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Declaración Cres 2008
Declaración Cres 2008
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productivo, organizaciones de la sociedad civil e instituciones de Educación Superior,
Ciencia y Tecnología. Deben también tomar en cuenta la riqueza de la historia, de las
culturas, las literaturas y las artes del Caribe y favorecer la movilización de las
competencias y de los valores universitarios de esta parte de nuestra región, para
edificar una sociedad latinoamericana y caribeña diversa, fuerte, solidaria y
perfectamente integrada.
Los desafíos y retos que debemos enfrentar son de tal magnitud que, de no ser
atendidos con oportunidad y eficacia, ahondarán las diferencias, desigualdades y
contradicciones que hoy impiden el crecimiento de América Latina y el Caribe con
equidad, justicia, sustentabilidad y democracia para la mayoría de los países que la
conforman. Esta Conferencia Regional señala que, si bien se ha avanzado hacia una
sociedad que busca cambios y referentes democráticos y sustentables, aún faltan
transformaciones profundas en los ejes que dinamizarán el desarrollo de la región,
entre los cuales, uno de los más importantes, es la educación y en particular la
Educación Superior.
A – Contexto
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B - La Educación Superior como derecho humano y bien público social
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instituciones de Educación Superior públicas y que estas respondan con una gestión
transparente. La educación no puede, de modo alguno, quedar regida por
reglamentos e instituciones previstas para el comercio, ni por la lógica del mercado.
El desplazamiento de lo nacional y regional hacia lo global (bien público global) tiene
como consecuencia el fortalecimiento de hegemonías que existen de hecho.
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3 - Se deben promover la diversidad cultural y la interculturalidad en condiciones
equitativas y mutuamente respetuosas. El reto no es sólo incluir a indígenas,
afrodescendientes y otras personas culturalmente diferenciadas en las instituciones
tal cual existen en la actualidad, sino transformar a éstas para que sean más
pertinentes con la diversidad cultural. Es necesario incorporar el diálogo de saberes y
el reconocimiento de la diversidad de valores y modos de aprendizaje como
elementos centrales de las políticas, planes y programas del sector.
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crítico y estructuras de pensamiento capaces de transformar la información en
conocimiento, para el buen ejercicio de sus profesiones y liderazgo en los sectores
público y privado.
11 - Hay que reconocer al cuerpo docente como actor fundamental del sistema
educativo, garantizando su formación, capacitación permanente, adecuadas
condiciones laborales y regímenes de trabajo, salario y carrera profesional que
permitan hacer efectiva la calidad en la enseñanza y la investigación.
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3 - Es necesario promover el respeto y la defensa de los derechos humanos,
incluyendo: el combate contra toda forma de discriminación, opresión y dominación;
la lucha por la igualdad, la justicia social, la equidad de género; la defensa y el
enriquecimiento de nuestros patrimonios culturales y ambientales; la seguridad y
soberanía alimentaría y la erradicación del hambre y la pobreza; el diálogo
intercultural con pleno respeto a las identidades; la promoción de una cultura de paz,
tanto como la unidad latinoamericana y caribeña y la cooperación con los pueblos del
Mundo. Éstos forman parte de los compromisos vitales de la Educación Superior y
han de expresarse en todos los programas de formación, así como en las prioridades
de investigación, extensión y cooperación interinstitucional.
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necesidades sociales y productivas se articulen con las capacidades académicas,
conformando líneas de investigación prioritaria.
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las más altas calificaciones profesionales y la formación permanente, contribuyendo
efectivamente a la generación, transformación y socialización del conocimiento.
F - Redes académicas
G - La emigración calificada
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3 - En el plano internacional es preciso fortalecer la cooperación de América Latina y
el Caribe con las otras regiones del Mundo, particularmente la cooperación Sur-Sur y,
dentro de ésta, con los países africanos.
Decimos con Gabriel García Márquez, desde su sentida Colombia, que nos toca
avanzar hacia “una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda
decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor
y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de
soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la
tierra”.
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