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Como nos damos cuenta las cifras anteriormente mencionadas son sorprendentes
como para hacerlas a un lado, y es que es un tema recurrente en la vida cotidiana. La
situación de violencia contra la mujer no solo puede determinarse con base en
agresiones físicas, sino también al llevar a cabo provocaciones de acoso sexual, tráfico
de mujeres, intercambio de servicios sexuales, violaciones provocadas por militares
durante guerras políticas, aislamiento y represión en una casa hogar, imposición de
reglas específicas solo para género femenino, incluso la imposición de vestimenta.
Se puede considerar entonces a las trabajadoras sexuales como víctimas de una forma
de violencia con grave riesgo de salud, lo cual puede reflejar mala calidad de vida.
Definitivamente el hecho de formar todo un negocio de servicios sexuales es
meramente ideología impuesta por los hombres a través de violencia física y
psicológica, no exime el hecho de que pudiera llegar a ser un servicio consensuado,
pues se ha demostrado que son hombres los que llevan la batuta en este tipo de
negocio. Por esto es que debemos ser mas considerados a la hora de señalar y juzgar
a las mujeres que se encuentran sometidas en dicho negocio controlado a base de
violencia.
Y es que no es tan fácil poder ofrecer tantas opciones para eliminar por completo el
hecho de que la mujer continúe siendo objeto sexual, si desde niveles superiores de
servidores públicos viene la toma de decisiones y estrategias en contra de la libertar de
expresión y protección contra las mujeres que actualmente son sometidas en el negocio
sucio de la prostitución. Se han desarrollado artículos que divulgan todas las fechorías
machistas en contra de las mujeres controladas para servir como esclavas sexuales,
para satisfacer fetiches y extremas prácticas sexuales machistas solo por el simple
hecho de contar con poder político y social.
No podemos dejar de recordar una y otra vez que hay prostitución porque hay tráfico de
mujeres. Sólo quienes tienen intereses en mantener y lucrarse del tráfico, justifican la
prostitución como un trabajo consensuado. Por lo que se puede concluir que la mujer
debe ser considerada como un ser libre y socialmente respetado por sus cualidades y
habilidades en sus relaciones interpersonales. La mujer nunca verá a un hombre como
indispensable para su bienestar, ella puede lograr por sí misma muchas cosas y solo
utilizar al hombre como una vía para conocerse a sí mismas, pues ha sabido conjugar
el placer y responsabilidad desde un punto de vista consciente y realista, caso contrario
a lo que sucede con los hombres.
REFERENCIAS: