¿A quién culpamos?

Hoy en día se pueden encontrar muchas campañas de cuidado y prevención del medio ambiente,
pero esto en su mayoría se debe a que el ser humano ha comenzado a tener miedo de todo el
daño que le ha hecho desde tiempos remotos y de como este se están reflejando con más fuerza
en la actualidad. Les da miedo que en unos pocos años ya no quede nada que proteger y no
tendrán a alguien en concreto al cual le podrán atribuir la culpa de este suceso.

El cambio climático, las energías renovables, la contaminación o el calentamiento global son los
temas habituales en las conversaciones cotidianas hoy en día. Quizá por ello parece que estos
problemas son exclusivamente del mundo moderno. Sin embargo, gracias a los estudios de la
revista Science. Se ha demostrado que los primeros humanos en todo el mundo ya estaban
provocando un impacto en sus entornos hace ya unos 10.000 años.

“La erosión, desertificación y contaminación se han convertido en nuestro destino. Es una extraña
forma de suicidio, ya que estamos haciendo a nuestro planeta sangrar” (Gerald Durrell)

Hace ya 3.000 años, los seres humanos desarrollaron una agricultura realmente invasiva en
muchas partes del mundo. Y pensar que cada una de las cosas que poseemos en la actualidad
están hechas en su mayoría gracias a los diferentes materiales y componentes que no ha
proporcionado en ambiente que nos rodea. Una cama, una casa, un teléfono, un medicamento,
entre otras cosas. Cada uno es un gran aporte que este nos ha dado en nuestras vidas.

“Hay tanta contaminación en el aire que, si no fuese por nuestros pulmones, no habría lugar para
colocarla” (Robert Orben)

Lo triste es que como humanos no solemos aprovechar lo que tenemos, sino que en ves de ser
felices con lo justo siempre estamos deseando más. Aun cuando sabemos el daño que causamos a
nuestro alrededor, eso no nos detiene de nuestra avaricia. Y así seguiremos derrochando hasta el
día que lo mas codiciado no sea el dinero sino un árbol o un poco de agua fresca y limpia, será algo
por lo cual estaremos dispuestos a engañar, robar o hasta llegar a matar.