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LECCION ADORACION COMUNITARIA Y PERSONAL 2 3 o DANIEL 6:10; MARCOS 1:35; HEBREOS 10:25 VERDAD CENTRAL La adoracién a Dios es un estilo de vida que ha de cultivarse tanto en la comunidad como en la devocién privada. DESARROLLO DE LA LECCION I. LA ADORACION COMUNITARIA 1. La adoracién comunitaria en Israel Luego que Jehové liberta a Israel de la esclavitud, en Sinaf, los convierte en una nacién especial, una comunidad apartada para identificarse con el inico y verdadero Creador de los cielos y la tierra. Israel seria el especial tesoro del Hacedor y Duefio de todo cuanto existe. Ellos conformarian un reino de sacerdotes, y gente santa. Ahora debian centrar su atenci6n en obedecer y acatar la voz divina y guardar el pacto hecho con ellos (Exodo 19:5, 6). La relacién con el Todopoderoso es vista entonces a través de la integracién con ese pueblo; quien peca contra el Sefior o desobedece sus mandatos no sélo tiene el desagrado divino, sino que ademés es cortado del pueblo (Gé- nesis 17:14; Exodo 12:19; Levitico 19:8). De manera entonces que la adoracién se vive en la comunidad del pueblo de Dios. Todo israelita tenia el compromiso de participar del culto general Era su responsabilidad acudir al templo para ofrecer los distintos sacrificios que el Sefir habia establecido y asistir a cada una de las festividades. En estas actividades no sélo tenfan un encuentro con Jehovd, sino que también estre- chaban los lazos de unién y reafirmaban su identidad como nacién elegida. Habja ademas momentos especiales en los que todos los israelitas se reunfan para celebrar las bendiciones divinas, como cuando dedicaron el templo en tiempos de Salomén (2 Crénicas 7:8-10), 0 cuando volvieron de la cautividad, el pueblo que regres6 se congreg6 para alabar a Jehové mien- tras echaban los cimientos del nuevo santuario (Esdras 3:8-13). De manera entonces, que adorar en comunidad era considerado un gran privilegio. EI salmo 42 nos deja el testimonio de alguien que expresa su anhelo de reencontrarse con Dios, pero también revive con profunda afioranza los dias en que se reunia con la multitud para celebrar las bondades del Altisimo: Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mi; de cémo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, entre voces de alegria y de alabanza del pueblo en fiesta (Salmos 42:4). 95 La adoracién comunitaria en Israel siempre se desarroll6é bajo la direcci6n de los sacerdotes y levitas. Los primeros eran los representantes de la nacién ante Dios. Dirigfan y supervisaban los diversos sacrificios, y sélo a ellos les era permitido entrar a las partes mas sagradas del taberndculo y el templo (al lugar santisimo podia ingresar sélo el sumo sacerdote). Los levitas, por su parte, fungfan como auxiliares en el santuario; eran quienes apoyaban en las labores de la liturgia. Entre sus diversas tareas ellos Ilegaron a tener la responsabilidad de dirigir la alabanza a Dios (1 Crénicas 23:5). 2. La adoracién congregacional en el Nuevo Testamento En el Nuevo Testamento también se le concede un lugar primordial a la adoracién grupal. Los cristianos también se vefan a sf mismos como una comunidad, como pueblo del Sefior (1 Pedro 2:9, 10). Por tal motivo, los ve- mos constantemente reuniéndose para rendir culto a Dios: Estaban todos undnimes juntos cuando descendié el Espiritu en el Pentecostés (Hechos 2:1); perseveraban en unidad tanto en la adoracién en el templo como en las casas (Hechos 2:46), y acostumbraban reunirse el primer dia de la semana para partir el pan (celebrar la Cena del Seftor) (Hechos 20:7). Es tan importante no desprenderse de la comunidad, que el autor de la car- ta a los Hebreos exhorta: no dejando de congregarnos, como algunos tie- nen por costumbre, sino exhorténdonos; y tanto mds, cuanto veis que aquel dia se acerca (Hebreos 10:25). Cuando experimentan adversidades, lo primero que hacen muchos cristianos es desertar de la iglesia, luego su fe comienza a debilitarse y por consecuencia se apartan del Sefior. Asistir al tem- plo no sélo nos permite adorar a Dios en compaiifa de nuestros hermanos, sino que ademés nos sirve de estfmulo para no alejarnos de la comunién divina. Pregunta de reflexién 0 aplicacién: ;Qué piensa de los cristianos que afirman que pueden adorar a Dios sin necesidad de congregarse en una iglesia? Il, LA ADORACION PERSONAL Si bien, a partir del pacto mosaico el culto se institucionaliza y se desarrolla a nivel comunitario, no faltan las expresiones individuales de adoracién. Consideremos algunos casos: 1. Moisés Exodo 33:9-11 describe la relacién personal que tenfa Moisés con Jehova. Es una comunién franca. Habla el Sefior con él cara a cara, es como platicar con un amigo. En esa comunicacién, el libertador adora, ruega, intercede y el Todopoderoso responde y revela més de su cardcter; muestra sus atributos al adorador, quien se humilla ante la grandeza suprema del Altisimo. 2. David El hijo de Isaf, rey de Israel, cultivé desde su temprana edad una profunda % devocién. Sus salmos son evidencia de su pasién por adorar a Dios. En el 103 nos deja ver el didlogo que tiene con su ser interno. Se exhorta a alabar al Sefior con el total de su vida. Los favores del Altisimo, sus obras a través de la historia, su actitud compasiva al perdonar los pecados, y, sobre todo, su sefiorfo, son motivos suficientes para bendecir el nombre de Jehova. ¢Nos faltarén a nosotros razones para desarrollar una vida de adoracin? 3. Daniel Daniel vivié mas de setenta afios en Babilonia, alejado de sus rituales y de su centro de adoracién, el templo de Jerusalén. Sin embargo, su vida devo- cional era un incienso que las adversidades no pudieron apagar. El joven no se conformé con tener la religién de sus padres, sino que se sumergié en conocer a Dios de forma personal, y aunque ya no pudo disfrutar de la congregacién, él, con el cardcter de adorador ... se arrodillaba tres veces al dia, y oraba y daba gracias delante de su Dios (Daniel 6:10). 4. Je El mayor ejemplo de adoracién lo tenemos en Jestis. Estando aqui en la tie- rra mostré que en todo dependfa del Padre para cumplir su misi6n. Pasaba el dfa ensefiando, predicando y haciendo milagros, pero siempre tomaba tiempo para estar en comunién con Dios: Levantdndose muy de majia- na, siendo atin muy oscuro, salié y se fue a un lugar desierto, y alli oraba (Marcos 1:35). En ocasiones, también se le vefa expresar de manera espontanea su adoracién al Padre (Lucas 10:21). A la luz de ese estilo de vida, es facil entender la reaccién del Maestro ante la devocién superficial de los Ifderes religiosos (Mateo 15:7-9). Pregunta de reflexién 0 aplicacién: ; Qué habitos relacionados con la adoracién individual ha cultivado usted desde que conociéd a Cristo? Ill. CULTIVANDO LA ADORACION La adoracion es la respuesta inevitable de quien ha tenido un encuentro con el Sefior. Martin Lutero expresé: conocer a Dios es adorarle, Ser un ado- rador no es sélo asistir al culto el domingo y cantar algunas canciones. En la genuina adoracién hay un coraz6n que mantiene una cercana comunién con el Padre celestial. El creyente que con sinceridad busca rendir gloria al Sefior, disfrutar4 alabar a Dios tanto en compafifa de sus hermanos como en privado. 1. Participe de la adora Hagamos nuestra la expresién del salmista: Yo me alegré con los que me dectan: A la casa de Jehovd iremos (Salmos 122:1). Recordemos la exhortacién de Hebreos 10:25. Procuremos disciplinarnos en esta drea, pues son muchos los beneficios de la adoracién comunitaria. Valoremos los dias designados para reunirnos en nuestras congregaciones, pero vayamos 6n comunitaria 7 con la sincera actitud de buscar el rostro del Sefior. Asistir al templo no sélo conlleva el propésito de fraternizar. Sobre todo, el objetivo més importante es ofrecer nuestra alabanza a Dios (Salmos 22:22, 25). No fuimos creados para vivir aislados de los demas. El cuerpo de Cristo no se compone de un solo miembro o de unos cuantos. Nuestra responsa- bilidad como iglesia es participar con nuestros hermanos en la fe. Ademds de fortalecer los lazos fraternales que nos unen como congregacién, somos ricamente bendecidos en la comunién. Muchas de las manifestaciones del Espfritu entre los cristianos ocurrfan cuando estos se reunfan para el culto. Grandes bendiciones recibiremos si todos como uno solo, nos disponemos a adorar juntos al Sefior. 2. Desarrolle su vida de adoracién personal La adoraci6n en comunidad no debe privarnos de cultivar la devoci6n perso- nal. Hemos de disfrutar tanto los tiempos en que alabamos con la multitud, como los momentos de adoracién que experimentamos en la soledad, entre nosotros y Dios solamente. De Jestis aprendemos que para llevar a cabo la obra del Sefior, ser4 imprescindible mantener una comunicacién constante con el Padre. Ademés, él espera que nuestra devocién sea genuina, en espi- ritu y en verdad (Juan 4:24). Hoy todo mundo parece estar ocupado, y el tiempo se ha convertido en un bien escaso. No obstante, si nos proponemos, siempre habré espacio para Ilevar una vida de adoracién. Recordemos que vivimos para dar gloria a Dios. Esforcémonos en todo lo posible para cumplir con ese propésito. El debe ser el primer lugar en nuestra vida, por encima de todo lo demas. Mostremos en nuestra adoracién, tanto personal como comunitaria, que le damos al Sefior el lugar que le corresponde. Pregunta de reflexién: ;Qué decisiones esta dispuesto a tomar para fortalecer su vida de adoracién? CONCLUSION Fuimos creados para rendir gloria y alabanza a Dios, sea en la comunidad como de forma personal. Hemos de hacerlo tanto de un modo como del otro. Asistir al templo permitiré estimularnos unos a otros para mantenernos fieles a Dios. Evitard asimismo que se apague nuestro fervor. Sera la base también para que desarrollemos una vida de adoracién personal sélida. FIJACION DEL APRENDIZAJE: 1. Enumere algunos beneficios 0 bendiciones de adorar a Dios en comunidad. 2. Mencione otro personaje biblico como ejemplo de la adoracién individual. 98

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