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¿Ciudadanos xenofóbicos o aporofobicos?

Desde la historia y con el pasar de los tiempos el hombre siempre se ha encontrado en completo
tránsito y cambio, muchas personas acuden a la migración por algunos factores como lo son: la
búsqueda de mejores oportunidades en el ámbito laboral, para reunirse con sus seres queridos o
quizás por la más fuerte y dolorosa de todas, y es que las personas migran para huir de los conflictos
generados, por medio de la violencia. Y con toda esta tendencia del fenómeno de la migración, a
cierto territorio, se han gestionado una amplia esfera de cambios, en acuerdo con la ONU
(Organización de Naciones Unidas) entendemos el termino de migración como: “el desplazamiento
de una persona o de un grupo de personas del lugar que habitan, hasta otro”; dicho esto podríamos
decir que ningún ser humano quería dejar su residencia por una crisis económica, política, social o
cultural como es el caso de nuestro país hermano Venezuela.
Y por todo esta situación que de una manera cotidiana ha tomado mucha importancia en estos
últimos meses, surge un término que llegaría a dar respuesta a esa indiferencia que ciertas personas
podemos llegar a sentir por una persona que sea extranjera, pero a falta de dinero parece que no
mereciera nuestro respeto y solidaridad; ahora bien, la filósofa española Adela Cortina en el año
2014 es la ganadora del Premio Nacional de Ensayos, y con su majestuosa aparición, nos tare un
bueno termino que llegaría a revolucionar lo ya establecido y es cuando presenta el término
“aporofobia” haciendo referencia a que no se rechaza al extranjero, sino al pobre.
No se equivocó la autora Adela Cortina cuando expreso que “la aporofobia va en contra de la
dignidad humana y es excluyente” pues es como aceptar que para tener un valor, debes tener
riquezas transables en dinero, y aunque suene un poco cruel, eso es la realidad. Hoy en la sociedad
vemos como nos sumergimos en una cultura poco ética e indiferente antes las situaciones que
vulneren los derechos de los demás. Y es que no se puede tapar el sol con dos dedos, porque las
situaciones nos muestran como nos interesamos por lo vano, por las riquezas y por conseguir la
satisfacción de nuestros placeres individuales, y poco a poco estamos normalizando que la sociedad
este cosificando al otro, mientras que lo está utiliza como un medio para obtener el cumplimiento
de cual sea su interés.
Con la llegada de este nuevo termino, varias situaciones que vemos a menudo en la realidad de la
sociedad son un poco más entendibles, como lo son las vivencias de las cuales son testigos todos
aquellos migrantes venezolanos que ingresan al Colombia de manera “ilegal” o por trochas por no
tener los documentos en orden, y es aquí donde este fenómeno de la aporofobia tomas mucha
fuerza, es decir, si bien es cierto ese miedo al extranjero, porque no se siente miedo por aquel que
está cómodo, entonces vemos que a ese si se le brinda benevolencia y es tanta la amabilidad que
solo nos falta besarles sus pies, contrario es con aquel migrante, que sale de su país en busca de un
nuevo horizonte donde se le permita buscar los medios para subsistir y vamos a ver que se
encuentra en Colombia, un país donde proclamamos ser “democráticos” pero al igual somos
aporofobicos, porque constantemente vamos haciendo gestos y desprecios a los migrantes que van
de un bus al otro, con una mochila de dulces, con una guitarra entonando una canción a cambio de
una moneda para llevar pan a sus familias, seamos un poco más humanos, quizás todo ese proceso
de la industrialización y la revolución de las maquinas, nos está volviendo un poco menos humanos,
seres incapaces de sentir el dolor ajeno.

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