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Así son las cuentas de los derechos

de TV en el fútbol colombiano
20 de Agosto, 2015
 Facebook
 Twitter

Money, it's a gas.  grab that cash with both hands and make a
stash.  New car, caviar, four star daydream,  think i'll buy me a football
team. 

(Money, single del álbum The dark side of the moon de Pink Floyd,
1973)

(Suena la caja registradora) Un billón de pesos. La cifra quiere decir


un millón de millones de pesos; como mil Balotos a la vez, más o
menos 330 millones de dólares gracias a la devaluación actual. Eso le
van a dejar al fútbol colombiano los derechos de televisión hasta el
final del contrato actual en 2021. La cifra parece una chichipatada si
se compara con los 7.000 millones de euros que acaba de recibir la
Premier por los derechos de TV hasta 2019 (no seamos crueles y
hagamos la conversión: no me caben los ceros… y sólo en tres años),
pero para nuestro medio es un dineral impresionante... e
impresionantemente mal repartido. No hablemos sólo de que la
cantidad de dinero que debería entrarle a los equipos tiene que ser
mucho más alta (en total, del negocio sólo el 23% (ese billón de
pesos) va para el fútbol y el resto se queda en producción y
comisiones… sí, lindos apartamentos en Miami señor Correa),
hablemos de la democracia del fútbol colombiano que hace que los
equipos que prenden televisores reciban lo mismo que los equipos
que no ve nadie. Por estatutos de Dimayor, los clubes históricos del
país y los que asciendan y se mantengan tres años consecutivos en
primera división son considerados de “Categoría A” y entre ellos se
reparte el 90% de ese billón de pesos. En total son 23 (Nacional,
Junior, Medellín, Santa Fe, Millos, Cali, Bucaramanga, Pereira,
América, Equidad, Unión Magdalena, Envigado, Aguilas Doradas,
Quindío, Real Cartagena, Once Caldas, Pasto, Tuluá, Cúcuta, Chicó,
Tolima, Huila y Patriotas), y desde 2016 se sumará Alianza Petrolera
que completará tres temporadas en la A. Los demás son “Categoría B”
y entre ellos se reparte el 10% restante. Eso, por más que digan que
no, que es mentira, que soy un embustero y blablablá, explica lo buen
negocio que es estar en la B para muchos equipos que siguen
recibiendo la misma plata que Nacional, Millonarios o Junior, pero
pagando nóminas de segunda categoría como América o
Unión. (Suena la impresión de la factura) Hagamos las cuentas. El
90% de un billón de pesos es $900.000 millones. Ahora dividamos la
cifra entre 24 (aunque claro, pueden ser más de acá al 2021 y antes
de Patriotas y Alianza eran 22, pero es para que nos hagamos una
idea) y vamos a tener que cada equipo de “Categoría A” (aunque esté
en la B) habrá recibido en 2021 más o menos $37.500 millones, si
hacemos un promedio rebajando lo recibido hasta antes de que el
FPC llegara a Claro, UNE, Movistar y ETB, podríamos hablar de
$3.000 millones de pesos al año desde que se firmó el contrato. La
cifra es enorme, maravillosa, maná caído del cielo para equipos chicos
como Chicó, cuya nómina al año no debe superar los mil quinientos
millones de pesos, pero es insuficiente para clubes grandes como
Millonarios, Nacional, Junior y Cali, que fueron precisamente los
cuatro que exigieron más plata vía televisión en la Asamblea
Extraordinaria de la Dimayor en la que se les informó la llegada de
WIN, el canal que transmite el FPC, a los tres operadores de cable
más grandes del país. Es decir, para hacerme entender, Millonarios y
Nacional, los dos equipos que más televisores prenden en Colombia
según las cifras de rating de Ibope, reciben la misma plata que
Envigado y Patriotas, lo que convierte al fútbol colombiano en una
curiosa democracia en el mundo del fútbol. En ninguna liga seria los
derechos de televisión se reparten democráticamente. No voy a hablar
de España (en donde Barcelona y Real Madrid son los dueños de la
gran tajada) o de la Premier (en donde se reparte según el rating y la
posición en la tabla), ni siquiera de Francia (en donde hay una base
para todos y luego cada equipo recibe según su figuración y rating),
hablemos de Argentina. En la renegociación del fútbol argentino con el
gobierno que permitió que los partidos sean transmitidos por TV
abierta, quedó estipulado que Boca y River reciben 6.7 millones de
dólares al año ($20.100 millones), mientras que Racing, San Lorenzo,
Independiente y Vélez reciben 5 millones de dólares ($15 mil
millones), los otros 14 equipos que estaban en la A antes del invento
de la liga de 30 se llevan 3.8 millones de dólares y los diez recién
ascendidos 1.3 millones de dólares (3.900 millones de nuestros
devaluados pesos). Para que quede claro, el flamante campeón del
fútbol colombiano, Deportivo Cali, recibe este año menos plata por
derechos de televisión que el modesto Aldosivi de Mar del Plata. Esto,
por supuesto, tiene una explicación llamada rating. Según datos de
señal abierta en Argentina, Boca tiene un promedio de rating de 15.8
puntos por partido, River tiene 12.8 e incluso un partido entre dos
equipos chicos como Lanús y Rafaela marcó 8.1.  El contraste con
Colombia ratifica nuestra falta de cultura futbolística: según datos de
Ibope del domingo pasado, el Cali vs. Aguilas tuvo un rating de 1.9 y,
si revisamos el histórico del 2015, la final del primer semestre entre
Medellín y Cali marcó 10.6 en la ida y 10.8 en la vuelta, una cifra
demencial para el promedio de rating del fútbol en televisión abierta,
que no suele superar los 3 puntos y que, como ya lo mencioné, suele
tener a Millonarios y Nacional rompiendo esa media. De ahí que sean
los dos equipos a los que más se les transmiten partidos por TV
abierta en Colombia… y que aún así reciben la misma plata de esos
equipos a los que sólo les transmiten cuando juegan con ellos. Ahora
metamos el elemento llamado WIN. (Suena una voz femenina algo
mecánica que dice: “Usted tiene una tarjeta con chip…”) La llegada de
WIN a Claro, UNE, Movistar y ETB es lo mejor que le puede pasar al
negocio del FPC, que estaba restringido a la señal de Directv y de
otros operadores de cable y satélite menores, que no sumaban un
millón de suscriptores en todo el país. Eso explica por qué, por
ejemplo, WIN casi ni aparecía en las mediciones de televisión por
cable o satelital desde su aparición, lo que hacía al fútbol colombiano
algo lejano para la teleaudiencia. Ahora su marco de público crece a
casi 6 millones de suscriptores, con lo que el FPC se verá más,
facturará más y venderá más. Porque de eso se trata el negocio: a
más pantalla más clientes posibles, no sólo de hinchas que
acompañarán desde sus hogares a su equipo y que por tanto pueden
potenciar las compras de productos del club, sino de anunciantes que
saben que entre más hinchas vean un partido de fútbol más
penetración de su marca presente en vallas, comerciales o camisetas.
El fútbol es el negocio perfecto: sus clientes (los hinchas) se creen
dueños de él, lo sostienen con su capital en boletas, camisetas, TV,
etc., y son los únicos que no facturan. Como ya lo dije una vez,
esquizofrenia pura. Tanta, que incluso un dirigente de club grande,
que por rating debería estar reclamando mejores ingresos para su
equipo que hace parte de los que de verdad hacen que se vendan los
derechos de televisión, defendió la repartición equitativa de las
ganancias por TV. Pero claro, eso es política y sueños de ser el nuevo
mandamás de la Dimayor y, por tanto, el más poderoso entre los
verdaderos dueños de ese fútbol que muchos aún creen suyo. Mejor
hablemos de eso otro día... En Twitter: @PinoCalad

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