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Sin embargo, unas son las soluciones estructurales y otras las soluciones urgentes.
El país vive hoy la movilización social más grande de su historia, es el reclamo po-
pular ante la inequidad y la indolencia de décadas. Colombia ha despertado.
En todos los lugares del mundo, en las protestas pacíficas masivas resulta inevitable
que haya brotes de desorden, de vandalismo y que se generen bloqueos en las vías
como mecanismo de protesta. Hoy el país enfrenta varias crisis agudas simultá-
neas, de un lado la respuesta represiva de un estado que bajo la lógica del enemigo
interno ha desatado una brutal represión con trágicas consecuencias fundamental-
mente para los jóvenes que marchan y seguirán marchando porque lo que hoy tie-
nen es hambre, miedo e incertidumbre; y de otro lado unas mayorías también con
miedo que empiezan a ver las consecuencias de los bloqueos: desabastecimiento,
pérdida de cosechas para miles de campesinos, destrucción de las cadenas pro-
ductivas y de transporte de alimentos, quiebra de pequeños y medianos comercios,
Imposibilidad de llegar a los trabajos, pérdida de nuevos empleos y una creciente
indignación ciudadana al ver también afectado su derecho a la movilización. Esta-
mos seguros que la movilización ciudadana y popular no se detendrá hasta lograr
cambios de fondo, también creemos que la agenda de negociación que en buena
hora inicia hoy debe marcar desde los seis puntos del pliego de emergencia el ca-
mino para reformas más estructurales. Colombia despertó para movilizarse. No para
paralizarse.
Al comité del paro lo instamos a dialogar pensando en las víctimas, con la certeza
de que pueden ayudar a evitar nuevas víctimas y a bajar las tensiones entre esas
dos Colombias que parecen hoy divididas; la que reclama por el hambre y la exclu-
sión, y la que reclama porque se siente bloqueada y sitiada.
Roy Barreras
Antonio Sanguino
Guillermo García Realpe
Temisclotes Ortega
Richard Aguilar