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Por: Joel I.

Román Negroni
Repensar la participación ciudadana

Cuando escribí el artículo “La amistad en Aristóteles y Epicuro: pensar los espacios de
convivencia social” (2019), intenté destacar algunos aspectos fundamentales con respecto
de la noción philía como marco de referencia para repensar los espacios de convivencia, la
cual está llamada a la interacción y construcción de una comunidad en aras de desarrollar
ciudadanías responsables. En virtud de lo comentado, cabe destacar que el ser humano no
se reduce al simple y llanamente cuestión política concejal o parlamentaria; esto es, a un ser
humano que arraiga en las presunciones clásicas de la participación ciudadana en la
asamblea. Antes bien, “la ciudadanía no solo implica actividad política, o que la polis
solamente es política y, por tanto, deliberación pública, sino que hay una ciudadanía social
y, por consiguiente, una polis social, una polis económica. Como en todos los ámbitos de la
interacción humana, dentro de una sociedad moderna democrática existen estos rangos de
actuación” (2019, p. 8).
Así pues, cabe señalar que el problema principal que radica en Puerto Rico es que algunos
creen pertinente relacionar la participación política junto con la actividad democrática
pública o con el derecho al voto, como una cuestión inalienable al agente moral. Las
implicaciones políticas están más allá de estas sugestivas cuestiones. Esto significa que la
participación ciudadana es el pleno desarrollo de las capacidades humanas en el marco del
florecimiento humano; es decir, el Estado debe garantizar a los individuos todas las
posibilidades de realización y desarrollo humano. Ese, por tanto, es el fundamento de una
participación, que atisba por el pleno desarrollo humano como fin en sí mismo. Los límites
de la participación política no se reducen, entonces, al derecho de lo opinable y al
aglutinamiento de los grupos sociales para afianzar, cada cuatro años, alguna figura política
que los represente, sino y, sobre todo, en el desarrollo y florecimiento de sus propias
capacidades. En este sentido, la cuestión gira en torno a que el Estado debe garantizar las
mínimas condiciones para el desarrollo; como por ejemplo, el acceso a la educación, la
salud, seguridad, y todas aquellas esferas que vinculen su realización y no radiquen en su
obstrucción de florecer. Esta idea de florecimiento y desarrollo humano ha tomado mayor
relevancia en las discusiones y debates actuales, según la cual el concepto normativo de
florecimiento humano puede fundamentar una ética de las relaciones humanas, puesto que
centra su atención en las posibilidades que tienen los seres humanos de tener una vida
lograda, es decir, la oportunidad de desplegar sus potencialidades de manera holista y en
constante crecimiento plural. Es por ello también, la necesidad de cambiar el léxico que
sostiene al ser humano como un recurso, a saber, “recursos humanos”. La transformación
radical consiste en entender los rangos de actuación como personas morales; es decir, con
una capacidad que redunda en las responsabilidades éticas con su comunidad. El cambio de
léxico que ha venido configurándose en las sociedades actuales opta por describir las
actuaciones como gestión del talento humano, cuya lógica no obedece una cuestión
meramente teórica, sino que se comprende desde la ética. De este modo, la participación
política o ciudadana se resalta así misma como acceso directo y se describe fuera de
cualquier reduccionismo “estatista y empieza a dar relevancia a cada individuo como
agente moral y político en cada ámbito cotidiano en los que se realiza, dando igual
prioridad a la capacidad de cada persona de florecer en sus propios cauces como la
necesidad de engrandecer cualitativamente la vida social en torno al bien común” (2018, p.
81). Finalmente, la participación ciudadana está más allá de lo consuetudinariamente
aceptado; radica, por lo tanto, en el conjunto de funcionamientos factibles para cada ser
humano.

Referencias
Agudelo, A. y Román, J. (2018). Reflexiones en torno al concepto de participación
ciudadana: consideraciones aristotélicas y neoaristotélicas. Revista UIS Filosofía,
17(2), 63-83.
Román, J. (2019). La amistad en Aristóteles y Epicuro: pensar los espacios de convivencia
social. Revista Analysis. Claves de pensamiento contemporáneo, 23(15), 1-25.

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