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VIOLENCIA ESTRUCTURAL

Este es un primer esbozo para comprender cuestiones de violencia estructural y cultural,


dirigidas tradicionalmente contra la población indígena y las mujeres -racismo y sexismo-
que son de significativa importancia en un país donde más del 50% de la población es
indígena y donde hay una de las más injustas distribuciones de bienes de la región.

Estas condiciones no han desaparecido con el paso del tiempo: el Estado guatemalteco
mantiene estructuras coloniales, el poder y los recursos económicos están concentrados en
selectos grupos de pocas familias (blancos), persiste la subordinación de grupos sociales, y
gran parte de la población -particularmente indígena– está excluida de los procesos de toma
de decisiones a nivel nacional, sin mencionar que el Estado no tiene capacidad para brindar
los servicios básicos ni el apoyo institucional a toda la población. En ambos casos, el
Estado ha promovido esta violencia, sea por acciones militares o legislativas, además del
funcionamiento –o abandono de funciones- de sus instituciones.

Violencia estructural se entiende como “aquellas situaciones en las que se produce un daño
en la satisfacción de las necesidades humanas básicas (supervivencia, bienestar, identidad o
libertad) como resultado de los procesos de estratificación social, es decir, sin necesidad de
formas de violencia directa” (Tortosa; La Parra, 2003). Podemos identificar la existencia de
un conflicto entre grupos sociales derivado de la falta de acceso a servicios y recursos, lo
que genera condiciones que provocan daño y sufrimiento a la población. Esto deriva en:
empobrecimiento, exclusión, desigualdad, injusticia… Entonces la violencia estructural es
un factor de primer orden en la producción de otros tipos de violencias.

La distribución de riquezas en el país es tan desigual, que existe una inmensa brecha entre
los que tienen mucho y los que tienen poco. Lejos de generar un sentimiento de nación, nos
refugiamos en pequeños grupos, construyendo idearios y generando intereses
individualistas en vez de lazos de solidaridad. Y así, nos encontramos en una sociedad
dividida, pero organizada para excluir y dominar.
La indiferencia se traduce en violencia estructural bajo el lema “sálvese quien pueda” y con
ideas como “el pobre es pobre porque quiere”.

Los efectos de la violencia estructural son más fuertes para el pueblo maya-indígena. La
pobreza y desnutrición se concentran en áreas marginales, particularmente el altiplano del
país, donde la población es mayoritariamente indígena. Junto a las mujeres, constituyen los
grupos sociales más afectados por la falta de alimentación, acceso a educación y servicios
de salud. Especial énfasis en las mujeres indígenas que son doblemente discriminadas por
ser mujeres y por ser indígenas.

http://brujula.com.gt/comprendiendo-la-violencia-estructural-en-guatemala/

POBREZA
Hay demasiadas dimensiones, factores y aspectos involucrados en el fenómeno de la
pobreza que impiden su tratamiento en términos de un fenómeno simple. Normalmente se
asocia este problema con subdesarrollo y tercer mundo, no obstante hoy se sabe que los
países desarrollados, en las últimas décadas, han presentado un aumento creciente del
desempleo y la pobreza.

Tradicionalmente la pobreza ha sido entendida como carencia de recursos materiales que


impide la satisfacción de las necesidades básicas por la imposibilidad de adquirir los bienes
y servicios esenciales. Nivel de ingresos, ingresos per capita, capacidad adquisitiva, acceso
a los servicios, son los indicadores fundamentales de un abordaje de este tipo. Los países
pobres, lo son por la incapacidad manifiesta de grandes masas de la población para vivir de
acuerdo al standard de vida propio de países desarrollados. El denominado índice NBI
(necesidades básicas insatisfechas) permite medir hasta qué punto las necesidades básicas
están satisfechas; entendiendo por necesidades básicas: alimentación, vestido, vivienda,
salud, recreación, educación, transporte y otros servicios básicos.

En este sentido hablamos de línea de la pobreza para definir la frontera que separa a quien
puede satisfacer esas necesidades básicas, de aquél que no las puede satisfacer. Los
conceptos operativos de canasta básica normativa y canasta normativa alimentaria, definen
el nivel de línea de la pobreza y línea de la indigencia, para establecer como pobre a aquél
que no puede satisfacer el conjunto de las necesidades básicas pero puede alimentarse
relativamente bien e indigente como el que no puede ni siquiera satisfacer las necesidades
de alimentación.

El concepto de “pobreza atroz” sirve para referirse a este último segmento de la población
que vive en situaciones de miseria y cuyo porcentaje en Venezuela podría en este momento
estar rondando alrededor de un 15% (CENDA). “Recojelatas”, gente que vive del basurero,
pedigueños de todo tipo e indigentes en general, constituyen el espectro de ese estrato
socioeconómico que se encuentra en una situación de franca miseria.

Según los datos de la ENCOVI 2000, el 56.19% del total de la población vive en
condiciones de pobreza, alrededor de 6 millones 400 mil personas son pobres y un 15.69%
de los guatemaltecos subsisten en condiciones de pobreza extrema, alrededor de 1 millón
800 mil personas son extremadamente pobres. Estas condiciones de pobreza y exclusión
social constituyen uno de los mayores obstáculos para poder avanzar en el desarrollo del
país.

Las familias afectadas por la pobreza no pueden satisfacer sus necesidades básicas de
alimentación, lo cual se refleja en los niveles de desnutrición que afecta principalmente a
los niños, niñas y mujeres; tampoco pueden satisfacer otras necesidades básicas como
vivienda, vestuario y recreación, ni tienen acceso a servicios básicos de salud y educación.
La población rural y la población indígena han sido excluidas del acceso a la salud,
educación y a las posibilidades de desarrollo en general. La desnutrición, las enfermedades
diarreicas y respiratorias, la falta de vivienda adecuada y de servicios básicos afecta a miles
de familias pobres, tanto rurales como urbanas. El nivel promedio de escolaridad del país
no supera los 4.3 años de educación, el analfabetismo afecta al 31.7% de la población
mayor de 14 años, principalmente a las mujeres indígenas. Las posibilidades de recreación,
deporte y esparcimiento cultural son mínimas para la gran mayoría de la población; son
muy pocas las instalaciones, infraestructura, programas y recursos disponibles por el Estado
para su fomento y apoyo.

La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2006 -ENCOVI 2006- realizada en


Guatemala en el año 2006 estableció que en el país habían 12 987 829 personas, de las
cuales un 51 por ciento vive bajo la línea de pobreza. Esto se traduce en 6 625 892 personas
categorizadas como pobres. De esta última cantidad, un 15.20 por ciento se encuentran en
la pobreza extrema -1 976 604- (“Presentación de la Encuesta Nacional de Condiciones de
Vida 2006“, s.f).

La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2011 especifica que, según datos de ese año,
dentro del umbral de pobreza extrema se incluye a todas las personas que durante 12 meses
viven con menos 4380 quetzales -esta cifra era en 2006 de Q.3206 y en 2000 de Q.1911-.
Todas aquellas personas que viven con más de esta cantidad anualmente -Q.4380- pero
menos 9030.93 quetzales anuales están en la categoría de pobreza. (Encuesta Nacional de
Condiciones de Vida 2011, 2011).

Según registros oficiales, alrededor del 50 por ciento de los 15 millones de personas que
habitan Guatemala son pobres (Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2011, 2011).

La pobreza como “Cultura de la pobreza”


Más que como un problema de índole material, la pobreza en última instancia debe ser
definida como una cuestión cultural. Al respecto, el concepto de “Cultura de la pobreza”
adquiere así una dimensión de primera importancia al constatar que las deficiencias e
insuficiencias materiales y técnico-instrumentales, son el resultado lógico de un complejo
de factores que se ubican el campo de una manera de pensar, sentir y actuar que no hace
más que producir y reproducir las situaciones que denominamos pobreza.

Bibliografía Rodríguez, Francisco - Revista de Ciencias Sociales (RCS) - La pobreza como


un proceso de violencia estructural
La pobreza (miseria), según Galtung, es una forma de sufrimiento, es la privación de las
necesidades básicas implantada en la estructura y justificada por la cultura. Según la
tipología del autor, la pobreza puede considerarse una forma de violencia estructural o
indirecta, situación en la que la violencia se genera y está implantada dentro de la estructura
y se manifiesta como un poder desigual y, consiguientemente, como oportunidades de vida
distintas. La pobreza se apoya en la violencia cultural, es decir, la religión, la ideología, la
lengua, el arte, la ciencia o la cosmología pueden servir para justificar y legitimar la
existencia de la pobreza, considerándola algo inevitable (Galtung, 1996) y hasta, incluso,
necesario (Tortosa, 1993:53).

Empobrecimiento y políticas

Subsistemas Estructurales Individuales Individuales Estructurales


Falta de Empleo (Fijo)
Desempleo Medidas de
Económico recursos falta Tierras
Precariedad inserción
de previsión
Quiebra Fiscal
Político del Estado Marginación Participación Keynesianismo
Neoliberalismo
Formación
Darvinismo Falta de
Cultural Profesional Solidaridad
Individualismo Conocimientos
Normalización
Reconversión
Guerra
Militar Agresiones Represión Defensa
Armamentismo
Defensiva

Pobreza y violencia estructural


Muchos enfoques sobre el Tercer Mundo (o el Sur, como ahora se prefiere) incluyen los
términos de pobreza y violencia y comprenden esta última tanto en su sentido de violencia
directa -guerra, en este caso- como en el de violencia estructural, es decir, relación estable
entre actores. Si del entramado internacional descendemos al de las distintas sociedades
particularizadas, "lo importante es que si la gente pasa hambre cuando el hambre es
objetivamente evitable, se comete violencia, sin importar que haya o no una relación clara
sujeto-acción-objeto, como sucede en las relaciones económicas mundiales tal como están
organizadas".

Sin entrar ahora en la discusión de los factores individuales y estructurales que llevan a la
pobreza ni en la relación entre la pobreza interna y relativa de un país y su posición en la
jerarquía mundial, sí se puede recorrer brevemente la lista de situaciones que comportan
violencia estructural: explotación, discriminación y marginación. También aquí, por lo
menos en muchos casos, el fenómeno se produce en las dos direcciones. Que la explotación
causa pobreza es algo que está implícito, aunque no siempre se use ese vocabulario, en las
discusiones anglosajonas sobre la underclass que algunos autores no dudan en definir como
"una población pobre permanentemente oprimida”. La discriminación que se ceba en
inmigrantes y, en general, en las minorías inferiorizadas es, como forma de violencia
estructural, un factor importante que lleva a la pobreza.

Bibliografía OSE M. TORTOSA en Papeles nº 50; 1994, pp. 31-38

El derecho al desarrollo y sus garantías


Como se ha venido diciendo, la pobreza y la exclusión social son formas de violencia
estructural que pueden y deben ser evitadas y erradicadas. Las personas que carecen de
oportunidades para su desarrollo personal y social sufren distintas formas de violencia
directa que afectan directamente a su calidad de vida, violencia que se debe a la injusticia
social perpetrada por el resto del grupo social que sí dispone de las oportunidades
necesarias para su desarrollo humano.

Hay que recordar que, el verdadero desarrollo social, no es posible si no se favorece la


plena integración social de TODAS las personas y que la exclusión y la discriminación no
se producen solamente por problemas económicos sino también por diferencias de género,
raciales, étnicas, físicas, psicológicas, sensoriales, etc.
Para que dicha integración social sea posible se precisan dos condiciones, por una parte,
que el contexto social sea favorable a dicha integración y, por otra, que las personas sean
capaces de participar en la vida social, cultural, económica y política. Ambas están
estrechamente relacionadas de tal manera que, si las personas no han tenido la oportunidad
de desarrollar sus habilidades, no podrán aprovechar sus oportunidades de participar, por lo
que se debe ofrecer las necesarias oportunidades, protegiendo a los más débiles y
reconociendo el derecho a la diferencia para crear e innovar. Hay que capacitar a la
población para poder vivir en común, respetar la dignidad de cada cual, primando la no
violencia y la solidaridad.

Según Naciones Unidas, una «sociedad socialmente integrada» es: «Una sociedad capaz de
dar cabida a aspiraciones individuales y de grupos diferentes y divergentes dentro de una
estructura flexible de valores básicos compartidos e intereses comunes. Vista en el contexto
del desarrollo humano sostenible, la integración social es sinónimo de más justicia, más
igualdad, más bienestar material y más libertad democrática, lo que entraña igualdad de
oportunidades y derechos para todos. En el seno de la sociedad se manifiesta como
solidaridad, interdependencia, respeto a la diversidad cultural, tolerancia de los estilos de
vida distintos de lo general y valor para sustituir sistemas que son inoperantes por otros más
equitativos» (Naciones Unidas, 1994).

El desarrollo humano es interdependiente del crecimiento económico, pero este crecimiento


debe tener las siguientes características: generar empleo y seguridad en los medios de
ganarse el sustento; propiciar la libertad de las personas; distribuir equitativamente los
beneficios; promover la cohesión social y la cooperación; salvaguardar el desarrollo
humano futuro (PNUD, 1996:63). Este es un modelo de crecimiento muy diferente del
modelo imperante, que al disociar los aspectos sociales y económicos del desarrollo esta
generando pobreza y exclusión social, tal como se ha comentado, sin que ello sea inevitable
(Riechman y Recio, 1997).

M.a ASUNCIÓN MARTÍNEZ ROMÁN


Departamento de Trabajo y Servicios Sociales. Universidad de Alicante.
Actualmente, se considera desarrollo humano al conjunto de dimensiones, condiciones y
principios que, en el marco de las libertades civiles y considerando a los individuos como
protagonistas de su desarrollo, establecen:

• Una profunda valoración de la vida.

• La libertad de cada persona y de cada nación de elegir la mejor manera de vivir, según sus
parámetros culturales.

• El fortalecimiento de las capacidades de las personas en todas las dimensiones: personal,


social, económica, política, cultural, educativa, etc.

Esta perspectiva implica: promover una institucionalidad democrática en la que los


derechos humanos sean ejes vectores y abogar por una perspectiva participativa, donde
todos puedan decidir y accionar en procesos de cambio y desarrollo, con respeto a la
diversidad cultural y promoviendo la igualdad, sin perder de vista el contexto de
globalización en el que nos toca vivir

“El desarrollo no es sólo caminos, puentes y hospitales, sino además esfera pública, como
espacio de encuentro de las culturas que se enriquecen mutuamente, intercambiando
valores y expresiones en pos del cambio social.” GERMÁN REY

Comunicación, desarrollo y derechos humanos


http://www.unicef.org/argentina/spanish/EDUPAScuadernillo-1(1).pdf

La Constitución Política de la República de Guatemala protege a la persona y su fin


supremo es la realización del bien común, por lo que norma la organización del estado de
tal forma que garantice el desarrollo personal y social de todos los guatemaltecos por igual.
A continuación se transcriben algunos artículos de nuestra constitución para mejor
comprensión:

ARTICULO 1o.- Protección a la Persona. El Estado de Guatemala se organiza para


proteger a la persona y a la familia; su fin supremo es la realización del bien común.
ARTICULO 2o.- Deberes del Estado. Es deber del Estado garantizarle a los habitantes
de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de
la persona.
ARTICULO 39.- Propiedad privada. Se garantiza la propiedad privada como un
derecho inherente a la persona humana. Toda persona puede disponer libremente de sus
bienes de acuerdo con la ley.
El Estado garantiza el ejercicio de este derecho y deberá crear las condiciones que faciliten
al propietario el uso y disfrute de sus bienes, de manera que se alcance el progreso
individual y el desarrollo nacional en beneficio de todos los guatemaltecos.

ARTICULO 67.- Protección a las tierras y las cooperativas agrícolas indígenas. Las
tierras de las cooperativas, comunidades indígenas o cualesquiera otras formas de tenencia
comunal o colectiva de propiedad agraria, así como el patrimonio familiar y vivienda
popular, gozarán de protección especial del Estado, asistencia crediticia y de técnica
preferencial, que garanticen su posesión y desarrollo, a fin de asegurar a todos los
habitantes una mejor calidad de vida.
Las comunidades indígenas y otras que tengan tierras que históricamente les pertenecen y
que tradicionalmente han administrado en forma especial, mantendrán ese sistema.
ARTÍCULO 68.- Tierras para comunidades indígenas. Mediante programas
especiales y legislación adecuada, el Estado proveerá de tierras estatales a las comunidades
indígenas que las necesiten para su desarrollo.

ARTICULO 72.- Fines de la educación. La educación tiene como fin primordial el


desarrollo integral de la persona humana, el conocimiento de la realidad y cultura nacional
y universal.
ARTICULO 80.- Promoción de la ciencia y la tecnología. El Estado reconoce y
promueve la ciencia y la tecnología como bases fundamentales del desarrollo nacional. La
ley normará lo pertinente.
ARTICULO 97.- Medio ambiente y equilibrio ecológico. El Estado, las
municipalidades y los habitantes del territorio nacional están obligados a propiciar el
desarrollo social, económico y tecnológico que prevenga la contaminación del ambiente y
mantenga el equilibrio ecológico. Se dictarán todas las normas necesarias para garantizar
que la utilización y el aprovechamiento de la fauna, de la flora, de la tierra y del agua, se
realicen racionalmente, evitando su depredación.
ARTICULO 119.- Obligaciones del Estado. Son obligaciones fundamentales del
Estado:
a) Promover el desarrollo económico de la Nación, estimulando la iniciativa en
actividades agrícolas, pecuarias, industriales, turísticas y de otra naturaleza;
b) Promover en forma sistemática la descentralización económica administrativa, para
lograr un adecuado desarrollo regional del país;
j) Impulsar activamente programas de desarrollo rural que tiendan a incrementar y
diversificar la producción nacional con base en el principio de la propiedad privada y de la
protección al patrimonio familiar. Debe darse al campesino y al artesano ayuda técnica y
económica;
l) Promover el desarrollo ordenado y eficiente del comercio interior y exterior del
país, fomentando mercados para los productos nacionales;
ARTICULO 128.- Aprovechamiento de aguas, lagos y ríos. El aprovechamiento de las
aguas de los lagos y de los ríos, para fines agrícolas, agropecuarios, turísticos o de cualquier
otra naturaleza, que contribuya al desarrollo de la economía nacional, está al servicios de la
comunidad y no de persona particular alguna, pero los usuarios están obligados a reforestar
las riberas y los cauces correspondientes, así como a facilitar las vías de acceso.
ARTICULO 151.- Relaciones con Estados afines. El Estado mantendrá relaciones de
amistad, solidaridad y cooperación con aquellos Estados, cuyo desarrollo económico, social
y cultural, sea análogo al de Guatemala, con el propósito de encontrar soluciones
apropiadas a sus problemas comunes y de formular conjuntamente, políticas tendientes al
progreso de las naciones respectivas.

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