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CODIGO DE ETICA PARA PROFESIONALES DE LA CONTABILIDAD

JESSICA PAOLA SERNA

Autónoma de Nariño.
Facultad de Ciencias Económicas.
Área de Contaduría.
Santiago de Cali.
Año 2020

Aplicación general del código

El Contador Público, como depositario de la confianza pública, “da fe” cuando


suscribe un documento que expresa opinión sobre determinados hechos
económicos pasados, presentes o futuros Los inversionistas, acreedores,
empleadores, gobierno y público en general, confían en los Contadores Públicos
para tener una sólida información de los estados financieros y el consejo
competente y oportuno.

El profesional de la contabilidad cumplirá los siguientes principios fundamentales:

(a) Integridad.
(b) Objetividad
(c) Competencia y diligencia profesionales
(d) Confidencialidad
(e) Comportamiento profesional

El cumplimiento de los principios fundamentales puede verse potencialmente


amenazado por una amplia gama de circunstancias y de relaciones. La naturaleza
y la importancia de las amenazas a los principios fundamentales del Código de
Ética de la profesión contable pueden ser diferentes dependiendo de los que
surjan en cada relación con la prestación de servicios en contaduría a un cliente o
a un patrón como trabajador ya sea en la iniciativa privada o en el sector público.

Aparte de las debilidades voluntarias o involuntarias, dado el grado de


inconsciencia, se pueden aunar las derivadas por los excesos de intereses propios
de beneficiarse a costa de cualquier riesgo, no solo ético, incluso legal.

La mejor salvaguarda es aquella que no se repite, porque al hacerlo pierde su


calidad moral y juicio profesional independiente e integridad al disipar la
objetividad de una conducta y competitividad por un exceso de confidencialidad,
que en valores entendidos pasa a ser un secreto de conveniencias, faltando a la
profesión y sobre todo a la sociedad y a la consciencia ética y responsabilidad
profesional en los estados financiero sustentable que cada vez se exige más tanto
a gobernantes, autoridades y profesionistas leales.

Es importante que todo Contador Público que ejerza sus funciones tenga muy
claro a lo que se expone al infringir las normas. Quizás muchas veces se hace
para darle gusto a personas que no tienen nada que ver con ejecución de la
profesión pero que en un momento dado causan daño tanto a los Contadores
Públicos como a las empresas, ya que éstas tarde que temprano se van a ver en
serios aprietos económicos por multas, sanciones, iliquidez etc.

Profesionales de la contabilidad en ejercicio

Así pues, los profesionales que se alejan de los códigos de conducta y ética
profesional exponen, no únicamente su prestigio personal, sino el servicio a la
comunidad y de manera particular, comprometen el futuro de la profesión.
Asimismo, el egoísmo, el yo por encima de los demás, el propósito de servirse de
la sociedad y no el de servir a la sociedad, del ambiente para escalar posiciones
que se suponen de privilegio, y las tendencias que parecen encaminarse a centrar
ambiciones en importantes retribuciones económicas, han dado como resultado
negativo el de sacrificar en ocasiones, la calidad.

El contador como profesional elige la aceptación de trabajar con un nuevo cliente


teniendo en cuenta que tipo de amenazas puede tener y si esta relación va a
afectar el cumplimiento de los principios fundamentales y tendrá presente como
salvaguardar las amenazas.

Entre los conflictos de interés que pueda tener el contador con algún cliente, y la
amenaza está afectando alguno de los principios fundamentales y estos conflictos
no pueden eliminarse o disminuirlos el contador tomara la decisión de no aceptar
trabajar con este cliente.

Al final sus honorarios, el Contador Público, deberá tener muy presente, que la
retribución por sus servicios no constituye el único objetivo ni la única razón de ser
del ejercicio de su profesión, mucho menos, ni siquiera pensar en conceder
retribución especial o subterfugios de ninguna naturaleza por la obtención de un
trabajo profesional. No deberá violar la más elemental cortesía que debe existir
entre profesionales cabales, ofreciendo sus servicios a clientes de otros colegas.

Recibir algún tipo de regalo para el contador o algún miembro de su familia


también se convierte en una amenaza, ya que recibiendo este tipo de detalles se
da por entender que puede emitir un juicio sin respaldo profesional y sin
objetividad de parámetros de aceptación general; o inducir y aconsejar el
falseamiento de estados financieros a sus clientes.
El contador debe guardar discreción para demostrar que es profesionalmente
confiable y responsable de todos los casos que estén bajo su tutela, así como de
cualquier información que maneje, adquiriendo un compromiso serio y leal con sus
clientes de acuerdo con lo previsto en la ley del ejercicio de la profesión. Como
dejamos una mala imagen dejando estados financieros que no están bajo la
realidad, que no muestran la realidad financiera de la empresa, no podemos ser
falsos en estos debemos ser lo más fiel posible a nuestro cliente dejando en claro
que prima nuestra labor y el juramento que realizamos a tomar grado.

Como también debemos ser discretos con la información que contengamos la


confidencialidad es un principio del código de ética donde nos dice que debemos
resguardar todo tipo de información de nuestros clientes.

Profesionales de la contabilidad en la empresa

Los profesionales de la contabilidad en la práctica privada por el hecho de tener


una
vinculación contractual directa con la empresa adquieren una postura diferente
con relación a los profesionales de la contabilidad en la práctica pública. En la
práctica privada uno de estos factores diferenciales que más se evidencian es la
presencia inherente de amenazas todo esto teniendo en cuenta que al existir un
vínculo laboral el cual contiene de manera implícita subordinación, impide que la
practica contable en este sector se realice de manera independiente y de allí surge
la necesidad de estampar la normatividad en cuanto a ética en una sección
específica que se relaciona con las generalidades, pero las contempla de manera
enfática.

Dentro del ejercicio, el profesional de la contabilidad de la empresa y que puede


ser un asalariado, un socio, un administrador o propietario es el responsable de
promover los objetivos genuinos de la entidad para la cual trabaja y a su vez
observar las circunstancias en las que el cumplimiento de los principios
fundamentales pueden llegar a generar amenazas (interés propio, autor revisión,
abogacía, familiaridad e intimidación) y como poder mitigarlas con las
salvaguardas de las cuales se desprenden dos grupos (creadas por la profesión,
legislación o reglamentación y las del ambiente laboral).

Mentir o inducir error intencionalmente se genera a través del silencio, o emitir


informes financieros o no financieros que represente de manera errónea los
acontecimientos de la entidad, esto origina una amenaza a la objetividad y puede
afectar directa o indirectamente los otros principios fundamentales. Ej. Conflicto
entre dos o más partes por dicha situación. Puede suceder también que el
profesional de la contabilidad reciba presiones para actuar o comportarse de cierta
forma, lo cual puede originar amenazas al cumplimiento de sus funciones en la
empresa, estas presiones pueden provenir de un supervisor de la dirección, de un
administrador o de otra persona de la empresa para la cual trabaja.

Un profesional de la contabilidad en la empresa es el responsable al emitir la


información contable a la empresa ya que clasifica y registra la información;
describe
claramente la verdadera naturaleza de las transacciones y/o movimientos de los
negocios tanto de los activos como de los pasivos, de igual manera clasifica y
registra la información de modo oportuno y adecuado, representando así mismo
los hechos con exactitud e integridad en todos los aspectos materiales.

Cuando el profesional de la contabilidad de la empresa es presionado ya sea


dentro o fuera de la empresa presentándose la posibilidad de lucrarse
personalmente con
información que induce al error, se originaria amenaza en relación con los
principios
fundamentales como amenazas de interés propio, en relación con la objetividad, o
la competencia y diligencia profesional.

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