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50 del cambio en el clima del planeta; pues, la problemática

ambiental plantea esfuerzos conjuntos de los diferentes actores


de la sociedad, políticos, gobernantes, organizaciones no
gubernamentales, empresarios, mujeres, hombres, es decir, todos
los seres humanos que habitamos este mundo. Esto lo pudimos
observar con Primavera Silenciosa, siendo un parte aguas en la
organización de la sociedad para contrarrestar el deterioro de
nuestro entorno, a partir de la denuncia de las grandes industrias
agrícolas que envenenaban los mantos acuíferos con pesticidas
utilizados en la agricultura o como lo que sucedió en la Cumbre
de Río en el año de 1992, en la cual se trataron –entre otros-
temas como: la importancia de la conservación de la diversidad
biológica y la promoción de un desarrollo sostenible que abarca
diferentes ámbitos de las sociedades humanas, entre ellos la
economía, la educación y la cultura. Como se ha dicho, la crisis
medioambiental es un asunto que abarca una diversidad de
factores -económico, político, social y cultural-, así como a
diferentes sectores de la sociedad global, los cuales influyen en
gran medida en su solución o no. Por consiguiente, la educación
en general y la educación ambiental en particular, son parte de
este gran conglomerado que estudia y busca desde su ámbito
disciplinario dar respuestas a las muchas preguntas que se
vierten alrededor de dicho fenómeno ambiental, con la finalidad
de generar estrategias pedagógicas que conlleven a una mejor
relación del hombre con su entorno natural.
51 Capítulo 3. Desarrollo conceptual de la Educación
Ambiental. Un breve recorrido histórico. El interés por el
mundo natural y la preocupación por conservarlo se manifiestan
de forma previa al siglo XX, cuando comenzamos a experimentar
de un modo más acentuado las consecuencias negativas en
nuestro entorno, y el pronunciado deterioro que vive nuestro
planeta a causa de las actividades humanas. Las cuales se ven
reflejadas en la pérdida de la biodiversidad de plantas y animales,
la contaminación de los mares, de los ríos, del aire y del suelo, el
hacinamiento humano, el exceso de basura doméstica e
industrial, el surgimiento de enfermedades desconocidas hasta el
momento y la reaparición de otras que parecían ya controladas,
como la tuberculosis. Generaciones tras generaciones de
hombres y mujeres de diferentes épocas y culturas, han advertido
sobre los efectos negativos que traería para los humanos y para
todas las formas de vida del planeta, continuar con el modelo de
vida que tenemos y que coincide con antiguas prácticas
depredatorias; sin embargo, esto parece no importar y el eco de
sus advertencias se pierden en la negación de la realidad, aunque
ésta supera todo diagnóstico fatalista. Lo cierto es que, cuando el
hombre apareció en el planeta, la relación con la naturaleza era
estrecha, aunque no necesariamente armoniosa. El sentido de
pertenencia que tenían los primeros hombres con el mundo
natural, era crucial pues de eso dependía su sobrevivencia, de tal
modo que, el respeto a éste y sus procesos no eran cuestionados
y simplemente se asumían. 3.1 Antecedentes históricos. En las
primeras civilizaciones, imperaba el respeto al rayo, a la lluvia, al
sol, al fuego, a los animales, a los mares, a los bosques y selvas,
que eran venerados y temidos a la vez, razón por la cual, los
seres humanos de entonces, estaban sujetos a los procesos
naturales, no quedándoles más que adaptarse a ellos. Un ejemplo
interesante es la relación de los egipcios con el desbordamiento
anual del Río Nilo y la consecuente fertilización de las tierras
aledañas, fundamento de la agricultura de esa gran civilización.
52 También son notables, los sacrificios que se realizaban en los
pueblos mesoamericanos en honor a los elementos de la
naturaleza, por ejemplo, el caso del agua, cuyos sacrificios eran
con la finalidad de obtener un favor del Dios de la lluvia, para
hacer llover o aplacar su ira cuando ésta afectaba las cosechas o
inundaba poblaciones enteras. En épocas recientes se tienen
hipótesis referentes a que sequías prolongadas fueron causas de
colapsos de imperios regionales, como por ejemplo la cultura
maya, por lo que el agua fue un factor clave en esta civilización.
Por consiguiente, la observación del mundo natural fue importante
para los hombres de las primeras civilizaciones, en vistas de
conocer su comportamiento, y prevenirse anticipadamente de los
fenómenos naturales. Por ejemplo, las estaciones del año, los
tiempos de sequía, o las grandes inundaciones. Estos
conocimientos del comportamiento de la naturaleza fueron y son
enseñados y aprendidos de generación en generación a través de
los tiempos. Un ejemplo de ello, puede observarse en el modo de
educar de las culturas preamericanas: “1. El primer ejercicio
inculcado por los padres al niño antes de ir a la escuela era: ¿Ves a ese
otro niño frente a ti? Piensa que sus ojos son como los tuyos y que
también te está mirando; que es como si fueras tu mismo con otra cara.
¿Le harías daño? 2. Más tarde llevaban al muchacho a pasear por la
milpa y le decían: Mira la plantita del maíz que empieza a crecer porque
ha llovido y porque ahora el sol la alumbra. Debes saber que la lluvia, el
sol, el aire y la tierra trabajan juntos para ayudar a la plantita en su
crecimiento, todas las entidades del mundo trabajan en cooperación.
Ahora bien, piensa que tú te alimentas de maíz, que en ti hay algo que te
dieron la lluvia, el sol, el aire, y la tierra y que estás formado, pues, por
una cooperación comunal que se halla en tu misma substancia.”56Así
mismo, un ejemplo viviente del pensamiento de los primeros
pobladores del Planeta y sus respectivas civilizaciones, es el que
mantienen los llamados aborígenes australianos, con presencia
en el Continente Australiano que se remonta a poco más de 40,
000 años, cuyas pruebas de su existencia se observan en todo
este vasto espacio continental, desde su arte rupestre, hasta los
artefactos de piedra diseñados por ellos a lo largo de su presencia
en este lugar. 56MAGALONI Duarte, Ignacio (1969). Educadores del mundo.
Mayas, toltecas, nahuas, quiches, quechuas, incas, pp. 20-21
53 Los nativos australianos descendientes de los primeros
pobladores de este Continente, consideran, a partir de su
pensamiento mágico, vinculado con la naturaleza, que las
plantas, los animales y los ecosistemas son elementos
importantes de su identidad y apego a la tierra. A pesar de los
embates del mundo moderno, ellos ven a la naturaleza como un
todo, no existe diferencia entre ellos, las plantas y los demás
animales, y por esto, todos deberán ser respetados y venerados
por igual. La visión que prevalecía entre los nativos del siglo XIX
en América del Norte, con respecto a la naturaleza, se aprecia sin
duda, en la carta que envió el Jefe indio piel roja Seattle en 1856,
al Gobernador de Washington, Franklin Pierce de la joven nación
norteamericana, cuando éste les anunció su deseo de
“comprarles” sus tierras, a lo que el Jefe indio contestó: “El Gran
Jefe de Washington dice que al venderle nuestras tierras él nos
reservaría un lugar donde podríamos vivir cómodamente. Y que él se
convertiría en nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por eso
vamos a considerar su oferta de comprar nuestra Tierra. Pero no va a ser
fácil, porque para nosotros esta Tierra es sagrada, el agua que circula
por los ríos y los arroyos de nuestro territorio no es sólo agua, es también
la sangre de nuestros antepasados. Si les vendiéramos nuestra tierra
tendrían que tratarla como sagrada, y esto mismo tendrían que
enseñarles a sus hijos: que cada reflejo en el espejo del agua cristalina
de los lagos cuentan las historias y los recuerdos de la vida de mi pueblo.
La voz del padre de mi padre está en el murmullo de las aguas que
corren. Los ríos son nuestros hermanos. Sacian nuestra sed. Los ríos
transportan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les
vendiéramos nuestras tierras tendrían que tratar a los ríos con dulzura de
hermanos y enseñar esto a sus hijos.”57De igual forma, ocurría en
otras partes del continente, los pueblos originarios de América del
Sur, se asumían como parte del mundo natural y la enseñanza
entorno al mismo, comenzaba desde la más tierna edad, con el
objetivo de inculcar valores y actitudes que les permitieran
interactuar con el medio ambiente de forma segura y respetuosa,
claro, a partir de sus propias creencias y prevaloraciones que
asumían culturalmente como validas. Su sistema de enseñanza

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