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Peirano 55
* María Paz Peirano Olate, Las Gaviotas 6157, Las Condes, Santiago de Chile, email: mp.peirano@gmail.com
tos del mundo, el cine tradicionalmente se ha aso- es esencial para el mantenimiento de la solidaridad
ciado con una vocación realista, llegando a ser con- nacional y de una identidad cultural particular.
siderado muchas veces como un “reflejo” de la reali- Sin embargo, el cine sólo puede presentar frag-
dad. Sin embargo, el concepto de verosimilitud nos mentos de nación y proyectarlas como una eviden-
permite entender que los textos visuales remiten cia del todo (Hjort et al. 2000: 224-226). Ello puesto
menos a un estado real del mundo que a un conjun- que, por una parte, la nación siempre está mediada
to de expectativas culturales, que autorizan la cons- por particularidades sociales localizadas en configu-
trucción coherente de un mundo posible. De esta raciones regionales, sociales y culturales específicas.
manera, si todo texto actualiza un mundo posible, Por otro lado, el sentido de identidad colectiva en el
no cualquier mundo es actualizable en cualquier cine sólo puede estar mediado y dramatizado a tra-
época o contexto (Sorlin 1985). Lo verosímil actúa vés de las historias concretas de personajes que cons-
como una reducción de lo posible, representando tituyen una particularidad, tendiendo a invisibilizar
una reducción cultural de los posibles reales los mundos no privilegiados dentro del imaginario
(Barthes2001;Worth1981). (Bhabha 2002).
Dada esta vinculación con el imaginario social,
el cine está especialmente dotado para transmitir las
narrativas proyectadas de identidades colectivas y, SOBRE EL CINE CHILENO
específicamente, reconstruir discursos nacionales CONTEMPORÁNEO
(Shohat & Stam 2002: 117). El discurso nacional nos
lleva a entender la nación en su dimensión de cons- El cine comercial nacional ha reconstruido y comu-
trucción simbólica, como una “comunidad imagina- nicado distintas representaciones sobre la realidad
da”, unidad de ficción impuesta en un conjunto de sociocultural del país que hacen sentido dentro del
individuos que usualmente viven al amparo de un imaginario colectivo, puesto que ha reinterpretado
mismo Estado: el nosotros (Anderson 1993). versiones previas sobre lo nacional. En específico,
Normalmente, las versiones públicas de la identi- las películas chilenas más importantes del boom
dad nacional se construyen sobre la base de los inte- contemporáneo (1997-2004) reactualizan una ima-
reses y visión del mundo de algunos grupos domi- gen nacional que hace referencia a la cultura popu-
nantes de la sociedad, cuyo proceso discursivo con- lar como eje central de “lo chileno”. 2
siste en una selección dinámica de ciertos rasgos con- Cuando hablamos deboomdel cine chileno, nos
siderados fundamentales, que representarían un referimos al auge que ha tenido la industria cinema-
modo de vida nacional, distinguiéndonos de otros tográfica chilena en los últimos años, en comparación
mediante la exclusión de rasgos, símbolos, valoriza- con las décadas anteriores. Este auge se expresa en
ciones o experiencias grupales que no se consideran varios aspectos. Por una parte, en la formulación de
representativos (Larraín 1996). Lo nacional se con- nuevas políticas culturales de apoyo a la industria
forma entonces como unrelato que va siendo audiovisual por parte del Estado chileno. Por otra, en
(re)elaborado tanto por los aparatos del Estado como el cada vez mayor consumo masivo de cine chileno y,
por el mundo intelectual, considerando las relacio- consecuentemente, en el relativo éxito económico de
nes, ideas y símbolos disponibles y reinterpretables. las producciones. A esto se suma el nuevo fenómeno
En virtud de ello, en las producciones cinemato- mediático que se ha construido en torno al cine na-
gráficas nacionales –y nacionalizadoras– es de vital cional, en que las películas chilenas han tenido cada
importancia el texto “popular”. La gente o elpueblo vez más promoción y cabida en medios masivos (dia-
étnicoes “lo visible”, es decir, uno de los elementos rios, revistas, televisión) y hasta se han difundido en
fundamentales en las representaciones de lo nacio- colecciones especiales en formatoDVD .
nal en el cine de consumo masivo. Anthony Smith Este nuevo protagonismo del cine chileno resitúa
(2000: 90) señala específicamente la aparición recu- su importancia como artefacto cultural y como dis-
rrente de este pueblo como sujeto de la acción, junto positivo imaginario de nuestra sociedad, abriéndo-
con los ethnoscapes,los territorios que funcionan se como una temática que debe ser investigada con
como espejos del “pueblo” en tanto conforman su mayor profundidad. Es por ello que las películas del
tierra ancestral ( homeland ) y los paisajes en los que boomconstituyen el principal foco de atención de
desenvuelven sus prácticas cotidianas.1 Para Smith es estetrabajo.
centralesta“territorializacióndelamemoria”,esde- Consideramos que los realizadores de estepe-
cir, la territorialización de una cultura compartida o ríodo han explorado la cultura visual propia de su
un conjunto de recuerdos de un pasado colectivo, que contexto social, escogiendo íconos que correspon-
Nosotros, los otros / M. P. Peirano 57
Figura 1. Mapa de Caspana, donde transcurreA la sombra del sol (Caiozzi & Perelman 1974).
Figure 1. Map of Caspana, where A la sombra del sol (Caiozzi & Perelman 1974) was filmed.
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Figura 2. Personajes de la comunidad de Caspana con los extranjeros. Fotograma deA la sombra del sol (Caiozzi & Perelman 1974).
Figure 2. Dignitaries from the community of Caspana with foreigners. Movie still from A la sombra del sol (Caiozzi & Perelman 1974).
Figura 3. La comunidad de Caspana castiga a los extranjeros, que han traicionado su confianza. Fotograma deA la sombra del sol
(Caiozzi & Perelman 1974).
Figure 3. The community of Caspana punishes the foreigners, who have betrayed their trust. Movie still from A la sombra del sol
(Caiozzi & Perelman 1974).
propias del mundo popular, enfatizando las diferen- proponiendo una especie de ethos específico liga-
cias entre las clases sociales en Chile. do al mundo popular. El origen del nosotros se ha
Dentro de esta tradición estética la “verdadera” asociado entonces a las prácticas coloniales que
chilenidad no sería la cultura de la clase alta, pues posibilitaron el mestizaje, como el amancebamien-
ésta no desarrollaría una cultura propia, sino que to o la barraganía, y que se circunscribían a las cla-
copiaría patrones culturales extranjeros. En el ima- ses bajas de la sociedad (Montecino 1993).
ginario contemporáneo influido por esta tradición, El ethosespecífico se ha ligado también a la reli-
la clase alta seguiría los modelos de modernización giosidad popular y su raíz social enmarcada en el
de los Estados Unidos y, junto con ello, su estilo de mundo de la hacienda, la cual se supone ha instala-
vida y sus valores. De esta manera, se reinterpreta do las lógicas de la reciprocidad, del gasto festivo y
una versión de nación que no negaría la “baja cultu- el ritualismo como medios de integración social en
ra”, sino que la posicionaría en el centro de la na- los chilenos de hoy (Morandé 1984; Cousiño 1990).
ción, universalizándola. De ahí la centralidad de la reunión social dentro de
La versión culturalista chilena amalgama la ideo- las imágenes cinematográficas actuales, generalmen-
logía de la homogeneidad nacional con el concepto te vinculadas a la sociabilidad mediada por la comi-
de mestizaje, concepción que va permitiendo, des- da y el alcohol, o bien, a formas rituales de religiosi-
de el comienzo de su posicionamiento a fines del dad popular. Asimismo, la presencia de imágenes re-
siglo XIX, la ampliación de la base social de la identi- ligiosas, la exaltación de las relaciones afectivas y el
dad, mediante la autoafirmación de los sectores so- énfasis en la comunidad son persistentes en el cine
ciales medios y populares. Así pues, la imagen de chileno.
los chilenos que se muestra en el cine revisa las na- Destaca además la figura del “roto chileno” como
rraciones que vinculan lo nacional con lo mestizo, emblema del mestizaje y la nación. El roto sería el
60 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 11, N$ 1, 2006
tipo de clase popular: el inquilino, el gañán o jorna- Chile se oponen a los patrones de vida modernizan-
lero, el hombre pobre e iletrado. Un mestizo valien- tes y extranjerizantes de la urbe.
te, busquilla, agresivo, a veces tímido y otras borra- En este entendido, lo chileno se asocia con las
cho, un hombre fatal rodeado por mujeres cariño- fuertes relaciones de compadrazgo y parentesco,
sas que lo aman y que muchas veces son prostitutas. con lo íntimo y lo simple, con las casas de madera y
Es un personaje que forma parte de un imaginario la naturaleza, mientras el discurso del progreso eco-
artístico persistente ya desde las primeras décadas nómico, el exitismo, la eficiencia, los grandes edifi-
del siglo XX (Godoy 1976), tanto en la literatura (Pa- cios –y en fin, los ideales del mundo moderno– son
lacios 1904; Edwards Bello 1920) como en el cine. ajenosanuestra“verdadera”cotidianidad(fig.5).Así,
Este arquetipo puede encontrarse de manera más o lo propio chileno se contrapone a la modernidad
menos idealizada, ridiculizada o enaltecida a lo lar- anglosajona. Kusch expresa esta diferencia hablan-
go de gran parte del cine chileno posterior. En el do de una cultura delser y una cultura del estar, que
cine contemporáneo el sujeto popular mantiene las sería la propia latinoamericana: la del quietismo, del
características señaladas, construyéndose como un dejarse estar, del campo y su estilo de vida traslada-
personaje fatalista, bebedor, que se refugia en su do a los suburbios (Castillo 1998).
grupo de pares, cercano a las prostitutas, machista e El mundo rural se mantiene como referente,
irracional hasta cierto punto (fig. 4). puesto que la sociabilidad urbana se habría guiado
Como contexto de este imaginario, el mundo también por pautas rurales tradicionales, superpues-
rural es el referente central y un eje articulador de la tas a las aparentes modernizaciones. La ciudad que
identidad nacional. El campo se relaciona con la se hace visible en el cine chileno, particularmente el
comunidad perdida (Bengoa 1994), el “Chile profun- contemporáneo, es una ciudad estética y socialmen-
do” que se asocia con un cierto modelo valórico y te cercana al mundo rural, es la ciudad de calles y
de convivencia. Las formas de vida implicadas en este canchas de tierra, la ciudad inscrita en los márgenes
Figura 4. El “Marmota” (Luis Dubó) encarna las características del “roto chileno”. Fotograma de Mala Leche(Errázuriz 2004) .
Figure 4. The “Marmot” (Luis Dubó) embodies the characteristics of the roto Chileno(a complex term referring to prototypical
figures from the nation’s early republican past). Movie still from Mala Leche(Errázuriz 2004).
Nosotros, los otros / M. P. Peirano 61
Figura 6. Escena previa al juicio. Fotograma de Wichan: El jui- Figura 7. La mujer indígena como objeto de deseo. Fotograma
cio(Meneses 1994) . deTierra del Fuego(Littin 2000) .
Figure 6. Scene prior to the trial. Movie still from Wichan: El Figure 7. The native woman as an object of desire. Movie still
juicio (Meneses 1994). from Tierra del Fuego(Littin 2000).
Tierra del Fuego y Cautiverio feliz están mujeres, que son construidas como objetos de de-
ambientadas –al igual queWichan: El juicio – en pe- seo del protagonista blanco (fig. 7). Sus rostros son
ríodos en que los indígenas son visibles dentro de inexpresivos, sus pensamientos crípticos, sus cos-
los libros de historia nacional. Se hace referencia al tumbres misteriosas. Lo que ocurre en su interiori-
período de la conquista territorial, es decir, cuando dad es casi indescifrable, lo cual los aleja de la
los indígenas se enfrentan a “nosotros los blancos” empatía del espectador.
como “los otros”, como algo ajeno, generándose una Pero esta imagen del indígena no sólo emerge
brecha y un contraste cultural. Según estas pelícu- en estas películas, sino que también se refleja en los
las, el nosotroscorresponde a la mirada de persona- intrigantes habitantes del pueblo deA la sombra del
jes no indígenas, facilitando la identificación del es- sol y en la tangencial aparición de unamachien Azul
pectador con el conquistador. y blanco. Esta machise presenta en medio de una
El punto de vista de estas películas se basa en- población marginal de Santiago, como una especie
tonces en la exterioridad, mediante una “imaginería de vidente que puede ayudar al protagonista de la
delcerco”(Shohat&Stam2002:139;Stam&Spence barra de los “indios” a saber qué ha ocurrido con su
1985). 7 La simpatía del espectador se dirige a las fi- amada prima perdida. Su aparición está marcada por
guras centrales, que le son familiares; en cambio se el cripticismo que conlleva la inexpresividad de su
ve enfrentado a las costumbres desconocidas y “sal- rostro, así como por sus impredecibles intenciones.
vajes” de los indígenas. Las convenciones del punto Sin embargo,Azul y blanco constituye una excep-
de vista favorecen a los protagonistas blancos, que ción dentro de las películas sobre el mundo popular
cuando aparecen junto a los indígenas, están gene- del boom.Si bien la aparición de lo indígena en esta
ralmente en el centro del encuadre. Por lo demás, película es pequeña, es particularmente interesante
son los deseos de los blancos los que guían la narra- dentro del contexto que referimos. Aquí la relación
tiva y los travelings de la cámara acompañan sus entre chilenos e indígenas se da en el presente y no
miradas, invitando también al espectador a mirar dentro de un marco histórico pasado, y no se da des-
desde lo no indígena. Se produce entonces una suer- de el conflicto que opone nosotros-los otros, sino que
te de voyerismo, un placer en la percepción visual aparece desde el supuesto reconocimiento de las raí-
de este otro, que no se representa como sujeto, sino, ces de uno de los protagonistas, Lautaro (fig. 8). Existe
más bien, como una curiosidad exótica. por primera vez una cercanía de lo indígena con este
Además, la estética deshumanizadora con que se personaje, tanto práctica (de sangre) como simbóli-
han construido estos personajes dificulta la posibi- ca, pues su comunidad-equipo de fútbol está unida
lidad de identificarse con ellos. Los indígenas no se por una denominación que se refiere a ello: los in-
individualizan visualmente ni tienen una personali- dios.8 Potencialmente, hay entonces una identifica-
dad o características particulares, exceptuando a las ción del espectador con este mundo o, al menos, la
Nosotros, los otros / M. P. Peirano 63
aceptación de su coexistencia con la realidad coti- dentro de un imaginario distinto al conjunto clásico
diana. No obstante, ello se ve dificultado por el dis- de significaciones y prejuicios sobre las etnias. 9 Los
tanciamiento (y en este caso, también el horror) que indígenas son una otredad distante, sujetos que per-
genera la magia y el cripticismo indígena. manecen sin incorporarse de manera efectiva al re-
Y es que lo indígena –no sólo en esta película, lato nacional, sino tan sólo como referente
sino que en todas– se rodea de un halo mítico que lo fundacional, estático y fantasmal.
idealiza y lo hace difícilmente aprehensible por el
cotidiano. Se enfatiza su otredad reiterando su reli-
giosidad, sus conocimientos de la naturaleza, su an- ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE
tigüedad. Si el sujeto popular representaba la resis- NOSOTROS Y LOS OTROS
tencia a la modernización, lo indígena se convierte
en el absoluto premoderno. Es el reservorio, no ya El cine chileno en general y el contemporáneo en
de la propia tradición, sino de una tradición extraña- particular han privilegiado cierta imagen delnoso-
da. La insistencia en un vestuario tradicional, en los tros y han potenciado una imagen de losotros que
materiales silvestres de sus objetos y sus construc- nos habla de ciertas estrategias en la construcción
ciones, la opción por llenar las escenas con instru- imaginaria de la identidad en nuestro país. Estas es-
mentos rituales y prácticas religiosas, de situarlos en trategias denotan una forma de pensarse y enten-
el pasado y de instalarlos en el campo más profundo derse como miembros de una misma comunidad.
–en medio de la naturaleza no cultivada y no en el En las imágenes de las películas del boomen-
pueblo rural de las películas populares– todo ello contramos una fuerte presencia del mundo popu-
identifica al mundo indígena con un determinado lar, donde los personajes arquetípicos son sujetos
ambiente, lonaturaliza, reafirmando lo “cultural” que evidencian modos de sociabilidad, una estética
(malo o bueno) de lo no indígena (figs. 9 y 10). y un conjunto de valores que los diferencian de otro
Podrá señalarse que los realizadores tienen la no chileno, extranjero, vinculado a la modernidad.
intención de visibilizar el mundo indígena, de evi- Las películas pretenden mostrar un cuadro de resis-
denciar su cultura y su sabiduría, de mostrar una tencia a las nuevas imágenes de Chile como un país
imagen positiva de sus pueblos. Sin embargo, la ima- modernizado y exitoso.
gen no deja de ser problemática, pues las películas El mundo popular al que se refieren estas pelícu-
nunca resitúan efectivamente a los sujetos indígenas las se corresponde con una serie de particularidades
Figura 8. Lautaro, de la barra de los “indios”, enfrenta a un integrante de los “leones”. Fotograma de Azul y blanco (Araya 2004) .
Figure 8. Lautaro, from the “Indian” fan group, confronts a member of the “Lions”. Movie still from Azul y blanco (Araya 2004).
64 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 11, N$ 1, 2006
Figura 9. El entorno natural de los indígenas. Fotograma de Figura 10. La presencia central de los rituales religiosos.
Tierra del Fuego (Littin 2000) . Fotograma deCautiverio feliz (Sánchez 1998).
Figure 9. The indigenous society’s natural surroundings. Movie Figure 10. The key presence of religious rituals. Movie still from
still from Tierra del Fuego(Littin 2000). Cautiverio feliz (Sánchez 1998).
culturales que devienen de un origen social mestizo, las películas con presencia de temática indígena.
diferenciándose del mundo europeo y, especialmen- Estas películas pretenden acercarse mucho más a lo
te, del anglosajón. Sin embargo, las imágenes no se documental, especialmente en los momentos en que
refieren nunca explícitamente a este origen, silencian- aparecen sujetos indígenas en ellas. Reportan así una
do la presencia de lo indígena como parte de nuestra necesidad de mostrarse como “verídicas”, buscan-
sociedad. En este sentido, lo indígena aparece siem- do autentificarse mediante el testimonio oral o la
pre excluido, rotulado como lootro, de manera que utilización de elementos estéticos de las distintas
seexaltasudiferenciacon“lochileno”.Alcontrastar- etnias, que sean fácilmente reconocibles. De esta
se con lo mapuche,lo atacameño o loselk’nam, el manera, el tratamiento de esteotroresulta como una
espectador es invitado a identificarse con lo europeo, mirada sobre algo desconocido, sobre lo cual se nos
con el conquistador, con lo que en otros momentos quiere educar; existe una suerte de tono pedagógi-
es connotado como “extranjero”. co sobre este otroexótico, particularmente enTie-
Así pues, nos vemos enfrentados a una doble rra del Fuegoy Cautiverio feliz .
identificación, que en cierta medida no deja de ser Es interesante explorar el porqué de estas diferen-
contradictoria, puesto que las características con que cias de representación identitaria. Nos enfrentamos
se suele asociar lo nacional (tradicional, comunita- a un cine que expresa un imaginario nacional con-
rio, ritualista, festivo, religioso, rural) son muy cer- creto y tradicional de nuestro país, un relato que, por
canas a las características con que se dibuja la ima- una parte, valora lo popular, pero que, por otra, lo
gen de lo indígena (ancestral, comunitario, ritualista, blanquea.Se trata de relatos nacionales que intentan
religioso,festivo,rural,natural). rescatar el verdadero Chile, el profundo, pero que no
Las diferencias entre las distintas representacio- profundizan en los orígenes mismos del relato.10 En
nes parecen ser, como hemos visto, de grado o de este sentido, es importante notar que ninguno de los
matiz. Por ejemplo, el ethnoscapede lo indígena es “representados”secorrespondeconlos“representan-
el descampado, mientras que el paisaje asociado a tes”, esto es, con los realizadores de las películas. Las
lo popular es un poblado rural construido. En cuan- películas asociadas al mundo popular denotan un
to a la religión, en lo popular aparece como telón de imaginario social no de las clases populares (no ne-
fondo de las actividades cotidianas y del desarrollo cesariamente, al menos), sino de quienes están ha-
de la acción –ya que lo comunitario-popular impli- blando de ellas, es decir, sujetos pertenecientes a una
ca una mayor individualización que deviene en una elite intelectual. Lo mismo sucede con las películas
profundidad de los personajes–, mientras que lo re- con temática indígena: en la práctica, elnosotrosre-
ligioso-indígena es de importancia central en el de- presentado es efectivamente elotrode los realizado-
sarrollo de la acción. res, tanto casi como lo son los indígenas. Son otros
Asimismo, el afán por una construcción realista no integrados a ninguno de los privilegios de quie-
de las imágenes aparece con mayor intensidad en nes llevan a cabo la labor de representación.
Nosotros, los otros / M. P. Peirano 65
Al mismo tiempo, el relato excluyente de lo indí- nidad. En Chile este último discurso se instala durante la cons-
trucción del estado nacional en el sigloXIX , haciendo eco de
gena dentro delnosotrosda cuenta de una historia la utopía republicana francesa de las elites de la época, mien-
de exclusión aún más potente dentro del Estado tras que el discurso particularista, extraído del romanticismo
nacional. Sumada a la exclusión real, ni siquiera se alemán, se instala a fines del siglo XIX , en el contexto de la
Guerra del Pacífico (véase Larraín 2001).
construye imaginariamente su presencia real, o se 5
Chingana: taberna establecida en terreno abierto o semi-
los construye como algo ajeno, intocable, estático. privado, en la que solía haber canto y baile. Lugar de reunión
Para su inclusión social efectiva se requeriría de un de las personas de sectores populares, que tiene su origen
en la época colonial.
relato que intente interpelar al menos a todos los 6
Los períodos en que aparecen películas referidas a te-
sujetos y considerarlos como iguales: igualmente máticas indígenas son precisamente aquellos en que existe
vivos, igualmente activos. mayor visibilización social de estos pueblos. Así pues, a prin-
cipios del siglo XX el problema de las tierras indígenas, así
¿Estamos proponiendo con esto hacer un cine
como la discusión por su posible división legal, era absoluta-
que borre todas las diferencias culturales y las parti- mente contingente. Luego, a principios de los setenta nos
cularidades? Por supuesto que no. Apelamos, más encontramos con un nuevo reconocimiento político hacia las
culturas indígenas con la creación de una nueva ley, en el
bien, a un cine nacional que asuma e intente expre-
marco de la reforma agraria. Y eso no es todo. Es en 1993 que
sar de manera más justa la diversidad de la sociedad se promulga la actual Ley Indígena que, luego de su “desapa-
a la que pertenece. Que en vez de intentar rición” legal en la dictadura, vuelve a reconocer la existencia
de indígenas en Chile y pretende promover su identidad y
autentificarse sea honesto y pueda hablar de los
desarrollo. Y es desde mediados de los noventa, y especial-
muchosotros posibles en nosotros. mente desde 1997, que la aparición del “problema indígena”
en el escenario político del país comienza a ser nuevamente
relevante, hasta el día de hoy.
7
Es interesante señalar que el concepto de “imaginería
RECONOCIMIENTOS A Francisco Gallardo, por sus pertinen- del cerco” utilizada por Shohat, Spence y Stam se refiere al
tes observaciones y precisiones en torno a este ensayo, en el tratamiento visual de los indígenas en loswesterns norteame-
marco del proyectoFONDECYT Nº 1030029 “La ventana indis- ricanos, películas de ficción que pueden asemejarse, en este
creta: los pueblos originarios en el cine ficción y documental sentido, a las películas con presencia indígena en Chile
chileno bajo la mirada de una antropología visual”. (Carreño 2005). Justamente, los westerns además cumplen
una función clave en la construcción del imaginario nacio-
nal en EE.UU., el “nosotros” norteamericano, especialmente
durante la primera mitad del sigloXX .
NOTAS 8
N. del E.: la autora se refiere al equipo de fútbol chileno
Colo-Colo, cuyo escudo presenta el perfil de un cacique de
1
ese nombre en la época de la Conquista.
El concepto deethnoscapesde Smith (2000) se refiere 9
“Nice images might at time be as pernicious overtly
a la resignificación poética de los paisajes de comunidades
degrading ones, providing a bourgeois facade for paternalism,
étnicas distintivas. No se ocupa aquí exactamente en el mis-
a more pervasive racism” (Stam & Spence 1985: 635).
mo sentido que ha sostenido Appadurai (1991), donde el con- 10
Entrevistas a directores chilenos del boom: Ricardo
cepto deethnoscapese entiende en referencia al fenómeno
Carrasco, Andrés Waissbluth, Nicolás Acuña, Orlando Lübbert
de globalización cultural. En este último caso, los ethnoscapes
y León Errázuriz (Peirano 2005).
son los espacios de flujo transnacionales, espacios de con-
fluencia de identidades, donde las identidades mismas se han
convertido además en espacios fluidos y de afluencia.
REFERENCIAS
2
Por “más importantes” entendemos las películas con
mayor cantidad de espectadores e impacto mediático del
período. Hemos excluido aquí la producción documental,
pues nos interesa focalizar el trabajo en películas de consu- A NDERSO N, B ., 1993. Comunidades imaginadas: reflexiones
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4
Nos referimos a una versión culturalista de nación, cuan- BENGOA , J., 1994. La comunidad perdida.Proposiciones 24:
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