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Matías Afanador

2021-I
Taller Proyecto de Grado

De Alemania al sol naciente,un estudio sobre la militarización de la sociedad japonesa


entre la expedición de Friedrich Eulenburg y la guerra ruso-nipona de 1905

Introducción, Problema Histórico y objetivos preliminares:

El presente trabajo buscará dar una respuesta lo más precisa posible a la pregunta de si el
modelo militar surgido del vertiginoso proceso de sincretismo cultural germano-nipón,
desatado a partir de la expedición diplomática (organizada a mediados del siglo XIX) del
príncipe Friedrich Albrecht zu Eulenburg al asia oriental, cuyos pormenores se encuentran
registrados en las memorias de viaje del también diplomático Max von Brandt, no obedeció a
la mera capacidad japonesa de asimilar y copiar paradigmas occidentales ensalzada por la
historiografía eurocéntrica del periodo, sino más bien a la consecución de un equilibrio entre
la concepción occidental de la guerra y los paradigmas autóctonos; imbuidos durante siglos
en la idiosincrasia del bushidō1.
Partiendo del proceso de adaptación definitivo de los nipones a las formas de guerra del
mundo occidental durante cuatro conflictos bélicos de carácter local e internacional; (la
guerra Boshin, la rebelión de Satsuma, la primera guerra Sino-Japonesa y la guerra Ruso-
Japonesa) buscaré explicar algunas de las circunstancias político-sociales que hicieron
posible la imposición del modelo de organización militar ofrecido al gobierno japonés por
los asesores cívico-militares enviados por el gobierno de Berlín en el transcurso de más de
tres décadas.
Así mismo, intentaré entender y enunciar las razones por las que el triunfo de dicho
modelo(en detrimento de las alternativas planteadas por otras potencias occidentales a la
corte del emperador Meiji)resultó crucial para la consolidación de’’ un Ethos imperialista
marcadamente agresivo en las elites niponas que, tan solo una generación después
conducirían al imperio del sol naciente a un devastador conflicto mundial que, si bien fue
visto como una oportunidad perfecta para encumbrar definitivamente la política expansionista
adoptada desde finales del Siglo XIX, llevó no solo a la destrucción física de Japón sino
también a la virtual erradicación del modelo militar objeto del presente estudio.
Como objetivo secundario, se problematiza brevemente el papel desempeñado por el
conflicto de intereses entre el ejército y la marina imperial (que, si bien no es prusiana en su

1 Conjunto de enseñanzas sobre el honor, el ser y el deber del guerrero samurai en tiempos de guerra y de paz
inspiración, resulta vital para entender el proceso de inserción de las fuerzas armadas niponas
en las dinámicas internacionales de carácter expansionista inherentes al ajedrez de las
grandes potencias)al momento de determinar el rumbo de la política exterior nipona tras el
final de las guerras civiles y la consolidación definitiva del proceso restaurador
Cabe precisar que una profundización en la abundante historiografía sobre las relaciones
germano-japonesas en el transcurso de la ya mencionada guerra mundial, excede a todas
luces los marcos temporales adoptados para un proyecto que, más que describir el final de un
camino de ocho décadas que conduce al horror de Hiroshima y Nagasaki, pretende volver a
donde todo comenzó.
Contexto Histórico y antecedentes:
La primera vez que los japoneses tuvieron conocimiento de las prácticas bélicas occidentales
fue en 15432, cuando un navío portugués proveniente de Macao naufragó en las costas de
Tanegashima y puso su cargamento de armas de fuego a disposición de los señores feudales
(daimyo) nipones que, a pesar de estar cerca de completar de guerra civil ininterrumpida,
fueron rápidamente cautivados por una nueva tecnología, cuya introducción paulatina en los
campos de batalla de Japón no solo sentaría las bases de un nuevo orden político que, a partir
de la instauración del Shogunato Tokugawa en 1603; pondría fin a la anarquía y brindaría al
país 250 años de paz y estabilidad, sino que también dejaría el camino abierto para la rápida
desintegración de dicho sistema a finales del siglo XIX, cuando tras el fin del largo y
autoimpuesto aislamiento internacional (que tras la expulsión definitiva de los misioneros
hispanoportugueses que visitaron las islas hasta inicios del siglo XVII había dejado a los
neerlandeses como única nación autorizada a ejercer actividades comerciales en el
archipiélago) el imperio del sol naciente se embarcó en un vertiginoso e imparable proceso de
modernización que en apenas 30 años lo pondría en condición de competir a nivel político,
económico y militar con las grandes potencias occidentales.
Así pues la “restauración del gobierno ilustrado” o “restauración meiji”, que es el nombre
dado por la historiografía occidental a dicho proceso de cambio, implicó una reestructuración
vertical de toda la sociedad nipona a partir de la decadencia de la antigua casta guerrera
samurai que, tras el final de la larga guerra civil del periodo sengoku había acaparado un
poder político que ahora debía regresar a la figura del emperador (mantenido por siglos como
un símbolo espiritual en lugar de un protagonista de primer nivel de la escena político-militar
del país) y a una nueva élite de estadistas(genrō) formada en los más importantes centros

2Hacker, Barton C. “The Weapons of the West: Military Technology and Modernization in 19th-Century China and Japan.” Technology
and Culture, vol. 18, no. 1, 1977, pp. 43–55.
educativos de Occidente para luego aplicar todos los conocimientos y habilidades de gestión
adquiridos en los ámbitos más relevantes del proceso de modernización del país.
De la mano de asesores de nacionalidad alemana, británica, norteamericana, neerlandesa y
francesa, esta nueva clase social occidentalizada se encargaría de abolir los privilegios
feudales de los daimyos y la clase samurai sobre el campesinado mediante la instauración de
una carta constitucional que, siguiendo el modelo de la constitución imperial alemana de
1871, otorgaba ciertos derechos civiles a este último y a su contraparte urbana mientras se
adapta a las particularidades culturales japonesas; reforzando el poder del emperador como
jefe de Estado al conferirle el estatus legal de “divinidad viviente”, en concordancia con el
nuevo concepto de kokutai3 y las creencias del shintō4.Así mismo, “se liberalizó el uso de la
tierra; permitiendo a los granjeros abandonar el monocultivo imperante durante el periodo
shogunal para de este modo aumentar los ingresos fiscales del gobierno central por concepto
de impuestos a la producción agrícola que serían destinados a promover la inversión masiva
en infraestructura e industria pesada”5.
En este sentido, varios historiadores han destacado la forma en que el shock de la clase
dirigente ante el destino sufrido por sus vecinos asiáticos como Corea, China y Vietnam que;
estancados en el tradicionalismo se encontraban a merced de las ambiciones imperiales de las
potencias europeas, se convirtió en un poderoso aliciente para superar las reticencias iniciales
que muchos japoneses habían manifestado frente a los efectos colaterales de la
occidentalización del país tras la aparición de la flota de guerra del estadounidense Matthew
Perry6 quien, tras presentarse a exigir violentamente la firma de un acuerdo comercial en
puerto de Edo en 1854, confrontó al shogunato con la imposibilidad de mantener la política
seclusión del país .
Balance Historiográfico:
Dada la enorme cantidad de fuentes secundarias que abordan los pormenores del periodo
propuesto para el trabajo desde perspectivas que van mucho más allá de lo netamente bélico,
me he propuesto ofrecer un balance preliminar de las investigaciones de no más de 30 años

3Término que pese las múltiples interpretaciones de las que fue objeto entre 1868 y 1945;puede traducirse como estructura nacional o
comunidad nacional. Fue constantemente empleado para describir el carácter aglutinador y unificador que revestía el proceso restaurador
para todos los antiguos estamentos de la sociedad semifeudal del viejo Shogunato en torno a la figura del emperador como representante de
una serie de atributos morales y valores especiales que habían sido legados al pueblo japonés por los divinos ancestros de su monarca. Drea,
Edward J. Japan 's Imperial Army: Its Rise and Fall 1853-1945. University Press of Kansas, 2009.
4Este conjunto de creencias basado en la veneración de los espíritus de la naturaleza y los ancestros fue la religión predominante en el país
hasta finales de la segunda guerra mundial; situaba al emperador como descendiente directo de la diosa Amaterasu la mítica fundadora del
linaje imperial nipón
5Moore, Barrington. 1966. Social Origins of Dictatorship and Democracy: Lord and Peasant in the Making of the Modern World. Boston,
MA: Beacon Press(pp.333-420).
6Oficial de la Armada Estadounidense y primer occidental en exigir la reapertura del país al comercio exterior mientras ponía fin al
monopolio ostentado por los neerlandeses durante tres siglos
de antigüedad que, en la medida de lo posible se enfoquen en la vertiente exclusivamente
militar de esta fase de la modernización nipona, relegando a un segundo plano(pero no
obviando del todo) la profundización en las posibles conexiones que esta última pueda tener
con los aspectos políticos, económicos y sociales del proceso “macro”.
Así pues considero pertinente comenzar la presente exposición con el texto Japan 's Imperial
Army: Its Rise and Fall 1853-1945, publicado en 2009 por el historiador militar Edward
John Drea quien, a pesar de dedicar el grueso de su obra a los pormenores del conflicto
militar en el pacifico entre 1941 y 1945; logra ofrecer un sobrio retrato del ejército imperial
en sus orígenes a partir de la década de 1850 que, se aleja bastante de la imagen netamente
fanatizada de las fuerzas armadas japonesas que se propagó a partir de los acontecimientos de
la guerra mundial y , es muy claro en qué lejos limitarse de copiar modelos occidentales el
imperio japonés desarrolló un ejército de primera clase a partir de un riguroso sistema de
instrucción en academias que daban gran importancia a la formación en ciencias exactas, un
pie de fuerza permanente organizado y disciplinado a partir de un modelo de reclutamiento
obligatorio inicialmente inspirado en el francés(con 5 años de servicio activo y 2 en la
reserva) y un cuerpo de reservistas que, en momento u otro podía contar con experiencia de
combate de primera mano.
La obra de Drea dispone de abundantes fuentes primarias japonesas que le permiten describir
la progresiva transformación del pensamiento estratégico y táctico de una oficialidad nipona
que, a medida que el naciente ejército imperial salía airoso de sus enfrentamientos con los
últimos rebeldes que se oponian al irreversible proceso de modernización del país , pasó de
pensar en términos de guerra chica y amenaza regional a insertarse rápidamente en las
lógicas del expansionismo colonial a gran escala liderado por las grandes potencias del
momento, alcanzando el punto de inflexión en los años inmediatamente posteriores a la
derrota de Francia en la guerra de 1870, cuando muchos de los asesores galos presentes en
Japón comienzan a ser reemplazados por agentes del recién formado Imperio alemán .
Esto último también permite a Drea ofrecer un balance sobre el pulso constante entre las
esferas cívica y militar de la sociedad nipona durante las primeras décadas de la era Meiji
que, al decidirse progresivamente en favor del estamento militar, resultó decisivo tanto para
el cambio de pensamiento estratégico mencionado anteriormente como para la construcción
de un orden político que ya en los años 60 fue descrito por el sociólogo norteamericano
Barrington Moore como facismo japonés.
También resulta pertinente mencionar el texto Emperor of Japan: Meiji and His World, 1852-
1912, publicado en 2002 por el historiador y japonólogo norteamericano Donald Keene que,
a través de una detallada biografía del emperador Mutsuhito, analiza las transformaciones y
las persistencias en el rol del monarca tras la finalización del gobierno del último Shogun7
tokugawa en 1868.
Así pues el texto revela información detallada sobre los pormenores de la vida cortesana, el
terror inicial ante la llegada de los extranjeros que poco a poco da paso al asombro, la
cooperación y el surgimiento de sincretismos en todos los ámbitos de la vida nacional.Se
abordan los últimos años del emperador Kōmei quien, a pesar de carecer de poder de un
poder político real, se mostró profundamente conmocionado por la llegada de los barcos del
comodoro Perry al territorio nipón y, valiéndose de su posición de líder espiritual del pueblo
japonés intentó evitar la cada vez mayor penetración de la influencia occidental en el país ,
incitando a sus súbditos a resistir a los bárbaros8 mediante la filosofía del Sonnō jōi9 hasta
su repentina muerte tras una infección de viruela en 1867.
Ya con el ascenso de Mutsuhito al trono, Keene analiza el retorno formal del monarca al
frente de la escena política nacional , y explica que este facilitó la instrumentalización de la
institución imperial como herramienta de adoctrinamiento de unas fuerzas armadas que si
bien le tenían por comandante en jefe en virtud de la constitución imperial de 1890,
mantuvieron una relación sumamente ambigua con la idea de que el tennō10 se implicara
activamente en la toma de decisiones de su estado mayor, reduciendo progresivamente las
capacidades del soberano para intervenir en contra de las cada vez mayores ambiciones de los
oficiales procedentes de la antigua clase samurai en materia de política exterior.
Sin embargo, cabe mencionar que el texto rescata la figura del soberano como un personaje
que, en varios momentos de su vida se sintió profundamente conflictuado con la forma en
que la creciente militarización de la sociedad nipona, ponía en entredicho la función
simbólica y espiritual de garante de la paz que tanto él como sus ancestros habían
desempeñado de manera ininterrumpida durante casi tres siglos.

7Término que Keene traduce como comandante del ejército y que, a grandes rasgos corresponde al título otorgado a quienes detentaron el
poder político real en japón entre 1603 y 1868. El shogun jamás debía consultar al emperador al momento de tomar una decisión y el radio
de acción de este último se limitaba a algunos deberes ceremoniales y religiosos que cumplía desde su reclusión en la corte de Edo.Keene,
Donald. Emperor of Japan: Meiji and His World, 1852-1912. Columbia University Press, 2002.(pp.2-5)
8No deja de resultar paradójico que tras la rápida claudicación del gobierno del shogun ante las amenazas de Perry para lograr la apertura
del país, fuese justamente el emperador(que durante siglos había sido virtualmente prisionero de los intereses de la familia Tokugawa)
quien manifestara tales reticencias al inminente cambio.
9Puede traducirse como expulsar a los bárbaros y reverenciar al soberano ,Keene destaca que dicha política llegó a provocar varios
incidentes violentos con los extranjeros residentes en el archipiélago japonés, siendo de particular gravedad el asesinato del comerciante
britanico Charles lennox Richardson en la prefectura de yokohama a finales de 1862.dicho magnicidio casi produce el estallido de una
guerra formal entre Reino Unido y el Shogunato; conflicto cuya escalada se evito tras el bombardeo de la royal navy al puerto de
Kagoshima y el pago de una generosa indemnizacion.Kenee, Donald. Emperor of Japan: Meiji and His World, 1852-1912. Columbia
University Press, 2002.(pp.70-80)
10Término empleado para el tratamiento formal de los soberanos japoneses hasta la actualidad; puede traducirse como soberano celestial
En este sentido Keene señala el desconcertante hecho de que, si bien el nombre del
emperador Mutsuhito fue directamente asociado por el pueblo japonés con las grandes
victorias militares obtenidas sobre China y Rusia en el transcurso de apenas diez años, así
como también con cada uno de los éxitos del proceso reformador emprendido a partir de
1868,no existen suficientes razones de peso para atribuirle al monarca una injerencia directa
sobre ninguno de estos logros, más allá del modo en que la carga simbólica de su figura
inspiraba a los hombres a cometer actos de extraordinario valor en su nombre. Esto último ha
llevado a muchos de sus biógrafos a enfrentarse con la frustrante conclusión de que la
personalidad del soberano “no revestía mayor complejidad que los trozos de papel en los que
se han vertido ríos de tinta sobre su reinado”11.
El texto Samurai to Soldier: Remaking Military Service in Nineteenth-Century Japan,
publicado por el historiador Colin Jaundrill en 2016; parte de la premisa de que el sistema
de reclutamiento obligatorio establecido a inicios de la restauración, no fue el resultado de
una improvisación derivada de la urgencia de evitar que Japón sufriera el mismo destino que
sus vecinos asiáticos a manos de las potencias occidentales, sino más bien el resultado final
de un proceso experimentación de distintas formas de organización y estrategia militar que
no solo son anteriores a 1868, sino que también tienen que ver bastante con el temprano
aprovechamiento de las tecnologías traídas por los primeros europeos que visitaron el
archipiélago japonés en los siglos XVI y XVII por parte de aquellos que poco después
limitarían drásticamente(más no cortarían del todo) los contactos del país con el mundo
exterior; los samurai al servicio de la familia Tokugawa.
Así pues Jaundrill sugiere que ya durante la batalla de sekigahara en el año 1600, el ejército
de Tokugawa Ieyasu se benefició enormemente de la utilización de piezas de artillería y
mosqueteria europea tomadas de los navíos de la VOC12.
En este sentido Jaundrill indica que el rangaku13 permitió a los japoneses llegar al año 1868
con un conocimiento para nada despreciable del manejo de dichas tecnologías, así como
también de los métodos de organización necesarios para acoplarlas a la geografía del país y a
las formas de lucha locales.Partiendo de esto último, el autor se opone firmemente a la
tradicionalmente aceptada idea de que las elites militares niponas rechazaran de lleno las
ventajas de las nuevas máquinas de guerra en favor de la más tradicional katana samurai.

11Kenee, Donald. Emperor of Japan: Meiji and His World, 1852-1912. Columbia University Press, 2002.(preface)
12verenigde oostindische compagnie(compañía neerlandesa de las indias orientales)
13El término se traduce como Estudios Neerlandeses y hace referencia a la formación académica en una amplia gama de saberes
occidentales impartida a los eruditos del país entre 1603 y 1868 Jaundrill, D. Colin. Samurai to Soldier: Remaking Military Service in
Nineteenth-Century Japan. 1st ed., Cornell University Press, 2016.(pp 20-25)
La obra The Japanese Empire: Grand Strategy from the Meiji Restoration to the Pacific War
,publicada en 2017 por la investigadora Sarah C. Paine del Naval War College de los Estados
Unidos, puede entenderse como una profundización en los análisis de las transformaciones
que sufrió la estrategia geopolítica del gobierno japonés en el marco del tablero de juego de
las grandes potencias colonialistas del periodo. La autora sugiere que Japón pasó lentamente
de una orientación estrictamente clausewitziana en el abordaje de sus primeros conflictos
internacionales en 1895 y 1905(diseñando cuidadosamente una estrategia balanceada que
contemplaba objetivos bastante puntuales que; una vez alcanzados a nivel militar, debían dar
paso a una rápida salida diplomática que convirtiese a la guerra en una simple continuación
de la política por otros medios en lugar de un baño de sangre sin final aparente que acabara
por trastocar de manera definitiva el delicado equilibrio de poderes de la región) a una
orientación bastante dogmática que a partir del segundo cuarto del siglo XX se traduciría en
un retorno de las interpretaciones del bushido anteriores a la restauración Meiji, así como
también en una preferencia desproporcionada por la vía militar como determinante básico de
su política exterior.
Paine sugiere que esto terminó por alienar a los antiguos socios de occidentales de Japón
que, siendo poseedores de vastos imperios coloniales en el sudeste asiatico, no podían sino
sentirse amenazados por la forma en que el viraje político del liderazgo nipón se tradujo en
una expansión territorial sobre el asia continental que parecía no tener límites;situación a la
que había que sumar la cada vez mayor reticencia japonesa a respetar los tratados
internacionales14 que buscaban mantener un cierto equilibrio en la carrera armamentista
naval.
Finalmente el artículo Die deutsche Rolle bei der Modernisierung des japanischen
Kaiserreiches: zur deutschen Kolonialerfahrung in Japan seit der Eulenburg- Expedition,
Publicado en 2016 por el historiador alemán Frank Jacob en la revista de investigación Revue
d'Allemagne et des pays de langue allemande, es quizá el texto que más se aproxima al
objetivo central de mi investigación; ya que se trata de un repaso del significado histórico de
la forma en que se ha replanteado la valoración histórica de la expedición de Eulenburg
para el nacimiento y la consolidación de las relaciones germano-niponas en las etapas más
primigenias de la restauración.

14Impulsados en gran medida por el interés del Reino Unido en mantener a la royal navy como escuadra dominante en todos los mares del
mundo
Jacob parte del hecho de que si bien los contactos entre Japón y los principados germanos con
anterioridad a 1860 se limitaban casi exclusivamente a los viajes de Philip Franz von
Siebold15 y Engelbert Kaempfer16, los comerciantes alemanes se sintieron rápidamente
atraídos por las oportunidades comerciales inéditas derivadas de la apertura del shogunato.
Así pues, el gobierno prusiano(que hasta la unificación del reich en 1871 no invertiría
mayores en pro de la transformación del país en una gran potencia naval)decidió no quedarse
atrás de las otras potencias europeas que comenzaban a consolidar su influencia en el
archipiélago nipón; organizando una misión diplomática que, más allá de abrir el comercio
alemán a los mercados de asia oriental, debía servir como avanzadilla de reconocimiento
para la futura adquisición de colonias(siendo la isla de taiwán objeto de particular interés para
el almirantazgo en Berlín al momento de dar su respaldo a la expedición).
Sin embargo, Jacob señala que dada la enorme debilidad del poder naval prusiano a inicios
de la década de 1860, la expedición no pasó de ser un vehículo de intercambios culturales e
intelectuales a nivel transnacional que, por un lado significó la entrada de los dos primeros
asesores germanos17 a las altas esferas del gobierno imperial japonés, y por otra parte dio un
primer impulso al flujo de nuevos conocimientos sobre la ciencia, la cultura, la flora y el arte
nipones de regreso al viejo continente.
El presente bastante historiográfico muestra que, si bien se han problematizado muchas de
las principales aristas que puede tener una temática tan amplia como lo es la injerencia
europea en Japón durante la restauración Meiji(la reformulación del rol simbólico y real de la
figura del emperador, la competencia entre las potencias europeas por ser quien ejerciera un
mayor grado de influencia en la corte imperial a través de sus asesores, las discusiones de alto
nivel en torno a la estrategia geopolítica inherente al establecimiento de un Imperio japonés
en el Asia continental y las persistencias del pasado samurai en el proceso modernizador), no
existe suficiente claridad sobre si la influencia de Prusia en dicho proceso, puede o no
explicar por sí sola la deriva militarista y autoritaria del país a partir del último cuarto del
siglo XIX. Así pues es allí donde se inscribe la investigación que pretendo realizar.
Categorias analiticas y objetivos específicos por capítulo:

15Médico y naturalista de la universidad de Würzburg empleado como profesor de ciencia occidental en la escuela Narutaki-juku de
Nagasaki durante la primera mitad del siglo XIX
16Médico empleado por los oficiales de la compañía neerlandesa de indias orientales en la isla de dejima durante la segunda mitad del
siglo XVII. es considerado el autor de la primera obra historia natural del archipiélago nipón disponible en occidente así como también de
las primeras transliteraciones de los sistemas de escritura nipones al alfabeto latino
17Se trata de Jacob Meckel, que como primer instructor de infantería prusiano en la academia de guerra del ejército imperial, introduciría
las doctrinas militares de Clausewitz y von Moltke en el país; así como también de Hermann Roesler, quien como consultor legal y
económico del emperador Meiji ejercería una gran influencia sobre el proceso de redacción del borrador de la constitución imperial
japonesa y del primer código mercantil moderno en el país.
El siguiente apartado tiene como objetivo ofrecer una primera aproximación teórica al las tres
grandes cateogrias analiticas que permearan la totalidad de la investigación, así como
también desglosar las subcategorías y objetivos específicos dentro de los que estas pueden
encuadrarse en función de los objetos de análisis de cada uno de los capítulos de la
investigación.
Así pues, las categorías de modernidad, imperialismo y nacionalismo resultarán claves para
entender el desarrollo de los acontecimientos que en poco más de tres décadas, convirtieron a
la sociedad semifeudal del Japón Meiji en un estado con los medios políticos, económicos y
militares necesarios para lanzarse a la conquista del continente asiático.
El sociólogo político estadounidense Barrington Moore Jr, quien será el primero de los
referentes teóricos que abordaré dentro de la categoría de lo moderno, define el tránsito de las
sociedades agrarias a la modernidad como un proceso que, dependiendo de las posturas
adoptadas por las clases campesinas y las elites agrarias-burocráticas frente a la transición,
puede ser impulsado mediante tres vías distintas.
La primera de ellas, es la denominada “revolución burguesa” que Moore retoma como el
marco teórico clásico utilizado por investigadores que le precedieron par explicar como la
resolución de los problemas agrarios premodernos, dió paso a la protoindustrialización de
sociedades que acabarían por convertirse en las primeras democracias capitalistas de
occidente durante las revoluciones inglesa y francesa.
El segundo modelo teórico propuesto por Moore, ha sido aplicado para explicar las
precondiciones históricas de las sociedades agrarias que dieron un salto tardío a la
modernidad en la primera mitad del siglo XX mediante las denominadas “revoluciones
campesinas” que ; impulsadas por la debilidad de las clases urbanas, una ingente cantidad de
población rural y una “gruesa y estática burocracia agraria capaz de inhibir impuestos
comerciales e industriales”18 , hicieron del comunismo su vehículo de tránsito a la era
moderna tras la parcial o total eliminación de la antigua clase dirigente.
Finalmente, el modelo de “revolución desde arriba” constituye sin lugar a dudas el modelo
de mayor aplicabilidad para el estudio de la influencia prusiana sobre el caso Japonés, ya que
Moore considera la deriva autoritaria de ambos países como el resultado de una “revolución
desde arriba” o modernización vertical donde las elites preindustriales lograron derrotar todas

18Aquí el autor se refiere al marcado carácter patrimonialista y estatista de las burocracias cívico-militares en los imperios ruso y chino;
que en el transcurso de su evolución hacia un modelo de “despotismo oriental” (para el caso chino) y una admixtura entre este último y el
absolutismo europeo del siglo de las luces (para el caso ruso), acabaron por convertirse en un pequeño resquicio de movilidad social y
meritocracia en el marco de sendos sistemas políticos con tintes colectivistas en los que el “individuo” no pasaba de ser una mera estadística.
Moore, Barrington. 1966. Social Origins of Dictatorship and Democracy: Lord and Peasant in the Making of the Modern World. Boston,
MA: Beacon Press(pp.11-20).
las iniciativas revolucionarias del campesinado y las clases medias urbanas para tomar por su
cuenta las riendas del proceso de transición.
Asi mismo, el sociólogo norteamericano considera que la acumulacion de tensiones sociales
internas derivadas de esta modernización cargada de persistencias del antiguo orden, aumentó
exponencialmente el interés las clases dirigentes de estos nuevos estados industrializados en
la “vía militarista” de la política exterior como instrumento para desviar y rebajar las
presiones de índole doméstica; esperando que sus agresivas campañas de expansión
territorial en el extranjero actuasen como una suerte de elemento aglutinador en el marco de
sus respectivos procesos de construcción de estado-nación.
Por otra parte las macrocategorías de Militarismo e imperialismo( que más que verse como
dos categorías separadas dentro del contexto del Japón Meiji pueden entenderse como un
efecto colateral inherente al tipo de modernidad adjudicado por Moore al estado nipón) se
proponen como marcos explicativos de un primer “Wehrstaat” 19 embrionario en el país del
sol naciente; entendido este último como una consecuencia inevitable del proceso de
universalización de las fuerzas armadas imperiales en el marco de su profesionalización con
base en modelos occidentales, y de la pérdida de la exclusividad detentada por la antigua
casta samurai sobre el ejercicio de la actividad bélica.
Adicional a esto la primera fase del imperialismo japonés, que a groso modo constituye el
objeto central de toda la investigación; se abordará no solo como una consecuencia directa
del proceso de inserción del país en las lógicas del capitalismo industrial y sus monopolios,
sino también como consecuencia de su llegada “tardía y advenediza” al gran reparto
coloniales del mundo a finales del siglo XIX en un momento en el que, de acuerdo con la
teoría leninista del imperialismo como fase superior del capitalismo; el reparto del globo
estaba más que finalizado, obligando a las potencias emergentes a desplazar o someter
violentamente a los viejos imperios con áreas de influencia delimitadas de vieja data para
ampliar sus propios mercados y obtener más materias primas.
subcategorías y análisis específicos para los capítulos I-II:
A partir de los descrito en el punto anterior; los primeros dos capítulos de la investigación
tendrán como objetivos concretos ofrecer al lector un panorama general de los contactos
preliminares de Japón con el mundo europeo, explicar el carácter de “Modernidad forzada”
del proceso Meiji, identificando las posibles resistencias del orden anterior y las resistencias

19Término acuñado por los altos mandos del ejército alemán durante los años posteriores a la derrota del país en la primera guerra mundial
para describir el proceso de fusión de la sociedad civil y el estamento militar en términos absolutos y de tal forma que, incluso en tiempos de
paz se prevea la movilización de todo el capital político, social y económico de un país en preparación para una futura guerra total. si bien
esto puede sonar anacrónico para el periodo estudiado, pretendo mirar la aplicabilidad del concepto a la primera fase de la expansión del
imperio japonés en ultramar
al mismo dentro de la sociedad japonesa, así como también aclarando de la forma más breve
posible si su legitimación puede explicarse mediante el concepto de “revolución desde
arriba” planteado por Moore y la subcategoría weberiana de “dominación burocrática”20
En este sentido se partirá de las observaciones del diario de viaje 33 Jahre in Ost-Asien:
Erinnerungen eines deutschen Diplomaten del alemán Max von Brandt quien, en su papel
como diplomático enviado por un gobierno cuyo propio proceso histórico de modernización
se encuadra dentro de la categoría de “revolución desde arriba”, ofrece una visión del
proceso nipón que difiere bastante de la de otros observadores provenientes de las potencias
occidentales de índole liberal-democrática.
esto último se contrastará con una fuente japonesa traducida(por definir) que apoyada en los
análisis de bibliografía secundaria como Die deutsche Rolle bei der Modernisierung des
japanischen Kaiserreiches: zur deutschen Kolonialerfahrung in Japan seit der Eulenburg-
Expedition y Emperor of Japan: Meiji and His World, 1852-1912 , permita ofrecer una
valoración comparativa de la concepción que tienen de la restauración Meiji como proceso
histórico sus protagonistas nativos, y un observador occidental proveniente de un país que
pasa por encrucijadas similares como lo es von Brandt.
subcategorías y análisis específicos para los capítulos II-III:
A partir de las fuentes primarias mencionadas en el apartado anterior, así como también
textos de la índole de Samurai to Soldier: Remaking Military Service in Nineteenth-Century
Japan , The Weapons of the West: Military Technology and Modernization in 19th-Century
China and Japan y The Decline of the Japanese Warrior Class, 1840-1880, me propongo
que este apartado tenga como objetivo específico ofrecer un panorama acontecimental de los
fenómenos netamente militares relacionados con la reticencia de ciertos sectores a aceptar
los vertiginosos cambios que vivía la sociedad nipona de finales del siglo XIX, haciendo
énfasis en la forma en que facilitaron la transformación de la cultura y las prácticas bélicas
de los antiguos samurai en la cultura y las formas bélicas de un soldado de corte occidental.
Para ello se partirá de un análisis sobre el impacto de la tecnología militar occidental en el
triunfo de las fuerzas Meiji durante la guerra Boshin y la rebelión samurai de satsuma; es
decir las conflagraciones internas que acabaron por dar una legitimidad absoluta al proceso

20Entendida esta última como:


1.La tendencia a la nivelación en interés de una posibilidad universal de reclutamiento de los más calificados profesionalmente.
2.La tendencia a la plutocratización en interés de una formación profesional que haya durado el mayor tiempo posible (a veces hasta el final
de la treintena).
3. La dominación de la impersonalidad formalista: sine ira et studio, sin odio y sin pasión, o sea sin "amor" y sin "entusiasmo", sometida tan
sólo a la presión del deber estricto; "sin acepción de personas'' .Weber, Max.1944(trad). Economía y sociedad: Esbozo de sociología
comprensiva.Fondo de Cultura Económica de España, S.L. Fernando el Católico, 86. 28015 Madrid (pp.179-180).
reformador del gobierno, sepultando toda oposición a la apertura del país a los extranjeros en
el seno de la antigua casta guerrera que, tras perder sus antiguos privilegios feudales debió
resignarse a desaparecer como clase social diferenciada tras sus fallidos intentos de
resistencia armada al cambio, o bien asumir funciones burocráticas en la maquinaria del
nuevo estado moderno.
dada la primacía de la narración acontecimental en el presente acápite necesidad de evitar
caer en un “exceso de teorización” , no se incluyen fuentes secundarias de índole teórico para
el desarrollo de esta parte de la investigación.
subcategorías y análisis específicos para los capítulos IV-V:
Una vez concluida mi narración sobre el proceso de estabilización interna del país tras el fin
de la guerra civil boshin y la rebelión satsuma, me propongo que estos dos capítulos tomen
como objetivo específico el abordaje de la política exterior nipona en el marco del proceso
de adaptación del país a su rol de miembro advenedizo en el club de las grandes potencias
coloniales.
En este sentido el acápite debe explicar los éxitos del modelo de instrucción prusiano en los
primeros grandes despliegues del ejército nipón en territorio extranjero durante los conflictos
con China(1895) y Rusia(1905), así como también las discusiones de alto nivel entre los
planificadores japoneses a raíz de la disonancia de intereses entre un ejército prusianizado y
una marina de inspiración británica(que con el tiempo se convertiría en la segunda mayor
flota de guerra del mundo) que, bajo influencia de la doctrina del almirante, teórico e
historiador norteamericano Alfred Mahan21 tenía ideas diferentes sobre la estrategia que el
país debía adoptar para consolidar sus aspiraciones imperiales sobre el continente asiatico.
Dado el carácter Insular de japón y su carencia de grandes recursos naturales propios, era
evidente que la construcción de una marina de naturaleza ofensiva22, sería el primer paso la
creación de un circuito de comercio colonial dentro de su zona de influencia en el sudeste
asiático; que pudiera suplir las demandas de la industria nipona y ser mantenido frente a las

21Este “filósofo” estadounidense del poder naval sostiene en su obra The Influence of Sea Power Upon History: 1660–1783, que ya
durante el primer expansionismo europeo en los siglos XVI y XVII, los procesos de construcción imperial de los estados carentes de grandes
recursos naturales propios, habían estado íntimamente vinculados a la inversión en el desarrollo de un poder naval capaz de garantizar la
posesión sólida de territorios coloniales proveedores de materias primas que pudieran satisfacer la demanda de las industrias de la nación
madre; así como también garantizar la consolidación de un circuito estratégico de bases marinas y puntos de reabastecimiento a lo largo del
globo, que permitiese a la flota de guerra de la potencia en proceso de expansión actuar en coordinación con su marina mercante, de tal
forma que dominio y crecimiento de las rutas comerciales de su interés estuviera plenamente garantizado.

22Postura diametralmente opuesta a la aproximación adoptada por potencias como Alemania y los EE.UU en tiempos anteriores a Mahan;
cuando ante la falta de grandes territorios coloniales, se formularon doctrinas navales en términos bastante defensivos, limitándose a
garantizar el control de las aguas territoriales de la nación y a evitar cualquier aproximación de flotas enemigas a sus costas; cosa que
implicaba un reconocimiento implícito de la supremacía naval británica sobre los mares del mundo, así como también la errónea
convicción(en el caso alemán) de que el fortalecimiento de la fuerza militar terrestre de un estado podía actuar como contrapeso a sus
deficiencias en materia naval ante la eventualidad de un conflicto internacional de gran envergadura
ambiciones de Rusia y China en su condición de potencias más antiguas del pacifico en
términos navales.
Mi exposición en este apartado partirá en gran medida de bibliografía secundaria como The
Japanese Empire: Grand Strategy from the Meiji Restoration to the Pacific War, The
Imperial Japanese Navy and the Constructed Consciousness of a South Seas Destiny, 1872-
1921 y The Sino-Japanese War of 1894-1895: Perceptions, Power, and Primacy.

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