Hagamos de cada uno de nuestros pasos la meta anhelada de un propósito; pero
sigamos adelante. Para el hombre esforzado no hay jamás puntos finales, si no que cada uno de sus éxitos ha de ser un impulso hacia nuevas y más grandes empresas. Así pues, más que detenerte a celebrar triunfos dedicarte a mullicar esfuerzos. Cuando hayas llegado ascender a muchas cumbres, podrás contemplar aún, más amplios horizontes. Quizá para entonces tu vida esté en crepúsculo; pero que grata ha de ser la serenidad de la noche, si bajo su luz podemos contemplar la belleza inefable de las estrellas que iluminan nuestro camino.