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Dios estará escuchando

Kenneth Copeland
«Y ésta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye. Y si
sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, también sabemos que tenemos las
peticiones que le hayamos hecho»
(1 Juan 5:14-15)

¿Alguna vez has estado en oración y de repente te ha perturbado la idea de que Dios no está escuchando?

Esto nos ha sucedido a todos. Pero pocos sabemos realmente qué hacer. Oramos de manera inconstante, diciendo las

mismas oraciones de siempre y esperamos con incertidumbre que sean contestadas, al tiempo que sospechamos con

cierta certeza que no lo serán.

Hoy quiero mostrarte cómo resolver ese dilema de una vez por todas. Pero déjame advertirte: no voy a darte una

palmadita en la espalda, asegurándote que Dios escuchará cualquier cosa indecisa, dudosa o egoísta que le digas. No

lo hará. Él sólo ha prometido escuchar las oraciones que se hacen conforme a Su voluntad. El apóstol Juan nos revela

que si oras de esa manera, puedes estar seguro de que recibirás la respuesta a las peticiones que hayas hecho a Dios.

La palabra petición se define como “una solicitud formal escrita y dirigida a un soberano sobre una gracia o derecho en

particular”; y eso es exactamente lo que necesitas cuando oras por algo serio.

¿Cómo se prepara una petición sólida que esté de acuerdo con la voluntad de Dios?

Primero: escudriña la Palabra de Dios. Busca pasajes bíblicos que se apliquen a tu situación y úsalos como la base de

tu petición.

Luego, arrodíllate y consúltale al Espíritu Santo. Deja que Él te ayude a presentar tu petición en forma detallada. La

mejor manera de hacerlo es invertir tiempo orando en otras lenguas (Romanos 8:26-27). Espera que Dios te muestre

cosas “de Su corazón a tu corazón”. Él quiere que conozcas Su voluntad. Por lo tanto, ¡pon atención cuando estés

orando!

Por último, escríbelo. Haz una petición formal escrita, anotando cada pasaje que encuentres. Además, al esperar que

el Espíritu Santo te dé los detalles, anota todas las ideas y pensamientos que Él te muestre.

Tómate el tiempo necesario. Deja que el Espíritu sea quien elabore tu oración. Trata de asimilar la verdad que te está

revelando y espera a que ésta actúe en ti. Afirma la petición en tu mente y cuando estés preparado, preséntasela a

Dios.

Créeme: Él estará escuchando.

Lectura bíblica: 1 Juan 5:1-15

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