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JOSE LUIS'LACRUZ BERDEJO
. * . .' :
CUESTIONES FUNDAMENTALES
DE LA VIUDEDAD FORAL
NAVARRA
SUMAR IO
I. Planteamiento.
II. Primer orden de ideas: el sociológico.
111. Digresión axiológica.
IV. Segundo orden de idas. El aspecto histórico. Cuestiones de régimen matrimo
nial.
V. Comunidad continuada y viudedad.
VI. Tercer orden de ideas. El aspecto jurídico positivo. Naturaleza familiar de la
viudedad.
VII. Naturaleza onerosa de la viudedad.
VIII. Cuestiones de estructura.
IX. En particular, el usufructo sobre bienes fideicomitidos al premuerto.
1. PLANTEAMIENTO
Este estudio contempla la viudedad foral navarra desde tres diferentes ángulos:
Uno, sociológico y político , en el que pongo de relieve la inserción de la
viudedad en un determinado sistema familiar.
Otro , histórico , que corrobora esa tesis , mostrando el origen fáctico de la
viudedad.
y otro, jurídico concretado a la naturaleza y estructura del usufructo viudal. En
este orden de ideas analizaré tres aspectos : el teleológico de la naturaleza familiar de
este usufructo; el causal de su condición onerosa , y el estructural de su carácter
familiar, real y legal.
("') El profesor José Luis Lacruz Berdejo, uno de los más relevantes civilistas
españoles de este siglo, falleció en Zaragoza el 23 de noviembre de 1989. Todos y cada
uno de los innumerables frutos de su ingente labor como jurista obligarían a recordarle
en las páginas de esta Revista, que tan de cerca siguió desde su primer número y a la
que cupo el honor de publicar uno de sus últimos trabajos. Uno de sus méritos, sin
embargo , lo exije imperiosamente: el profesor Lacruz incorporó el estudio de los
Derechos civiles forales, superando arraigados [olcklorismos y superficialidades, a la
ciencia del Derecho civil. Rescatando este trabajo suyo sobre el usufructo de fidelidad
navarro, redactado a mediados de los años sesenta, quiere la Revista Jurídica de
Navarra rendirle el homenaje que, en justicia, merece (Nota del Consejo de Redac
ción).
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En este aspecto estructural discurriré rápidamente , en primer lugar , sobre el
contenido del derecho que presente notables semejanzas con el usufructo; en segundo
lugar , sobre su nacimiento mortis causa, que hace jugar aquí ciertos principios de
Derecho sucesorio ; en tercer lugar, sobre su naturaleza legal que ha de permitir ,
consecuentemente, ciertas medidas de protección en vida de ambos cónyuges; y en
cuarto lugar sobre su incidencia en un patrimonio individual, y consecuencias que
acarrea.
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• JOSE LUIS LACRUZ BERDEJO
su idea de salir del consorcio familiar, o en otro caso hacer su decisión inocua,
mediante un régimen matrimonial y sucesorio que condicione sus derechos , o que los
configure alternativamente apreciando su permanencia o ausencia en la familia:
evitando que la cuantía de su participación en el patrimonio familiar sea tal que, al
retirarla , quede éste económicamente destruido, y brindándole, como alternativa, un
puesto en el hogar que continúa; el goce de los bienes familiares, y el trato y el poder
personal y patrimonial correspondiente . No será, entonces un heredero, ya porque no
los hay propiamente, o porque sólo Dios puede hacerlos, o porque simplemente no se
ha querido dejar en sus manos la amenaza de una acción divisoria de los bienes
familiares. Es, así algo menos, pero también , si quiere, en muchos y muy principales
aspectos , mucho más.
En la familia inestable a la que el legislador o los propios componentes quieren
dotar de alguna mayor perdurabilidad, congruente con la asunción de finalidades algo
más amplias, es también el cónyuge viudo una pieza clave; es su continuación al
frente de la familia la que asegura la prórroga de ésta, y para ello , legislativa o
convencionalmente o testamentariamente , se trata de configurar su posición en forma
semejante a la de la familia estable.
Es precisamente por esta función que puede jugar en la familia inestable , por lo
que hoy la viudedad, no sólo perdura, sino que una importante corriente de opinión
reclama su extensión a toda España . La estructura jurídica impuesta otrora por
determinadas condiciones de hecho , pretende convertirse en determinante de la
producción de estos mismos hechos que antes la impusieron . Lo que primitivamente
fue consecuencia de la comunidad familiar , pretende ahora emplearse como causa de
ella.
De hecho , si la viudedad fuera un fenómeno sólo propío de familias fundamen
talmente estables, hubiera debido desaparecer en aquellas ciudades de territorio foral
donde el tipo familiar apenas presente diferencia con los de los otros territorios
españoles . El que no haya sido así , demuestra la ambivalencia de esta forma de
favorecer al cónyuge viudo.
La unidad familiar no es necesariamente intrínseca a la viudedad como causa que
la determina: basta que sea , en otros caso s, el efecto que con ella se pretende
conseguir.
ide a de configur ar los derechos de l cónyuge viud o co mo un usufructo vita licio so bre
fados los bienes del pr emu er to , lo hace de sde el pun to de vista de la co nse rvaci ón de
la unidad familia r, y en cua nto se apa rta de e llo, sus co nside rac iones sue na n a falso .
Pa ra é l e l argume nto de que este tipo de ben eficio vid ua l «es antiecon ómico , pues ha
sido sie mpre fu nes to mant ene r d ivididos por la rgo tie mpo la pro pieda d y e l usufr uc
to », y de qu e «e l cuidad o de los bien es es flojo dan do lugar a qu e se esquilm en y a qu e
no se hagan mej or as en ellos», se bo rr a ante co nsiderac io nes de orde n ético y sólo en
segundo lugar ante otras de or den leg al. «Cua ndo e l ma tri mo nio -dice- se disue lve
por fallecimiento de un o de los có nyuges qu edand o hijos , ¿se co mpre nde que e l pad re
o m adre viudos que continúan co n la guarda y ed ucació n de éstos, qu e son , sobre
hijos de sus entrañ as, los q ue han de heredar los bie nes todos de la sociedad cony ugal
sin división de matern os y pa te rnos; se compre nd e , rep etimo s , qu e quiera esq uilma r
los bienes , qu e no qui e ra mejo rarl os? ¿Se rá más con fo r me a los principios eco nó mi
cos esa co ntinuac ió n co mún produc tiva y no cos tosa , o una di visión de bien es e n
costosa tes ta mentaría , una ad ministrac ión separada . gas tos y cue ntas se parado s e ntre
pa dre o madre y sus hijos?».
«Pero se va al caso más rem o to , al me nos frec ue nte, pues más so n los ma trimo
nios con sucesió n qu e sin ella; se va al caso de q ued ar e l so brevi vie nte sin hijos.
Respo nd an po r nosot ro s las leyes de Cor tes y el Fue ro . E ntre las o bligac ione s del
usufru ctuario , la prim era es la recepci ón minuciosa de inventario ; la pen a de pagar e l
d up lo en las oc ultac iones ; y respe cto de l cu ida do de los bien es». es ta blece el legisla
do r minu ciosa especificación.
En ca mbio cua ndo sa le e l a uto r del or de n fa miliar , respo nde a esta mism a
o bjeción co n un arg ume nto tan débil , co mo e l de que ha p asado la eda d de lar gas
vidas de los pa triarcas y la media de eda d de l hom bre es corta .
A l argume nto de q ue la viudeda d es exp ues ta a int roducir la inmoralida d en la
famili a porqu e divide al q ue po see y a l q ue ha -de venir a ser du eñ o , responde
acerta da me nte qu e más divide la sep aració n de bie nes -entre e l viudo o viuda y sus
hijos. Por aqu el de recho , «continúa la sociedad fa miliar ' que for mó e l mat rimonio
aunq ue de sap arez ca uno de sus satenes , pues que da e l o tro qu e asume tod a a utoridad
y dirección , ya su a lre de do r se agrupan y est rechan más los tiernos vás tagos. Po r él
continúa la co munió n de bienes , qu e pasa rán las más de las veces a los hijos sin
divid irse e n pat ern os y maternos, pues se fund ie ro n con las bend icion es nu pciales y
no pudo se para rlos ni la mu erte. Por é l la mad re viuda, lej os de dec aer e n co nside ra
ción , adquiere más auto rida d, más deber es , co n la gua rda y ed ucación de sus hijo s.
Por él no se ca mbia bru scamente el mod o de se r del viudo o la viud a qu e no apo rtó
apenas bien es , pe ro a quien los pin gües apo rta dos por su con sor te co loca ro n en una
posición social de la que en otro cas o ten d ría que de scender br usca me nte , porque
só lo a sus hijos toc aba co ntinuar en el boat o y desahogo , y ella , con habe rlos echado
al mund o, co mo un a mer a representación de l der echo sucesorio paterno , había
co ncluido su misión de m uje r fecund a , sin que tenga qu e continu ar e n la madre
ca riñosísi ma ni e n la de verdade ra y ún ica inte resad a , so bre tod os los de l mundo, en
la educación mo ral y religiosa y e l porvenir de sus hijos. Por é l no podrá pa sar la
madre viuda que qu ed e en tale s co ndicio nes por la humillaci ón de de ber a sus hijos la
pen sión qu e la sostenga .»
Un an álisis más det enido de las ve ntajas e inco nvenientes de [a viude da d , ya
cuando hay hijos, ya cuando no los hay , y sea en Jos casos corrientes o e n los de viudo
binu bo , podrá ocupar un a entera con fer en cia, y no entra en la fin alidad de ésta , una
vez qu e hem os situado sociológica me nte a la viud ed ad . y es ta mos en con diciones de
co nt ras tar"con ay uda de l dato histórico , la realidad de cua nto llev amos dicho .
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heredades a lur esleyta de los filias ». Acaso este pasaje se a resto de un anterior
régimen en el que la mujer tuviera su viudez protegida alternativamente (no acumul a
tivamente ) por las arras o el conso rcio.
Pero (o cierto es que en el Fuero General , al que ciño hoy mi estudio , la
comunidad con yugal se halla ya del todo caracterizada . Esta comunidad no es
exclusivamente de gananciales, siquiera, no sólo el régimen vigente hoy en Navarra es
éste , sino que se afirma unánimemente por los autores ser el régimen establecido por
el Fuero general.
La confusión no es de hoy . Seguramente cuando, en 1558, una ley de las cortes de
Tudela ordena que «casando padre o madre segunda vez sin hacer partición de bienes
con las criaturas del primer matrimonio, lo conquistado y mejorado durante el
segundo se comunique con las criaturas del primero y se reparta en tres partes
iguales», rige ya en Navarra el sistema de comunidad de adquisiciones por título
oneroso constante matrimonio. Mas no es ése el que aparece en el Fuero , en el cual
podem os observar una dualidad de soluciones, dependientes de diversas circunstan
cias.
Entre villanos, en los casos normales la composición del patrimonio consorcial se
determina a la disolución del matrimonio. Si muriendo uno de los cónyuges quedan
hijos suyos y del supérstite han de dividirse todos los bienes de ambos, adquiridos por
cualquier título, antes o después del matrimonio . No quedando hijo s, sólo son
comunes los muebles y las conquistas , como en Aragón. Las fuentes son muy claras .
«Co mo quoando villano cas ados oviendo fijos de ganancia muere el uno, deve criar
ata que ayan hedat et la particion deve ser at al , que la meatat de todas las heredades
del padre deven prender et de la madre estas creaturas, ey lla pr endiendo unos
vestidos para si ; et lo al de ste marido e desta myj er , heredad ha mueble , partan lo por
meyo . Ouoal que muere senes creaturas, las heredades del muerto deven tornar a su
natural » (2, 4, 19 a 22).
Idéntico sistema se desprende para los infanzones del Fuero G eneral 4 , 2, 3: en
ausencia de hijos las heredades deben devolverse a los parientes del cónyuge propie
tario, y en cambio , si ha y hijos , deben dividirse e ntre ellos y el sobreviviente y los
herederos del premuerto.
El régimen de comunidad universal impuesto por el fuero a los matrimonios con
hijos debió observ arse , acaso , mientras los bienes paternos y mat ernos, y especial
mente los que componían el patrimonio familiar, estaban destinados a ello . El hecho
de que las heredades de un cónyuge pasasen a ser propiedad vitalicia del otro carecía,
entonces, de trascendencia . Por eso en Vizcaya , donde el derecho a disponer para
después de la mu erte ha estado siempre muy limitado, yen especial en cuanto a los
bienes troncales , ha continuado sin dificultad el régimen de consorcio universal entre
los cónyuges con desc endientes. Si tal comunidad no subsistió en Navarra , acaso fue
debido a la introducción de la libertad de testar.
El proceso de transformación del sistema alternativo del Fuero General debió
comenzar en el mismo siglo XUI. y termin ar en el XV . Primero desaparecería la
comunidad universal legal. Luego, el concepto de conquista se reduciría a las ad
quisiciones por título oneroso .
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he red ad es de la mu yller e t las suias ten iendo fca lda t , e t tod o e l mue ble deve re ze bir e t
todas las deudas pagar mient re tov iere feald at , et dev e crear et con seyllar sus
creat uras» . No se reg ula en este capít ulo la institu ción de la viudeda d, tal como la
con ce bimos ho y. El infa nzón qu e tiene las hereded ades y los bien es mu ebl es , suyos y
de su mu jer , y qu e paga todas las deudas y que alime nta y ed uca a sus hijos , es un
co ntinua do r de la com unidad matrim oni a! qu e luego habrá de divid ir por medio co n
aq ué llos cua ntos bie nes posee. E l viudo no es pro pia mente un usu fru ctu ari o sino un
conso rte administra do r con poder es muy ampl ios , q ue pierde cua ndo se desvía e n su
ejercicio o cu and o co ntrae seg un das nupci as . T ale s poderes no a lcanzan , po r lo
dem ás, la enajenació n de los inmu ebl es , y ni aun los p ro pios .
Adv ié rtase , ade m ás, qu e si el fuero co nce de a los hijos, en determinados casos,
la fac ulta d de im pedir la d ivisión de los bien es , ha de se r po rqu e e l ejercicio de tal
facultad les report a alguna ventaj a . Y de nad a les sirve a los hijos impedir o practica r
la di visión de un os bienes conyugales indivi sos qu e se hall an so me t idos al usu fru cto
del viudo, y en cam bio les es muy ve nta joso co ntinua r la indi visió n si los frutos de los
bien es indivisos, y a un de los aporta dos van a inc re me nta r e l cau da l partible , seg ún
suce de e n el Fu e ro G eneral. D e donde se dedu ce qu e , e n este supuesto , no hay
ve rda de ra viud ed ad .
En cambi o , si e l matrimoni o de infanzo nes se disuelve sin descendenci a , no hay
continu ación de la co munidad, sus tit uida aquí po r la viuded ad lega l, que com porta al
có ny uge sobreviv ient e . As í, sin ductil posib le , el pro pio Fu ero G en er al: «Ma rido e t
mu yller casa dos ense m ble no ovie ndo creatura s, mu e rt a la mu yller e l marido pu ed e
ten er sus hered ad es. Q uoa ndo moriere el mar ido , las her ed ad es de la mu ger de ve n a l
pa rent esco torn ar . O tr ossi, las hered ades del ma rido de ven torn ar a l parentesco del
ma rido » (4, 2 , 3). E l usufructo vidu al vers a aq uí so bre inmue bles perfectam ente
indi vidualizados . Nad a se dic e de los bien es mu ebl es : es posible que se d ividier an
inmediata me nte a la d iso lució n del matrimo nio e ntre e l có ny uge so brev ivie nte y los
her ed eros del fallecido , para qu e los fru tos de los inmue bles usu fru ctu ad os ing resa ra n
e n e l patri mo nio del viudo sin co nfundirse co n un a masa de bien es co munes mu eb les
ya inexistente . Mu y claro se ve esto asimismo e n o tro pasaj e: «E t si oviere muyll er et
vinie re, podra ten er fealdat et te ner las hered ad es del marid o en fea ldat, e t co br ar la
me at ad del mu eb le» (2 , 4, 13).
La viude dad recae excl usivame nte so bre los inm ue bles: la mu je r no percibe e n
los mu ebl es sino su parte, y no pue de pretend er qu e se le ent reg ue la mitad co rres
po nd iente a los herede ros de su marido para usufructuarI a .
Nótese qu e , ind ependientement e de los bienes a que afect a y los casos e n qu e se
produ ce , la viud ed ad es siempre y por su pr opi o co ncepto es pec ie distinta de la
co m unida d co ntin ua da . Aun aplica da aq ue lla al caso de haber hijos del mat rimon io y
e xtendid a a tod os los bien es del có nyuge difunto , sigue teniendo con és ta dife ren cias
de es tructura mu y impo rtantes . La co munida d co ntinuada ex cluye la división de los
bien es co nso rcia les po r definición , como resu ltad o normal de la continu ación del
funci onamiento de l co nsorcio . cuyo pa trimo nio va ría en cad a mom ento . La viude da d
excl uye la parti ción só lo de hech o , por razon es prácticas , a unq ue en rigor nad a se
opo ne a que se a tribu yan a los he red eros del marid o , e n nud a propieda d , o una cuo ta
en e l pat rimo nio del có ny uge pr e mu erto , u objetos det ermin ad os de él: por lo de más,
pu ed e la viud ed ad alcanzar só lo a ciert as ca te gorías de bienes o a bien es ind ividu al
me nte determin ad os dentro de un pa trimo nio , e n cuyo caso úni cam ent e se suspe nde
la part ición re specto de aqu éllos.
Por' co mpa ración co n otras fuentes, hay qu e supo ner qu e la viudedad no es un
insti tuto antiq uísi mo e n e l mom ento de red act ar se e l Fue ro Ge nera l. Fun cion alm en
te , es red undante co n las arr as , que tamb ién tien en com o fina lidad asegurar la
subs istencia de la viudad (aunque luego hayan de pasar a los hijos)' y en e l Fue ro
sigue mantenié ndo se la incompat ibilidad qu e der iva de razones técni cas ine ludibles , a
saber , qu e am bos inst itutos recl am an la po sesión y administrac ió n de [os bien es -po r
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lo cu al, no pu eden coe xistir dos ad minis tracio nes y posesio nes, un a por cada título- y
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qu e el des tino de la tot alid ad de los fru tos es e n cada caso dif erent e , po r 10 que no
puede des tinarse un a to tal idad , a la vez, a dos masas pa tri mo nia les.
U na evo lución poste rio r, realizada sobre to do, no por vía legislat iva , sino me
diante la in terp rcetatio de los textos antiguos, va a dar a la viude da d su co nfiguració n
actual, ampliá ndo la a todos los bie nes ; sustitu yen do co n ella a la co mu nida d cont i
nu ad a en e l caso de no hab e r hijo s , y ext endi éndol a a los villan os. Pero describirla
excede a la fina lida d de esta part e históri ca destinad a a dem ost rar q ue e l origen
fam iliar de la viud ed ad no sólo es un pr esupu esto soc iológico sino un hech o real ' .
l . Ent re los Derec hos co ma rca les , el fue ro de la va l de F unes da co mo subsiste nte la co munid ad dc
bie ne s en tre có ny uges , de spu és de d iso lve rse por muerte e l mat rimon io , e n un a norm a q ue detalla las
co nsec ue ncias de no ha ber d ividido co n los hij os de l primer ma t rimo nio antes dc co nt rae r el seg undo , y e n
o t ra que a uto riza al có ny uge so b re vivie nte pa ra e na je nar sus her ed ad es pro pias si n par tición hec ha con los
her e de ro s de la muj e r. proh ibié ndo le en ca mb io do nar el mueble ( no d isti ng ue si se t ra ta d el mue ble
ad q uirido a ntes de la d iso lución del matrim on io o despu és de e lla ) y las her edade s ga nacia les . Pe ro no
parec e q ue la co mu nida d pued a co nt in uar siendo co ntr ari a a el lo la vo lun tad de los hijos.
Co n relación a la viudedad , ord e na e l fue ro q ue : "T oda rnuge r in fa nzon a terna sus a rra s e n to do s los
bie nes qu e dcxa rc s u mar ido e n fea ldat».
E s de su po ne r qu e , co mo ocu rre e n todos los rest an tes orde na mie nto s estud iados aq uí , la viudedad
de la muje r co n hijos es m ás propia me nte una prórroga del co nso rcio co nyugal, mie ntra s sin hijos ,
segura me nte tie ne un caráct er de usu fr ucto vid ua l más marcado, incluso co n la a tr ibución a In muje r , a
mo do de l Ycrfangenrechsts d e las fuentes ge rmá nicas, de la to ta lidad de los bie nes muebl es con sorciales .
Nót ese qu e e l fuer o de la va l de Fu nes limita la viu de d ad legal a las a rras , q ueda ndo a l a rbit rio de l
marido asigna r además o t ros bien es a la m u jer. Nada se d ice de la viud edad del ma rido .
Seg ún e l-fue ro de Tude la, e l mari do q ue q uier e co ntraer nueva s nup cias ha de par tir co n los hijos de
la primera muje r . T ambié n, pues , e ra co rrie nte en é l la su bsiste ncia de la co m unidad .
Ape nas sa be rnos ya nad a más: ni siq uiera si la conti nuaci ón dep e ndía de la vo lu nt ad de l padre , o de
los hij os , o de a m bos.
'Co nsta qu e e l ma rido te nía viuded ad so b re las he red ade s dadas por el pad re o la ma d re o la muje r, y
ta mbié n debía oc u rrir a l co nt rar io . «E si mu e re la filia a qui es dada esta he red a t siendo casada , e l mari do
pu ede i te ner viud edat , e no al si la muller non se la i qu isier a dar» .
E l fuer o un ifica la regul ación de las a rras para todas las clase s sociales , y co nce de a la mujer un
derec ho de usufru cto . e n todo caso . Ev ide ntement e se t ra ta de nor mas de o rige n mode rno.
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pro cede de la voluntad del cau sante- qu e lleva consigo la posesión civilísima, y no
con vierte a l ben efici ari o e n deu dor de las deudas del difunto, siquie ra el caudal rel icto
siga respondi end o de ellas .
Finalment e, si la doctrina ha colocad o e l usufructo foral a veces entre los
derechos suceso rios, de hecho, lo ha tratado co mo un derecho de familia. Hoy , es ta
condición , se hace más patente en el proyecto de Fuero recopilado , que , en divergen
cia con e l antepro yecto y co n las anteriores tentativas de Apéndi ce for al, regula el
instituto dentro del régimen de bienes de la famili a.
Much o menos ca be pensar que la final idad per seguida po r la viudeda d se
re suel ve en un derecho de cará cte r alim enticio , pu es aun cu and o este instituto cumpl a
en cierta medida tal finalida d, su configuración técnica poco tien e qu e ver co n la
institución aliment aria; o pera , aun en e l caso de que el cón yuge posea bie nes
suficie ntes para su susten to (todavía, en algún fuer o municipal castellano nie ga la
viud ed ad a la muj er qu e no hizo alguna apo rtación eco nó mica al matrimonio) , y, por
o tra parte , su ex tinció n se halla determinad a por causas com o la celebraci ón de
seg unda s nup cias, la vida inm oral , o el incumplimiento de las o bligac iones usufruc
tu arias (cfr . COSSIO).
La ca lificación de la viud edad co mo der ech o de fami lia p lantea imp ortantes
pr o blemas en su encue ntro con los derechos suces o rios qu e pudie ran corresponder al
cónyu ge viudo en virtud de su estatuto personal , qu e pu ede se r distinto en el
mom ent o de celebrars e e l matrimonio (mo me nto que determina e l rég imen econ ómi
co del mismo par a en ade la nte) y e l del fallecim iento . Un ca mbio de regional idad o
nacion alidad pu ed e supe rpo ne r al derecho familiar de viude da d , proveni ente del
régim en del matrimoni o y reclamable por el viud o al disol verse la comunidad co nyu
gal, e l der echo sucesor io qu e otorga al có nyuge so breviviente e l Códi go civil o e l qu e
pu ed a derivar de la legislación nacion al que e n el mom ent o de disolv er se e l m atrimo
nio po r muerte ten gan los cónyuges. En cam bio , la adquisición de la vecind ad fo ra l
navarra por unos có nyuges podría arreb at ar al so breviviente los derechos legitimarios
qu e le aco rdase la legislaci ón anterior sin co municarle, en co ntrapartida, el usufructo
foral de viud edad",
2. S ANCli O R EBULLIDA pl ant ea así , para e l Der echo arago nés, las dos eve ntu alidades :
a) Adquirid a por dos có nyuges de otra región o nacion alid ad , la con dición de ar agon e ses , cua ndo
muere uno de e llos . no tendrá el otro de recho a l usu fructo vidua l de Aragó n, porque nace con e l
ma trimon io y consigu ienteme nte su existencia dep ende del régime n matrimonial de los có nyuges qu e es
- por el principio de inmu tabilid ad del ré gimen matrimonial- la ley de su región o país de o rige n que no les
con ced a tal beneficio . Po r ot ra p art e la ley q ue rige la sucesión del có nyuge pre mue rto es la de su
regional idad e n el mom ento de la muerte : la a rago nesa , qu e no co nce de de ningú n derecho suceso rio al
viudo, porque no lo necesita , porqu e le ha pro porcio nado ya una part e impo rta nte del patrimoni o del
ca usante por vía del régimen matrimoni al. El viudo o viuda se e ncue ntra , pue s, aba ndo nado a sus prop ios
medi o s, y nada adqu ier e de l premuert o .
b) Contrari amente , si dos có nyuges arago neses va n a vivir , desp ués de su ma trim oni o , a reg ión
so me tida al Códi go civil, y adquieren allí vecin da d, tendrá e l so b rev iviente , tanto el usufructo vid ual
arago nés (por se r éste e mana ció n del régim en de bienes del matrimoni o , que es el de la region alid ad de los
cón yuges en e l mom ent o de contraerlo, o sea , e l arago nés), como la cuot a legitimaria del Có digo civil,
pues to que la sucesió n de l premuerto se rige po r la ley de la region alidad del mismo en el momento de su
muerte, o sea e l Có d igo .
El prop io auto r reseña las so luciones doc trina les propuest as par a ate nder a es tos eve ntos .
MA IlTiN B ALLESTEIlO prop on e la aplicación con ca rác te r su pleto rio d el Có d igo civil en Arag ón, po r lo
qu e a los derechos hered itari os del có nyuge viudo se refie re , aun adv irtie ndo la paradoja qu e implica e l
buscar rem ed io a nuest ra legislación en una le gislación qu e se dice ha sido inspirada en este punto e n la
a rago nesa . Fu nda menta su p ropues ta en los arts. 12 y 13 de l Có digo t." de l Apé ndice, y en la co nside ración
de qu e éste no regul a los der echos suceso rios de l có nyuge viudo.
Pero corn o adv ie rte e l mismo autor , esta so lución tropi eza con que la suces ión, en gene ra l, sí que se
halla regulad a e n e l A pé ndice po r lo qu e se hace necesaria la sustracc ión de la suces ión del có nyuge de l
tot al de lain sti tuci ón suceso ria; y con lo q ue ha brí a de aplicarse , no so lame nte e n los casos de pé rdid a de la
veci nda d a rago nesa co n poste rio rid ad al matr imo nio , sino e n todos, hacie ndo coe xistir la cuota viuda l d el
Cód igo co n la viude da d , y aun co n la u nive rsal. ,
Ambas o bjeciones cree mos que tien en suficie nte fuer za par a re chazarl a . La so lució n carece de
fun dam ent o legal porqu e la pr et eri ción qu e e l o rde na mien to juríd ico aragonés hace del cón yuge viudo no
es , efectiva me nte , una lagun a, sino una omisión inte ncionada y justificada; es casi un prece pto negati vo de
ta les der ech os. Y pa ra carecer de fund am en to lega l, parece más co nve nie nte buscar otra so lució n más
eq uitativa y qu e au nq ue no se ap oye en texto legal con creto , no se o ponga ta mpoco al es pírit u qu e informa
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - EmllEI
Aunque sin apoyo -al menos directo- en los textos legales, la solución más justa
y viable parece sea conceder al cónyuge supérstite las ventajas de la ley navarra , como
más favorable . Esta solución encuentra fundamento , para el caso de faltar al cónyuge
sobreviviente los beneficios familiares y los sucesorios; a) en la relación íntima en que
se encuentran en el Derecho navarro los beneficios mortis causa procedentes del
régimen matrimonial y el derecho de sucesiones , debiendo entenderse que éste atrae
a su órbita aquellos beneficios cuando se trate de cónyuges que no hayan renunciado
a ellos y no los tengan atribuidos por la ley del tiempo de su matrimonio. En el caso
de concurrencia de beneficios, se impone la eliminación de uno de ellos, siendo
evidente la improcedencia de acumular , en cualquier sistema, dos cuotas usufructua
rias en favor de un mismo cónyuge viudo : va esto contra los principios generales que
informan el sistema sucesorio del Código civil, y desde el momento en que el papel de
la legítima vidual queda cumplido con el usufructo vidual , juntamente con la división
de la comunidad matrimonial legal, debe entenderse que dichos beneficios quedan
calificados con arreglo al propio Código civil , como derechos sucesorios y que la
legítima del Código es innecesaria (SANCHO REB ULLIDA) .
El proyecto de Fuero recopilado, a fin de evitar esta consecuencia, establece en
el art. 201 que el usufructo se determina por el estatuto personal del marido al tiempo
de disolverse el matrimonio por muerte de uno de los cónyuges. Con esto , sin duda,
se ha evitado el problema, pero cabe preguntarse si es justo arrebatar el usufructo
vidual al cónyuge que ha perdido la regionalidad o nacionalidad en la que los
derechos concedidos al sobreviviente son notablemente inferiores. Hay más: los
autores del proyecto no han reparado en esta otra posible eventualidad: la de que el
cónyuge sobreviviente tenga, en el momento de fallecer el premuerto, una regionali
dad o nacionalidad en la cual tampoco se le atribuyan derechos sucesorios, al hallarse
atendida su situación igualmente por las normas sobre régimen económico matrimo
nial. En tal caso, estas normas no le serán aplicables, porque dependen de la
regionalidad o nacionalidad que se tenía en el momento de contraer matrimonio;
tampoco las navarras por imperativo del fuero recopilado . Con lo cual puede llegar a
quedar sin derecho alguno de carácter vidual sobre los bienes del premuerto.
- -- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - IlmIIIII
11 JOSE LUIS LACRUZ BERDEJO
diferenci a de las don acion es pr opter nuptias y la dote , los benefici os qu e recibe un
cón yu ge por im p e rio de las reg las legal es o ca p it ulares es ta b lec idas p ara la eco no mía
del matrim on io , no so n don aci on es , n i podrían ser con sideradas como tal es por los
acre edores o leg itimari os . A sí , desd e lue go las nacidas d e la so cie da d de co nq uistas,
pero tamb ién las provenie n tes de un a socie dad p act ad a de mu ebles y ga na ncias o de
una co m un ida d universal , e n la qu e un o de los có ny uges se e nr iq uece not oriam ente
e n e l m omento d e la ce le b ració n del matrim on io ; o la ex clusió n de las ga nacias qu e
representa p act ar un régimen de sep ar ación . M áxim e cu ando e n tod os es tos ca sos la
atribu ción no tien e lugar por el có nyuge , sino di re ctam e n te por la ley .
La viud ed ad fo ra l, al provenir de norm as de régimen ec on ómico ma trimonial ,
tamp oco pu ed e se r a tribu ció n lucrativa. Técni cam ente , podríamos ca lifica rla. co n la
doctrin a fra ncesa , de «ve n taja matrim oni al ». E n ca lidad de tal , supone un reparto
desigu al de ve nt a jas ocasionado por un a cir cuns ta nc ia - la super vive ncia del có nyuge
favo recido- qu e lo ju stifica plen am ente. Incluso la desigualdad es más a pa re nte que
real , sup uesto qu e la viude da d es recíp ro ca . E st a re ciproc idad, au nq ue- no pued a
ca lificar a la co ncesió n de viude da d de co ntra to conmuta tiv o ," pu est o qu e dic ha
co ncesió n se h ace por la le y y no po r la vo lunta d de las p artes , e limina e n pa r te la ide a
de e nr iq ue ci mie n to un ilat er al. La creació n, por la le y , del d erecho expec ta nte de
viud ed ad e n favo r de a m bos es posos y pa ra qu e sea ejercita do por el supervi vie n te ,
podría co mpar arse e n ciertos as pectos co n la creación de un seguro de re nt a vita licia
cuya pe nsió n comi en za a pag ar se a p a rtir de la mu erte del pr im ero de lo s cón yu ges y
cuya pri ma con siste para cada un o e n so me ter sus b ienes al eve ntual usu fru cto del
o tro . Por o tra p a rt e, la ausencia de in te nción liberal qu e se d eri va d e la naturaleza
le gal d el ben ef icio , y la mism a regul aci ón de l F ue ro prue ban plenamente qu e la
viude dad le gal es un a ventaj a ob te n ida a tít ulo no lucrativo .
E st e caráct er o neroso ex p lica q ue e l derech o d e viu de da d le gal , qu e e n Aragón
es incluso pr efe rente al de lo s ac ree do res de la herenci a , e n N avarra precede al
derech o de los legatarios , co mo pr ecedería , si los hubiera mate rialm e nt e , al de los
le gitim ar ios : en todo caso , e n la regul ación positi va vigente no resu ltaría afec ta do por
un a pre te rició n .
E n rea lid ad, mejor qu e de o ne rosi da d se debería habl ar de un a p ro tec ció n de la
ley a las a tribucio nes qu e derivan d irect am ente de norm as h ipot éticas de régimen
matrimonial, pues éstas, e n sí , no p uede n se r actos a título o neroso ni gra tuito,
t ra tándose de actos del legi slad or (o de actos calcados sob re los de l legi slador y
destinados precisamente a sus tituir a la legislación) en los qu e no pu ed e habe r nunca
co rrespec t ivo . Ello, e n pri ncipio . ex cluye la co ns ideración de un a causa o ne ros a
g ra tuita, qu e só lo es pr o pia , co n a rreglo al art . 1.261 del Cc ., de los co n tra tos que
es ta b lece n o bligacio nes (<<ca usa de la o b ligació n») o, e n últ im o término , los que
j ust ifica n pr estacion es (ar t. 1.901) : despl az amientos pa trimon iales ind ividu almente
q ue ri dos por la voluntad de las partes y di re ct am ente p erse gu ido s e n el co ntrato.
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impone la car ga del sostenimiento de los hijo s , haciendo pen sar más bien en un a
seg undo lugar , por no admi tirse los actos de disposición sob re el usufructo , qu e co n su
inalien abilid ad demuestra se r a lgo más que un mero eleme nto eco nó mico, hall ándose
sa, entiende qu e «la referencia al usu fru cto co ncue rda mej o r co n el contenido qu e co n
la naturaleza de la instituci ón; es decir , que la viudedad más que ser un derecho de
trata, ade más, de un usufructo es pecia l, de un usu fructo afecta do y mod alizado
parte , cie rtas limit aciones qu e no exis te n en el usuf ruct o corriente , y por o tra ,
pod e res , incluso de disposición , mucho más exte nsos q ue los del titul ar de un
Me pa rece ace rta da es ta segund a tes is, pues cie rtame nte el de rec ho a perc ibir los
fru to s de bienes aje nos, tal.como se co nfigura e n la viud ed ad , por su es truc tura, só lo
(que no es tal usufru cto) , un a inde te rminació n abso luta en cua nto al objeto ; ni, co mo
en la dot e , una he terogeneid ad de der ech os del sujeto activo. Per o las divergen cias
ciertos preceptos de D er echo suceso rio. Po r ejemplo, los qu e se ref iere n a la respon
e) Igu almente digna de est udio se ría la cuestión de si, da da la a tr ibución le gal
de rech o a salva r su espectativa con stante matri mo nio , el pos ible fra ude del o tro'. A
mi modo de ver , sería preciso aplica r aq uí co n las pr ecisas ad apt acion es , las normas
de la legítim a de Cc. , pu es de lo co ntrario el fra ude ser ía posible medi ante las
do nacion es en vida.
E ste problema no existe en Aragón , me rced al carácte r de «de recho ex pec ta nte »
q ue pa ulatina me nte ha ido adq uirie ndo la viude da d . En e l De rech o arago nés, no só lo
e l derecho a usufru ctu ar los bie nes (inmue bles) del có ny uge pr emu erto nace , para el
e ventua lme nte favo reci do, en e l mismo inst an te de contraer matrimoni o (cosa qu e
suce de evi de nte me nte de igu al modo en e l D erecho navarro , sin qu e se haya e nco n
trado dign a de es pec ia l men ción), sino qu e ese de rec ho gr ava indivi d ua lizada y
condicio nal me nte a to dos los inmuebl es q ue poseen los có nyuges a l casarse y a
cuantos adquieran despu és. Se tr ata de un derecho subje tivo actua lmen te ex iste nte y
recayente so bre un bien co ncre to, si bien somet ido a la co ndición suspe nsiva de la
premo rie ncia del o tro cónyuge . D esde luego , un de recho familiar , de caracteres m uy
es pecia les, pero qu e no por eso deja de se r un de recho pat rimon ial de gra n impo rtan
E l sistema a rago nés , es, sin duda algu na, el más seg uro pero cabe n du das de qu e
sea e l más justo. La afectació n a la viude da d versa indiv id ua lizada me nte sobre ca da
3. Con for me al art . 754 del Proyecto de M ORALES. en el usufru cto se comprende n úni camente los
bienes que quedaren al fall ecimi ento del có nyuge como de su prop iedad y por t anto no impide aquel
de recho la libert ad de di sponer . admin ist rar o con tra tar sobr e ellos durante el matrim onio .
Los proyectos de 1944 y 1945 establecen en el art o69 que «correspo nde al viudo el usufructo sobre la
universalidad de los bie nes relicto s a la muert e de su co nsor te" , y en el 70 se consideran excl uidos a los
bie nes enaj enados con arreglo a las leyes por el cón yuge difu ndo dura nt e su vida .
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uno de los bienes , y no sobre el patrimonio: imprime su sello a cada inmueble en el
momento de entrar en propiedad del cónyuge, sin consideración a si la propiedad
jurídica está correspondida por la pertenencia económica , y no lo abandona, sin el
consentimiento del presunto usufructuario , cuando ese inmueble deja de pertenecer
al cónyuge. En consecuencia, el conjunto de bienes sometidos al usufructo vidual ,
puede crecer desmesuradamente, aunque mengüe el patrimonio del cónyuge que es o
ha sido propietario de ellos. No se establece proporción alguna entre la entidad de ese
patrimonio y el volumen de los bienes afectos al usufructo expectante.
En cambio el Derecho navarro no reconoce ningún derecho actual a cada
cónyuge (condicional o no) en orden al usufructo de los bienes del otro y recayentc
sobre cada uno de esos bienes , los cuales se transmiten ínter vivos, en principio, sin
esa carga condicional usufructuaria .
Mas, de la negación de la existencia de un derecho expectante singular sobre
cada bien, se ha llegado a suponer que el cónyuge supérstite no tiene otro derecho
que el de usufructuar, estrictamente, los bienes relictos por el difunto (incluida su
cuota en los comunes). Yo pienso que esto supone llevar las cosas a un extremo muy
lejano a la presumible voluntad del legislador, el cual no ha podido dejar a un
cónyuge expuesto a todos los actos que el otro quiera realizar en vida para aminorar
su patrimonio. El derecho usufructuario del supérstite tiene una consistencia seme
jante a la legítima castellana , y, por otra parte , supone una ventaja o beneficio
matrimonial del cual no puede verse aquél prácticamente privado por una decisión
unilateral del otro cónyuge que , por ejemplo, done casi todos sus bienes en vida . Por
esto, y aunque evidentemente , el cónyuge no es legitimario en el Derecho navarro
(donde no hay legítimo material ni para [os hijos) , me parece indudable la aplicación
a este caso del art. 222 Cc . que le permite pedir la declaración de prodigalidad . En
cuanto a las donaciones al menos podrán revocarse las que demuestren que han sido
realizadas en fraude de su derecho .
Cabe preguntarse si la expectativa legal del viudo se halla desprovista de otra
defensa. Acaso hubiera sido conve nie nte incluir en el Fuero recopilado una norma
suficientemente flexible , destinada a protegerle . Norma cuya falta en el Derecho
histórico, puede explicarse por el sentido de continuación de la comunidad familiar
que heredó el usufructo vidual , y la mayor dificultad en los siglos medios, para las
disposiciones de parte importante del patrimonio . No cabe entender que , de un modo
absoluto, el cónyuge propietario tiene constante matrimonio, plena libertad de dispo
ner , administrar o contratar sobre sus bienes, sin distinguir entre las enajenaciones a
título oneroso y lucrativo, y tampoco que, sin más , el usufructo tiene lugar sobre
todos los bienes integrantes de la herencia del cónyuge premuerto. Como para [as
legítimas del Código civil, aunque quizá con menor intensidad , debería arbitrarse un
medio de integrar esa herencia con los elementos que indebidamente salieron de ella.
Acaso diera pie para una interpretación semejante el art o70 de los proyectos de
1944 y 1945, al declarar excluidos de la viudedad «los bienes enajenados con arreglo a
las leyes por el cónyuge difundo durante su vida ». La frase con arreglo a las «leyes»
brinda un punto de apoyo, siquiera ínfimo, para esta integración del caudal , enten
diendo que las «leyes» incluyen también a los principios que prohíben defraudar la
expectativa del otro cónyuge .
4. Estos era n, aparte e l capí tulo ITI de l Ame joramiento de don Fe lipe, que poco tiene qu e ver con e l
te ma y de cuyo co nte nido da cuenta la ley qu e transcr ibo a continu ación, los siguien tes:
Nov. recop . 3/7/R: .EI capitulo 3." del Ameio ram iento del Fuero del Rey D . Felipe. se interpreta
respecto a usufructo. Po r e l terce ro ca pítulo del amejoramie nto d el Fue ro hec ho por e l rey D . Fe lipe , esta
o rdenado y mand ad o : que si pa dre. o madre , o o tra perso na hiciere do nacio n por razon de matr imoni o, si
murier e e l qu e recibe la do nacion sin crea turas que debia n her ed ar los bien es de la dicha do nació n. y si
muriere con crea turas , y las ta les crea tur as muriere n sin llegar a per fecta edad . o des pues sin crea turas o sin
face r testa ment o , torn e n los bien es de la dicha do nacio n a la per sona q ue la hizo , sí vive . Y si fue ra mue rto
e l don ador he red en los mas ce rca nos pa rientes, seg un Fuero. Y so bre el en tendimien to de es te ca pít ulo se
sue len ofrecer muchas dud as y en particular, si muerto e l do na ta rio co n crea tura s, o sin ellas, el mar ido , o
la muger que sobrevive en viudage podr a usuíructar estos biene s asi d on ad os; y si este fuero ha luga r e n
do tes , co mo e n don acion es hech as en favor de matr imon io . Y pa ra quitar es tas dudas suplica mos a V. M.
interpreta ndo e l dicho Fue ro , o co mo mejor conv en ga , de clare y mande , qu e e l sob rev ivie nte en es te caso
pued a usufruc tua r los dichos bie nes e n viudage, co nfor me a l Fue ro, y cos tumbre de es te R eino y sea sin
per ju icio de la propied ad debid a al d onador; y sea y se e ntie nda de las don aciones hech as a l tiemp o del
matr imo nio . y del contrato d e é l, y no de las hech as des pués . Y q ue el dicho usu fructo le tenga , aunque en
el tal contra to matrimoni al se haya hecho mayor azgo de los dic hos bien es, yel dic ho Fue ro se e ntienda, y
haya lugar , así e n dote s, co mo en las dichas don aciones e n favo r de ma trim oni o . Y de es ta man er a se
decla re. aun e n todos los casos de a ntes de esta ley, do nde no hubi er e litispen den cia, si o tra cosa no
estuviere cap itulada por los co nr ra hentes .»
«Decre to .s-A es to vos respon dem os, qu e se haga como cl Reino lo pide .
Nov . recop . 3/7/10. «Sobre el usufructo de la viudedad interp retando el mism o capítulo del Fuero de
que se trata la anterior (Es te lla, año de Ión). Por la ley 5." título 5." . libro 3." de la Nueva Re copil ación
inte rpre tando e l cap itulo 3." de l F uero hecho por el Sr. Rey D. Felipe. se o rde na, qu e e l sobre viviente
mar ido , o la muger pued a usu fructar e n viuda ge los bie nes e n co nt rato matrimonial do n<Idos a l predefunto ,
o pred efu nta; y aunque po r Fuer o es te usufructo ha sido, y es universal en to dos los bie nes de ta l
predifundo asi de los donados e n e l co ntrato matrim oni al , co mo de tod os los qu e dejare al tiemp o de su fin
y muerte y lo califica la ley l." til 8 ." libro 3." de d icha Nueva R ecopil ación , e n que se dispo ne, que e l
so breviviente haya de hace r inven ta rio de tod os los bienes del difunt o para usufructuario s, y qu e no lo
haciendo pie rda e l usu fru cto de e llos, y el estilo, pr actica , y observa ncia del Fuero , y leyes, inte nta ndo
plei tos escusados: par a qu e a lda lantc se ev iten se me ja ntes pret en siones; suplicamos a V . M. sea servido de
ma nda r se o bse rve e l dicho Fuero , y leyes a la letra , y q ue la re ferid a no só lo com prende, e l usufructo
limitado a los bie nes do nados e n los co nt ratos matr imo niales, sino univer salm e nte e n to dos cua lesq uiera
bien es, mue bles, raices , de rec hos y acciones, y cuanto de jare el difu nto al tiemp o de su mue rte, exce pto e n
los bie nes par tibles y de co ndición de lab radores, qu e en esto se obse rve lo dispu esto por e l Fue ro, de la
real clemente de V . M. que e n ello e tc.
• Dec re to . Hagase como el Re ino lo pide .»
5. Conforme a l a rt. 202 del Proyecto , " No se co mp re nde n en el usuf ruc to de fidel id ad los bienes qu e
e l cón yuge p rem uerto hubiese adquirido por tít ulo lucrat ivo con cláusula de qu e a su falleci miento hab rá n
de hacer tr ánsito a otra pe rson a , o con ex presa exclusió n del usu fructo ».
«E sto se e nten derá sin perj uicio de lo es tab lecido e n la Ley 179 par a las don acion es propter nup tias»,
La ley 177 co nside ra mer os llamam ie ntos sucesorio sa lvo ex pres ió n e n co ntra ria, los hechos e n favor
de los hijos o descendi entes de l do natario pro pte r nup tias ; la I7R per mite dispon er a tales do natario s . aun
medi ando esos llam am ien tos, por título oneroso, y librem e nte si no los hub ie re. a pesar de la reve rsión qu e
estab lece e l pro pio artícu lo en favor de los donantes o hereder os de éstos. esta blecie ndo fina lmente la ley
179 que «ni los llam am ient os ni la reversión alud id os e n las dos Leyes prece de ntes , obstará n al usufructo
del có nyuge viudo de l don at ar io o del q ue por lo s llam ami ent os le hubi er e suced ido e n los bie nes do nados ,
si otra cosa no se hubi er a dispu esto en el tít ulo de la do nación».
- - - -- - - - - - - - - - - - - - - - - E!!IEI
11 JOSE LUIS LACRUZ BERDEJO
clan que «no se comprenden en el usufructo los bienes que el cónyuge premuerto
hubiera adquirido por título lucrativo con expresa exclusión del usufructo». Explican
los autores del dictamen que «se recogen en esta ley , refundiéndolas en una sola y
salvando la contradicción de ambas , las leyes que en el proyecto figuran bajo los
números 202 y 179. Esta última contiene a nuestro juicio , la doctrina más correcta,
que debe prevalecer, aunque su colocación es más ajustada y sistemática en el lugar
de la 202».
El tema ha sido abordado diversas veces por la jurisprudencia : la S. 22 diciembre
1920 niega el usufructo vidual sobre los bienes fideico mitidos ; la del 18 de abril de 1941
no entra en materia por no haberse recurrido este extremo (la Audiencia había
admitido dicho usufructo); la de 29 diciembre de 1956, fundada en las leyes 8 y 10,
título VII Nov . recop . y el capítulo IIJ del amejoramiento admite el usufructo; y la de
8 febrero 1963 vuelve a negarlo con invocación de la de 1920('.
6. S . 22 diciembre 1920. Aun dados los términos literales y sentido del ca p. 3." lib. 4 ." del Fuero de
Na varra; ca p. 3 ." del Arnej oramiento , y leyes R." y JO deltít. 7." libro 3."de la Novísima Recopilación , que
reco noce n al cón yug e viudo e l usufructo en los bien es del pr emuerto con cierto car ácter de ge ne ralida d o
universalid ad, no puede e n te nde rse que deba ser ex te nd ido en ab soluto a todos los bien e s qu e po r
cualquier co nce pto hubiese gozado el matrimoni o en consideración al cón yuge pr emuerto , sino, com o ya
tiene decl ar ado el T . S . resolvi endo un caso an álogo de D er echo foral aragonés. sól o a aquellos de que el
cau sante hubiera podido di sponer e n vida o a su muerte , con cargas o si n ellas, en conce pto de du eñ o ,
nunca en cualquiera otros den que sólo tuvo en vida un mero disfrute por est ar de sign ad as o tras person as.
ya por contrato, ya por testamento ot orgado por un tercero , para gozarlos a la mu erte de aqu él.
La Se nte ncia , de acuerdo con lo ex puesto , niega qu e tenga la viuda derecho al usufructo foral de los
bienes cuyo di sfrute tu vo en vida su difunto esp oso , co n la o b ligació n de pas arlos a su herman a si moría sin
hij os.
S . IR a br il 1941. Ciertos bienes do nados propter nuptias debían pasar a persona determinada e n el
caso de que la esp osa donatar ia falle ciese sin hijos ; ocurrido este eve nto, la persona llamada a sucede r e n
dichos bien es dem and ó al viudo de la donataria , pre tendiendo : l. " Que se decl arase su derecho a los
bienes; 2." Que se declarase as imismo que sob re e llos no se extend ía el usufructo foral de viudedad , y 3."
que en con secuencia se entreg asen tales bienes a l demandante.
La A ud ie ncia de Pampl ona ac ced ió a l prim er pedi mento , pero no a los otros dos, y decl aró que el
demandado tenía derecho al usufru cto foral sobre los ref eridos bienes.
Planteado el recurso de ca sació n , el demandante . qu e había a legad o en l." instanci a qu e e l usufruct o
for al se ha de referir a los bien es . derechos y obligaciones del restador qu e no se extingan por su muerte , y
qu e la difunt a don at aria, doñ a Josefa, no podía dispon er para después de sus día s de uno s bien es que a su
fallecimient o sin hijos debían pasar a dicho d em andante , no articul ó al resp ecto el correspondient e motivo
de casaci ón , por lo cual el Tribunal est ablece qu e al no haberse impugnado c n casació n , y por tan to haber
q ued ado firma , la decl aración por el Tribunal de Instan cia de que el demandado tie ne derecho al usufru cto
for al sobre los bien es de ref erencia (los fideicomitidos) , se des van ece la pet ición co rres po ndie nte ".
S . 29 dici embre 1956. Se trata ele un caso compl ejo , y en e l cual e l su pues to se apro xim a al de la
donación p ro pter nuptius. El padre había instituido en su tes ta me nto heredera a la madre. con la condici ón
de que los bienes pa sasen luego a sus hijos, igual o desigu almente , a voluntad de dicha se ñora. y falleciend o
alguno de és tos sin dejar suces ión legítima , le sus titu iría n sus herm an os. La madre nombró her edero a su
hijo Mari ano, en los bien es patern os , reservándose el usufructo de los mismos. Fallecido e l hij o sin
suce sió n le heredó la madre . Fallecida la madre , la viuda del hijo quiso hacer ef ecti vo el usufructo vidu al
so b re los bien es que lc habían sido asignados en ca pít ulos. y el Tribunal Supremo confirma la se nte ncia de
la Audiencia y el Ju zgado , co nce d ie ndo dich o usu fruct o, por cua nto e l caso «gua rda la mayor an alo gía co n
lo dispuest o en la ley octava de l título sé ptimo del libro tercero de la Novísima Recopil ación de Navarra , al
disponerse e n ella que ese usufructo se tenga , au n cuando en el contrato matrim onial se ha ya hecho
mayor azgo de los bien es de la herencia ; pue s en uno y o t ro ca so el que ha de hereda rles está de signad o por
quien le nombró hered ero , sin que ellos pued an modifi carlo , y la circunstancia de qu e don Mariano
falleciera cuando só lo tenía la nuda propiedad , no afecta e n nada al derech o de la có nyuge viuda que se
funda en una disp osición leg al qu e se le confier e siempre que su marido haya tenido esa her encia, sin
di stinguir si id pos e yó en su integrid ad o só lo co mo nud o propietario . sin qu e por lo tanto pueda neg ársel e
su condi ción de usufructuari a ». En otro lugar recalca la se nte ncia qu e «co nfo rme a lo establecido e n las
leyes R." y la." del título 7.° de la Nov ísima Recopilación de Na varra. interpretand o lo acordado en el
capítulo 3 ." del Amejorami ento del Fu ero del R ey don Felipe. el so brevivie nte de un matrim onio suj eto a
esa legi slaci ón, pued e usufructuar e n viudaje no só lo los bienes donados e n lo s co ntra tos matrimoni ales ,
sino univ er salmente todos cualesquiera que fuer en mue bles . raíces, derech os y accio nes y cuantos dejare e l
difunto al tiempo de su muerte" . Las declaraci ones de es ta se nte ncia son demasiado gen erales: a lo men os,
se hubi era debido distinguir co n mayor nitidez el supuesto de asign ación de la herencia co n carácter propter
nuptias, por el ascendiente (su po nie ndo que en este ca so la madre asignan te o b rase com o en representa
ción de su difundo marido), y los otros casos de donaci ón o ins titució n de heredero con imposición de un a
sustitución fideicomi saria.
S . R febrero 1963. Los demandan tes se dirigieron co nt ra la viuda de su hermano , en petición de
det ermin ad as fincas que pr et endía usufructuar , alega ndo que tale s fincas habían sido her ed ada s por el
cónyuge pr emuerto co n la condi ción de que a su fallecimiento , si no tenían hijos , pasar an a sus herm an os.
Los dem andantes a lega ba n que el usufructo vidual de la dem andada no se ext endía a tales fincas
fideicomitid as . La demandada a legó qu e a l ten er su esp oso la libre disposici ón de dichos bienes (s e supon e
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que in ter vivos) es taba n so meti dos a la viude da d . E n lo qu e aquí inte resa. las tres sen te ncias , uniformemen
te , decl aran la insusceptibilidad de usufruct o vidu al de esos bien es. La cláu sula testam ent ari a discu tida
deja ba los bien es por part es iguales a los hijos, e n plen a prop ied ad y libre d isposición «excepto aque llos .. .
que mue ran si n de jar descenden cia , Jos cua les no podrán dispon er de lo her ed ad o , po r ac tos mortis causa.
debiendo recaer lo qu e les qu ed e e n sus herman os)•.
La se nte ncia ce ntra correcta me nte e l probl ema co nside ra ndo qu e si bien es cie rto qu e las norm as
espec iales vige-n tes e n Na va rra, esta blece n en favor del có nyuge viudo un derech o de usufructo uni ver sal
so bre todos los bien es muebl es o raíces, derechos y accion es del cón yuge premuert o , sin emba rgo, d éjase
de de te rmina r si entre e llos -y es ta es la cuestión sobre la que versa el litigio-. deben comprenders e
aq ue llos bien es cuyo uso y disfrute co rresp ondía al ma rido , per o sobre los cua les tení a limit ad a , o mejor
p rohi bida la facult ad de d isp osición mortis causa, por haberl o así orde nado el cau sant e de tales bien es e n su
testam ento. Y lo resuelve fund amentalm ent e sobre la base de la se nte ncia de 22 diciembre de 1920 y e n el
m ismo se ntido de excluir de la viude dad los bien es fide icomitid os sin apura r tam poco dem asiad o la
argume ntaci ón.
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11 JOSE LUIS LACRUZ BERDEJO
cualquier person a , por tant o a un asub legal y al par ecer , en el caso de la rever sión
dir ecta forzosa (no es ello seguro aquí: par a e l supues to de fallecer el donante con
hijo s, y éstos sin dispon er evide nte mente y por su propi o con cepto , sólo ha y reversi ón
legal sub sidi ari a) . Nad a dice el precepto de los bien es qu e tien en que pa sar a otra
persona por imperativ o de la voluntad del testa dor o ca usante contratante , en cuyo
supuesto, de lege lata, es muy dudoso que qu ep a aplicar por a na logía la solu ción
establecida pa ra la rever sión de donaciones, qu e e n cua lquie r caso ha y que excluir
rotundam ente (y tampoco ha osado establecerlo el proyecto ) cuando la sustitución no
recaiga so bre liber alidades matrimoniales : «y se e ntie nda -dice la ley recopilada- de
las donacion es hechas al tiempo del matrimoni o , y del contrato de él y no de las
hech as despu és».
La única razón válida para mantener la so luc ión de los autores del dictamen ,
sería una costumbre contra ley que hubiera modi ficad o e l D er echo foral navarro.
Cos tumbre qu e , dad o e l prin cipio «pa ra mie nto fuero vien ze» habría de dem ostrar se
de mod o abso luto , y e n calidad de uso int erpret ativo de [as disposicion es ema na das
de la volunta d de los ca usantes navarros. Es decir , que el peso del problem a se
traslad ar ía al campo de la interpreta ción las declar acion es de volu ntad : a tr avés del
hecho de que e n el Rein o los bien es fid eicomi tido s se usufru ctú an siempre por e l
có nyuge sobrevi viente sin protesta de fideicomi sari o , y de qu e es to es un presupu esto
so bre el qu e ope ran los testadores, tanto familiares de los instituidos heredero s com o
extra ños de los her ed eros, cabría llegar a concluir que la reg ulación ha cambiad o hoy
en e l sentido defendido por los autor es del dict amen . Temo que no pueda demostrar
se fácilme nte la existencia de tal costumbre y la correspondiente disposición de án imo
en los d ispon entes, pues lo norm al , cua ndo se orde na un a sustitució n , es qu e e l
testad or tiend a a favorecer primero a un a person a , y luego no al viud o o viud a de
ésta, sino a aque lla otra qu e design a como segundo heredero ; cab ría fina lme nte
(aun que no par ece prob able ) que una inves tigac ión detenida y ext en sa del uso y la
práctica llegase a la co nclusió n de qu e e l supues to uso int erpret ati vo existe realm ente
en relación co n las disposicion es hech as por [os padres en favor de un hijo co n
cláu sul as si sine liberis o con sustitución e n favor de sus descendientes (los del hijo
fiduciario); en el otro caso de tr at arse de un dispon ente no asce ndie nte me parece
imposible qu e pueda dem ostrar se la ge ne ra l y con sciente sumisión de [os bien es
fidei comitidos al usufructo vidu al , apare nte me nte contradictoria con la voluntad del
dispon ente que hay qu e re spetar ? y con los intereses de un fide icomisario qu e no
siem pr e ob servará una conducta pas iva .
7. Se o bje ta qu e conform e al apa rta do 2 ." de l art. 2lR del di ctam en el dispon ent e tiene sie mpre la
posib ilidad de excluir a l có nyuge ex presándo lo así e n la dispo sición fidu ciari a . Con es ta misma razón
podríamos defe nder que el Có d igo de be mod ifica rse e n e l se ntido de se r sie mpre seg undo fidu cia rio de los
bienes e l có nyuge de l pri mero . sa lvo qu e el institu yente diga lo co ntra rio . E n a mbos casos lo que sería
preciso prob a r es qu e ha bía una poderosa razón , de l tipo estadístico, par a verifi car esa inclusión p rev ia ,
cosa qu e no pa rece co rrespo nde r con la vo lun ta d del instituye nte , sa lvo. e n las regiones de Fu e ro . en casos
mu y co ncre tos .
E n o tro aspecto la expr esión de la ley 2lR de l dicta me n. seg ún la cua l e l usu fru cto se ex tiende a todos
«los bienes qu e e l có nyuge prem uer to hub iere poseído a títu lo de dueñ o" es ace rta da, por inclui r en e l
usufru cto 10s bien es poseídos ad usucap ionem . Per o acaso co nve nd ría advertir qu e esta inclusión no reza
co ntra e l verd ad ero p ropiet ari o de los bien es qu e los reclam e y qu e no podrí a recup e rar so lo la nud a
propi edad .
A purando e l a rgume nto, aú n cab ría pregun ta rse por qu é se som et en a l usu fructo vid ua l los bienes
fidei co mitidos y no aq ue llos que se tienen bajo co ndición resolut ori a; e n real idad . la únic a var iación
ese ncial está e n qu e e l cese de la titul arid ad viene e n un caso de te rm inado por e l fallecim ient o del titul ar , y
en o tro por aco ntec imie ntos d istintos . Supo ngo qu e la respu esta a est a cuest ión se situaría en e l ca mpo de
las presun cion es de vo lu ntad .