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Sistema Linfático

Generalidades
El sistema linfático está compuesto por un grupo de células, tejidos y órganos que vigilan las superficies
corporales y los compartimentos internos con fluídos, y reaccionan frente a la presencia de sustancias
potencialmente nocivas. Los linfocitos son el tipo celular que define al sistema linfático y son las células
efectoras en la respuesta del sistema inmunitario a sustancias nocivas. Este sistema incluye el tejido linfático
difuso, los nódulos linfáticos, los linfáticos, el bazo, la médula ósea y el timo.

Los vasos linfáticos comunican partes del sistema con el sistema vascular sanguíneo.

Los tejidos linfáticos son los sitios donde los linfocitos proliferan, se diferencian y maduran. En el timo, la
médula ósea y el tejido linfático, los linfocitos están “educados” para reconocer y destruir antígenos
específicos. Las células inmunocompetentes que pueden distinguir entre lo “propio” y lo “no propio”.

Un antígeno es una sustancia que puede inducir una respuesta inmunitaria específica.

Una respuesta inmunitaria se genera contra un antígeno específico, que puede ser una sustancia soluble o
un organismo infeccioso, un tejido extraño o un tejido transformado.

La mayoría de los antígenos deben ser “procesados” por las células del sistema inmunitario antes de que
otras células puedan montar la respuesta inmunitaria.

La respuesta inmunitaria puede dividirse en defensa inespecífica (innata) y específica (adaptativa).

• En la inmunidad inespecífica (innata), las defensas inespecíficas preexistentes constituyen la respuesta


inmunitaria innata. Representa la primera línea de defensa contra la agresión microbiana. Estas defensas
consisten en barreras físicas que impiden que organismos extraños invadan los tejidos, defensas químicas
que destruyen muchos microorganismos invasores, varias sustancias secretoras que neutralizan las células
extrañas, células fagocíticas y células asesinas naturales.

• Con la inmunidad específica (adaptativa), específicas o adaptativas que atacan a los invasores específicos.
El contacto inicial con un antígeno específico o un agente extraño inicia una cadena de reacciones en la que
participan células efectoras del sistema inmunitario y con frecuencia conduce a un estado de “memoria”
inmunitaria. La inmunidad adaptativa induce la resistencia adquirida. Se han identificado dos tipos de
defensas específicas: la respuesta humoral consiste en la producción de proteínas denominadas anticuerpos
que marcan invasores para su destrucción por otras células inmunitarias, y la respuesta celular en la que se
identifican células transformadas y células infectadas por virus para su destrucción por células asesinas
específicas.

CÉLULAS DEL SISTEMA LINFÁTICO


Generalidades
Las células del sistema inmunitario comprenden los linfocitos y diversas células de sostén

Los linfocitos y una gran variedad de células de sostén constituyen las células del sistema inmunitario. Se
reconocen tres tipos principales de linfocitos: linfocitos B, linfocitos T y linfocitos NK. Las células de sostén
interactúan con los linfocitos y cumplen funciones importantes en la presentación de los antígenos a los
linfocitos y la regulación de las respuestas inmunitarias. Como monocitos, macrófagos, neutrófilos, basófilos,
eosinófilos, células reticulares, células dendríticas, células dendríticas foliculares, células de Langerhans y
células epitelio reticulares.
En los nódulos linfáticos, los ganglios linfáticos y el bazo, las células reticulares y las fibras reticulares
producidas por estas células forman mallas elaboradas. Los linfocitos, los macrófagos, las células dendríticas,
las células dendríticas foliculares y otras células del sistema inmunitario residen en estas mallas y en el tejido
conjuntivo laxo del organismo. Las células de Langerhans se encuentran sólo en las capas medias de la
epidermis. Misión de vigilancia y defensa. En el timo, las células epitelio-reticulares forman la malla
estructural dentro del tejido.

Linfocitos
Los linfocitos alrededor del 70 % en la sangre o la linfa constituyen una reserva circulante de células
inmunocompetentes. Estas células participan en un ciclo durante el cual abandonan la circulación sistémica
para entrar en el tejido linfático. Mientras están en el tejido linfático, se encargan de la vigilancia
inmunitaria de los tejidos circundantes. Los linfocitos después regresan a la circulación sistémica.
El 30 % restante de linfocitos en los vasos sanguíneos no circula entre los tejidos linfáticos y la circulación
sistémica.
Estas células abandonan los capilares y migran directamente hacia los tejidos
Desde el punto de vista funcional, se presentan tres tipos principales de linfocitos en el cuerpo: los linfocitos
T, los linfocitos B y los linfocitos NK.
Los linfocitos T (células T) reciben su nombre porque se diferencian en el timo. Tienen una vida útil larga y
participan en la inmunidad mediada por células. 60 % y el 80 % de los linfocitos circulantes. Los linfocitos T
expresan los marcadores CD2, CD3, CD5 y CD7, y los receptores de célula T (TCR).
• Los linfocitos T CD4+ cooperadores son los linfocitos T que también expresan marcadores CD4.
• Los linfocitos T CD8+ citotóxicos (CTL) son linfocitos T que también expresan marcadores CD8. Intervienen
en la destrucción de células diana, como las células infectadas por virus, células transformadas por cáncer,
células infectadas con microorganismos intracelulares, parásitos, y células trasplantadas.
• Los linfocitos T reguladores (supresores) constituyen una población de linfocitos T, diversa en cuanto a
fenotipo, que puede suprimir funcionalmente una respuesta inmunitaria a los antígenos extraños y propios
mediante su influencia sobre la actividad de otras células del sistema inmunitario.
• Los linfocitos T gama/delta (g/d) Estas células se desarrollan en el timo y migran hacia varios tejidos
epiteliales. Una vez que colonizan un tejido epitelial, estas células no recirculan entre la sangre y los
órganos linfáticos.
Los linfocitos B se diferencian en los órganos equivalentes a la bursa y participan en la inmunidad humoral
(Ig).
Los linfocitos asesinos naturales (células NK)
Son parte de la inmunidad inespecífica (innata), se desarrollan a partir de las células progenitoras linfoides
(CLP); tienen la capacidad para destruir ciertos tipos de células diana. Constituyen entre el 5 % y el 10 % de
los linfocitos circulantes. No maduran en el timo y, por lo tanto, no expresan TCR. Sin embargo, durante su
desarrollo, se programan genéticamente para reconocer las células transformadas (p. ej., células infectadas
con un virus o células tumorales).
TEJIDOS Y ÓRGANOS LINFÁTICOS
Vasos linfáticos
Los vasos linfáticos son la vía a través de la cual las células y las grandes moléculas retornan a la sangre
desde los espacios del tejido.
Los vasos linfáticos comienzan como redes de capilares ciegos en el tejido conjuntivo. Son más abundantes
debajo del epitelio de la piel y de las membranas mucosas. Estos vasos eliminan sustancias y líquido desde
los espacios extracelulares de los tejidos conjuntivos para formar la linfa. Debido a que las paredes de los
capilares linfáticos son más permeables que las paredes de los capilares sanguíneos, las grandes moléculas,
como los antígenos y las células, logran entrar con más facilidad en los capilares linfáticos que en los
capilares sanguíneos.
A medida que la linfa circula a través de los vasos sanguíneos, atraviesa los ganglios linfáticos. Dentro de los
ganglios linfáticos, las sustancias extrañas (antígenos) transportadas en la linfa son atrapadas por las células
dendríticas foliculares.
Los linfocitos circulan a través de los vasos linfáticos y de los vasos sanguíneos.
Los linfocitos transportados por la linfa ingresan en los ganglios linfáticos a través de los vasos linfáticos
aferentes, mientras que los linfocitos transportados por la sangre ingresan en el ganglio a través de las
paredes de las vénulas poscapilares. Los linfocitos B y T migran hacia diferentes regiones dentro del ganglio
linfático donde se asientan. Algunos linfocitos atraviesan el parénquima ganglionar y lo abandonan a través
de los vasos linfáticos eferentes, que los conducen hacia el conducto linfático derecho o hacia el conducto
torácico. A su vez, estos dos conductos desembocan en la circulación sanguínea a la altura de las uniones de
la yugular interna y las venas subclavias en la base del cuello.
Tejido linfático difuso y nódulos linfáticos
El tejido linfático difuso y los nódulos linfáticos protegen el organismo contra los agentes patógenos y son
el sitio de la respuesta inmunitaria inicial.
El tubo digestivo, las vías respiratorias y el sistema urogenital están protegidos por acumulaciones de tejido
linfático que no están envueltas por una cápsula. Los linfocitos y otras células libres de este tejido se
encuentran en la lámina propia (tejido subepitelial) de estos sistemas. Esta forma de tejido linfático se
denomina tejido linfático difuso o tejido linfático asociado con las mucosas (MALT) por su relación con las
membranas mucosas.
Estas células están ubicadas en forma estratégica para interceptar antígenos e iniciar una respuesta
inmunitaria. Después del contacto con el antígeno, se desplazan hasta los ganglios linfáticos regionales,
donde sufren proliferación y diferenciación. La progenie de estas células regresa, entonces, a la lámina
propia como
linfocitos B y T efectores.
La importancia del tejido linfático difuso en la protección del organismo contra los antígenos, está indicada
por dos factores:
• La presencia habitual de grandes cantidades de células plasmáticas, especialmente en la lámina propia del
tubo digestivo, que es una indicación morfológica de secreción local de anticuerpos.
• La presencia de gran cantidad de eosinófilos, también detectados con frecuencia en la lámina propia de las
mucosas digestivas y respiratorias, que es una indicación de inflamación crónica y reacciones de
hipersensibilidad
Los nódulos linfáticos son concentraciones bien definidas de linfocitos contenidas en una malla de células
reticulares.
En las paredes del tubo digestivo, las vías respiratorias y el sistema urogenital, suelen encontrarse
concentraciones localizadas de linfocitos. Estas concentraciones, llamadas nódulos linfáticos o folículos
linfáticos, se encuentran bien definidas, aunque no encapsuladas. Un nódulo linfático que consiste
principalmente en pequeños linfocitos recibe el nombre de nódulo primario. Sin embargo, la mayoría de los
nódulos son nódulos secundarios y tienen características distintivas que incluyen las siguientes:
• Un centro germinativo ubicado en la región central del nódulo que en los cortes histológicos aparece
teñido pálidamente. El centro germinativo se desarrolla cuando un linfocito que ha reconocido un antígeno
regresa a un nódulo primario y prolifera. La tinción más pálida es atribuible a los linfocitos inmaduros
grandes (linfoblastos y plasmoblastos) que contiene. Estos linfocitos tienen grandes cantidades de
eucromatina dispersa en sus núcleos en lugar de la heterocromatina densa de los linfocitos pequeños. Las
células dendríticas foliculares (FDC) también están presentes en los centros germinativos dispersas entre las
poblaciones de linfocitos B. El centro germinativo es una indicación morfológica de respuesta del tejido
linfático al antígeno. La presencia de un centro germinativo es el resultado de una cascada de fenómenos
que
incluyen la activación y la proliferación de linfocitos, la diferenciación de células plasmáticas y la producción
de anticuerpos. En los centros germinativos suelen observarse figuras mitóticas, lo cual es un reflejo de la
proliferación de nuevos linfocitos en estos sitios. La cantidad de FDC y macrófagos en el centro germinativo,
con frecuencia sufre un drástico aumento después de un período de respuesta intensa a un antígeno.
• Una zona del manto o corona que corresponde a un anillo externo de pequeños linfocitos que rodea el
centro germinativo.
Los nódulos linfáticos suelen hallarse en las estructuras asociadas con el tubo digestivo como las
amígdalas, el íleon y el apéndice vermiforme.
Generalmente, los nódulos están dispersos individualmente en manera aleatoria. En el tubo digestivo; no
obstante, algunos cúmulos de nódulos se encuentran en ubicaciones específicas.
Estas ubicaciones comprenden las siguientes:
• Las amígdalas, que forman un anillo de tejido linfático en la entrada de la orofaringe. Todas las amígdalas
contienen aglomeraciones de nódulos linfáticos: las amígdalas faríngeas (adenoides, localizadas en el techo
de la faringe), las amígdalas palatinas (o simplemente amígdalas, localizadas a cada lado de la faringe y
entre los arcos palatofaríngeo y palatogloso) y las amígdalas linguales ubicadas en la base de la lengua. Las
amígdalas palatinas consisten en acumulaciones densas de tejido linfático localizado en la membrana
mucosa. El epitelio escamoso que forma la superficie de las amígdalas se invagina en el tejido conjuntivo
subyacente en numerosos sitios para formar las criptas amigdalinas. Las paredes de estas criptas suelen
tener nódulos linfáticos abundantes. Al igual que otras acumulaciones de nódulos linfáticos, las amígdalas no
poseen vasos linfáticos aferentes. No obstante, la linfa drena desde el tejido linfático de la amígdala a través
de los vasos linfáticos eferentes.
• Las placas de Peyer, que están localizadas en el íleon (porción distal del intestino delgado) y consisten en
múltiples acumulaciones de nódulos linfáticos que contienen linfocitos T y B. Además, a lo largo de los
intestinos grueso y delgado se localizan muchos nódulos linfáticos individuales (solitarios) que están
aislados.
• El apéndice vermiforme que nace del ciego. La lámina propia está muy infiltrada de linfocitos y contiene
muchos nódulos linfáticos. Si bien el apéndice suele describirse como un órgano vestigial, el abundante
tejido linfático que contiene durante las primeras etapas de la vida indica que está funcionalmente asociado
con órganos equivalentes a la bursa. Con la edad, la cantidad de tejido linfático dentro del órgano
involuciona y se torna difícil de reconocer.
Como ya se ha mencionado, el tejido linfático difuso y los nódulos linfáticos reciben su nombre según la
región o el órgano en donde aparecen. En el tubo digestivo, se conocen con el nombre colectivo de tejido
linfático asociado con el intestino (GALT); en las vías respiratorias se llaman tejido linfático asociado con
los bronquios (BALT). El término tejido linfático asociado con la mucosa (MALT) incluye el GALT y el BALT.
El tejido linfático difuso y los nódulos linfáticos del MALT están presentes en varias otras regiones del
organismo (p. ej., el sistema reproductivo femenino) donde la mucosa está expuesta al medio externo.
Todos los nódulos linfáticos aumentan de tamaño como consecuencia de los encuentros con antígenos.
Ganglios linfáticos
Los ganglios linfáticos son órganos encapsulados pequeños, que filtran la linfa localizada a lo largo de la
vía de los vasos linfáticos.
Los ganglios linfáticos son órganos linfáticos encapsulados, pequeños de forma arriñonada. Su tamaño
oscila entre 1 mm (apenas visible a simple vista) y cerca de 1 a 2 cm en su mayor dimensión. Los ganglios
linfáticos están interpuestos a lo largo de los vasos linfáticos y sirven como filtros a través de los cuales la
linfa se filtra en su camino hacia el sistema sanguíneo vascular. Si bien su distribución está generalizada en
todo el organismo, se concentran en ciertas regiones como las axilas, la región inguinal y los mesenterios.
Dos tipos de vasos linfáticos sirven al ganglio linfático:
• Los vasos linfáticos aferentes transportan la linfa hacia el ganglio y lo penetran en varios puntos de la
superficie convexa de la cápsula.
• Los vasos linfáticos eferentes extraen la linfa del ganglio a la altura del hilio, una depresión en la superficie
cóncava del ganglio que también sirve como entrada y salida para los vasos sanguíneos y los nervios.
Cabe destacar que los linfocitos activados, los cuales permanecen en el ganglio linfático para proliferar y
diferenciarse, son transportados hacia el ganglio principalmente por los vasos sanguíneos.
Los elementos de sostén del ganglio linfático son:
• La cápsula, compuesta por tejido conjuntivo denso que rodea al ganglio;
• Los cordones, también compuestos por tejido conjuntivo denso, el cual se extiende desde la cápsula hacia
el parénquima del ganglio para formar un armazón grueso; y
• El tejido reticular compuesto por células y fibras reticulares que forman una fina malla de sostén a lo largo
del resto del órgano. La malla reticular de los tejidos y órganos linfáticos (excepto el timo) está formada por
células de origen mesenquimatoso y la sustancia fundamental producida por esas células.
Células de la malla reticular
La malla reticular del ganglio linfático contiene varios tipos de células que llevan a cabo diferentes
funciones en la generación de respuestas inmunitarias.
Las células de la malla reticular aparecen como células estrelladas o alargadas con un núcleo ovalado
eucromático y una pequeña cantidad de citoplasma acidófilo. Estas células pueden captar colorantes y
materiales coloidales. La microscopía electrónica de transmisión y las técnicas inmunocitoquímicas han
permitido identificar varias poblaciones de estas células.
• Las células reticulares son indistinguibles de los fibroblastos normales. Estas células sintetizan y secretan
colágeno tipo III (fibras reticulares) y la sustancia fundamental asociada que forma el estroma visible con el
microscopio óptico. Las evaginaciones citoplasmáticas alargadas de estas células envuelven los haces de las
fibras reticulares, con lo que aíslan eficazmente a estos componentes estructurales del parénquima de los
tejidos y los órganos linfáticos. Además de su función de sostén, expresan moléculas de superficie y
producen sustancias que atraen linfocitos T, linfocitos B y células dendríticas.
• Las células dendríticas (DC) son APC singulares derivadas de la médula ósea. Las DC vigilan el entorno local
para detectar sustancias extrañas que después procesan y presentan a los linfocitos T específicos de
antígeno. Son mucho más eficaces en la presentación de antígenos que otras APC y pueden presentar casi
cualquier forma de antígeno proteico en las moléculas MHC I y MHC II.
Expresan un nivel excepcionalmente alto de MHC II y moléculas coestimuladoras necesarias para la
activación de los linfocitos T. En el ganglio linfático, las DC a menudo se ubican en las áreas con abundancia
de linfocitos T.
• Los macrófagos son células fagocíticas y presentadoras de antígenos que expresan MHC I, MHC II y
moléculas coestimuladoras. Sin embargo, los niveles de expresión de MHC II y de moléculas coestimuladoras
son mucho más bajos que los de las células dendríticas, lo que las convierte en APC menos eficientes. En
cambio, tienen una inmensa capacidad para la endocitosis y la digestión de materiales internalizados.
• Las células dendríticas foliculares (FDC) tienen múltiples evaginaciones citoplasmáticas muy finas y
ramificadas, semejantes al pelo, que se interdigitan entre los linfocitos B en los centros germinativos. Los
complejos antígeno-anticuerpo se adhieren a las evaginaciones citoplasmáticas dendríticas por medio de los
receptores para el fragmento Fc de los anticuerpos, y la célula puede retener un antígeno en su superficie
durante semanas, meses o años. Si bien este mecanismo es similar al de la adhesión de los complejos
antígeno-anticuerpo a los macrófagos, el antígeno no suele sufrir endocitosis, como ocurre en el caso del
macrófago. Por lo tanto, las FDC no son APC porque carecen de moléculas MHC II.
Arquitectura general del ganglio linfático
El parénquima del ganglio linfático se divide en una corteza y una médula. La corteza forma la porción
externa del ganglio excepto a la altura del hilio. Consiste en una masa densa de tejido linfático (armazón
reticular, células dendríticas, células dendríticas foliculares, linfocitos, macrófagos y células plasmáticas) y
senos linfáticos que son conductos para la linfa. La médula es la parte interna del ganglio linfático.
Los linfocitos en la corteza superficial están organizados en nódulos.
Como en todos los sitios, los nódulos linfáticos de la corteza se llaman nódulos primarios si están
compuestos principalmente por linfocitos pequeños, y nódulos secundarios si poseen un centro
germinativo. Los nódulos linfáticos se encuentran en la parte externa de la corteza, denominada corteza
superficial (nodular). La porción de la corteza entre la médula y la corteza superficial está libre de nódulos y
se denomina corteza profunda (paracorteza). Esta región contiene la mayoría de los linfocitos T en el
ganglio linfático. Debido a su dependencia del timo, la timectomía perinatal en los animales impide el buen
desarrollo de la corteza profunda. Por este motivo, la corteza profunda también se denomina corteza
dependiente del timo.
La médula del ganglio linfático está compuesta por cordones medulares y senos medulares.
La médula, la porción interna del ganglio linfático, está compuesta por cordones de tejido linfático
separados por senos linfáticos denominados senos medulares. Como ya se describió, una red de células
reticulares y fibras atraviesa los cordones medulares y los senos medulares, y sirve como un armazón del
parénquima. Además de las células reticulares, los cordones medulares contienen linfocitos (en su mayor
parte linfocitos B), macrófagos, células dendríticas y células plasmáticas. Los senos medulares convergen
cerca del hilio, donde desembocan en los vasos linfáticos eferentes.
La filtración de la linfa en el ganglio linfático ocurre dentro de una red de conductos linfáticos
interconectados llamados senos.
En el ganglio linfático hay tres tipos de conductos linfáticos llamados senos. Justo debajo de la cápsula del
ganglio linfático hay un seno interpuesto entre la cápsula y los linfocitos corticales denominado seno
subcapsular (cortical). Los vasos linfáticos aferentes drenan la linfa hacia este seno. Los senos trabeculares,
que se originan a partir de los senos subcapsulares, se extienden a través de la corteza a lo largo de la
trabécula y desembocan en los senos medulares. Los linfocitos y los macrófagos, o sus evaginaciones, van y
vienen con facilidad entre los senos linfáticos y el parénquima del ganglio. Los senos tienen un revestimiento
de endotelio que es continuo donde está en contigüidad directa con el tejido conjuntivo de la cápsula o
trabécula, pero discontinuo donde enfrenta el parénquima linfático. Si bien un macrófago puede residir en
el parénquima linfático, con frecuencia envía pseudópodos (evaginaciones citoplasmáticas largas) hacia el
seno a través de estas discontinuidades endoteliales. Estos pseudópodos vigilan la linfa a medida que se
filtra a través del seno.
Los senos linfáticos no son espacios abiertos, como lo son los senos sanguíneos. En particular en la médula,
las evaginaciones de los macrófagos junto con las fibras reticulares rodeadas por evaginaciones de las
células reticulares, atraviesan la luz del seno y forman una malla entrecruzada que retarda el flujo libre de la
linfa y mejora su filtración. El material antigénico y las células transformadas del cáncer metastásico son
atrapados por este filtro mecánico y después fagocitados por los macrófagos. En el cáncer metastásico, el
sistema puede ser superado en su eficacia por una cantidad excesiva de células cancerosas que fluyen a
través de los senos linfáticos. Como resultado de esto, las células pueden establecer un nuevo foco de
metástasis en el ganglio linfático.
Las vénulas de endotelio alto (HEV) especializadas son el sitio de absorción de líquidos y la entrada de los
linfocitos circulantes en el ganglio linfático.
Además de la linfa, los linfocitos también circulan a través de los ganglios linfáticos. Si bien algunos linfocitos
entran a los ganglios a través de vasos linfáticos aferentes como componentes de la linfa, la mayor parte
(cerca del 90 %) entra al ganglio a través de las paredes de las vénulas poscapilares ubicadas en la corteza
profunda. Dado que las vénulas poscapilares están revestidas por células endoteliales cubicas o cilíndricas,
se las conoce como vénulas de endotelio alto. Las células de las HEV cumplen una función importante en la
circulación y concentración de la linfa porque transportan directamente hacia el torrente sanguíneo
alrededor del 35 % del líquido y electrolitos que entran a través de los vasos linfáticos aferentes. Las células
de las HEV expresan una alta concentración de conductos acuosos (moléculas de acuaporina-1 [AQP1]). La
reabsorción rápida del líquido intersticial hacia la sangre a través de los conductos acuosos hace que la linfa
que entra a través de los vasos linfáticos aferentes sea atraída hacia la corteza profunda mediante el
mecanismo de arrastre del disolvente.
Estas células endoteliales especializadas también poseen receptores para linfocitos estimulados por
antígenos. Le envían la señal a los linfocitos para que abandonen la circulación y migren hacia el ganglio
linfático. Tanto los linfocitos B como los linfocitos T abandonan el torrente sanguíneo a través de las HEV,
cuyo endotelio atraviesan por diapédesis, es decir, mediante la migración entre las células endoteliales, de
modo similar al que se describe para los neutrófilos. Los linfocitos T permanecen en la corteza profunda
dependiente del timo y los linfocitos B migran a la corteza nodular. La mayoría de los linfocitos abandonan el
ganglio linfático entrando en los senos linfáticos desde los cuales fluyen hacia un vaso linfático eferente.
El ganglio linfático es un sitio importante para la fagocitosis y el inicio de las respuestas inmunitarias.
La fagocitosis de partículas realizada por células fagocíticas dentro de los ganglios linfáticos es un paso
importante en el inicio de una respuesta inmunitaria. La acumulación física de microorganismos y partículas
transportados por la linfa y la fagocitosis de estos materiales contribuyen a concentrar el antígeno, lo cual
mejora su presentación a los linfocitos.
Los antígenos transportados en la linfa se filtran a través de los senos y penetran los nódulos linfáticos para
iniciar la respuesta inmunitaria. Algunos antígenos quedan atrapados en la superficie de las células
dendríticas foliculares, mientras que otros son procesados por los macrófagos, las células dendríticas y los
linfocitos B, lo que conduce a la activación y la diferenciación de linfocitos B en células plasmáticas
productoras de anticuerpos y linfocitos B de memoria.
Las células plasmáticas migran a continuación hacia los cordones medulares, donde sintetizan anticuerpos
específicos y los liberan en la linfa que fluye a través de los senos. Las células plasmáticas representan del 1
% al 3 % de las células en los nódulos linfáticos en reposo. Su cantidad aumenta drásticamente durante una
respuesta inmunitaria, con lo cual se incrementa la cantidad de inmunoglobulinas en circulación.
Los linfocitos B de memoria pueden abandonar los ganglios linfáticos y circular hacía varias regiones a lo
largo del organismo, donde pueden proliferar en respuesta a la exposición posterior a su antígeno
específico. La presencia de linfocitos de memoria en varios sitios de todo el cuerpo, asegura una respuesta
más rápida a un antígeno, la respuesta secundaria.
Los ganglios linfáticos en los que los linfocitos se encuentran respondiendo a antígenos, con frecuencia
aumentan de tamaño, lo que es un reflejo de la formación de centros germinativos y de la proliferación de
linfocitos. Este fenómeno se observa con frecuencia en los ganglios linfáticos del cuello en respuesta a una
infección nasal y orofaríngea y en las regiones axilar e inguinal debido a una infección en las extremidades.
La linfadenitis, un agrandamiento reactivo (inflamatorio) del ganglio linfático, es una complicación común de
las infecciones microbianas. Estos ganglios linfáticos agrandados suelen denominarse glándulas inflamadas.
Timo
El timo es un órgano linfoepitelial localizado en el mediastino superior.
El timo es un órgano bilobulado localizado en el mediastino superior, anterior al corazón y los grandes vasos.
Se desarrolla bilateralmente a partir de la tercera (algunas veces la cuarta) bolsa faríngea (orofaríngea).
Durante el desarrollo embrionario, el epitelio se invagina y el rudimento tímico crece caudalmente como
una proyección tubular del epitelio endodérmico en el mediastino del tórax. El extremo en avance prolifera
y finalmente se desconecta del epitelio branquial. Las células progenitoras linfoides comunes (CLP) de la
médula ósea, cuyo destino es desarrollarse en linfocitos T inmunocompetentes, invaden el rudimento
epitelial y ocupan espacios entre las células epiteliales, de tal modo que el timo se transforma en un órgano
linfoepitelial.
El timo está completamente formado y funcional al momento del nacimiento. Se mantiene como un órgano
grande hasta el tiempo de la pubertad, donde la diferenciación y proliferación de linfocitos T se reduce y la
mayor parte del tejido linfático es reemplazado por tejido adiposo (involución). El órgano puede ser
reestimulado en situaciones que demandan una rápida proliferación de linfocitos T.
Arquitectura general del timo
El timo está rodeado por tejido conjuntivo que lo divide en lobulillos tímicos.
El timo posee una delgada cápsula de tejido conjuntivo desde donde se extienden los cordones hacia el
parénquima del órgano. La cápsula y los cordones contienen vasos sanguíneos, vasos linfáticos eferentes
(pero no aferentes) y nervios. Además de las fibras de colágeno y los fibroblastos, el tejido conjuntivo del
timo contiene una cantidad variable de células plasmáticas, granulocitos, linfocitos, mastocitos, células
adiposas y macrófagos.
Los cordones establecen dominios en el timo llamados lobulillos tímicos. En realidad, no son verdaderos
lóbulos sino casquetes corticales sobre porciones de tejido medular interno, muy retorcido pero continuo.
En algunos planos de corte, la disposición “lobular” del casquete cortical y del tejido medular determina que
se vean semejantes a un nódulo linfático con un centro germinativo, lo cual suele confundir a los
estudiantes. Otras características morfológicas (que se describen más adelante) permiten la identificación
positiva del timo en los cortes histológicos.
El parénquima tímico contiene linfocitos T en desarrollo en una malla extensa formada por células epitelio
reticulares.
La porción externa del parénquima, corteza tímica, es muy basófila en los cortes teñidos con hematoxilina y
eosina (H&E) debido a que los linfocitos T en desarrollo están muy juntos con sus núcleos teñidos con
intensidad. Estos linfocitos T, también denominados timocitos, ocupan espacios dentro de una extensa
malla de células epitelio reticulares. Entre las células corticales también hay macrófagos dispersos.
Los linfocitos T en desarrollo derivan de las CLP, las que a su vez se originan en la médula ósea. A medida
que progresa el desarrollo en el timo, las células derivadas de las CLP atraviesan una serie de etapas
evolutivas que se distinguen por la expresión de diferentes moléculas CD.
Como su nombre lo indica, las células epitelio reticulares tienen características tanto de células epiteliales
como de células reticulares. Proveen un armazón o estroma para los linfocitos T en desarrollo; por lo tanto,
son los equivalentes de las células reticulares y sus fibras reticulares asociadas en los otros tejidos y órganos
linfáticos. Las células de tejido conjuntivo reticular y sus fibras, sin embargo, no están presentes en el
parénquima tímico. Las células epitelio reticulares exhiben ciertos rasgos característicos del epitelio, como
las uniones intercelulares y los filamentos intermedios.
Se reconocen seis tipos de células epitelio reticulares según su función: tres tipos en la corteza y tres en la
médula.
Cada tipo está designado con un número romano. En la corteza, se reconocen los siguientes tipos de células.
• Células epitelio reticulares tipo I, que están ubicadas en el límite de la corteza y la cápsula de tejido
conjuntivo, así como entre el parénquima cortical y los cordones. También rodean la adventicia de los vasos
sanguíneos corticales. En esencia, las células epitelio reticulares tipo I sirven para separar el parénquima
tímico del tejido conjuntivo del órgano. Las uniones oclusivas que hay entre estas células son un reflejo de su
función como barrera que aísla los linfocitos T en desarrollo del tejido conjuntivo del órgano; es decir, de la
cápsula, los cordones y el tejido conjuntivo perivascular.
• Células epitelio reticulares tipo II, que se localizan dentro de la corteza. El microscopio electrónico de
transmisión (MET) permite ver macula adherens (desmosomas) que se unen a las evaginaciones
citoplasmáticas largas de las células adyacentes. El cuerpo celular y las evaginaciones citoplasmáticas
contienen abundantes filamentos intermedios. Debido a sus evaginaciones, estas células tienen forma
estrellada. Poseen un núcleo grande que se tiñe pálidamente con H&E por su abundante eucromatina. Esta
característica nuclear permite la fácil identificación de la célula en los preparados para el microscopio óptico.
Las células tipo II compartimentalizan la corteza en regiones aisladas para los linfocitos T en desarrollo. A
diferencia de lo que ocurre con las células tipo I, las células tipo II expresan moléculas MHC I y MHC II, que
participan en la educación de los timocitos.
• Células epitelio reticulares tipo III, que están ubicadas en el límite entre la corteza y la médula. El MET
permite detectar las uniones oclusivas entre las evaginaciones citoplasmáticas laminares de las células
contiguas. Al igual que las células tipo I, las células epitelio reticulares tipo III crean una barrera funcional, en
este caso, entre la corteza y la médula. Como las células tipo II, poseen moléculas MHC I y MHC II.
• Macrófagos, que están dentro de la corteza tímica y son responsables de la fagocitosis de los linfocitos T
que no cumplen con las exigencias de la educación tímica. Estos linfocitos T están programados para morir
antes de abandonar la corteza. Alrededor del 98 % de los linfocitos T sufre apoptosis y después es fagocitado
por los macrófagos. Los macrófagos en la corteza son difíciles de identificar en los preparados teñidos con
H&E. Sin embargo, la reacción de ácido periódico-reactivo de Schiff (PAS) los define con facilidad porque tiñe
sus numerosos lisosomas grandes. A causa de esta propiedad tintorial, se dice que los macrófagos son PAS
positivos. Si bien las células epitelio reticulares de la corteza tímica desempeñan un papel importante en el
desarrollo de los linfocitos T inmunocompetentes, datos recientes indican que los linfocitos T en las
diferentes etapas de la diferenciación, controlan la microarquitectura de las células epitelio reticulares
tímicas, un fenómeno denominado intercomunicación. Por consiguiente, los linfocitos en desarrollo y las
células epitelio
reticulares influyen unas sobre otras durante el desarrollo de los linfocitos T.
Los corpúsculos tímicos o de Hassall (que derivan de las células epitelio reticulares tipo IV) son una
característica distintiva de la médula del timo.
La médula tímica, la porción interna del parénquima, contiene gran cantidad de células epitelio reticulares y
linfocitos T agrupados en forma laxa. La médula se tiñe con menos intensidad que la corteza porque, como
en los centros germinativos de los nódulos linfáticos, contiene principalmente linfocitos grandes. Estos
linfocitos tienen núcleos pálidos y cuantitativamente más citoplasma que los linfocitos pequeños. Al igual
que la corteza,
la médula también contiene tres tipos de células epitelio reticulares:
• Células epitelio reticulares tipo IV, que están localizadas entre la corteza y la médula cerca de las células
tipo III. Poseen evaginaciones laminares con uniones oclusivas entre células adyacentes, así como entre ellas
y las células tipo III. En cooperación con las células tipo III, crean la barrera a la altura de la unión
corticomedular.
• Células epitelio reticulares tipo V, que se distribuyen por toda la médula. Al igual que las células tipo II
localizadas en la corteza, las evaginaciones de las células adyacentes están unidas por desmosomas para
proporcionar el armazón celular de la médula y para compartimentalizar grupos de linfocitos. Sus núcleos
presentan un marcado contraste con los núcleos de linfocitos que se tiñen con gran intensidad.
• Células epitelio reticulares tipo VI, forman el rasgo más característico de la médula tímica, los corpúsculos
tímicos (de Hassall). Los corpúsculos tímicos son masas aisladas de células epitelio reticulares tipo VI muy
juntas, dispuestas en forma concéntrica, que exhiben núcleos aplanados. Los estudios de estas células
realizados con el MET revelan gránulos de queratohialina, haces de filamentos intermedios e inclusiones
lipídicas en el citoplasma. Las células están unidas por desmosomas. El centro de un corpúsculo tímico
puede presentar indicios de cornificación, un rasgo que no es una sorpresa dado que estas células derivan
del epitelio
orofaríngeo. Los corpúsculos tímicos son componentes multicelulares activos desde el punto de vista
funcional, distintos desde el punto de vista antigénico y exclusivos de la médula. Si bien su función no se
comprende por completo, se cree que los corpúsculos tímicos producen interleucinas (IL-4 e IL-7) que
actúan en la diferenciación y la educación de los linfocitos T en el timo.
Los vasos sanguíneos abandonan los cordones para ingresar en el parénquima del timo. Normalmente, los
vasos sanguíneos entran en la médula desde las partes más profundas de los cordones y llevan consigo una
vaina de tejido conjuntivo. Esta vaina de tejido conjuntivo perivascular tiene un espesor variable. Es más
gruesa alrededor de los vasos de mayor calibre y se afina gradualmente alrededor de los vasos más
pequeños.
Donde es gruesa contiene fibras reticulares, fibroblastos, macrófagos, células plasmáticas y otras células
halladas en el tejido conjuntivo laxo; donde es delgada, puede contener sólo fibras reticulares y fibroblastos
ocasionales.
Barrera hematotímica y educación de los linfocitos T
La barrera hematotímica protege a los linfocitos en desarrollo en el timo de la exposición a los antígenos.
A los linfocitos que alcanzan la corteza tímica se les impide el contacto con antígenos por medio de una
barrera física denominada barrera hematotímica|. Los siguientes componentes constituyen la barrera
hematotímica entre los linfocitos T y la luz de los vasos sanguíneos corticales, desde la luz vascular hacia
afuera:
• El endotelio que reviste la pared capilar es del tipo continuo con uniones oclusivas. Es muy impermeable a
las macromoléculas y se considera un componente estructural importante de la barrera en el parénquima
cortical. La lámina basal subyacente de las células endoteliales y los pericitos ocasionales son parte de la
pared capilar.
• Los macrófagos que están en el tejido conjuntivo perivascular circundante, pueden fagocitar las moléculas
antigénicas que escapan de la luz capilar hacia el parénquima cortical.
• Las células epitelio reticulares tipo I con sus uniones oclusivas proveen protección adicional a los linfocitos
T en desarrollo. Las células epitelio reticulares rodean la pared capilar en la corteza y, junto con su lámina
basal, representan otro componente estructural importante de la barrera hematotímica.
El timo es el sitio de la educación de los linfocitos T.
Durante la vida fetal, el timo está poblado por células madre linfoides multipotenciales que provienen de la
médula ósea y están destinados a convertirse en linfocitos T inmunocompetentes. La maduración y
diferenciación de las células madre en linfocitos T inmunocompetentes se denomina educación tímica. Este
proceso se caracteriza por la expresión y la desaparición de moléculas CD superficiales específicas.
La expresión de las moléculas CD2 y CD7 en la superficie de los linfocitos T indica una etapa inicial (etapa
negativa doble) de la diferenciación. El término negativo doble hace referencia a la falta de moléculas CD4 y
CD8. A esta etapa inicial le sigue la expresión de la molécula CD1, que indica la etapa intermedia de la
diferenciación de los linfocitos T. A medida que la maduración progresa, los linfocitos T expresan TCR, CD3, y
las moléculas CD4 y CD8. Esta es la etapa doble positiva de la diferenciación de linfocitos T. A continuación,
las células epitelio reticulares tipo II y tipo III les presentan a los linfocitos los antígenos propios y extraños. Si
el linfocito reconoce moléculas MHC propias y antígenos propios y extraños sobrevivirá, un proceso que se
conoce como selección positiva. Si no lo hace, la célula morirá. Las células que pasan la prueba de selección
positiva abandonan la corteza e ingresan en la médula. Aquí, son sometidas a otro proceso de selección en
el cual los linfocitos que reconocen el antígeno propio presentado por las moléculas MHC son eliminados, un
proceso que se denomina selección negativa. Las células que sobreviven se convierten en linfocitos T CD8+
citotóxicos (al perder CD4 y retener CD8) o linfocitos T CD4+ cooperadores (al perder CD8 y retener CD4).
Esta etapa recibe el nombre de etapa positiva simple de la diferenciación de los linfocitos T. Ahora los
linfocitos abandonan el timo al pasar desde la médula hacia la circulación sanguínea.
El proceso de educación tímica es promovido por sustancias secretadas por las células epitelio reticulares,
entre las que se encuentran las interleucinas (IL-4 e IL-7), factores estimulantes de colonias e interferón g.
Bazo
El bazo tiene el tamaño aproximado de un puño cerrado y es el órgano linfático más grande. Se ubica en el
cuadrante superior izquierdo de la cavidad abdominal y tiene una irrigación sanguínea abundante.
El bazo filtra sangre y reacciona inmunitariamente a los antígenos transportados por ella.
El bazo posee funciones de filtración morfológica e inmunitaria. Además de una gran cantidad de linfocitos,
contiene espacios o conductos vasculares especializados, una malla de células reticulares y fibras reticulares,
y un suministro abundante de macrófagos y células dendríticas. Estos componentes permiten que el bazo
controle la sangre desde el punto de vista inmunitario, del mismo modo que los macrófagos y las células
dendríticas de los ganglios linfáticos vigilan la linfa.
El bazo está rodeado por una cápsula de tejido conjuntivo denso desde la cual los cordones se extienden
hacia el parénquima del órgano. El tejido conjuntivo de la cápsula y de los cordones contiene
miofibroblastos. Estas células contráctiles también producen las fibras extracelulares del tejido conjuntivo.
En muchos mamíferos, el bazo almacena grandes volúmenes de eritrocitos como reserva. En estas especies,
la contracción en la cápsula y en los cordones contribuye a la liberación de los eritrocitos almacenados hacia
la circulación sistémica. El bazo humano normalmente retiene poca cantidad de sangre, pero tiene la
capacidad de contraerse por acción de las células contráctiles capsulares y trabeculares.
El hilio, ubicado en la superficie medial del bazo, es el sitio por donde pasan la arteria y la vena esplénicas,
los nervios y los vasos linfáticos. Los vasos linfáticos se originan en la pulpa blanca cerca de los cordones y
constituyen una vía por la cual los linfocitos abandonan el bazo.
La mayor parte del bazo consiste en pulpa esplénica. Desde los puntos de vista funcional y morfológico, la
pulpa esplénica puede dividirse en dos regiones: la pulpa blanca y la pulpa roja, según el color de cada una
en el estado fresco. En el corte, la pulpa blanca aparece como regiones blanco grisáceas circulares o
alargadas rodeadas por la pulpa roja.
La pulpa blanca está compuesta por una gruesa acumulación de linfocitos alrededor de una arteria.
La pulpa blanca está compuesta por tejido linfático, en su mayor parte linfocitos. En los cortes teñidos con
H&E, la pulpa blanca aparece basófila debido a la heterocromatina densa en los núcleos de los numerosos
linfocitos. Las ramas de la arteria esplénica atraviesan la cápsula y los cordones del bazo, para introducirse
en la pulpa blanca. Dentro de la pulpa blanca, la rama de la arteria esplénica se denomina arteria central.
Los linfocitos que se aglomeran alrededor de la arteria central constituyen la vaina linfática periarterial
(PALS). La PALS tiene una configuración más o menos cilíndrica que se ajusta al trayecto de la arteria central.
En los cortes transversales, la PALS presenta un aspecto circular y puede parecerse a un nódulo linfático.
La presencia de la arteria central, sin embargo, distingue la PALS de los nódulos linfáticos típicos
encontrados en otros sitios. En la PALS, los nódulos aparecen como expansiones focalizadas y desplazan la
arteria central, de manera que ésta ocupa una posición excéntrica en lugar de central.
Los nódulos son el territorio de los linfocitos B; otros linfocitos de la PALS son principalmente linfocitos T que
rodean los nódulos. Por lo tanto, la PALS puede considerarse una región dependiente del timo, como la
corteza profunda del ganglio linfático. Los nódulos suelen contener centros germinativos que, como en otros
tejidos linfáticos, se desarrollan a medida que los linfocitos B proliferan después de su activación. En los
seres humanos, los centros germinativo. vos se desarrollan dentro de las 24 h siguientes a la exposición a un
antígeno y pueden tornarse grandes en extremo y visibles a simple vista. Estos nódulos grandes se
denominan nódulos esplénicos o corpúsculos de Malpighi (pero no deben confundirse con los corpúsculos
renales, que tienen el mismo nombre).
La pulpa roja contiene una gran cantidad de eritrocitos, a los que filtra y degrada.
La pulpa roja es de color rojo tanto en el estado fresco como en los preparados histológicos, debido a que
contiene una gran cantidad de eritrocitos (lámina 40, pág. 525). En esencia, la pulpa roja está compuesta por
sinusoides esplénicos separados por los cordones esplénicos (cordones de Billroth). Los cordones esplénicos
están compuestos por la ya conocida malla laxa de células reticulares y fibras reticulares, que contienen
moléculas de colágeno tipo III y tipo V. Dentro de la malla reticular de los cordones esplénicos, hay
abundancia
de eritrocitos, macrófagos, linfocitos, células dendríticas, células plasmáticas y granulocitos. Los macrófagos
esplénicos fagocitan los eritrocitos dañados. El hierro de los eritrocitos destruidos se utiliza en la formación
de nuevos eritrocitos; los macrófagos esplénicos comienzan el proceso de degradación de hemoglobina y el
reciclaje del hierro.
Los senos esplénicos o venosos son vasos sinusoidales especiales revestidos por células endoteliales con
forma de bastón.
Las células endoteliales que revisten los sinusoides esplénicos son muy largas. Su eje longitudinal corre
paralelo a la dirección del vaso. Existen pocos puntos de contacto entre las células adyacentes, por lo que se
producen espacios intercelulares prominentes. Estos espacios permiten que los eritrocitos entren y salgan
de los sinusoides con facilidad.
Las evaginaciones de los macrófagos se extienden entre las células endoteliales y dentro de la luz sinusoidal
para detectar antígenos extraños en la sangre circulante.
Los sinusoides carecen de una lámina basal continua. Las bandas anulares de material de lámina basal se
enlazan alrededor de la parte externa del sinusoide como si fueran los anillos metálicos que sostienen
unidas las duelas de un barril. Estas bandas forman ángulos rectos con respecto a los ejes longitudinales de
las células endoteliales. Este material se tiñe con impregnaciones argénticas o con la reacción de PAS. En la
pared de los sinusoides esplénicos no hay células de músculo liso ni pericitos. Las evaginaciones de las
células reticulares pueden extenderse hacia la superficie basal de las células endoteliales y es probable que
estén asociadas con las fibras reticulares que parecen mezclarse con los anillos perisinusoidales de la lámina
basal. La sangre llena tanto los sinusoides como los cordones de la pulpa roja y con frecuencia oculta las
estructuras subyacentes, lo que dificulta la distinción entre los cordones y los sinusoides en los cortes
histológicos.
La circulación dentro de la pulpa roja permite que los macrófagos detecten antígenos en la sangre.
Las ramas de la arteria esplénica se introducen en la pulpa blanca desde ls cordones. La arteria central emite
ramas hacia la pulpa blanca y hacia los sinusoides de su periferia denominados sinusoides marginales. La
arteria central continúa hacia la pulpa roja, donde se ramifica en varias arteriolas bastante rectas llamadas
arteriolas peniciladas. Estas arteriolas terminan por convertirse en capilares arteriales. Algunos capilares
arteriales están rodeados por acumulaciones de macrófagos y, por lo tanto, se denominan capilares
envainados. Los capilares envainados, entonces, terminan directamente en la malla reticular de los
cordones esplénicos en lugar de conectarse con los sinusoides esplénicos revestidos de endotelio. La sangre
que entra en la pulpa roja de esta manera se filtra a través de los cordones y queda expuesta a sus
macrófagos antes de retornar a la circulación, colándose a través de las paredes de los sinusoides
esplénicos. Este tipo de circulación se denomina circulación abierta y es la única vía por la cual la sangre
retorna a la circulación venosa en los seres humanos. En otras especies, como ratas y perros, parte de la
sangre de los capilares envainados pasa directamente a los sinusoides esplénicos de la pulpa roja. Este tipo
de circulación se conoce como circulación cerrada.
La circulación abierta expone la sangre en forma más eficiente a los macrófagos de la pulpa roja. Las
fotomicrografías electrónicas de transmisión y de barrido suelen mostrar eritrocitos en tránsito a través del
endotelio sinusoidal que, según se presume, están reingresando en el sistema vascular desde los cordones
de la pulpa roja. La sangre recogida en los sinusoides drena en las tributarias de las venas trabeculares, que
después convergen en venas más grandes y, finalmente, abandonan el bazo a través de la vena esplénica. La
vena esplénica, a su vez, se une a las venas que drenan el intestino para formar la vena portal hepática.
El bazo lleva a cabo funciones inmunitarias y hematopoyéticas.
Debido a que el bazo filtra la sangre, como los ganglios linfáticos filtran la linfa, funciona tanto en el sistema
inmunitario como en el hematopoyético.
Las funciones del bazo en el sistema inmunitario comprenden:
• presentación de antígenos por las APC (sobre todo células dendríticas y macrófagos) e iniciación de la
respuesta inmunitaria,
• activación y proliferación de linfocitos B y T,
• producción de anticuerpos contra antígenos presentes en la sangre circulante, y
• eliminación de antígenos macromoleculares de la sangre.
La activación y la proliferación de linfocitos T y la diferenciación de linfocitos B y células plasmáticas, así
como la secreción de anticuerpos, se producen en la pulpa blanca del bazo; en este sentido, la pulpa blanca
es el equivalente de otros órganos linfáticos.
Las funciones hematopoyéticas del bazo comprenden:
• captación y destrucción de eritrocitos y plaquetas envejecidos, dañados y anómalos;
recuperación del hierro de la hemoglobina de los eritrocitos;
• formación de eritrocitos durante la vida fetal inicial y
• almacenamiento de sangre, en especial de eritrocitos, en algunas especies.
El papel de la pulpa roja es principalmente la filtración de la sangre (es decir, la eliminación del material
particulado, los antígenos macromoleculares y los eritrocitos y plaquetas envejecidos, anómalos o dañados
de la circulación sanguínea).
Estas funciones se llevan a cabo por los macrófagos incluidos en la malla reticular de la pulpa roja. Los
eritrocitos envejecidos, dañados o anómalos son degradados por los lisosomas de los macrófagos; el hierro
de la hemoglobina se recupera y se almacena en la forma de ferritina o hemosiderina para su reciclaje
futuro. El grupo hemo de la molécula se degrada a bilirrubina, la cual se transporta hacia el hígado a través
del sistema portal y allí se conjuga con ácido glucurónico.
La bilirrubina conjugada se secreta hacia la bilis que adquiere su color característico.
Los macrófagos reconocen los eritrocitos envejecidos o anómalos por varios mecanismos diferentes:
• Los mecanismos inespecíficos comprenden cambios morfológicos y bioquímicos que ocurren en los
eritrocitos envejecidos; éstos se tornan más rígidos y, por lo tanto, son atrapados con más facilidad en la
malla de la pulpa roja.
• Los mecanismos específicos comprenden la opsonización de la membrana celular con anticuerpos IgG
anti-
banda 3, lo cual desencadena la fagocitosis eritrocítica dependiente de receptor de Fc. Además, los cambios
específicos en la glucosilación de las glucoforinas en los eritrocitos que envejecen, actúan como una señal de
reconocimiento que desencadena la eliminación de eritrocitos envejecidos por los macrófagos.
A pesar de estas importantes funciones, el bazo no es indispensable para la vida humana. Puede extirparse
quirúrgicamente (esplenectomía), lo cual se realiza con frecuencia después de un traumatismo que causa
rotura esplénica con hemorragia incontenible. La captación y la destrucción de los eritrocitos envejecidos se
producen, entonces, en la médula ósea y en el hígado.

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