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educativas
políticas educativas
Investigaciones en
el territorio bonaerense
COLECCIÓN
INVESTIGACIONES
Prácticas pedagógicas y políticas educativas : investigaciones en el territorio
bonaerense
Ana Pereyra ... [et.al.]. 1a ed. Gonnet : UNIPE: Editorial Universitaria, 2015.
560 p. ; 19x13 cm.
ISBN 9789873805011
1. Pedagogía. 2. Docencia. 3. Política Educativa. I. Pereyra, Ana.
CDD 379
U
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'
Adrián Cannellotto
Rector
Carlos G. A. Rodríguez
Vicerrector
Diseño y diagramación
Verónica Targize
Maqueta de colección
Estudio ZkySky
COLECCIÓN INVESTIGACIONES
1ª edición, Marzo
d
ISBN 978-987-38050-1-1
APÍTULO 2. LA ACTIVIDAD DOCENTE MEDIADA CON TIC
C
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1. Diseñar4 un conjunto de actividades para la enseñanza de
una zona de la matemática en un entorno informático que nos
permita:
–Ampliar el espacio de posibles tareas para esa zona
matemática;
– Identificar un conjunto de nuevas técnicas a partir del
trabajo con la computadora;
– Concebir una posible orquestación que tenga en cuenta
los espacios de maniobra del docente.
([SORUDUHOSRWHQFLDOGLGiFWLFRGHODVUHSUHVHQWDFLRQHVSUR-
ducidas en la pantalla –esto incluye las manipulaciones que
se pueden hacer con ellas– a partir del uso de un software
(por ejemplo, Geogebra, Cabri, etc.).
0
/D 7$' FRQFHGH XQ OXJDU FHQWUDO D OD LQÀXHQFLD GH ODV
instituciones6 en la enseñanza y las prácticas posibles, en la
medida en que habilitan la presencia de cierto conjunto de
SUiFWLFDV\GL¿FXOWDQRWUDV(VWDWHRUtDWDPELpQLGHQWL¿FDHO
doble rol de las técnicas, tanto en la producción de resultados
(valor pragmático) como en la conformación de ideas sobre
los objetos matemáticos y en la posibilidad de dar origen a
nuevas preguntas (valor epistémico) (ibíd.).
La entrada de la tecnología en el aula conlleva cambios en
las técnicas a partir del uso del software: “Las técnicas, al ser
instrumentadas por la tecnología computacional, cambian, y
HVWH FDPELR PRGL¿FD VXV YDORUHV SUDJPiWLFRV \ HSLVWpPLFRV´
(ibíd.: 249). En nuestra investigación nos propusimos estudiar
la emergencia de nuevas técnicas instrumentadas, al reconver-
tir parte de la secuencia de cuadrática original en una modali-
GDGGHWUDEDMRTXHKDELOLWHHOXVRGHO*HRJHEUD,GHQWL¿FDGDV
estas posibles nuevas técnicas, el estudio de su valor epistémi-
co –una vez que la secuencia sea desarrollada en las aulas– nos
SHUPLWLUtDXQDUHFRQ¿JXUDFLyQGHODSUD[HRORJtDGHODIXQFLyQ
cuadrática posible para el aula de la escuela secundaria.
En el campo de la investigación en educación matemáti-
ca se sostiene desde hace tiempo que el trabajo con nuevas
herramientas –en este caso la calculadora y/o la computado-
ra– trae aparejado un cambio en el tipo de conocimiento que
se produce (Balacheff, 2000; Artigue, 2002; Lagrange, 2000;
Hoyle, Noss y Kent, 2004), pero también cambios en las ac-
ciones del profesor en su entorno de trabajo (Balacheff, ibíd.).
En este sentido, consideramos necesario tomar en cuenta es-
WDVPRGL¿FDFLRQHVHQGRVSODQRV
–El trabajo matemático de los alumnos: tanto en relación
con los problemas y tareas que podrán abordar como con las
formas de abordarlos y las posibles técnicas que se constituyen.
±8QWLSRGHH[SORUDFLyQHPStULFDDSR\DGDHQHODFFHVRD
múltiples representaciones de casos particulares y a las tran-
VLFLRQHV GLQiPLFDV HQWUH HOORV (VWDV H[SORUDFLRQHV SRVLELOL-
tarían –dependiendo de las características del problema y de
ODJHVWLyQTXHVHUHDOLFH±XQLQWHUMXHJRHQWUHH[SORUDFLRQHV
conjeturas / anticipaciones y retroalimentaciones.
–La comparación y contraste de los cambios en los estados
de la situación geométrica y el movimiento de un punto en el
JUi¿FRGH ODIXQFLyQ(VWR GDUtDOXJDU DREVHUYDU\ HVWXGLDU
nuevos aspectos de la situación y de la función que podrían
quedar ocultos al estudiar los cambios en forma separada. En
particular, vemos que esta interacción es una oportunidad
para recuperar la noción de función como modelo para medir
el cambio y la variación y, al mismo tiempo, permite poner
LA TRANSFORMACIÓN DEL TRABAJO MATEMÁTICO...
1
GH UHOLHYH OD FRQVWLWXFLyQ SXQWR D SXQWR GHO JUi¿FR GH XQD
función.
7
4. EL DISEÑO COLECTIVO DE UN CONJUNTO DE
ACTIVIDADES CON INTEGRACIÓN DE TIC
9
retiene esa intención al no comenzar el trabajo con los estu-
diantes directamente con la situación planteada en la panta-
lla. De este modo, esperamos poder comenzar a discutir con
ellos en torno a la distinción y relación entre ambos planos,
las ventajas del modelo dinámico para el estudio y al mismo
tiempo sus limitaciones.
Ahora bien, para la construcción del modelo Geogebra,
en nuestro diseño optamos por proveer a los estudiantes un
archivo con el triángulo ya dibujado y una determinada con-
¿JXUDFLyQ\GHMDUDFDUJRGHHOORVODFRQVWUXFFLyQGHORVUHF-
tángulos dinámicos en la siguiente etapa. Fundamentemos
esa decisión.
Como el propósito de toda la secuencia será estudiar la va-
riación del área del rectángulo en función de la medida de
uno de sus lados, las medidas juegan un papel importante.
([SHULHQFLDVHVSRQWiQHDVGHDOJXQRVGRFHQWHVGHOJUXSRQRV
DOHUWDURQ VREUH ODV GL¿FXOWDGHV TXH DSDUHFLHURQ GXUDQWH ODV
FODVHVGHELGRDODVDSUR[LPDFLRQHVGHFiOFXORTXHUHDOL]DHO
programa. Particularmente, se observaron incoherencias en-
tre los valores del área y de los lados del rectángulo que los
estudiantes visualizaban en pantalla.
Pensando en una entrada de los alumnos al estudio de la
YDULDFLyQ GH PDJQLWXGHV YtD PRGHORV GLQiPLFRV HVWDV GL¿-
cultades pueden contribuir a que prescindan del modelo para
responder las preguntas que se les planteen, como ocurrió
en las clases que recién mencionamos. Es por eso que, con
el propósito de aprovechar la potencialidad de los modelos
dinámicos, el grupo decidió tomar algunas precauciones res-
SHFWRDODFRQ¿JXUDFLyQGHODUFKLYRFRQHOFXDOWUDEDMDUtDQORV
estudiantes, de manera tal que los valores del área de todos
los rectángulos posibles de visualizar en la pantalla serían co-
herentes con el valor de la medida de los lados que se mos-
traba.
Para lograrlo, en Geogebra regulamos el movimiento del
PRXVHPHGLDQWHODGHWHUPLQDFLyQGHXQDFXDGUtFXODVX¿FLHQ-
temente pequeña y el uso de atractores de puntos a cuadrícu-
la. Asimismo, se ofrecería a los alumnos el triángulo ya cons-
ANÁLISIS DE LAS PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS
0
3
tángulo en función de la medida del lado sobre AB11 (así se
planteaba también en la versión original). En un escenario de
“dejarlos hacer” pensamos, en principio, que los estudiantes
construyeran los rectángulos partiendo de cualquiera de sus
vértices (salvo el punto A).
Sabíamos que en una siguiente etapa los alumnos iban a
tener que apoyarse en el movimiento de ese punto para estu-
diar la variación de la función. La visualización de la relación
entre el área y la medida de AD no sería la misma según qué
punto se pusiera en movimiento. Con esto queremos decir
que la ubicación del punto móvil tiene una cierta importan-
cia cuando tenemos en vista un alumno que está construyen-
do la noción de función y la noción de dependencia. En tal
sentido, un punto móvil ubicado en el lado vertical AC o en
la hipotenusa CB del triángulo haría más difícil aprehender
la dependencia que se quiere estudiar. Este supuesto –que
aportaron con gran convicción las profesoras del grupo que
llevarían esta secuencia a sus clases– dio lugar a decidir que,
para todos los estudiantes, el punto móvil estuviera en el lado
horizontal AB del triángulo.12
HV¿MR6HXQL¿FDTXHHOSXQWRHQHOODGR$%VHQRPEUDUiFRQ
la letra D.
El diseño prevé una continuación del trabajo en el aula en
WRUQRDODVLWXDFLyQJHRPpWULFDKDVWDOOHJDUDGH¿QLUXQDIXQ-
ción como herramienta para el estudio de la variación del área.
El trabajo comienza con las siguientes preguntas para dis-
FXWLUHQHOHVSDFLRFROHFWLYR\ODH[SOLFLWDFLyQGHKHUUDPLHQWDV
del programa:
±³¢4XpFDPELDDSDUWLUGHODUUDVWUHGHOSXQWR'"´6HHVSH-
UDLGHQWL¿FDUTXHYDUtDQHQWUHRWUDVODPHGLGDGHOODGR$'
ODPHGLGDGHOODGRYHUWLFDO\HQGH¿QLWLYDHOUHFWiQJXOR
±³¢7LHQHQWRGRVHVWRVUHFWiQJXORVODPLVPDiUHD"´&RPR
al aumentar la base disminuye la altura, suponemos que al-
JXQRV DOXPQRV SXHGHQ D¿UPDU TXH HO iUHD QR FDPELD SUH-
VXPLHQGRTXHH[LVWHXQDFRPSHQVDFLyQHQHVDVYDULDFLRQHV
3DUD FRQWLQXDU VH H[SOLFD FyPR KDFHU SDUD TXH VH PXHVWUH
en pantalla el valor del lado AD. Se sigue con las siguientes
preguntas:
0
“arrastrando” hasta lograr AD de longitud 2, leyendo la me-
dida de la altura –si es que la rotularon– y haciendo la cuenta
para calcular el área (se supone que para hacerlo los alumnos
GLVSRQHQGHODIyUPXODE[K7DPELpQHVSRVLEOHTXHQROHDQ
el valor de la altura en la pantalla sino que la deduzcan. Otra
posibilidad es que pidan al programa que muestre directa-
mente el valor del área. En ese caso, si los alumnos “arrastra-
ron” para llegar de AD de longitud 2 a AD de longitud 8,45, es
SUREDEOHTXHFRPLHQFHQDFRQ¿JXUDUDOJXQDVFDUDFWHUtVWLFDV
de la relación lado-área: “la base creció mucho y el área poco”,
“el área aumentó y luego bajó”.
±³¢+DEUiRWURUHFWiQJXORGHiUHDLJXDODOGH$'LJXDOD"
Si pensás que sí, dar la longitud de AD”. Cabría la posibilidad
de que algunos alumnos lleguen a la respuesta sin ninguna
anticipación, arrastrando el punto D hasta encontrar otro
rectángulo de área 18. Podría ser, también, que con una cierta
anticipación se busque el mismo rectángulo “acostado”. Pue-
de ser que algunos estudiantes no se hayan dado cuenta toda-
vía de que dos lados consecutivos de cada rectángulo suman
UHODFLyQTXHMXVWL¿FDUtDTXHHOPLVPRUHFWiQJXOR³DFRVWD-
GR´YDDHVWDULQVFULSWRHQHOWULiQJXOR3DUDWUDEDMDUH[SOtFLWD-
mente esta relación pensamos que podría preguntarse por un
valor que el archivo ggb no permita obtener, por ejemplo 2,31.
±³¢&XiOVHUiHOiUHDGHOUHFWiQJXORFXDQGR$'PLGH"´
/DFHUWH]DGHODH[LVWHQFLDGHXQUHFWiQJXORGHWDOHVGLPHQ-
siones, junto con la falta de ese dato en este archivo, será el
punto de partida para preguntarse por otras relaciones. Los
estudiantes podrían pensar que hay proporcionalidad para la
relación lado-área y con esa idea intentarían calcular el valor
para AD = 2,31. En ese caso, planeamos proponerles que ana-
licen el valor del área para AD de medidas 2, 2,5 y 3. También
ANÁLISIS DE LAS PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS
0
1
&XDUWDHWDSDGHODVHFXHQFLDODLGHQWL¿FDFLyQGH
una función como herramienta de estudio de la situa-
ción geométrica
±³¢&yPRYDUtDHOiUHDFXDQGR$'DXPHQWDHQXQR"´6HHV-
pera que los alumnos aporten distintas respuestas numéricas
y, en el espacio colectivo, concluyan que no es constante la
variación, con lo cual se sentarían las bases para descartar un
SRVLEOHJUi¿FROLQHDOSDUDHVWDIXQFLyQ
±³¢(VYHUGDGTXHFXDQGRFUHFH[DXPHQWDHOYDORUGHI["´
Los estudiantes podrían argumentar, mediante el arrastre –
nuevamente efectuado o evocado–, que el área “crece y des-
pués decrece”. También podrían apoyarse en los cálculos ya
UHDOL]DGRV GH iUHDV HVSHFt¿FDV R GH OD SRVLEOH WDEOD TXH VH
hubiera armado colectivamente. En particular, podrían res-
SRQGHUQHJDWLYDPHQWHVHxDODQGRTXHHQ[ \HQ[ OD
función vale lo mismo.
(QODSURSXHVWDRULJLQDOODLGHQWL¿FDFLyQGHODUHODFLyQIXQ-
cional quedaba plasmada por una tabla que se organizaba en
HOSL]DUUyQ\TXHLQFOXtDWRGRVORVYDORUHVQDWXUDOHVGH[HQ-
ANÁLISIS DE LAS PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS
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WUH\H[SOtFLWDPHQWHQRVHDOHQWDEDODSURGXFFLyQGHXQD
fórmula en ese momento). A continuación, se les planteaba
XQDQXHYDWDUHDHODQiOLVLVGHVHLVJUi¿FRVSDUDGHFLGLUFXiO
R FXiOHV GH HOORV SRGtDQ FRUUHVSRQGHU D OD IXQFLyQ LGHQWL¿-
cada.14
Disponer de un software con la capacidad de producir
JUi¿FRV GH IXQFLRQHV QRV OOHYy D FXHVWLRQDUQRV OD YLDELOLGDG
y pertinencia de esta tarea. Para esto, revisamos qué tipo de
relaciones se esperaba que los alumnos pusieran en juego en
la búsqueda de razones para aceptar o descartar cada uno de
ORVVHLVJUi¿FRVSURSXHVWRV(QODSURSXHVWDRULJLQDOQRVLQWH-
resaba promover que los alumnos convirtieran al registro de
ORVJUi¿FRVFDUWHVLDQRVORVDVSHFWRVLGHQWL¿FDGRVHQHOWUDEDMR
previo con el problema y se vieran obligados a estudiar, de ma-
QHUDPiVSUHFLVDODVYDULDFLRQHV\DTXHORVJUi¿FRVFRPSDU-
WHQDOJXQDVFDUDFWHUtVWLFDVLGHQWL¿FDGDVHQODVLWXDFLyQ7RGR
este trabajo permitiría elaborar nuevas relaciones en torno a
la función estudiada. Por ejemplo, será necesario analizar qué
datos de la situación usar y cómo usarlos, para decidir entre un
JUi¿FROLQHDODWUR]RV\XQJUi¿FRFXUYRTXHWLHQHQHQFRP~Q
ORVLQWHUYDORVGHFUHFLPLHQWRHOPi[LPR\HOHMHGHVLPHWUtD
La riqueza de esta actividad nos llevó a sostener, para la
VHFXHQFLDODWDUHDGHHOHJLUHQWUHJUi¿FRV\QRVSUHJXQWDPRV
qué papel jugaría la computadora en este trabajo. Teníamos en
claro que disponer del softwareSDUDKDFHUORVJUi¿FRVGLOXtD
WRWDOPHQWHODQHFHVLGDGGHOHHUHQODIRUPDGHFDGDJUi¿FRHO
WLSRGHFUHFLPLHQWRTXHH[SUHVD\GHSRQHUORHQUHODFLyQFRQ
el crecimiento de la función área estudiada. Decidimos enton-
ces reformular la actividad del siguiente modo: conservar los
JUi¿FRV\\DJUHJDUXQQXHYRJUi¿FRFRQVWUXLGRSRU
poligonales; preservar el enunciado del ítem e) entregando los
JUi¿FRVGLEXMDGRVHQXQDKRMDGHMDUODFRPSXWDGRUDGLVSRQL-
ble para cálculos (aunque sin proponer en este momento que
ORVDOXPQRVSURGX]FDQXQJUi¿FRHQVXSDQWDOOD
7
Entendemos que, de este modo, la presencia del software
QR GLOXLUtD OD ULTXH]D GH OD WDUHD GH HOHFFLyQ GH JUi¿FRV 6t
en cambio, creemos que la disponibilidad de la computadora
puede traer aparejadas otras formas de trabajo de los estu-
diantes. El modelo dinámico permite obtener una gran can-
tidad de datos sobre la función, pero estos se hacen visibles
uno por uno a medida que se arrastra el punto D sobre AB.
Implícitamente hay una tabla inmensa de valores que no es-
tán visibles al mismo tiempo. Quedaría en manos de los estu-
diantes la organización de la información y la decisión acerca
de cuáles son datos pertinentes para estudiar cada uno de los
JUi¿FRV
Estas nuevas formas de trabajo son las que estaremos es-
tudiando en un futuro, a partir de la puesta en las aulas de
ODVHFXHQFLD¢'HTXpPRGRWUDEDMDUiQORVHVWXGLDQWHVFRQHO
PRGHORGLQiPLFRSDUDHVWXGLDUXQRDXQRORVJUi¿FRVTXHOHV
propongamos?
/DSURGXFFLyQGHXQJUi¿FR
8QDYH]GHFLGLGRFXiOHVHOJUi¿FRTXHSRGUtDFRUUHVSRQGHU
a la función, se propone la producción de una representación
JUi¿FDHQODSDQWDOODGHODFRPSXWDGRUD(OSURJUDPD*HR-
gebra ofrece distintas maneras de producir representaciones
JUi¿FDVGHXQDIXQFLyQ(QWUHHVWDVFRQVLGHUDPRV
3XQWRVHQODYHQWDQDJUi¿FDGH¿QLGRVPHGLDQWHHOLQJUHVR
de sus coordenadas en la barra de entrada.
8QSXQWRGLQiPLFRTXHWLHQHFRPRFRRUGHQDGDVODV
variables en cuestión, en el orden elegido –en nuestro
caso, P = (medida de AD, área del rectángulo)– y que
representa, en el plano cartesiano, los distintos estados
particulares de la situación geométrica dinámica a los
que se va accediendo vía el arrastre. Este dinamismo es
el que permite poner de relieve la constitución punto a
SXQWRGHOJUi¿FRGHXQDIXQFLyQ(OJUi¿FRGHODIXQFLyQ
ANÁLISIS DE LAS PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS
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5. SÍNTESIS Y PERSPECTIVAS
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5.1. Decisiones didácticas frente a la potencia y los
límites del recurso informático
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8QDUHODFLyQDH[SORUDUHQHODXODODGXSODFRQR-
cimientos matemáticos-conocimientos del programa
0
tentaremos recortar para su estudio aquellos gestos, entre
ellos los discursos, que los docentes estrenen para sostener
y gestionar en el aula el trabajo de los estudiantes mediado
por la computadora. En particular, nos interesa caracterizar
las decisiones tomadas acerca de los modos de socializar, en
la clase, el trabajo de cada alumno o grupo de alumnos en la
computadora.
La complejidad subyacente a la incorporación de las TIC
en la clase de matemática está siendo abordada desde di-
ferentes perspectivas. Desde la didáctica de la matemática,
LQWHQWDPRVUHÀHMDUHQHVWHDUWtFXORODVSUHRFXSDFLRQHV\GH-
cisiones de un colectivo docente dispuesto a integrar la com-
putadora en su trabajo real en el aula. Esperamos que estas
UHÀH[LRQHV FRQWULEX\DQ D UHSHQVDU HO DXOD HQ HVWRV QXHYRV
escenarios donde las TIC adquieren valor más allá de un em-
pleo meramente instrumental.
BIBLIOGRAFÍA
1
tional Studies in Mathematics 55, 2004a, Netherlands, pp.
181-197.
7528&+(/XF³0DQDJLQJWKH&RPSOH[LW\RI+XPDQ0D-
chine Interactions in Computerized Learning Environments:
Guiding Students’ Command Process through Instrumental
Orchestrations”, en: International Journal of Computers for
Mathematical Learning 9, 2004b, Netherlands, pp. 281–307.
ANEXO17
}
D
tipo que tenga un área menor que el 2
<
mento producido por gran parte del equipo: Fioriti, G., Sessa, C. et al.,
Función cuadrática, parábola y ecuación de segundo grado. Aportes
para la enseñanza, Nivel Medio, Dirección de Currícula y Enseñanza
de la DGPE, CABA. En prensa.