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ANTEPROYECTO DE INVESTIGACIÓN

LA VIGENCIA DEL MITO GUADALUPANO EN LA IDIOSINCRASIA MEXICANA.

UN ESTUDIO A PARTIR DE CORONA DE LUZ DE RODOLFO USIGLI

Se olvida con frecuencia


que el teatro es el único arte tridimensional en movimiento que existe,
y que lo es justamente por la presencia física,
pero sobre todo,
por la presencia humana,
en el sentido ético y filosófico,
del hombre en el escenario.
RODOLFO USIGLI

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

En México, la vida social, política, y hasta económica, ha estado determinada

desde siempre por la religiosidad. Desde la época prehispánica hasta nuestros

días, el valor y el poder que la colectividad le concede a los símbolos religiosos

suele influir fuertemente en las relaciones de convivencia del ser humano con sus

semejantes y con su entorno. Particularmente en nuestro país, la importancia que

posee la imagen de la Virgen de Guadalupe trasciende las esferas de lo religioso

para insertarse en el inconsciente colectivo como un arquetipo que da identidad a

toda una nación. Prueba contundente de ello es la presencia de la imagen de la

guadalupana en casi todas las casas, transportes públicos y privados, talleres,

mercados, oficinas, teatros, escuelas, hospitales…

Más allá de la sola presencia física a través de una imagen, el pueblo

mexicano, que interpreta el guadalupanismo como una forma absoluta de

nacionalismo, se siente literalmente cobijado y protegido bajo el manto de la virgen

del Tepeyac. De ello nos hablan tanto las multitudinarias peregrinaciones que

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acuden a su santuario a lo largo de todo el año, como el hecho de que la fecha

que conmemora su aparición sea considerada como feriada en el calendario cívico

nacional.

El poder otorgado a tan singular imagen rebasa, por mucho, símbolos

impuestos que deberían definir, quizá de mejor manera, la identidad nacional

como la bandera, el himno o el escudo. No es fortuito que en momentos

importantes para la historia de México, la imagen de la Virgen de Guadalupe haya

estado presente en un primer plano: fue bandera de Miguel Hidalgo la noche del

16 de septiembre de 1810; Guadalupe Victoria incluso cambió su nombre de pila

por el de la virgen; Antonio López de Santa Anna la convirtió en condecoración;

Emiliano Zapata entró a la ciudad de México con un estandarte de la Virgen en

1914; en el año 2000, el tristemente célebre presidente del cambio, inaugura su

mandato dando gracias a la guadalupana en la mismísima Basílica; y

recientemente los trabajadores de la desaparecida Compañía de Luz y Fuerza la

enarbolan en sus asambleas y manifestaciones como símbolo de lucha social.

Quizá todo esto se deba a algo que Usigli afirma en su primer prólogo a la

obra en cuestión: “el mito guadalupano establece un sentido de soberanía

espiritual para México.” (1991: 231). Alguien que pertenece a la colectividad se da

cuenta de ello y lo utiliza en su favor, a veces para bien y otras para mal. Al interior

del texto, Usigli consigue elaborar toda una argumentación teológica, que acaba

por ser política, acerca del conflicto propio del momento histórico en el que se

inscribe el drama y que se refiere a la determinación de qué es lo más

conveniente, salvar al alma o al cuerpo de los habitantes de la Nueva España:

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MINISTRO.– Desgraciadamente, señor, la cuestión de América no es una
cuestión teológica: es una cuestión política, y afecta intereses que son vitales
para España
(…)
CARDENAL.– …Sólo el alma da vida al cuerpo.
MINISTRO.– Cebad las almas, Eminencia, engordadlas, y si no tienen cuerpo
que habitar, no servirán más que para el paraíso, el purgatorio o en infierno,
según su inclinación. Ayudad a vivir al cuerpo, y salvaréis el alma.
CARDENAL.- Eso es lo que resulta de aplicar las enseñanzas de los paganos
griegos al mundo cristiano. Engordad y cebad los cuerpos descuidando las
almas, y todas caerán al fuego del infierno. (Usigli, 1991:172)

Por lo anterior y todo lo que de ello se desprende, y ante la importancia de

un dramaturgo fundamental para la teatralidad mexicana como Rodolfo Usigli,

estudiar la obra Corona de Luz es un asunto que me propongo emprender para

analizar cómo la significación de la imagen de la Virgen de Guadalupe, permanece

como una referencia cotidiana que nos penetra y define totalizadoramente, mucho

más allá del ámbito religioso como nación, pero sobre todo, cómo este hecho

representó para el propio Usigli, uno de los acontecimientos más importantes en la

conformación de la incipiente nación mexicana, motivo que lo llevó a escribir un

drama a este respecto; drama que forma parte de una trilogía donde se exponen

otros dos sucesos fundamentales: la conquista de México y la lucha por la

soberanía política de la República Mexicana frente al intento de Francia por

restaurar una monarquía.

En esta trilogía, el componente más ambicioso y más erudito del proyecto


artístico usigliano, el dramaturgo mexicano se propuso crear una síntesis
dramática del pasado cultural de México, una vasta y panorámica
representación e interpretación de los grandes mitos, los más grandes héroes y
los mayores eventos de la historia mexicana. (Layera, 1996:30)

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OBJETIVO GENERAL

Afirmar la vigencia del mito guadalupano a partir de un análisis literario del texto

dramático Corona de Luz de Rodolfo Usigli, cuyo tema central es la aparición de la

Virgen de Guadalupe, hecho determinante para la cristianización de los habitantes

de la Nueva España y que ha trascendido hasta nuestros días para convertirse en

elemento fundamental para la identidad nacional.

OBJETIVOS PARTICULARES

 Analizar literariamente Corona de Luz de Rodolfo Usigli.

 Analizar la vigencia del mito guadalupano a partir de una obra dramática

como Corona de Luz de Rodolfo Usigli.

 Examinar cómo el ser humano de todos los tiempos se construye a sí

mismo, con todo lo que esto implica, a partir de un modelo divino.

 Comprobar que la ritualización cotidiana ayuda a la preservación del mito

que la motiva.

 Investigar cómo un personaje histórico (aún ficticio) puede transformarse en

héroe mítico. Este objetivo pretende analizar cómo la figura de la Virgen de

Guadalupe representa para el mexicano no sólo parte de su historia sino de su

mitología al integrarse a su cosmovisión

 Estudiar de qué manera el mito trasciende hasta convertirse en arquetipo.

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ESQUEMA

Introducción

Capítulo I. El elemento teórico

1) Definición de mito, rito y arquetipo

2) El concepto de madre en la espiritualidad primitiva del hombre

3) La importancia de los arquetipos en la consolidación de un pueblo

Capítulo II. El mito guadalupano

1) Análisis literario de Corona de Luz de Rodolfo Usigli como objeto

de estudio del mito guadalupano

2) El drama como instrumento de representación escénica de un

mito

Capítulo III. La vigencia del mito guadalupano en la idiosincrasia mexicana

1) La trascendencia del mito hasta convertirse en arquetipo

2) La imagen (arquetipo) de la Virgen de Guadalupe como símbolo

de identidad nacional

Conclusiones

FUENTES

 Bibliográficas

 Electrónicas

 Iconográficas

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JUSTIFICACIÓN

La creación de arquetipos ha sido un elemento recurrente para la consolidación de

una cultura. En nuestro país, el modelo que mejor define al inconsciente colectivo

del mexicano es la imagen de la Virgen de Guadalupe. Desde su primera aparición

en 1531, apenas diez años después de la cruel y violenta caída de Tenochtitlán, la

guadalupana, como la gran madre que es, ha conseguido unificar a todo un

pueblo, definiendo, bajo su manto, un concepto de patria totalizador e incluyente.

CARDENAL. – ¿No sabéis que los indios, que tienen el sentido de la gracia de
los colores y la forma, pintan y esculpen ángeles e imágenes qu no son ya
españoles? ¿Y cómo acabar con esto con la sangre y la destrucción?
ISABEL. – No. Ya no más sangre. Ya no más destrucción.
CARLOS. – Dame el medio de contener la una y de impedir la otra.
ISABEL. – Yo no tengo más arma ni más fuerza que mi fe de mujer. Voy a
ponerme en oración ante mi Virgen predilecta, que es la Guadalupe, para que
interceda por ti. (Usigli, 1991:180)

Para el pueblo derrotado, sus dioses, y todo en lo que ellos habían creído

hasta ese momento fue destruido; los aztecas creían que estaban siendo

castigados por haber cometido actos terribles contra sus dioses; por ello el pueblo

mexicano, heredero de una tradición de culpabilidad, hijo de la piedra de

sacrificios, acostumbrado al dolor y al sufrimiento como forma de justificación vital,

encuentra en la figura materna el cobijo que ampara, fortalece, calma y consuela

en los peores momentos.

La figura de la Virgen de Guadalupe alcanza el nivel de arquetipo de la

figura materna por excelencia, precisamente en el momento en que el dolor era –y

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es– el común denominador en una población derrotada y avasallada por el

conquistador.

Al hacer un énfasis en el arquetipo del amor materno, a través de l mito de la

advocación guadalupana, pretendo destacar lo que éste ha significado no sólo

para la consolidación de nuestra cultura, sino para la relación que guardamos

hasta hoy con la España conquistadora, a quien inclusive la denominamos “Madre

Patria”.

Y es que la Conquista representó un momento crítico no sólo para los

nativos de la tierra conquistada, sino también para los españoles que carecían de

un signo eficaz para la evangelización –siguiente paso en la conquista–, pues el

Cristo sangrante en la cruz era tan aterrador como los sanguinarios dioses

destruidos en los templos prehispánicos. Fue más fácil y práctico, muy a pesar del

dogma religioso –que desde entonces y hasta la fecha ha padecido esta

desviación fervorosa del pueblo mexicano–, adorar la imagen bondadosa, dulce y

apacible de una mujer morena –igual al nativo– que a un hombre moribundo

colgado de un madero.

CARDENAL.– Quizá, señor, si alguien –un príncipe de la Iglesia , digamos– fuera


allá por vos, podríamos poner fin al conflicto. Pienso que yo.
EMISARIO.– …No son frailes lo que se necesita. Ningún príncipe de la Iglesia
sería mejor que un misionero, y estos no pueden nada.
MINISTRO.– No es mala idea. Se trata de una costumbre vieja: cuando Dios no
puede bajar a la tierra, envía a su vicario, a su Hijo o a su Arcángel, o aun
santo cualquiera. (…)
ISABEL.- No hay más que un camino, señor, y ése no es corrido por los pies del
hombre. El único camino es el camino de un milagro.
CARDENAL.– La Reina tiene razón. Sólo un milagro de Dios puede salvar a los
indios. (Usigli, 1991:180-81)

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Por ello fue muy importante que el sincretismo entre estas dos culturas

partiera de un planteamiento, totalmente representacional, justo en el lugar donde

desde tiempos inmemoriales, los naturales del Valle de Anáhuac adoraban

precisamente a la Gran Madre llamada Tonantzin; ahí, en un lugar sagrado para

los prehispánicos, es donde se dio el misterio de la aparición de la Virgen de

Guadalupe, figura mestiza que consigue representar la virtud maternal y

universalizar la piedad sintetizando la necesidad de amor y esperanza, como un

mensaje que no sólo nos trasciende sino que nos define.

Afirma Rodolfo Usigli que: “ningún mito nace por sí mismo porque todo mito

es engendrado por un conflicto, por una conjunción de elementos opuestos entre

sí.” (1991: 230). Al considerar como cierta esta afirmación, identifico una serie de

conflictos reales en la delimitación epocal de la presente investigación: por una

parte, la existente entre el pueblo conquistado al interpretar como castigo divino la

aparente pérdida de su cultura; otra la que obviamente se da entre los

conquistadores y los indígenas; y una más, la que plantea Usigli en el inicio del

drama cuando el imperio no alcanza a definir la profundidad ideológica y filosófica

con que habrá de evangelizar al pueblo vencido.

Todo esto rebasa la esfera de lo religioso: la Virgen de Guadalupe con su

aparición y con su incursión en el inconsciente colectivo del mexicano sale del

templo católico para poblar profanamente la cotidianidad religiosa.

Este tema es retomado por Rodolfo Usigli en su drama Corona de Luz,

escrito en 1963. Junto con Corona de Sombra y Corona de Fuego, forma parte de

una trilogía de dramas antihistóricos, clasificación hecha por él mismo, en donde

su pretensión no es relatar cronológicamente en un escenario un suceso histórico,

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sino más bien hacer un análisis de los acontecimientos a partir de la dramatización

de una idea; es decir, mostrar, como en el teatro antiguo, algo tan elemental pero

a la vez tan complejo como el conflicto del hombre con su destino, en este caso y

más específicamente, de toda una nación, una cultura con su propio destino,

precisamente en un momento crítico.

(En) El método “antihistórico” de composición dramática (“recordando con


ayuda de la imaginación”), Usigli escogió aquellos “mitos superlativos” que
habían surgido de la imaginación metafórica del pueblo mexicano y los
compaginó arbitrariamente con los aspectos verificables de la historia oficial
para producir de este modo su propia meditación e interpretación de ambos.
(Layera, 1996:30-31)

Al iniciar este proyecto pretendo delimitar temáticamente mi investigación al

no plantear el dilema de afirmar o negar el mito guadalupano. Mi intención al

abordar el tema, siempre a través del drama de Usigli, es descubrir cómo un

hecho tan improbable, acontecido en el siglo XVI ha podido definirnos y generar

una identidad nacional por encima de otros símbolos hasta nuestro presente y

quizá por mucho tiempo en el futuro.

Escribir esta obra le permite a Usigli (sí, en tiempo presente) plantear la

necesidad de presentar en un escenario un drama religioso, que rebase el afán

evangelizador, para retomar sí un sentido de comunión con el público a partir de

enfatizar la estrecha relación que existe entre el teatro y las ceremonias litúrgicas,

pues no sólo comparten origen, sino que ambas entidades se valen de la

representación para transmitir más que una emoción, un mensaje específico, o

como dijera el mismo Usigli: una idea.

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HIPÓTESIS O PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN

¿Cómo la Virgen de Guadalupe ha podido sintetizar elementos de distinto origen y

naturaleza, de tiempos diferentes en nuestro devenir histórico, trascendiendo las

barreras del tiempo y el espacio para crear y definir la idiosincrasia de todo un

pueblo? ¿Puede algo tan relativo e indefinible, como la fe, sostener y normar la

conducta de todos los sectores de una cultura, no sólo en el territorio sino allende

las fronteras?

Con base en las apariciones de la Virgen de Guadalupe del 9 al 12 de

diciembre de 1531 en el cerro del Tepeyac, pretendo analizar la trascendencia que

este hecho ha tenido para el mexicano y cómo a Rodolfo Usigli, Corona de Luz, le

fue útil para identificar el suceso como parte de una consolidación de la identidad

nacional.

MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL

La necesidad de explicar aquello que está fuera del alcance de la razón y la

conciencia humanas, ha permitido a lo largo de la historia la creación de mitos que

se preservan mediante la ritualización; pero cuando a un mito se le rinde culto de

manera solemne a partir de cimientos culturales tan profundos, éste trasciende los

límites temporales y espaciales, para alcanzar la categoría de arquetipo.

La Virgen de Guadalupe, entre otras cosas, es para el mexicano un asunto

sagrado. Esta afirmación se demuestra todos los días desde hace casi quinientos

años, cuando la definición de lo que hoy podemos llamar mexicanidad se dio a

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partir de la instauración de un modelo divino al que se le atribuye la capacidad de

consuelo y protección, como una gran madre que genera fe y mística, es decir, un

verdadero sentimiento religioso.

Debido a ello, pretendo abordar el tema central de la obra de Usigli a partir

del análisis del arquetipo femenino por excelencia que es la figura materna. La

Virgen de Guadalupe es para los mexicanos algo más que la advocación mariana

de la madre de Cristo en América. Insertar con tal fuerza este arquetipo religioso

no hubiera sido posible si los antiguos mexicanos no veneraran desde tiempo

atrás la dualidad de una figura sagrada que lo mismo era capaz de castigar

terriblemente que de consolar y proteger. Sobre el sitio de adoración de la antigua

madre Tonantzin apareció la representación de la nueva madre que

sincréticamente fue depositaria de la pena del pueblo avasallado: la Virgen de

Guadalupe, representación divina de tez morena –como el indígena–, que le habló

al indio en su lengua para decirle que lo protegería precisamente como una

madre.

JUAN IV.– Tata, en falda cerro señora hermosa muy hermosa dice a Juan Darío
pobrecito dice Juan Darío aquí quiero casa hermosa muy hermosa. Soy tu
madre pobre indio Juan Darío. Di a tata Obispo quiero aquí casa hermosa para
Madre de Dios y de indios. Yo digo a tata Obispo. (Usigli, 1991:212)

Para Mircea Eliade, el mito, el rito y el símbolo son conceptos que permiten

expresar afirmaciones coherentes sobre la realidad del hombre y su relación con

el entorno, dándole significación a su existencia con un alto nivel de conciencia de

su situación en el cosmos. Este planteamiento le ha permitido al hombre

concederle valor de sagrado a elementos que sintetizan inquietudes, dudas o

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temores; tal es el caso de piedras, animales, fenómenos naturales, montañas,

mares, entre otras muchas cosas. Y la mejor forma de preservar un mito es a

través de la repetición consciente y sistemática de gestos paradigmáticos, a lo que

el mismo Eliade llama rito.

Por su parte Carl G. Jung, coincide con Eliade al definir arquetipo como una

forma de construir y explicar el mundo a partir de un modelo divino, siendo el rito

un acto del inconsciente colectivo que preserva un mito con base precisamente en

la repetición constante y consuetudinaria; y es precisamente de esta manera como

se afirma el mito, que acaba por generar sistemas religiosos que con base en la

representación vivida del mito en un tiempo presente, hacen uso de la acción

dramática, a partir de la escenificación de un conflicto. No es coincidencia que el

teatro y la religión hayan estado estrechamente ligados en diversas etapas de la

historia del ser humano, desde los griegos hasta nuestros días; qué más

espectáculo que la liturgia. Estableciendo esta relación, es importante destacar la

gran importancia del teatro, como género literario, para poder verificar que el rito

es un hecho estrechamente relacionado con la acción dramática y con lo

representacional, entendido esto como volver a presentar ante alguien más algo

que le es importante al ser humano.

Es Rodolfo Usigli, en nuestro país, el dramaturgo mexicano que en el siglo

pasado consiguió a través de la profundidad con que aborda muchos de los temas

en sus obras, parte de lo que se dio en llamar un teatro nacional. Creador de

dramas en donde analiza la lucha del mexicano por encontrar y definir una

identidad propia, Usigli es además un teórico social que conoce profundamente la

historia de México a través del conflicto humano de sus protagonistas con su

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momento y su circunstancia, y lo traslada a un texto susceptible de ser,

precisamente como un rito, representado en un escenario donde pueda ser

percibido por un público que se convierte simultáneamente en feligrés y oficiante

de un rito.

Usigli hecha mano de personajes y situaciones elementales, mitos culturales básicos,


circunstancias aparentemente nimias e insignificantes del acontecer diario y episodios
aislados en el tráfago caótico y sin forma del devenir histórico. Enseguida los
transforma, a través de su concepción poética de la imaginación histórica y de la vida
diaria, en un todo dramático complejo, coherente y pleno de sentido . (Layera,
1996:25)

Material altamente valioso son los prólogos que el mismo dramaturgo

propone al inicio de sus dramas, particularmente de las coronas, pues los

planteamientos ahí vertidos constituyen una auténtica poética, muy útil para la

construcción dramática, pero también para definir un estilo propio de creación que

definió una época e hizo escuela entre sus sucesores. En particular en Corona de

Luz se cuenta con dos prólogos a la obra en cuestión, en donde Usigli desarrolla

valiosos argumentos respecto a sus motivaciones para abordar el tema del mito

guadalupano en su drama y que serán material sustancial para el desarrollo de la

presente investigación.

Afirma Eliade que “Los hombres no hacen más que repetir sin cesar”

(2002:30), por ello el ser humano, ritual por naturaleza, encuentra en la

ritualización teatral, la posibilidad de rendirle culto a mitos que alcanzan el nivel de

arquetipos; tal es el caso, entre muchos otros, de Teseo, Edipo, Hamlet,

Segismundo y la Virgen de Guadalupe, como en Corona de Luz.

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PROPUESTA METODOLÓGICA

Para desarrollar el presente proyecto pretendo realizar un trabajo escrito con base

en una investigación bibliográfica respecto al tema, así como en otras obras

escritas por el dramaturgo mexicano en donde refiere de manera abundante el

conflicto cotidiano del mexicano por encontrar su identidad, precisamente con

base en la creación de arquetipos y sus correspondientes paradigmas.

Me será de gran utilidad, aplicando la técnica comparatística, recurrir a

material cinematográfico, plástico y por supuesto literario, para constatar cómo la

afirmación recurrente de un mito, a través del rito, ha podido significar algo más

que un asunto de fe, algo que corresponde al ámbito de la simbología colectiva y

que desde hace casi quinientos años, se ha constituido como un elemento

fundamental en la idiosincrasia del mexicano, al ser generadora y depositaria de

procesos simbólicos y sociales, llegando a definirnos como cultura nacional.

Es por ello que será de suma importancia definir desde el inicio y a partir del

texto dramático de Usigli, el carácter discursivo con que habrá de abordarse la

presente investigación, ya que siendo el tema central un asunto religioso–social

abordado en una obra literaria de género dramático, prescindiré de enfoques

sociológicos, religiosos, antropológicos, etcétera, para centrarme en el análisis

crítico del drama y cómo éste es resultado de la visión artística de Rodolfo Usigli

respecto a un hecho histórico, siendo su propia teoría dramática, contenida en sus

prólogos y en los testimonios de personalidades influidas por él, fundamental para

la presente investigación.

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CRONOGRAMA

Aunque no se especifique en el siguiente cronograma, durante el presente

semestre está considerada la vinculación que las lecturas propuestas por los

catedráticos de cada una de las asignaturas del plan de estudios de la Maestría en

Estudios Literarios puedan tener en el enriquecimiento del desarrollo del proyecto

de investigación.

En la bibliografía, están indicados con negritas los libros consultados hasta

el momento para la redacción del avance del primer capítulo.

S E M E S T R E

Primero Segundo Tercero Cuarto

Agosto 2009 Febrero 2010 Agosto 2010 Febrero 2011


Enero 2010 julio 2010 Enero 2011 Julio 2011

 Epistemología en  Metodología de la  Seminario de  Seminario de


Humanidades Investigación en investigación básica investigación básica
Humanidades III IV
 Temas de
Humanidades  Seminario de  Curso especializado  Curso
(Temas Literarios. investigación básica II B especializado C
Problemas Críticos)
 Curso especializado  Redacción del  Redacción del
A Capítulo II Capítulo III
 Seminario de
investigación básica I  Redacción del
Capítulo I
 Revisión del
anteproyecto

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FUENTES

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