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(Lima, 3 de
mayo de 1783 - 21 de mayo de 1858) fue un militar y político peruano. Figura
prócer de la independencia hispanoamericana, fue Presidente del Perú en 1823.
Fue el primer Jefe de Estado peruano en llevar el título de Presidente de la
República y en lucir la banda presidencial bicolor como distintivo del poder que
ejercía, aunque este poder fuera de facto, es decir, nacido de un golpe de estado y
no por voluntad popular expresada en elecciones.
El más solvente y autorizado historiador de los Incas, a la manera clásica, es don
José de la Riva Agüero (1885-1944), tanto por la extraordinaria riqueza de su
cultura humanista, que le daba dominio pleno sobre todas las disciplinas conexas
de la historia, cuanto por la vigorosa originalidad de su espíritu, que le llevó a
plantear esenciales revisiones e interpretaciones de capital importancia no sólo
para la historia incaica sino para todo el transcurso de la historia peruana. Fue
lástima que las circunstancias políticas adversas del Perú de su época
determinaran su largo apartamiento del país y de las actividades universitarias, a
las que pertenecía de derecho, pero, a pesar de esta dispersión de sus
actividades de la época viril –que le impidió escribir la gran obra de conjunto que
de él se reclamaba–, dejó en los libros promisores de su juventud y en los ensayos
colmados de erudición de su madurez truncada, la garra de su profunda
concepción de la historia y su enjundiosa sagacidad crítica.
En 1912 Riva Agüero realizó con los deficientes medios de transporte de la época
–por ferrocarril y a lomo de mula, como Raimondi o Squier– un viaje por el Sur del
Perú y Bolivia, del que recogió impresiones de las ciudades y paisajes serranos y
costeños que dieron vida a su libro, publicado fragmentariamente en Mercurio
Peruano de 1918 a 1929 –primero bajo el nombre de Paisajes andinos y más
tarde con el de Paisajes peruanos. En él se transparenta la compenetración de
Riva Agüero con el Perú profundo de la geografía y de la historia. En él campea,
más limpia y fluida que en sus obras de historia científica, su prosa señorial en las
descripciones de paisajes: valles yungas de luz mate y velada limpidez de
acuarela, mar de estaño fundido en cuyas playas chispea la mica de rocas y
tablazos, pureza diáfana del refulgente cielo andino o desolada llanura de la puna
"donde los charcos congelados brillan como láminas de plata". Riva Agüero ha
sentido como pocos el goce del paisaje peruano –el escenario del vivir histórico– y
trasladado sus impresiones con los colores e imágenes más felices. Sus Paisajes
peruanos, con la emoción vernácula de pueblos y caseríos de la costa y de la
sierra, la descripción luminosa y quieta del Cuzco desde lo alto de Carmenca, la
visión colonial de Ayacucho o de los páramos, montañas y desiertos del Perú,
quedarán como el libro más representativo del alma y del paisaje peruano, como
el Os Sertoes de Euclides da Cunha para el Brasil y el Facundo de Sarmiento para
la Argentina. Es el pórtico magnífico que la geografía presta a una gran historia. El
periplo peruano lo completó Riva Agüero con un viaje a Europa, de 1913 a 1914,
donde estudió en algunos archivos españoles e intervino en algunos Congresos
internacionales de historia. Al Congreso de Geografía y de Historia Hispano-
Americanas de Sevilla, en 1914, presentó sus dos brillantes monografías y
hallazgos históricos: La Descripción de Lima y el Perú del siglo XVII del judío
portugués y el Estudio sobre la Segunda Parte inédita del Parnaso Antártico de
Diego Mexia de Fernan Gil.