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Manejo Hipnótico del Dolor

Principios generales para aliviar el dolor persistente

En la terapia del dolor crónico o persistente, pueden existir muchos factores psicológicos

que pueden iniciar, reforzar y continuar una consciencia exagerada de la incomodidad.

Rossi y Cheek (1988) afirman que es muy importante evaluar y corregir las influencias de la

identificación dramática, el auto-castigo, la hostilidad, la aceptación pasiva de la enfermedad y

la pérdida de esperanzas. Cualquiera de esos factores pueden hacer resistente al paciente en

terapia.

Esos autores afirman que todas las personas parecemos deseosas de sobrevivir y funcionar

bien, en el centro muy profundo de nuestro funcionar inconsciente. Esto obliga al terapeuta a

liberar esa fuerza muy poderosa de las formas de pensamiento incapacitantes, confusas,

frustrantes o superficiales. Esto puede hacerse –comentan– escuchando cuidadosamente,

observando atentamente y tratando en forma digna al paciente.

Estos pacientes están deseosos de mejorarse. Solamente su ambiente emocional y su

forma de ver el mundo es la que necesita ser alterada.

Rossi y Cheek comentan que hay ocasiones en las cuales se alcanza el éxito y podemos

sentirnos regocijados al haber podido ayudar al bienestar de un paciente. Otras veces,

infortunadamente, cuando el dolor actúa como una especie de pantalla contra la realidad de un

futuro sin esperanza y sin significado, donde no hay para qué mejorar o vivir, no es fácil para el

terapeuta decidir qué hacer. Sin embargo, “siempre podría haber otra persona que pueda

encender nuevamente la llama del propósito para vivir”.

Es muy importante conocer qué espera el paciente de la hipnoterapia, y qué cree que

hará el terapeuta. El paciente a menudo se encuentra en un estado hipnoide durante los primeros

momentos de la entrevista y puede tener insights de mucho valor.

Si el terapeuta puede iniciar la entrevista y se siente libre de actuar, Rossi y Cheek (1988, p.

248-249) proponen los siguientes pasos pueden resultar útiles:

1. Asegúrese que el paciente desea inconscientemente ser ayudado.

2. Descubra qué fue importante o causó la enfermedad o el dolor. Esto puede estar relacionado

con la angustia de otra persona, en lugar de una experiencia personal con el dolor.

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3. Determine el primer momento en el cual el paciente experimentó dolor. Descubra si el paciente

estaba despierto o durmiendo en ese momento. (Durmiendo significa durante un sueño natural

o un período de inconsciencia como producto de la anestesia química).

4. Descubra qué reforzó la importancia de ese dolor inicial. Esto puede haber consistido en los

comentarios o en la consternación del médico o familiares en el momento de la enfermedad o

herida inicial.

5. Pregúntele al paciente si actualmente, en el momento de la entrevista, cree que es posible la

curación. Oriéntelo al momento en que éste llegó a esa conclusión. Según la respuesta, señale

que el origen es significativo, ya sea optimista o pesimista.

6. Pida al paciente que apague el dolor en un nivel inconsciente y que el dedo que indica “sí” se

levante cuando esto se haya logrado. Pida un reporte verbal si se sabe conscientemente que

el dolor esta yéndose.

7. Pida al paciente que traiga de regreso el dolor nuevamente, para hacerlo el doble de fuerte de

lo que era al comienzo. El paciente puede resistirse en esto, hasta que se le clarifique que el

dolor cesará nuevamente, y que es útil conocer cómo cesar el dolor aprendiendo primero cómo

activarlo. (Antes, la experiencia ha sido un miedo incontrolable al dolor incontrolable, un temor

a lo desconocido.) [Ahora se está prescribiendo el síntoma, un acercamiento paradojal.]

8. Tan pronto como el paciente haya desarrollado confianza en ser capaz de activar o desactivar

el dolor, es útil que él elija una palabra o pensamiento clave que desactivará el dolor. Esto se

ensaya varias veces en la consulta, pero se le dice al paciente que evite intentarlo hasta que

el terapeuta sepa que tendrá éxito. (En estas instrucciones hay algunas implicaciones: la

confianza implicada que ese día llegará; el aviso que la simple experiencia en el ambiente de

la consulta no indica que la tarea está terminada por ahora.)

9. Se efectúa una pseudo-orientación en el tiempo [progresión de edad] y se le pide al paciente

que levante el dedo que indica “sí” cuando se encuentre en el futuro, donde haya salud y

total liberación del dolor. (El rechazo a seleccionar una época en el futuro puede indicar

desaliento o resistencia, la cual no fue aparente antes. La aceptación de la fecha de una

próxima entrevista refuerza los otros elementos placebos de esperanza optimista.)

10. Entrene cuidadosamente al paciente con autohipnosis y use períodos breves de relajación

completa. Eso debiera restringirse a tres minutos, a lo más, desde el comienzo de un trance

medio al momento cuando los ojos se van a abrir. Cheek afirma que el paciente se adhiere a los

límites de tiempo, en lugar de irse al sueño natural o al ensueño prolongado. Si estos ejercicios

duran mucho, el paciente tiende a desacreditar los resultados y considerará a los ensayos como

un pérdida de tiempo. Los ejercicios de dos o tres minutos debieran repetirse en cada comida y

al irse a la cama, cuatro veces el día. Esto no toma más tiempo de fumarse cinco cigarrillos

durante el día.

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Estrategia para la disminución del dolor en la artritis

Rossi y Cheek (1988) entregan una interesante estrategia para el control y disminución del

dolor y la inflamación en la artritis. Independientemente del origen de esta dolencia, el trabajo

con señales ideomotoras que proponen permite trabajar a un nivel inconsciente los factores

emocionales asociados al dolor.

Al igual que en todos los acercamientos ideomotores de Cheek, la estrategia se divide en tres

pasos, a saber:

1. Acceso y transducción de los síntomas en “luces”

a) Véase a si mismo frente a un espej o de cuerpo entero. Vea pequeñas luces en diferentes

partes de su cuerpo. Los colores representan las sensaciones de esas partes. Cuando vea

el cuadro total, su dedo que indica “sí” se levantará para permitirme saberlo.

[Al igual que en los otros acercamientos ideodinámicos de Cheek, las señales de “sí”, “no” y

“mi mente consciente no está capacitada para saberlo aun”, se obtienen antes de trabajar

con la estrategia, estando el paciente en trance hipnótico; o al solicitarse estas señales, se

produce trance pues las señales ideomotoras tienden a producir trance por disociación.]

b) Explore el cuerpo, obteniendo el color de cada luz y qué representa ese color para el

paciente. El proceso comienza con las partes no importantes del cuerpo, finalizando con la

exploración del órgano o extremidad sospechosa de tener problemas. Por ejemplo, con la

artritis reumatoídea, en la cual están implicadas múltiples articulaciones, pero algunas son más

dolorosas que otras, uno debiera proceder como sigue, seleccionando las menos dolorosas

para el primer acercamiento terapéutico. Construya confianza con cada éxito, desde la

menos a la más dolorosa.

Mire la imagen completa de usted mismo y deje que su mente inconsciente seleccione la

articulación que usted sabe que está menos inflamada, la menos dolorosa. Cuando sepa

cuál es, su dedo que indica “sí” se levantará para decirme cuál es la articulación y qué

color tiene.

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2. Reencuadre terapéutico

a) Permita a su mente interna retroceder a la época cuando allí había una luz que

representaba comodidad y flexibilidad. Cuando esté ahí, su dedo que indica “sí” se

levantará. (Espere la señal) Ahora avance al primer momento en que ese color (luz) fue

puesto ahí en lugar de la luz cómoda. Cuando se levante su dedo que indica “sí”, por favor

dígame qué edad tiene y qué está sucediendo.

b) Ahora, ¿hay alguna buena razón por la cual debería continuar con dolor en esa

articulación?

3. Ratificación de la ganancia terapéutica

a) Ahora que sabe lo que ha estado sucediendo, ¿desea su mente interna permitirle

abandonar ese dolor inconsciente y continuar el proceso de curación? (Si la respuesta es

“no”, será necesario orientar a cualquier factor que esté presente en el camino, como en el

Paso 2.)

b) Diríjase ahora a una época u


f tura en la cual no sólo estará libre del dolor en esa

articulación, sino que habrá suprimido el dolor en todas las articulaciones que le han

estado molestando –a una época cuando usted ya no tema más el regreso del dolor,

cuando esté realmente bien en tod os los aspectos. Cuando esté allí, su dedo que indica

“sí” se levantará y verá un mes, un día, un año, como si estuvieran escritos sobre un

pizarrón.

(Rossi y Cheek, 1988, p. 232)

Cheek (Rossi y Cheek, 1988) comenta que llegó a idear esta estrategia a partir de la

experiencia que tuvo al solicitarle a un niño que imaginara una línea eléctrica desde una parte del

cuerpo al cerebro, y que después apagara una luz que representara la sensación de esa parte.

Ckeek quedó asombrado ante la variedad de colores elegidos por el sujeto.

Se preguntó si ese método asociativo sería útil para explorar la imagen corporal en

adultos. En el año 1959, en un Simposium de medicina aplicada a la hipnosis, le solicitó a un

voluntario que viera luces en su cuerpo. El sujeto –un médico– se demoró en “ver” luces en su

cuerpo y ser capaz de decir el color y la intensidad de las mismas. La cabeza estaba representada

por un color amarillo, los brazos en luces verdes de la misma gradación e intensidad, pero tenía

una gran luz roja sobre la rodilla en su pierna derecha. Al solicitársele que indicara con una señal

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del dedo si tenía algún dolor en esa pierna, la respuesta fue “no”. Después Cheek lo orientó hacia

los años de su experiencia vital en los cuales se colocó esa luz roja en esa pierna. Hubo una pausa

y después se levantó el dedo que indicaba que había llegado a esa época. Un segundo después el

sujeto dijo, “¡Es esa maldita cosa! Yo jugaba fútbol en la escuela y tuve un moretón durante todo el

tiempo, porque me golpeaba esa pierna”. Cheek comenta y se pregunta: “Había un aparente

aplazamiento de una hiperconsciencia percibida inconscientemente, condicionada por heridas

múltiples de muchos años atrás. ¿Era esta una clave para más conocimiento que podría ayudarnos

a comprender la vulnerabilidad de un órgano-blanco al estrés?” (p. 233)

Cheek reporta, además, que este acercamiento de luces ha mostrado ser muy útil en su

práctica de ginecología y obstetricia, porque le ha revelado información valiosa. Muchas de sus

pacientes no orgásmicas han reportado “luces negras” que representan rechazo a las sensaciones

en las áreas genitales. Algunas han dicho que podían ver el zoquete de una luz, pero un trozo de

cinta adhesiva estaba cubriéndolo. Al regresarlas a la época en que se encontraba es luz ahí, o a

cuando había sido colocada la cinta, tenían acceso a información útil para el tratamiento.

Aunque estos comentarios finales nos alejan del tema específico del dolor, podría ser

atractivo probar este acercamiento de Cheek en otros trastornos psicosomáticos.

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