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El resultado de estas objeciones judías y griegas fueron grandes herejías en el comienzo de la

historia del pensamiento cristiano. Deseo ver brevemente cuatro de estas herejías para hacer
una observación significativa: acompañando las controversias había conceptos particulares de
salvación. Hago esta observación con el objetivo de explorar cómo estas controversias perennes
pueden ayudarnos a entender el debate dentro de la comunidad adventista de fe. La hipótesis
que yace bajo el enfoque que estoy tomando es que el debate cristológico en la comunidad
adventista puede ser iluminado al prestar profunda atención a las respectivas posiciones
soteriológicas.

En el artículo de estudio, estoy de acuerdo con el autor cuando afirma que el debate cristológico
adventista puede ser iluminado si se presta profunda atención a las respectivas posiciones
soteriológicas. Estas posiciones soteriológicas que menciona el autor, fueron el punto de partida
del desarrollo cristológico y soteriológico en el pensamiento cristiano, estos errores y
equivocaciones de estos antepasados, tenían un noble fin y era el de explicar a Cristo de una
forma clara en la que todas sus funciones y características no se dejaran de lado. Si se presta
atención a estas perspectivas el enriquecimiento en el debate cristológico actual será abrumador
embace a que permitirá, no repetir los mismos errores y analizar la perspectiva con todas sus
condiciones.

Al igual que el nestorianismo, y de hecho al igual que la escuela antioquena, la postura de la


“naturaleza caída” técnicamente enmascara una antropología pelagiana. Esta antropología y su
soteriología acompañante, parecen ser la base de su cristología de la “naturaleza caída”.

El autor del artículo a la hora de referirse a la postura de la naturaleza no caída, afirma que posee
una antropología pelagiana. Ahora bien, si analizamos a profundidad la antropología pelagiana,
nos encontramos con que esta difiere en gran manera a lo que la postura de naturaleza no caída
afirma. Pelagio negó la existencia del pecado original y sus implicaciones para con el resto de la
humanidad, la postura de la naturaleza no caída no niega esta existencia, por el contrario, afirma
que la naturaleza pecaminosa está presente en todos los seres humanos sin excepción después de
Adán (sal 51:5) y su vez ratifica, que tener una naturaleza pecaminosa no es ser un pecador debido
a que pecar se deriva de una acción que es trasgredir (1 Juan 3:4)

He intentado mostrar en este documento que la soteriología y la cristología son dos lados de la
misma moneda. Este fue el caso en los debates cristológicos de la era cristiana primitiva, y es el
caso en el actual debate en el pensamiento adventista acerca de la humanidad de Cristo.
Haremos bien en la cristología al seguir el método de Pablo al enfatizar y clarificar el hecho de la
salvación en el Cristo único, antes que explorar su condición ontológica.

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