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Prefacio 1

PREFACIO

En mis años de ministerio me he encontrado una y otra vez con este


interrogante: "Cómo debo usar mi voluntad y su fuerza al vivir la vida
cristiana? ¿Qué pasa si peco a sabiendas? ¿Dónde termina mi esfuerzo
humano, y dónde comienza el poder de Dios?".
Algunos de nosotros hemos estudiado durante años esta pregunta,
que tiene el potencial tanto de frustrar como de recompensar. Hay veces
que hasta nos hemos sentido tentados a abandonar su estudio, pero
siempre hemos vuelto a él, debido a las preguntas que se quedan sin
contestar.
El tema de la voluntad contiene una extraña paradoja. Es sencillo, y
sin embargo para muchos es dificil. En los días de Cristo, la gente
"buena" rechazaba su impacto, pero los "pecadores" le daban gozosos la
bienvenida.
A los que no comprenden correctamente este tema, les espera la
muerte espiritual. Por su parte, quienes lo comprenden descubren el
secreto de la vida cristiana victoriosa.
Si bien es cierto que diversos filósofos, teólogos y psicólogos, a
través de los siglos han discutido, debatido v teorizado acerca de la
naturaleza del hombre y de la voluntad libre en oposición al
determinismo, han colocado muy poco énfasis en la operación de la
voluntad después de la conversión.
Sin duda esto ha ocurrido debido a la popularidad de dos doctrinas:
la de la predestinación y la la "gracia libre", puesto que ninguno de ellas
le asigna importancia alguna a la voluntad del hombre. Lutero y Erasmo
en el siglo dieciséis dialogaron acerca de la libertad o la esclavitud de la
libertad, pero enfocaron primariamente la voluntad del individuo antes
de la conversión.
Nuestra denominación ha escrito muy poco acerca de este tema, y
nuestra iglesia aparentemente no ha llegado a un consenso relativo a él.
Prefacio 2
Algunos de nosotros hemos procurado estudiar la voluntad en los
escritos de Elena G. de White, pero nos hemos encontrado con
paradojas o contradicciones aparentes. Un párrafo nos dice que no
podemos hacer nada para salvarnos o para santificamos, excepto
persistir en venir a Cristo tal como somos. Por su parte, otra cita nos
amonesta a realizar grandes esfuerzos, ejerciendo hasta la última
migaja de energía y autodisciplina, en vez de sentarnos a esperar
que Dios haga lo que nos corresponde hacer a nosotros.
Y hemos debatido la pregunta: ¿Espera Dios que confiemos
completamente en él en una relación personal, o desea que además de
ello nos esforcemos al máximo por cuenta propia?
Durante los últimos años, algunos de nosotros hemos estado
estudiando semanalmente este tema, esperando que llegara el día cuando
nos sintiéramos suficientemente confiados como para presentar una serie
de temas acerca de la voluntad.
Los capítulos siguientes son el resultado, y están basados en
diversos sermones presentados en la Iglesia Adventista de La Sierra, de
la Universidad de Loma Linda. Catalina Ching, de dicha institución,
ayudó a prepararlos para su publicación. Ella fue quien editó y
transformó los sermones grabados en capítulos de libro.
Esta obra se dedica especialmente a quienes han nacido de nuevo en
Cristo, a quienes están experimentando los gozos y las luchas de la vida
cristiana y a quienes se sienten desanimados v listos para abandonar
enteramente toda religión debido a sus continuas derrotas y fracasos en
la vida diaria. Es mi oración que una comprensión cabal de este tema nos
lleve a todos a buscar la compañía personal más estrecha con Dios cada día .
M. L. V.

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