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Trasfondo
Aunque, al expandirse por el mundo el conflicto fuese conocido como la Guerra de
los Siete Años, la guerra había comenzado en Pensilvania para luchar por el control
del territorio del Ohio. Con las derrotas de George Washington en Fort Necessity en
1754 y la de Edward Braddock en 1755, los colonos de Pensilvania se encontraron
indefensos ante el enemigo.
Desde octubre de 1755 numerosas partidas de indígenas, a veces con ayuda francesa,
atacaron los asentamientos de Pensilvania. Los guerreros nativos generalmente no
hacían distinción entre combatientes y civiles, atacando a mujeres y niños y
tomando numerosos prisioneros. Aunque los europeos también luchaban con crueldad
encontraban a los indios brutales y aterradores.
Destacaron entre los atacantes indios los líderes delaware Shingas y el capitán
Jacobs, quienes vivían en Kittaning. Los gobiernos coloniales de Pensilvania y
Virginia ofrecieron dinero por sus cabezas. Tras la destrucción de Fort Granville
el 2 de agosto de 1756 por una partida franco-indígena liderada por el capitán
Jacobs, el gobernador de Pensilvania ordenó a la milicia destruir Kittaning y
rescatar a los prisioneros.
Batalla
El teniente coronel John Armstrong, cuyo hermano había resultado muerto en la
batalla de Fort Granville, lideró a 300 hombres en el largo camino hacia el
poblado, lanzando un ataque sorpresa el 8 de agosto de 1756. Muchos habitantes de
Kittaning huyeron, pero el capitán Jacobs dirigió la defensa, refugiándose con su
mujer e hijos en su casa. Cuando se negó a rendirse, prendieron fuego a la casa,
llegando a un montón de pólvora que tenían almacenada allí. La casa explotó y todos
sus habitantes murieron. Tras seis horas de combate, el pueblo estaba destruido y
los pensilvanos se retiraron.
Acciones menos duras habían sido llevadas a cabo por los indios y se les
denominaron «masacres», mientras que para los colonos esto no fue más que un
ataque. A Amstrong se le conoció como el Héroe de Kittaning. Sin embargo, los
atacantes sufrieron más bajas que las que causaron y la mayoría de los indios
escaparon llevándose a los prisioneros. Además este ataque provocó a los indios,
quienes aumentaron la frecuencia de los asaltos.
De todas maneras los indios habían descubierto que eran vulnerables, por lo que
pronto, el hermano de Shinga llegó con una proposición de paz que se realizó
mediante el Tratado de Easton, que fue el que permitió el ataque de John Forbes a
Fort Duquesne.