La fuerza enemiga estaba claro que tenía como uno de
sus objetivos principales este domo.
Ella apostaría lo que fuera a que Nom Amor tenía algo que ver con esto.
Una jadeante voz Mon Cal hizo zumbar su receptor. "Administradora Organa Solo, soy el Comodoro
Mabettye. A la Poesy le ha sido ordenada por parte del Almirante Wuht que retrocedamos y nos retiremos
a una posición anterior. Lo siento. Nosotros les apoyaremos en todo lo que nos sea posible."
Jaina no podría creerlo. ¿También había comprado los Vong al Almirante Dizzlewit?
Por otro lado, la Poesy no sería capaz de alcanzar el cuadrante de Gateway antes de que los hicieran
los Yuuzhan Vong hizo, o lanzar sus cazas a tiempo. Manteniéndose en órbita en ese punto, al menos aún
proteger la evacuación de varios de los asentamientos.
La fuerza principal del enemigo parecían ser formas que los sensores representaban como algo más
grandes que cazas, pero más pequeños que cruceros. ¿Navíos de desembarco? Ella supuso.
"A todas las naves de evacuación," Leia anunció por su intercomunicador. "La decisión es suya. ¡Si
creen que pueden alcanzar el hiperespacio, háganlo! Si no, hagan lo que sea necesario para ahorrar vidas."
Ella pulsó otra tecla en la consola. "Gateway a todos los tractores-oruga. No retrocedan. Vayan a Treinta
y dos. Nosotros somos un objetivo del enemigo." Luego se volvió hacia Jaina. "¿Dónde estacionaste tu
transbordador?"
"Yo lo envié al espacio con las otra naves." Jaina tuvo que confesar<.
Leia sólo dudó un segundo. "Buena chica, no esperaba menos de ti." dijo. "Yo no puedo contactar
ahora con SELCORE. Debemos irnos a los subterráneos."
"Y nosotros no parece que vayamos a estar solos," Jaina exclamó. "¡Mira!"
En la pantalla que mostraba el espacio del sistema, un único punto blanco 'no identificado' despegó de
la ciudad de Bburru, dirigiéndose hacia el polo sur de Duro.
"Debe ser tía Mara," Jaina dijo. "Ellos aterrizaron el Ala-X de Anakin allí abajo."
Leia sonrió con desgana. "¿Dos Alas-X y la Sombra de Mara?" Me alegro de que ellos estén aquí, pero
me hubiera gustado poder usar a todo el Escuadrón Pícaro. Incluso no me importaría tener a una docena
de Kyp si llegaban a presentarse por estos pagos."
----------
Diez yorik-trema embarcaciones de desembarco, descendían en formación hacia la superficie de Duro,
cada capitán manteniendo las otras ovaladas formas a la vista mientas ellos desaceleraban a través de la
horrenda llovizna. Los ojos ultrasensibles de cada ser viviente que eran los yorik-trema se movían
constantemente, siguiendo el rastro de los mortíferos cazas coralitas que les servían de escolta volante. En
esta atmósfera, esto era casi un descenso a ciegas.
Tsavong Lah permanecía de pie detrás de su piloto en el pequeño compartimiento delantero del líder
de las naves de desembarco. Junto a él, embutido en una blástula, estaba un villip especialmente diseñado
genéticamente. Una segunda criatura lo agarraba, igual que si fuera una cáscara que hacía balancear en el
aire una larga cola rectilínea. Una dieta rica en metales había depositado material conductivo en la
columna vertebral del oggzil, creando una antena viviente, un medio para que el villip pudiera
retransmitir discursos en la misma frecuencia que usaban los infieles, justo como a Tsavong le había sido
prometido. Un maestro de formas esperando su vuelta al Sunulok para recibir su alabanza -si esta
funcionaba- o una degradación en la casta. Había muchos maestros de formas entre los Deshonrados.
Tsavong acarició el villip, con delicadeza para no desalojarlo de su acompañante oggzil. él ya llevaba
un tizowyrm (un micrófono viviente) en una oreja.
"Ciudadanos de Duro," él se dirigió al villip, "nosotros no tenemos el menor interés en vuestras
ciudades mecánicas, sólo en la no deseada por vosotros superficie del planeta. Los ychna, nuestros
sirvientes en órbita, destruirán cualquier de vuestras monstruosidades que nos amenacen. Estad listos para
enviar al planeta una comisión para consumar vuestra rendición, con vuestros... en vuestros... con
personas." El tizowyrm tuvo algún problema con esa frase. Él dio una palmada al villip, el cual se volvió
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a contraer.
Una vez ellos hubieron atravesado lo peor de la llovizna tóxica, echó una mirada a la información que
mostraba el panel de mica con escala de las regeneradas superficies ablativas ventrales del yorik-trema. Él
les había ordenado a sus pilotos de coralitas que hicieran un barrido simbólico, un primer paso hacia la
limpieza del planeta que luego sería su siguiente punto de avance y organización en la invasión. Los cazas
coralitas descendieron, lanzando con precisión mortífera plasma sobre los monumentos demasiado
grandes para sido realizados por utensilios manuales. La piedra negra y grisácea estalló en múltiples
fragmentos. Una inmensa cantidad de superficies pulidas de diversas construcciones cayeron para el
mortal fuego de sus aeronaves. Tres pequeñas refugios en forma de cúpula se derrumbaron. A lo lejos, un
trío de lentos vehículos mecánicos de transporte, indudablemente llenos de infieles, se alejaban del domo
atacado. Las coralitas les atacaron. Llamaradas amarillo-verdosas surgieron de los vehículos con orugas.
"Para ti," Tsavong Lah murmuró. "Yun-Yammka, acepta esas vidas. A cambio de ese presente,
concédenos el éxito."
Su yorik-trema se estremeció cuando sus garras de desembarco se sujetaron al terreno. Ignorando los
tubos artificiales de desembarco del asentamiento, él ordenó que los gusanos molleung fueran extendidos
a ambos costados del yorik-trema.
Uno de sus lugartenientes daba a su cuadro de oficiales de las tropas de desembarco -jóvenes guerreros
sin cicatrices o marcas en sus armaduras- las órdenes finales. Un grupo, asignado para actuar en el
exterior, ya llevaba gnullith como ayuda respiratoria.
"Destruyan solamente a aquellos que puedan suponer una amenaza violenta," el lugarteniente ordenó.
"Reúnan a quienes depongan sus armas y condúzcalos a una área de purificación que les será asignada."
Él alzó la mirada hacia Tsavong Lah.
El Maestro de Guerra lanzó sus blindados brazos para bendecirles. "Vayas con los dioses," dijo "Toda
la gloria para vosotros."
Él se giró hacia un conjunto de villip que mostraban el espacio de este sector. Los defensores nativos
estaban regresando a sus bahías de aterrizaje a bordo de sus abominaciones. La ciudad mecánica dañada
flotaba sin control. Su agente nativo allí se encontraría con los dioses escoltado por toda una ciudad, una
vez que la gravedad planetaria lo atrapara.
Satisfecho, Tsavong Lah se giró hacia una mesa plagada de pequeños villips especialmente diseñados.
Acarició uno.
"Lanzar a Tu-Scart y a Sgaru," ordenó, "y soltadlos."

Capítulo 22.
Incluso sin un copiloto, Mara podía manejar la mayoría de las capacidades de la Sombra de jade. Los
técnicos de Lando habían instalado en los controles del piloto lásers AG-1G -casi tan poderosos como los
AG-2G que él había instalado en el Halcón Milenario, hace años- más un conjunto completos de escudos
KDY. Shada se había presentado con un regalo de Talon Karrde, dos lanzadores de torpedos Cymex HM-
8. Mara no le preguntó al ex-Guardían de la Sombra de Mistryl de donde los había sacado; ella
simplemente especificó que pudieran ser manejados por el piloto. Ahora, mientras que no hubiera ningún
problema con el soporte de vida -el cual para que ella pudiera alcanzarlo necesitaría un tercer brazo- ella
casi era capaz de pilotar a sola su nave al igual que hacían Luke y Anakin en sus KJ Alas-X.
Ella había bajado a Anakin hasta su nave, cerca del polo. Ahora ellas los identificó en el ordenador de
batalla de la nave, a él y a Luke para que aparecieran como puntos azul-plateados. En la lejanía, al otro
lado de la moribunda ciudad orbital de Orr-Om, Luke realizó un giro para realizar una nueva pasada
ametrallando al monstruo que se enrollada férreamente alrededor del planetoide artificial.
La elegante y aerodinámico forma de la Sombra avanzaba velozmente gracias al conjunto formado por
su doble motor y la unidad de dirección y control, logrando volar casi tan suavemente como el Jade de
Fuego, y si no más ágilmente que los Ala-X. Mara apretó el timón y el acelerador, hundiéndose de nuevo
en la atmósfera. Dentro de esta neblina opaca, sus sensores y escaners visuales eran completamente
inútiles. Los sensores de algo alcance, montados justo debajo de sistema de dirección, mostraban un trío
de no identificadas pero aerodinámicas naves ascendiendo a su encuentro.
Las Fuerzas de Defensa de Duro ya se habían replegado para defender las otras ciudades orbitales, y
sus pocos Alas-B habían volado directamente hacia el ala enemiga de atacantes, siendo hecho pedazos
por el intenso fuego enemigo. Los más ágiles Alas-E DDF y las naves policiales locales del tipo Daga-D
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acosaban simplemente a los cazas coralitas que servían de escolta a las fuerzas de desembarco, pero poco
más, estaba pequeña fueraza de los Yuuzhan Vong sólo quería establecer una cabeza de playa -demasiado
rápidamente para que Gateway pudiera ser evacuada-. Ahora los moradores del domo eran rehenes.
Con Mara ocupada con cazas enemigos, ella echó una ojeada a los escáners de largo alcance.
Aproximadamente unos treinta grados por encima de la superficie de Duro, un convoy de tres transportes
y una docena de pequeñas naves surgió de las nubes tóxicas y se lanzó hacia el espacio abierto. Una
formación de cuatro cazas coralitas se lanzó hacia esta.
"Voy hacia allí," Anakin anunció.
Uno de los puntos azul-plateados de su pantalla se dirigió hacia el convoy.
Su propio trío de cazas vinieron directos hacia ella, disparando proyectiles de fusión y chorros de
plasma ardiente. Los nuevos droides de mantenimiento de Lando había dotado a la Sombra con un gatillo
de fuego múltiple, y Mara apuntó a la nave líder mientras se acercaban, debilitando su dovin basal
defensivo tanto como le fue posible.
"¿Luke?" llamó, tirando hacia atrás de su palanca de mando y realizando una maniobra evasiva que la
condujo hacia el negro espacio. La unidad gemela de mando respondió a la perfección. "¿Quieres
echarme una mano por aquí?"
"En seguida," él respondió.
Ella tuvo tiempo para echar una mirada rápida al escáner de largo alcance. El punto azul-plateado se
alejó de Orr-Om, dirigiendo directamente hacia ella.
La Sombra se estremeció levemente al no ser capaz de absorber de manera uniforme toda la energía de
un impacto. Mara se zambulló en un ascenso inverso, luego viró bruscamente a babor y fue recompensada
con un impacto en un costado de un caza coralita. De nuevo ella notó como eran golpeados sus escudos,
desacelerando y girando simultáneamente, manteniendo a unos de los mortíferos cazas enemigos a la
vista. Sus anaqueles parecieron cobrar vida a su alrededor, un cerco mortal, pero ella no estaba dispuesta
a gastar un torpedo hasta... hasta...
¡No fue necesario! Los compañeros de escuadrilla del piloto enemigo, se retrasaron cubriéndole, casi
en su estela. Por encima y detrás de suyo, donde ellos no podían verlo, Luke entraba en vector de ataque.
Ella supo exactamente lo que él quería de ella. Moviendo su timón de profundidad, ella inició un
violento picado, dando vueltas aparentemente de forma descontrolada. Los cazas coralitas la siguieron
igual que mynocks hambrientos.
Giró bruscamente a estribor para ponerles directamente al alcance de las armas de Luke. Su Ala-X
atacó al caza líder. El segundo rompió la formación. Mara tiró con fuerza de su palanca de mando, se
refrenó y puso el torpedo justo donde ella quería. Multicolores trozos de coral salieron disparados en
todas direcciones.
Luke se había puesto por encima de la cola del otro caza. El caza coralita desaceleró bruscamente, una
maniobra que casi garantizaba que un piloto inexperto lo rebasara, poniéndose él a su vez directamente en
el punto de mira de su enemigo.
Pero este piloto de Ala-X era cualquier cosa menos inexperto. "Corta velocidad, Artoo," Mara oyó por
la frecuencia privada, y el Ala-X se frenó un tanto, manteniendo aún su mejor posición por detrás del caza
coralita. Sus lásers enviaron una mortal lluvia de fuego.
Mara lo vaporizó con un segundo misil.
En ese instante, su tablero de alarmas se puso en rojo. Las alarmas activadas al disparar los torpedos,
habían ocultado los avisos de fuego por parte de las armas del caza coralita, de manera que ella sólo tuvo
un segundo para advertirlo. Apretó a fondo el acelerador, empujo hacia abajo la palanca de mando, movió
alocadamente los timones.
"Acabé con él," Luke anunció.
Y Mara retomó el control de la nave mientras él último de los cazas coralita iba dando vueltas y
bandazos descontroladamente hacia el espacio abierto.
"¿Cómo has hecho eso?" ella le demandó.
"Él debía estar atacándose con toda su potencia de fuego. Eso probablemente distraería al dovin basal,
obligándole a proyectar los escudos con poca potencia. Creo." luego añadió. "¿De donde vinieron?"
"Yo me dirigía hacia Gateway. Esperando darle a Leia algo más de tiempo para conseguir que más
naves de evacuación pudieran despegar del planeta."
"Leia ha decidido ocultarse," Luke dijo. "Nosotros lo mejor que podemos hacer por ella, es seguir
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aquí... de momento. Ella necesitara tiempo para conseguir que la gente suba a bordo de las naves."
"Pregúntala si la ayudaríamos mejor si nos mantenemos controlando la zona de desembarco, en lugar
de intentar buscarla."
Mientras ella esperaba, otra voz surgió entrecortada de su unidad de comunicación. "A todas las
fuerzas, soy el Almirane Wuht. Se les ha ordenado dejar de combatir al enemigo y retirarse. El
incumplimiento de estas órdenes será castigado con una acción disciplinaria inmediata."
Ella pondría su transreceptor para escuchar en banda ancha, aunque ella sólo iba a transmitir en
frecuencia privada. Esa orden confirmó que los escuadrones guiados desde Duro habían recibido la orden
de regresar.
"Ellas están locos," ella gruñó.
"No," Luke volvió a responder. "Yo quiero decir, si, tienes razón. Pero Leia quiere que nosotros que
nos alejemos un poco y regresemos más tarde. Ella cree que tendrán una mejor ocasión de escapar con los
refugiados si los Yuuzhan Vong no saben que nosotros aún estamos dando vueltas a su alrededor."
"Todo a través de la Fuerza, ¿No Luke?" ella le desafió.
"No con palabras, exactamente. Estoy intentando acabar de dar forma al plan."
"Eso sigue sin parecerme muy razonable."
Su combate con los cazas coralitas les había situado en un vector hacia Orr-Om. La monstruosa
criatura Yuuzhan Vong se había anclado a unos de los muelles de atraque. Mientras Mara observaba, esta
pareció romper otro inmenso trozo de la superestructura con su cabeza en forma de cuña. Esta se agitó
violentamente, dejándola ir, y luego se lanzó de un lado a otro, engullendo cualquier cosa que él hubiera
arrojado al espacio.
Ella configuró sus sensores para tener una visión claro del la bestia. "Parece que la criatura tiene algún
tipo de bolsa adherente en su área dorsal," Ella dijo. "El soporte de vida, encima de orificio nasal."
"A todas las fuerzas," la voz cargada de estática repitió, "Vuelvan a sus posiciones originales. Nosotros
hemos sido amenazados con un segundo ataque si no nos retiramos."
"Mierda," Mara susurró.
Luke volvió a murmurar, "Wuht se lo ha tragado -la amenaza de un ataque masivo, la promesa de que
ellos solamente quieren el planeta. Él va a conformarse con una situación de punto muerto. Yo estoy
leyendo un orden de desmovilización y fondeo de la flota."
Mara sintió que sus ojos se desencajaban. La desmovilización dejaría sin mantenimiento y recarga a
las naves, enviando a sus pilotos e incluso a las tripulaciones a sus casas. "Ellos ni siquiera van a intentar
ayudar en la evacuación de Gateway, y ahora nuestra gente son prisioneros allí abajo." Ella dirigió el
afilado morro de la Sombra de nuevo hacia abajo.
Entonces ella cambió de idea. El frágil domo de Gateway protegía a varios centenares de refugiados de
la atmósfera corrosiva, y ella había visto los aparatos respiratorios biotecnológicos de los invasores. Un
ataque mal planeado, - incluso si era realizado por tres Jedi, coordinados sus movimientos a través de la
Fuerza- sólo conseguiría hacer sufrir a los refugiados, mientras que sus captores se vieran únicamente
algo incomodados.
¡Ella había últimamente una serie de situaciones irresolubles! Ella nunca se había sentido tan frustrada.
Y...
"Ellos tienen su cabeza de playa," Luke se hizo eco de sus pensamientos, "pero eso es poca cosa.
Nosotros aún estamos emparejados en cuanto a fuerzas."
"Eso tiene sentido," Mara señaló, "sólo si ellos, piensan que tienen una ventaja aún mejor."
"Si ellos tienen preparadas más naves para enviar hacia aquí."
"Exactamente."
"Leia será mejor que te apresures." Fueron sus palabras, y los pensamientos de ella. "Quizás Hamner
nos consiga traer a tiempo refuerzos hasta aquí."
"Luke," ella murmuró, "con Fey'lya al mando, esto podría demorarse más de una semana."
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En la pantalla superior, un punto azul-oscuro se encogía lentamente en la distancia. Debía de ser unos
de los transportes de Leia, cargado con refugiados. Sus escaners mostraron seis brechas a lo largo de su
lado de babor. Este giraba lentamente mientras arrojaba atmósfera y restos al espacio.
Leia necesitaría el apoyo completo de Duro, cuando llegara el momento de que ella tuviera otras naves
de evacuación cargadas listas para despegar, y antes de que la segunda fuerza de los Yuuzhan Vong
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llegara. Antes de sus fuerzas terrestres se figuraran lo que Leia pensaba hacer, y aplastaran las últimas
naves de evacuación.
Mara se preguntó si ella podría haber hablado con el Almirante Darex Wuht. Si ella no apreciaba
duplicidad en sus intenciones, ella podría decirle -¡calladamente, sin que se enteraran los traidores!- que
él tenía que enviarla refuerzos.
Sin embargo, si ella fondeaba la Sombra, ella corría el riesgo de que algún bantha de cabeza hueca lo
desguazara.
En la distancia, Anakin dejó fuera de combate a un segundo caza coralita mientras el convoy aceleraba
hacia el hiperespacio.
"Ala-X, todo en orden," graznó la unidad de comunicación de Mara.
Ella lo apagó de un manotazo.
Luke se puso junto a ella, iniciando un lento arco hacia Bburru. "CorDuro y la Brigada de la Paz tienen
en Wuht un apoyo firme."
"Wuht no puede creerse de verdad que ellos únicamente quieren el planeta, ¿O sí? O él también es un
traidor, o... bien alguien con una posición superior le dio órdenes. Yo lo intentaré, con Jaina. Ella dijo que
él había mostrado cierta simpatía hacia ella. Pero yo no quiero quedarme aislado."
"Yo podría fondear de nuevo en tu nave."
"Entonces permanecerías a bordo, ¿Fondeado?" Mara preguntó. "¿Despegando si fuera necesario, para
volver a volar cubriéndome si te fuera posible?"
"No es que me guste mucho la idea," Pero ellos tenían que hacer algo.
"Yo hablaré con él," ella decidió. "Si ellos se siente amenazados por un Jedi, tú serás nuestro último
recurso. Pero yo le diré que no se rinda. Esos refuerzos están en camino."
"Nosotros no hemos vuelto a tener noticias de Hamner."
"Por lo que nosotros no sabemos si él ha conseguido algo," ella señaló.
Ella escogió un vector alejado de Bburru, poniendo el ángulo más abierto posible entre cualquier
mirada hostil y su Sombra. Ellos no sabían que ella podía llevar en su disimulada bodega de carga un Ala-
X, y ella quería seguir manteniendo ese pequeño secreto.
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Luke finalizó de asegurar el atraque de su caza en la bodega, descargó a R2-D2, luego inició su camino
hacia la triangula cabina de pilotaje. Para entonces, ella tenía en su campo visual a Bburru.
"Puerto Duggan," ella transmitió, "solicito permiso para atracar."
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"¿Algún punto más a discutir?" los ojos violetas de Borsk Fey'lya brillaron vengativamente. Nadie más
de la mesa habló. "Su voto, entonces."
Kenth Hamner permanecía atento, pero él tenía menos esperanza que nunca. La senadora Shes de Kuat
había hablado de forma muy persuasivamente, pesarosamente, citando excelentes razones para no enviar
ni un simple caza desde cualquiera de los otros sistemas con astilleros. El consejero Pwoe de Mon
Calamari recordó al concejo que otros, especialmente el Hutt Randa Besadii Diori, había recientemente
realizado falsas alertas sobre Duro.
Como se temía, la votación fue en su contra.
Él mantuvo erguidos sus hombros en un gesto de dignidad. "Se lo notificaré al Maestro Skywalker,"
dijo, "pero acuérdense ustedes de este día, todos ustedes. Si Coruscant cae bajo el ataque de fuerzas
Yuuzhan Vong acantonadas en Duro, ustedes lamentarán esta decisión."
Él pivotó sobre uno de sus tacones y dejó la cámara.
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"Por aquí," Jacen gritó.
"Vayamos al edificio de administración," Leia le llamó por detrás suyo. El gritó nuevamente por detrás
de su hombro. "¡No! Papá a conseguido comenzar a perforar un túnel."
Jaina anduvo pesadamente junto a él. La noche había caído, aunque las lámparas por encima de sus
cabezas seguían encendidas -probablemente una medida de emergencia-. Leia seguía con Olmahk y
algunos otros, por una senda del abandonado distrito de Tayana. Mientras se aproximaban a la ruina más
alta, Jacen volvió a mirar hacia atrás. Figuras oscuras pululaban por entre la entrada principal.
"Por aquí." Jacen les condujo por el lado más alejado del montón de cascotes.
Dentro de la semi-derruida construcción, la peluda cara con bigote de Droma, asomó, con su gorra azul
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y roja aún puesta en un ángulo extraño. Él agitó un peludo brazo. Jacen siguió avanzando, contento de
que Droma hubiera permanecido en retención hasta que la cuarentena fue cancelada. Su siguiente
pensamiento fue: Esperar que todo ese rapado y aislamiento realmente no hubiera sido en vano, y que
nadie llevara fuera del planeta en una de las naves de evacuación unos de esos bichos de ojos-blancuzcos.
Al bordear el montón de cascotes, Jaina tropezó y cayó, haciendo unos rasponazos en sus manos y
rodillas. Jacen la ayudó a incorporarse.
"Yo estoy bien," ella insistió. Ella se deslizó dentro.
Jacen se quedó de pie en la destrozada entrada, momentáneamente con la mirada perdida.
Entonces él oyó arañazos y ruidos extraños a su izquierda. Se volvió en esa dirección, seguido de
Jaina, quien lo había oído primero.
Dos losas de duracemento permanecían caídas en el suelo. Él vio un hueco entre ellas, lo bastante
grande para pasar a través de él. Los sonidos de rozamiento y arañazos procedían de allí abajo.
"¿Jacen?," la voz de su madre llamó. "Jaina?"
"Venid," Jaina se dejó caer de rodillas al lado del hueco, deslizó sus pies, luego desapareció pro
completo.
Jacen la siguió, hundiéndose en la oscuridad. Él casi se cae hacia adelante, pero alguien le cogió.
"Gracias," él resopló.
La voz de su madre le respondió. "Vamos. Deprisa."
Jaina avanzó. Él siguió sus pisadas para evitar tropezar con piedras caídas. El pasaje descendía
constantemente, hacia una opaca luz en una roca abruptamente cortada.
Jaina rodeó la primera esquina. Jacen le siguió. Él creyó oír a Leia avanzar detrás de ellos.
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En un habitáculo de regular tamaño en la unión en T de dos túneles se agrupaban unos veinte Ryn.
Algunos vestían azules trajes de vuelo de SELCORE bajo sus culottes y chalecos, sus rostros casi
graciosamente cubiertos por una barba incipiente. Un par de resplandecientes lámparas arrojaban débiles
sombras sobre las paredes rocosas. En el ramal a la derecha, él oyó voces ahogadas y vio una larga fila de
rostros demacrados -muchas formas, sombras y de diferentes tamaños- desaparecían en la distante
oscuridad.
Ruidos de excavación provenían del otro ramal de la T. En la unión, Han estaba de pie junto a otro
Ryn con ropajes azules de SELCORE y culottes.
"¿Romany?" Jacen murmuró, no muy seguro.
"Eh, calvito." Si, era la voz de Romany.
Han caminó al lado de Leia. El ala flexible de su estropeado casco de cuero se balanceaba junto a su
barbilla. "Fin de línea, por el momento."
Leia ase apartó, mirando ceñuda a Jacen. "Hay un túnel perforado a través de las minas viejas, desde el
edificio de administración..."
Han levantó una mano. "Este está casi ha terminado, y los Vong casi seguro se dirigirán hacia allí. Yo
estoy a cargo de este grupo. Ellos han estado haciendo trabajar aquí a los comedores de rocas de día y de
noche. Sólo nos faltan unos cuatro metros, pero si hacemos funcionar ahora la maquinaria, nosotros
haremos que se derrumben cazadores de sacrificios sobre nuestras cabezas."
Leia miró hacia el túnel. "Sí, pero nosotros usaremos el láser minero. Funciona con repulsores. Y yo
tengo preparado un transmisor GOCU allí, conectado a través de una antena de superficie. Nosotros
podríamos transmitir al exterior desde allí."
De manera que era eso por lo que ella lo había ocultado. "¿Quieres que yo regrese a por el láser? Jacen
se ofreció.
"No," dijeron Leia y Han a la vez.
"Ahora es cuestión de picar." Han señaló con su cabeza hacia el ramal izquierdo. "Nosotros estamos
realizando algún pequeño ajuste. Habremos terminado en una hora, quizás dos."
Ella se dejó caer sobre un montón de piedras. "Yo no puede sentarme y esperar tanto tiempo," ella
musitó, "¿Lo oíste, Han? Ellos destruyeron los tractores con orugas. Los tres."
"Lo oí." Han dejó que su mirada se perdiera. Jacen creyó ver la fantasmal presencia de un compañero
peluda a través de sus ojos.
"Pero Luke y Mara son formidables," Leia informó, "con Anakin. Ellos podrán escoltarnos fuera del
sistema si nosotros somos capaces de conseguir naves para estas personas. Yo necesitaré a alguien que me
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ayude con ese transmisor GOCU."
Jacen asintió. A lo largo de una de las paredes de esta cámara de piedra, los Ryn habían apilado
container y cajas marcadas GALLETAS de VIAJE. Entre los refugiados -mayoritariamente rapados, pero
algunos tan peludos como siempre- él descubrió a dos familias humanas. También un montón de Vors.
Como de costumbre, las madres mantenían a sus niños cerca, lejos de los Ryn -pero esta vez, ellos habían
confiado a los Ryn sus vidas.
De pronto él se dio cuenta de que faltaba alguien. "¿Dónde está Randa?"
"¿Él no nos siguió?" Leia preguntó. "Francamente, no estaba mirándole. Basbakhan era él que
mantenía un ojo fijo en él."
"Me tiene sin cuidado," Jaina dijo, y nadie la contradijo.
Jacen fue hacia Han y Droma, quienes estaban hablando con Mezza.
"Al otro extremo," Mezza dijo, "nosotros hemos trazado una ruta hacia el solar donde están las naves
de SELCORE. En el mismo instante que nosotros pasemos a través de la roca, habrá gente en el otro
extremo que pueden conseguirnos un transporte, gracias al mapa de Leia."
"¿Mapa?" Jacen preguntó.
"De las minas. Procedentes de los archivos de Duro." Leia alzó un datapad. "Escucha, Han. Por debajo
del escarpado terreno, justo a las afueras del área pantanosa, nosotros camuflamos hace unas semanas
algunas cosas. Nosotros aún tenemos con nosotros uno de los grandes cinco transportes que nos trajeron
hasta aquí desde nuestro lugar originario de evacuación. Esta algo viejo y machado, pero hizo el viaje
hiperespacial que nos trajo hasta aquí. Podría llevar a unas dos mil personas, según mis cálculos."
Han se sentó en el suelo a su lado. "¿Qué pasa con esto? ¿Por qué no se lo devolvieron a SELCORE?
¿Por qué no se ha ido ya?"
Jacen miró a su madre de perfil, con el ceño fruncido y meneando su cabeza. "No me acuerdo. Lo
siento. Threepio lo sabrá."
"Él está en el Halcón," Han dijo.
"¿Podemos nosotros comunicarnos con él?"
"Puedes intentarlo," Han dijo, "pero yo le tengo ejecutando un programa de prevuelo. Yo comprobaré
el transporte. "¿Qué hiciste tú, enterrarlo?"
Leia negó. "Apilamos restos de escombros por encima. Nuestros escáners lo encontrarían en un
segundo, pero los Yuuzhan Vong, no se les ocurriría mirar allí abajo por lo escarpado del terreno. Y
nosotros sabemos que ellos no tiene tecnología."
"Ellos tienen tecnología, querida. Lo que pasa es que ellos la construyen de diferente manera."
"Quizás," ella dijo con falsa paciencia, "ellos no lo han encontrado todavía. No lo sé. Pero sería mucho
más rápido llegar por la superficie que seguir con esto." Ella mostró su mapa de las minas en el datapad.
"¡Infiltración! Nuestra especialidad," Droma afirmó.
Han soltó una media sonrisa. "Por no mencionar la posible reparación de una nave. Ok, Mazza-
Romany. Droma y yo saldremos fuera para echar un vistazo al transporte. Tan pronto como la gente que
está picando se abra paso a través de la capa de roca superficial, la gente comenzará a moverse a través de
las minas hacia los acantilados, y alguien se ocupara del transmisor de Leia -pero no perdáis de vista los
túneles laterales-"
"De acuerdo," Jaina afirmó. "Nom Amor podría estar aún por aquí. Y si él está, también podría haber
más trampas para hacer derrumbar los techos."
Unos cuantos refugiados echaron una asustada mirada a la piedra por encima de sus cabezas.
El color desapareció del rostro de Leia. "Un par de horas más, dijiste, ¿para que ellos terminen?"
Mezza asintió.
Leia se puso de pie, se quitó el polvo proveniente de su asiento de piedra de su mono de SELCORE.
"Casi medianoche," ella dijo. "Todavía hay tiempo."
"¿Para que?" Han demandó. "Eh, Leia. Quédate aquí. Yo acabo de encontrarte. Quiero encontrarte
aquí de nuevo, cuando vuelva."
Leia apretó sus labios. "Gracias," ella dijo. "De verdad, Han. Gracias, pero tú tienes razón. Tú estás al
mando de ese grupo, y yo dejé algo muy importante en el edificio de administración."
Han frunció el ceño.
----------
Nom Anor condujo a Tsavong Lah hacia el edificio de laboratorios, dándose el gran placer de pasear
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sin máscara para que el Maestro de Guerra se preguntara brevemente lo que sería vivir la mayor parte de
su vida metido en la piel de un infiel, y valoraba así mejor su sacrificio.
Ellos anduvieron por el arenoso camino principal entre estructura horrorosamente feas -para sus
cánones-, pasaron junto a una edificación de tres plantas llena con maquinaria monstruosa. Sgauru y Tu-
Scart, las enormes criaturas Sacudirosa y Mordedora que él había ordenado soltar, atacaron la pared más
cercana. Este par de simbióticas criaturas podían destruir estructuras artificiales en pocos minutos. Tan
pronto como sus propias criaturas creadoras de energía anidaran abajo y comenzaran a comer, él pondría
a trabajar a Tu-Scart y Sgauru en esa abominación que los infieles usaban para alimentar las lámparas de
por encima suyo.
Tsavong Lah se volvió hacia un ayudante. "Excavad un hoyo aquí," él ordenó.
Un contingente de la escolta de guerreros se separó del grupo.
Cerca del borde norte del domo, Nom Anor lo condujo a una estructura con forma similar a la de uno
de esos ladrillos horribles. En el vestíbulo principal, él oyó chapoteos y entrechocar de metales.
"Mi compañeros de trabajo," Nom Amor dijo orgullosamente. "Cuando fui descubierto, les dije a que
aquellos que aceptaran trabajar para usted, ayudando a eliminar las sustancias venenosas y contaminantes
del planeta, serían especialmente honrados."
"¿Aceptaron todos?"
Nom Anor guiñó su ojo genuino. "Dos se negaron a trabajar de cualquiera de las maneras," él admitió.
"Incluso cuando yo les ofrecí honor completo, y... amnistía."
"Amnistía". El tizowyrm en la oreja de Tsavong Lah no tradujo nada que él fuera capaz de
comprender. "¿Qué es eso?"
Anor sonrió. "Una palabra similar a paz, con dos significados. Ellos lo definen de una forma que
nosotros no haríamos nunca. Algo como... 'piedad'."
El tizowyrm no tradujo tampoco este término. "Explica, 'piedad'."
Nom Anor hizo una pausa mientras entraban en una habitación construida alrededor de una larga mesa.
Tsavong Lah vio dos infieles sentados en el interior, llevando túnicas blancas manchadas.
"A los infieles," Nom Anor contestó, "les parece generoso darles la posibilidad de escapar a su
destino."
"No es posible escapar del destino. La muerte es inevitable. Como se afronta esta... es lo realmente
importante."
"Por increíble que eso pueda parecer, ellos no lo entienden así."
Tsavong Lah meneó su cabeza. "Entonces nosotros les daremos a tus mejores ayudantes lo que ellos se
merecen, como agradecimiento por sus incansables esfuerzos."
"Me ha leído usted mis pensamientos," Nom Anor dijo.
"¿Quizás algunos se ofrezcan como voluntarios para ayudar con nuestra investigación?" Nunca había
bastantes voluntarios para ese noble trabajo, pero su personal había traído los plantadores necesarios y las
semillas de coral.
"Yo les ofrecí esa opción. Tristemente, todos la rechazaron. Habiendo dirigido investigaciones quizás
eso le hace renuentes a contribuir como participantes."
Tsavong Lah se encogió de hombros. "Entonces nosotros consagraremos esta especia de edificación
para su futuro uso." Él se volvió hacia su sacerdotisa vestida de negro. "¿Vaecta?"
La anciana mujer jorobada que les había seguido, llevando sus instrumentos rituales. Ella se adelantó
unos pasos, llevando una concha bivalva translúcida contra sus ropajes.
Tsavong Lah rebusco en su interior, retorciendo sus dedos, atrayendo a una de las criaturas tkun a su
mano. Él sintió el toque delicado de una nariz sin pelo, luego el cálido roce de unos tentáculos peludos
enrollándose alrededor de su muñeca.
Él sacó su brazo con el tkun carmesí enrollado alrededor de este. Los Maestros de formas habían
creado recientemente esta especie, respondiendo a las necesidades de unos rápidos, eficientes -pero
espiritualmente significativos- sacrificios individuales.
De otro ayudante, la sacerdotisa cogió un puñado de hojas tishwii. Ella las colocó junto a una cubeta
de agua, luego las hizo chocar saltando chispas contra un trozo de pedernal y las arrojó dentro de la
cubeta ardiendo sin llama.
"Traedme al primer investigador," Tsavong Lah dijo.

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Capítulo 23.
Han envolvió con su brazo los hombros de Leia y la pegó junto a él, dejando descansar su barbilla
durante unos instantes sobre su turbante blanco. "Entonces, cuídate."
"Tú, también."
Los padres de Jacen se besaron -apenas un roce inicialmente, y luego Han se inclinó. Leia e puso de
puntillas-. Jacen bajo los ojos, captó la mirada cómplice de Jaina, y medio sonrió.
Ella asintió con la cabeza.
Pero la expresión de Han era serie cuando él y Droma se dirigieron de nuevo hacia la entrada- Jacen lo
observó hasta que desaparecieron. Su memoria se retrotrajo a Belkadan y un pantano lleno de villips, y se
preguntó lo que los Yuuzhan Vong harían con el proyecto de regeneración en Treinta y Dos. Quizás ellos
tuvieran criaturas que podían vivir en agua envenenada.
Leia permaneció quieta con la mirada fija en sus pies, con el gesto serio.
"Mamá," Jacen dijo con tono suave. "Tú no pareces una diplomática de verdad."
Ella alzó su cabeza. "levantó su cabeza. "¿Vosotros no pensaréis que habéis recibido toda vuestra
valentía y arrojó, sólo de vuestro padre, verdad?"
"Sea lo que sea, lo que vas a intentar," Jaina dijo. "Yo iré contigo."
La sonrisa de Leia quedó reflejada de manera idéntica en el rostro de Jaina. Durantes unos tres
segundos, todos los problemas y diferencias entre ellas quedaron olvidados. Ellas parecían conspiradoras.
Hermanas, más que madre e hija.
Y dado que para ellas parecía que Jacen no existía, el añadió con tono suave, pero firme, "Y yo
también."
Leia rodeó con una de sus manos el antebrazo de él y con la otra mano el de Jaina, apretando con
fuerza. "Primero..." ella alzó la voz. "Mezza, Romany, nosotros tenemos que perforar algunos otros
agujeros de huída, y yo tengo tres mapas. Necesito ha alguien para conseguir ese transmisor y ha alguien
más para sacar a la gente fuera de esos agujeros. O por aquí, o por el edificio de administración, y desde
allí llevarlos al transporte. Nosotros sólo pediremos voluntarios"
Una muchacha Sullustan se levantó y dio un paso hacia adelante. Su madre -¿o quizás su abuela?- fue
abrir la boca, pero luego simplemente decidió no objetar nada. Luego algunos otros también se
ofrecieron.
Leia distribuyó sus datapads, guardando uno para Mezza y Romany. Cerca, el rítmico golpeo de los
picos continuó mientras los voluntarios se dirigían a sus diferentes objetivos.
Entonces Leia se agachó de nuevo junto a Jaina y Jacen.
"Yo tengo una idea," Jaina dijo en voz baja. "Nosotros podríamos hacer mucho daño con el láser
minero, si los Yuuzhan Vong no lo han encontrado aún."
Leia asintió, luego alzó la mirada hacia Jacen.
"¿Es demasiado violento para ti?" Jaina exigió.
"Es un rescate," él dijo. "Es algo defensivo. Con tal de que yo no tenga que manipular la Fuerza..."
"Si la carretilla repulsora no ha sido saboteada, no tendrás que hacerlo." Leia echó un vistazo a túnel
lateral. Donde los refugiados se amontonaban dentro.
Para sorpresa de Jacen, la sinuosa sombra grisácea que protegía a Leia, avanzó. "Pensad una cosa,"
Olmahk dijo en con voz bajo y lloriqueante. "Si el láser es disparado, eso hará que los Yuuzhan Vong se
lancen sobre nosotros. Esa parte de la misión debe ser mía. Yo la reclamó como mi deuda de honor, Lady
Vader."
El ceño de Leia se torció hacia un lado, "Tienes tazón," dijo, pero Jacen sabía que ella tenía la
intención de encenderlo ella misma.
Su memoria le trajo a la mente una visión de la galaxia, venciéndose hacia la oscuridad. "Mira," él
murmuró, "Yo se que todos pensaréis que estoy loco. ¿Pero estáis seguros de que no hay la menor
oportunidad de negociar? Mamá, tú eres toda una profesional en ese tema"
"Por eso se cuando no funcionara," Leia dijo con tono cansino. "Cuando tus emisarios para contactar
no regresan vivos, es que tu enemigo no quiere hablar. Entonces tú no envías más emisarios."
Aún, quizás el podría...
"Ni lo intentes si quiera," su madre añadió con gran seriedad.
Quizá ella no era una Jedi totalmente entrenada, pero ella no tenía el menor problema en adivinar lo
que él estaba pensando.
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Ella se incorporó de nuevo, luego llamó para que se acercaran a los líderes de los clanes Ryn. "Mezza,
Romany, habéis hecho un excelente trabajo reuniendo a todas estas personas. Si no les veo de nuevo, os
doy las gracias. Que la Fuerza esté con vosotros.
"Jaina, tú conmigo. Jacen, síguenos."
Olmahk se situó junto a Jacen. Ellos se apresuraron en quitar las planchas que ocultaban la entrada al
túnel.
----------
Han escuchó cuidadosamente bajo la plancha de duracemento durante más de dos minutos antes de
decidirse asomar al exterior su cabeza. Cuando lo hizo, fue con un desintegrador junto a su oreja.
Bajos las grandes luces de emergencia, nada se movía.
Él sabía exactamente lo que Leia quería hacer: Sabotear ella misma las operaciones de los Yuuzhan
Vong, sin importar lo que la costara a ella o a él. Podía llamarse a si mismo egoísta, pero él la quería viva.
No como una heroína muerta. Con o sin esa maravillosa melena suya, ella tenía la chispa que encendía un
ardiente fuego dentro de él.
Él echaba una mirada a su alrededor, luego trepó fuera. Ojeó todos los rincones del edificio derruido
mientras Droma se impulsaba fuera del agujero de huída.
A continuación se acercó a la puerta y echó un vistazo fuera. El domo que previamente había sido un
enjambre de actividad estaba ahora siniestramente tranquilo y en silencio. Él oyó ruidos de entrechocar
metales y derrumbes a lo lejos, pero el zumbido de voces parecía haber cesado. No apreció ningún
movimiento en las proximidades. Lo que habría dado por un detector de formas de vida.
Y puesto ya ha pedir, un turboláser tampoco hubiera estado mal.
Droma se puso junto a él.
"El camino más corto sería por el edificio de administración," Han murmuró, "pero..." No se molestó
en terminar la frase. Ahora, él esperaba que Droma diera su opinión.
"Lo más seguro sería ir bordeando el domo," Droma dijo sosteniendo su desintegrador.
Han pensaba lo mismo. Los Yuuzhan Vong que estuvieran por la zona probablemente llevarían
armaduras de batalla. Un disparo, ellos lo oirían -y todos se echarían encima de ellos dos-.
Él hizo una pausa en su proceso mental, asustado por sus propios pensamientos. ¿Dónde esta el viejo
Han Solo que hubiera cargado contra todo y contra todos sin pensar en nada más?
Quizá hubiera muerte con Chewbacca. "Cierto," él dijo. "No me pierdas de vista, pero si ellos me
cogen, dile a Leia..."
Droma no le dejó terminar.
"Va, olvídalo," Han dijo.
Agachado, corrió a toda velocidad hasta las siguientes ruinas, deslizándose en su interior. Uno era un
cuarto polvoriento; el otro un habitáculo revuelto con posesiones abandonadas por alguien al parecer muy
apresuradamente. Al menos había una puerta trasera. Salió al otro lado.
Esta vez él vislumbró una recia figura de musculoso aspecto con armadura negra paseando más allá,
llevando un equipo de supervivencia en el brazo -cuyo aspecto era similar al de dos lámparas y un
pequeño fogón-. Han se volvió a ocultar dentro, llegando a ver como Droma se deslizaba también dentro
por la puerta delantera, y captó su atención con un gesto de su cabeza.
Él esperó hasta que el saqueador hubo pasado, luego continuó avanzando.
Ellos siguieron su camino hacia el final de las ruinas de Tayana, luego furtivamente atravesaron el
sector de tiendas de la ciudad. En un momento dado, oyeron pasos, se arrojó al suelo y se asomó
cuidadosamente por una brecha en la pared de una tienda. Vio pasar una fila de prisioneros, con la cabeza
agachada. Tres Yuuzhan Vong seguían la columna -armados desafortunadamente-. Han apretó ambos
puños, añorando los buenos días del pasado, en aquellos tropas Imperiales con su consabido punto débil
en sus armaduras -y por Chewie.
Él había perdido entonces la mitad de su ser, pero todavía conservaba su tradicional suerte. Ellos la
tuvieron al observar la entrada noroeste del domo. El último golpe de fortuna les llegó con una estación
de alimentación, todavía en funcionamiento.
Mientras Droma llegó a su altura, situándose detrás suyo, Han observó. "Ellos no deben haber
destrozado todo lo que sea artificial y de lo técnico hasta que no puedan traer su propia fuente de poder"
"Cualquier cosa que demonios sea," Droma asintió.
Desde este punto, ellos tenían una visión clara del edificio de investigación y del área de construcción.
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Una muchedumbre se agolpaba en la calle al aire libre. Han identificó a humanos, Ryn, Vors, unos pocos
Sullustanos, y una familia de cornudos Gotals. Varios alienígenas con armaduras negras entraron en su
campo de visión, arrastrando una pesada maquina cuadrangular. Han jadeó con fuerza. Incluso cuando
ellos estaban claramente vigilando a la apiñada muchedumbre, su líder salió de su posición y se puso
detrás de la máquina, empujándola con los otros. Abruptamente desapareció de su vista. Unos segundos
más tarde, hubo otro sonoro ruido de algo cayendo.
"No todo," él murmuró, "pero ellos han comenzado con fuerza."
Él retrocedió hacia la verja. Tres humanos yacían en el suelo, y a Han le pareció como si los hubieran
disparado por la espalda, cuando ellos estaban intentando alcanzar la verja.
¿Habían apostado los Vong un francotirador, o fueron abandonados estos cuerpos con la llegada del
enemigo?
"Quizás a ellos les gustaba bailar para las estrellas," Droma murmuró.
¿Bailar a las estrellas? Esto era algo nuevo. Han comprendió que la gente de Droma eran un puñado de
locos románticos.
Entonces él vio a las criaturas. Enrollada alrededor del cobertizo de construcción de Gateway estaba
algo parecido a una gigantesca serpiente, lanzando su cabeza de un lado a otro, alimentándose. Una
segunda criatura aferrada a la enrollad parte superior con poderosas pinzas traseras. Igual que un estirado
Hutt con blindados segmentos blancos, esta alzaba su parte trasera, lanzando sus gruesas patas frontales
contra el cobertizo en construcción, y luego bajaba sus enorme cabeza para hacerla chocar contra el
cobertizo de duracemento. Restos y trozos de duracemento caían de ambos. En el exterior de la boca de la
criatura de la derecha, se agitaban docenas de tentáculos. Para un millar de mundos la visión de esta
demoníaca criatura podría ser la representación de un temido Sarllac, mientras engullía los trozos
arrancados de duracemento.
"¡Engendro del demonio!" Droma susurró.
Si Han hubiera tenido la menor intención de ir en esa dirección, ahora ya no la tenía. Retrocediendo
hacia la verja noroeste, él recogió una piedra y la arrojó afuera a la zona abierta.
No pasó nada.
"Creo," Droma dijo, "Será mejor que vayamos corriendo hasta ella."
Han abrazó el antebrazo de Droma, y sin decir la menor palabra cerró su mano sobre las peludas
cerdas. Luego él esprintó hacia el arqueado túnel donde el grisáceo domo se encontraba con la tierra
arenosa, deteniéndose solamente para recoger la capucha medioambiental que unos de los humanos
caídos sujetaba en una rígida mano. Se la colocó mientras corría.
Él casi había alcanzado la verja cuando al paso silbando justo a su oreja. Jadeando, Droma se zambulló
en la estrecha esclusa de aire, junto a él. Él también llevaba una capucha. Han pulsó el control de
funcionamiento, colocándose su máscara de aire.
Una criatura del tamaño de la palma de una mano zumbó junto a su oreja, chocó contra la pared
posterior de la esclusa, luego de nuevo salio silbando hacia él .Rozó su capucha mientras él empuñaba su
desintegrador como un bate.
¡La golpeó! Cayó al suelo, siseando y chirriando mientras giraba. Sus bordes parecían de acero afilado.
Él se tocó la cabeza, quedándose en la mano con un puñado de pelo, que había sido cortado a través de la
capucha y el casco. Si él no se hubiera puesto este ridículo casco, ahora él estaría sangrando como un
destripado gornt.
Él aplastó la criatura con el pie mientras la puerta exterior de la verja se abría y la grisácea y fea
neblina de Duro se arremolinaba dentro de la exclusa.
Droma se agachó y recogió cautelosamente el más grande de los pedazos. "Podríamos necesitar un
cuchillo. Esto servirá."
Luego ellos salieron corriendo hacia el borde escarpado. Por detrás suyo surgieron extraños y acuosos
gritos.
Han se giró, apuntó y disparó. Él acertó al líder de los guerreros de guardia en el rostro, en el mismo
centro de una cosa con forma de estrella que parecía igual que una enorme verruga que le había crecido
en su rostro. El alienígena pegó un brinco y cayó dando volteretas hacia atrás.
¡Otra puntó débil! Se mantenía su suerte. Animando, él apuntó al siguiente en la línea, y disparó,
consiguiendo que ese también se derrumbara.
Llegados a ese punto, él espero que el resto se diera la vuelta y salieran corriendo. En cambio, ellos
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siguieron corriendo hacia él.
¡Eh, esto no era justo! Han disparó a las criaturas que servían de respiradores de una en una. Si esta
gente quería morir, él no tenía el menor problema en ayudarles. Aunque no pensó en que ellos le
quisieran devolver el favor.
Él siguió a Droma hacia abajo por el terreno escarpado, yendo hacia el este por encima de una
removidas piedras. Él no había visto antes las grandes zonas pantanosas artificiales de Leia. Desde una
posición ligeramente elevado, ellos vieron una doble línea de cuadrada y triangulares balsas que
encerraban estanques de cultivo. Los más cercanos eran verdes, los más alejados de un naranja tóxico o
de un más que sospechoso marrón brillante, y entre ellos él pudo ver todas las diferentes fases del proceso
de reciclaje. Juntos a estos pantanales, él descubrió un gran montón de hierba verdosa-clara segada.
La nave de carga debía estar ahí debajo. Droma alcanzó el montón y escarbó sin dudarlo. Han le
siguió, pendiente de que su máscara de respiración no se atascara con el polvillo de la hierba. En unos
instantes, él estaba enterrado tan profundamente que su mayor miedo fue morir sofocado. Siguió
escarbando más hondo, y luego aún más profundamente. ¡Tenía que estar aquí!
Su mano izquierda topó con algo duro. Era una especie de joroba, él se agachó y se arrastró hacia
adelante, apartando el heno delante suyo, pateándolo por detrás suyo. Esto le recordó a como si estuviera
nadando.
Unos segundos más tarde, los restos fueron menguando. Él emergió dentro de una caverna con forma
cuadra y cubierta metálica.
"¡Droma!" gritó. Aquí abajo, su voz resonó con un ligero toque metálico. Pudo a ver la silueta del Ryn,
como una mancha más oscura contra la luz que se filtraba a través de la masa de hierba. "¡Ven aquí
abajo!"
El aire que le llegaba a través de su máscara no parecía oler mal. En semejante ambiente tóxico,
probablemente no habría muchas bacterias del tipo que pudría los recortes de hierba.
"¡Ven!" él le llamó nuevamente. "¡Mueve tu jodida cola rizada!"
Finalmente el Ryn se introdujo en la oculta caverna. Él medio se arrastró, medio se deslizó hasta la
posición de Han. Por entonces, Han ya había echado un primer vistazo.
"Si lo que me suponía," dijo, "es un viejo TaggeCo WQ 445. Un cacharro volante con forma de caja.
No parece en muy mal estado."
"No sería mi primera opción para una nave de evacuación," Droma dijo.
"La mía tampoco. Pero es todo lo que ahí." Han frunció el ceño. Leia no le había dicho si tenía a
alguien para hacer volar este cubo, y él estaba sintiendo cierto comezón por lo que le pudiera ocurrir al
Halcón. "Los motores deben estar por aquí," dijo, apuntando un poco más allá de donde estaba su pie
izquierdo. "Y la compuerta de servicio debería estar..." Se movió unos tres metros a la derecha. "No muy
lejos de esta zona."
Le llevó a Droma unos pocos minutos de hacer trabajar a su atlética y ágil forma, y usando el bicho
muerte de bordes afilados, conseguir abrir la compuerta de acceso. Después de eso, Han estaba en su
elemento. Encontró un compartimento de emergencia junto a la puerta, de donde sacó un par de linternas
de bolsillo, arrojándole una a Droma, para luego dirigirse hacia la cabina del piloto. Lo primero era lo
primero: Realizar los diagnósticos, ver si realmente se podía confiar más de un millar de vidas a esta vieja
bañera galáctica.
Recordando la multitud cautiva a las afueras del edificio de investigación, y el hoyo al que la diferente
maquinaria estaba siendo arrojada, y los monstruos en el edificio derruido, él tragó con fuerza. No habría
muchas vidas que salvar si no se daban prisa. "Vamos, cara de cerdo. Muévete."
----------
Una ronca voz de Duros guió a Mara a fondear la Sombra de jade en el muelle de atraque 16-F, de
vuelto al ya más que conocido espaciopuerto Puerto Duggan de Bburru. La misma voz le dio
instrucciones de que apagara todos los sistemas abordo de la nave.
"Si ellos están escaneando en busca de formas de vida, tú podrían estar en problemas," ella dijo en voz
baja.
Luke permanecía agachado junto a R2-D2, terminando unos cuantos detalles de la programación final.
Normalmente, la computadora de abordo de la Sombra manejaba las cuestione de seguridad. Pero con la
nave completamente apagada, R2-D2 llenaría ese vacío.
"Creo que no," Luke murmuró, irguiéndose. "Sólo date prisa en volver."
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"Sabes que no necesitas decírmelo dos veces," Ella vaciló, mirándole a él fijamente a los ojos,
verificando su verdadero estado emocional.
Él alzó una ceja. "Ten cuidado..." empezó.
Ella frunció el cejo.
"... del pequeño."
Ella hizo una mueca con su boca. "Yo aceptaré eso como una manera cortes de decirme, 'Te estaré
esperando aquí, madre-de-mi-niño.'"
Luke la tocó el hombro con una mano. Ella también sintió una caricia más sutil. Ella se la devolvió.
Luego pasó a través de la compuerta, pulsó el mando externo de cierre de la compuerta para estar a
salvo del posible espionaje por parte de los monitores visuales de Bburru, y luego se encamino a al
muelle central de Puerto Duggan.
Ninguna figura vestida con el traje marrón de CorDuro parecía patrullar a simple vista. Ella solamente
vio a un Rodiano, que se apresuró a desaparecer de su vista. Luego ella llegó al control de seguridad,
realizado por dos de los guardias de CorDuro a los que Luke y Anakin se habían enfrentado.
"¿Dónde atracó usted su nave?" El Rodiano flaco le preguntó.
"Dieciséis F," Mara dijo grandilocuentemente.
Otro guardia se deslizó fuera del puesto, para mirar hacia atrás por donde ella había venido.
Ella sonrió con cierta malicia. Esa compuerta de servicio tenía un peculiar camuflaje. Ellos podrían ir
con una antorcha láser y no serían capaces de conseguir subir a bordo.
Cuando ella salió fuera del corredor de acceso al astillero, la gran área abierta se encontraba vacía.
Incluso el podio de Ducilla permanecía vacío.
Ella se dio la vuelta y se dirigió a un turbo-ascensor transparente. R2-D2 le había mostrado la situación
del puesto de mando de las Fuerzas de Defensa de Duro, que estaba localizado sobre la superestructura
por encima de Puerto Duggan. Ella observó fijamente el ascensor tubo -que ascendía- justo hasta una
pequeña plataforma justo debajo de los apoyos estructurales principales del hábitat. Dos altos guardias de
piel grisácea permanecían de pie junto a la base del tubo.
"Yo necesito hablar con el Almirante Wuht," ella dijo.
"Él no está disponible," el guardia más cercano le contestó.
"Me lo temía." Mara miró de nuevo hacia arriba. Demasiado alto y lejos para saltar -quizás Luke
podría haberlo conseguido, pero ella no era capaz-.
"Escúchenme," ella dijo con voz tranquila, pero firme. "Yo sólo quiero hablar con él. No voy ha
hacerle ningún daño, pero si ustedes insisten en interponerse en mi camino, le prometo que ustedes
resultarán heridos." Ella añadió enfatizando sus palabras con una gran descarga de energía de la Fuerza.
Demasiadas cosas estaban en juego, muchas vidas en peligro, para andarse con delicadezas. "Permítanme
pasar," ella dijo con firmeza, apenas moviendo un poco su mano para gesticular.
Uno de los guardias pulsó el control del ascensor, abriendo la puerta. El otro sacó un comunicador y se
echó a un lado.
Mara irguió su cabeza, en gesto altivo, se metió en el ascensor, y apretó el botón para subir al nivel del
puesto de mando.

Capítulo 24.
Leia se deslizó justo por el hueco existente entre el complejo de hidropónicos número uno y su edificio
de administración. Aquí, las paredes de duracemento estaban apenas separadas medio metro entre sí, justo
lo bastante cerca para que una persona medianamente ágil pudiera escalar por ellas al estilo de las
chimeneas (es decir apoyándose en ambas paredes para ascender).
Ella aseguró su desintegrador, luego puso uno de sus pies y una de sus manos contra la pared derecha,
uno pie y una mano contra la pared izquierda, y comenzó a subir.
Aunque el duracemento era lo bastante rugoso para afianzar bien sus manos y pies, el ascenso vertical
la obligaba a sostener sobre sus muñecas y tobillos, teniendo que adoptar dichas articulaciones ángulos
muy forzados, que la provocaban un embotamiento y un fuerte dolor. Usando técnicas Jedi para ignorar el
dolor, ella siguió escalando. Finalmente, ella alcanzó el tejado, quedando allí postrada por el esfuerzo y
mirando al norte, hacia los graneros en construcción.
Un movimiento casi justo debajo suyo atrajo su atención. Un par de Yuuzhan Vong arrastraban lo que
parecía una carretilla por el camino principal de entrada al edificio de administración. Se quedó sin
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respiración cuando ella reconoció el chal azul claro de Abbela Oldsong, apelotonado alrededor de una
forma flácida amontonada en el tablón de la carretilla. Leia apuntó su desintegrador al cuello del
alienígena más cercano, justo en la juntura de su armadura, luego bajó su arma. Abbela no respiraba. Algo
parecido a una especie de serpiente carmesí estaba prietamente enrollada alrededor de su cuello.
Leia hizo un gesto de desagrado, contenta de que la mujer yaciera boca abajo. Otros miembros,
humanos y no humanos, se amontonaban bajo el cuerpo de Abbela. Leia se preguntó si ellos habían sido
sacrificados a algún horrible ente denominado dios.
Ella apenas se dio cuenta de que Olmahk se arrastraba hasta quedar a su lado, su delgado rostro
grisáceo que a la altura del suyo.
"Mantén el control, Lady Vader."
"Lo haré."
Entonces ella vio una de las máquinas para apilar bloques era sacudida hacia adelante, siendo
arrastrada y empujada en lugar de moverse por sus propios medios. Delante de esto, entre el cobertizo de
construcción y las parcelas ajardinadas, se abrió un nuevo y enorme agujero. Yuuzhan Vong se movían
por sus bordes, ahondándole, agrandándole con los que parecían picos y palas, pero que probablemente
eran criaturas-herramientas. Al oeste del hoyo, cientos de refugiados permanecían sentados, apiñados los
unos contra los otros. Aunque la tarde iba cayendo hacia la noche, nadie estaba echado. Mientras Leia
observaba, otro grupo se les unió. Yuuzhan Vong montados en bestias parecidas a lagartos patrullaban la
zona, cerca del área en construcción, algo se movió.
Entonces ella vio la parte superior de la criaturas con tentáculos, atacando la pared con loco frenesí.
Ella apretó un puño. ¿Dónde esta SELCORE ahora? La senadora Shesh estaba sentaba tranquilamente
en Coruscant mientras que Leia estaba aquí tumbada, teniendo que esconderse, observando como
biocreaciones alienígenas destrozaban el refugio construido por SELCORE.
Sin embargo, no estaba sola. Ella oyó más silencioso arrastre de pies por detrás suyo, luego Jaina llegó
a su altura, arrastrándose sobre su estómago.
"¿Esto te recuerda algo?" Jaina preguntó, ajustándose su máscara protectora con una mano.
Leia asintió. "Rhommamool, y un agujero lleno de droides. Nosotros tenemos que sacar a esas
personas de ahí."
"¿Con qué?" Jaina preguntó amargamente.
"Sólo ayudadme a conseguir traer hasta aquí el láser minero," Leia dijo. Ellos aún no han apagado la
planta principal de energía."
"¿Qué tal alzar algo por encima del agujero," Jaina sugirió, "usando la Fuerza? ¿Y simplemente dejarlo
caer sobre ellos? Ellos no tendrían ni la menor pista de donde estamos, ni cuantos somos."
"Nosotros podríamos aplastarlos," Leia dijo, "o nosotros podríamos intentar conseguir que algunos
prisioneros escaparan."
"¿Cómo es eso?"
Mientras Leia explicaba de manera vaga su plan, Jacen se arrastró junto a su hermana.
"Nosotros te necesitamos," Leia dijo con brusquedad, esperando que él finalmente hubiera aclarado su
mente. Ella le explicó lo que querían hacer.
Jacen miró atentamente al exterior haciéndose una composición de la idea. Sus cejas se levantaron, y él
tenía un aspecto amargamente infeliz. "Mamá, yo... yo no puedo," él murmuró. "Jaina, tú sabes que el
tamaño no importa. Tú puedes hacerlo. Utiliza mi fuerza, si quieres. Pero esto es así. En esta vorágine,
estamos en el momento crítico. Puedo sentirlo. Yo no... me atrevo... a cometer el menor desliz."
"Ayúdanos o quítate de en medio a un lado." Los castaños ojos de Jaina ardían. "Desertor."
"Olmahk no puede usar la Fuerza, y él no es ningún desertor."
Leia frunció el ceño, al oír el tono tan grande de frustración en la voz de Jacen. Ella nunca se había
negado a usar la Fuerza de esta manera. A pesar, de que ella no había completado del todo su
entrenamiento. Ella obviamente veía a Jacen como un mal ejemplo, y él estaba intentando dar un paso
más en el camino que había decidido tomar, y cuyas consecuencias podían resultar imprevisibles y muy
peligrosas, tanto para él como para los que le rodeaban.
Jaina se arrastró hacia adelante otro medio metro más, hasta casi alcanzar el borde del tejado. Un
lóbulo de su oreja asomó por debajo de su gorra azul-cielo.
"Bien, Mamá. Simplemente concéntrate y apóyate en la Fuerza, luego apóyate en mí. Tú puedes
hacerlo."
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La frustración de Leia se alivió un tanto. Jaina había sabido como tomar la iniciativa, incluso como dar
a su madre órdenes sin hacer que pareciera que le estaba restregando por la nariz su relativa ineptitud.
Leia buscó en si misma, hacia la sensación de pura vida que siempre había allí -no un hueco vacío,
sino un algo del que manaba poder y vida-. Incluso con cierta confianza, ella pudo sentirla claramente,
mientras ella extendía ese punto de luz hacia su hija. Por una vez, su familiaridad les hacía trabajar juntas
en vez de separarlas. Jaina pareció poder manejar la energía de la Fuerza de Leia con facilidad.
Manteniendo un ojo abierto, resuelta a mirar -aunque ella no por ello de permanecer concentrada al
máximo- Leia vio alzarse un droide aplastador de metal del edificio en construcción.
Los Yuuzhan Vong de ese lado del hoyo se dispersaron. Los monstruos se agitaron ante este extraño
suceso. Al otro lado del hoyo, los refugiados se incorporaron con rapidez. Sus guardias avanzaron hacia
ellos, dándole la espalda al desastre que navegaba por el aire.
Leia se quedó helada cuando la Fuerza dejó de fluir. La máquina se estrelló contra el suelo, atrapando
a cinco guerreros Yuuzhan Vong debajo de ella. Otros alienígenas se agolparon intentando encontrar un
cierto resguardo en algunas de las cercanas casetas del jardín.
Un Vuvrian se puso de pie y gritó, "¡Corred! ¡Dispersaos!"
La muchedumbre pareció estallar. Las personas salieron disparadas en todas direcciones. Los
alienígenas que montaban sus ensilladas criaturas derrumbaron a algunos, pero otros corrieron a toda
velocidad, bien individualmente o en grupos, fuera del alcance de sus captores.
Leia esperó que algunos encontraran los agujeros de huida. Profundamente satisfecha, ella soltó un
suspiro y miró a su hija. Jaina había rodada quedando de espalda, jadeando con fuerza.
"Bien hecho," Leia murmuró.
Jaina mostró una sonrisa de satisfacción, y luego miró a su hermano. "Gracias por nada, Jacen."
Él permanecía postrado, mirando fijamente su desintegrados, mordiéndose el labio.
"Bien," Leia dijo. "El eje principal del edificio de administración desciende recto unos tres niveles. El
láser debe estar bajo vigilancia en el segundo nivel."
"Debería," Jaina murmuró. "¿Qué te hace pensar que Nom Anor no lo haya saboteado?"
"Quizás no," Jacen insistió. "Olmahk y yo las cubriremos."
Bien -excepto por una cosa más que Leia tenía que decir-. "Escuchad," ella murmuró. "Llegados a esta
altura de la misión, yo regresaré allí. Con Olmahk," ella añadió, mirando fijamente a su guardaespaldas
que la observaba con el ceño fruncido. "Si algo nos pasara, escapad. Antes de que movamos el láser, yo
os enseñare el camino de salida. Vosotros sois mi esperanza para el futuro. Los dos, y Anakin, y toda
vuestra generación de jóvenes Jedi. Si usted continúan, yo también podré -bien, no podemos fallar a las
personas que cuentan con ustedes."
"Vamos," Jaina dijo de repente. "Nosotros tenemos mucho trabajo por hacer."
Fue el momento justo. Jaina estaba en lo cierto: No más tiempo para sentimentalismo. Era hora de
actuar.
Leia saltó desde la azotea de la planta de hidropónicos a la repisa de una de las ventanas del edificio de
administración. De allí, una rápida carrera al interior de una oficina sin nadie.
La de Abbela.
Afortunadamente, los Yuuzhan Vong parecía haberse congregado alrededor del hoyo. La oficina
estaba vacía. Ella consideró la posibilidad sacar su espada láser, luego decidió que ella dejaría el trabaja
con la espada láser a Jacen y Jaina. Empuñando su desintegrador, ella comenzó a bajar las escaleras tan
silenciosamente como le fue posible.
Un vuelo por debajo del suelo, Leia se detuvo con Olmahk y esperó a que los gemelos llegaran a su
altura.
"El láser," ella murmuró, señalando hacia una cámara lateral.
Dos borrosas manchas resaltaban sobre el polvo junto a esta, y ella supo que los guardias de Abbela
había sufrido el mismo destino que su señora. Entre estas dos manchas, no muy lejos del láser, un ancho
rastro había quedado marcado en el polvo, como si un cadáver aún más grande hubiera sido arrastrado
lejos.
¿Randa? ella se preguntó para si. ¿Dónde estaría Basbakhan?
"Vale yo voy en primer lugar a mostraros el camino de huída," ella dijo.
Jaina meneó su cabeza. "Yo voy a subir al tejado contigo."
"No." Empuñando su desintegrados y lista ante cualquier eventualidad, Leia silenciosamente empujó la
130
siguiente puerta.
Un almacén lleno de cajas de almacenaje -nitratos, compuestos de potasio, micronutrientes-
escasamente iluminado con la tenue luz de una lámpara situada cerca de la salida. Leia no vio ninguna
señal de intrusos. Incluso el polvo acumulado no parecía haberse sido removido recientemente.
Leia la atravesó, caminando hacia una compuerta que tenía un aspecto similar al de un panel de
permacero. Ella lo deslizó ligeramente, abriéndolo e hizo un gesto con su cabeza.
"Al túnel. A las minas," ella murmuró.
Jaina giró sus ojos. Jacen frunció el ceño a su gemela, y apretó los labios.
Leia retrocedió sobre sus pasos. De un cubo junto a una canalización de energía con funda metálica,
ella cogió un puñado de arena y la esparció por el suelo, borrando sus huellas.
Olmahk la esperó junto a la puerta. Cuando Leia la abrió de nuevo, ella oyó roncas voces procedentes
del nivel principal y pesadas pisadas subiendo por las escaleras. Ella se detuvo y esperó. Pasado un
minuto más o menos, las voces cesaron.
¿Pero realmente ellos se habían ido? Ella se había acostumbrado a sentir la presencia de seres vivos a
través de la Fuerza. Pero con los Yuuzhan Vong, ella se sentía medio-ciega.
Ella miró a un lado a su hija, que llevaba la máscara protectora, luego a su hijo, con su gorra
encasquetada hasta la orejas. Luego empujó la puerta abriéndola del todo.
Nadie le obstruyó el paso.
Ella salió a la zona abierta, dirigiéndose hacia el láser.
Ella casi lo había alcanzado cuando un ronco grito surgió en las cercanías. Un guerrero Yuuzhan
Vong con armadura negra estaba de pie en las escaleras, y arrojaba algo de su bandolera.
"¡Iros!" Ella gritó. "¡Atrás!"
Ella realizó un disparo, pero su desintegrador sólo dejó una marca en la parte exterior de su armadura.
Ella apuntó por debajo de sus brazos, al punto debido conocido de dicha armadura blindada.
Una relámpago grisáceo pasó a su lado. Olmahk se lanzó directamente a la garganta del Yuuzhan
Vong.
Un segundo alienígena asomó por el balcón, golpeando violentamente el suelo al saltar y venir
corriendo hacia ella. Leia se dejó caer contra la puerta de duracemento, cerrándola de golpe con sus niños
al otro lado. Ella no dejó de disparar hasta que las manos del alienígena se cerraron sobre sus hombros,
apartándola de la puerta y luego arrojándola contra esta. ella se sumió en una especie de pozo de
oscuridad.
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Jacen corrió pesadamente hacia abajo por el recto túnel hecho por el láser minero, alcanzando a Jaina.
Ella había corrido como si tuviera tras sus talones un droide asesino.
"¿Tienes la menor idea de la dirección en que vamos?" Él la requirió.
"Al Norte. Cuando nosotros alcancemos las minas principales, cogeremos el camino de la derecha,
hacia el transmisor."
Las minas principales. ¿Estaría Nom Amor aún allí abajo?
Jacen agarró su mano. Jaina casi tan un tirón para liberarse.
"¿Qué?" ella demandó.
"Nosotros tenemos que regresar." él dijo. Esto no tenía el menor sentido, pero en lo más profundo de
su mente, algo grande y luminoso estaba tomando forma. "Nosotros no podemos abandonarla."
"¿Qué? Hola. Duro a Jacen. Ella nos apartó. Ella es realmente buena en hacer eso."
"Esto no está bien." Jacen se esforzó por escuchar dentro de si mismo, aquel lugar de su interior donde
él encontraba comprensión y sabiduría. Esta permanecía ahora en silencio. Ayúdame, él suplicó. ¿Qué
debo hacer?
"Esto no está bien," el repitió. "Continua, consigue el transporte. Advierte a Papá de lo que ha pasado,
llama a Luke y Mara. Diles que yo regresaré."
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En la lejanía, había una cabeza palpitante. Leia no quería estar cerca de esta, pero algo la obligaba a
acercarse más y más, hasta que finalmente estuvo dentro.
Entonces ella comprendió que estaba echada sobre su espalda, con sus ojos firmemente cerrados. Le
llegaban retazos de recuerdos. Ella no se movió, apenas se atrevía a respirar, esperando conseguir algún
indicio, alguna pista, de donde estaba echada. No sintió ataduras, ni esposas aturdidoras, ni restricciones -
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nada excepto este horrible dolor de cabeza, centra el parte posterior de su oreja izquierda-.
Ella sabía bastante sobre el uso de la Fuerza para poder convertir eso en una simple migraña.
Entonces ella escuchó una atronadora voz.
"Levántese, Administradora Organa Solo."
La voz pareció resonar, y ella la reconoció. Ella permaneció un rato más echada, intentado recuperar
sus otros sentidos. Todos los demás humanos debían de haber huido del edificio. Y los más importante,
ella no podía sentir en las cercanías a Jacen o Jaina. O ellos habían escapado, o...
No. Los Yuuzhan Vong no los habían matado.
"Nosotros sabemos muy bien," la voz familiar continuó, "cuando recobró usted el conocimiento.
Levántese. Muestre el valor que demuestra que es digna."
Entonces ella reconoció la voz. Ella la había oído a través de su comunicador, pero nunca en persona.
Ella abrió sus ojos. Estos la mostraron un techo grisáceo de duracemento extrañamente inclinado.
El hueco de la escalera. Ella había sido tumbada fuera del almacén. En el borde de su campo visual,
espirales de duracemento ascendían en la distancia.
Un Yuuzhan Vong estaba de pie entre ella y la pared gris más cercana. Él era más pequeño que la
mayoría, con la mayor parte de su cabeza cubierta de tatuajes. Con una pequeña porción de pelo que él se
había dejado crecer en una negra coleta en la parte de atrás. Él vestía una túnica color-caqui por encima
de una versión más delgada de la clásica armadura corporal negra propia de los Yuuzhan Vong. Pero su
cara...
La nariz apenas si existía, parecía dos agujeros oscuros que se abrían directamente en su cráneo. El ojo
derecho era azul claro, con la amenazadora franja propia de la pupila de un felino. La cosa en su órbita
izquierda no era ningún ojo. Parecía algo coriáceo, excepto en su parte central, donde existía una
hendidura vertida de separación, similar a otra pupila.
La criatura sostenía su espada láser en una mano.
"Dr. Cree'Ar, supongo," ella dijo. "¿O yo debería decir, Nom Anor?"
"Finalmente parece que nosotros nos hemos encontrado," él dijo, estirando sus labios en un horrenda
parodia de sonrisa.
Ella se sentó, apoyando su espalda contra una rugosa pared, e irguiendo su cubierta cabeza. Ahora ella
pudo ver a tres guerreros alienígenas más, uno de guardia en la cercana zona de aterrizaje y dos más
detrás de su falso investigador.
"Para que usted resolvió nuestros problemas," ella dijo, "usando la biotecnología de los Yuuzhan
Vong."
"En parte," él dijo. "Yo he aplicado el tipo de alquimia que puede cambiar vuestros microbios más
inútiles en poderosas herramientas."
"Usted hizo enfermar a Mara. Pero aquí, tú misión era entretenernos. Distrayéndonos."
"Tú aprendes sabiduría con gran rapidez."
"Supongo," ella dijo, también entreteniéndolos -con la esperanza de que sus niños estuvieran bien lejos
antes de que los alienígenas se dieran cuenta de que ella no había venido sola-.
¿Sola? ¿Qué pasaba con Olmahk?
Al estar ella aquí, ellos deberían haberle matado.
Chewie, Elegos, Abbela, y ahora Olmahk. Ciertamente, ellos estaban convirtiendo esta guerra el algo
personal.
"Entonces puedo suponer," ella prosiguió, "que ustedes tienen todo lo necesario para limpiar Duro por
sus propios medios."
"Eso no es algo de tu incumbencia. Si el Maestro de Guerra lo elige así, así se hará."
¿Maestro de Guerra? "¿Quién era ese?"
Los labios del alienígena se echaron hacia atrás, dejando a la vista gran parte de sus dientes.
"Levántate," él dijo, "Yo te lo enseñaré."
Sus piernas se movieron un tanto entumecidas. Nom Amor y sus musculosos camaradas caminaron
junto a ella mientras subían los escalones, hacia su propia oficina-residencia.
El alienígena que la esperaba entre sus cajas de materiales y su mesa era al menos media cabeza más
alto que su guardián más alto. Grandes escamas acorazados color-óxido cubrían su cuerpo desde su cuello
hasta la rodillas. Sus labios tenían múltiples hendiduras, su alargada cabeza estaba completamente
tatuada, y un surco que más parecía una zanja, cruzaba la parte superior de su cabeza, casi de una oreja a
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otra. Ella no quiso hacerse la menor suposición de como él había conseguido hacerse una cosa como esa.
Una alienígena más pequeña, con negras cicatrices de quemaduras, de aspecto doloroso, cruzaban sus
mejillas, le ofrecí algo al Maestro de Guerra en una bandeja. Mientras él lo recogía, pellizcándola
delicadamente entre las garras que se extendían desde cada yema y nudillos de los dedos, ella vio lo que
parecía ser una especie de gusano.
Ella apartó la mirada a un lado. Ella había dejado su litera arrugada sin recoger, al tener que levantarse
muy apresuradamente. Los restos de su desayuno aún permanecían en un plato al lado del fogón de
cocción. Al otro lado del escritorio, cerca del alto alienígena, sus cajones y estantes estaban abiertos. La
mayor parte de su contenido descansaba en el suelo de duracemento, hechos un amasijo de diferentes
objetos destrozados.
El gran alienígena inclinó su cabeza ligeramente y dejó que el gusano se introdujera en su oreja
izquierda.
Leia se estremeció, plantando sus pies un tanto separados casi paralelos a sus hombros, para sostenerse
mejor. Ella necesitaba entretenerle el tiempo suficiente para que Luke y Mara volvieran con refuerzos. Lo
bastante para que los refugiados pudieran escapar.
"Maestro de Guerra," ella dijo, "su incautación de este domo, de este planeta, es completamente ilegal.
Usted no puede..."
"Silencio," él ordenó.
Por encima de su hombro, uno de los oscuros candelabros de hierro aún colgaba de la pared. Al estar
situado justo encima de la presencia del intruso, pareció convertir su forma abstracta, en una deforma
cabeza con multitud de cuernos.
Leia se había enfrentado cara a cara con Borsk Fey'lya. Ella desafió personalmente al Gran Moff
Tarkin y a otra docena de pequeños tiranos, pero esta criatura vivía bajo unas normas absolutamente
diferentes de respecto y conducta. Ella debía conseguir llegar hasta él. Para la matanza, de una vez por
todas.
"Señor," ella dijo, "nosotros dos somos líderes. Nuestra gente nos respeta, y tenemos muchas que
decirnos. Mi nombre es Leia Organa Solo."
"Yo sé quién y lo que usted es. Yo he jurado a mis dioses tu sacrificio y los de tu clase. Tú
simplemente serás la primera, y ciertamente yo les doy una de las Jeedai más famosas."
El estómago de Leia se agitó como una coctelera. "Yo no soy una Jedi," ella dijo. "No realmente."
"Nuestros informes dicen otra cosa."
"Sus informes son erróneos. Yo tengo algo de entrenamiento, pero eso es todo. En esta galaxia,
nosotros hemos aprendido a vivir juntos los unos con los otros. Seguramente, usted..."
"Nosotros no viviremos codo con codo con la impureza," él dijo. "Su civilización está construida sobre
abominaciones. Vuestra galaxia está contaminada. Nosotros hemos venido a limpiarla, para que otras
además de nuestra casta guerrera puedan ocuparla y vivir limpiamente aquí. Es nuestro destino, según el
Señor Supremo Shimrra y los sumos sacerdotes."
¿Destino? Ella se estremeció. "Como este mundo," ella insistió, haciendo un barrido con su mano,
"puede ser limpiado de la contaminación y la polución sin matar a todos lo que vivimos en él."
"Se limpiará," él respondió. "Todo lo que se burle de la vida es una abominación. ¿No es capaz de
entender eso, Jeedai Organa Solo? Vuestras máquinas se burlan de la vida. Son algo abominable. Una
afrenta a la vida. Un insulto a los dioses que crearon todo lo que existe sacrificando una parte de ellos
mismos."
La comprensión se fue abriendo paso a través de ella. Estas personas creían que sus propio creadores
se habían mutilado. Naturalmente, ellos intentaban seguir ese ejemplo.
"Nosotros admiramos a sus criaturas-sirvientes," ella dijo cautamente. "Nosotros estaban
profundamente impresionados por su biotecnología. "¿Puedo yo sugerirle, que también, pueden aprender
mucho de nosotros?"
"Nosotros estamos aprendiendo," él dijo con tono lúgubre. "Nosotros hemos visto que vosotros negáis
la realidad de la total trascendencia. En lugar de aprender la manera más digna de encontrarse con ella,
ustedes la anticipan, o pretenden que no les llegue a poseer... jamás."
"Nosotros también hemos desarrollado criaturas-sirvientes capaz de curar," ella dijo, intentando que
sus fortalecer sus argumentos. "Nosotros los llamamos bacta. Otras criaturas-sirviente no ayudan a hacer
la comida, y..."
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"Y aún tú eres capaz de mofarte de la muerte e intentas evadir a su sirviente, el dolor. Morir, Leia
Organa Solo, es la verdad más alta del universo."
"No," ella dijo. "La vida es la verdad más alta."
"La muerte acaba con la vida."
"No puede haber ninguna muerte donde no ha habido vida con anterioridad. La vida mantiene a la
galaxia unida. La vida"
"¡Silencio, blasfema!"
La fuerza de su grito la hizo retroceder medio paso, pero Leia estaba ahora en su elemento. "Señor,"
dijo, determinada a intentar diferentes puntos de opinión hasta que ella consiguiera forzarle a que abriera
su visión de la realidad un poquito, sólo un poquito. "Usted y yo podríamos hablar de por que nosotros
estamos vivos. Tus dioses..." Sí, él mencionó dioses, en plural. "Vuestros dioses sólo pueden ser servidos
por lo vivo, no por lo muerto."
"Usted no sabe nada."
Él se volvió ligeramente hacia un lado, y dijo algo en una idioma extraño, gurutal. Detrás suyo, uno de
sus guardias soltó una sonora carcajada, y ella comprendió que debía haber dicho algo que debía sonar
increíblemente estúpido, desde su punto de vista.
"¿Qué es lo quieres, aquí en Duro?" Ella preguntó.
"Tú," él dijo, "aquella que de burlas de la muerte, y a la que te enfrentaras muy pronto. Luego, por
Yun-Yammka - el verdadero amo de guerra - nosotros purificaremos este mundo de las máquinas
abominables que están en orbitando a su alrededor."
Las ciudades de Duro, ella comprendió con una sensación de hundimiento total. Millones de vidas.
"Sin embargo nosotros conservaremos a las personas que tú llamas refugiados. Su labor es necesaria
para la tarea de limpiar este mundo." Él señaló con la cabeza hacia Nom Anor. "Finalmente, Duro será
nuestra plataforma para tomar otros mundos. Como los de aquellos que vosotros llamáis Núcleo Central."
En la cabeza de Leia se hizo finalmente la luz, como si antes hubiera estado flotando sobre sus
hombros. Ellos querían apoderarse de todo, y ella ya no tenía muchas dudas de que fueran capaces.
"Señor," ella dijo, "Incluso los dioses no pueden querer eliminar toda forma de vida que no sea de su
ag..."
"¡Usted no hablas para los dioses! Pero muy pronto, hablarás con ellos. Entonces dile a mi amo, Yun-
Yammka que más de los de tu clase -más Jeedai, nuestros enemigos más poderosos en esta galaxia - serán
arrastrados ante su presencia. Dale ese mensaje cuanto te encuentres ante él, Embajadora."

Capítulo 25.
Uno de los captores de Leia se la acercó furtivamente, blandiendo una criatura con un cuerpo diminuto
y largas garras encorvadas asomando. ¿Acaso eso significaba que ellos querían sacrificarla aquí y ahora?
Leia dio un paso hacia atrás.
"Espera," ella exclamó. "Yo querría saber más sobre esos dioses tuyos."
La risa del Maestro de la Guerra fue uno el horrendo retumbar de un vozarrón. "Eso es hablar con
sabiduría. Ya habrá tiempo."
El otro alienígena la agarró del brazo izquierdo. La criatura sujetó sus muñecas con un par de garras,
luego se agarró a su otro brazo, aprisionándola tan efectivamente como un par de esposas aturdidoras.
El Maestro de la Guerra dijo algo en ese otro lenguaje, y uno de sus guardias la sujeto por su codo
izquierdo. La última imagen que ella vio del Maestro de la Guerra, fue como él se estaba arrancando
delicadamente de nuevo el largo gusano de su oreja.
Sus guardias la condujeron a un almacén, empujándola dentro, luego la hicieron darse la vuelta. Uno
agarró la criatura que aprisionaba sus manos y se la quitó. Luego le dio otro empujón y la dejó sumida en
la oscuridad.
Ella se permitió el lujo de permanecer inmóvil y sin pensar en nada, durante unos instantes.
Ella no podía evitar tener la sensación de que había eludido la muerte por milímetros.
Entonces algo se movió entre las sombras a su izquierda. Algo grande.
Ella instintivamente se apartó.
"Sólo estoy yo," retumbó una retumbante voz. "Tu compañero de cautiverio."
"¿Randa?" ella le requirió. "Supongo que te entregaste a ellos, ofreciéndote a transportar prisioneros -y
ellos te arrojaron aquí."
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"¡No, no, yo lo juro por mi kajidic! Yo intenté alcanzar su láser minero. Yo quería autoinmolarme, y
matar a tantas de esas criaturas despreciables como me fuera posible."
"Oh, de verdad," Leia dijo. Ella había conocido a demasiados Hutt como para creerse eso. "Tú quisiste
sacrificarte."
"Pero es verdad," él gimoteó. "Yo no merezco nada mejor. Mi arrepentimiento es sincero, mi
mortificación completa y absoluta. Yo..."
"¿Mortificación?" Leia probó a dar un empujón a la puerta. No pasó nada. "¿Dónde está Basbakhan?"
"Ellos lo cogieron," Randa gimió.
"Entonces está muerto."
"No, no."
¿Cogieron a un Noghri vivo? Ella no hubiera pensado que eso era posible. Ella se quitó una capa de
sudor de su frente.
"¿Qué estabas haciendo tu con ese villip? Contéstame, contesta con sinceridad, y quizás yo te crea.
Sólo quizás."
Él soltó un gimoteo. Luego masculló, "yo intenté negociar. Intenté conseguir que ellos nos prometieran
un mundo seguro para los de mi raza. ¿No intentaría tú hacer lo mismo?"
Había algo, ella se preguntó, ¿qué pudiera comprar la seguridad de un mundo? "¿A cambio de que?"
ella preguntó con tono cortante.
Sus ojos se estaban adaptando a la falta de luz. Ahora ella podía ver una gran forma bulbosa, color
canela, apretujándose contra la otra esquina del cuarto de almacenamiento. Ella no pudo ver si estaba
herido, y la verdad es que no le importaba lo más mínimo.

Él se lamió los labios con su grasienta lengua puntiaguda. "Ellos quieren Jedi," él dijo. "Ellos no saben
nada sobre la Fuerza. Ellos quieren averiguar lo que les hacen tan poderosos."
"¿De manera que tú intentaste venderme a ellos? ¿Es lo que estás tratando de decirme?" Que
absolutamente apropiado, era entonces que ellos lo hubieran encerrado aquí con ella.
Él se aplanó sobre el suelo. Ella nunca se imaginó el aspecto que podría tener un Hutt sumido en la
más absoluta miseria y desesperación.
"No," él dijo. "Tú no. Jacen."
¿Su hijo? ¿Esto... Hutt... había ofrecido entregar a su hijo al enemigo? Sus manos se contrajeron, su
espina dorsal se enderezó. Ella hubiera cruzado el cuarto e intentado acabar con él con sólo sus manos
desnudas, pero necesito de una cadena para matar a Jabba y de una espada láser para acabar con
Beldorian.
Randa probablemente no conocía lo de Beldorian, pero era algo conocido por todo el mundo que ella
había matado a Jabba. "Cómo te has atrevido," le dijo con los dientes apretados por la rabia que la
embargaba.
Él se apretujó aún más sobre si mismo. "Ahora entenderás," dijo "por qué yo intentaba sacrificarme.
Yo deseo que me creas." Su voz cayó en una especie de tono de amargura y arrepentimiento. "No es que
tú hayas confiado alguna vez en mí, o que nunca vuelvas a creerme. Deseo, deseo con todas mis fuerzas
poder convencerte de que mi arrepentimiento es sincero"
"No," ella dijo, "No lo hago, no quiero, y no podría." Pero por otro lado, ella había visto rastros de lo
que parecía como si hubieran sacado a rastras a Randa del almacén donde estaba el láser minero. "Pero
prosigue, dime otra mentira para así pasar el tiempo. "¿Cómo te cogieron?"
"Yo estaba inclinado sobre el láser, intentando activar sus repulsores..."
"Lo cual no fuiste capaz de conseguir," ella le interrumpió. "Yo lo codifiqué con la impronta de mi
voz."
"Ah-h". Él lanzó un largo y sollozante suspiro." Me alegro," dijo, "por haber sido capaz de decirme
eso. Si nadie más lo sabe, y nosotros vamos juntos a nuestra muerte, al menos yo..."
"Oh, cállate," ella murmuró.
Ella se apoyó contra la pared de piedra. Su hombro izquierdo tropezó con la canalización de un cable
de fuerza, y ella cambió de postura para ponerse algo más cómoda.
No fue capaz. El Maestro de la Guerra le había dicho que destruiría todas las ciudades de Duro, luego
avanzaría hacia Coruscant. Sólo había una conclusión posible: él tenía más fuerzas en camino.
Bburru, y Transportes CorDuro, había engañado de forma consciente a los refugiados que ellos tenían
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que haber ayudado. Pero lo gracioso del caso, era que después de todo, no era la población de refugiados
la que estaba en peligro inminente de ser masacrada -¡sino los propios Duros!-
Ella cerró los ojos, y se adentró en el fuerza en busca de sus niños.
Ella sintió la sutil resonancia de la presencia de Jaina a una cierta distancia. En cambio la de Jacen
podía estar más lejana, o más cerca -amortiguada por algo-. ¿En las minas? ella se preguntó. ¿O aún
dentro de su túnel secreto?
Ella rascó inconscientemente su hombro contra la canalización de fuerza -entonces una luz se encendió
en su cabeza, agarrando dicha canalización con una mano-. Esta iba desde cerca del suelo hasta el techo.
Ella se concentró, recreando el edificio de administración mentalmente: que cuartos había por encima
suyo, y cuales debajo. Esta canalización atravesaba el almacén que donde estaba la entrada a su túnel.
Ella se agachó y barrió en suelo con sus dos manos.
"¿Hay alguna manera en que yo pueda ayudar?" Randa preguntó.

"Yo quiero un guijarro," ella dijo bruscamente. "Siempre hay guijarros que se desprenden de nuestras
paredes de duracemento. La fábrica nunca consiguió dar con la fórmula adecuada..."
"Aquí, Administradora."
Algo, casi le cayó en su regazo. Ella tanteo hacia el ruido, hasta que encontró el guijarro, asiéndolo con
una mano.
"Gracias," ella murmuró.
Ella tecleó una señal de socorro en un viejo código de pulsos Mon Cal. Naturalmente, nadie la
contestó.
Ella se puso de pie, plantó las palmas de su mano contra la puerta cerrada, y de nuevo empujó con
todas sus fuerzas. No se movió ni un milímetro.
"Yo también intenté eso," Randa se ofreció. "Pero si tú piensas mi peso, añadido al tuyo, podría..."
"No," ella dijo. Quizá él estuviera verdaderamente arrepentido. Por el momento.
O sólo es que la tenía miedo.
Ella se volvió a sentar.
Ha ella sólo le quedaba una cosa por hacer, pero dudaba. Si ella llamaba a Jaina o Jacen a través de la
Fuerza, ellos podrían ponerse en peligro.
Oh, cierto, su vocecita interna se burló. Como si Luke no supiera que yo ya estoy en serios problemas.
Ella había hecho que Jacen y Jaina se alejaran -insistiendo que ellos procuraran salvarse- y ella quería que
eso siguiera así.
Pero si Luke supiera cuan desesperada era su situación actual tal vez...
Ella se sentaba y se relajó profundamente. Luke, ella gritó silenciosamente a su propio gemelo. Luke,
escúchame...
Ella no captó ninguna respuesta. Quizá él también se veía obligado a esconderse.
----------
Acurrucado en el sillón del piloto de la Sombra de jade, Luke sintió un zarcillo de energía rozándole.
En alerta por los escaners en busca de signos de vida, él se sumió en la Fuerza y dejó que la sonda pasara
sin detectarle. Cuando esta se consumió, él la inspeccionó con gran cautela para confirmar su impersonal
naturaleza electrónica.
En cambio, él captó el tenue rastro de Leia, junto con peligro y advertencia.
Mortificado, él la buscó a través de la Fuerza. Él reconoció al instante la sensación de estar atrapada -y
esta vez, ella estaba en peligro inminente y mortal-. Ella quería hacer entender más cosas aún, pero el
resto de la información paso como a ráfagas. Batallas -un Maestro de la Guerra- una amenaza para
Coruscant.
Él se levantó de la silla de un salto, dirigiéndose a popa, hacia a Ala-X.
A mitad del camino se detuvo. ¿Salvar a su hermana? ¿O quedarse en la estación, a causa de su esposa
y su hijo-no nacido? Mara le había dicho que se fuera, si tenía que hacerlo.
Él intentó recibir algún indicio por parte de la Fuerza. Sorprendentemente, su percepción más clara fue
que este no era en absoluto el momento de la muerte de Leia. Su destino estaba establecido, pero durante
la próxima hora, Jacen debería permanecer firme... o se derrumbaría por completo.
Ahondando en lo más profundo de la Fuerza, Luke sondeó en busca de Jacen, y luego de Leia. ¿Estaba
ella condenada? No podía decirlo. Jacen permanecía clausurado para él, encerrado dentro de sus propias
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barricadas. Los hombros de Luke se desmadejaron por la preocupación que sentía.
Jaina, sin embargo, respondió al instante. Él incluso pudo apreciar la convicción de que Jaina estaba
regresando para intentar ayudar a su madre. Al enlazarse con ella, normalmente, captaba la irritación que
Jaina usualmente mostraba hacia Leia, ahora Luke pudo apreciar su amor por la mujer que le había dado
la vida, y para quién era incluso más importante que ella misma. Su primera amiga, su modelo a seguir.
Quizá Jaina, también podría lograr ayudar a Jacen a encontrarse a sí mismo.
Él sondeó de nuevo en la Fuerza en busca de Leia. Si ella deliberadamente estaba intentado abrirse a
él, él podría coger alguna cosa de su memoria, alguna imagen que pudiera trasladar a Jaina. Él tenía que
salvarla, y a Jacen.
La única imagen clara en su mente la mostró a ella dando golpecitos en una conducción con una
piedra, y una localización. Él le envió todo eso a Jaina.
Entonces captó una alarma procedente del tablero de comunicaciones de la Sombra. Se situó de nuevo
en la silla del piloto.
"Skywalker," él contestó.
"Luke, soy Hamner. Lo siento, pero no tengo buenas noticias."
"¿Nada de refuerzos?"
"Ninguno. Lo mejor sería que evacuarais, si podéis."
"Gracias por intentarlo, Kenth."

Luke sintió como un equipo del astillero se acercaba por un corredor de fuera. Él tuvo que
concentrarse de nuevo, para ocultarse a cualquier tipo de rastreo o scanner, a la vez que cerraba el
comunicador con su mano. Él tenía que informar a Mara de las palabras de Hamner.
¿No habría alguna manera de poder ayudar a Jacen y Leia?
----------
Jacen se contrajo sobre si mismo para hacerse lo más pequeño posible y esperó a que los fuertes
pisadas pasaran por las escaleras. Cinco minutos antes, harto de ocultarse y de dudas, él volvió a entrar en
el edificio de administración.
Él encontró los restos destrozados de un U2C1 un droide de quehaceres domésticos, piernas de plástico
y restos de tuberías y engranajes esparcidos por las escaleras. Luego encontró este cubículo vacío, justo lo
bastante grande contener a este tipo de droide. Algo zumbaba en la parte posterior de su mente. Una vez
más, algo enorme estaba intentando abrirse paso, algo de enorme poder. Un violento impulso le urgía a
salir fuera del cubículo y acabar con todos sus adversarios.
Espera. La sensación simplemente desapareció.
Angustiado -ahora casi enfadado- él clavó sus uñas en sus tobillos. ¿Esperar a que? Él se volvió a
gritar a si mismo.
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Han se apoyó contra una pared de piedra. Regresando hacia el punto de reunión subterráneo cerca de
Gateway desde el lugar donde permanecía oculta la última nave de transporte, él encontró la antena
GOCU de Leia. Él prontamente acopló su comunicador. No recibió respuesta de Leia o Jaina, pero si le
captó C-3PO.
"¿Ninguna señal de ellos, Threepio?"
En su mente él vio al droide de protocolo, sentado en la cabina con gravedad artificial del piloto del
Halcón, observando atentamente los diferentes controles y sensores.
"No ha aparecido ninguna señal más de naves alienígenas, Capitán Solo"
"Comprueba los sensores. ¿Qué hay en las proximidades?"
Pausa breve. Detrás suyo, Han oyó el suave roce de cientos de pies, refugiados que iban pasando a su
lado, hacia el túnel de Droma.
"Nada, Capitán. Por el momento, parece como si el enemigo sólo hubiera desplegado esa pequeña
fuerza de ataque"
"Basta por ahora, Vara dorada. Esta listo para disparar y en apenas un segundo yo estaré allí."
Él probó una vez más con Leia, luego apagó el comunicador, y lo hundió en lo más hondo de uno de
sus bolsillos. No le gustaba que ella permaneciera en silencio.
Uno de los Ryn afeitados se detuvo a su lado. "¿Terminaste?" Han reconoció la voz de Romany.
"Sí. ¿Todo listo?" Han murmuró.
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El mono azul de Romany colgaba de sus brazos. Él blandió su propio comunicador. "R'vanna dice que
los últimos ya han bajado al túnel."
"Vale."
"¿Dónde estás sus hijos?"
"Probablemente con su madre." Eso esperaba al menos. Han echó un vistazo a lo que tenía por delante.
Justamente más allá de este punto, ellos entraban en la sección más peligrosa, donde el antiguo túnel
minero se unía a la reciente zona de excavación hecha por los científicos de Leia y que conectaba su
laboratorio con los pantanos. Aquí, podía haber trampas en cualquier parte.
Como si sus pensamientos hubieran sido una señal, él oyó un suave crujido por encima de sus cabezas.
Luego ese crujido pareció seguir durante todo un minuto. Gravilla cayó sobre su casco de cuero.
"Nada de pánico," le murmuró a Romany. "Aún no, aunque..."
Increíblemente, nadie gritó. Por detrás, una sección del techo se derrumbó sobre la cabezas de algunos
refugiados. Él oyó jadeos, vio y sintió una masa de cuerpos apretujándose contra él. Pero incluso los
niños permanecieron callados.
"¿Qué les has hecho, Romany?" Han le preguntó con cierto asombro.
El Ryn se encogió de hombros. "Ellos saben si ellos les oyen, todos nosotros resultaremos muertos.
Ellos han estado han estado corriendo durante tanto tiempo de un sitio para otro, que están empezando a
ser unos expertos en situaciones como esta."
Mentalmente Han maldijo a los Yuuzhan Vong. Él se volvió y siguió avanzando.
Al final del túnel, la luz del día brillaba débilmente. Droma había sacado un viejo apilador de balas de
heno fuera del transporte y cuidadosamente los habían empujado desde la base de los acantilados hacia el
túnel. Mientras este se movía, él y un abundante grupo de refugiados -seguían apilando el heno por
encima del apilador, creando una especie de túnel. Han fue capaz de mover grupos de refugiados más
grandes hacia el transporte sin ser visto desde el exterior.
Cuando todos ellos hubieran pasado -humanos, Vors, Vuvrians, un Gotal y un Sniwian por aquí y por
allí. Él se agachó contra el marco de heno con Droma. Era el momento de decir adiós, y él no quería
hacerlo.
Evidentemente Droma tampoco, "Si nosotros podemos salir de órbita, me dirigiré al exterior de la Ruta
Comercial. Senex-Junex aún podrían estar dispuestos a aceptar refugiados."
"Has cambiado," Han dijo con brusquedad. "¿Qué es lo que le ha pasado la bocazas que yo me
encontré en Ord Mantell?"
"Supongo que él murió." El Ryn dijo con tono lúgubre. Se quitó su gorra roja y azul, quitando de esta
las briznas de paja, para luego colocarse en la postura habitual que él usaba. "Al igual que la mitad de su
clan."
"Si encuentro algún extraviado, lo subiré al Halcón."
"De acuerdo," Droma dijo. "Ya sabes," él dijo con cierto anhelo, "que yo deseaba encontrarme con
Luke Skywalker."
Han soltó un risita. "Tú ya lo hiciste, acuérdate; a bordo de la Reina del Imperio"
"Pero no hablé con él."
Han se encogió de hombros. "Yo haré que te visite algún día." Él apretó con fuerza la parte superior
del peludo brazo del Ryn. "Mantén tus escaners activados."
"Sabes, Solo, para ser un maldito humano eres una persona de buen corazón."
Él final de la fila pasó junto a ellos. Droma se unió a los más retrasados, haciendo que se apresuraran.
Ellos habían acordado a que esperarían a que Han les diera la señal de que el Halcón estaba listo para
salir disparados a toda velocidad hacia espacio abierto. Han les escoltaría hasta el punto de salto, luego se
marcharía en otra dirección -con Leia y los chicos-. Él activó el comunicador, pero una vez más, no
obtuvo contestación de ellos.
Él estaba volviendo hacia el túnel cuando Droma regresó a toda prisa. "La unidad de comunicación
esta muerta," dijo con un resoplido. "El transmisor parece funcionar, pero sólo es capaz de captar voz.
Déjame repararlo con tu comunicador."
Han dudó, pero luego pensó que podría hablar con los chicos desde el Halcón -y ya era hora de que él
fuera hacia allí-. Le alargó el comunicador a Droma. "Nosotros estamos a punto de iniciar esa carrera del
rescate total," dijo. "Creo que ahora me debes una."
"Ponlo en mi cuenta," Droma dijo.
138
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La puerta de la prisión de Leia se abrió a lo ancho para que una mano con garras se deslizara por abajo,
dejando un cántaro de agua y un cuenco lleno de algo que se retorcía. Randa roncaba suavemente en su
rincón. Ella olisqueó el agua. Parecía buena. Ella la saboreó con cautela, dejando que un sorbito se
deslizara sobre su lengua, escuchando atentamente ese sexto sentido para detectar el peligro que usaban
tan eficazmente para protegerse Luke y Mara. Ella no detectó nada alarmante, de manera que bebió con
ansia. Luego echó una mirada al cuenco. No importaba lo hambrienta que ella estuviera, ella no se
comería esa cosa.
Ella tocó la sección central del cuerpo de Randa con su pie. "Eh," dijo. "La cena."
Él se despertó rápidamente, haciendo pestañear sus grandes ojos negros.
"Es algo que le gustará." Ella empujó el cuenco con sus manos pequeñas.
"Oh," él exclamó. "He pasado tanto tiempo sin alimentarme."
Ella se apartó, asqueada de sus gustos culinarios.
Un débil golpecito que fue seguido por otro varios segundos después atrajo su atención. Para provenir
de la canalización.
Ella se puso más cerca. En una especie de código morse, ella oyó pudo formar letras mediante grupos
mas largos o más cortos de las pulsaciones. R-M-E. Pausa. P-U-E-D-E-S-O-I-R-M-E. Pausa.
Para entonces, ella había encontrado de nuevo el guijarro. Ella volvió a dar golpecitos en clave, "Q-U-
I-EN-E-R-E-S."
"Jaina," le llegó la respuesta mentalmente. "¿En que planta estás?"
Triunfante, Leia estiró a través de la Fuerza. Allí, de hecho, esta su hija. De la mente de Jaina ella
captó imágenes de Luke ocultándose en la nave, los muelles de Bburru, y de Mara hablando con la
comandancia militar de los Duros -para nada sobre Han-. Por cuestiones de seguridad, Jaina había
apagado su comunicador.
Con gran esfuerzo, Leia deletreó las amenazas proferidas por el Maestro de Guerra mientras ella
formaba aclaratorias imágenes en su mente. Los otros debían saber el inminente peligro que se cernía
sobre las ciudades de los Duros, palabra por palabra, exactamente como habían sido pronunciadas
amenazadoramente por el Maestro de Guerra. También la inminente esclavitud a que serían sometidos los
refugiados, y la ofensiva prometida sobre el Núcleo Central.
"Advierte a Mara," ella concluyó, para regresar luego de nuevo al modo de señales acústicas. "Usa el
transmisor GOCU. Date prisa, luego vuelve. También está prisionero Randa."
Jaina le contestó con otra serie de golpecitos. "Te sacaré primero."
"No. No. Avisa a Mara en primer lugar. Encuentra a Han, luego regresa," Leia le contestó.
Silencio. La cálida sensación en la parte más honda de su mente se fue apagando, enfriándose hasta
desaparecer. Ella tuvo que esperar casi un minuto. Luego, "OK," Jaina contestó de nuevo con pulsos.
Leia se dejó caer hacia atrás, soltó la piedra, e hizo reposar sus codos sobre sus rodillas.
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Cuatro Duros armados esperaban a Mara en la parte superior del ascensor.
"Encantador," ella dijo. "Un comité de bienvenida. Yo necesito hablar con el almirante."
"Usted está bajo arresto," dijo secamente el Duro que llevaban más rayas en el cuello de su uniforme
(debía ser el de mayor graduación).
"¿Con qué cargo?" Mara demandó.
"Entrada no autorizada en propiedad militar, para empezarrrr."
"Mm." Mara flexionó sus manos, manteniéndolas cerca de su desintegrador y espada láser. "Vosotros
podéis intentar atraparme, en cuyo caso lo más seguro es que vosotros terminéis tumbados en el suelo o
también como carnaza para sacrificios de los Yuuzhan Vong... o vosotros podéis conducirme primero a
ver al Almirante Wuht. Si después de oír lo que yo tengo que decirle, él quiere encerrarme, yo iré
pacíficamente. ¿Creéis que es una solución aceptable?"
El líder de los duros parpadeó una vez. "Síganos," él ordenó.
Ella le siguió, lista para revolverse a la primera señal de que él hiciera un movimiento extraño. Pero
menos de un minuto más tarde, los escoltas la condujeron a la sala de un comedor privado, donde un
Duros estaba sentado junto a dos humanos corpulentos. En el uniforme gris-carbón del Duros había
charreteras con filigranas, blancos cordones en el hombro, y un fila de estrellas alrededor de su cuello.
"Almirante," Mara dijo. "Mi nombre es Mara Jade Skywalker. Necesito hablar con usted
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urgentemente."
Almirante Wuht ladeó su larga cabeza hacia un lado. Él miró a sus invitados humanos. "Interesante,"
dijo, "Estos caballeros justo acaban de predecir que tu, o uno de los de tu clase, se abriría camino, a la
fuerza si era necesario, para verme en poco más de una hora. Y aquí esta usted."
Mara observó atentamente a los humanos. Él más cercano llevaba el pelo casi rapado al cero y se
sentaba con sus hombros un tanto caídos. El otro tenía una mirada extraña, distante en un ojo,
probablemente debido al mal funcionamiento de una prótesis ocular. Ellos llevaban de forma bien visible
la insignia con el broche de las manos cruzadas propio de los miembros de la Brigada de la Paz, una mano
claramente humana, la otra completamente tatuada.
Ellos siempre dejaban sin mostrar las garras.
"Bien," ella dijo. Se apoyó con ambas manos en el respaldo de la silla repulsora más cercana.
"Almirante, yo no sé lo que se le ha dicho sobre las posibilidades de un segundo ataque por parte de los
Yuuzhan Vong a este sistema, no otro de tanteo, sino una ofensiva en toda regla, pero nosotros tenemos
razones para creer que es inminente."
"Ellos han venido únicamente a tomar posesión de la superficie del planeta," el humano de hombros
caídos dijo. "Ellos no tienen el menor interés en las ciudades de los Duros, y no hay ninguna razón por la
que nosotros no podamos coexistir pacíficamente con ellos."
Mara le dirigió una mirada llena de rabia. "¿Es por eso que ustedes han dejado, ha medio millón de
refugiados para ser sacrificados?"
Él estiró sus manos. Su amigo de aviesa mirada deslizó sus manos por debajo del tablero de la mesa.
Mara cogió la empuñadura de su espada láser, por debajo de su túnica. "Se que le han hecho creer que
no tienen el menor interés en sus ciudades orbitales, y que ellos no les harán nada," le dijo al almirante.
"Asumo que le costó tomar la decisión de dejarles tomar a centenares de miles, allí abajo, dado que esa
bola de barro contaminado no os interesa lo más mínimo. Pero tu propia gente son tu máxima prioridad, y
esto es una guerra. ¿Estoy yo en el cierto?"
El de los hombros caídos cruzó sus brazos. "Creo que es hora de que te vayas, Ojos Verdes."
Mara negó con la cabeza. "Nosotros conseguimos comunicar con Coruscant," dijo. "Les pedimos
refuerzos. Ellos rechazaron nuestra petición."
De nuevo, la mirada del almirante pareció perderse un tanto. Sus grandes ojos se estrecharon un tanto,
luego de nuevo la volvió a mirar. "Por favor díganos lo que piensa, Jedi Jade Skywalker."
"Me sorprende que usted no lo haya visto ya," dijo. "¿Acaso no ha oído como ellos destruyen toda
clase de tecnología? ¿No ha visto esa criatura de ahí fuera, devorando Orr-Om? ¿No se da cuenta de que
ellos consideran la tecnología -todo tipo de tecnología- como una abominación, una ofensa contra sus
dioses? ¿Realmente ha llegado a creer que ellos les dejarían conservar sus ciudades?"
"A nosotros se nos ha dado ese tipo de salvaguardas," Él respondió. "Es como tu dices. Mi
responsabilidad es con mi gente. Tristemente, yo no puedo ayudar en la evacuación de vuestros
asentamientos. Nosotros intentamos advertir a SELCORE contra la colonización de la superficie del
planeta. Los Duros tuvimos que tragar con todo lo concerniente a ese asunto, ahora no tenemos por que
pagar las consecuencia de esa decisión, a la que nosotros nos opusimos."
"Es el momento de que salga de aquí," Dijo el del ojo malo.
"Yo me iré cuando sea hora de irme." Mara observó sus hombros, Si estos se retorcían, ella estaba
lista. "Primero..."
El comunicador de su cinturón zumbó, y desde la distancia ella sintió la urgente preocupación de Jaina.
El momento elegido por la muchacha era realmente inoportuno.
"Mi aprendiz está intentando rescatar a la Embajadora Organa Solo, quien ha sido echa prisionera allí
abajo," ella explicó, activando el comunicador con su mano izquierda. "Aquí Mara," dijo. "Yo estoy con
el Almirante Wuht."
En el momento que ella confirmó que era la voz de Jaina, ella manipuló el comunicador, aumentando
el volumen.
"Almirante, soy Jaina Solo. El domo de Gateway tiene un enlace de comunicaciones GOCU en los
túneles, y la gente de mi madre lo ha conectado a un conjunto de antenas exteriores. Mi madre se
encuentra retenida en el edificio de administración, por un Yuuzhan Vong que ellos llaman Maestro de la
Guerra. Él ha dicho que ellos van a destruir las ciudades de Duro. Todas ellas. Ella me dijo que era de
máxima prioridad advertirles."
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Mara miró fijamente a Ojo-Malo, cuyo ojo bueno se había abierto considerablemente.
"Que dijo literalmente, ¿Jaina?" Mara preguntó. "¿O acaso sólo fue una deducción tuya? Esto es
extremadamente importante." Mara sostuvo el comunicador con el brazo extendido, asegurándose que
todos en el cuarto pudieran oír la contestación de Jaina.
Ella se tomó su tiempo para citarle. "Él la dijo: Nosotros purificaremos este mundo de las abominables
máquinas existentes en la órbita de este planeta," Jaina confirmó. "Y desde aquí, ellos quieren apoderarse
del Núcleo Central. Si el Almirante Wuht no puede oírme, dile una cosa más. Nosotros encontramos
evidencias que Transportes CorDuro han estado trabajando con la Brigada de la Paz desde hace mucho
tiempo, probablemente a cambio de poder conseguir un salvoconducto para que una de las ciudades
pueda salir de órbita. Señor, si usted quiere proteger a la gente de Duro, evácueles a ese sitio. Comiencen
a activar sus motores para coger potencia y velocidad, por que no creo que les quede mucho tiempo. No
hay muchos de nosotros que puedan ayudarles dentro del sistema, pero nosotros ayudaremos a las fueras
aéreas de la DDF a cubrirle durante su partida..." Ruido de estática interrumpió la transmisión durante
varios segundos.
"Repite de nuevo, Jaina. Nosotros no recibimos la última parte."
"Mamá dice que bombardean el domo de Gateway tan pronto como su gente lo haya abandonado. Este
tipo es alguien de alto rango en su jerarquía. Tienen que acabar con él, mátenlo."
"¿Puedes regresar a por Leia?" Mara preguntó.
"Perdóneme, Almirante. Si me pongo un tanto emocionada." La voz de Jaina sonó un tanto
entrecortada. "Ella me obligó a marcharme, Mara. Yo intentaré volver a por ella, pero..."
"Ella quería hacernos llegar ese mensaje," Mara miraba con gran atención a Ojo-Malo. Su hombro
izquierdo se fue hacia atrás, sólo un poquito.
"Jacen..."
El desintegrador de Ojo-Malo agujeró la mesa. Mara usó su espada láser para desviar el disparo. Ella
intentó devolverlo hacia él, pero falló por varios centímetros.
Él sin embargo cayó al suelo.
Ella retrocedió unos pasos, lista para deshacerse de sus escoltas, y además vislumbró un desintegrador
desenfundado en la palma derecha del Almirante Wuht. Aunque él ahora lo mantenía apuntando a
Hombros-Caídos.
"Usted, señor," Wuht dijo, "está bajo arresto. Guardias, llévenselo. Yo necesito hablar con la Jedi Jade
Skywalker."
Para gran alivio y satisfacción de Mara, dos Duros de su pelotón de escolta se llevaron a Ojo-Malo del
comedor. Otros dos escoltaron afuera a Hombros-Caídos.
Mara pulsó su comunicador. "¿Jaina?"
Ninguna contestación. Jaina debía haber abandonado ya la estación GOCU.
Almirante Wuht juntó sus nudosas manos. "Usted tenía razón," le dijo a Mara. "Nosotros hemos sido
traicionados. De algún modo, nosotros debemos cancelar la abrochó sus manos nudosas. "Usted tenía
razón," él le dijo a Mara. "Nosotros nos hemos traicionado. De algún modo, nosotros debemos iniciar la
evacuación sin alertar a los traidores."
"Y darse prisa en llevar a su gente a esa otra ciudad."
Él asintió. "Urrdorf. Mis fuerzas son muy escasas. ¿Cuántos Jedi tienen naves de caza dentro del
sistema?"
Luke en la Sombra, en muy poco tiempo podría estar en un Ala-X. Anakin de patrulla fuera. Y ella
misma. "Solamente tres," ella admitió. "Pero el Capitán Solo tiene el Halcón Milenario en el plante, esa
es una buena nave."
Los ojos del almirante Wuht no mostraron mucha alegría. "Entonces al menos nosotros podremos
retrasarle algo," él murmuró. "y así evacuar algunas cuantas personas más de tu gente y de la mía."
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Anakin observó sus sensores, con la mitad de su atención, la otra mitad escuchando y sondeando en la
Fuerza. Él sabía donde estaba su madre, y Jaina, y su tío y su tía. El grupo de batalla de los Yuuzhan
Vong parecía haber perdido interés en naves perdidas o solitarias que patrullaban dentro de la franja
circular que era la atmósfera de Duro. Su trabajo era observar por si se presentaba una segunda oleada de
atacantes. Él puso a su droide astromecánico, Fiver, a escanear el espacio.
Él se había agenciado el modelo reciente de droide R7, uno de los modelos más avanzados de droides
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astromecánicos, en un almacén. Los droides R7 eran famosos por su escaso rendimiento con cualquier
tipo de cazas espaciales excepto con los Alas-E, y le llevó a Anakin cinco intentos y dos semanas de
afanosa actividad, pero ahora en su copiloto mecánico eran bruñido y fiable como el R2 de su tío, pero
totalmente blindado y capaz de multiprocesos a una velocidad deslumbrante.
Anakin Solo no se conformaría con menos.
Su presente curso le mantenía con Orr-Om a la vista. La monstruosa criatura que estaba enrollada
alrededor suyo se asemejaba a un gusano espacial, de piel gruesa para sobrevivir en el vacío, con una
boca que fácilmente podría tener más de ochenta metros de diámetro. Un escuadrón de cazas coralitas
vigilar Orr-Om mientras está flotaba en una órbita baja. Anakin dudaba que él pudiera hacer nada por
ayudar a cualquier que estuviera dentro de ese sitio.
Pero si él era capaz de destruir esa criatura, podría impedir que se alimentara de nuevo, con Bburru, o
Rrudobar o cualquier otra de las ciudades orbitales.
En la frecuencia táctica, él pudo oír un poco de las transmisiones entre algún oficial a bordo de la nave
Mon Cal Poesy, un oficial Duro adjunto, y una patrulla de Alas-E. Ellos parecían tan frustrados por
decisión de no combatir del Almirante Wuht como lo estaba él.
Ellos no eran Jedi. Ellos tenían que seguir órdenes.
Supuestamente, él también, pero él estaba aquí afuera, y ellos no. Él tenía la Fuerza de su lado y siete
torpedos de protones. Si podía neutralizar los dovin basals de los coralitas, él podría ser capaz de golpear
al monstruo.
En sus escáneres, él descubrió el casco en ruinas de un transporte de refugiados, flotando inerte en la
atmósfera. Esto le dio una idea.
Cautamente, él presionó su acelerador. "Fiver, dame una lectura de la integridad estructural de ese
transporte."
Estudiando la imagen visual que apareció, él vio que la línea de marcas de las explosiones había
dejado una alargada raja a lo largo de uno de los costados de la nave. Apenas lo bastante grande para
poder
"¿Alguna forma de vida a bordo?"
Fiver dudó menos de un segundo.
NEGATIVO.
Las manos se Anakin se contrajeron. Estas eran noticias terribles, pero le daban un gran objeto con el
que trabajar, sin miedo a dañar a ningún ser viviente.
"¿Cómo está el reactor principal? ¿Está fundido?"
NEGATIVO. EL REACTOR ESTA ACTIVO.
¡Mejor aún! Volando con el escáner, la famosa suerte de los Solo y su instinto natural, él cerró sus alas
y maniobró a través de la brecha para entrar en un cavernosos agujero central. Algo había denotado en el
interior de la nave, derritiendo camarotes y mamparos.
"Fiver, prepárate para hacer una especie de tirador de goma espacial. Yo voy a poner nuestro morro
contra un mamparo interior e intentaré dirigir esta cosa."
Su droide mostró una serie de signos de interrogación en la pantalla visora.
"Yo quiero hacer girar esta cosas alrededor de Duro y lanzarla hacia Orr-Om."
Más signos de interrogación.
"Sólo hazlo," Anakin ordenó. Incluso un R7 podía ser increíblemente lento en comprender las órdenes
que se le daban, sobre todo si eran tan disparatadas como estas.
Le tomó mucho más tiempo de lo que pensado, primero calcular su curso, luego descender hacia las
nubes gaseosas, que giraban como torbellinos y añadir cada gramo de fuerza de aceleración que Fiver
pudo sacar de los motores del Ala-X. Él marcó su compensador inicial por debajo del 95 %, consiguiendo
así una mejor inercia y dañar lo menos posible su lento cascarón de transporte.
El cronómetro de por encima de su cabeza finalmente comenzó a descontar segundos. Llegados a este
momento, el transporte había adquirido una sustancial velocidad inercial.
"Bien," él dijo. "A mi señal, disminuye la velocidad."
Los segundos fueron bajando hasta quedarse a cero.
"Ahora," gritó.
Él se deslizó dentro de la Fuerza, dejando que esta guiara sus manos sobre la palanca de control y sus
pies sobre los pedales del timón. El extremo embotado de la popa del Ala-X sólo resultó golpeado una
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vez mientras se deslizaba por el horrible desgarrón hecho en el costado del transporte.
Obviamente, el transporte no tenía la suficiente velocidad para golpear a Orr-Om en su alta órbita
geosincrónica. Anakin ya había previsto esto. Él armó uno de sus preciados torpedos, fijando su blanco en
el todavía activo reactor del transporte, y apretó su mano derecha.
El torpedo se alejó haciendo un arco. Anakin esperó exactamente el momento adecuado, entonces puso
al máximo sus escudos. Mirando de cara directamente al infierno, el frontal de su cabina se quedó negro
durante unos instantes. La Fuerza guió sus manos en la palanca de mando, empujándola hacia delante y
atrás, evitando toda clase de restos mientas aceleraba, perseguía a ola de destrucción que había lanzado
hacia los cazas coralinos que vigilaban el hábitat condenado.
Él cargó contra ellos, sin dejar de acelerar. Guiado por la Fuerza, lanzó un torpedo mientras su retícula
de blanco marcada un coralita, luego un segundo objetivo. Los restos ardientes habían sobrecargado sus
escudos dovin basal. Por lo que cada uno de ellos exploto en miles de fragmentos de coral.
Él consiguió un tercer blanco con el fuego de sus láseres. Un cuarto con torpedos. El tiempo se
agotaba. El visor no registraba más enemigos.
Un negro buche dentudo se abrió delante suyo, y un esófago lo bastante grande para tragarse a todo un
escuadrón de Ala-X. Anakin lanzó uno más de sus torpedos de protones, luego giró bruscamente,
alejándose. Empujó con fuerza el acelerador y se dirigió hacia Duro. Dos de los cazas coralitas
supervivientes comenzaron a perseguirle.
En su pantalla de popa, él vio una explosión más, -y la cabeza del monstruo desapareció-. El resto de
ella se quedó flácido, flotando por fuera de Orr-Om.
Anakin sonrió satisfecho. Ahora, él sólo tenía que tratar con dos cazas coralitas. Y eso ya lo había
hecho él con anterioridad.

Capítulo 26.
Jacen oyó una misteriosa e hipnótica música pasando por delante del compartimento donde se
ocultaba, dicha música tocaba una melodía llena de muerte y desesperación. Varios pares de piernas
blindadas anduvieron con paso fuerte junto a él. Tenía una dolorosa punzada de dolor en el pómulo.
Él se imaginó como Kyp Durron, saliendo de repente fuera de su compartimento con su espada láser
empuñada, destruyendo a todos aquellos que se interpusieran en su camino. Rechazó por completo la
idea, él intentó imaginarse a si mismo como su tío, desenfundando su espada láser sólo cuando era
necesario, economizando vidas siempre que le era posible. Luego como Anakin, fuerte con la Fuerza, sin
miedo a usarla, pero todavía sin haber madurado lo suficiente para ver todas las facetas de cada una de las
situaciones. O como Jaina, un as en su escuadrón de pilotos de caza, sólo sal comienzo de su ascenso a la
gloria.
¿Quién era Jacen?
De nuevo él tuvo la sensación aplastante de que la Fuerza estaba a punto de cambiar. Algo estaba
acabando, y algo estaba empezando. Él podía quedarse aquí hasta que ellos le encontraran, o él podía
comprometerse de nuevo con la Fuerza -por completo y sin ambages de ninguna clase-.
¿Pero qué quieres que haga? él se rogó a si mismo.
De nuevo él vio la galaxia deslizándose hacia la oscuridad, y esta vez, él que comprendió que quedarse
de pie inmóvil en el fiel de la balanza no cambiaría hacia donde se inclinaría está. Nadie se salvaría, ni
siquiera él mismo.
¿Qué hubiera pasado si él hubiera cogida la espada láser que Luke le arrojó en su visión? Él esperaría
que golpeara con ella, ¿No es cierto?
Él podría hacerlo por si mismo. Sin la Fuerza.
Sino se estaba entregando con toda su alma a algo que tal vez él era demasiado joven para entenderlo
en toda su magnitud. Como tío Luke dijo, no podía haber medias tintas.
Él desenganchó su espada láser. Él recordó las veces que se había batido con Anakin, la vieja
sensación familiar de dejar que la Fuerza fluyera a través suyo, de manera que incluso las acciones de los
inexistentes para la Fuerza, Yuuzhan Vong, se pudieran anticipar. Esto había sido como viviente agua
cálida fluyendo a su alrededor. Estuvo tentado de dejarse llevar nuevamente por completo por la Fuerza.
No. Él no daría un paso atrás. Él debía seguir.
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Las fuertes pisadas se fueron acercando. Leia se apartó de la puerta.
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Randa gimió, "Este es el fin. Cuando la noche sigue a la mañana, cuando el la descomposición sigue a
la muerte..."
"Cállate," ella dijo con firmeza.
Un guerrero con armadura negra apareció en la puerta. Él sostenía un bastón viviente con cabeza de
serpiente sobre su cuerpo. Señaló al interior del cuarto y dijo algo ininteligible.
Quizá ellos no tenían bastantes gusanos-traductores para todos, no cual no le sorprendió. Ella no
espera que ellos quisieran mantener una conversación precisamente.
Otro guardia emergió de detrás de la puerta, sosteniendo la criatura, con garras que aprisionaban las
muñecas.
"Eso no es necesario," ella dijo. "No necesitan hacer esto. Yo no voy a ir a ninguna parte."
Ella, sin embargo, hizo un gesto de dolor cuando las garras aprisionaron sus manos. El guardia se
volvió hacia donde estaba Randa, blandiendo un fangoso globo amarillo-verdoso. Se lo aplicó a las
pequeñas manos Hutt, luego empujo estás con los laterales de sus orbitas oculares y dio una orden
gutural. Randa retorció sus dedos. Sus manos se quedaron donde el guardia las puso.
"Guvvuk," el guardia ordenó, empujando por el hombro a Leia.
Ella obedeció, pero no se dio mucha prisa. Él la condujo por la pista circular de aterrizaje, de vuelta a
su oficina, empujándola y azuzándola con su bastón-viviente. Más guardias les siguieron.
El Maestro de Guerra estaba de pie delante de la ventana de su despacho, mirando hacia afuera al
edificio de investigación. A un lado estaba de pie Nom Amor, llevando aún su túnica por encima de la
armadura negra.
Al otro lado del Maestro de Guerra, una Yuuzhan Vong más pequeño, con el rostro lleno de arrugas
vistiendo una larga túnica negra que llegaba hasta el suelo y una capucha que parecía adherirse a su
pelado cráneo. Flanqueándola, dos sirvientes desgarbados que sostenían una especie de crustáceos de
grandes miembros contra sus pechos desnudos. Tatuajes surgían en forma radial hacia arriba y hacia
afuera de la parte central de sus torsos, pareciendo explosiones de sombras rojizas y anaranjadas. Una
tercera sirviente sostenía un enorme tambor con doble capa de piel, contra su túnica. MIentras Leia se
fijaba en el tambor, dos protuberancias cerca de su parte superior se abrieron momentáneamente, dejando
al descubierto un par de ojos verdes.
Los guardias de Leia se detuvieron en la puerta. Ignorando a Randa, ella caminó resueltamente hacia
adelante.
"Buenos días," dijo.
El Maestro de Guerra se volvió un poco, mostrando la mitad de su desfigurado rostro. Leia creyó ver
una sonrisa en sus mutilados labios.
"Ven aquí," él dijo.
Ella caminó hacia la ventana. Entre el edificio de investigación y los graneros en construcción, el hoyo
recién excavado había sido ahondado bastante. En su interior había una mezcla de maquinaria y droides
de construcción.
"Los dioses dan buenos augurios para hoy," el Maestro de Guerra dijo, señalando con la cabeza hacia
la hembra vestida de negro. "Este es un buen día para quemar sacrificios."
Leia se agarró al alfeizar de la ventana con cuatro dedos. "¡Espera! Este es un domo cerrado. Fuegos al
aire libre podrían dejarnos sin oxígeno. Vosotros deberíais..."
"Tus expectativas son erróneas. Las criaturas que limpian el aire en nuestras naves, purificaran
también el interior de su monstruosidad de edificación. Cuando el aumento de gases contaminantes
aumente, ellas simplemente se multiplicaran más rápidamente. De nuevo, veo que vuestra tecnología no
es capaz de autoregenerarse por sí misma."
"Estoy de acuerdo," ella dijo con firmeza. La vida es vital. Las criaturas vivientes son complejas, sin
igual, y bendecidas con la inteligencia. Por lo que ustedes no deberían..."
"Todas las criaturas vivientes sirven a los Yuuzhan Vong," él dijo. "Y nosotros servimos a los dioses".
Él hizo un gesto a la anciana sacerdotisa.
La sacerdotisa inclinó su cabeza y mantuvo sus manos entrelazadas por delante suyo, ambos brazos
cubiertos por mangas largas y gruesas.
El Maestro de Guerra se apartó de la ventana. "Observa," dijo "Tú debes empezar a comprender el
destino que se os acerca a todos, estrella por estrella, planeta a planeta."
Algunos guerreros más se acercaron al hoyo, arrastrando otra carreta. El apreciado láser minero de
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Leia, ya destrozado más allá de cualquier posible reparación, estaba encima de esta. Los guerreros
maniobraron la carretilla, conduciéndola hasta el borde, la levantaron por un lado, y arrojaron el láser al
interior del hoyo.
Entonces otro sacerdote vestido de negro condujo una procesión hacia el hoyo, incluyendo una
segunda carreta. Algo parecido a un gran tanque estaba sobre ella. Mientras daban la vuelta a la segunda
carreta, una criatura bulbosa con seis patas cortas y gruesas fue arrastrada al borde del agujero. Leia ya
había visto a estas criaturas disparar fuego con anterioridad. Unas más grandes, en Byndine.
Esta amaestrada cría apuntó su probóscide tentacular hacia el hoyo y arrojó un chorro de gélidas
llamas. Leia miró hacia arriba y vio que la parte inferior de la cúpula del domo reluciendo una multitud de
puntos y marcas rojas y blancas. Cuando fueron ascendiendo las volutas de humo negruzco hacia las
marcas, las de color blanco fueron enrojeciendo lentamente.
"Su biotecnología es maravillosa," ella dijo embobada.
"No llame a nuestros sirvientes: tecnología," él gruñó. "Nosotros servimos a los dioses, y las otras
cosas vivientes nos sirven a nosotros. Esta mañana, nosotros le llama nuestra tecnología de los sirvientes,"
él gruñó. "Nosotros le devolveremos un gran honor a Yun-Yammka". Él estiró uno de sus brazos,
señalando con la garra de su dedo índice hacia el hoyo. "Se testigo de este hecho."
Una línea de guardias Yuuzhan Vong formaba un círculo alrededor de los refugiados. Una señal dada
por uno de pie situado en una esquina, cada uno de ellos bajó un brazo. Fuera de sus mangas se deslizaron
largos trozos de cuerda negra. En un único, movimiento coordinado, ellos retorcieron las cuerdas y estas
se tensaron, irguiéndose y convirtiéndose en bastones vivientes con serpientes en su cabezal. Luego ellos
condujeron a los refugiados hacia el hoyo en llamas.
"No." Tan desvalida e indefensa como ella había estado en la Estrella de la Muerte orbitando alrededor
de Alderaan, Leia se volvió hacia el Maestro de la Guerra." No, usted no puede hacer esto. Esto es una
gran equivocación."
"Esto," él contestó, "pasará en todos los mundos. Los dignos fueron apartados del grupo mientras usted
dormía, Leia Organa Solo. Muchos estuvieron de acuerdo en servirnos. En otros asentamientos de este
mundo, ellos satisfarán nuestros deseos."
Leia miró fijamente casi hipnotizada como la primera línea de refugiados era arrojada por el borde del
hoyo, arañando el barro y unos a otros al intentar no caer a las llamas. Horrorizada y apenada, ella apartó
la mirada. No tenía verlos para saber que estaban muriendo. Lo podía sentir a través del Fuerza, igual que
ardientes flechas clavándose en lo más profundo de sus intestinos. Ella se apartó de la ventana.
El maestro de Guerra alzó sus manos con garras, las cerró en unos puños y exclamó algo que ella no
fue capaz de entender. Luego dejó caer sus brazos y se giró hacia ella.
"Ahora, Leia Organa Solo," dijo, "usted, también, hablará con los dioses."
La sacerdotisa vestida de negro levantó sus dos brazos. Sus sirvientes se quitaron los crustáceos de
miembros rojizos. Las largas patas de las criaturas se bloquearon en una posición extendida, uniendo los
cuerpos por tendones que ahora permanecían bien tensos, igual que los traslucidos cordones de un arpa.
El tercer sirviente golpeó su enorme tambor en un lento, inexorable repiqueteo. Los otros dos alzaron
sus manos con garras y tiraron de los tensos tendones de sus criaturas. Una misteriosa música atonal
lleno el cuarto.
La sacerdotisa bajo sus brazos. De una de las mangas se deslizó fuera un bastón-viviente negro. De la
otra manga, una de las enroscadas criaturas peludas, descendió por su otro brazo. Se apretujó alrededor de
su muñeca.
Leia había visto algo exactamente igual a esta, retorcida igual que un garrote alrededor de la garganta
de Abbela Oldsong. Ella realizó una profunda inspiración, y usó la Fuerza para mantener la calma.
"Me alegraría servirle como un intérprete," ella insistió. "Tú necesitas un traductor que sea algo más
que sólo lenguaje y palabras. Alguien que comprenda el idioma y sus diferentes acepciones. Sus gusanos-
traductores no pueden obviamente..."
"Silencio," él ordenó. "Tú malinterpretas mis intenciones."
La sacerdotisa le miró con cierta aspereza.
El Maestro de Guerra anduvo hacia Leia. "Mis observadores nos dicen que alguien está intentando
entrar en esta cosa construida. Una de tu tipo, un Jeedai."
¿Jaina? Leia pensó frenéticamente. ¿Jacen? ¡Salid de aquí, marchaos en busca del Halcón!
¿O cabía la posibilidad de que fuera Luke?
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Él hizo un lacónico gesto con la cabeza a la sacerdotisa. "Nosotros hemos visto como vuestras gente se
reúne para hacer daño igual que las moscas van a la carroña, esperando alimentar vuestros sueños de
inmortalidad, rescatándoos los unos a los otros. Tú tendrás el honor de servir a los dioses mediante el
sufrimiento. Tus gritos deberán atraer al otro hacía a mí."
"Detente," ella dijo, retrocediendo, sin entender nada. "Piensa en esto. Si me mata, ya no podré
ayudarlo."
Él estaba de pie entre ella y la ventana, pero había justo una oportunidad de que ella pudiera pasar
junto a él. Y saltó. Y usó la Fuerza para aterrizar suavemente. Y conducirlos de quienquiera que fuera el
que había entrado en el edificio. ¡Es una trampa, Jaina! Ella lanzó el pensamiento a través de la Fuerza.
¡Escápate!
El Maestro de Guerra se alejó de la ventana.
Un macizo objeto color canela se lanzó sobre él. La poderosa cola de Randa, no aprisionada por los
guardias o alguna de sus criaturas, arrancó los bastones vivientes de las manos de sus guardias, luego la
lanzó de nuevo hacia el Maestro de Guerra.
"¡Corra, Embajadora!" él aulló. "¡Después de todo, yo haré realidad mi deseo!"
La sacerdotisa flaca tiró la criatura roja viscosa fuera de su muñeca y lo giró encima de su cabeza. Leia
se lanzó sobre Nom Anor, hurgando con sus dedos en busca de su espada láser, todavía envuelta en el
cinturón de él. Si ella no se hacía con él, no iría muy lejos.
La sacerdotisa lanzó su soga. En pleno vuelo, esta se estiró un par de veces hasta alcanzar dos veces su
longitud original. Golpeó contra el cuello del Hutt, envolviéndose alrededor de este como un látigo.
Randa fustigó a los guardias del Maestro de Guerra, con su cola poderosa. Ellos la esquivaron
apartándose.
Leia condujo a Nom Amor contra una pared, forcejeando por conseguir desenganchar su espada láser
con sus las uñas de sus manos. La uñas-garras de él arañaron sus brazos. Ella pulsó el botón de
activación, extendiéndose la hoja rojo-rubí. Apenas rozó el pie del Yuuzhan Vong, dejando un ardiente
agujero en las losas de duracemento del suelo.
Unas poderosas manos la arrojaron a un lado, agujereando sus brazos con garras afiladas como
cuchillos. Los guardias del Maestro de Guerra la apartaron de encima de su traicionero y falso
investigador.
En mitad del suelo de su oficina, Randa se revolvía y temblaba, luchando por quitarse el cordón que se
apretaba contra los músculos de su cuello. "Leia," él jadeó. "La traicioné... es... mi naturaleza... lo...
siento..."
El ritmo del tambor de la sacerdotisa fue in crescendo. La criatura similar a un garrote se contrajo de
nuevo. Los enormes ojos de Randa se desorbitaron.
Leia se revolvió inútilmente contra sus guardianes. Aquellos más cercanos a Randa tenían ahora
melladas y abolladas sus armaduras de batalla.
El Maestro de Guerra rodeó el recio escritorio de Leia, dando unas patadas a la inmóvil cola del Hutt,
luego ordenó a sus guardias. "Llévenlo a las cocinas."
Cuatro de ellos se llevaron el enorme cuerpo. Si Randa hubiera sido más viejo y pesado, ellos
probablemente no hubiera podido moverlo, pero con todo, su proeza física era realmente impresionante.
Nom Anor jugueteó con la empuñadura de su desactivada espada láser. "Nosotros estudiaremos está
abominación," la dijo, blandiéndola. "Nosotros lo despedazaremos en pequeñas piezas y así mejoraremos
nuestras defensas contra él."
Él lo volvió a introducir en su cinturón.
El guardia restante, la sacerdotisa, y sus músicos formaron un círculo alrededor de Leia.
Escapad, escapad, escapad. Ella lanzó este pensamiento a los Yuuzhan Vong, a Jacen, a Jaina - a Han,
esperando que se encontrara ya en el Halcón. Avisad a los Duros, advertid a la flota. Escapad.
La sacerdotisa alzó de nuevo su brazo izquierdo. Otra criatura-garrote se descendió por él, hasta llegar
a su muñeca.
Alguien agarró a Leia por detrás, arrojándola al suelo. Algo pesado y afilado cayó sobre sus piernas a
la altura de las rodillas, cegándola con una doble explosión de dolor. Ella se mordió la lengua para no
gritar.
Ellos la azotaron una segunda vez. Y una tercera...
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146
Un grito resonó por las escaleras. Jacen se arrojó fuera del compartimento donde se ocultaba.
Dos guerreros alienígenas se interponían en su camino. Uno justo fuera de la oficina donde había
surgido el grito, y otro un poco más cerca.
Jacen ascendió tres escalones en dirección hacia el guerrero más cercano. La propia armadura podía
matarle, él recordó. Su punto débil estaba justo debajo de los brazos del guerrero.
Pero al final de dicho brazo, un negro bastón-viviente se enrollaba igual que un gancho, cuyo estrecho
borde inferior tenía la misma dureza que el acero.
El Yuuzhan Vong atacó, aprovechando su posición elevada. Jacen no podía anticipar la estrategia del
guerrero. Él sólo podía estar atento a los movimientos de sus hombros, y los sutiles cambios de posición y
equilibrio de sus pies. El primer molinete del otro hizo que Jacen retrocediera y se agachara para
esquivarlo. Luego dio un salto con rapidez, pasando junto a su enemigo con su espada láser a la altura de
su hombro. Usando su cuerpo como punto de apoyo, el lanzó una estocada al punto débil de la armadura.
El guerrero aguantó la estocada mientras el guardia de la puerta descendía al piso de abajo. De la
bandolera de su pecho salieron zumbando tres criaturas plateadas.
Jacen osciló hacia atrás, empujando su puño hacia la barbilla del guerrero. El Yuuzhan Vong giró
hacia abajo su bastón-viviente, apuntándolo hacia el cuello de Jacen. Este se agachó hacia un lado y
deflectó el impacto del primer bicho con la reluciente hoja verde-clara de su espada láser. El guerrero
astutamente giró sobre uno de sus pies, conduciendo su bastón-viviente hacia el torso de Jacen.
Jacen se apartó de un salto, soltando una patada, mientras el bastón-viviente pasaba de largo sin
rozarle. El guerrero perdió el equilibrio, salió volando por encima de la barandilla de la escalera.
Jacen se quedó de pie, jadeando durante un segundo, luego se giró para hacer frente a los bichos que
venían dando vueltas en el aire, a la vez apreció que el otro guardia había desaparecido en el interior de lo
que fue la oficina de Leia.
El segundo bicho vino directo a su pecho. Ahora él echó de menos el flujo de la Fuerza. Retrocedió un
paso y giró, sintiéndose un tanto ciego. Pero, sin embargo, de algún modo, él hizo impacto. El bicho cayó
destrozado al suelo.
Su compañero vino zumbando hacia su cabeza. Él se agachó, pero no a tiempo. Sintió un ardiente
quemazón en su cuero cabelludo mientras la criatura pasaba de largó, cortando su gorra. Él alzó su espada
láser, intentando asestarle una estocada.
Sin la Fuerza, él no fue lo bastante rápido. Pero sin embargo lo cazó en el giro de vuelta.
Ignorando la herida de su cuero cabelludo, corrió alocadamente el resto de la distancia hasta la oficina.
Jadeando, se lanzó a su interior.
Su madre yacía desmadejada en el suelo. Casi desde sus rodillas hasta sus pies, su azul uniforme del
SELCORE se estaba oscureciendo rápidamente debido a la sangre que manaba de sus heridas. Ella se
incorporó sobre sus antebrazos, abrió sus ojos, luego arrugó su frente.
"Vete," ella dijo entre gemidos, "¡Escapa!"
Para gran horror por su parte, tres criaturas parecidas a gusanos se deslizaban arriba y abajo a lo largo
de las piernas de su madre, dejando un visible rastro rojizo.
Por detrás de ella estaba de pie el más grande Yuuzhan Vong que el jamás hubiera visto, y uno más
pequeño, todo de negro. Tres músicos, cubiertos de tatuajes, y uno de mediano tamaño -con la
empuñadura de la espada láser de su madre metida en su cinturón- de pie a un lado.
"¡Tú!" el Yuuzhan Vong de mediano tamaño exclamó. "¡El cobarde! Yo pensé que tú seguías en
Bburru."
Jacen se quedó boquiabierto. ¿El Yuuzhan Vong sabía que los Duros lo habían detenido? CorDuro no
sólo había traficado. ¡Estaba colaborando con el enemigo!
Empuñando su espada láser, lista para ser usada, Jacen pasó al lado de Leia y dijo, "Dejadla ir." Un
Jedi bien entrenado podía controlar el flujo de sangre de sus extremidades heridas, dejando el suficiente
para oxigenar sus nervios y músculos, pero no lo bastante para desangrarse hasta morir. Obviamente, Leia
no había recibido el entrenamiento adecuado y no era capaz de ejecutar esa técnica.
Además Jacen apenas si podía tenerse en pie, él estaba aturdido. La habitación giraba y daba vuelta
alrededor suyo.
"Aún un tanto acobardado por lo que veo," el Maestro de Guerra se regocijó. "Quédate ahí de pie
mirando, en lugar de intentar golpearnos. Limítate a mirar. Y mira bien."
El Maestro de Guerra se inclinó hacia el individuo más pequeño, vestido de negro y le dijo algo que
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Jacen no pudo entender. Ella bajó sus cejas con fiereza, al parecer un tanto molesta. Desenrolló algo de su
muñeca izquierda y se lo dio al Maestro de Guerra.
Él lo hizo balancear en el aire entre sus garras. "Embajadora Organa Solo, yergue tu columna y
recompón tu rostro. Asume tu destino con valor e inspira a este joven cobarde."
La alienígena vestida de negro estiró sus brazos. Sus músicos comenzaron su espanto y palpitante
melodía de nuevo.
La habitación parecía girar más rápidamente. Permanece firme, Jacen, él oyó.
Él no podía luchar contra esta oscuridad. No sin la luz de la Fuerza. ¡Y la oscuridad debía ser
combatida!
Jacen se vio sacudido interior y exteriormente por la devastadora y extasiante descarga de energía que
era demasiado grande para ser comprendida, demasiado violenta como para ser usada sin ser cambiado
para siempre. Él se autocontroló y equilibró su cuerpo, alrededor de su reluciente hoja láser, y luego se
lanzó contra sus enemigos.

Capítulo 27.
Mara corrió a toda velocidad por el atestado ramal del muelle de atraque de Puerto Duggan. Whut se
había comprometido a lanzar a la lucha a la DDF, pero algo terrible estaba ocurriendo en el planeta. La
agonía de Leia hacía resonar la Fuerza, igual corrió si pequeños garfios se clavaran en las rodillas y
pantorrillas de Mara.
Al final de su propio muelle de atraque, un grupo de CorDuro le cerraba el camino. Mara pensó
primeramente en su desintegrador, pero luego desenganchó su espada láser, y la volcó contra su muñeca
derecha. Un golpecito de su mano lo dejaría caer en la palma de su mano.
"Perdonadme," ella dijo, echándose encima del grupo de guardias.
"Whoa, ahí," el más cercano, un humano de ojos-entornados, dijo. "Esta sección del muelle ha sido
cerrado. Fuera de límites."
"Mi nave está atracada allí," ella dijo. "Tengo que salir." Esta vez, ella entremezcló sus palabras con
una orden indirecta subliminal. "Dejadme pasad."
"Todas las naves de esta sección de los muelles han sido expropiadas para la Defensa de Duro." Unos
duros se acercaron. "Lo siento. Usted tendrá que encontrar otro medio de transporte."
"Serán ustedes lo que tendrán que agenciarse otra nave," Mara dijo con suavidad. "¿No habrán ustedes
observado si algo ha salido de mi nave?"
"Oh," el Duro dijo. "¿Bahía 16-F? Nosotros sólo monitorizamos un caza Ala-X despegando de tu bahía
principal."
"De acuerdo," Mara dijo. "Y la cerradura de la compuerta no es convencional, por una buena razón. Si
yo voy a exigir mi estatus diplomático, usted querrá ver probablemente mis papeles." Esta era una vieja
artimaña, y ella ciertamente no esperaba tener que utilizarla.
El Duro extendió una mano nudosa.
"Están a bordo de la nave," Mara dijo. "Venga conmigo."
Él anduvo con ella hacia la bahía de atraque. Desafortunadamente, él vino acompañado de sus
compañeros. Mara frunció el entrecejo. Ella no tenía tiempo para despedirse de una manera agradable.
Ella tocó las esquinas de la cerradura de su compuerta en rápido orden, luego presionó su pulgar en el
centro -pero eso era sólo para disimular-. Luke había instalado un segundo mecanismo de abertura bajo la
chapa, inaccesible para cualquiera que no fuera Jedi. Ella levito el oculto mecanismo de apertura, y la
compuerta giró abriéndose.
Una voz detrás suyo dijo, "Ahora quieta."
Sin la menor sorpresa, Mara se giró hacia la izquierda. Con un simple movimiento, ella dobló sus
rodillas ligeramente y dejó caer la espada láser en la palma de su mano. Antes del siguiente latido de
corazón, ella lo tenía encendido. "No me haga..."
Un duros de uniforme permanecía de pie justo detrás del humano, apuntándola con un desintegrador.
La pierna izquierda de Mara se tensó, barriendo los pies del humano y haciéndole caer. Su hoja azulada la
siguió mientras él duros abría fuego. Mara deflectó el disparo, retrocediendo al interior de la Sombra, y
luego cerró la compuerta.
Ruidos metálicos reverberaron en el exterior. Ella se dejó caer en su asiento, asegurándose, e indicando
que soltaran los cables de atraque.
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Ellos no lo hicieron, por supuesto.
"Si es así como lo queréis vosotros," ella murmuró. "Ella encendió los repulsores y pulsó el transmisor.
"Autoridad de atraque," ella dijo con voz crispada, "Soy la Sombra de jade en el 16-F. Si ustedes no
quieren quedarse sin un una buena porción de su muelle de atraque, será mejor que suelten los cables de
atraque."
Alguien farfulló con ella. Para entonces, las luces de su motor se pusieron en verde. Manteniendo una
mano en la palanca de frenó, ella tiró bruscamente de su mando de aceleración una, dos veces, como
aviso.
Luego ella soltó el freno y salió rugiendo del muelle, arrastrando los cables y un buen trozo del
mampara exterior del dique de atraque. El metal golpeó contra el armazón de su lado de babor, y ella hizo
un gesto de dolor con cada roce y crujido. Sus sensores externos confirmaron cerraduras
electromagnéticas en cada uno de los tres cables arrancados. Ella no podía hacer mucho con respecto a
eso.
Por suerte, un Ala-X apareció en el firmamento igual que un dardo brillante. "Anakin," ella exclamó,
"Voy hacia ti. Voy arrastrando unos restos no deseados por mi costado de babor."
"Lo veo," le llegó la voz de su sobrino. "Levanta tu escudos, y yo haré..."
"Los escudos están levantados." Ella se alejó de Bburru, dirigiéndose a espacio abierto. "A mínima
extensión. Arruga mi nave y te convertiré en forraje de bantha."
Una explosión de luz de láser surgió por su costado de babor. Ella verificó sus scáners mientras
Anakin pasaba por debajo de la barriga de la Sombra.
"Buen intento," ella dijo, "pero aún siguen allí."
Ella no podría luchar contra ningún caza coralita o ir a la velocidad de la luz arrastrado ese trozo de
basura.
El oyó otro saludo de bienvenida, dándose cuenta de otra fuerte presencia de la Fuerza. "Mantén el
rumbo, Mara. Yo lo conseguiré."
Ella fijó ambas manos en el mando de control y en el acelerador. Por detrás, un brillante relámpago de
luz pasó tan cerca que el escudo de radiación dorsal se oscureció momentáneamente. Otro caza Ala-X
siguió a la explosión de energía, con sus laminas-S desplegadas en configuración de combate.
"Ya era que tú aparecieras, Skywalker," ella murmuró. "Gracias."
----------
Jacen se deslizó profundamente en la Fuerza, comprometiéndose de forma absoluta. Aunque el edificio
parecía esta girando y balanceándose a la vez, sus sentidos se inundaron con una alegre y placentera
sensación de bienestar y de regreso a casa. Sí, el era pequeño. La gente pequeña tenía para ofrecer sus
manos, o también ante toda la magnificencia de la Fuerza, esta te podía hacer parecer pequeño. Él
anhelaba poder entrar en ese vórtice mágico. Para servir a la luz, y transmitir su grandeza.
Espere, él la sintió de nuevo en todo su potencial.
Ignorando el dolor de su herida en el cuero cabelludo, él acuchilló el brazo del Maestro de Guerra
cuando este balanceó en el aire la criatura-garrote rojiza sobre Leia. El Yuuzhan Vong grande retrocedió
y lo dejó caer. Retorciéndose, culebreó sobre el rugoso suelo.
El Maestro de Guerra sacó de un manotazo un corto bastón con cabezal de serpiente y lo sostuvo
contra su antebrazo. "¡Do-ro'ik vong pratte!" él gritó. Giró hacia la izquierda, tomando la medida de
Jacen.
Este de la armadura era diferente. Estas escamas parecían surgir de su cuerpo, no dándole ninguna
pista de donde podía haber un punto débil. Jacen no podía sentirle a él con la Fuerza, pero ahora él podía
sentir una onda de anticipación. Él sabría, microsegundo antes de que ocurriera, donde y cuando el
alienígena atacaría.
Él también sabía que los bastones-vivientes podían escupir veneno. Retrocedió saliendo fuera de su
alcance.
"Cobarde," el Maestro de Guerra, "Indigno."
Jacen sintió que la presencia de su madre se debilitaba. Él ocultó su preocupación y uso un ligero tono
de burla para contestar, "Es sólo que yo no soy estúpido."
Apreciando una pequeña fluctuación en la Fuerza, él plantó su espada láser para realizar una parada.
Al instante siguiente, el corto bastón negro estiró su boca a lo ancho, revelando cuatro colmillos blancos
contra una membrana algodonosa. Un chorro de veneno fue lanzado hacia él. Este hirvió y se consumió
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contra su reluciente hoja verdosa.
Este podría ser todo el veneno que la criatura podría arrojar durante unos segundos. Jacen hizo un
barrido, centrando su espada láser, luego estoqueó a lo ancho y abajo.
El Maestro de Guerra desvió su estocada con el bastón, fustigando este contra su cuerpo, girando y
dando sacudidas. Jacen saltó hacia atrás. Por el rabillo del ojo, él vio como la sacerdotisa y los músicos se
apretujaban contra la pared. El guardia de la puerta se acercó, sujetando algo entre sus manos que de
repente se erizaron con largas garras.
¿Pegajosa gelatina constriñente? Jacen tuvo tiempo de preguntarse. ¿Garras luchadoras extensibles?
"¿Cuántos de ustedes son necesarios para matar a alguien que tú llamas cobarde?" él se burló.
"Tú eres muy inferior a mí," El maestro de guerra dijo, "No eres digno de morir por mi mano."
Ahora, una vocecita susurró en lo más profundo de la mente de Jacen. Quédate y permanece firme.
Mirando fijamente al rostro del Maestro de Guerra, Jacen rebuscó en la magnífica profundidad. La
galaxia giró y balanceó a su alrededor.
Aparentemente la galaxia seguía al borde de la catástrofe, mientras la sacerdotisa vestida de negro
levantó sus manos.
Jacen caminó hacia Leia y alzó las suyas. El poder fluyó a través de él, alrededor de él, dentro de él.
Un decorativo candelabro metálico salió volando de la pared, agujereando uno de los cangrejos-arpa
con una sonora nota musical. Una silla se deslizó pasó junto al Maestro de Guerra. El alienígena se limitó
a echarle una mirada, pero el objeto golpeó de costado a su guardia de la puerta, haciéndole caer al suelo.
Desde la otra esquina, varios recias cajas de equipación se alzaron en el aire. El fogón para calentar de
Leia flotó, revoloteó durante unos instantes, y luego se unió al vórtice que giraba con Jacen y Leia en el
centró.
Finalmente, el masivo escritorio comenzó a deslizarse. Este golpeó violentamente al turbado Maestro
de Guerra, lanzándolo hacia la ventana norte. Jacen vio caer a un músico, golpeado por el mismo
candelabro que había agujereado el cangrejo-arpa de su compatriota.
Cerca de la puerta, alguien gritó, "¡Jacen!"
El Maestro de Guerra saltó hacia él.
Él sintió como la Fuerza traía de vuelta al escritorio que daba vueltas. Oyó con gran satisfacción crujir
las escamas de la armadura. El Maestro de Guerra salió despedido por la ventana. La sacerdotisa y el
resto de sus sirvientes se arrojaron al suelo de piedra, completamente aturdidos.
Jacen alzó la peluda criatura-garrote rojiza. Jaina atravesó la puerta, con la espada láser desenfundada
y lista. Ella parpadeó mientras los objetos caían de golpe al suelo. Jacen colocó la criatura rojiza alrededor
de las piernas de Lea, justo por encima de sus rodillas. Esta colgó flácida. Una súbita inspiración le hizo
golpear el tambor abandonado de la sacerdotisa. La rojiza criatura se apretó como si fuera un torniquete
viviente.
"Wow," Jaina murmuró. "Veo que volviste a usar la Fuerza."
Jacen pasó un brazo alrededor de los hombros de su madre y deslizó su otro brazo por debajo de sus
ensangrentadas piernas, preguntándose si el uso del torniquete-viviente era una buena decisión. Si él
cortaba su circulación por completo, durante mucho rato, ella podría perder ambas piernas.
Podría llegar el momento de tener que elegir entre salvar sus piernas o salvar su vida. "Tú tienes que
ocuparte evitar cualquier interferencia," le dijo a Jaina. "Si yo uso la Fuerza para controlar su flujo
arterial, no puedo concentrarme mucho en lo que había delante de mi y hacia donde voy."
"Y tú, también estás sangrando."
"No es nada serio," él insistió. "No como lo de mamá."
Jaina alzó de nuevo su espada láser. "Sígueme."
Ella le condujo a la escalinata, parándose sólo un momento, para luego saltar por encima de la
barandilla. Jacen saltó a continuación, ralentizando su caída tanto como le fue posible para mover lo
menos posible a Leia. De prisa, se dijo a si mismo. De prisa. En su mente, él vio los espantados ojos de
Anakin, el sufrimiento horrible de su papá a causa de la muerte de Chewbacca. De nuevo él se sumió
profundamente en la Fuerza.
----------
Tsavong Lah luchó por incorporarse, entonces se cayó hacia un lado. Además de la armadura de
escamas aplastada a lo largo de uno de sus costados, su pie izquierdo no era capaz de aguantar su peso.
Él tuvo que ponerse de rodillas.
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Tres guerreros, de guardia fuera de esta cosa-construida, corrieron hacia él. Dos apartaron sus ojos,
temerosos de observar su humillante postura. El tercero levanto la mirada hacia la ventana, y apretó sus
labios.
"¿Le atacaron, Maestro de Guerra? Nosotros le vengaremos. Tome mi vida como ofrenda, y así se
asegurará de ello."
Asintiendo ante lo absolutamente apropiado de la ofrenda, Tsavogn extendió su bastón. El guerrero se
arrodilló, doblando su cabeza. Tsavong giró, poniendo toda su furia en el gesto.
El subordinado se derrumbó inánime.
"Toda la gloria para ti, guerrero." Tsavong se limpió la saliva de sus mutilados labios, luego indicó a
los otros dos que arrojaran el cuerpo caído al ardiendo agujero.
Cuatro más guerreros llegaron en la carrera. Intensos ramalazos de dolor ascendían del lesionado pie
de Tsavong mientras ellos le ayudaron a ponerse de pie.
"Traed a Tu-Scart y Sgauru," él ordenó, " y echad a bajo esta cosa construida." Luego ordenó otra
cosa, "Desviad el desagüe de debajo del pozo más profundo hasta aquí. E inundad los túneles."
Nom Anor se apresuró a llegar hasta su lado. "Ellos no escaparán," aseguró al Maestro de Guerra.
Tsavong Lah dirigió una mirada llena de odio al ejecutor, quien había huido mientras los otros
luchaban. "Espero que Yun-Harla te conceda hoy sus favores," él dijo con los dientes apretados. "Tú..."
"Me obligaron ha retirarme." Nom Amor interrumpió a Tsavong Lah antes de que él emitiera el cargo
de cobardía. "Los observadores aún indican el acercamiento de otros Jedi."
Dos impresionantes formas se deslizaron por la calle, conducidas por pastores con pesados bastones-
vivientes, y Tsavong echó a un lado a Nom Anor. Serpenteando como una serpiente Tu-Scart rodeó el
edificio con sus anillos. Chitinous Sgauru se sujetó a él, ascendiendo, para luego dejar que su poderosa
cabeza cayera contra la planta inferior sin ventanas.
Los bloques de Duracemento se arrugaron como las ramitas del pveiz. El buche de Sgauru cerró en una
cascada de ellos y alimenta con alegría delirante. Entonces ella tomó un segundo balance.
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Han se dejó caer en la silla del capitán del Halcón. "Levántate de ahí, Vara de oro," él gritó.
"¡Muévete, muévete!"
El droide pegó un brinco hacia el asiento del copiloto. "Pero, señor..."
"Siéntate," Han le ordenó, "o yo te reemplazaré por un par de abrazaderas."
Han pulsó una fila de interruptores de potencia. Por una vez, el viejo cubo no traqueteó y se apagó.
"Abróchate," él murmuró. "Esta no será una de nuestras carreras menos agitadas." ¿Por qué demonios
había él había dejado que Droma se fuera con la nave de refugiados? ¡C-3PO era el peor copiloto posible!
Él encendió los repulsores. La nave ascendió unos centímetros en el aire.
"Señor, ¿qué quiere que haga yo?" C-3PO suplicó.
"Vigila el comunicador." Jaina había enviado las coordenadas de la salida más cercana del túnel. Tan
pronto como ella mandara de nuevo la señal, él tendría que moverse.
----------
Jacen intentó agitar lo menos posible el cuerpo de su madre, mientras él parecía más un guerrero
derrotado. El mundo físico parecía nebuloso, menos real para él que su invisible esfuerzo por salvar a su
madre.
"Por aquí." Jaina sostenía en la mano su espada láser. Ella les había conducido después de la caída
controlado por el hueco de las escaleras al interior del almacén y abierto la abertura oculta del túnel.
Una rugiente cascada de agua maloliente manó fuera. Jacen se echó a un lado y dejó que la primera
oleada de líquido pasará de largo, luego avanzó, vadeándola. La cabeza de Leia se derrumbó contra su
hombro. Ella parecía increíblemente pálida.
El agua impediría cualquier oportunidad de coagular la sangre. Él ya no podía seguir preocupándose
por salvar sus piernas. Sólo su vida. Con la Fuerza que aún fluía a través de él, virtualmente detuvo todo
el riego sanguíneo de las arterias principales de sus piernas. La criatura-garrote, un sirviente poco
inteligente de sus amos, se apretó aún más fuerza, bloqueando cualquier posible sangrado.
Él luchó por avanzar entre la rugiente masa de agua chorreante. Al menos este diluvio los empujaba en
la dirección correcta y borraba por completo su olor, de manera que los Yuuzhan Vong no podrían enviar
criaturas rastreadoras detrás de ellos.
Por delante, la espada láser de Jaina emitía una tenue luz violácea.
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Jaina miró el mapa en su datapad. Donde este túnel se unía con los de las viejas minas, el mapa
mostraba un enorme agujero de desagüe, con caída en vertical. Ellos eran arrastrados hacia él por la
corriente. Y se los tragaría a menos que consiguieran un punto de sujeción.
"Me voy a adelantar," le dijo a Jacen. "No me pierdas de vista."
Luego apagó su espada láser, la enganchó a su cinturón, y se zambulló en el agua sucia y helada. Esta
le arrancó su máscara protectora, y la hizo tragar un poco de agua con un sabor asqueroso. Ella recibió
fuertes golpes, sin apenas sentir las paredes a las que se acercaba apresuradamente. Tanteando con la
Fuerza, ella sintió el mortal remolino producido por las aguas al ser tragadas por el pozo vertical.
Ella se giró y empujó sus pies hacia adelante. Luego los empujó hacia abajo, impulsándose hacia un
lado, fuera de la corriente más fuerte. Cada salto la fue llevando un poco más hacia la izquierda. Su
sentido de la Fuerza le indicó cuando estaba casi a punto de alcanzar la pared del túnel.
Dando un salto más poderoso, ella se impulso hacia arriba y casi consiguió salir fuera del agua. Ella
manoteo en busca de un agarradero en la piedra, pero falló y cayó de nuevo al agua, y se hundió. El
miedo se apoderó de ella, más frío y mortal que el diluvio de agua helada y apestosa.
Ella luchó por echarlo a un lado, alzó de nuevo la cabeza fuera del agua, tomó una bocanada de aire,
luego se sumergió de nuevo para realizar un nuevo intento de salto.
Esta vez, ella consiguió agarrarse a un rasposo saliente. Ella desenganchó y encendió su espada láser, y
vio que había evitado el mortal pozo de desagüe por solo un par de metros. Ella embutió la empuñadura
de su espada láser en una grieta de la pared, usando esta como una especie de linterna de pared, luego
sacó el cinturón de herramientas que ella había escamoteado de la Sombra de jade.
----------
Mara había llevado a la Sombra en un largo barrido de exploración, en busca de nuevas naves hostiles,
de manera que ella fue la primera en verlos.
Ella pulsó su transmisor. "Sombra de jade a Fuerza de Defensa de Duro," ella llamó. "Coralita grande
en marca cuatro-cinco o seis. ¡Cuidado, Poesy!"
Un transporte de cazas Yuuzhan Vong había aparecido repentinamente a unos cuarenta y cinco grados
al sur, parecía claro que su objetivo era el crucero Mon Cal. Oleadas de cazas coralitas salieron volando
de sus grandes brazos de transporte. Grandes objetos los siguieron -quizás naves de ataque, o quizás
alguna clase de nueva criatura, la verdad eso ya importaba poco-.
Mara descendió en picado de nuevo hacia Bburru, buscando su despliegue táctica para los Alas-X de
Luke y Anakin. Alas-E y Dagas-Ds despegaban de Bburru y de las otras ciudades alrededor de la habitada
órbita de Duro. Este vez, los escudos fueron levantados en todas las ciudades orbitales excepto en Orr-
Om. Varias explosiones la habían sacudido mientras Mara patrullaba. Sus luces se habían apagado. Este
flotaba cayendo lentamente hacia la línea azulada de la atmósfera. O amarronada en caso de Duro.
Ella había perdido todo contacto a través de la Fuerza de la presencia de Leia.
Otro grupo de batalla Yuuzhan Vong apareció del hiperespacio cerca del polo norte de Duro. Este
grupo se dividía en cuatro escuadrones. Los sensores de Mara mostraron cada escuadrón con veinte o más
cazas coralitas al frente, seguidos por... algo más grande, no identificable... y luego más cazas.
"Atención," la ahora ya familiar voz alienígena tronó en su unidad de comunicación. "Fuerzas de
defensa, dad la vuelta. Aterrizas en algunos de los asentamientos de los planetas en órbita, y vuestras
vidas serán respetadas. Resistid y seréis destruidos. Moradores de los asentamientos, permaneced donde
estéis. Escoged la paz, no la destrucción."
Una segunda voz, una voz Duros, habló. "Naves de evacuación, vectorrr sur. Repito, vectorrrr sur. El
enemigo esta viniendo por el vector norte. Naves de la Fuerza de Defensa de Duro intenten cubrir
cualquier transporte de escape que nosotros podamos lanzar al espacio."
Mara ajustó su auricular y habló por su canal privado. "Luke, ¿Dónde está Han? ¿Qué le está
reteniendo?"
"Yo no he recibido ninguna comunicación de él." La voz de Luke sonaba tensa.
Otro grupo de batalla apareció, dirigiéndose hacia un segundo sector del arco de orbitación. El primer
grupo de cazas coralitas alcanzaron el primer hábitat de su sector, disparando desde lejos contra sus
defensas. Entonces la nave-criatura más grande atacó. Lanzó algo contra la ciudad. Los sensores de Mara
se volvieron locos.
"Dovin basal," ella exclamó. "Un monstruo."
Segundos después, los escudos de esas fluctuaron hasta colapsarse. Un dovin basal con ese tipo de
152
apetito podía tirar abajo la ciudad, justo igual que con la luna de Sernpidal.
Pequeñas naves surgieron de las otras ciudades como filas de hormigas. La primera oleada de naves de
ataque las ignoró. Unas pocas naves de evacuación parpadearon, desapareciendo en el hiperespacio. La
segunda oleada de ataque de los Yuuzhan Vong cogió a los más retrasados. De nuevo la voz ordenó a los
que evacuaban que regresaran a tierra.
Casi nadie lo hizo.
Con la segunda ola del ataque vinieron con naves-corbeta vivientes que bombardearon las ciudades
con escombros del tamaño de asteroides. La atmósfera salió disparada a chorros hacia el espacio. Aquí y
allí algo explotaba, provocando llamaradas en la superficie de las ciudades.
Orr-Om iba cayendo más rápido ahora, hundiéndose de forma visible, ya que sus bordes empezaban a
brillar debido al calentamiento por el roce con la atmósfera. Mara pestañeó. Una ciudad entera...
Cazas coralitas y defensores pululaban alrededor de la Poesy. De vez en cuando sus láseres grandes
dejaban fuera de combate a una nave coralita. Los escudos de los cruceros Mon Cal eran legendarios -casi
invencibles- pero con una las naves lanzadoras de dovin basal acudiendo a este sector, y con sólo un Ala-
E intentando evitarlo, Mara supuso que incluso a la Poesy no le quedaba mucho tiempo.
Entonces apareció una tercera oleada de naves de ataque. Si el Maestro de Guerra quería mostrar a la
Nueva República exactamente cuantas fuerzas eran las que estaban bajo su mando, estaba haciendo una
magnífica demostración. El número de cazas coralitas la espantó, reuniéndose aquí para su ofensiva al
Núcleo Interior.
Y no había ayuda para Duro desde Centerpoint o Coruscant.
Urrdorf con forma de disco iba ganando velocidad, ganaron velocidad, en dirección oblicua para así
conseguir salir de órbita. El almirante Wuht envió la mayoría de sus cazas hacia ese cuadrante, dado que
Urrdorf era la única ciudad de los Duros con una verdadera posibilidad de sobrevivir. Entre sus
defensores, Mara descubrió dos Alas-X.
"Es hora de unirse a la fiesta," ella murmuró, calculando el vector adecuado de aproximación para
reunirse con ellos.
Jacen oyó a Jaina llamarle mientras él luchaba contra la corriente y por no ser absorbido hacia ese
atronador agujero de desagüe. Su presencia le llevó hacia la izquierda. Entonces él la vio a través de la
pálida luz violeta, agachada al lado de una pila de rocas, haciendo balancear en el aire el cable de su
cinturón de herramientas. Ella se lo arrojó. Él lo agarró, enganchándoselo a la cintura, y resguardándose
contra la corriente, ayudo a su hermana a arrastrarle hacia el montón de rocas.
Luego se dejó caer sobre las piedras, helado y agotado, intentando recuperar las fuerzas.
Jaina se inclinó sobre Leia, tocó su cara. "Ella está viva," murmuró. "pero apenas. ¿Puedes seguir?"
Las piernas de Jacen dolían como demonios, cuando él hizo fuerza con ellas para incorporarse.
"Vamos," él respondió. "Yo iré detrás de ti."
Ella se detuvo un momento para sacar su espada láser de la pared y activar su comunicador. "¿Papá,
me captas?" Ninguna respuesta. "Sígueme, Jacen. Yo saldré fuera donde pueda transmitir."
----------
Han mantuvo su posición, esperando. Él no podía salir a órbita hasta que él oyera la voz de...
"¡Papá!" la voz de Jaina surgió de la consola. "Estoy fuera, y Jacen viene con Mamá."
Han activó los motores principales. La nave voló fuera de donde se ocultaba y e inició un arco que lo
alejaba de Gateway. Al mirar hacia abajo, él contó nueve naves-criatura de desembarco de tropas, y una
plaga de gigantescos erizos blindados cerca del lado norte del domo.
"En marcha, Droma," le ordenó por el comunicador, "Todos los transbordadores, al vector sur.
Nosotros iremos justo detrás de ustedes."
Unos segundos después, la sobrecargada nave de transporte surgió de su hangar de heno. Algo más
alejado del domo, un bloque de transporte y un par de YT-1300 levantaron el vuelo en dirección al
espacio.
"¡Allí, Capitán Solo!" C-3PO señalaba a los sensores. Abajo a lo lejos, una solitaria figura ondeaba
algo parecido a una bengala color violeta.
"Ya la veo." Desaceleró los motores principales y pico hacia abajo.
"Oh, no," C-3PO gimoteó. "Ésos deben ser cazas coralitas, viniendo a las cuatro..."
"Los veo, los veo."
Han dejó al Halcón flotando a ras de superficie y dejó caer la rampa de abordaje. Para gran
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satisfacción suya, una segunda figura siguió a Jaina, tambaleándose al salir de la entrada del túnel en la
ladera.
Entonces él vio a Leia en los brazos de Jacen, y sus piernas manchadas de sangre.

Capítulo 28.
El planeta estaba perdido. Más abajo, sus sucias nubes marrones se tragaban a Orr-Om. Una nave del
tamaño de un crucero, con multicolores trozos de coral se estaba acercando rápidamente a una de las
ciudades sin escudo. Extrañamente, no estaba lanzando sus cazas.
Mara lo comprendió justo cuando Luke gritó a través de la unidades de comunicación, "¡la va a
embestir!" Mara cambió de trayectoria, vigilando atentamente sus sensores. La maciza nave alienígena
chocó contra la parte superior de la indefensa ciudad, la cual ya estaba atrapada por el tirón descendente
del dovin basal lanzado a lo más profundo de su corazón.
La nave de coral salió rebotada. Su lisa parte inferior no parecía mostrar señales del impacto, pero la
ciudad pareció iluminarse como una traca de fuegos artificiales con un despliegue de chispas
deslumbrantes y gases saliendo a chorros. Los sensores de Mara también mostraron un claro aumento del
vector descendente.
Urrdorf estaba intentando salir de órbita, pero no conseguía acelerar lo suficiente. Otra bandada de
cazas coralitas convergía hacia allí. Parecía que había miles de ellos.
Luke viró hacia afuera, y ella le siguió. Todavía surgió otro grupo de batalla del hiperespacio, y está
vez, vino por el sur, haciendo caer en la trampa a las naves de refugiados que habían logrado huir de la
fase inicial de este ataque. Tres embarcaciones- vivientes del tamaño de cruceros, de un crucero, con sus
amplios brazos rojos y verdes desplegados, listos para lanzar una nube de cazas coralitas, estaban
escoltados por una docena o más de naves de mediano tamaño, que parecían cañoneras.
Luke dirigió su Ala-X de vuelta hacia el pequeño centro de agitación que eran los restos de la fuerza
de defensa de Urrdorf. Mara no pudo evitar echar una mirada a su espalda. Urrdorf aún mantenía
levantados sus escudos. Caza coralitas volaban a su alrededor, salpicándolos con chorros de plasma.
Una fuerza Yuuzhan Vong rodeó Bburru. La ciudad no había sufrido aún el lanzamiento de un dovin
basal en mitad su estructura, gracias a la fuerza de defensa lanzadas por el almirante Wuht. El
acostumbrado ojo de Mara descubrió otro Ala-X entre ellos.
Un objeto del tamaño de una cañonera se separó de la fuerza de ataque Vong, iniciando un brusco
descenso, y rociando la ciudad con gotas de ardiente plasma brillante.
"Rompo formación," ella llamó. "Mis sensores muestran el lanzamiento de un transbordador civil
desde Bburru. Yo lo escoltaré."
Luke remontó el vuelo para juntarse con Anakin. Mara voló rozando prácticamente la superficie de la
ciudad, de vuelta hacia el muelle de atraque que ella había abandonado de manera tan poco ceremoniosa y
convencional. Alguien tenía mucho valor, despegando tan tardíamente en medio de la refriega.
Tres transbordadores pequeños despegaron simultáneamente, manteniéndose juntos en fila.
"Transbordadores," Mara transmitió. "Soy la Sombra Jade. Le escoltaré hasta que hagan el salto al
hiperespacio."
"Negativo, váyase," una voz crujió de su consola." Nosotros nos dirigimos al planeta."
"Eso es un suicidio," Mara exclamó. "Ellos solo los quieren a ustedes para esclavos, o sacrificios. De
la vuelta antes..."
Los pilotos de los transbordadores mantuvieron su curso. Entonces Mara vio la insignia triangular de
Transportes CorDuro en los mamparos de popa de los transbordadores. Parecía como si CorDuro,
habiendo echo todo lo posible para debilitar las defensas de los Duros, estaban desertando en masa hacia
los Yuuzhan Vong.
En ese caso, ellos se merecían el terrible destino que les esperaba. Mara maniobró a un lado, dándose
de cara con un caza coralita, y teniendo que hacerle frente.
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Jacen se inclinó sobre la estrecha litera de primeros auxilios del Halcón. Aunque la cubierta vibraba y
se inclinaba, Jaina aplicó un par de vendajes compresivos de Sluissi a las piernas de Leia, justo por
encima de las rodillas, luego las conectó con el bando de datos médico del Halcón.
"Eso debería hacerla aguantar hasta que nosotros podamos encontrar un tanque bacta. No se l que
pasará con sus piernas, aunque..."
154
Los ojos de Leia temblaron. "Jaina," ella murmuró. "Oí tu voz. Gracias."
Jaina envolvió una manta termal alrededor de los temblorosos hombros de Leia, luego desenrolló un
fluido de goteo y se lo aplico en su brazo desnudo. "Jacen se ocupó de la parte difícil," ella dijo con voz
ronca.
Jacen ajustó los bordes de la venda. Finísimos campos de microrepulsores fueron activados
comprimiendo las arterias dañadas, a la vez que estos reforzaban la circulación periférica de las zonas
más bajas de las piernas de su madre. Algo parecido a un invisible campo de fuerza, pero mucho más
calido, era el que fluía entre su hermana y su madre. Una profunda comprensión entre las dos, una
conexión viviente.
"No. Tal vez fui..." Leia acertó a decir, "demasiado dura contigo. Eso te hizo enfadarte conmigo,
pero... volviste."
Jaina hizo una mueca, pero luego se inclinó para besar la mejilla de su madre. "Tranquila. Nosotros te
sacaremos de aquí."
"Pero... Duro... Basbakhan..."
"Nosotros estamos evacuando," Jacen dijo. ¿Qué había pasado a su otro Noghri? "Basbakhan"? él se
preguntó.
Los párpados de Leia se fueron cerrando. Jacen alzó la mirada hacia Jaina, preocupado.
"Hay un sedante en el goteo," Jaina explicó. "Sino ella se levantaría, para arrastrarse al caño de láser
cuádruple, desangrándose hasta morir." En su voz, Jacen notó una nota de respeto sincero y comprensión
hacia su madre.
"Cierto," él dijo. Si Basbakhan estaba vivo en Duro, sentiría cierta lástima por los Yuuzhan Vong.
"Entonces es hora de que tu y yo nos ocupemos de las armas."
"Ocúpate de un montaje cuádruple," Jaina exclamó, alejándose de un brinco de la litera. "¡Me uniré a
Papá! ¡Es hora de darles una paliza a esos jodidos cazas coralitas!"
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"¿Mara, Luke? ¿Fuerza de Defensa de Duro? Soy el Halcón Milenario, escoltando a un gran
transporte. Es la última nave en salir de Gateway, cuento con vosotros."
Mara observó sus sensores. Por el vector sur, acelerando poderosamente, llega un gran transporte en
forma de cubo, una nave de carga más pequeña y tres YT-1300s. La nave líder, aquella que no reflejaba
nada de luz, se movía de un lado a otro de una manera nada habitual para un supuesto transporte.
Sonó la voz de Luke: "¿Han, ella está bien?"
La de Han sonó tensa. "Ella está mal herida."
Lo cual no era ninguna sorpresa. Si Mara lo había sentido a través de la Fuerza, Luke también lo
habría hecho.
"Los niños están cuidando de ella, pero... ¿qué demonios?" La voz de Han se cortó momentáneamente,
luego regresó. "No puedo hablar. Aunque puede que estos transportes necesitan algo más de escolta."
"Estamos en camino." Mara apagó de un manotazo su comunicador, y estudió sus sensores. Bien por
habilidad o bien por la famosa suerte de los Solo, Han había reunido el convoy a su cargo precisamente
en el vector donde había menos lucha.
Sin embargo, una cañonera enemiga apareció justo delante de ellos, Casi al instante, la esperada
anomalía dovin basal apareció en los sensores de Mara. Ella disparó una tormenta de fuego en ráfagas
cortas sobre este, cargándole tan pesadamente como fuera posible. Por el lado de estribor, el Ala-X de
Luke se lanzó contra la cañonera, sus armas configuras para abrir fuego en ráfagas duales -dos por
encima, luego dos por debajo- que convergían en una potente y sólida bola de fuego.
El cañonero desvió su curso, ignorando el convoy de naves de transporte para enfrentarse con sus
atacantes. Mara siguió golpeando a la singularidad, para mantener ocupados sus escudos, a la vez que
disminuía la velocidad para no verse arrastrada a su interior.
Mientras Luke se preparaba para una segunda acometida, ella descubrió a otro Ala-X que llegó por
detrás de él -pero también con una escuadrón de cinco cazas coralitas persiguiéndole-. Surgieron estrellas
de fuego mientras Mara giraba bruscamente su nave, evadiendo las explosiones de plasma, pero todavía
concentrando su fuego sobre esa cañonera alienígena. Los sensores mostraron otra anomalía viviendo
hacia ella, proyectadas por los cazas coralitas para consumir sus escudos.
"¿Luke?" ella llamó con gran calma. "Anakin, podría estar en problemas."
155
"Yo me ocupo de los coralitas, Tío Luke," ella le oyó decir.
Un Ala-X alteró su curso. Incluso desde esta distancia, ella se dio cuenta de algo fluyendo
poderosamente a través de la Fuerza, alguien como Anakin -sin la menor duda- se sumió en lo más
profundo, con la calma propia de un guerrero que le doblara en edad. Su Ala-X giró e hizo bucles,
disparando constantemente. Él alcanzó a dos coralitas antes de que los otros dos pudieran realinear sus
armas de proyectiles-vivientes de fusión.
Desde el otro vector, el Ala-X de Luke se dejó caer hacia el cañonero. Ella descubrió la señal luminosa
del lanzamiento de un torpedo. Al instante ella supo que la cañonera no podría girar criatura absorve-
energía al lugar adecuado y devorarlo, ella rompió su ataque, elevó su curso y dirigió todo el poder de su
nave a los escudos de popa.
"Lo tengo," Luke galleó. Luego, más comedido, llamó. "Transporte de Carga, ¿Está a máxima
aceleración?"
Ella no reconoció la voz que contestó, pero ella pudo notar cierta intimidación cuando la oyó la
respuesta. "¿Skywalker? ¿Está usted, en el Ala-X?"
"Claro que si. Empújalo hacia adelante todo lo que puedas, Transporte."
"Sí, señor."
Los sensores de Mara mostraron una aceleración infinitesimal, probablemente todo lo que el
baqueteado transporte podía lograr.
No muy lejos de este vector, un transporte similar se hundía de vuelta a la espesa capa de nubes de
Duro, dando volteretas descontroladamente en el espacio. Bburru, también, estaba aprisionada en seis
lugares diferentes por objetos que podrían ser alguna clase de nave-viviente, su muelle de astillero, ya era
sólo una masa de metal retorcido.
Otra ciudad, que también había sido atacada, ahora se inclinaba, cayendo hacia una órbita más baja.
Ninguna nave más despegó de sus muelles. Una flotilla de Yuuzhan Vong seguía a su lado, y los sensores
de Mara la indicaron que ellos estaban usando sus propios dovin basals para hacer que cayera más rápido.
Todas las ciudades de Duro, excepto la lenta Urrdorf, estaban en ruinas.
Mara apretó un puño. Ellos estaban jugando. Presumiendo. No querían simplemente aplastar a sus
víctimas, querían burlarse de ellas.
Ella se mordió el labio, queriendo golpear violentamente con su puño apretado el tablero de mando.
Ella abrió su mano con un supremo esfuerzo y expulsó de su interior la rabia. La rabia era veneno. Ella
había tenido suficiente veneno en su cuerpo, gracias a Nom Anor -y había una pequeña vida que ella tenía
que proteger- Si ella lo preservaba, entonces su propia vida contaría más de lo que ella jamás hubiera
creído posible. Aguanta, ella dijo silenciosamente. Tú has escogido un tiempo salvaje, violento y brutal
para hacer tu aparición en la galaxia.
Ella se entrecruzó en el camino de Luke, presentando un blanco confuso. Ahora ella entendía por que
muchas mujeres preferían morir de buena gana en lugar de sus niños. Una persona absolutamente
desvalida e indefensa dependía de ella para su sustento y seguridad. Silenciosamente, ella se prometió a si
misma que el pequeño sería defendido de la manera más feroz que él pudiera necesitar en la vida.
"Ella," una voz suave sonó en su oreja.
Sobresaltado, Mara toco el auricular. Nadie más contestó o pidió a Luke que clarificara su mensaje, de
manera que él estaba usando el canal privado. Ella tocó un mando, luego murmuró en voz baja. "Sal de
mi cerebro, Skywalker," pero en lugar de sentir a Luke rozando su mente, ella le sintió contento y
aliviado de saber que ella también había sobrevivido a la catástrofe.
Entonces, de repente, ella captó una nueva sensación -y ella lo supo-. "No," ella exclamó, "Es él."
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El transporte en forma de cubo se esfumó.
Jacen apretó el disparador del arma cuádruple una vez más, y otro caza coralita explotó en fragmentos
multicolores. El Halcón se balanceaba de un lado a otro, dándole una clara visión de la lluvia de trozos de
coral, gracias al magnífico trabajo de Jaina, como copiloto. Él podía oír las voces de su padre y de su
hermana, piloto y copiloto. El Halcón nunca había volado tan salvajemente y tan bien.
Urrdorf no podía saltar al hiperespacio, de la misma forma que lo había hecho el transporte de Droma,
pero su aceleración constante le alejaba de la órbita de Duro, y los Yuuzhan Vong ya no la estaban
persiguiendo. Quizá podría ocultarse entre las zonas oscuras situadas entre los sistemas planetarios
cercanos.
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"Eso es," Han dijo. "Nosotros nos vamos. Buena suerte, Urrdorf."
"Gracias, Halcón," una voz distante resonó en el auricular de Jacen.
Entonces de nuevo sonó la de Han, "Jacen, Jaina, asegurad las armas. Preparaos. Nosotros regresamos
a casa."
Jacen cumplió la orden, luego se quitó el arnés de seguridad y bajó a la sección de motores junto a C-
3PO. Desde la cabina del piloto, él oyó anunciar a Jaina. "Anakin se cargó a otro."
"¿Cuántos lleva? ¿Once, doce?" Han proclamó.
"No se," Jaina dijo. "Lo mejor será que yo hable con el Coronel Darklighter sobre este chico."
"Eh". Rugió la voz de Han, "Luke, Mara, Anakin. Seréis los últimos en salir del sistema. Hacedlo
mientras podáis."
"De acuerdo," Ese fue tío Luke. "Déjalo ya, Anakin. Buen trabajo."
Con todo fue Anakin el último ser humano con vida en abandonar el sistema, Jacen reflejó para si,
pero sin envidias, ni celos. Él encontraría el equilibrio entre la energía interna de la Fuerza y el poder
exterior. Guiándose -obediente, sin reservas- para volver a una vida de sacrificio y meditación.
'Quizá yo cogí esa espada láser después de todo, tío Luke' Jacen pensó para sí.
Él captó la presencia de Jaina, sentado junto a la familiar presencia que siempre había sido la de su
padre. Expandiéndose un poco más, el captó un poco de la incandescente presencia de su hermano
pequeño. Luego a tío Luke en su Ala-X, al lado de la tía Mara en la Sombra de jade.
Ahí hizo una pausa. Allí notó algo curioso -diferente- en tía Mara. No cansino o putrefacto, en la
forma que la había sentido a ella cuando padecía su enfermedad terminal. Esta nueva profunda sensación,
hacía que él la sintiera brillar igual que una estrella binaria.
Entonces el Halcón saltó al hiperespacio, extinguiéndose todas estas presencias.
Jacen se soltó de los arneses de seguridad y se apresuró a bajar para revisar las heridas de su madre.

Epílogo.
Tsavong Lah tenía un dolor punzante en el tobillo izquierdo, pero Vaecta no tuvo más remedio para
mitigar el dolor que amputar su pie herido sin los rituales apropiados. Tsavong ya había sacrificado con
anterioridad partes de su cuerpo, imitando la acción de sus dioses al crear el universo. Hasta que llegaran
sacerdotes de más alto nivel, él debería estar incorporado sobre un único pie.
Además él solicitaría al sacerdote una criatura-prótesis mejorada. Él había perdido el pie como
resultado de un duelo honorable. No pensó que los sacerdotes se negaran a su petición.
Andando dolorido, se acercó a la delegación de Duros y humanos que acababan de aterrizar, luego los
condujeron aquí, -a su provisional centro administrativo, pendiente de la llegada de más adecuados
materiales de construcción trabajados manualmente de la manera adecuada-. Un grupo de infieles se
acercó a grandes zancadas, llevando estirados uniformes marrón-rojizos.
A través de la realidad del dolor, él los vio con toda claridad -no solamente infieles, sino traidores-. Él
no perdería el tiempo en buscar alguno que fuera digno.
En cuanto la delegación estuvo lo bastante cerca, alzó una mano, indicando que ellos debían detenerse.
Un Duros enflaquecido se adelantó. "Bien, señorrr," dijo, "nosotros debemos protestar por su extensa y
brutal ofensiva. Yo soy Durgard Brarun, vice-director de..."
"Yo quiero información," Tsavong Lah dijo.
El Duros extendió sus nudosas manos y habló rápidamente. "Señorrrr, nosotros mantuvimos que nos
ofreció vuestro reprrresetante de la Brigada de la Paz. La Fuerza de Defensa de Duro estaba desactivada.
Duro no defendió los asentamientos planetarios o nuestros astilleros. A cambio, recibimos vuestra
prrrromesa de respetar todas, menos una, de nuestras ciudades orbitales. Nosotros comprendimos que
usted necesitaban hacer una demostración de fuerza al menos, pero..."
"Lo que tú dices agravia a los dioses." Tsavong puso todo su peso sobre el dolorido tobillo y el pie
falso, utilizando así el dolor para enfocar sus pensamientos. "Yo exijo el nombre del joven Jedai que se
escapó se vuestra manos." Eso supuesto renegado y cobarde joven había demostrado ser digno. Llegada la
hora de mejores y más altos augurios, él debería ser sacrificado a Yun-Yammka.
"Puedo explicarlo," el duro empezó. "Él tuvo ayuda del exterior y..."
"El nombre." A Tsavong le asqueaban los lloriqueos del infiel.
El Duros extendió sus manos de nuevo. "Jacen Solo, hijo de la embajadora Leia Organo Solo y..."
Haciendo una señal al dovin basal que permanecía ocultó en las cercanías. Un reluciente campo de
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contención acalló la voz del indigno.
Luego él se dirigió al ejecutor, quien estaba de pie, cerca. "Su penitencia aquí ha finalizado, Nom
Anor," él dijo. "¿Están los nuevos esclavos listos para transmitir? ¿Está el grupo de villip en su sitio?"
Nom Anor postró sobre una rodilla, aparentemente satisfecho -pero sus manos temblaban-.
Simplemente, él esperaba a recibir su próxima misión. "Yo llamaré a la dama de los villip."
Tsavong esperó hasta Seef se acercó, conduciendo una bestia de carga que transportaba el más grande
villip que ellos hubieran engendrando hasta la fecha, aún con su piel mojada y el blando del estado larval.
A sugerencia de su contacto humano en Coruscant, los Maestros de formas quienes lo habían engendrado
y nutrido hasta alcanzar este tamaño, también habían enviado a su compañero de igual tamaño a un lugar
protegido, situado es en lo más profundo del espacio, protegiéndole del vacío con dovin basals
adicionales.
Para este mensaje, él utilizaría la aborrecible tecnología visual que él había encontrado aquí, aunque
solamente sus nuevos esclavos se ensuciarían tocándolo. Ellos ya estaban manchados más allá de
cualquier posibilidad de limpieza.
Los oficiales de CorDuro, qué muy pronto serían digeridos en la barriga del Biter, habían demostrado
cuan fácilmente sus enemigos podían volverse los unos contra los otros. Ellos destruirían a sus propios
mejores guerreros, una táctica que incluso también haría que Yun-Harla le concediera su favor.
Él congregó a sus fueras victoriosas en un círculo centra del ardiente hoyo, donde un agradable aroma
honraba a Yun-Yammka. Sin activar el villip, él hizo un breve discurso sobre el estado de sus tropas y la
de los esclavos, declarando que la penitencia de Nom Amor se había completado -y que ahora, sería
enviado a otro lugar-.
El ejecutor plegó sus brazos sobre su torso. Una de sus mejillas se contrajo, traicionando el estado de
confusión en que se encontraba.
"Dame la repugnante arma de la mujer," Tsavong le ordenó.
Nom Anor no se atrevió a desobedecer. Sacó la espada láser de su cinturón y se la entregó.
Tsavong Lah la sujetó con firmeza, sabiendo que cuan minuciosamente tendría que limpiarse más
tarde. Después de varios intentos fallidos, él consiguió que surgiera un débil rayo de luz por uno de sus
extremos -luz falsa, una rojiza burla de luminiscencia natural-.
Ahora Seef destapó el villip gigante y comenzó a acariciarle, usando ambos brazos. Ella también le dio
Tsavong Lah un tizowyrn. Se cambió de lugar. Él no quería que este discurso se pudiera ver interrumpido
por infieles. Hizo un gesto a los esclavos que manejaban los aparatos de transmisión de la comunicación.
Él distribuyó su peso uniformemente entre ambos pies, lo que provoco un tremendo ramalazo de dolor
en su pantorrilla izquierda. "Ciudadanos de la Nueva República," él dijo lentamente,"nosotros hablamos
desde la superficie de Duro, un planeta viviente que sus antepasados asesinaron, pero el cual ahora
nuestros nuevos esclavos revivirán. En pocos semanas, os mostraremos también el poderío de los
Yuuzhan Vong, cuando se dirige hacia la reconstrucción -el renacimiento de un mundo-."
Él realizó otra profunda inspiración, imaginándose a los infieles delante de esos detestables
mecanismos que ellos llaman receptores, todos desde Duro a otro mundo envenado por la tecnología:
Coruscant.
"Hasta ahora," él dijo, "nosotros no hemos declarado cuales eran nuestras intenciones. Nosotros nos
detendremos aquí en Duro. Suspenderemos las hostilidades, y viviremos junto a usted... con una sola
condición."
Él realizó una lenta y larga inspiración. Después del ataque que él había ejecutado sobre Duro, los
cobardes dirigentes de la llamada Nueva República querrían paz -con o sin honor-.
"Entre ustedes," dijo, "viven algunos que se burlan de todas clase de dioses, creyéndose ellos mismos
pequeños dioses, quienes humillan al resto de ustedes y les obligan a someterse a ellos. Nosotros nos
contentaremos con llegar hasta Duro, si ustedes nos ayudan a realizar un último sacrificio," él dijo, "viva
algunos que se burlan de todos los dioses volviéndose dioses pequeños hacia ellos, quién humilla el resto
de usted y le obliga a que someta a ellos. Nosotros mandamos nosotros al volumen con Duro, si usted nos
ayudará a hacer uno final sacrifique."
Él hizo de nuevo una pausa. Dejando que temblaran, preguntándose si les exigirían sus vidas, sus
mundos.
Entonces él les hizo saber que todos ellos vivirían. Todos menos...
"Entréguenos a su Jeedai," él demandó, blandiendo la espada láser delante suyo, apuntando su hoja
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hacia las ruinas. "A todos ellos, sin excepción. No importa la especie, la edad, ni el grado de
entrenamiento. Acójanlos, ocúltenlos, y ustedes como sus mundos serán tratados. ¡Pero yo premiaré -con
especiales y magníficos regalos-! a la persona que me traiga al Jeedai con quien yo deseo hablar de forma
especial."
Él vertió todo su odio y dolor en su voz. Cerró ambas manos sobre la espada láser y lo hundió en las
ruinas. Esta se hundió hasta la empuñadura.
"Denme a Jacen Solo," el rugió, "vivo. Para que yo puede entregárselo a los dioses."
Él hizo un gesto a Seef, quien cubrió al villip. Luego sacó el arma asquerosa de entre los restos.
La hoja aun relucía, un tanto apagada. Temblando de dolor y rabia, la arrojó al hoyo ardiente.

FIN

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