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LITERATURA QUECHUA PROLOGO A la memoria de José Marta Arguedas La PRESENTE aniologia, como todo trabajo de esta naturaleza, se basa en los trabajos de recoleccién, seleccién y traduccién de textos realizados por otros investigadores antes que nosotros, Estos trabajos se iniciaron en el Peri en el siglo xvt con los primeros cronistas, catequistas y doc- trineros espaiioles, mestizos e indigenas; fueron continuados por inves- tigadores nacionales y extranjeros durante los siglos xix y xx; y, actual- mente estén alcanzando un nivel de mayor eficiencia y exactitud con Ja labor de antropélogos, lingiiistas y folkloristas. La bibliografia de sus resultados es abundantisima, como lo demuestra la bibliografia de las lenguas aymara y quechua en cuatro tomos preparata por el sabio fran- cés Paul Rivet, que Iega sélo hasta 1956. El trabajo de recoleccién, seleccién y traduccién es arduo, dadas Jas es- peciales condiciones en que se hallan los textos quechuas y la naturaleza intrinseca de su produccién y circulacién: se trata de textos compuestos originalmente en forma oral, transmitidos oral y auricularmente, no con una finalidad estrictamente literaria sino como parte de alguna actividad no literaria, como el canto, la danza, el trabajo agricola, el ritual reli- gioso, etc., actividades que no contradicen la naturaleza literaria del texto ni borran su existencia como tal, El trabajo de seleccién literaria de una masa indiferenciada de textos para su traduccién a una lengua totalmente diferente, como es el espariol, presenta dificultades a veces insuperables. El registro, la fijacién y la transcripcién de textos siempre dan ocasién a errores que determinan inadecuadas selecciones y tra- ducciones deficientes. Lo que podriamos denominar como una ciencia filolégica quechua estd todavia en pafiales y es una tarea del futuro que debe fundamentarse en los hallazgos recientes de 1a lingiiistica quechua, que felizmente ya existe con suficiente autonomia. Con todo, existen trabajos de investigadores notables en este campo y en ellos nos hhemos basado y hacia ellos va nuestro reconocimiento; cualquier anto- Ix logia quechua no podra prescindir de ellos, no obstante sus evidentes errores y deficiencias, debido principalmente a los métodos inadecuados de registro y transcripcién Cellos no contaban con registradoras electré- nicas); no existian criterios uniformes en cuanto a la representacién grafica de una lengua exclusivamente oral; no se contaba con estudios de dialectologia quechua ni con diccionarios completos (éstos atin fal- tan); y, sobre todo, trabajaban casi sin apoyo, ante la jndiferencia de personas e instituciones que sostenian la primacia de las culturas europeas, y, no en pocos casos, defendiéndose de la hostilidad de una mentalidad colonialista que miraba con desdén y temor a todo lo in- digena. Nuestra antologia se basa principalmente en los trabajos de los si- guientes cronistas: Juan de Betanzos (1551), Pedro Sarmiento de Gamboa (1572), Cristébal de Molina el Cuzquefio (1573), Blas Va- Tera (1578), Felipe Huaman Poma de Ayala (1585), Inca Garcilaso de la Vega (1593), Francisco de Avila (1598) y Joan de Santacruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua (1613). Con la excepcién de Sar- miento de Gamboa, quien probablemente tenia como intérprete a Gon- zalo Gémez Jiménez, todos los arriba mencionados conocian muy bien el quechua y trabajaron con textos quechuas recopilados por ellos mismos; todos trabajaron con textos recogidos en el Perti para la traduccién al espaiol de su época o al latin en el caso de Valera. Garcilaso no traduce directamente, recrea con su excepcional memoria. Tanto Garcilaso como Valera aprendieron el quechua de sus madres indigenas. Aunque cllos son los autores de sus escritos, no lo son de los relatos originales que recogieron en el medio indigena en que vivieron y en lengua quechua; Ia tendencia idealizadora que se les atribuye, se encuentra en las fucn™ tes que utilizaron, es decir, en los relatos oficiales del Imperio Inca. Huamén Poma y Salcamaygua son indigenas. Huamdn Poma utilizé una forma dialectal del espaiiol hablado andino, con interpolaciones abundantes en quechua. Salcamaygua recoge los poemas mds antiguos de la literatura quechua. Entre las antologias modernas hemos utilizado la del lingitista aleman E. W. Middendorf, publicadas en quechua y en aleman en Leipzig en 1891; las de J. M. B. Farfan recopiladas en el Perit y en Bolivia durante los afios 30 y 40; las dos ediciones de la antologia de Jests Lara, quien ha trabajado con fuentes bolivianas y peruanas. Especial mencién mere- cen Ios jvenes antropélogos, como Alejandro Ortiz Rescaniere, Juan M. Ossio, Ricardo Valderrama Ferndndez y Carmen Escalante Gutiérrez, que han recogido mitos modernos y relatos autobiogrdficos de indudable calidad literaria. Nuestro trabajo y nuestra experiencia se han enriquecido de manera especial con el estudio de los excelentes trabajos de scleccién, traduccién, reelaboracién e interpretacién de José Maria Arguedas para su tarea x de escritor, antropélogo y folklor ista. Desde 1933 hasta poco antes de morir en 1969, Arguedas es y publicé sobre literatura quechua, la gran pasién de su vida. Originarios los dos de zonas aledafias, el autor de esta antologia, de Huanta, Ayacucho, y Argucdas de Anda- hhuaylas, Apurimac, poseemos una misma herencia cultural bilingiie que acepta lo indigena como elemento cultural vigoroso ¢ indispensable; ambos, aunque perteneciendo a generaciones diferentes y con experien- cias distintas, hemos oido los mismos cantos de alegria y de tristeza y nos hemos divertido con las mismas narraciones quechuas. Como alumnos de uno de los cursos que Arguedas dictaba en Ja Universidad de San Marcos, supimos de su acendrado y vital espiritu indigenista, atin conservando dolorosamente su herencia hispanica. Ahora que entre algunos jévenes se pone en tela de juicio la raiz profunda del indige- nismo de José Maria Arguedas, dedicamos este trabajo a su memoria como un homenaje a la enorme tarea cumplida en el campo de Ja literatura quechua, cuya evidencia esta ante nuestros ojos. También debemos mencionar las recopilaciones y traducciones del padre Jorge A, Lira, autor de uno de los mejores diccionarios quechua- espaiiol que lamentablemente no ha vuelto a ser recditado, por sus acuciosas recopilaciones de poesia y narracién. Algunos de los cuentos recopilados por Lira fueron publicados por Arguedas; destacamos la Ultima traduccién de Lira del cuento Tutupaka, publicado por el cditor Milla Batres con un excelente prélogo de Washington Delgado. Lira ha trabajado mayormente en la regién del Cuzco. Tienen gran importancia para la regién central del Peri, las recopilaciones y traducciones del folklorista Sergio Quijada Jara, quicn trabajé en extensas zonas huancas y quechuas. Para la zona del Callején de Huaylas hay que destacar la recopilacién y traduccién de narraciones de Santiago Pantoja y las transcripciones de los lingiiistas José Ripkens y Germén Swisshelm. Son muy importantes por Ja calidad del trabajo las ediciones alemanas de los mitos recopilados por Francisco de Avila hechas por Hermann Trimborn, y Ia edicién quechua-alemana de Antje Kelm de los cuentos recopilados por Max Uhle a principios de siglo. Finalmente debemos mencionar el trabajo pionero de Adolfo Vienrich (1905), una de las primeras breves antologias publicadas en el Pert, también los trabajos filolégicos sobre Cristébal de Molina y las primeras ediciones criticas de teatro quechua realizadas por Teodoro L, Meneses, cuya obra aunque parca tiene in- dudable valor académico. Todos los mencionados investigadores conocen el quechua y trabajan con diferentes grados de competencia lingitistica, a causa de las varia- ciones dialectales, la falta de diccionarios adecuadas y los problemas filolégicos inherentes a textos originalmente orales. Para nuestra edicién hemos seguide el ya aceptado criterio de la pe- niodizacién en tres épocas: inca, colonial y republicana o moderna; XI aunque la separacién exacta de éstas resulie problemdtica, como en el caso de los mitos recogidos por Huamdn Poma con evidentes interfe- rencias biblicas. Seguimos esta periodizacién elemental porque en ella aparecen rasgos que tipifican la produccidn literaria quechua con signos intivos: sin embargo, el periodo inca no puede aparecer en su pureza textual original puesto que los registros escritos con el alfabeto occiden- tal se iniciaron con la conquista espafiola. Los quipus, probable registro original, fueron destruidos y los que quedan no ofrecen Iuces al respecto; sin embargo, los primeros recopiladores trabajaron con los quipucamayogs, quienes eran los guardadores e intérpretes de los cordeles y nudos de colores. Con todo, en los textos, gracias a la fuerza de la tradicién oral, puede advertirse con cierto grado de nitidez lo que es creacién auténtica- mente indigena y lo que es interpolacién o interferencia; nosotros hemos tatado de evitar estas ultimas buscando Ja versién al castellano de un hipotético texto limpio o ideal, originalmente oral y susceptible de me- morizacién y de representacién por la escritura o cualquier otro medio semiético; por ello, la parte mas ardua de nuestro trabajo ha sido Ja revision de las traducciones, siempre y cuando contdébamos con el texto quechua y con su proyeccién ideal. La mayor dificultad para la fijacién de Jos textos siempre fue el registro con el alfabeto de una lengua ex- trana al quechua y nunca libre de errorcs y alteraciones de copistas, impresores y editores. Debemos dejar en claro que, para nosotros en este caso especifico y por razones que explicaremos luego, el texto traducido no es intangible como lo es cualquier texto original adecuadamente fijado y sin errores evidentes. Sin embargo, en lo fundamental se ha respetado Ja versién de cada traductor y, por ello, se indican sus nombres después de cada composicién. En wltima instancia, el valor de una antologia tra- ducida depende del trabajo de sus traductores quienes, aun cometiendo con la traduccién cl implicito acto de traicién a la fidelidad del texto original, nos transmiten algo de aquello que hace de la pieza original una obra de arte 0 una obra con una significacién especial para la litera- tura de un pueblo. Por razones que explicaremos en Ja introduccién nos hemos limitado a las composiciones sin autor conocido, es decir todas las obras son ané- nimas y aunque algunas puedan ser atribuidas a ciertos autores, la ma- yoria de ellas han sufrido un proceso de folklorizacién, que no es sino la apropiacién colectiva de la composicidn original, con las consiguientes alteraciones que dan origen a variantes diversas. En el caso de las can- cdones religiosas, aunque no haya habido apropiacién colectiva y puedan determinarse sus autores, Ja funcién que cumplian era de cardcter comu- nitario, puesto que se cantaban en las iglesias colmadas de indigenas y en ellas flota algo del espiritu quechua y se advierte en la expresion de las emociones algo de Ja dura condicién del indio en la colonia. Nosotros no creemos en la existencia de autores colectivos; cada poema, cada narra- xT cién tiene su autor y, en el caso de esta literatura oral, su intécprete o ejecutante; lo que pasa es que el nombre del autor original no interesa, porque cada composicion ha sido internalizada en Ja conciencia de cada oyente y de cada intérprete, de ahi los recursos formulares y las repeti- ciones para la facil memorizacién y también las modificaciones y varian- tes del texto original, modificaciones que no alteran aquello que es fun- damental en la estructura original de Je composicién; y, cuando alguna grave alteracién ocurre, se advierte el deterioro y la disgregacién de sus elementos. No se trata pues de una literatura que ha seguido un largo proceso de fijacién escritural, en la cual interesan los autores y las fechas; quizé esto les dé una riqueza y complejidad extraordinarias a Jas litera- turas escritas. Se trata de una literatura oral, cuyos textos han sido siem- pre fluidos y en muchos casos imperfectos y hasta simples; pero es una literatura que conserva Ja palpitacién de la vida de los hombres que Ja crearon y de sus innumerables intérpretes que vivieron y actualizaron profundamente cada composicién, al compas de la musica, de Ja danza, de la risa, del Hanto, del horror y de Ja alegria de sus oyentes y actores. No se trata pues de plantas de invernadero, de Ja enrarecida atmésfera de las élites de una sociedad, sino de plantas comunes, en su mayoria, que han brotado en los campos, en los caminos, alrededor de un fogén, en Jas chozas y en los pueblos de los Andes, a veces de una extrafia y so- brecogedora belleza, pero siempre con un significado vital y muy cerca de una realidad que asombra y conmueve. Hemos cuidado de seleccionar las traducciones mas cercanas al texto, aunque en varios casos ha sido inevitable la claboracién libre y con la sensibilidad hispdnica de algunos traductores e, incluso, la interferencia de formas privativas de ciertas corrientes de las literaturas europeas, La mayoria de los poemas tienen sus respectivos textos quechuas. En algunos textos en prosa se advierte un cierto grado de elaboracién literaria, tal es el caso de Palacios, quien reelabora mas que traduce sobre la base de Ja leyenda del guerrero Ollantay, leyenda que le fue transmitida por sus informantes indigenas, a quienes se menciona por sus nombres. El texto de Palacios es importante porque confirma la existencia de Ja leyenda inca. Siendo esencialmente esta una antologfa de Ja literatura oral del pue- blo quechua, sc han omitido de ella los textos originalmente compuestos en forma escrita, cuyos autores son conocidos y su datacién también, y que en si ya constituyen un corpus abundante. A nuestro juicio esta es una literatura, en lo fundamental, con caracteristicas semejantes a la literatura peruana escrita en lengua espaiiola, creada por bilingiies edu- cados en la tradicién hispanica; su calidad en conjunto es inferior a la literatura oficial; su diferencia més importante es cl haber sido escrita en lengua quechua y por ello tiene escasa difusién, puesto que el quechua es sobre todo una lengua hablada; pocos son los que leen quechua, aun x entre Jos que pueden hacerlo. Esta literatura quechua escrita, de otro lado, tiene un alto grado de sofisticacién y de dificultad lexicolégica y, en algunos casos, de una belleza y complejidad incomparables. Es posible que algunas piezas de nuestra antologia pertenezcan a esta categoria, sélo que sus autores son desconocidos. Asi, en nuestra opinién, tanto el Olldutay como el Usca Pducar fueron originalmente escritos; también es posible que los poemas religiosos de la colonia hayan sido escritos por los predicadores. No obstante la aprobacién en el Peri de un alfabeto basico oficial en 1975, hemos preferido conservar para los nombres propios y los. vocablos quechuas no traducidos la escritura aceptada en las transcrip- ciones originales y la empleada por los traductores; con ser recomendable la conversidn, ella, en este caso, hubiera causado mayores dificultades. Finalmente, con este trabajo, quiero expresar mi gratitud a mi Alma Mater, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, que desde su fundacién en 1551 se honré con una Catedra de Quechua, en cuyos claustros se gradué de Bachiller en 1597 el cusquefio Francisco de Avila, gran recopilador de los mitos de Huarochiri; en estas aulas iluminaron con su saber diversos aspectos de la literatura y de Ja cultura quechuas del Pert, ilustres maestros como Riva Agiiero, Luis E. Valcarcel, Rail Porras Barrenechea, Jorge Basadre, Luis Alberto Sanchez, Horacio Urtea- ga, Uriel Garcia, José Maria Arguedas, Alberto Tauro, José M. B. Farfén y Teodoro L. Meneses; universidad que hizo posible la publicacién de los lexicones quechuas del siglo xvr gracias al esfuerzo de Raul Porras Barrenechea, en cuya Cétedra de Fuentes Histéricas inicié mis investi- gaciones con un estudio del diccionario quechua-espafiol de Gonzélez Holguin; universidad y centro de investigacién que ha revolucionado los estudios de lingiiistica quechua gracias al constante acicate y a Ja inte- ligente guia del lingitista Alberto Escobar; Alma Mater que todavia nos alienta a emprender nuevas investigaciones y al diélogo perenne con los estudiantes de mis clases de literatura quechua, manteniendo asi viva la vieja tradicién peruana de los estudios quechuas y recorddndoles que no olviden este rico venero de su identidad cultural. E, B.A. xIv INTRODUCCION EL PROBLEMA que previamente debe resolverse, para hablar de una lite- ratura inca, no es si los incas tuvieron una escritura fonética como la que predomina en el mundo occidental, desde Ia invencidn de los feni- cios y su perfeccionamiento por los griegos; tampoco si ellos tuvieron una escritura ideografica como los chinos. El problema central no con- siste tampoco en saber si los cordeles y nudos de los quipus, o las rayas de los bastones reales, o los dibujos de los queros 0 vasos policromos, © las representaciones pictéricas de las quilcas, constitufan sistemas es- criturales o si existian otras formas semiéticas que pod{an ser aceptadas como escrituras. Pareceria que los incas alcanzaron un grado de desa- rrollo tal que nos permite hablar de escritura; la negacién de su exis- tencia es sdlo parte del etnocentrismo que justifica la dominacién cultural europea, como lo era también la negacién de la naturaleza humana del indio (problema ampliamente debatido entre los sabios espayioles del siglo xv1). EI problema de la escritura recientemente ha sido objeto .de investi- gacién y replanteamiento entre antropdlogos, fildsofos y lingitistas. Sus conclusiones arrojan nueva luz sobre él y demuestran la vigencia del etnocentrismo. Asi, A. Leroi-Gourhan en Le geste et la parole (1965) ha demostrado que en la negacién del nombre del hombre y de la facultad de escribir bdsicamente hay una misma actitud etnocentrista *. Jacques Dertida en un ensayo sobre La escritura preliteral (1967) sostiene que todos los pueblos tienen alguna forma de escritura; la nega- cién de una técnica de representacién en favor, de otra es una forma de etnocentrismo *. +A, Leroi-Gourhan, Le geste et la parole, p. 32. 2 Jacques Derrida, De la gramatologia, Siglo XXI, 1970, p. 111. xv Para Lévi-Strauss el fenémeno asociado con Ja aparicién de la escri- tura es el de una sociedad jerarquizada, en la que se practica la explo- tacién del hombre por el hombre y la misma nocién de progreso es ambi- valente; parecerfa que esto es un fendémeno universal y tiene que ver con el dominio sobre Ja naturaleza*. Los incas no estaban exceptuados de este proceso. Seguin Leroi-Gourhan la escritura, entendida como inscripcién lineal, esta destinada a desaparecer y ser4 reemplazada por otras técnicas de registro mas avanzadas; el razonamiento cientifico no tendria nada que perder con esa desaparicién, en cambio la filosofia y la literatura alte- rarfan sus formas *. Estas proyecciones que ya estdn ocurriendo en el mundo moderna, a causa de la revolucién tecnolégica, demuestran pues la existencia de un_prejuicio instrumentalista, cuyo abandono, en opinién de Philippe Sollers, constituiria una gran revolucién en el modo de pensar europeo *, En cuanto a la literatura inca, a nuestro juicio, el problema central reside en saber si el concepto de literatura requiere, para su formulacién, del concepto de letra. Etimolégicamente no hay duda de que es asi; y, desde el punto de vista de las literaturas escritas que conocemos en ¢l mundo también es asi. Pero esta formulacién adolece de un etnocentrismo que excluye a grandes segmentos de Ia poblacién mundial y también a los pertodos més largos de la historia del hombre sobre la tierra. Esta exclu- sién es un grave despojo que se hace a la humanidad, aun reconociendo que el refinamiento tecnolégico de la escritura significé un répido avan- ce de la ciencia y de la filosoffa en el mundo occidental, porque creé una cultura basada en el libro, al que las mayorias nunca tuvieron acceso; cultura que arrogantemente desdefia la experiencia de la raza humana acumulada sin escritura fonética durante milenios; experiencia que esté empezando a ser mirada con més serenidad después de las catdstrofes ecolégicas, causadas por una descontrolada tecnologia, y cuan- do el pancientificismo occidental ha fracasado en el logro de sus utopias. E] etnocentrismo occidental funciona también para el tradicional con- cepto de historia, segiin el cual la verdadera historia comienza con la escritura y el resto es pre-historia. Cuando se aplica este concepto a las culturas prehispénicas del Perii, resulta el absurdo de que la historia, en esta parte del mundo, comienza con los cronistas espafioles y que el resto es “pura literatura”. Lo curioso es que la literatura también co- mienza con los espafioles, segtin ese concepto. Asi, el perfodo m4s impor- tante, es decir de algunos miles de afios, del desarrollo del hombre en 2 Claude LéviStrauss, Entrevistes con Georges Charbonnier (1961), Trad. argentina, Siglo XXI, 1968, pp. 25-26. “A, Leroi-Gourhan, Op. cit, pp. 261-262. 8 Philippe Sollers, “Un paso sobre la Luna”, Introduccién a De la gramato- logia det Derrida: p. 7 XVI este continente quedaria excluido del campo de Ja historia. Se le deia la palabra a la arqueologia, y ésta pareceria ser excluida también como ciencia histérica. El absurdo se complica cuando se piensa que la llamada “historia documental” de los wltimos cuatro siglos ha sido escrita en eran parte con criterios ideolégicos etnocentristas. Para nosotros tanto el his- panismo como el indigenismo responderian a esos criterios °. Y esos criterios dan pues primacfa, bien a la cultura curopea ¢ hispdnica. con sus respectivas literaturas, 0 bien a las culturas nativas con sus resnec- tivas literaturas, que no podian haber sido sino “escritas” v signiendo la occidental clasificacién de los géneros. Asi se les inventa a Jos incas una “escritura” que no necesitaron para crear un arte verbal, ll4mesele a éste literatura o no. El problema ha sido pues siempre encontrarle Ja letra a esa literatura inca; y por esta via no se ha Ilegado a ninguin sitio, puesto que esa letra es muy elusiva y no se deja atrapar; entonces. nos conformamos con especulaciones. La lingiifstica moderna propone otras soluciones: la existencia de un arte yerbal para los pueblos dgrafos. Asi, Charles F. Hockett da una definicién de literatura que no excluye ninguna sociedad humana. en la que aparecen “ciertos discursos, breves o largos, que Jos miembros de la sociedad concuerdan en yalorar positivamente y en cuva reneticién periddica, en forma esencialmente idéntica, todos ellos insisten. Teles discursos constituyen la literatura de esa sociedad” *. Esta solucién debe aceptarse para los incas y para sus descendientes, puesto que no se conoce un solo texto literario inca originalmente regis- trado en cualquier forma semidtica que aspire al nombre de escritura de tipo occidental. Lo que si tenemos son traducciones de “discursas largos”, aproximadamente a partir de los 19 afios después de la legada de los espanoles a Cajamarca, hechas por Betanzos, y también imper- fectos registros de “discursos breves” en quechua, aproximadamente a los 41 aitos a partir del mismo acontecimiento, hechos por Cristébal de Molina el Cuzquefio con el alfabeto espafiol. Y son estos “discursos”, positivamente valorados y oralmente repetidos, sin mayores alteraciones, durante periodos largos, los que nos permiten hablar de un arte verbal o de una literatura inca, m4s que los testimonios de Jos cronistas sobre Jas circunstancias y los modos en que se practicaba dicho arte. No hay una literatura sin textos, y hablar de Ja literatura inca sin ellos es como hablar de la literatura griega antigua sin los poemas v dramas de sus poctas y dramaturgos. Es este hecho lo que hacia que algu- nos dudaran de la existencia misma de la literatura inca. Afortunada- 4Tesis esbozada en mi trabajo inédito: Ideologia e historia en la biogratia de Pizarro (1977). + Charles F. Hockett, Curso de lingilistica moderna, Trad. de Emma Gregores y Jorge Alberto Suérez, Buenos Aires, Editorial Universitaria, 1971, p. 532. XVI mente esos textos, registrados a veces ilegiblemente con el alfabeto espa- nol, aunque pocos, existen. Y también existen las traducciones 0 recrea- ciones en lengua espanola de textos * originalmente conocidos en quechua y sobre cuya fidelidad podemos hacer siempre conjeturas, pucsto que no conocemos Ja distancia gue las sep: de los textos o de Jos datos originales, los‘ cuales han quedado para siempre en Ja sombra; estas tra- ducciones 0 interpretaciones de textes generalmente pasan por “historia”, sea cn Jos eseritos del Inca Garcilaso o en los de Sarmiento de Gamboa o de otros cronistas, con sus proclividades indigenistas o hispanistas, segtin las fuentes que utilizaron. de Gareilaso provenian de Jos ayllos o familias incas y las de Sarmicnto de otros grupos que concor- daban con la politica anti-inca del Virrey Toledo. Estos scrian dos de los primeros casos en gue el substrata ideoldgico en Ja preduccién de textos literarios e histéricos se hace visible. Algunos cronistas sefalan sus fuen- tes en los relatos de los gaipucamayogs, 0 guardadores oficiales de los registros incas; pero tambi¢n se utilizaron fuentes extraoficiales, tal vez de un cardcter clandestino como afirma Vidal Martinez ®, lo que proba- ria gue el ejercicio de la tradicion oral estaba bastante difundido en todos los grupos sociales clel Imperio Inca, Interesa también hablar de los medos de produccién y utilizacién del arte verbal inca, dentro de su contexto cultural propio, dentro de la sociedad agraria y gucrrera del Imperio, en relacién con los fines poli- ticos centralistas de la casta dominante del Cusco. Interesa todo esto més que los intentos de comparar, cn igualdad de condiciones, la lite- ratura inca con las literaturas curopeas de su tiempo; esos intentos han desviado Ia solucién del problema hacia especulacioncs sobre Jos géne- ros literarios, sobre la escritura y los libros, como Jas del cronista Monte- sinos; sobre la existencia de un teatro inca cronolégicamente anterior al teatro espaftol del Siglo de Oro, dentro del cual un drama colonial como el Olléniay apareceria desigualmente compitiendo con las obras maestras del teatro espafiol; y sobre una Iirica cn términos de los trovadores del medioevo europea. Para nosotros que estamos acostumbrados a considerar el arte como algo que debe ser gozaco en espacios cerrados y pequefios, generalmente de un modo solitario, especialmente en cl caso de Ia literatura, en Ja que Ja relacién de autor, texto y lector ha devenido en un problema onteldgico; para nosotros que practicamos la literatura dentro de un seg- mento minuisculo de la sociedad, como una actividad auténoma, exqui- sita y refinada, aun tomando en cuenta su profundidad, su importancia para cl espfritu humano, su veracidad y el goce estético solitario que produce, nos es inconcebible un arte verbal no auténomo, que gerferal- SEntendemos por texto Jo que es para Ia lingitistica, es decir, cualquier expre- sién verbal oral © escrita. ® Leopoldo Vidal Martinez, Poesia de los incas, Lima, 1947, pp. 129-132, xviIL mente acompafia al canto y a la danza, que en épocas pretéritas servia para comunicarse con las fuerzas divinas en el ceremonial religioso pu- blico, que acompaiiaba a la congoja en las honras fiinebres, que estimu- laba el trabajo en los campos y en las obras publicas, que celebraba rui- dosamente las victorias guerreras, y que expresaba abiertamente, en voz alta y con musica, las angustias mas intimas y personales, nos es extraiio ese arte que tenia lugar en grandes espacios abiertos, con una partici- pacién masiva desla poblacién, en las fiestas de Ja alegria y de Ja tristeza. Tal era el arte verbal inca. Es obvio que a esto no se puede llamar literatura en el sentido corrien- te del término. Se ha tratado de explicar lo inadecuado de la designacién, que etimolégicamente se refiere a un solo aspecto, y éste bastante reciente en la larga historia de la humanidad, de un arte que nacié con la facultad de hablar y cantar, que en gran medida determina la condicién humana del Homo sapiens. Asi, el critico norteamericano Harry Levin, en un prefacio al mejor estudio hasta ahora aparecido sobre la épica oral ho- mérica y la yugoslava contemporanea, sostiene que: El término “literatura”, que presupone el uso de letras, asume que las obras de imaginacién verbales son trasmitidas por medio de la escritura y la lectura, La expresién “literatura oral” es obyiamente una contradiccién de términos. Sin embargo, vivimos cn una época en Ja gue el saber leer y escribir se ha diluido tanto que apenas puede ser invocado como un criterio estético. La Palabra, hablada © cantada, junto con una imagen visual del hablante o del cantor, entretanto ha ido ganando aceptacién a través de la ingenieria eléctrica. Una cultura basada en el libro impreso, que ha preva- lecido desde cl Renacimiento hasta hace poco, nos ha legado —jun- to con sus inconmensurables riguezas— novelerias que deberian ser descartadas , Las culturas basadas en la tradicién oral son mas numerosas y anti- guas, sus creaciones son ya objeto de estudio en las eulturas basadas en la escritura; sus creaciones verbales son investigadas en el campo de la lingiifstica, del follore, de la literatura comparada y de la antropo- logia, Asi, se habla hoy dia de una literatura oral no obstante la contradiccién implicita, y se ha mostrado de manera inobjetable la existencia de um arte narrativo épico, altamente perfeccionado, antes del empleo de la escritura en Jos rsenesteres literarios en el mundo occidental. Los exhaustivos trabajos de Parry y Lord, por ejemplo, han demostrado que: 10 Albert_B. Lord, The Singer of Tales, Cambridge, Massachusetts, Harvard University Press, 1960, p. XIIL (Traduccién del autor del presente ensayo). XIX “No hay ninguna duda ahora que el autor de los poemas homéricos fue nn poeta oral. La prueba se encuentra en los mismos poemas” **. A esta conclusién ha Hegado Lord, como culminacién de las investi- gaciones truncas de su maestro Milman Parry, después de 25 afios de coleccién, transcripcion e interpretacién en el campo de la literatura oral. Hl hecho de colocar, mediante métodos cientificos incontrovertibles, a Jos més grandes poemas €picos de la literatura universal, dentro del vasto campo de la literatura oral, comporta una revisién total de nues- tras nociones tradicionales sobre escritura, literatura y cultura. Nuestro punto de partida para hablar de literatura inca es, pues, el reconocimiento de la existencia de un arte verbal, ldmese o no litera- tora. sea que haya utilizado o no cualquier forma de representacién escritural 9 semidtica. Ese arte verbal se practicé durante cuatro siglos de desarrollo; y, sobre él, hay una enorme cantidad de testimonios # no sélo de los cronistas espafioles e indigenas, quienes recogieron sus datos durante el répido proceso de destruccin que siguié a la conquista, sino también durante el otro proceso de cuatro siglos, hasta nuestros dias, de lucha por la supervivencia, ante el asalto masivo de las culturas europeas; proceso en el que Ia cultura quechua ha sobrevivido con el hombre como su protagonista, ll4mesele indio, cholo, mestizo y hasta blanco; ha sobrevivido a pesar de las aparentes asimilaciones y acultu- raciones (José Maria Arguedas Ianz6 el grito de ese hombre cuando dijo: “No soy un aculturado!”)"; y muy a pesar del tan decantado mestizaje proclamado por casi todos los intelectuales peruanos (José Car- los Maridtegui decia que el mestizaje no ha resuelto el dualismo que- chua-espafiol)*4; y también muy a pesar de un nacionalismo con inefi- caces reclamos hispénicos (Luis Alberto Sanchez, antes de cumplir los veinte afios declaraba enféticamente que la tradicién quechua debia ser el elemento preponderante de nuestra nacionalidad)**. Para explicar esta increible supervivencia cultural nos hace falta una teoria de las formas culturales autéctonas, cuyas bases ya se encuentran esbozadas en los trabajos de Luis E. Valcércel** y José Maria Argue- das'?, y cuya formulacién general es nuestra preocupacién actual; formas v Ibid, p. 141, 22 Ver Napoledn M, Burga, La literatura en el Pert de los incas, y Luis Alberto Sinchez, “La literatura aborigen: Jos incas y el folclo tura peruana: derrotero para una Historia Cultural del Per, Tomo J, Lima, 1973. 3 José Maria Arguedas, “No sov un aculturado...”, Cultura y Pueblo, Lima, Casa de la Cultura, jul-dic., 1969, p. 3. +4 Jost Carlos Mariétegui, Siete ensayos de interpretacién de la realidad pe- ruana, 13? ed., Lima, 1968, pp. 186 y 269. 2° Luis Alberto S4nchez, Literatura peruana: capitulo de un ensayo preliminar. La Prensa, 6 de Agosto de 1920, Ed. de la tarde. 26Ver Luis E. Valcdrcel, Historia de la Cultura Antigua del Peri, Tomo I, Volumen 1, Lima, 1943, 17 José Maria Arguedas, Formacién de una cultura nacional indoamericana, Buenos Aires, Siglo XXI, 1975, p. 2. XX que viven y determinan en un plano subyacente, invisible, amenazador y triunfante, mas que en la bruaida superficie de policromias exoticas; bastante visibles en atuendos y melodias, y que Ienan el vacio de una identidad hueca por lo menos circunstancialmente para decir: “esto es el Pert”. En la explicacién 0 hermenéutica de las formas culturales que sodre- viven en una batalla de siglos Cua de cuyas prucbas es el ciclo de mifos sobre Inkarrf, descendiente del Inca, una de cuyos vastagos estaria todavia oculto en la Catedral del Cusco), esta pues el arte verbal quechua desde sus remotisimos origenes Cen Ics mitos sobre Wiraqocha y sobre Jos Incas). Arte verbal, més que literatura, porque la palabra, y no Ja letra, era su material. asi como Ia piedra lo era de sus muros perfectos; arte verbal cedificado en el runasimi, “lengua general” tan cata a Gar- cilaso v no “lengua del hombre”, errénea versidn literal, que viene de “letra que no existia”, tantologia imperdonable, como si los no-hombres tu- vieran lengua; lengua general tanto como lo era la lengua de Homero **, es decir, Jengua un tanto artificial, adecuada para Ja creacién literaria, y no un dialecto; lengua general que podia ser entendida, hablada v memorizada a Jo largo y ancho del Tahuantinsuyo, o sea en todo el territorio dominado por Jos incas, desde el sur de Colombia. hasta el interior de Chile y el norte de Argentina, incluyendo lo que ahora es Ecuador, Perti y Bolivia; lengua que admitia la coexistencia con las Jenguas locales, pero que era obligatoria aprenderla para Jas tareas de la educacién y la administracién del Imperio; lengua estandar que hizo junto con los maravillosos caminos del inca la unidad de un extenso territorio, cuyo origen conocido, verificable con textos y topénimos, pare- cfa encontrarse en el 4rea donde aparecieron los incas, quienes, segiin los mitos salieron de Pacarictambo, en la hoya del Apurimac™, regién habitada por Ios quechuas, a Ios que Cieza de Leén menciona como los hablantes de “la Iengua general que se usé por todas las provincias, que fue la que usaban y hablaban estos Quichoas, los cuales fueron tenidos por sus comarcanos por muv valientes, hasta que los Chancas los destruyeron” #°. Sin embai la lingiffstica andina moderna plantea cl origen pre-inca del auechua en la zona central del Peri, con una doble irradiacién hacia el norte y hacia el sur, sobre Ja base de un proto- cuechua del que habrian derivada los dialectos quechuas actuales, inclu- yendo la lengua general empleada por los incas*", Hacen falta todavia 4 B. H. Robins, Breve historia de la lingitistica, Madrid, Paraninfo, 1974, p. 22. 2° Rubén D, Aucahuasi Dongo, “Origen de las lenguas quechua y aymara”, Su- plemento dominical de El Comercio, Lima, 22 de abril de 1979, p. 14, 20 Pedro de Cieza de Leén, El Sefiorio de los Incas, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1967, Capitulo XXXIV, p. 119. *t Ver Alfredo Torero, “Lingitistica e historia de los Andes del Peri v Bolivia’, en Alberto Escobar, ed., Fl reto del multilingilisnto en el Peri, Lima, IEP, 1972, XXL mayores evidencias para aceptar las anteriores hipdtesis; la mayoria de Tos textes literarios que conocemos provienen del periodo inca y del post-inca en la variedad surefa; desde luego que existe también abun- dante material en los dialectos de la zona central del Pert; la coleccién mas importante proveniente de esa zona durante el pericdo inca seria Ja que recogié Francisco de Avila, pero el estado de lengua en que fue registrada no se diferencia en lo sustancial de la lengua general; en todo caso, es licito hablar de un origen inmediato del quechua en la zona de Apurimac, aun admitiendo su origen remoto y su amplia difusién preinca, lo que ayuda a su cardcter de lengua general. Parece incontro- vertible que el runasimi, como lengua general en el periodo inca tempra- no, derivé de alguno de los dialectos, o de varios de ellos, de las zonas predominantemente quechuahablantes, es decir, del area cuyo centro es el Cuzco y que incluye las zonas aledafias como la Quechua propiamente dicha, en la hoya del Apurimac, la de Yanahuara, Vilcapampa, Lare, Paucartampo, Cavina y Chilque, segiin el mapa de John H. Rowe ”*; esta lengua, siguiendo un proceso similar a otras lenguas generales en el mundo, fue utilizada como efectivo instrumento lingitistico de expansién politica por los incas, quienes aparentemente poseian también un dia- ecto de su grupo dentro de la misma familia lingiiistica, y no una lengua secreta, como ccurre frente a toda lengua general; el rumasimi fue pues un instrumento eficaz de comunicacién y de difusién cultural durante el Imperio Inca; el mismo cardcter también lo tuvo en el periodo colo- nial, y como tal fue empleado por los virreyes y catequizadores en los vastos territorios conquistados; este cardcter de lengua general sufre un debilitamiento y una disgregacién, que fortalece las variaciones dialecta- Jes, durante el periodo republican; su reciente oficializacién en el Pert, en 1975, desperté grandes esperanzas que muy luego quedaron truncas; el énfasis pucsto por los mismos lingiiistas en las descripciones de las varicdades dialectales, ha hecho perder de vista el cardcter de lengua general del runasimi, él cual se muestra con amplia evidencia en los textos con que hemos trabajado. Fl “discurso literario” quechua, tal como Io define Hockett, con sus requisitos de éxcelencia lingitistica y estilo especial ha provenido y todavia proviene principalmente de las reas arriba mencionadas y de dreas contiguas en que la irradiacién de Ia Iengua general era evidente. pp 51-106; y Fl quechua en la historia social andina. Lima, Universidad Ri- cardo Palma, 1974. Ver también Gary Parker, Gramdtica quechua Ancash-Huailas, Lima, 1976, y “Falacias y verdades acerca del quechua”, en El reto del multilingiiismo en el Peri, pp. 111-121, 22 John H. Rowe, “Inca culture at the time of the Spanish Conquest”, en Julian H. Steward, ed., Handbook of South American Indians, Washington, 1946, Pp. 189-190. 2) Charles F. Hockett, Op. cit., pp. 533 y 534. xxIr EI arte verbal del runasinti inca servia para hablar con los dioses tute- lares del Imperio, cra cl verbo que iba hacia dios en las ceremonias del culto al sol (Inti Raymi). Verbo en el que los fundadores del Cusco vertieron sus mitos primigenios. Sobre ellos Raul Porras nos dice: “Todas estas creaciones son la expresién de un alma joven, plena de gracia y de benévola alegria. EI terror de los relatos primitivos ha desaparecido para dar paso a la fe en los destinos del hombre y de la raza” **. Arte verbal que era epos como en los tiempos heroicos de la Grecia Antigua; canto épico en las grandes celebraciones funebres de la puru- calla, en la que en medio del Ianto se cantaban las hazafias del Inca; cpopeya que, como lo queria Platén en su Repzblica, en el espacio abierto del Aucaypata, con un sol luminoso, ante el Inca y una gran multitud y a grendes voces, celebraba solamente a los héroes del Imperio, mientras que a los anti-héroes los dejaba en la mds completa oscuridad. Epos como en la Odisea, en Ja que el aedo divino Demédoco en el ban- quete de los feacios y on presencia del mismo Ulises, canté las hazaias de éste; epos inca que, como lo traduce Juan de Betanzos, en un gran banquete publico en el Cusco, canta colectivamente las hazafias de Inca Yupanqui, en presencia del mismo, quien escucha sus victorias conver- tidas en canto. Canto triunfal en los hayllis, pleno de regocijo y en un didlogo mul- titudinario entre hombres y mujeres, celebrando las victorias en el campo de batalla 0 ante Jos surcos de la tierra fecunda en los campos agricolas. Cancién de intima congoja en el harani que, como Gonzélez Holguin Jo define, es un “cantar de hechos de otros 0 meraoria de los amados ausentes y de amor y aflici Arte verbal divertido en las representaciones teatrales que tenfan lugar en un escenario piblico, hecho de enramada o mallquis. Arte Ifrico en las breves canciones que todo el mundo y en todas tes cantaba para expresar lo mds intimo de la alegria o de la tristeza. Arte narrativo de fabulas y cuentos fantasticos que, en las noches de Juna en los campos o alrededor del fuego del hogar, se contaban a los nifos, Entiéndasele como se le entienda, todo este conjunto constituia un arte verbal, de una extraordinaria vitalidad, que permeaba toda Ja vida de la sociedad inca. Indudablemente el epos tenia una finalidad politica y una difusién oficial; el mito respondia a los grandes interrogantes cosmolégicos y a los que se hacian sobre e} linaje divino de los scfiores de la tierra; cl drama y el relato cran expresiones del natural talento mimico y narrativo del fucblo quechua; la lirica en el taqui 0 canto era como una segunda naturaleza del hombre andino que cantaba en vez de Morar o reir; y cl poema religioso cra plegaria ditigida hacia las 4 Radl Porras Barrenechea, Mito, tradicién e historia del Pert, Lima, 1951, 24, XXIT supremas fuerzas de la naturaleza, pidiendo proteccién y abundancia en un medio fisico dificil de dominar, y reclamando el secreto equilibrio de esas tuerzas en favor de la felicidad material del hombre. La conquista espafiola Fue un cataclismo que remecié hasta sus raices Ja sociedad inca, Ocurrié en un momento en que el Imperio estaba divi- dido por una sangtienta guerra civil, y la casta de los orejones cuzque- fios estaba siendo reemplazada por una nueva casta militar. FI epus inca prdcticamente desaparecid; se pasmé en Jas manos de los intérpretes indigenas y traductores hispanos; fue recreado con un arte imperecedero por el mestizo Garcilaso de la Vega; sirvid como vejamen en las Informaciones de Toledo y en la crénica de Sarmiento de Gamboa para una politica anti-inca; iluminé las serenas pdginas de Cieza de Leon: y, finalmente, desembocé distorsionado en las fantasias de otros cromstas ven algunos dramas de factura colonial. Poco a poco fueron desanareciendo quipucamayogs y amautas. a quienes ya se habfa perse- guide en Ja guerra civil inca; se IMevaron sus secretos a Ja tumba. El epus se congelé definitivamente en Jas crénicas espafiolas, se convirtié en “literatura” en cl sentido occidental y durmid su suefio de muerte en los archivos de la metrépoli. No se advierte va en él ni los ecos del canta que le diera vida, con su métrica y sus formulas de composicién v recerdacién oral. Se convirtié en fuente historiogréfica de investiga- dores v eruditos, y se discute interminablemente sobre su veracidad, segiin el lente con que se le mira. olvidando su naturaleza poética mds verdadera que la historia segiin el dictum aristotélico. Tos mitos incas también perecieron en los apergaminados folios de ins cronistas, les aparecieron excrecencias hispanicas, v fueron enterra- dos nara renacer sorpresivamente cuatrocientas afios después en Tos pue- blos mas apartados del Peri y en boca de humildes campesinos y pastores en su ancestral runasimi Los poemas religiosos y los mitos fueron perseguidos y destruidos con Ja sana de los barbaros del medioevo europeo como “bestialidades e ido- latrias” de gentes a quienes se les habia negado el derecho a tener alma y divses protectores. Las plegarias de los sefiores de Ia tierra, sin embargo, sobrevivieron crucificadas en las paginas del indio Juan Santa Cruz Pachacuti Yamqui Sallqamaywa y en las def espafiol Cristébal de Molina el Cuzqueito, y durante cuatro siglos esperaron el trabajo de resurreccién de nuestros filélogos, trabajo que no garantiza la vida primigenia que tuvieron cuando Manco Capac los pronunciaba, con los ojos en blanco y transido de emocién mistica, pero que si podria garantizar su ingreso Krico a la “literatura”. Los fabulosos mitos regionales de Huarochiri sobrevivieron gracias al celo del extirpador de idolatrias, Francisco de Avila, nacido en el Cuzco, expdsito, hijo de presuntos padres hispanos, criado en un medio quechua, bachiller de una universidad que exigia a sus tedlogos y letra- XXIV dos el aprendizaje del quechua. Mitos de las alturas de Huarochiri, cuyas gentes, por ser aledafias a Lima, han perdido hasta la memoria de la Tengua de sus antepasados. Los poemas religiosos fueron sustituidos por otros, en Ios cuales Jos nuevos nombres de las deidades antropomérficas del invasor ocupan el lugar de Jas viejas deidades siderales y terrestres, de un panteismo que explicaba el destino del hombre y el origen del mundo en términos racio- nales y poéticos. La bella figura de Ja Virgen Maria se convierte en la suma protectora del hombre, que habia sido despojado de sus bienes materiales y estaba también a punto de ser despojado de su alma, cuya misma existencia en un comicnzo habia sido puesta en tela de juicio y al fin fue colocada en el nivel de un menor de edad. Los nuevos himnos, compuestos en Iengua quechua por los predicadores educados en la teologia de las untversidades virreynales, se estremecen con un oscuro sentimiento de culpa jamds conocido antes y con la conviccién del poco valor de la vida humana y del profundo desprecio por su bajeza, que Hegan al punto més dlgido de la nada existencial; Ia figura del dios crucificado, impotente ante la crueldad humana, es el mejor simbolo del nuevo destino del hombre conquistado; ef disco solar tam- bién habia sido atado en paralela impotencia, y el oro reluciente que todavia lo representaba en el refugio de Vilcabamba no tardé en ser Mevado al Cuzco para convertirse en lingotes que itian a Henar los cofres del lejano monarca; y en la plaza que escuchara los Hayllis victoriosos de otrora, Tiipac Amaru I, el ultimo sumo sacerdote inca, antes de ser ejecutado, hizo escuchar, como un grito desgarrador de ira, la abjuraci6n terrible de sus dioses sontientes v luminosos, pero indiferentes e impo- tentes ante Ja cruz de las espadas v de los nuevos templos que se alzaba amenazadora y trimmfante. Fl hombre vencido aprendié a Horar ante la pasién y muerte de Jestis en los mallguis que levantaba en los nuevos templos, patética solidaridad ante un dolor comin. También desaparecieron las viejas representaciones teatrales quechuas y €l celo catequista de los predicadores extranjeros Mend el vacio con autos sacramentales y adaptaciones de comedias del teatro espafiol. Asi aparecen el Olldntay, El Hijo Prddigo, el Usea Paucar y El Pobre Mds Rico; pero tambign queda el lamento terrible de la Tragedia del Fin de Atawallpa, descubierta en Bolivia por Jesus Lara. La mayoria de estas obras teatrales, tal vez todas, parecen haber salido de manos de letrados educados a la espafiola 0, por lo menos, en Ios textos conocides, han sufrido la influencia técnica y estilistica del teatro espafiol, que desde el comienzo de la colonia fue utilizado con propésitos doctrinarios. El Olléntay, que ha desvelado a innumerables eruditos en el mundo, no obstante conservar e) substrato inca de algén epos perdido, en su super- ficie visible e imperfecta es un producto colonial del barroco espafiol en trance de un romanticismo temprano y virulento. La determinacién XXv del perdido epos tendra que salir del texto quechua mismo, tras un and- lisis filoldgico de sus diferentes cstratos; para cllo también ha de servir la leyenda recogida por Palacios, Miramontes y Cabello de Balboa, y Jos datos intercsantes preporcienados por Sallgamaywa sobre ck rapto de una doncella querida del Inca; por el cacique cusqueiio Jaan Huallpa, segiin refiere Palacios, sobre cl robo de una aclla o escogida por Ollanta; por Larrabure Unanue sobre ¢l Degolladero de Tambo, en Calca, donde se ajusticié al rebelde Ollanta. El primer paso importante en este sen- tido, lo ha dado Leopoldo Videl Martine con la reconstruccién de la leyenda de Ollanta, la que nos parece mas cenvincente que la estructura bibrida del drama atribuido al cura Antonio Valdez; por lo menos la leyenda tiene una grandeza trégica ausente del drama con su forzado final feliz; su nticlea reconstruido seria el siguiente: los amores del héroe con una virgen de la Casa del Sol, y de la familia real; hay una doble violacién: la del linaje inca COllanta era de Ja tribu de los Anta- sayas) y la de la doncella consagrada al Sol; sacrilegio que fue despia- dadamente castigado a la usanza inca; derrota del héroc por la perfidia de Rumifiahui, cuyo rostro desfigurado fue representado en un ceramio que todavia se conocia en cl Cuzco en 1835 *. El motivo de la violacién se enriquece con la interpretacién etimoldgica de Fernan- dez Nodal, segtin la cual el nombre de Ollanta deriva de ulli—falo, y auta=patronimico de la nacién de los Antasayas que habian sido ccha- dos del Cuzco por los incas **. Las piezas teatrales de caracter religioso, con algunos pasajes de indis- cutible calidad literaria, tienen mas bien una finalidad didéctica guiada por cl afén doctrinero. La justificacién de la expoliacién colonial en términos de una salvacién espiritual no es nada convincente en esas obras y sdlo se explica dentro de la corriente de fanatismo religioso que asolaba la Europa de ese ticmpo. Todo esto no es propiamente literatura quechua, aunque brille en uno que otro lugar algtin destello autéctono. Sin embargo, la antologia de Middendorf est4 Ilena de esta seudoliteratura quechua; y es curioso para la historia de nuestras antologias, que la antologia inca de Jorge Basadre y Ventura Garcia Calderén reproduce, en su mayor parte, la antolegia de Middendorf con traducciones directas del alemin al cspafol, ignorando los textos quechuas, asi como el Olldntey reproducido en esa antclogia es una versién espatiola de la versién francesa de Pacheco Zegarra. 23 Los datos precedentes sobre Ja leyenda ollontina se encuentran en Vidal Mar- tinez, Op. cit. pp. 133-140; en cl articulo de Manuel Palacios, orviginalmente publicado en EL Museo Erudito del Cusco, Aiio 1835, Nos. 5 al reproducido por Gayino Pacheco Zegarra en su Ollantai, Paris 1878, pp. 157-195; también iis Alberto Sdnchez ha sefialado la importancia de fa leyenda en su Literatura Peruana, Tomo I, pp. 117-118. Citado por Vidal Martinez, Op. cit., p. 137. XXVE Si algo se salvé del naufragio colonial fue Ia lirica y la sarrativa breve, pero no sabemos todavia hasta qué punto csos restos guardan las esencias autéctonas; en algunos lugares el quechua se habia convertido en un instrumento literario bastante refinado, y en él se solian verter senti- mientos y modas europeas. Los cantes se Ilenan de palomas Curpis) y éstas se convierten en un tépico sentimental de la poesia quechua; sim- bolizan bien, aunque monétonamente, el desamparo, la orfandad, cl amor que siempre se frustra en una realidad cruel, la de Ja eterna nostalgia de un bien perdido e irrecobrable. Este tipo de poesia es patrimonio universal y también, indudablemente, existia durante el pe- riodo inca, como lo demuestran les textos de Huamén Poma, pero algunos de éstos atestiguan un comienzo colonial mas que una supervivencia 0 tal vez una alteracién de formas preexistentes, que se adaptan muy bien a la expresién poética de los grupos criolles que empezaban a cortar sus vinculos hispaniccs y a padecer una suerte de desubicacién; en este proceso las formas Iricas quechuas dieron, més tarde, nacimiento a for- mas nuevas como el yaravi que etimoldgicamente detiva del haraui. Este fenémeno se evidencia en las versiones que Huaman Poma hace de los mitos y leyendas prchispénicas; hay una voluntad de adaptar la mito- logia religiosa del colonizador y de prescindir y hacer aparecer con tintas negras el periodo inca, en favor de otros mitos regionales; Huamdn Poma era muy consciente de la politica toledana anti-inca imperante entonces. Los cuentos y Icyendas prehispanicos se sumergen en el magma co- lonial para reaparccer después con clementos tomados de la cultura del colonizador. En realidad, pareceria que todo el sistema del arte verbal inca se sumerge en una suerte de ukwpacha o mundo subterrdneo y vive una vida clandestina frente a la teocracia virreynal de doctrineros, extirpadores de idolatrias e inguisidores. La cultura nativa se disfraza y Meva una mascara para sobrevivir, y, de hecho, adopta instrumentos musicales, atuendos y voces foraneas, pero todo lo pone al servicio de una tesonera voluntad de mantener su identidad primigenia. El asalto evangélico, que afortumadamente dio origen.a lexicones bilingites, a cétedras de quechua, a gramaticas y sermones brillantes, se estrellé muchas veces contra csa férrea voluntad. Durante las tres ultimas décadas del siglo xvi, tienc lugar el asalto masivo contra los remanentes vives todavia del incario. Lo inicia el Virrey Toledo con sus Informaciones que pretendian probar Ia titania de los incas, En 1583 un concilio en Lima ordena la destruccién de los quipus. En 1613 cl padre Arriaga se regocija con la destruccién material de instrumentos musicales y signos religiosos En 1614 las autoridades catdlicas prohiben las fiestas y bailes indi- genas y de manera especial los cantos en quechua. NXVIT No contentos con todo esto también prohiben, a los mismos espaiioles y criollos, la lectura y circulacién de los libros de imaginacién y de los que se ocupan del Nuevo Mundo. Fra una de las campafias mds extraordinarias que jamés se haya em- prendido para hacer enmudecer el canto del hombre y hacer paralizar su creatividad literaria. Fl golpe de gracia vino después de la derrota de 1a sublevacién de Tiipac Amaru II, en 1780, cuando se proscribié legalmente Ia lengua quechua. Por entonces también se habia prohibido Ia lectura de los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega". La mordaza y el silenciamiento absolutos, para tener éxito, hubieran necesitado un estado moderno totalitario; es evidente que el absolutismo espafiol estuvo muy cerca de él. Después de todo esto no es pues insélito si alguien se pregunta sobre la existencia de una literatura inca. Y tampoco es extrafio que sus des- cubridores sean los investigadores extranjeros como Markham, Tschudi, Middendorf, Trimborn y otros. En el siglo xrx se comenzé Jentamente la exhumacién de crénicas y documentos de los archivos espafioles y bibliotecas europeas. Por esta tarea hay que agradecer a algunos eruditos espafioles como Jiménez de la Espada, asi como también a los que anteriormente, durante el perfodo posterior a la conquista, antes de que la politica represiva se asentara, que salvaron los pocos restos del arte verbal inca como de las lamas de una descomunal conflagracién. No se sabe exactamente en qué momento se inicié lo que denominamos el pericdo moderno; no coincide necesariamente con la instauracién de Jas repitblicas sudamericanas, puesto que el sistema colonial sélo cambié de manos, aunque muchas de las ataduras se aflojaron; ni coincide tampoco con Ia instalacién de ninguna modernidad en el sentido europeo. Se trata del adyenimiento de algo nuevo sobre tierra baldia, un renacer lento desde las cenizas mismas de la hoguera cuyos rescoldos todavia ardian. Coma aguas subterréneas, Ia poesia, Ia narrativa, el teatro, los mitos quechuas empiezan a brotar de manantiales incesantes, trayendo su propia modernidad en sus aguas turbulentas, que no es otra cosa que una lucha tenaz por imponer una identidad cultural que, en verdad, nunca habia muerto, contra las fuerzas reaccionarias, supérstites desde Ia colonia, contra las corrientes extranjerizantes que se echaron a andar por el mundo para asimilar otras identidades, a través del afrancesa- miento primero, y después, por medio de féciles identificaciones con 2t Ver Luis Alberto Sanchez, Op. cit., Tomo I, pp. 122-123. Mayor informa- cién se encontrard también en: Adolfo Vienrich, Azucenas quechuas, Tarma, 1905; Pierre Duviols, La lutte contre les religions autochtones dans le Pérou colonial, Paris, 1971; Nathan Wachtel, La visién des vaincus, Paris, 1971; y Alberto Escobar, José Metos Mar y Giorgio Alberti, Peri zpafs bilingtie?, Lima, 1975. XXVIII otros centros de poder, entre los cuales no puede dejar de mencionarse a aquellos que propugnan utopias dentro de un molde cultural universal y casi uniforme. El hombre andino nunca dejé de cantar en su intimidad lo que habia aprendido de sus antepasados, aunque mucho habia olvidado, y siguié creando su arte verbal sobre la base de formas aprendidas y cjercitando su memoria dentro de los esquemas de composicién poética y narrativa, altamente formular y repetitiva, y con una concisién y un ritmo que evitaba los clvidos. Sin embargo, la ausencia de un eje rector, de un aparato oficial de difusién, el debilitamiento de Ja lengua general por el fortalecimiento de las formas dialectales, produjo una fragmentacién de las formas literarias originales; grandes zonas se hispanizaron lin- gilisticamente cn cl norte y en el centro del pats, aunque conservaran fuertes rasgos autdéctonos en otros aspectos; pero, principalmente en el sur, las viejas formas que habian nacido de la tierra misma renacieron y se fortalecieron, se incorporaron nuevos clementos musicales y temd- ticos de la cultura invasora; todo este proceso ocurre mayormente en Jas zonas rurales de los Andes, la fisonomia del campo se habia alterado con la introduccién de nuevas plantas, animales y técnicas que se incor- poraron en el cantar del campesino; pero su raiz ancestral permanecia extraordinariamente intacta; las fiestas catdlicas tomaron el lugar de las que se celebraban en el incario, el ritual en lo esencial era el mismo, como la fiesta de Santiago en la hoya del Mantaro, con sus ofrendas a los dioses de las montafias. Se habia sobrevivido en una escala cultural casi total, en las estructuras fundamentales, aunque las formas de explo- tacién heredadas seguian destruyendo, y en muchos casos se habian agudizado a extremos aniquiladores, por la voracidad de la clase terra- teniente y por la fuerza de Jas armas de un estado feudal. En estas circunstancias ocurre un fenémeno de extraordinaria impor- tancia para la supervivencia de Ja cultura nativa: el invasor hab{a to- mado ya raices en el pafs, carecia ya de metrépoli, de su eje rector de poder econdmico y cultural; se habfa convertido espiritualmente en un hombre sin patria, sin un centro de gravitacién cultural propia, sus crea- ciones eran meros remedos de formas desgastadas aun en sus fuentes originales; el criollo que se jactaba de su cultura europea, era mirado en Europa como un intruso, como un alienado, aunque con Ia atraccién y el temor de lo exético; en ese vacio insoportable que lo rodeaba ocurre lo insdlito: la vitalidad de la cultura nativa sobreviviente va gandndole poco 2 paco, casi sin que se diera cuenta, como en un contra-ataque lento y despiadado, que va definitivamente alterando Ia fisonomia de ese es- pafiol o europeo trasplantado, miscegenado en un espectro amplio de matices raciales, no obstante sus estridentes reclamos de prosapias his- panas, sus estentéreas declaraciones racistas. Este fenémeno es evidente en los enclaves rurales de Ja sierra, es decir, en los pequefios pueblos que XXIX se Jevantaron como fortatezas espaiclas para constituir la base de la do- minacién feudal de un vasto territorio. El fendmeno, que también Iegé a la costa, tiene otras caracteristicas; ca sus haciendas y en sus ciudades, hasta hace peco, todavia campeaba un criollismo ruidoso y paramental, fuertemente impregnado de pigmentos y olores africanos y asidticos; el curopeismo y el hispanisimo atin florecen en la costa, sobre todo en las clases dsminantes que presumen todaria de recénditos aristocra- tismos; pera ellas actualmente se estén agrupando en reductos peque- hos y cerrados en las grandes ciudades, ante Ja avalancha migratoria de las zonas andinas durante las ultimas décadas; pequeiias islas de un mar humano que nada podré cambiar; suehan con la esperanza protectora culturalmente de un acricllamiento irreversible de los migrantes, en me- nos de dos generaciones, con pérdida de lengua y otros elementos cul- turales, como parece haber ocurrido con otras capas migratorias ante- riores; el problema no es tan simple, la desaparicién de algunos rasgos culturales no implica necesariamente la desaparicién del conjunto, aun con una politica cultural y educativa destinada a tal fin; ahi estén Jas tecciones del largo coloniaje. En todo caso, cualquiera que sea el nivel de migraciones de la sierra a ta costa, los habitantes de los Andes, monolingiics quechua o bilingiies, estén ahi como hace cuatro u ocho siglos, manteniendo y desarvollando sus formas culturales, que son su vida misma, sangre de su propia sangre, con un crecimiento poblacional asombroso, ccn las fuerzas de la expoliacién semidestruidas, con las amartas de siglos desatandose Ientamente. Tendremos que escuchar aten- tamente las veces de sus nuevos cantos. Los primeros en tomar conciencia de esa emergencia cultural fueron los intelectuales, los escritores y artistas. Desde fines del siglo pasado van descubriendo poco a poco Ja presencia inevitable del indio, todavia lo llaman asi, como si se tratara de una entelequia. Lo vieron pelear, otra vez sin armas, valerosamente ente cl mismo invasor yoraz, con otra nacionalidad ahora; se conmovicron ante su condicién de siglos; exami- naron las raices histéricas del problema (jhablaron del problema del indio con la misma voz de Bartolomé de las Casas!) y decidieron propo- ner soluciones, dentro de las corrientes del pensamicnto europeo, era Jo tinico que conocian; asi, hablaron con el fucgo de los liberales, con cl acento encantado de tos roménticos y con la conviccién sin resquicios de Jos socialistas; su prédica alarmé a los otros intelectuales, a los man- tenedores del orden establecido; asi, logran estructurar las ideologias hispanista ¢ indigenista, ambas siempre referidas al indio. El hispanismo mds furibundo no Io puede ignorar, su esencia negativa misma depende del indio; si él no existiera, no seria necesaria ninguna reafirmacién de lealtad cultural a Jo que ellos Haman la madre patria. El indigenismo, en sus modos mds exaltados de defensa y reivindicacién del indio, es una obvia aceptacién de Ja arrolladora fuerza de su cultura; pero también XXX es una aceptacién de Io hispdnico, en su misma cxaltacién, para negarlo o tratar de mezclarlo en un utdpico mestizaje cultural. El que se sabe culturalmente indigena no necesita ser indigenista; y esto ya no es un asunto racial, basta mirarnos las caras para restarle toca importancia. E] descubrimiento del indio por los inteleetuaics tiene mucho que ver también con el descubrimiento de su soterrado arte verbal; y esto, sin distinciones hispanistas ni indigenisias, porque cn ambos lados sc hizo meritoria labor. odo cl cuestionamiento de Ja literatura nacional, hecha en las pri- meras décadas de este siglo por Riva Agiiero, José Galvez, Luis Alberto Sanchez y José Carlos Maridtegui®, mas su fundamentacién barroca por hispanica empzendida brillantemente por Martin, Adin ®, leva al reconocimiento de su profunda raigambre hispdnica y curopea. Como afirma Maridtegui se trata pues de “una literatura escrita, pensada y sentida en espafiol’**. De este hecho partieron algunos escritores perua- nos a la busqueda de raices mas profundas y auténticas, aquellas que pudieran explicar el destino cultural de toda una nacién, sin entregarse a vanos cjercicios regionalistas ni provincialistas. Asi, nuestros mas grandes escritores, César Vallejo, Ciro Alegria y José Maria Arguedas asumen plenamente la més antigua herencia cultural de estas tierras. En César Vallejo, con el manejo de una genial sensibilidad poética ajena a la tradicidn literaria occidental. En Ciro Alegria, con Ja épica representacién de un mundo, que, paradéjicamente habiendo perdido la lengua de sus antepasados, conservaba intactas sus instituciones, sus costumbres y su voluntad de sobrevivir. En José Maria Arguedas, se dicron, en una insondable profundidad, expresadas poéticamente en su narracién, las mas altas virtudes de Ja cultura nativa en el trance mds grave de su supervivenci: FI descubrimiento del indio en los wltimos tiempos por el peruano de cultura hispanica, o mejor, el descubrimiento de su otro yo, del auténtico y ancestral hombre peruano, hace posible que lo que hasta ahora habia sido canto y relato oral, vaya poco a poco alcanzando Ia pagina impresa, para su segura vigencia, mas que para cumplir las altas funciones para las que fue creado: la de scr una forma artistica que produce un goce espiritual que siempre acompaia al hombre en su vida diaria, la de ser una expresién de las més profundas emociones € inquie- tudes de ese hombre, la de ser Ja tinica via en que se revela el pensa- miento y la concepcién del mundo del hombre andino. ** Ver la tesis del Bachiller en Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Miguel Angel Rodriguez Rea, La literattira peruana en debate: 1905-1928, Lima, 1979. Rafael de la Fuente Benavides (Martin Adin), De lo barroco en el Peri, Lima, 1968, 20 J. ©, Maridtegui, Op. elt., p. 185. XXXI El acceso a la pdgina impresa no convierte necesariamente el arte verbal quechua en “literatura” de tipo occidental; se trata sélo de un registro, de una escritura que es apenas signo delicado y siempre defi- ciente de la totalidad del sistema cultural; como tal, es quizé tan sdlo una de las evidencias de la reconquista cultural de esta época moderna; reconquista que no significa avasallamicnto sino un mayor enriqueci- miento de muestras formas culturales, una mejor toma de conciencia de nuestro destino histérico, como lo han demostrado nuestros mds gran- des escritores. Para la aparicién de una literatura quechua, en el sentido occidental, seria necesario que la lengua quechua funcione en todos los niveles de Ja sociedad peruana, en sus mejores centros educativos y en sus medios de comunicacién masiva; pero entonces se convertiria en lo que es la literatura peruana: una actividad de las minorfas cultas del pais, es decir, de sus clases dominantes; y esto, en las circunstancias actuales, es imposible. Seré mejor gue siga siendo el vehfculo artistico del cam- pesino de los Andes, cuya presencia en esta parte del mundo no se computa por centurias sino por milenios. Los que vivimos en las ciuda- des y, con todo nuestro poder econémico y tecnolégico, creemos que vivimos en el mejor de los mundos de la civilizacién occidental, haremos bien en escuchar sus voces, aunque vertidas imperfectamente en otra lengua; tal vez en ellas adivinemos las misteriosas rutas de un comin destino humano y encontremos olvidadas lecciones de supervivencia. EB. AL xxxn LITERATURA QUECHUA “E otro dia de mafana fue traida mucha juncia y echada por toda la plaza é tratdos muchos rantos que hincaron en ella, de los cuales ramos fueron colgados muchas flores é muchos pdjaros vivos; é ansi, los sefiores del Cuzco salieron muy bien vestidos de las ropas que ellos mds precia- das tenian, y el Inca juntamente con ellos; & ansimismo vinieron los caciques, los cuales tratan vestidos los vestidos que el Inca les diera. E luego fueron sacados alli 4 la plaza mucha y muy gran cantidad de céntaros de chicha; y luego vinieron las seforas, ansi las mujeres det Inca, como las demés principales, las cuales sacaron muchos y diversos manjares; é luego se sentaron d comer todos, é después de haber comido, comenzaron 4 beber, é después de haber bebido, Inca Yupanqui mandé sacar cuatro atambores de aro, é siendo alli en plaza, manddronlos poner @ trecho en ella, é luego se asieron de las manos todos ellos, tanto d una parte como d otra, é tocando los ataimbores, que ansi en medio estaban, entpezaron & cantar todas juntos, comenzando este cantar las setioras mujeres que detrds dellos estaban; en el cual cantar dectan é declaraban la venida que Uscovilca habia venido sobre ellos, é la salida de Vira- cocha, é como Inca Yupanqui le habia preso é muerto, diciendo que el sol le habia dado favor para ello, como & su hijo; & como después ansi- mismo habia desharatado y preso y muerto a los capitanes que ansi habian hecho la junta postrera. E después deste canto, dando loores y gracias al sol & ansfmismo & Inca Yupanqui, saludéndole como é hijo del sol, se tornaron dé sentar. E ansimismo comenzaron 4 beber la chicha que alli tentan, que segiin ellos dicen habia muy mucha; y en muy gran cantidad, E luego les fue tratda allt mucha coca é repartida entre todos ellos; y esto asi hecho, se tornaron a levantar é hicieron, asimismo como habéis oido, un canto y baile”. Juan pe Beranzos, 1551. “Matico era especial, pues desde aquella vex de la cdrcel de Urcos, hasta ahora, nunca me he topado con otro paisano que sea tan cuen- testero como Matico. El era tan cuentestero que nunca le escuché, el tiempo que estuve en la edrcel, narrar un cuento hasta dos veces, Todo estaba listo en su cabeza’. Grecorio Conpori Mamanl, 1975. “Para la pena o para la alegria, el indio siempre tiene un canto”. José Mania Ancuzpas, 1938. PERIODO INCA WIRAQOCHA Es Wiragocha sefior del origen. “Sea esto hombre, sea esto mujer”, De Ja fuente sacra supremo juez, de todo cuanto hay enorme creador. ¢Dénde estas? gNo te veré acaso? 2Hallase arriba, tal vez abajo o al través, tu regio trono? jHéblame! Te lo rucgo. Lago en lo alto extendido. Lago abajo situado. Creador de Ja tierra, de hombres procreador. jHe aqui: Tas cosas que hacen de ti gran sefor! Mis ojos en blanco 5 hacia ti, yo quiero verte. Cuando yo vea y sepa, cuando yo comprenda y conjetute, entonces me verds y me conocerds. Es que el sol y Ta tuna, el dia, y la noche, la maduracién y el estio no son en vano; caminan, segtin lo ordenado, hacia su destino; llegarén, a su término mensurado. EI cetro real me lo enviaste ti. iHablame! Te lo ruego. iEsctichame! Te lo suplico, cuando quizé todavia no me canse, todavia no me muera. Traducido por Edmundo Bendezti, 19751. 1 La presente traduccién se basa fielmente en una recomposicién filolégica del texto qucchua de Sallgamapwa, necesaria a causa de una incorrecta separacién de palabras y de algunas alteraciones morfémicas, que dieron lugar a distorsiones extremas como la traduccién de Mossi. Este himno es tal ver el més antiguo_de la literatura inca Sallgamaywa lo atribuye a Manco Cépac, el primer Inca: “Y en este ticmpo dizen que el Mancocapac, siendo ya muy viejo, solian dezir quando oraba por Ia prosperidad de su hijo, hincadas les todillas, diziendo anssf:” (sigue el texto en prosa). Joan de Santactuz Pachacuti Yamqui Salcamaygua, Relacién de Antigiiedades deste Reyno del Piri, 1613, Edicién de Horacio H. Urteaga, Coleccién de Libros y Documentos Referentes' 2 Ia Historia del Peri, Tomo EX (2 Serie), Lima, 1927, p. 148. CON REGOCIJADA BOCA Con regocijada boca, con regocijada lengua, de dia y esta noche Mamaras. Ayunando cantards con voz de calandria, y quiza en nuestra alegria, en nuestra dicha, desde cualquier lugar del mundo, el creador del hombre, el Seftor Todopoderoso, te escuchara. “Jay!”, te dira, y ti donde quiera que estés, y asi para la eternidad, sin otro sefior que él vivirds, serds. Traducido por José Maria Arguedas, 1957 %. EXORCISMO En el nombre de Aquél que rige los mares extendidos en el alto cielo y en la tierra; de aquél que prevalece sobre todos, y tiene la mirada imperturbable, y tiene el poderio incontrastable; de aquél que ordena: “Este sea varén, ésta sea mujer”; 1 Tercer himno registrado por Sallqamaywa, op. ctt. 7 en nombre de El te conjuro. Quign eres, cudl genio eres y qué persigues? Contéstame ya. Traducido por Jestis Lara, 1968 1. DEMONIO Instigador de la mentira, demonio furibundo, en mis momentos de desdicha, y de extravio, y de alucinacién, a ti, maestro de los adversarios del Cuzco poderoso, te rendi adoracién con toda mi entereza, con todo mi poder, en holocaustos y festines, y todo lo sacrifiqué por ti, maestro de ladrones avaros. Quizds_yosotros, malvados y ruines, sois los malignos adversarios que ha venido persiguiendo el Creador de los hombres. Ojalé que asi siempre y con estas palabras todos mis hijos y mis nietos se dirigieran a vosotros. Y este siervo sumiso de Viracocha, educador del mundo, supremo juez gue siempre alcanza, 1 Cuarto himno de Sallqamaywa. a vosotros, maestros de] mal, siempre os deteste. Traducido por Jesis Lara, 1945 \. VEN AUN Ven ain, verdadero de arriba, verdadero de abajo, Sefior, del universo el modelador. Pader de todo lo existente, umico creador del hombre; diez veces he de adorarte con mis ojos manchados. jQué resplandor!, diciendo me prosternaré ante ti; mirame, Sefior, adviérteme. Y vosotros, rios y cataratas, y vosotros pajaros, dadme vuestras fuerzas, todo lo que podéis darme; ayudadme a gritar con vuestras gargantas, aun con vuestros deseos, y recordandolo todo regocijémonos, tengamos alegria; y asi, de ese modo, henchidos, yéndonos, nos iremos. Traducido por José Maria Arguedas, 1957 *. 2 Tomamos Ja versién libre del Séptimo Himno de Sallgamaywa que Jesis Lara hizo en 1945, con una recomposicién filolégica nueva y um especial ordena- miento métrico. Existe otra version del mismo Lara (1968), con menor fuerza y que diflere bastante de la primera, lo que prucha que el andlisis filolégico del poema no es definitivo. Ver la bibliografia. Suprimimos las estrofas y el titulo * Quinto himno de Sallgamaywa. PRINCIPIO DEL MUNDO Oh Hacedor, que estas desde los cimientos y principio del mundo, hasta en los fines de 4, poderoso, rico, misericordioso, que diste ser y valor a los hombres, y con decir sea éste hombre, y ésta sea mujer, hiciste, formaste y pintaste a los hombres y a las mujeres: a todos estos que hiciste y diste ser, guérdalos y vivan sanos y salvos, sin peligro y en paz. eAdénde estés? éPor ventura en lo alto del cielo, o abajo, o en las nubes y nublados o en los abismos? Oyeme y respéndeme, y concédeme lo que pido, danos perpetua vida, para siempre tennos de tu mano, y esta ofrenda recibela a doquiera que estuvieres, joh Hacedor! Traducido por Fray Luis Gerénimo Oré, 1598+. jOH HACEDORI iOh, Hacedor! que haces maravillas y cosas nunca vistas; misericordioso Hacedor, grande, sin medida multipliquen las gentes, y haya criaturas; y los pueblos y tierras estén sin peligro; Primer himno registrado por Cristébal de Molina El Cuzqueno. La version de Oré fue tomada por Teodoro Meneses del Symbolo Catholico oo Inline (1598). 10 y éstos a quienes diste ser, guardalos, y tenlos de tu mano, para secula sin fin. Traducido por Cristébal de Molina, A TODAS LAS HUACAS iOh Huiracocha del cabo del mundo! Oh Ticsi Huiracocha de Amaybamba! Gozo Supremo, Huiracocha diligente. |Oh Huiracocha Chanca de Chuquichaca! “BL Cuzquetto", 1573 >. jOh Accsa, oh Hatun Huiracocha de Urcos! Al Huiracocha del principio del mundo, yosotros insistid, invocad, conceda capacidad para que todas las gentes proliferen, sea que estén caminando en las afueras o en el interior. Traduceién de Teodoro L. Meneses, 1965 *. DICHOSISIMO HACEDOR iOh, Hacedor, dichosisimo, venturosisimo Hacedor! que has misericordia y te apiadas de los hombres, cata aqui tus hombres y criados pobres, malaventurados, que tt hiciste y diste ser; apiddate de ellos, que vivan sanos y salvos con sus hijos y descendientes, andando por camino derecho, * Cristébal de Molina, “Fabalas y ritos de los incas”, Las Editor: Frencisco A. Loayza, Lima, 1943, p. 39, segundo h 2Tercer himno de Cristobal de Molina Fl Cuzquefo, filolégica del texto quechua de Meneses. Documenta, N? 1 Grimicas de fos Motinas, himno. segin la recomposicién 4, Lima, 1965, p. 91. sin penser en malas cosas. Vivan largos tiempos; no mueran en su juventud; coman y vivan en paz. Traducido por Cristébal de Molina, SENOR DEL GENESIS jOh Sefor! iSenor del génesis! jCreador que estableciste diciendo: “iComed, bebed acd abajo en la tierra!” a los que estableciste y creaste! {Que se multiplique su mantenimiento: “El Cuzquefto”, 15731, la papa, el maiz y que haya toda clase de alimentos, para que lo que ordenaste y creaste no sufran més y crezcan sin helada y sin geanizo, guardalos en paz! Traducido por EL DIA Y LA NOCHE ;Oh Huiracocha! Ti eres quien ordena que se haga el dia y la noche, que amanezca y brille Ja luz: a tu hijo, el sol, Jentamente hazlo caminar en el limpido ciclo, para que benéficamente alumbre al hombre que es tu creatura, ;Oh Huiracocha! Mientras el sol se oculta en Ja noche a los hombres que apacientas 1 Cuarto himno. ? Quinto himno de Cristébal_de Molina El Cuzquefio, Filolégica del texto quechua de Farfén. Documenta, Re 12 J.M.B, Farfén, 1945 2, segtin la recomposicién. 4, Lima, 1965, p. 95. dales serena y apacible luz lunar. jAlambralos, sin enfermarlos, sin causarles molestias, antes bien, presérvalos en paz y libres de cuidados! Traducido por Teodoro L. Meneses, 1965. ORACION POR EL INCA jOh Huiracocha, Tijsi Huiracocha de Amaybamba! jOh Halpayhuana Huiracocha, Hatun Huiracocha de Urcos! jOh Tarapaca Huiracocha! Ordenaste que exista e] poderoso, el Inca, para mi. A él que lo creaste, consérvala en paz y salvo, Sus hombres, sus vasallos proliferen, y a sus enemigos venza hasta el fin de los tiempos. jOh Huiracocha, sin mermar a sus hijos y descendientes, consérvalo en paz! Traducido por Teodoro L. Meneses, 1965 2, WIRAQOCHAYA iOh, Hacedor! la gente y pueblos y sujetos del Inca y sus criados estén en salvo y en paz, en tiempo de vuestro hijo el Inca a quien diste ser de Sefior; mientras éste reinare, 2 Sento himno registrado por Cristobal de Molina El Cuzquefio. Meneses pre- par6 Ja edlcién critica de log textos de Molina, con muevas versiones al ‘espaol N° 4, Lima, 1965. 2 Séptimo himno de Melina segiin recomposicién de Meneses, quien nos advierte en nota a pie de pdgina: “Para que no desmerezca la invocacién a las diferentes ‘Huacas, conocidas como gigantescas montafias 0 Apus cordilleranos, con nombres de Huiracocha exornado de sendos epitetos, no los traducimos al igual que en la oracién III". Ibid., p. 99. 13 multipliquen y sean guardados en salvo; los tiempos sean prosperados; las chécaras y las gentes y el ganado todo vaya en aumento; y a este Sefior que diste ser, tenlo en tu mano para siempre, oh, Hacedor! Traducido por Cristébal de Molina, “El Cuzquefo”, 1573 2. PACHACAMAC jOh, Tierra Madre! A tu hijo, el Inca, tenlo encima de ti, quieto y pacifico. Traducido por Cristébal de Molina, “El Cuzquenio”, 1573 2. INTI iOh, Sol! Padre mio, que dijiste haya cuzcos y tambos; sean vencedores y despojadores, estos tus hijos, de todas las gentes; adérote para que sean dichosos, asi mismo estos Incas, tus hijos, ‘ Octavo himno. + Noveno himno. 14 *Décimo himno. no sean vencidos ni despojados, sino siempre sean vencedores, pues para esto los hiciste. Traducida por Cvistdbal de Molina, “El Cuzqueno”, 1573+. ROCIO DEL MUNDO Oh, rocio del mundo, sumo Hacedor, rocio interior, soberano Dios, tti que ordenas diciendo: “Haya dioses mayores y menores”, supremo Sefor, haz que aqui los hombres se multipliquen venturosamente. Soberano Padre, tii que dices: “Haya cl cielo y la tierra”, tti que fortificas el mundo subterrénco, esciichame, atiéndeme Haz que viva en paz y en salvo, soberano Padre, con alimento y servicio, con maiz, con Hamas, y con todo género de conocimientos. No me abandones, apartame de mis enemigos y del peligro 15 y de todo quebranto, de ser maldito e ingrato © repudiado. Traducido por Jestis Lara, 1968, CANCION LACERANTE 2Es acaso el infortunio, reina, que nos separa? gEs acaso la desgracia, princesa, que nos aparta? Cicllallay: mi hermosa flor azul; si ta fueras el plumaje amarillo de la flor de chinchircoma, como prenda en la cabeza y en el fruto de mi corazin te Ilevaria de un lugar a otro. Eres mentira como el claro espejo del agua, eres una ilusién. 2No ves que enamorado yo de ti no hallo descanso? Esa tu madre, la engafadora, es ]a que nos ha separado pata morir. Fse tu padre, el traidor, es cl que nos ha dejado en la orfandad. Tal vez, reina, si el dios todopoderoso lo dispone, Jos dos nos uniremos. Dios nos juntara. Al recordar esos tus ojos reidores quedo maravillado. Al recordar esos tus ojos juguetones caigo enfermo. Basta ya sefior. Basta ya destino. Ante e] llanto de mi cancién, gtienes corazén para quedarte as{? Liorando casi como agua, en el andén de las clavelinas, en Ia quebrada de las raices, te espero mi flor azul. Traducido por Edmundo Bendezi, 1978 *. 1 Texto que Ileva el titulo de “Oraciin a todas las huacas” en Cristébal de Molina El Cuzquefio. Undécimo himno. 2Rsta nueva versién se ha hecho buscando mayor explicitud y fidelidad al cédice de Felipe Huamén Poma de Ayala. El cronista indio incorpora en el texto de la cancién algunas voces castellanas, cuya supresién no alteraria la estruc- 16 LA CANCION DE LA SOMBRA Sombra secreta, secreta sombra, sombra que oculta, eDénde esta? Aqui est4 la flor del rosal. éDénde esta? Aqui est4 la flor amarilla y roja del chihuanhuay. eDénde esta? Aqui esté el lirio jay! del amancay. Traducido por Edmundo Bendezi, 1978 2, QUILLA MAMA Reina madre luna: el agua que creas, el Hquido que das. jAyayay qué lanto! jAyayay cémo corre! Tu criatura tierna como las yerbas, por alimento te Ilora, por agua te llora. Traducido por Edmundo Bendexi, 1978 *. PACHACAMAC jPadre: sefior de la creacion! cEn qué parte del universo estas? éEn el cielo o en el mundo © aqui en la tierra? tura esencialmente quechua de la cancién. La crénica fue escrita durante el ultimo cuarto del siglo xvs. Felipe Guamin Poma de Ayala, Nueva Cordnica y Buen Gobierno, Paris, Edicién del Institut dEthnologie, 1936, p. 317. + Texto de Huamén Poma de Ayala. ? Idem. Vierte tus aguas, para tus pobres, para tus hombres. Traducida por Edmundo Bendezit, 1978 '. CANTO DE GUERRA Beberemos en el craneo del enemigo, haremos un collar de sus dientes, haremos flautas de sus huesos, de su piel haremos tambores, y asi cantaremos. Traducido por Edmundo Bendezt, 1978 % PADRE CONDOR Llévame Padre Condor, condticeme hermano halcén. Avisale a mi madrecita: Que ya son cinco dias que no como ni bebo. Sefior recadero y cémplice, Chasqui portador de mensajes: jLe suplico que Heven mis palabras y mi corazén a mi padre querido, que le cuenten a mi madrecita! Traducido por Edmundo Bendexi, 1978 >. 4 Texto tomado de Huamin Poma de Ayala. 2 Idem. 2 Idem. 18 CANCION DOLIENTE Cancién, cancién de Ja tristeza. 2Qué enemigo maligno, reina, nos aniquila y nos sojuzga? No cn uno todos. reina, moriremos. Mas, que no sea duradero nuestro infortunio, Por si solas nuestras légrimas fluyen como Ja Iluvia, reina. zAsi tendré que ser? Traducido por Jesus Lara, 1968 '. CANGION DE LA GALLARDIA Taka ia cancién, la cancién! \Caramba, la cancién! La cancion, ch, Ia cancién! Reinas e infantas jLa cancién! Hombres jLa gallardia, ab, la gallardia! jCémo me gusta la gallardia! iAh, la gallardia! Reinas e infantas jAh, Ia gallardia! Hombres jOh, el cantar, el cantar! éTienes aji cn tu sementer: jCon el pretexto del aji vendré! \ Texto de Huaman Poma de Ayala. 19 ¢Hay flores en tu sementera? iVendré con el pretexto de las flores! Un hombre jHe ahi la reina! Una mujer iHurra, si esa es la dama! jHurra, ahi est, en el bordel jHurra, si, esa es Ja infanta! jHurra, sf, esa es Ja hermosa! jHurral Traducido por Jesiis Lara, 1968». ARAWI Morena mia, morena, tierno manjar, sonrisa del agua, tu corazén no sabe de penas y no saben de légrimas tus ojos. Porque eres la mujer més bella, porque cres reina mia porque eres mi princesa, dejo que el agua del amor me arrastre en su corriente, dejo que la tormenta de la pasién me empuje alli donde he de ver Ja manta gue cifie tus hombros y la saya resuelta que a tus muslos se abraza. Cuando es de dia, ya no puede Hegar Ia noche: 1 Texto de Huamin Poma de Ayala. 20 de noche, el suefio me abandona y la aurora no Icga Ti, reina mia, sefiora mia, éya no querrds pensar en mi cuando el leén y el zorro vengan a devorarme en esta cdtcel, ni cuando sepas que condenado estoy ano salir de aqui, sefora mia? Traducido por Jewis Lara, 1945+ CARCEL Padre, conductor del mundo, me he de enmendar. Mi propio corazén me cuidard. éPadre, para esto fue que me engendraste? ¢Para esto, madre mia, me diste a luz? Garcel voraz, devora de una vez a mi culpable corazén, Ta, el que previene y manda, clejos estds o cerca del _pecador? Salvame de esta cdrcel, ti, gobierno del hombre, dios. Traducido por Jess Lara, 1968 *. 1 Texto de Huaman Poma de = Idem. PRINCIPE CULPABLE La pesadumbre me consume, mis lagrimas no tienen fin. He de acabar por maldecir mi corazon. He aqui mi canto de expiaciin. Casa de los cautivos, casa de las cadenas, dame la libertad. Traducido por Jesiis Lava, 1968 3. CONDUCTOR DEL HOMBRE Amanece la tierra y se cubre de luces a fin de venerar al criador del hombre. Y el alto cielo barre sus nubes para humillarse ante el creador del mundo. EI rey de las cstrellas y padre nuestro, cl Sol, su cabellera extiende a los pies de él. Y el viento junta las copas de los érboles y sacude sus ramas y las yergue hacia el cielo. Y en el ramaje de los arboles los pajarillos cantan y rinden cl fervor de su homenaje al regidor del mundo. 3 Texto de Huamin Poma de Ayala. 22 ‘Todas las Hores, bellas y ufanas, exhiben sus cloves y sus perfumes. En el seno del Iago, gue cs un espejo liquide, ¢s grande el alborozo de los peces. El rio caudaloso con su bronco cantar estd rindiendo su alabanza a Viracocha EI pefiasco también se atavia de verde y la floresta del barranco ostenta flores nuevas. ¥ las serpientes, moradoras del monte, van arrastrandose a los pies de él. La vicufia del paramo y la vizeacha del penasco se domestican cerca de él. Asi también mi corazén en cada amanccer te rinde su alabanza, padre mfo y creador. Traducito por Jestis Lara, 1968 >. INTILLAY Lumbre eterna, sol mio, 1 Texto tomado por Jestis Lara de la coleccién de don Ismael Vasquez en Co- chabamba, Bolivia. Presentamos Ja segunda traduccién de Lara que difiere de la primera (1945) en algunos versos. 23 criador noble, mi padre. proximate a mi Inka, mira, como padece. Su mirada te busca y sus manos te Haman. Ya no tiene palabra, ya se acaba su aliento. Aproximate a mi Inka, que tu mano Je alivie. Que tu fuego le aliente, tu. corazon Te cure. Haz que viva mi Inka, quiere el Cuzco a él solo. El Imperio solloza pidiendo vida para él. Dale vida a tu hijo para que se alegre tu siervo. Habra fiesta en todo el Cuzco. 24 Se te inmolarén cien lamas. Y al consumirse su_ sangre ha de ir a colmar tu corazén. Traducido por Jesiis Lara, 1968 TIJSI VIRACOCHA Dios, origen del universo, creador de todo, oro que arde tan sélo entre la noche del corazén. Que la alegria de tus ojos venga en el alba, que el calor de tu aliento venga en el viento. Que tu mano magnénima siempre se extienda Y que tu sempiterna voluntad sea la tinica que florezca. Traducido por Jesiis Lara, 1945 *. iEA, EL TRIUNFO! Los hombres iEa, el triunfo! jEa, el triunfo! jHe aqui el arado y el surco! jHe aqui el sudor y la mano! Las iujeres jHurra, varén, hurra! ‘Texto tomado por Lara de la colecciin de José Armando Méndez. El titulo ha sido tomado del segundo verso, en Ia coleccidn lleva el nimero LXXXIX. = Texto de Jos¢ Armando Méndez. 25 Los hombres ja, el triunfo! jEa, el triunfo! 2Dénde esté la infania, la hermosa? De la semilla y el triunfo? Las mujeres jHurra, Ia simiente, hurra! Los hombres ia, el triunfo! jEa, el triunfo! jSol pedereso, gran padre, Ve el surco y dale tu aliento! Las mujeres jHurra, Sol, hurra! Los hombres jEa, el triunfo! jEa, el triunfo! IAI vientre de Pachamama, Que da vida y fructifica! Las mujeres jHurva, Pachamama, hurra! Los hombres jFa, el triunfe! {Ea, cl triunfo! jHe aqui la infanta, la hermosa! Las mujeres jHe aqui el varin y el sudor! jHurra, varon, hurra! Traducido por Jesis Lara, 1945», Texto de José Armando Méndez. 26 jEA, YA HE TRIUNFADO! Los hombres ja, ya he triunfado! jHe enterrado ef grano! Las inujeres jFa, ya he triunfado! Los hombres jNaceré Ia planta mafana y la acollaré pasado mafanal Las mujeres jEa, ya he triunfado! Los hombres iY vendrd la Tuvia e inundard el agua! Las mujeres ia, ya he triunfado! Los hombres jFlorecera luego y va tendré ef choclo! Las mujeres jEa, ya he triunfado! Los hombres iVendré la cosecha, Henaré la troje! Las mujeres ia, ya he triunfado! 27 Los hombres {FI sol Mueve oro y la luna plata! Las mujeres iEa, ya he triunfado! Los hombres Para la frente de mi rey, para su noble corazén! Las mujeres jEa, va he triunfado! Los hombres i¥a he enterrado el grano, ya he sembrado el sustento! Las maujeres jEa, ya he triunfado! Traducido por Jess Lara, 1968. CANCION AMOROSA Al cantico dormirds media noche yo vendré Traducido por el Inca Garcilaso de la Vega, 1609 >. ’ Texto de la coleccién de Ismael Vazquez. ?En cl primer verso, la traduccién correcta es cantico, diminutivo de canto, ¥ no ¢dntico como aparece en algunos testos. Sobre este poema nos dice el Inca Garcilaso: “Una cancion amorosa compuesta en cuatro versos me ofrece la memo- tia”; Comentarios Reales, Libro Segundo, Capitulo XXVIl. 28 HERMOSA DONCELLA Hermosa doncella, aquese tu hermano el tu cantarillo lo est quebrantando, y de aquesta causa truena y relampaguea, también caen rayos. Tu, real doncella, tus muy lindas aguas nos dards Hoviendo; también a las veces granizar nos has, nevards asimesmo el Hacedor del Mundo, el Dios que le anima, el gran Viracocha, para aqueste oficio ya te colocaron y te dieron alma. Traducido por el Inca Garcilaso de In Vega, 1609 %, WAWAKI Los principes Porque eres estrella iSi! Fulguras de noche isi! Pues bajo el fuego del sol iSi! 1 Sobre este poema, encontrado por el Inca en los papeles del Padre Blas Valera, Garcilaso nos revela un dato muy interesante sobre la forma de registro literario entre los incas: "La fébula y los versos, dice el Padre Blas Valera que hallé en los nudos y cuentas de tines anales antiguos, que estaban en hilos de diversos colores, y que la tradicién de los versos y de la fébula se la dijeron los indios contadores, Que tenfan cargo de los nudos y cuentas historiales, y que, admirado de que los amautas hubiesen alcanzado tanto, escribié los versos y los tomé de memoria para dar cuenta de ellos”. Comentarios Reales, Libro Segundo, Capitulo XXVII. 29 En vano te busco jSil Las prineesas Si yo soy estrella jNo! Abre cl corazén jNo! Y bajo el fuego del sol jNo! Entorna los ojos jNo! Los principes Sélo a la luz de Ja luna iSil Llamarme simulas iSi! Y cuando me acerco iSi! Te truecas en nieve Sil Las princesas Y si Hamarte sinulo iNo! Presuroso acude jNo! Sime trueco en nieve No! Echame tu fuego jNo! Los principes Cuando mi fuego te quema Te derramas en rocfo gEres ilusin 0 viento 30 O tal vez un desatino? iSil Las princesas Si me crees rocio jNo! Tus labios acércame iNo! Aunque sea un desatino jNo! No pierdas mi rastro jNo! Traducido por Jestis Lara, 1945 >. CANCION Ta eres noble del Cuzco, yo soy noble de Colla. Juntos beberemos y comeremos y_conversaremos sin que nadie intervenga. Yo soy de los que usan asiento de plata, tt, de los que lo usan de oro. td eres de los que adoran a Viracocha, preceptor del mundo, va soy de Ios que adoran al Sol. Traducido por Jestis Lara, 1968 *. ELEGIA Protectora sombra de Arbol, camino de vida, 1 Texto de la coleceiéa Méndez 2 Texto de Sallgamaywa. 31 limpio cristal de cascada fuiste tu. En tu ramaje anidé mi corazéi mi regoci florecié, a tu sombra Es posible que te vayas tan solo? ¢Ya no volverds a abrir los ojos? éPor qué camino te has de ir dejindome, : sin volver a abrir siquiera Jos labios? ¢Qué Srbol me prestaré ahora su sombra? ¢Qué cascada me dard su cancién? Como he de poder quedarme tan solo? El mundo sera un desierto para mi. Traducido por Jesus Lara, 1945 1, OHASWA A nuestro Inca hagdmosle regocijar, cuando entre los cerros atrapemos a Ja luna?, hagdmosle bailar; dulces canciones pongdmonos a cantar, a nuestra Inca hagimosle bailar 2 Tanto Lara como Ferfin, quien primero registrd el canto, traducen Killa happiy como ‘luna lena’, Jo que es un error. El poema, que parece muy antiguo, elude implicitamente a alguna costumbre, ceremonia religiosa 0 juego que pro- bablemente consistia en sorprender y metaféricamente asir a la Ina levantindose eattre las montafies. Happiy es un verbo con un amplio registro de coanctaciones sobre la base de Ia idea de asie. = Texto de Ia coleccién Vasquez. 32 Calandria mia, paloma de oro, no te asustes cuando agarremos a la luna; jugando tu a la estrella de oro, nos encontraremos los dos en el prado multicolor y florido. Traducido por Edmundo Bendezi, 1978 '. EL MITO DE WIRAQOCHA En los tiempos antiguos, dicen los indios ser Ia tierra y provincia del Perit oscura, y que en ella no habia lumbre ni dia; que habia en este tiempo cierta gente en ella, la cual gente tenia cierto sefior que la mandaba y a quien ella era sujeta; del nombre de esta gente y del sefior que la mandaba no se acuerdan. Y en estos tiempos que esta tierra era toda noche, dicen que salié de una laguna que es en esta tierra del Pera, en Ja provincia gue dicen de Collasuyo, un sefior que Hamaron Kon Tiksi Wiraqocha; el cual dicen haber sacado consigo cierto mimero de gentes, del cual nttmero no se acuerdan. Y como ese sefior hubiese salido de esa laguna, fuese de alli a un sitio que es junto a esa laguna, que esté donde hoy dia es un pueblo que Haman Tiawanako, en esta provincia ya dicha del Collao; y como alli fuese él y los suyos, luego alli en improviso dicen que hizo el sol y el dia, y que al sol mands que anduviese por el curso que anda; y luego dicen que hizo las estre- Has y la luna. EI cual Kon Tiksi Wiraqocha, dicen haber salido otra vez antes de aquella laguna, y que en esta vez primera que salid, hizo el cielo y la tierra, y que todo lo dejé oscuro; y que entonces hizo aquella gente que habia en el tiempo de la oscuridad ya dicha; y que esta gente le hizo cicrto deservicio a este Wiraqocha, y como de ella estuviese enojado, retornd esta vez postrera y salid como antes habia hecho, y a aquella gente primera y a su sefior, en castigo del enojo que le hicieron, hizolos que se tornasen piedra luego. Asi como salié y en aquella misma hora, como ya hemos dicho, dicen que hizo el sol y dia, y luna y estrellas; y que esto hecho, que en aquel asiento de ‘Tiawanako, hizo de piedra cierta gente y a manera de de- chado de la gente que después habia de producir, haciéndolo en esta 1 Texto del muisico Carlos Flores Pino, Distrito de San Jerénimo, Cuzco. Toma- do por J. M.B. Farfan, “Poesia Folklérica Quechua", Revista del Instituto de An- tropologia de la Universidad Nacional de Tucuman, Volumen 2, Numero 12, Tucumén, Repiblica Argentina, 1942, p. 536. 33 manera: que hizo de piedra cierto numero de gente y un principal que la gobernaba y sefioreaba y muchas mujeres prefiadas y otras paridas y que los nies tenian en cunas, segtin su nso; todo lo cual asi hecho de piedra, que lo apartaba a cierta parte; y que él luego hizo otra pro- vincia alli en Tiawanako, formindolos de piedras en la manera ya dicha, y como los hubiese acabado de hacer, mandé a toda su gente que par- tiesen todos los que él alli consigo tenia, dejando sélo dos en su com- pania, a los cuales dijo que mirasen aquellos bultos y los nombres que les habia dado a cada género de ellos, sefialdndoles y diciéndoles: “éstos se Hamardn Ios tales y saldrén de tal fuente, en tal provincia, y poblarén en ella, y allf ser4n aumentados; y éstos saldran de tal cueva, y se nombraran los fulanos, y poblardn en tal parte; y asi como yo aqui los tengo pintados y hechos de piedras, asi han de salir de las fuentes y rios, y cuevas y cerros, en las provincias que asi os he dicho y nombrado; e iréis luego todos vosotros por esta parte (seiialéndoles hacia donde sale cl sol), dividiéndoles a cada uno por si y sefialindoles cl derecho que deban de lMevar”. Y asi partieron estos wiraqochas que habtis ofdo, los cuales iban por las provincias que les habia dicho Wiraqocha, Ilamando en cada pro- vincia, asi como Ilegaban, cada uno de ellos, por la parte que iban a la tal provincia, a los que el Wiraqocha en Tiawanako les sefialé de piedra y que en la tal provincia habian de salir, poniéndose cada uno de estos wiraqochas alli junto al sitio donde les era dicho que la tal gente de alli habia de salir; y siendo asi, alli este wiraqocha decia en alta voz: “Fulano, salid y poblad esta tierra que esta desierta, porque asi Jo mandé el Kon Tiksi Wiragocha, que hizo el mundo”. Y como éstos asi los Hamasen, luego salian las tales gentes de aquellas partes y lugares que asi les era dicho por el Wiraqocha. Y asi dicen que iban éstos Ia- mando y sacando a las gentes de las cuevas, rios y fuentes y altas sierras, y poblado la tierra hacia la parte donde el sol sale. Y como el Kon Tiksi Wiraqocha hubiese ya despachado esto, ¢ ido en la manera ya dicha, dicen que a los dos que alli quedaron con él en el pueblo de Tiawanako los envid asimismo a que Ilamasen y sacasen a las gentes en la manera que ya habéis ofdo, dividiendo estos dos en esta manera: envié el uno por la parte y provincia de Condesuyo, que es, estando en este Tiawanako las espaldas donde el sol sale, a la mano izquierda, para que asimismo fucsen hacer lo que habian ido los primeros, y que asi mismo Hamasen a los indios y naturales de Ja provincia de Condesuyo; y que lo mismo envid el otro por la parte y provincia de Andesuyo, que es a Ja mano derecha, puesto en la manera dicha, las espaldas hacia donde el sol sale. Y¥ estos das asf despachadas, dicen que el Wiraqocha partié por Ia derecha hacia el Cuzco, que es por el medio de estas dos provincias, vinicndo por ¢l camino real que va por la sicrra hacia Cajamarca; por el 34 cual camino iba él asimismo Hamando y sacando a las gentes en la manera que ya habéis ofdo. Y como Iegasc a una provincia que dicen Cacha, que es de indios Canas, Ia cual esta a dieciocho leguas de la ciudad del Cuzco, este Wiragocha, como hubiese alli Hamado a estos indios Canas, que, ucgo como salieron, salicron armados, y como viesen al Wiraqocha, no conocitndolo, dicen que se venian a él con sus armas todos juntos a matarle; y que él, como los viese venir asi, entendiendo a lo que venian, Iuego de improviso hizo que cayese fuego del cielo y que viniese quemando una cordillera de un cerro hacia donde los indios estaban. Y como Ios indios viesen el fuego, tuvieron temor de ser que- mados y arrojaron las armas en tierra, y se fueron derecho al Wiraqocha, y como llcgasen a él, se echaron por tierra todos; el cual, como ast Jos viese, tomé una vara en las manos y fue donde el fuego estaba, y dio en él dos 0 tres varazos y luego fue apagado. Y todo esto hecho, dijo a los indios cémo él era su hacedor; y luego los indios Canas hicieron en el lugar donde él se puso, para que el fuego cayese del ciclo y de alli partié a matarles, una suntuosa huaca, que quiere decir adoratorio o fdolo, en Ja cual huaca ofecieron mucha cantidad de oro y plata éstos y sus des- cendientes, en la cual huaca pusieron un bulto de piedra esculpido en una piedra grande de casi cinco varas de largo y de ancho una vara 0 ppco menos, en memoria de este Wiraqocha y de aquello allt sucedido; por lo cual dicen estar hecha esta huaca desde su antigiiedad hasta hoy. Y yo he visto el cerro quemado y las piedras de él, y la quemadura cs de més de un cuarto de legua; y viendo esta admiracién, Hamé en este pueblo de Cacha a los indios y principales més ancianos, y preguntéles qué hubiese sido aquello de aquel cerro quemado, y ellos me dijeron esto que habéis oido. Y Ia huaca de este Wiragocha esta a Ja derecha de esta quemadura a un tito de piedra de ella, en un Iano y de Ja otra parte de un arroyo que estd entre esta quemadura y la huaca. Muchas personas han pasado este arroyo y han visto esta huaca, porque han ofdo lo ya dicho a los indios, y han visto esta picdra. Preguntando a los indios que qué figura tenia este Wiraqocha cuando asi le vieron los antiguos, segtin que de ello ellos tenfan noticia, dijéronme que cra un hombre alto de cuerpo y que tenia una vestidura blanca que le daba hasta los pies, y que esta vestidura la traia cefida; y que traia el cabello corto y una corona hecha en Ja cabeza a manera de sacerdote; y que andaba destocado, y que traia en las manos cierta cosa que a ellos Ics parece el dia de hoy como estos breviarios que los sacerdotes traian en Jas manos. Y ésta es la razén que yo de esto tuve, segiin que los indios me dijeron. Y preguntéles cémo se Yamaba aquella persona en cuyo Jugar aquella piedra era pucsta, y dijéronme que se lama Kon Tiksi Wiraqocha Pachayachachiq, que quiere decir en su lengua, Dios hacedor del mundo. Y volviendo a nuestra historia, dicen que después de haber hecho en esta provincia de Cacha este milagro, que pasé adelante, siempre enten- 35 diendo en su obra, como ya habéis oido, y como Megase a un sitio que ahora dicen el Tambo de Urcos, que es seis leguas de la ciudad del Cuzco, subidse a un cerro alto y sentése cn lo més alto de él, de donde dicen que mand6 gue produjesen y saliesen de aquella altura los indios naturales que alli residen el dia de hoy. Y porque este Wiragocha alli se hubiese sentado, le hicieron en aquel lugar una muy rica y suntuosa huaca, en [a cual huaca, porque se senté en aquel lugar este Wiraqocha, pusieron los gue la edificaron un escafio de oro fino, y el bulto que en lugar de este Wiragocha pusieron, lo sentaron en este escafio; cl cual bulto de oro fino, en el reparto del Cuzco que los cristianos hicieron cuando lo ganaron, valié diecistis 0 dieciocho mil pesos. Y de alli el Wiraqocha partié y vino haciendo sus gentes, como ya habéis ofdo, hasta aue Hegé al Cuzco; donde Hegado que fue, dicen’ que hizo un sefior, al cual puso por nombre Alcaviza, y puso nombre asimismo a este sitio, donde este sefior hizo, Cuzco; y dejando orden como después que él pasase produjese los orejones, partié adelante haciendo su obra, Y como llegase a la provincia de Puerto Viejo, se junté alli con los suyos que antes de él enviaba en la manera ya dicha, y como alli se juntasen, se metié por la mar juntamente con ellos, por donde dicen que andaba él y los suyos por el agua asi como si anduvieran por tierra. Traducido por Juan de Betanzos, antes de 1551. EL MITO DE PAQARIQTAMPU En el lugar y sitio que hoy dicen y Ilaman la gran ciudad del Cuzco, en la provincia del Pert, en los tiempos antiguos, antes que en él hubiese sefiores Orejones, Incas, Capaccuna, que ellos dicen reyes, habia un puc- blo pequefio de hasta treinta casas pequcfias, pajizas y muy ruines, y en ellas habia treinta indios, y el sefior y cacique de este pueblo se decia Alcaviza; y lo demés en torno de este pueblo pequeio, era una ciénaga de junco y yerba cortadera, la cual ciénaga causaban los manantiales de agua que de la sierra y del lugar donde ahora es la fortaleza salian; y esta ciénaga era y se hacia en el lugar donde ahora es la plaza y las casas del marqués don Francisco Pizarro, que después esta ciudad gané; y lo mismo era en el sitio de las casas del comendador Hernando Pizarro; y asimismo eta ciénaga el lugar y sitio donde es cn esta ciudad, de la parte del arroyo que por medio de ella pasa, el mercado o tiénguez, plaza 2 cronista Juan de Betanzos efirma textualmente después del titulo de su crinica: “Agora nuevemente_traducide € recopilado de lengua india de los natu- rales del Pera por Juan de Betinzos, vecino de Ja gran ciudad del Cuzo”. Suma s Nerracibn de los Incas (1351), edicién de Marcos Jiménez de la Espada (Ma- rid: 1880). 36 de contratacién de los mismos naturales indios. Al cual pueblo Hamaban los moradores de él desde su antigiiedad Cozco; y lo que quiere decit este nombre Cozco no lo saben declarar, mas de decir que asi se nombraba antiguamente. Y viendo y residiendo en este pueblo Alcaviza, abrié Ja tierra una cueva siete leguas de este pueblo, donde Maman hoy Pacaritambo, que dice Casa de producimiento; y esta cucva tenia la salida de ella cuanto un hombre podia caber saliendo o entrando a gatas; de Ja cual cueva, luego que se abrid, salicron cuatro hombres con sus mujeres, saliendo en esta manera. Salié primero el que se Ilamé Ayar Cache y su mujer con él, que se amd Mama Guaco; y tras ésta salié otro que se llamo Ayat Oche, y tras él su mujer, que se Hamé Cura; y tras ésta salié otro que se Hamé Ayar Auca, y su mujer, que se Hamd Ragua Ocllo; y tras éstos salié otro que se llamé Avar Mango, a quien después llamaron Mango Cépac, que quiere decir cl rey Mango; y tras éste salié su mujer que Hamaron Mama Ocllo; los cuales sacaron en sus manos, de dentro de la cueva, unas alabardas de oro, y ellos salieron vestidos de unas vesti- duras de lana fina tejida con oro fino, y a los cuellos sacaron unas bolsas, asi mismo de Jana y oro, muy labradas, en las cuales bolsas sa~ caron unas hondas de nervios. Y las mujeres salieron asimismo vestidas muy ricamente, con unas mantas y fajas, que ellos Ilaman chumbis, muy labradas de oro, y con los prendedores de oro muy fino, los cuales son unos alfileres largos de dos palmos que cllos Haman topos; y asi misma sacaron estas mujeres el servicio con que habian de servir y guisar de comer a sus maridos, como son ollas y cantaros pequefios, y platos y es- cudillas y vasos para beber, todo de oro fino. Los cuales, como fuesen de all{ hasta un cerro que est4 a legua y media del Cuzco, Guanacaure, y descendieron de all{, a las espaldas de este cerro, a un valle pequefio que en él se hace, donde como fuesen alli, sembraron unas tierras de papas, comida de estos indios, y subiendo un dia al cerro Guanacaure para de alk mirar y divisar donde fuese mejor asicnto y sitio para poblar; y siendo ya encima del cerro, Ayat Cache, auc fue el primero que salié 6 de la cueva, sacé una honda y puso en ella una piedra y tirdla a un cerro alto, y del golpe que dio, derribé el cerro e hizo en él una que- brada; y asimismo tiré otras tres picdras, e hizo de cada uma una que- brada grande en los cetros altos; Ios cuales tiros eran y son desde donde los tiré hasta donde el golpe hicieron, segiin que ellos lo fantasean, espacio de legua y media y de una Jegua. Y viendo estos tiros de honda los otros tres sus compafieros, pardronse a pensar en la fortaleza de este Ayar Cache, y apartdronse de alli un poco aparte, y ordenaron de dar manera como aquel Ayar Cache se echase de su compafia, porque les parecia que era hombre de grandes fuerzas y valerosidad, y que los mandaria y sujetaria andando el tiempo, y acor- daron de tornar desde alli a las cuevas de donde habjan salido; y porque 37 ellos al salir habian dejado muchas riquezas de oro y ropa y del més servicio dentro de Ja cueva, ordenaron, sobre cautela, que tenian nece- sidad de este servicio, que volviese a sacarlo Ayar Cache; el cual dijo que le placia, y siendo ya a la puerta de la cueva, Ayar Cache entré agatado, bien asi como habia salido, que no podia entrac menos; y como Te viesen Ios demés dentro, tomaron una gran losa, y cerréronle la salida y puerta por donde entré; y luego. con mucha piedra y mezcla hicieron a ésta en toda una gruesa pared, de manera que cuando volviese a salir, no pudiese y se quedase alld. Y esto acabado, estuviéronse alli hasta que después de cierto rato oyeron cémo daba golpes en la losa de dentro Ayar Cache, y viendo los compaiieros que no podia salir, torndronse al asiento de Guanacaure. donde estuvieron Jos tres juntos un afio y las cuatro mujeres con ellos; y la mujer de Ayar Cache, que era quedado en la cueva, diéronla a Ayar Mango, para que le sirviese. Y el afio cumplido que all{ estuvieron. pareciéndoles que aquel sitio no era cual les conyenfa. pasdronse de alli media legua mds hacia el Guzco, a otra quebrada, donde estuvieron otto afio, y desde encima de los cerros de esta quebrada. Ja cual se Hama Matagua, miraban el valle del Cuzco y el pueblo que tenia poblado Alcaviza. y parecidles aue era buen sitio aquel donde estaba poblado el pueblo de Alcaviza: v descen- didos cue fueron al sitio v rancherfa que tenfan, entraron en su acuerdo, v parecidles que uno de ellos se quedase en el cerro de Guanacaure hecho fdolo, v que los que quedaban, fuesen a poblar con los que vivian en aquel pueblo y que adorasen a éste que asi quedase hecho {dolo, v que hablase con el sol, su padre, que los guardase y aumentase y diese hijos, y les enviase buenos temporales. Y Iuego se levanté en pic Ayat Oche v mostré unas alas grandes v dijo aue él habia de ser el que que- dase allf en el cerro de Guanacaure por idolo, para hablar con el sol su padre. Y luego subieron el cerro arriba, v siendo va en el sitio donde habia de quedar hecho {dolo, dio un vuelo hacia cl cielo cl Ayar Oche, tan alto, que no Io divisaron; y torndse all, y dijole a Ayar Mango, que de alli se nombrase Mango Capac, porque él venia de donde el sol estaba, y que asi lo mandaba el sol que se nombrase; y que descendiese de alli y se fuese al pueblo que habjan visto y gue Ie serfa hecha buena compafifa por los moradores del pueblo; y que poblase alli; y que su mujer Cura, que se la daba para que le sirviese, y que él Hevase consigo a su compafiero Ayat Auca. ¥ acabado de decir esto por el idolo Ayar Oche, torndse piedra asi como estaba, con sus alas, y luego descendieron Mango Cépac y Ayar Auca a su rancheria; y descendidos que fueron, vinieron donde el idolo estaba muchos indios de un pueblo alli cercano, y como vieron cl idolo hecho piedra, que le habjan visto cuando el vuelo dio en Io alto, tiréronle una piedra y de esta piedra le quebraron al idolo una ala; de donde, 38 como ya Ie hubiesen quebrado una ala, no pudo volar ya mas; y como le viesen hecho piedra, no le hicieron més enojo. Y volviéndose estos indios que esto hicieron asi a su pueblo, Mango Capac y su compafiero Ayar Auca salicron de sus rancherias, levando consigo sus cuatro mujeres ya nombradas, y caminaron para el pueblo del Cozeo, donde estaba Alcaviza. Y antes que llegasen al pueblo, dos tiros de arcabuz, estaba poblado un pucblo pequefio, en el cual pueblo habia coca y aji; y Ia mujer de Ayar Oche, el que se perdié en Ia cueva, llamada Mama Guaco, dio a un indio de los de este pueblo de coca un golpe con unos ayllos* y matéle y abridle de pronto y sacéle los bofes y el corazén, y a vista de los demds del pueblo, hinché los bofes soplan- dolos; y visto por los indios del pueblo aquel caso, tuvieron gran temor, y con el miedo que habian tomado, luego en aquella hora se fueron huyendo al valle que llaman el dia de hoy Gualla, de donde han procedido los indios que el dia de hoy benefician la coca de Gualla. ¥ esto hecho, pasaron adelante Mango CApac y su gente, y hablaron con Alcaviza, diciéndole que el sol los enviaba a que poblasen con é1 alli en aquel pueblo del Cozco; y el Alcaviza, como Je viese tan bien aderezado a él y a su compaaia, y Tas alabardas de oro que en las manos traian, y el demas servicio de oro, entendié que era ast y que eran hijos del sol, y dijoles que poblasen donde mejor les pareciese. Y el Mango Cépac agradecidselo, y pareciéndole bien el sitio y asiento donde ahora es en esta ciudad del Cuzco Ja casa y convento de Santo Domingo, que antes solia ser la Casa del Sol, como adelante Ja historia lo dir4, hizo alli el Mango Cépac y st compafiero, y con la ayuda de las cuatro mujeres, una casa, sin consentir que gente Alcaviza les ayudase, aunque los querian ayudar; en la cual casa se meticron ellos dos y sus cuatro mujeres. Y esto hecho, de alli a cierto tiempo el Mango Cépac y su compafiero con sus cuatro mujeres, sembraron unas tierras de maiz, la cual semilla de maiz dicen haber sacado ellos de la cueva, a la cual cueva nombré este sefior Mango Capac, Pacarictambo, que dice, Casa de producimien- to; porque. como ya habéis cide, dicen que salieron de aquella cueva Su sementera hecha, holgsbanse y regovijdbanse Mango Cépac y Alea- viza en buena amistad y en contentamiento, De alli a dos afios que alli vino Mango Cépac, murié su compafiero Ayar Auca, y guedé la mujer en compaata de les demis de Mango Cépac, sin que en ella hubiese habido hijo ninguno de Ayar Auca, y asi, quedé solo Mango Capac con su mujer ¥ las otras tres de sus compasieros ya dichos, y sin que tuviese que ver con ninguna de ellas para en cuanto a tenerlas por mujeres propias, sino con la suya propia; en la cual, de aqut a poco tiempo hubo un hijo, al cual hizo Hamar Sinchi Roca. \ Ayllo: Bolillas asidas de cuerdas para trabar los pies en la guerra, y para cazar fieras, aves y tirar a trabar pies y alas. Vocabulario de la Lengua Quichua de Diego Gonzalez Holguin, Lima, 1608. 39 Y siendo ya Sinchi Roca mancebo de hasta quince o dieciséis afios, murié su padre Mango Capac, sin dejar otro hijo sino fue este Sinchi Roca. Y de alli a cinco afios que murié Mango Capac, murié Aleaviza. Traducido por Juan de Betanzos, antes de 1551 '. EL ORIGEN DEL CUZCO Martin Mayta Sauasfray, Juan Chalco Mayta, Lucas Huyba Mayta, Alon- so Carrasco Sucso y Francisco Huillea dijeron que eran del ayllo®, de Sauasiray y que este Sauasiray fue un indio sinchi que vino de Sutictoco, que serd siete leguas de la ciudad del Cuzco, y que este Sauastray vino por sinchi de otros indios que consigo traia y descubrié un sitio en el asiento donde ahora esta la ciudad de Cuzco, que se decia en tiempos antiguos Quinticancha y Chumpicancha, que es donde ahora esté fundado el Monasterio de Santo Domingo, que después Pachactitec Inca le puso por nombre a aquel asiento Curicancha; y, que en el sitio de esta ciudad del Cuzco, cuando vino a poblar en ella el dicho Sauasfray, no habia otra gente ninguna sino en cercania de ella hacia donde sale el sol, a la ladera de la cuesta, los indios Huallas; y, asi hizo el dicho asiento donde dicho tienen, y fue el primer indio que alli poblé y que lo que dicho tienen lo saben porque ansi lo dijeron sus padres y antepasados, y que elles lo habian odo decir a los suyos y se lo iban diciendo para que entendiesen el ayllu y descendencia que tenian, por la orden que habia hecho de los dichos ayllos Pachactitec Inca Yupanqui, porque antes no los habia. Pedro Aulayllo, Alonso Huacrao, Juan Auca Puri, Juan Usca Manco y Matco Ullancay dijeron que son de Ja descendencia de Quizco Sinchi y del ayllo de Atansayac, y que a sus padres y antepasados ayeron decir que el dicho Quizco habia venido al sitio donde ahora esté fundada esta ciudad como sinchi de los indios que traia consigo, e hizo su asiento en la parte donde esta el Monasterio de Monjas de Santa Clara y de alli hacia arriba hasta las casas de Paulo Inca, y puso por nombre al- lugar Cuzco; y, que ansi mismo les dijeron los dichos sus padres y ante- pasados, que estaban, cuando vino el dicho Quizco en el dicho asiento de Quinticancha, cl dicho Sauasiray y los indios que habia traido con- sigo; y que hacia las dichas laderas de este Cuzco, hacia donde sale el sol, estaban poblados antes que el dicho Sauasiray y el dicho Quizco viniesen, unos indios que se Hamaban Huallas. 1 Suma y Narracién de los Incas (1551). 2 Aylle: linaje, familia, parentela. 40 Juan Pizarro Yupanqui, Sebastian Yupanqui, Francisco Quispi y Diego Yupanqui dijeron ser de la descendencia de Ayar Ucho, y que oyeron decir a sus padres y pasados que el dicho Ayar Ucho habia hecho asiento en el sitio donde ahora estd esta ciudad del Cuzco, donde decian Puca- marca y alli estd la casa de dofia Isabel de Bobadilla, y ahora se Haman del ayllo que les Incas pusieron por nombre Alcahuizas, porque asi se lo dijeron sus antepasados; y, que cl dicho Ayar Ucho vino al dicho asiento y hallé en el dicho sitio, donde ahora esta fundada esta ciudad, armadas algunas chozas de Sauasiray y de Quizco y de los indios Huallas, que dicen los ayllos arriba referidos, y los unos y los otros se unieron a conformar y declarar lo que todos tienen dicho y declarado, porque dijeron que ansi lo habian ofdo decir a sus antepasados. Los indios de los ayllos de Sauasiray y Quizco dijeton que son de los dichos ayllos desde el tiempo en que no habia sefiores entre ellos, sino sinchis a quienes tuvicron por sus capitanes y que por esto se Haman de su ayllo, porque tomaron el nombre y aylla de su capitan; y, que este nombre de ayllos les puso Pachacittec Inca Yupangui y Tupac Inca Yupanqui, porque antes de estos Incas vivia cada uno con lo que tenia, sin tener a quién obedecer ni respetar ni ellos respetaban a nadie. Los del ayllo de Ayar Ucho, que por otro nombre se Haman Alcahuizas, dijeron que tuyieron por su sinchi a Apu Mayta, después de haberse convertido en picdra Ayar Ucho, y a Cusco Ichima, después que poblé Ayar Ucho. El dicho Ayar Ucho no tuvo guerras con Jos que en esta ciudad habian poblado. Todos los indios de los tres ayllos dijeron que lo que tienen dicho y declarado es lo que saben, porque asi lo oyeron decir a sus padres y pasados; entonces, no hab{a ningiin sefior a quien respetar gencralmente los unos y los otros como a inca, sino que cada uno vivia como queria con su parentela. Dijeron todos juntos y cada uno de ellos que a los dichos sus padres y antepasados oyeron decir que el primer inca que se Iamé Manco Capac entré con mafias donde los dichos tres ayllos estaban y tenian sus asien- tos, halagandolos con palabras y con gente que iba trayendo de otras partes y metiéndola de noche, se les iba entrando por fuerza en las tierras que tenian; y que diciéndole los dichos indios que no se les en- trase en sus tierras, les respondia que callasen, que todos eran hermanos; y como los dichos indios lo iban resistiendo, el dicho Manco Capac y su gente los comenzé a matar de noche secrctamente y a traicién; y habia pendencias entre ellos sobre sus ticrras, y el dicho Manco Capac y su gente se les entraban cn cllas y cada dia iba trayendo gente e iban hurtanda a los indios del ayllo de Alcahuizas para matarlos como los mataban de noche porque les resistian sus tierras, pero que ninguno de los dichos tres ayllos le reconocieron ni tuyieron por sefior ni Je respetaron, y que de la misma manera se les iban entrando después de 41 muerto el dicho Manco Capac, los demas incas sus sucesores hasta Mayta Capac; y, que Mama Huaco, en tiempo del dicho Manco Capac, vino al asiento de Sauasiray y comenzé a hacer grandes crueldades con un ayuinto*, en que tenia un pedazo de oro atado, con que mataba a los indios; y que el dicho Sauastray, viendo las dichas crueldades y la fero- cidad y valentia que hacia esta mujer, se fue huyendo a los desiertos y que esto es lo que oyeron decir. Traducido por Gonzalo Gémex Jiménez, 15722 EL MITO DEL ORIGEN DE LOS INCAS Después de haber dado muchas trazas y tomado muchos caminos para entrar a dar cuenta del origen y principio de los Incas, reyes naturales que fueron del Pert, me parecié que la mejor traza y el camino més facil y Nano era contar lo que en mis nifieces of muchas veces a mi madre y a sus hermanos y tios y a otros sus mayores acerca de este origen y principio, porque todo lo que por ottas vias se dice de él viene a reducirse en lo mismo que nosotros diremos, y serd mejor que se sepa por las propias palabras que los Incas lo cuentan que no por las de otros autores extrafios. F's asi que, residiendo mi madre en el Cuzco, su patria, venian a visitarla casi cada semana los pocos parientes y parientas que de las crucldades y tiranias de Atahualpa escaparon, en las cuales visitas siempre sus més ordinarias plticas eran tratar del origen de sus reyes, de la majestad de ellos, de la grandeza de su Tmperio, de sus conquistas y hazafias, del gobierno que en paz y en guerra tenfan, de las leyes que tan en provceho y favor de sus vasallos ordenaban. En suma, no dejaban cosa de las présperas que entre ellos hubiese acaecido que no Ia trajesen a cuenta. De las grandezas y prosperidades pasadas venian a las cosas presentes, Horaban sus reyes muertos, enajenado su Imperio y acabada su repiblica, etc. Estas y otras semejantes platicas tenian los Incas y pallas* en sus visitas, y con la memoria del bien perdido siempre acababan su conversa- cién en légrimas y Manto, diciendo: “Trocésenos el reinar en vasallaje”, etc. En estas platicas yo, como muchacho, entraba y salia muchas veces donde ellos cstaban, y me holgaba de las ofr, como huclgan los tales de oir fabulas. Pasando pues dias, meses y afios, siendo ya yo de dieciséis \ Haybinto: Piedra atada en una soga (Sarmiento de Gamboa). * Informacion hecha en el Cuzco por orden del Virrey Toledo, publicada por Jiménez de la Espada y Roberto Levillier, - Roberto Levillier, Don Franciseo de Toledo, Tomo M1, Buenos Aires, Espasa- Calpe, $.A., 1940, pp. 185-188. + Pallas: Mujeres nobles. o diccisiete afios, acaecié que, estando mis parientes un dia en esta su conversacién hablando de sus reyes y antiguallas, al mds anciano de ellos, que era el que daba cuenta de cllas, le dije: —Inca, tio, pues no hay escritura entre vosotros, que es lo que guarda la memoria de las cosas pasadas. ¢Qué noticia tendis def origen y prin- cipio de nuestros reyes? Porque alld los espafoles y las otras naciones, sus comarcanas, como tienen historias divinas y humanas, saben por cllas cudndo empezaron a reinar sus reyes y los ajenos y al trocarse unos imperios en otros, hasta saber cudntos miles de afios ha que Dios cred cl ciclo y Ja tierra, que todo esto y mucho més saben por sus libros. Empero vosotros, que carec¢is de ellos, ¢qué memoria tenéis de vuestras antiguallas?, :quién fue el primero de nuestros Incas?, 2cémo se llamé?, aqué origen tuvo sw linaje?, ¢de qué manera empez6 a reinar?, gcon qué gente y armas canquisté este grande Imperio?, ¢qué origen tuvieron nues- tras hazaiias? Fl Inca, como que holgandose de haber ofdo las preguntas, por el gusto que recibia de dar cuenta de ellas, se volvi6 a mi Cque ya otras muchas veces le habia odo, mas ninguna con Ia atencién que entonces) y me dijo: —Sobrino, yo te las diré de muy buena gana: a ti te conviene ofrlas y guardarlas en el corazén (es frase de ellos por decir en Ia memoria) Sabras que en los siglos antiguos toda esta regién de tierra que ves eran unos grandes montes y brefiales, y las gentcs en aquellos ticmpos vivian como fieras y animales brutos, sin religion ni policia, sin pueblo ni casa, sin cultivar ni sembrar la tierra, sin vestir ni cubrir sus carnes, porque no sabian Jabrar algodén ni Jana para hacer de vestir; vivian de dos en dos y de tres en tres, como acertaban a juntarse en Jas cuevas y res- quicios de pefias y cavernas de la tierra. Comian, como bestias, yerbas del campo y raices de Arboles y la fruta inculta que ellos daban de suyo y carne humana. Cubrian sus carnes con hojas y cortezas de drboles y pieles de animales; otros andaban en cueros. En suma, vivian como ve- nados y salvajinas, y aun en las mujeres se habian como los brutos, porque no supieron tenerlas propias y conocidas. Adviértase, porque no enfade el repetir tantas veces estas palabras: “Nuestro Padre el Sol’, que era lenguaje de los Incas y manera de veneracién y acatamiento decirlas siempre que nombraban al Sol, porque se preciaban descender de él, y al que no era Inca no le era licito tomarlas en la boca, que fuera blasfemia y lo apedrearan. Dijo el Inca: —Nuestro Padre el Sol, viendo los hombres tales como te he dicho, se apiadé v hubo lastima de ellos y envid del cielo a la tierra un hijo y una hija de los suyos para que los doctrinasen en el conocimiento de Nuestro Padre el Sol, para que lo adorasen y tuviesen por su dios y para que les diesen preceptos y leyes en que viviesen como hombres en raz6n y urbanidad, para que habitasen en casas y pueblos poblados, supiesen 43 labrar las ticrras, cultivar las plantas y mieses, criar los ganados y gozar de ellos y de los frutos de la tierra como hombres racionales y no como bestias. Con esta orden y mandato puso Nuestro Padre el Sol estos dos hijos suyos en Ja Jaguna Titicaca, que esté ochenta leguas de aqui, y les dijo que fuesen por do quisiesen y, doquiera que parasen a comer 0 a dormir, procurasen hincar en el suelo una barrilla de oro de media vara en largo y dos dedos en grueso que les dio para sefial y muestra, que, donde aquella barra se les hundiese con sélo un golpe que con ella diesen en tierra, alli queria el Sol Nuestro Padre que parasen ¢ hiciesen su asiento y corte. A lo ultimo les dijo: “Cuando hi reducido esas gentes a nuestro servicio, los mantendréis en razén y justicia, con piedad, clemencia y mansedumbre, haciendo, en todo, oficio de padre piadoso para con sus hijos tiecnos y amados, a imitacién y semejanza mia, que a todo el mundo hago bien, que les doy mi luz y claridad para que vean y hagan sus haciendas y les caliento cuando han frio y crio sus pastos y sementeras, hago fructificar sus drboles y multiplico sus ganados, Iluevo y sereno a sus tiempos y tengo cuidado de dar una vuelta cada dia al mundo por ver las necesidades que en la ticrra se ofrecen, para las proveer y socorrer como sustentador y bienhechor de las gentes. Quiero que vosotros imitéis este ejemplo como hijos mios, enviados a la tierra sélo para la doctrina y beneficio de esos hombres, que viven como bestias. Y desde luego os constituyo y nombro por reyes y sefiores de todas las gentes que asi doctrindredes con yuestras buenas razones, obras y gobierno”. Habiendo declarado su voluntad Nuestro Padre el Sol a sus dos hijos, los despidié de si. Ellos salieron de Titicaca y caminaron al septentrién, y por todo el camino, doquiera que paraban, tentaban de hincar la barra de oro y nunca se les hundid. Asi entraron en una venta 0 dormitorio pequefio, que est4 siete u ocho leguas al mediodia de esta ciudad, que hoy Haman Pacdrec Tampu, que quiere decir venta o dormida que amancce. Pusole este nombre cl Inca porque salié de aque- Wa dormida al tiempo que amanecia. Fs uno de los pueblos que este Principe mandé poblar después, y suis moradores se jactan hoy grande- mente del nombre, porque lo impuso nuestro Inca. De alli Megaron él y su mujer, nuestra reina, a este valle del Cuzco, que entonces todo ¢1 estaba hecho montafa brava. La primera parada que en este valle hicieron —dijo el Inca— fue en el cerro llamado Huanacauri, al mediodia de esta ciudad. Alli pro- curé hincar en tierra la barra de oro, la cual con mucha facilidad se les hundié al primer golpe que dieron con cella, que no la vieron mas. Entonces dijo nuestro Inca a su hermana y mujer: “En este valle manda Nuestro Padre el Sol que paremos y hagamos nuestro asiento y morada para cumplir su voluntad. Por tanto, rcina y hermana, conviene cada uno por su parte vamos a convocar y atraer esta gente, para doctrinarlos y hacer el bien que Nuestro Padre el Sol nos 44 manda”. Del cerro Huanacauri salieron nuestros primeros reyes, cada uno por su parte, a convocar las gentes, y por ser aquel lugar el primero de que tenemos noticia que hubiesen hollado con sus pies por haber salido de alli a bien hacer a los hombres, teniamos hecho en él, como es notorio, un templo para adorar a Nuestro Padre el Sol, en memoria de esta merced y beneficio que hizo al mundo. FI principe fue al septentrién y Ja princesa al mediodia. A todos los hombres y mujeres que hallaban por aquellos brefiales les hablaban y decian como su padre el Sol los habla enviado del ciclo para que fuesen maestros y bienhechores de los moradores de toda aquella tierra, sacndoles de la vida ferina que tenian y mostréndoles a vivir como hombres, y que en cumplimiento de lo que el Sol, su padre, les habia mandado, iban a convocarlos y sacarlos de aquellos montes y malezas y reducirlos a morar en pueblos poblados y a darles para comer manjares de hombres y no de bestias. Esta cosas y otras semejantes dijeron nuestros reyes a los primeros salvajes que por estas tierras y montes hallaron, los cuales, viendo aquellas dos personas vestidas y adornadas can los ornamentos que Nuestro Padre el Sol les habia dado Chébito muy diferente del que ellos traian) y las orejas horadadas y tan abiertas como sus descendientes las traemos, y que en sus palabras y rostro mostraban ser hijos del Sol y que venian a los hom- bres para darles pueblos en que viviesen y mantenimientos que comiesen, maravillados por una parte de lo que vetan y por otra aficionados de las promesas que les hacian, les dieron entero crédito a todo Jo que les dijeron y los adoraron y reverenciaron como a hijos del Sol y obedecie- ron como a reyes. Y convocdndose los mismos salvajes unos a otros y refiriendo las maravillas que habian visto y oido, se juntaron en gran niimero hombres y mujeres y salieron con nuestros reyes para seguirlos donde ellos quisiesen Ievarlos. “Nuestros principes, viendo la mucha gente que se les allegaba, dieron orden que unos se ocupasen en proveer de su comida campestre para todos, porque Ia hambre no los volviese a derramar por los montes; mand6 que otros trabajasen en hacer chozas y casas, dando el Inca la traza cémo las habian de hacer. De esta manera se principié a poblar esta muestra imperial ciudad, dividida en dos medios que Namaron Hanan Cozco, que, como sabes, quiere decir Cuzco el alto, y Hurin Cozco, que es Cuzco el bajo. Los que atrajo cl rey quiso que poblasen a Hanan Cozco, y por esto le Taman el alto, y los que convocé Ia reina que poblasen a Hurin Cozco, y por eso Je Hamaron el bajo. Esta divisién de ciudad no fue para que los de la una mitad se aventajasen de la otra mitad en exenciones y preeminencias, sino que todos fuesen igual- Jes como hermanos, hijos de un padre y de una madre. Sélo quiso el Inca que hubiese esta divisién de pueblo y diferencia de nombres alto y bajo para que quedase perpetua memoria de que a los unos habfa convocado el rey y a los otros la reina. Y mandd que entre ellos hubiese 45 sola una diferencia y reconocimicnto de superioridad: que los del Cuzco alto fuesen respetados y tenidos como primogénitos, hermanos mayores, y los del bajo fuesen como hijos segundos; y en suma, fuesen como el brazo derecho y el izquierdo en cualquier preeminencia de lugar y oficio, por haber sido los del alto atraidos por el varén y los del bajo por la hembra. A semejanza de esto hubo después esta misma divisién en todos los pueblos grandes 0 chicos de nuestro Imperio, que los dividieron por barrios o por linajes, diciendo Hanan Aillu y Hurin Aillu, que es el linaje alto y el bajo; Hanan Suyu y Hurin Suyu, que es el distrito alto y bajo. “Juntamente, poblando la ciudad, ensefaba nuestro Inca a los indios varones los oficios pertenecientes a vardn, como romper y cultivar la tierra y sembrar las mieses, semillas y legumbres que tes mostré que eran de comer y provechosas, para Io cual les ensefié a hacer arados y los demds instrumentos necesarios y les dio orden y manera como sacasen acequias de los arroyos que corren por este valle del Cuzco, hasta enseifiarles a hacer el calzado que traemos. Por otra parte la Reina industriaba a las indias en los oficios mujeriles, a hilar y tejer algodén y lana y hacer de vestir para si y para sus maridos ¢ hijos: deciales cémo habian de hacer los demds oficios del servicio de casa. En suma, ninguna cosa de las que pertenecen a la vida humana dejaron nuestros principes de ensefiar a sus primeros vasallos, haciéndose el Inca Rey maestro de los varones y la Coya Reina maestra de las mujeres”, “Los mismos indios nuevamente asi reducidos, viéndose ya otros y reconociendo los beneficios que habian recibido, con gran contento y regocijo entraban por las sierras, montes y brefiales a buscar los indios y les dabon nuevas de aquellos hijos del Sol y les decian que para bien de todos ellos se habian aparecido en su tierra, y les contaban los muchos beneficios que les habfan hecho. Y para ser crefidos les mos- traban los nucvos vestidos y las nuevas comidas que comian y vestian y que vivian en casas y pueblos. Las cuales cosas oidas por los hom- bres silvestres, acudian en gran ntimero a ver las maravillas que de nuestros primeros padres, reyes y sefiores, se decian y publicaban. Y habiéndose certificado de ellas por vista de ojos, se quedaban a servir- los y obedecerlos. ¥ de esta manera, Hamdndose unos a otros y pasando la palabra de éstos a aquéllos, se junté en pocos aiios mucha gente, tanta que, pasados los primeros seis o siete arios, cl Inca tenia gente de guerra armada e industriada para defenderse de quien quisiese ofen- derle, y aun para traer por fuerza los que no quisiesen venir de grado. Ensefidles a hacer armas ofensivas, como arcos y flechas, lanzas y porras y otras que se usan ahora”. “Y para abreviar las hazafas de nuestro primer Inca, te digo que hacia el levante redujo hasta el rio Namado Paucartampu y al poniente conguisté ocho leguas hasta el gran rio Hamado Apurimac y al medio- dia atrajo nueve leguas hasta Quequesana. En este distrita mandé po- 46 blar nuestro Inca més de cien pueblos, los mayores de a cien casas y otros de a menos, segtin la capacidad de los sitios. Estos fueron los primeros principios que esta nuestra ciudad tuvo para haberse fundado y poblado como la ves. Estos mismos fueron los que tuvo este nuestro grande, rico y famoso Imperio que tu padre y sus compafieros nos quitaron. Estos fueron nuestros primeros Incas y Reyes, que vinieron en los primeros siglos del mundo, de los cuales descienden los demas reyes que hemos tenido, y de estos mismos descendemos todos nosotros. Cuantos aiios ha que el Sol Nuestro Padre envidé estos sus primeros hijos, no te lo sabré decir precisamente, que son tantos que no los ha podido guardar la memoria; tenemos que son més de cuatrocientos. Nuestro Inca se Ilamé Manco Capac y nuestra Coya Mama Ocllo Huaco. Fueron, como te he dicho, hermanos, hijos del Sol y de la Luna, nuestros padres, Creo que te he dado larga cuenta de lo que me la pediste y respondido a tus preguntas, y por no hacer Iorar no he recitado esta historia con ldgrimas de sangre, derramadas por los ojos, como las derramo en el corazén, del dolor que siento de ver nuestros Incas acabados y nuestro Imperio perdido”. Esta larga relacién del origen de sus reyes me dio aquel Inca, tio de mi madre, a quien yo se la pedi, la cual yo he procurado traducir fielmente de mi lengua materna, que es la del Inca, en la ajena, que es la castellana, aunque no la he escrito con la majestad de palabras que el Inca hablé ni con toda la significacién de las de aquel lenguaje, que, por ser tan significativo, pudiera haberse entendido mucho més de lo que se ha hecho. Antes la he acortado, quitando algunas cosas que pudieran hacerla odiosa. Empero, bastaré haber sacado cl verdadero sentido de ellas, que es lo que conviene a nuestra historia. Otras cosas semejantes, aunque pocas, me dijo este Inca en las visitas y platicas que en casa de mi madre se hacian, las cuales pondré adelante en sus lugares, citando el autor, y pésame de no haberle preguntado otras muchas para tener ahora la noticia de ellas, sacadas de tan buen archivo, para escribirlas aqui. Recoptlado, cirea 1555, y traducido por Garcilaso Inca de la Vega, circa 15921 LEYENDA DE MANCO CAPAC La primera historia del primer rey inea, que fue de los legitimos des- cendientes de Adaneva y multiplicé de Noé, y de la primer gente de Uariuiracocha Runa y de Uari Runa y de Purun Runa y de Auca Runa; 1Garcilaso Inca de la Vega, Comentarios Reales de los Incas, Libro 1, Capitulos XV-XVIL. 47 de aqui, salié el poderoso Inca Técay Cépac, Pinau Capac, primer inca, y se acabé esta generacion y casta; y, de las armas propias, que ellos pintaron y se nombraron las mas verdaderas; cémo por el primer cro- nista fue declarado hijo del sol {ixtip churiu); primero dijo que era su padre el sol, y su madre la luna y su hermano el lucero y su idolo fue Uanacauri; y adonde dijeron que salieron fue llamado: Tanbo Toco, y por otro nombre le lamé Pacaritanbo, todo lo dicho adoraron y sacrificaron; pero, cl primer Inca Técay Capac no tuvo idolo ni cere- monias, fue limpio de eso, hasta que comenzé a reinar la madre y mujer de Manco Capac Inca, y su casta fue de los amaros y serpientes, que todo lo demés es cosa de burla lo que dicen y pintan de los dichos incas. Estos dichos incas se acabaron y comenzé a reinar Manco Capac Inca, que este dicho inca, desde Uari Uiracocha Runa y de Uari Runa y de Purun Runa y de Auca Runa, no tuvo pueblo ni tierra ni chcara ni fortaleza ni casta ni parientes; la antigualla Pacarimoc Manco Cépac, para conocer si fue de Jos hijos de los indios primeros de Uari Uiracocha Runa, que descendieron de Adin y de Noé del tiempo del diluvio, [no dijo} que fuese de la casta de grandes (de edpac apo), sino que dijo que era hijo del sol. El dicho primer inca Manco Capac no tuvo padre conocido, por eso le dijeron hijo del sol Cintip churin, quillap uauan [=hijo de la luna]); pero, de verdad fue su madre Mama Uaco; esta dicha mujer dicen que fue gran fingidora, iddlatra, hechicera, Ia cual hablaba con los demonios del infierno, y hacia ceremonias y hechicerias; y asi, hacia hablar piedras y pefias y palos y certos y lagunas, porque le respondian los demonios; y asi, esta dicha sefiora fue primer inventadora de las dichas uacas, idolos, hechicerias y encantamientos; y, con ello, les enga- 6 a los dichos indios; primero fue engafado el Cuzco, y lo traia enga- fiado y sujeto. Como los indios lo viesen como cosa de milagro que una mujer hablase con piedras y pefias y cerros; y asi, fue obedecida y servida esta dicha sefiora Mama Uaco; y asi, le Hamaron coye [mujer noble] y Reina del Cuzco; dicen que se echaba con los hombres que ella queria de todo el pueblo, con este engafio andaba muchos afos, segtin cuentan los dichos muy viejos indios. Que esta dicha manca [mujer] fue Mamada primero mama; cuando entré a ser sefiora se amé Mama Uaco; después que se casé con su hijo y entré a ser sefora y reina se llamé Mama Uaco Coya; y supo, por suerte del demonio, que estaba emprefiada con un hijo y que el demonio le ensefié que pariese el dicho nifio, v que no lo mostrase a la gente, y que lo diese a una ama llamada Pillco Ziza, a quien le mandé que lo Hevase al agujero Hamado Tanbo Toco, que de alli lo sacasen de tiempo de dos afios y que le diesen mantenimiento, y que lo publicase que habia de salir de Pacaritanbo un edpac apo inca rey Namado Manco 48 Cépac Inca, hijo del sol y de su mujer la una y hermano del lucero, y su dios habia de ser Uanacauri; que este rey habia de mandar la tierra, habia de ser cdpac apo inca, como ellos que asi lo declaraban y mandaban las dichas guacabilcas que son los demonios en el Cuzco. Que el dicho Inca no tuvo tierra ni pueblo que haya parecido ni haber parecido padre ni casta; dicen que la madre fue mundana y encantadora, a primera que comenz6 a servir y tratar a los demonios; y asi que, ¢cémo puede hacer hijo el sol y la luna de trece grados de cielo, que esté en lo més alto del cielo?; es mentira, y no le venia por derecho de dios ni de la justicia el ser rey ni el reino; y dice que es amtaro serpiente y demonio; no le viene el derecho de ser sefor y rey, como lo escriben: lo primero, porque no tuvo tierra ni casa antiqui- sima para ser rey; lo segundo, fue hijo del demonio, enemigo de dios y de los hombres, mala serpiente amaro; lo tercero, de decir que es hijo del sol y de la luna es mentira; lo cuarto, de nacer sin padre, y la madre fue mundana, primer hechicera, la mayor y maestra, criada de los demonios; no le venia casta ni honra ni se puede pintar por hombre de todas las generaciones del mundo; no se halla, aunque sea salvaje animal, ser hijo del demonio que es amaro serpiente. La segunda arma del inca, que le pintan, el primero: guiguixana '; el segundo: un drbol chunta® y detrds del drbol otorongo*; el tercero: mascapaycha*; el cuarto: dos amaros® con unas borlas en la boca. Esto se pinta del vestido y de su pluma y de su nombre, que ellos se nom- braron: otorongo amaro inca. Dicen que ellos vinieron de la laguna de Titicaca y de Tiauanaco y gue entraron en Tanbo Toco, y de alli salieron ocho hermanos incas, cuatro varones: el primero, Uanacauri Inca; el segundo, Cuzcouanca Inca; el tercero, Manco Capac Inca; el cuarto, Tupa Ayarcachi Inca; y, las cuatro hermanas: la primera, Tupa Uaco Nusta; la segunda, Mama Cora Nusta; la tercera, Curi Ocllo Nusta; Ja cuarta, Ipa Uaco Rusta. Estos ocho hermanos salieron de Pacaritanbo y fueron a su fdolo waca de Uanacauri, viniendo de Collau. La ciudad del Cuzco primero fue Hamada Acamama, después fue Hamada Cuzco; y, ansi, ‘Kiki hdna: Lunar peculisr que identifies al que lo tiene (Jorge A. Lira). El texto de Huaman Poma va acompaiiado de un dibujo del escudo; el primer dibujy corresponde a un pajaro: el Ccori gquengque, “ave de rapina blanca y parda” segin Gonzdlez Holguin. 2Chunta: Chonta, palmera de madera muy recia, de color negruzco o pardos sirve para hacer arcos, flechas, varas de mando (Perroud y Chouvenc). ® Otoromgo: Especie de tigre pequefio y grueso (Ibidem). “Mazcca paycha: Borla que eta insignia real, o corona del rey (Gonzélez Holguin). 3 Amaro: Dragén, serpiente (Ibidem). 49 mandé el Inca que adorasen y sacrificasen a sus pecaricos! y uacas? de los cerros y Cuevas y pefias. Que todos los que tienen orejas se Haman incas, pero no son per- fectos sino son indios pobres y gente baja, ni son caballeros sino peche- ros; de estos dichos que tienen orejas sélo uno fue rey inca: primero, Manco Capac, por eso le nombran cdpac [poderoso], que decir inca es comiin, no es rey sino cdpac apo [rico], quiere decir rey; y asi fue pri- mero el inca Manco Capac; el segundo, Anta Inca Caca, Guaroc Inca, Quiuar Inca, Masaca Inca, Tanbo Inca, Lari Inca, Equeco Xaxauana Inca, Uarocondo Inca, Acos Inca, Chilque Inca, Mayo Inca, Yanauara Inca, Cauina Inca, Quichiua Inca. Uno de éstos dicen que se fue y se perdid, que fue de los orejones incas —chillpaca yunga—, y los yauyos dicen que fue por debajo de 1a tierra a la cordillera de los yauyos, de junto a Lima, también tienen orejas de hueso y vestidos y iauto*, pluma, y tresquilones como los dichos incas. Y los poquina collas tam- bién fueron casta de incas, que porque fueron perezosos no alcanzaron ni allegaron a la reparticién de orejas de inca y asf les laman poquis millma rinri, tienen orejas de lana blanca, porque no Jlegaron al Tanbo Toco. Los guancabilcas también tienen zarcillos de oro y les cuelga de las narices y de las barbas, todo de oro, y no son incas sino que asi se Haman. Manco Cépac Inca, el primer padre de los dichos incas, tenfa su Hauto verde y su pluma de quitasol y su oreja de oro fino, mascapaycha uayoc tica *, y en la mano derecha su conga cuchuna * y en la izquierda un quitasol, y su manta de color encarnado y su camiseta arriba colorado y en medio tres vetas de tocapo* y lo de abajo azul claro y dos ataderos en los pies. Este Inca edificé el curt cancha, templo del sol; comenzé a adorar el sol y Ja luna, y dijo que era su padre, y tenia sujeto todo el Cuzco, sin lo de fuera, y no tuvo guerra ni batalla sino gané con engafio y encantamientos iddlatras, con suertes del demonio; comenzé a mochar" uacas idolos y se casé, dando dote al sol y a la luna, con su mujer que era su madre la sefiora Mama Uaco Coya, por mandado de las uacas y demonios, y murié de edad de ciento y sesenta afios en el Cuzco, y fue muy gentilhombre, sabia muchas suertes y mafias, y era pobrisimo y tenia infantes hijos legitimos: Cinche Roca Inca, Chinbo 1 Pecaricos: Lo que nace; lo que es muy antiguo. ? Uaca: Adoratorio; lugar sagrado. * Llauto: cinta o cordén trenzado de varios colores que los incas usaban alrede- dor de la cabeza adornada con las plumas del corequenque. 4 Huayuc tica: Flor colgante. * Cunca cuchuna: Hacha de armas. © Tucapu: Vestidos de Sabores preciosas 0 patios tejidos. *Mochar (Muchay): Adorar, reverenciar. 50 Urma Coya, Inca Yupanqui, Pachacuti Inca y tuvo muchos bastardos y bastardas auquiconas y fiustaconas * en el Cuzco. Recopilado » traducido por Felipe Huamdn Poma de Ayala, circa 1585 2. EL MITO DE LA COCA Dijeron cada uno de por si y todos juntos, que vieron y entendieron y oyeron decir, que en tiempo de los Incas habia muy poca coca y muy pocas chacras de ella, y que no usaban de la dicha coca sino los dichos Incas y las personas a quienes ellos la querian dar, como era a sus hijos y capitanes y a otros que eran muy privados suyos, y que no la usaba la gente comin, y que no saben ni entienden bien qué ori- gen tuvo la dicha coca, mas de que entre los naturales se trataba que Ja dicha coca, antes que estuviese como ahora est4 en arboles, era mujer muy hermosa y que por ser mala de su cuerpo la mataron y la pattieron por medio y la sembraron, y de ella habia nacido un érbol, al cual Iamaron mamacoca y cocamama y desde alk la comenzaron a comer, y que se decia que la traian en una bolsa, y que ésta no se podia abrir para comerla si no era después de haber tenido cépula con mujer, en memoria de aquélla, y que muchas pallas* ha habido y hay que por esta causa se llamaron coca, y que esto lo oyeron ansi decir a sus pasados, los cuales contaban esta fabula y decian que era el origen de Ja dicha coca. Traducido por Gonzalo Gémez Jiménez, 1571 4. LA LEYENDA DE INCA YUPANQUI Como fuese ya de edad de veinte afios Sinchi Roca, hijo de Mango Cépac, usé por mujer una sefiora llamada Mama Coca, hija de un caci- que, sefior de un pueblo que esté a una legua del Cuzco, que Haman S Auavicwna: hombres nobles, Husacune: mujeres nobles 2 Felipe Guamén Poma de Ayala, Nuova Cordnica y Buen Gobierno (Codex péruvieg ilusee), Pate, Testis aFiimolonie. 1956, pe. 80.87 2 Palla: Muger noble adamade galane (Goneélez Holguin). *Los informantes fueron: Diego Tupac, Alonso Tito Atauchi, Agustin Tito Conde Mayte, Juan de Vilislobes, Cust Huamén, Juan Conde Mayes, Gonzalo Gusi Roca Inca, Diego Cayo y Diego Roca: todos ‘del Cuzco. Roberto Levillier, Bon Francisco de Toledo, Tomo II, Sus Informaciones sobre los Incas (1570-1572), Buenos Aires, Espesa-Calpe, §.A.,"1940, pp. 172 y 167-168. 51 Zafiu, en la cual sefiora hubo Sinchi Roca un hijo Hamado Lloque Yupanqui. Este Lloque Yupanqui nacié con dientes, y luego que nacié anduvo, y nunca quiso mamar; y luego habl6 cosas de admiracion, que a mi parecer debié de ser otro Merlin, segin que las fabulas dicen Y asf como éste nacid, dicen que tomé una piedra en las manos y tirdla a otro muchacho descendiente de Alcaviza, que al presente por alli pasaba, el cual iba por agua a una fuente con cierta vasija en las manos, de la cual pedrada Lloque Yupanqui, el recién nacido, quebré una pierna al muchacho de Alcaviza ya dicho, del cual caso los ago- reros dijeron, que los que descendieren de este Lloque Yupanqui serian grandes sefores, y que sefiorearjan aquel pueblo; y que los descendien- tes de los de Alcaviza serian echados de aquel pueblo por los descen- dientes de Lloque Yupanqui; lo cual asi fue, como la historia lo diré adelante, segtin que lo dijeron los que dieron razén de ello. Y porque este Lloque Yupanqui no hizo cosas mas notables que esta ya dicha, en ef tiempo gue vivid, le dejaremos. Y después de los dias de éste sucedié en su lugar un hijo suyo, que se Hamé Capac Yupanqui, del cual se dice no haber procurado mas ser que su padre Lloque Yupanqui le dejé. Y después de los dias de aquél, sucedid en su lugar un hijo suyo que se dijo Mayta Cépac, el cual dicen no haber procurado mas ser que sus antepasados. Y después de los dias de éste, sucedié en su lugar un hijo suyo que se dijo Inca Roca Inca, el cual dicen haber habido en seis mujeres que tuvo, treinta hijos e hijas. Y después de los dias de éste, sucedid en su lugar un hijo suyo y mayor de los otros, que se Hamé Yaguar Guacac Inca Yupanqui. De éste dicen que nacid Horando sangre, y por eso le Hamaron Yaguar Guacac, que dicen, Morar sangre. De éste dicen que tuvo veinte mujeres, en las cuales hubo cincuenta hijos e hijas; el cual dicen no haber procurado mas ser que le dejaron sus antepasados. Y después de los dias de éste, sucedié en su lugar un hijo suyo que Haman Viracocha Inca, porque era muy ami- gable hacia los suyos y afable y los gobernaba en mucha quietud, dan- doles siempre dadivas y haci¢ndoles mercedes. Y cémo éste fuese asi, amébanle los suyos con gran voluntad; y levantandose un dfa por la majiana, salié alegre hacia los suyos, y preguntindole los suyos que de qué se regocijaba, dicen que les respondié que el Viracocha Pachaya- chachic le habfa hablado aquella noche, diciendo que Dios le habia hablado aquella noche; y luego se levantaron todos los suyos y le lama- ron Viracocha Inca, que quiere decir, rey y dios; y desde alli tomé este nombre. En el tiempo de Viracocha Inca habia mds de doscientos sefiores caciques de pueblos y provincias, cincuenta y sesenta leguas cn la redon- dez de Ja ciudad del Cuzco, los cuales se intitulaban y nombraban en sus ticrras y pucblos Cépac Inca, que quicre decir sefiores y reyes; y lo mismo hacia este Viracocha Inca, e intitulabase, como arriba dijimos, 52 dios; de donde vieron los demés sefiores ya dichos, que se intitulaba de més ser que ninguno de ellos. Y como un sefior de estos, de Ia nacién Chanca, que se decta Uscovilea, el cual era sefior de mucha suma de gente y tenia seis capitanes muy valerosos, sus stibditos, que se lama- ron Malma, y otro Rapa, y otro Yanavilca, y otro Toquello Vilca, y otro Guamanguaraca, y otro Tomayguaraca. Y este Uscovilea, como tu- viese noticia que en el Cuzco residia Viracocha Inca y que se intitulase de mayor sefior que él, siendo él mas poderoso de gente e intitul4ndose él sefior de toda Ia tierra, pareciéndole bien ver qué poder era el de Viracocha Inca, y para ver esto, estando este Uscovilea en el pueblo de Paucaray, que es a tres leguas de Parcos, entré en consulta con los suyos qué orden debiesen tener para este hecho; y viendo que su poder era grande, acordaron en su reunién que debian ir sus capitanes a des- cubrir por las partes de Condesuyo y provincias, y asimismo por la parte de Andesuyo a lo mismo, y que @ asimismo, con dos capitanes de los suyos y con la gente que le quedase, fuese por el medio de estas dos provincias derechamente a la ciudad del Cuzco, y que de esta manera seria sefior de toda la tierra, y que él de su mano sujetarfa a Viracocha Inca. Y ast, salié de su reunién; y Iuego que hubo salido, mandé que para un dia sefialado se juntase toda su gente en aquel lugar y Hana de Paucaray, de donde él era natural; y asi se juntaron todos los suyos el dia que les fue mandado. ¥ siendo asi juntos, mandé a sus capitanes que hiciesen tres partes de toda aquella gente; y siendo ya apartados y hechas las tres partes, mandélos proveer de armas a todos, que fueron lanzas, alabardas y hachas, y porras, y hondas y ayllos y rodelas; de las cuales, siendo ya proveidos de este menester, mandéles proveer de muchos mantenimientos para su camino, como es carne seca, y maiz, y pescado seco y de las demas comidas, haciéndoles 1a gracia y merced de todo el despojo que en la guerra hubiesen ganado, ropa y oro y plata v mujeres y otras piezas y yanaconas' que asi en la guerra hubiesen. Y dando una parte de estas gentes a los capitanes de los suyos, que se Namaron Malma y Rapa, a los cuales mandé que luego partiesen, y que fuesen conquistando por la provincia de Condesuyo hasta donde no hallasen gente que conquistar pudiesen. Y asi se fueron estos dos capi- tanes ya dichos, Ilevando la gente ya dicha; y al tiempo que se despi- dieron del sefior, diéronle grandes gracias y loores, asi los capitanes como la demés gente, por la merced que les fue hecha del despojo. Y asi fueron conquistando estos dos capitanes Malma y Rapa por la provincia de Condesuyo, Hevando gran poder de gente; y fue tanta la ventura de estos dos capitanes, que ganaron y sujetaron yendo desde el pueblo de Pau- caray por la provincia de Condesuyo, hasta Iegar a las dichas cincuenta leguas mas alla de los Charcas. > Yanacona: Sirviente. 53 Dejaremos estos capitanes y hablaremos de los otros dos que envié asimismo Uscovilca por la parte de Andesuyo, los cuales se Ilamaron Yana Vila y Toquello Vilca; los cuales, como les diese su sefior Usco- vilca la otra parte de gente, partieron de alli de Paucaray; a los cuales, al partir, les fue mandado por Uscovilca que no Ilegasen al Cuzco con diez Jeguas, sino que pasasen apartados de él, porque Uscovilca queria esta empresa del Cuzco para si. Y asi, se apartaron estos dos capitanes, metiéndose por Ja provincia de Condesuyo, ganando y conquistando pro- vincias hasta Iegar a los Chiriguanes, donde los dejaremos y hablaremos de Uscovilca. E! cual, como hubiese despachado sus cuatro capitanes en la manera que ya habéis ofdo, y tuviese gran voluntad por su persona de ir y sujetar al Cuzco y al Viracocha Inca, tomando Ja otra tercia parte de gente que le quedé, dejando su tierra y pueblo con el recaudo y guarda necesaria, para que si alguno sobre él se viniese le avisasen para volver en su guarda y reparo; y asf, ya hecho esto y proveido, partié con su gente. v Hevando consigo sus dos capitanes. en busca y demanda de Viracocha Inca. El cual estaba muy quieto de aquella zozobra, porque él no hacfa guerra a nadie ni procuraba tomar ni quitar a nadie lo suyo, Y cstando asf quieto de esta guerra que sobre é1 venta, legaron a él dos mensajeros que le enviaba Uscovilea, por los cuales le enviaba a decir que le diese obediencia, como a seftor que era, y donde no, que se aparejase, que él le iba a hacer guerra, y que pensaba darle batalla y sujetarle; que le hacfa saber que él quedaba en Vilcacunga, que es a siete Teguas de la ciudad del Cuzco y que serfa bien breve con él. Y como Viracocha Inca viese la tal embajada que el Uscovilca Te envié, y que trafa gran poder, y que todo lo que atrds dejaba a él quedaba sujeto, enviéle a decir que le placia de darle obediencia, v que queria comer y beber con él. Y salidos que fueron estos mensajeros de la ciudad del Cuzco con esta embajada de Viracocha Inca, hizo juntar sus principales y entraron en su junta para ver lo que debian hacer, porque fueron tan breves los mensajeros de Uscovilca, que no le dieron lugar a que con los suyos tomase parecer en lo que debla responder; y asf, respondié lo que habéis ofdo; y después entrd en su junta; y estando en ella, consideraron que Uscovilea venia con gran poder de gente, y que venia soberbio y que, d4ndosele asi tan facilmente, serian tenidos en poco, y acordaron, para con él mejor capitular, las cosas que més les hacfan'a su conservacién, y aunque quedasen sujetos, no quedarian tanto cuanto si fAcilmente se diesen, de salir de esta ciu- dad del Cuzco el Viracocha con toda la gente de la ciudad, y con los més de los comarcanos que seguirlos quisiesen, irse a un pefiol que estd a siete leguas de esta ciudad del Cuzco, por encima de un pueblo que se dice Calca, el cual pefiol y fuerte se lama Caca Xaqui Xahuana. 54 Viracocha Inca en esta sazén tenia siete hijos; tenia uno de ellos menor de todos, el cual se Ilamaba Inca Yupanqui; y en aquel tiempo que Viracocha Inca se queria salir del Cuzco, este su hijo Inca Yupan- qui, aunque era menor, era mancebo de gran presuncién y hombre que tenia en mucho su persona; y pareciéndole mal que su padre Vira- cocha Inca hacia de desamparar a su pueblo y quererse dar a sujecién, as{ como ya se habia ofrecido, pareciéle que era mal caso y gran infa- mia para las gentes que de esto tuviesen noticia; y viendo que estaba acordado por su padre y los demds sefiores del Cuzco de salirse, presu- puso en si de no salir él y juntar la gente que pudiese, aunque Uscovilca viniese, no darle tal obediencia, sino morir antes que decir que vivia en sujecién; y que por ventura podria juntar tanta gente y su ventura ser tal que venciese al Uscovilea, y asi se libertaria su pueblo. Y presuponiendo lo que asi habia pensado, fuese en busca de tres mancebos, hijos de sefiores y amigos suyos, e hijos de aquellos sefiores con quienes su padre habia entrado en consulta para salirse y dar obe- diencia al Chanca; los nombres de los cuales mancebos eran, el uno Vica Quirao, y el otro Apo Mayta, y el otto Quilescachi Urco Gua- ranga; y juntdndose Inca Yupanqui con estos tres mancebos sefiores, consulté con ellos Io que tenia pensado, y dijoles que antes se debia presuponer y holgar de recibirse la muerte, que no vivir en tal sujecién ¢ infamia, no habiendo sido nacido sujetos. Y estando todos cuatro asi juntos, los mancebos holgaron de que Inca Yupanqui les dijese aquello, y diéronle palabra de hacer lo que él hiciese; y siendo todos los cuatro de una opinién y parecer, Viracocha Inca salia ya de la ciudad para su pesol Hevando consigo la gente del Cuzco, y la més de los comar- canos que pudo Hevar consigo. Inca Yupanqui y los tres sefiores man- cebos ya dichos, quedéronse en la ciudad con sendos criados que que- darse quisieron con ellos, los cuales criados se llamaban Pata Yupanqui, y Muru Uanca, y Apo Yupanqui, Uxuta Urco Guaranga; los cuales quedaron solos, que no quedé con ellos otra persona m&s de estos cria- dos suyos. Y visto por Viracocha Inca que su hijo Inca Yupanqui se quedaba con aquel propésito, riose mucho y no hizo caso de él, porque Hevé consigo sus seis hijos, y con ellos el mayor y més querido suyo, que se Jlamaba Inca Urco, en quien pensaba dejar el lugar y nombre de su persona. Sabido que fue por el chanca Uscovilca lo que habia hecho Vira- cocha Inca, acordé de enviarle un capitén suyo que se deca Guaman Guaraca, para que con el Viracocha Inca concertase lo que le pareciese y bien le tuviese; el cual capitan Ileg6, y el Viracocha Inca le recibié muy bien en el pefiol donde estaba. Y despachado este capitan por Uscovilea a Viracocha Inca, supo cémo se hab{a quedado en el Cuzco Inca Yupanqui con Ios tres sefiores ya dichos, y con cada un criado que le sirviese, y con el propdsito de morir y no ser sujetos; y sabida 55 esta nueva por Uscovilea, holgése mucho, porque le parecié, que ven- ciendo a este Inca Yupanqui, hijo de Viracocha Inca y a los tres sefiores que con él eran, que podria triunfar, y mds tomdndolos dentro en el Cuzco, a donde él venia encaminado. Y un capitan de este Uscovilea, Hamado Tomay Guaraca, sabida la nueva de este propdsito de Inca Yupanqui, pidié a Uscovilca, su sefior, que le hiciese merced de esta empresa; que él queria ir al Cuzco y prender y matar a Inca Yupanqui ya los que con é eran. Y Uscavilea le respondié, que semejante em- presa, que aquella, que para si la queria, y que por su mano la queria él acabar, y luego envid un mensajero suyo a Inca Yupanqui, por el cual le envié a decit que se holgaba mucho de saber que con él quisiese probar sus fuerzas y animo de mancebo, que se aderezase él y los suyos que con él estaban, que de alli a tres meses queria ir a verse con él; que porque de él no se quejase, le queria dar espacio de tres meses para que con é mejor se pudicse ver, y asimismo adetezarse de las armas y gentes que Ie pareciese. Porque, como el Uscovilea hubiese sabido que Viracacha Inca se habia salido huyendo de la ciudad del Cuzco, y Ievando consigo toda su gente, y la més que pudo Ievar de los demas pueblos comarcanos a la ciudad del Cuzco, tuvo este Usco- vilea que no le acudiria nadie al Inca Yupanqui que parte fuese a resistir el poder que él traia. Y visto por Inca Yupanqui lo que le enviaba a decir Uscovilea, respondié que él era presto de morir peleando antes de ser sujeto, porque él libre habia nacido y sefior, y si su padre daba obediencia, que la podia dar por si y por los que con él tenia all4 en cl peiol donde estaba, y que él no estaba en aquello, sino que si Gl habia de ser sefior del Cuzco e intitularse de tal, que peleando con él y venciéndole, tendria la tal nombradia; y que se holgaba que su padre hubiese desamparado ta ciudad del Cuzco y salidose de ella, siendo de opinién de rendirse, lo cual el Cuzco nunca tal habia hecho ni sido vencido por nadie, desde que Mango Capac lo habja fundado. Y oida su embajada y respuesta, se salié del Cuzco, y fue a su senor Uscovilca, que estaba cn aquella sazén holgandose con los seftores que trafa consigo, alli en el asiento de Vilcacunga; y oido por Uscovilca la respuesta que Inca Yupanqui le enviaba con su mensajero, holgése de ella, porque pensaba triunfar del Cuzco, como ya habéis ofdo, Inca Yupanqui entré en su junta con los tres sefiores que consigo tenia, y acordaron de enviar cierto mensajero a Viracocha Inca su padre, por el cual le envid a decir, que mirase la deshonra que le venia y que el Cuzco nunca habia sido sujeto desde que Mango Capac lo habia poblado; que le parecia, si a él le pereciese, que debian de defender su ciudad, y que no permitiese que de él se dijese semejante cosa que hubiese desamparado a su pueblo, y después se diese y rindiese a sus enemigos; que se viniese a su ciudad, que él le prometia, como su hijo que era, de morir delante de su persona, si él asi volviese, y defen- 56 derla, porque él tenia presupuesto de morir antes que de él se dijese que se habia dejado sujetar siendo sefior y habiendo nacido libertado. Y¥ luego fue uno de los cuatro mozos que alli tenian, al cual se le dijo que Ievase Ia embajada que ya habéis oido; el cual mensajero partié y legé donde estaba Viracocha Inca, y dijole su embajada de parte de Inca Yupanqui. Y ofdo por Viracocha Inca lo que su hijo Je enviaba a decir, riose mucho de la tal embajada y dijo: “Siendo yo hombre que comunico y hablo con Dios, y sabido por él he sido avisado que no soy parte para resistir a Uscovilea, y siendo asi avisado me sali del Cuzco para mejor poder dar orden cémo Uscovilca no me haga deshonra y a los mios maltratamiento, y ese muchacho Inca Yupanqui quiere morir y presumir que yo he sido mal acordado? Volved y decidle que me tio de su mocedad y que se venga él y Jos suyos que consigo tiene, y si no lo quicre haccr, que me pesa, porque es mi hijo y quicra morit de esa manera”. El mensajero le respondié a estas palabras que le decia Viracocha Inca, que su sefior tenia presupuesto aquello, y que en ninguna manera dejaba de morir 0 vencer él y los que con él estaban antes que venir en sujecién. Y a esto Ic respondié Viracocha Inca, que se volviese, y pues si era aquella la opinién de su sefior y voluntad suya, que pelease e hiciese todo su poder, que Jo que entendia que habia de ser al fin de su batalla, seria ser preso o muerto mozo y sin entendi- miento; y que Jes dijese a sus sefiores, que él no pensaba ir alli y que en ninguna manera Je tornase a enviar con embajada semejante. Y esto ofdo por el mensajero, partié con su respuesta a donde su sefior estaba, y Hegado que fue, dijole lo que su padre Viracocha Inca le enviaba a decir en respuesta de su mensaje. Todo lo cual oido por Inca Yupan- qui, tecibié pesar de ta tal respuesta, porque pensé que su padre le enviara algdn socorro, y que como viesen los comarcanos de los pueblos que estén en torno de la ciudad del Cuzco que su padre Viracocha Inca le socorria con algtin favor y ayuda, que asi mismo le acudirian y darian favor los tales comarcanos. Y estando asi triste él y los suyos por lo que ya habéis ofdo, parecidle que era bien enviar sus mensajeros a los caciques de los pueblos comar- canos, haciéndoles saber de la necesidad en que estaba y cémo habia enviado sus mensajeros a su padre, el cual no le habfa querido enviar ningun socorro; que les rogaba que le favoreciesen con sus poderes y gente. Y esto asi pensado por Inca Yupanqui, Iamdé a aquellos cuatro mozos que alli tenia, a los que les mandé, y a cada uno por si, que fuesen con la embajada que habéis ofdo a los caciques y sefiores que asi eran en torno de la ciudad en espacio de tres Jeguas; y siendo divi didos por Inca Yupanqui estos mensajeros, partieron cada uno por si a los pueblos y caciques con la embajada que ya habéis oido; y como hubiesen Hegado a los caciques y sefiores, adonde su sefor los enviaba, y ofdo por los tales caciques la embajada y ruego que les enviaba Inca 57 Yupanqui, respondiéronles a estos mensajeros en esta manera: “Volved, hermano, y decid a vuestro sefior Inca Yupanqui, que nos llamamos de corazn y voluntad, y que holgaremos de hacerle esa ayuda que nos pide y socorrerle con nuestras gentes y poder; mas, nos parece que el poder de Uscovilca Chanca, que sobre él y sobre nosotros viene, es mucho y muy grande”, y como él no tenga més gente con su persona y Con sus compafieros, el poder que ellos le podian dar y ayudar era asimismo poco, y que no le podian socorrer; si acaso fuese que ellos le socorrie- sen, no teniendo él m4s poder del que hasta alli tenfa, serfa echarse a perder él y ellos; porque asimismo ellos estaban en dar obediencia al Chanca, como su padre pensaba hacer, cada y cuando que por el Chanca se les fuese pedida, lo cual hasta alli no les habia sido por el Chanca enviado a pedir cosa; mas, lo que ellos harian con él era, que como 41 buscase de alguna parte o por alguna via, tuviese algtin tanto de poder de gente, que ellos asimismo estaban prestos de ayudarle en seme- jante necesidad y resistencia que queria hacer, cosa que no solamente a 4 tocaba, sino a ellos asimismo, y a cada uno por sf; y que asimismo enviaran a las demés provincias y pueblos que con cada uno confinaba, a pedir sus socorras y favor, y que con sus gentes y Jas tales ayudas, aquellos le prometian de ayudarle y socorrer, cada y cuando aquellos viesen que él tenia alguna parte de gente para ponerse en la tal resis- tencia; la cual Je agradecian y rogaban que asi lo hiciese, que ellos asimismo harian lo que dicho tenian. Todo lo cual ofdo por los mensa- jeros, se volvieron donde su sefior estaba, al cual dijeron la respuesta que ya habéis ofdo. Y ofdo por Inca Yupanqui, recibi6 muy grande pena por verse solo, viendo la voluntad y ofrecimiento que los caciques le hacian, considerando en si que tenfan y pedian lo que era razén, que el tuviese alguna gente, con Ja cual la de los tales caciques y ayuda que le fuese hecha se juntase. Y estando en esta pena, dicen que seria ya hora del sol puesto y que ya oscurecia la noche, y como fuese ano- checido, que dijo a sus compafieros y a los demés sus criados, que se quedasen todos alli juntos como estaban, y que ninguno saliese con él; y asi se salié del aposento solo sin llevar otro ninguno consigo. Inca Yupanqui era mancebo muy virtuoso y afable en su conversa- cién; era hombre que hablaba poco para ser tan mancebo, y no se refa en demasia de manera, sino con mucho tiento; y muy amigo de hacer bien a los pobres; y era mancebo casto, que nunca le oyeron que hubiese conocido mujer; y nunca le conccieron los de su tiempo decir mentira Y que pusiese cosa que dejase de cumplir. Y como él tuviese estas partes de virtud y valeroso sefior, aunque mancebo, y fuese de grande énimo, considerando su padre a este ser de Inca Yupanqui, su hijo, reiné envi- dia en él y aborreciale, porque quisiera que un hijo mayor suyo, que se decia Inca Urco, tuviese este ser de Inca Yupanqui; y como él viese que esta virtud reinase en Inca Yupanqui, no consentla que se pusiese 58 delante de él, ni daba ocasién para que nadie conociese de él que le amaba; porque, como viese que tenia tan grandes partes, temia que des- pués de sus dias los sefiores del Cuzco y la demds comunidad le alzasen a éste por tal sefior, y que aunque él dejase a Inca Uxco por tal sefior, los tales sefiores le privarian de este estado, por ver en él que era algo simple y que no reinaba en 4 aquella capacidad y ser que en Inca Yupangui; al cual amaban todos de gran voluntad, como ya habéis oido. ¥ como el Viracocha quisiese a Inca Urco dejarle en su lugar des- pués de sus dias, hacia que le hiciesen los sefiores de Ja ciudad del Cuzco y la demés gente aquel acatamiento y respeto que hacian a su persona; y asi, le hacia servir y que le sirviesen los sefores del Cuzco con las insignias reales que a su persona hacian; que eran, que delante de él no aparecia ninguno, por sefior que fuese, ni ninguno de sus hermanos, con zapatos en los pies, sino descalzos y las cabezas bajas todo el tiempo que delante de él estuviesen hablando o que le trajesen algtin mensaje; comia solo, sin que nadie osase meter mano en el plato que él comfa; trafase en andas y hombros de sefiores; si salia a la plaza, sentabase en asiento de oro; tenia tirasol hecho de pluma de avestruces tenidas de colorado; bebfa en vasos de oro, y asimismo eran las demas vasijas de] servicio de su casa, de oro; tenia muchas mujeres; de todo To cual era muy ajeno Inca Yupanqui, por ser, como ya habéis ofdo, aborrecido de su padre, y tener amor a Inca Urco. ¥ asi, cuando vio Viracocha Inca que se habia quedado Inca Yupanqui en Ja ciudad del Cuzco, holgése de ello, pensando que alli acabaria sus dias, y cuando le envid a pedir el socorro que ya habéis ofdo, no lo quiso socorrer. ¥ apartandose Inca Yupanqui de sus compajieros la noche que ya la historia os he contado, dicen que se fue a cierta parte donde ninguno de los suyos le viesen, espacio de dos tiros de honda de la ciudad, y que alli se puso en oracién al Hacedor de todas las cosas, que ellos Haman Viracocha Pachayachachic, y que estando en su oracién, que decia en esta manera: “Senor Dios que me hiciste y diste ser de hombre, socérreme en esta necesidad en que estoy; puesto eres mi Padre, y ti me formaste y diste ser y forma de hombre, no permitas que yo sea muerto por mis enemigos; dame favor contra ellos; no permitas que yo sea sujeto de ellos; y pues tui me hiciste libre y sdlo a ti sujeto, no permitas que yo sea sujeto de estas gentes que asi me quieren sujetar y meter en servidumbre; dame Sefior, poder para poderlos resistir, y haz de mf a tu voluntad, pues soy tuyo”. Y cuando estas razones decia, Jas decfa Morando de todo corazén. Y que estando en su oracién, se cayé dormido, siendo vencido del suefio; y que estando en su suefo, vino a él el Viracocha en figura de hombre, y que le dijo: “Hijo, no tengas pena, que yo te enviaré, el dia que a batalla estuvieres con tus enemigos, gentes con qué desbaratarlos y quedes victorioso”. 59

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