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¿QUIÉN DEBE CONSTITUIR EL DEMOS?

DIANA CAROLINA GIL JUNCA

7600428

SISTEMAS ELECTORALES

CAMILO GUTIÉRREZ JARAMILLO

UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GRANADA

Facultad de relaciones, estrategia y seguridad

Programa de Relaciones Internacionales

2021
Introducción y planteamiento del problema:

La democracia como sistema político se encuentra en un momento difícil, según datos del The
Economist Intelligence Unit[CITATION The20 \n \t \l 3082 ] sólo la mitad (49,4%) de la población
mundial vive en una democracia de algún tipo, y de este porcentaje, basándose en cinco medidas
-proceso electoral y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura
política democrática y libertades civiles- sólo el 8,4% de la población mundial vive en una
democracia plena, mientras que más de un tercio vive bajo un régimen autoritario. De acuerdo
con un reporte de la BBC[CITATION Sea20 \n \t \l 3082 ] la insatisfacción con la democracia en
los países desarrollados está en su nivel más alto en casi 25 años; según datos del Centro para el
Futuro de la Democracia de la Universidad de Cambridge -quien ha seguido las opiniones sobre
la democracia desde 1995- en el 2019 la proporción de insatisfechos aumentó del 48% al 58%, el
nivel más a8lto registrado. En el caso de Latinoamérica el panorama no es más alentador, “en
2018, solo uno de cada cuatro latinoamericanos decía estar satisfecho con la democracia, el
número más bajo desde que el Latinobarómetro, una encuestadora regional, comenzó a hacer
esa pregunta hace 25 años”[ CITATION Ana20 \l 3082 ]. Una situación que abre nuevos
interrogantes frente a las consecuencias que pueden tener estas perspectivas para el correcto
funcionamiento de las democracias. Nos hace preguntarnos cuánta desconfianza por parte de los
votantes hacia los representantes es necesaria para que la democracia representativa se vea
desnaturalizada a través de la desconexión entre ambos actores o, incluso, que deje de ser una
alternativa viable para los primeros[ CITATION Mil19 \l 3082 ]. 

Los jóvenes en particular se están separando de la masa de participación activa en la


postulación de cargos políticos y en la participación durante las votaciones. Ellos quieren
cambiar el mundo, pero no creen que necesiten postularse a un cargo para hacerlo. A medida que
los votantes se desvinculan de la política, el carácter de la democracia comienza a cambiar. Los
sistemas democráticos se han alejado de versiones moderadas y representativas de sí mismos
hacia lo que podría denominarse "extremismo democrático". Por lo que, a medida que el público
invierte menos interés y compromiso en la democracia, la arena política comienza a ser
influenciada por aquellos con visiones del mundo estrechas y poco representativas. La creciente
desconexión pública conduce a una mayor captura de los procesos democráticos por parte de
grupos e individuos atípicos que son hostiles a las instituciones y prácticas democráticas. En este
sentido, la elección de Donald Trump en los EE. UU. y las fuerzas populistas que respaldaron el
Brexit también ilustran la extrema polarización de la política en este momento[ CITATION Tri18 \l
3082 ]. De hecho, según datos del Estudio Internacional en Educación Cívica y Ciudadana (ICCS
2016), realizada en seis países latinoamericanos (Colombia, México, República Dominicana,
Chile y Perú) más de dos tercios de los jóvenes de estos países “apoyan la dictadura como forma
de gobierno si esta trae orden y seguridad o beneficios económicos”[ CITATION Wol16 \l 3082 ].
Especialmente porque en el contexto de los jóvenes latinoamericanos “el orden y la seguridad”,
junto con los “beneficios económicos” son aspectos que no son garantizados por sus
democracias. Una postura que termina generando preocupaciones respecto al crecimiento del
apoyo de la gobernanza autoritaria y al desinterés de grandes sectores de la población en la
política. También socavado por un entorno informativo deficiente, en el cual los votantes que
están mal informados, son más propensos a cometer errores en las urnas; lo que lleva a la
elección de gobiernos incompetentes, y quizás corruptos o egoístas.

En un mundo cada vez más conectado paradójicamente el mayor acceso a la información


reduce la transparencia. Una situación agravada por comportamientos extendidos en
Latinoamérica de clientelismo, en donde se distribuyen favores a cambio de votos, reduciendo el
valor moral que tiene el voto en la región. Lo que ha desembocado en propuestas teóricas por
parte de académicos como Jason Brennan[CITATION Jas11 \n \t \l 3082 ] quien cuestiona la
prevalencia de algunos de los principios centrales de la democracia: el principio de la igualdad
política. El autor argumenta que mientras más incluyente sea la participación política más riesgos
se corre de que ciudadanos no aptos voten y favorezcan políticas perjudiciales. Argumentando
que si una persona se forma sus creencias políticas de manera irresponsable y vive en una
sociedad en la que la mayoría de los demás ciudadanos también forman sus creencias de una
forma poco fiable, esta persona no debería votar. Por lo que, defiende el sufragio restringido
como parte de un sistema de gobierno epistocrático, en la medida en que el conocimiento y la
competencia son requisitos legales para ejercer los derechos político. De esta manera, su
propuesta electoral aboga por un sistema de voto restringido que planea similitudes con el
sufragio censitario en los tempranos gobiernos representativos durante el siglo XVIII. Por ende,
este trabajo plantea el interrogante de si existen similitudes entre la propuesta hecha por los
académicos que defienden la epistocracia y aquellos que defendían el voto censitario, y frente a
estos, cuales son la reacciones por parte de aquellos que abogan por el sistema democrático.
Marco conceptual

Democracia:

La palabra "democracia" es un término que proviene del griego y se compone de dos palabras
demos = pueblo y kratein= gobernar, mandar. "Democracia" puede entonces ser literalmente
traducido por los siguientes términos: Gobierno del Pueblo o Gobierno de la Mayoría.

La democracia debe entenderse según Bobbio [CITATION Bob03 \n \t \l 3082 ] como un


método de gobierno; es decir, como un conjunto de reglas primarias o fundamentales que
establecen quien está autorizado a tomar las decisiones colectivas y según qué formas. De esta
manera, la regla fundamental de todas las reglas procedimentales de la democracia es el
consenso de la mayoría, no total, pues incluso en las democracias más amplias no pueden votar
los niños y adolescentes. Sin embargo, el sufragio universal tampoco es una condición que defina
completamente a las democracias, sino que también es fundamental que quienes estén llamados a
decidir, o a elegir a quienes deberán decidir, se encuentren ante alternativas reales y estén en
condiciones de poder elegir una u otra alternativa. Y para que esto pase, los votantes deben tener
garantizados sus derechos más elementales, como el derecho a la libertad de opinión, de reunión,
de asociación, etc.

Epistocracia:

Derivado de las palabras griegas episteme = conocimiento y kratein = gobernar, la


epistocracia es, con referencia a Estlund [CITATION DAv08 \n \t \l 3082 ] definida como una forma
de gobierno en la que los sabios ejercen el poder. En lo sucesivo, el concepto se utiliza para
denotar todas las formas de gobierno que hacen que la participación política dependa de la
posesión del poder de juicio político y niegan los derechos de participación política a los
"ignorantes". Sin embargo, "epistocracia" no debe igualarse al término "aristocracia", debido a
que, para este último, hay dos significados posibles: "gobierno de los mejores" y "gobierno de la
nobleza". Además, la epistocracia no debe confundirse tampoco con un sistema político en el que
se concede el derecho al voto a toda la población, excepto a quienes han sido diagnosticados con
una enfermedad o debilidad por un médico. Para que exista la epistocracia, una parte
significativa de la población mentalmente sana debe ser excluida de la franquicia[ CITATION Wil15
\l 3082 ].
Voto censitario

El voto censitario o restringido es aquel que limita la composición del cuerpo electoral en su
voto pasivo o activo, de acuerdo a grupos o categorías de personas. Estas restricciones solían ser
generalmente económicas (como la posesión de un determinado nivel de rentas u oficio) o
relacionados con el nivel de educación (leer y escribir) o social (pertenencia a determinado grupo
social) o estado civil (casado). Lo contrario es el sufragio universal que no establece condiciones
salvo mayoría de edad y ciudadanía. El sexo masculino fue la única restricción hasta después de
la Segunda Guerra Mundial en Europa, si bien en países de amplia tradición democrática, como
Suiza, el derecho universal de voto para ambos sexos no se obtuvo hasta el año 1970[CITATION
Sen \l 3082 ].

Ciudadano

Ciudadano es un viejo concepto del mundo europeo, que debido a su historia se puede datar
desde la Grecia clásica, lo que nos permite deducir que no es un concepto necesariamente
vinculado a los conceptos de monarquía o república; habría que ciudadano ha sido un
componente conceptual de las diferentes formas políticas que se han constituido en Europa. Es
un término que ha funcionado tanto en sociedades con nociones jurídicas jerárquicas-
estamentales como en sociedades igualitarias-democráticas[CITATION Cri09 \p 179 \l 3082 ].

Usualmente, en el Antiguo Régimen el término más utilizado era «vecino» y abarcaba a un


mayor número de personas. Durante la monarquía «absolutista» se era ciudadano de una
comunidad determinada concreta, es decir, de una ciudad, una villa o un pueblo; durante la
república o la monarquía constitucional, se era ciudadano de la nación o del municipio. Esto
lleva consigo, sin lugar a dudas, un sentimiento de pertenencia. De igual modo, la vinculación
con la comunidad implica a su vez el ejercicio de privilegios o derechos y su contraparte, las
cargas o deberes[ CITATION Cri09 \l 3082 ].
Estado del Arte

El pueblo soberano con sus incertidumbres y coyunturas del siglo XIX[CITATION Jos09


\n \t \l 3082 ]

Objetivo general:

En este capítulo del libro Modernidad e independencias ensayos sobre las revoluciones
hispánicas [CITATION Jos09 \n \t \l 3082 ] el autor hace un análisis de la evolución del término
pueblo a través del tiempo y de sus efectos sobre las relaciones entre los hombres que
constituyen la sociedad y sus códigos culturales, dado que toda relación social posee un
contenido cultural fundamental. Abarcando en su análisis los efectos de las coyunturas
económicas para comprender fenómenos importantes como la revolución Francesca, la cual
marcó profundamente sobre la manera de entender el concepto de pueblo, ciudadano y
democracia durante la época ilustrada. De esta forma, nos explica las razones por las que en un
principio los únicos ciudadanos en el sentido moderno de la palabra eran los miembros de las
élites y la manera en la que esta concepción tan restringida fue víctima de una crisis de
legitimidad que obligo a redefinir la noción de pueblo y ciudadanía.

Categorías de análisis: Pueblo, ciudadano, revoluciones, historia latinoamericana, constitución,


voto.

Nombre: Sufragio y representación en la Colombia liberal: una mirada comparada a los


marcos electorales de Europa y América en el siglo XIX[CITATION Mar14 \n \t \l 3082 ]

Objetivo general:

En este artículo se hace un análisis de la definición que se utilizaba para establecer el sistema
electoral y en consecuencia el modelo de representación en Colombia entre 1821 y 1886 a través
de sus constituciones. Los requisitos que se establecieron en estos textos para elegir la figura de
los votantes y candidatos políticos entraron en sintonía con las formulaciones teóricas que en
Europa y América había alcanzado el liberalismo y demostraron su vocación elitista y su
concepción restrictiva del poder. En pleno proceso de construcción nacional, de una
independencia muy reciente, la legislación colombiana asumió las mismas directrices adoptadas
en el mundo adaptándola a sus propias contradicciones, singularidades y necesidades políticas en
un marco de conflicto y profunda oposición entre liberales y conservadores.

Categorías de análisis: Legislación electoral; Colombia; Representación política; Cultura


política; Constituciones; Liberalismo.

Nombre: Democracy or Epistocracy? Age as a Criterion of Voter Eligibility[CITATION


Wil15 \n \t \l 3082 ]

Objetivo general:

En este artículo del libro Youth Quotas and other Efficient Forms of Youth Participation in
Ageing Societies[CITATION Wil15 \n \t \l 3082 ] se hace un análisis de los conceptos de
democracia y espitocracia como dos sistemas de gobierno opuestos en sus definiciones y en sus
premisas más básicas, como es el caso de la igualdad para la democracia, pero que a pesar de
ellos encuentran puntos en común; estos puntos demuestran una incoherencia dentro del sistema
democrático liberal, en donde, la exclusión de niños y jóvenes es una decisión basada en
postulados epistocráticos y, como tal, contradice los principios democráticos tal como se los
entiende hoy en día. Finalmente, introduce un modelo original para superar este problema,
basado en la ausencia de límites de edad para votar y un sistema de registro de votantes jóvenes.

Categorías de análisis: Democracia, Epistocracia, Derecho al voto, Niños y jóvenes.

Nombre: ¿Deben gobernar los expertos?[CITATION Seb17 \n \t \l 3082 ]

Objetivo general:

En este capítulo del libro Democracia participativa epistémica [CITATION Seb17 \n \t \l


3082 ] se hace un análisis de los planteamientos que postula la epistocracia desde sus autores
precursores como Platón y John Stuart Mill hasta su versión moderna para comprar sus premisas
con las instauradas por la democracia y con ellos hacer tres críticas en su contra. El autor afirma
que el hecho de que existan conocedores de la verdad no autoriza a gobernar sobre otros, la
exagerada propuesta de los epistocráticos antes el ejercicio moral del voto y la excesiva
legitimidad al conocimiento en el sistema político.
Categorías de análisis: Democracia, Epistocracia, Legitimidad, política.
Hipótesis

El voto censitario hace referencia a un sistema electoral en donde la concepción de ciudadano


quedaba restringida para solo una fracción de la población. Estas limitaciones a los derechos
políticos respondían a unos discursos teóricos propios de la ilustración donde los hombres que
poseían propiedades y pagaban impuestos eran los únicos que podían decidir sobre lo que pasaba
con los “bienes de la patria”[ CITATION Mar14 \l 3082 ]. Los primeros gobiernos representativos
del siglo XVIII concebían que el votante ideal debía contar con ciertos requisitos que
demostraran su capacidad de madurez y liderazgo, por lo que, aquellos que carecían de esos
atributos no gozaban de ser titulares de la soberanía del estado. Este sistema de votación no
reconocía la igualdad como un principio de la democracia fuera de la retórica, pues abogaba por
un sistema que distinguía a algunos hombres como excepcionales entre el movimiento de la
muchedumbre. Estos hombres excepcionales no solo se reconocían por sus posesiones
materiales, sino que estas condicionen de privilegio les permitían salir de la mediocridad y
pensar por si mismos desde el conocimiento. Por lo que, con el sufragio universal el poder de
decisión recae en manos de la masa y las cualidades de los hombres excepcionales quedan
relegadas a un segundo plano. Debido a que el común de las personas no tiene suficientes
conocimientos en política como para votar a conciencia, carecen de criterio propio lo que los
hace fácilmente manipulables[ CITATION Tam19 \l 3082 ]. Así que, la democracia actual al buscar
la uniformidad, en donde el voto de una persona experta en política vale igual que la de una
persona que nunca ha estudiado en su vida, termina siendo injusta. En esto coinciden el voto
censitario y la postura de Jason Brennan[CITATION Jas11 \n \t \l 3082 ] de gobierno epistocrático.
Donde la igualdad deja de ser un principio fundamental en las democracias porque el
sometimiento a la opinión de la muchedumbre ignorante termina por desconfigurar la buena
gobernanza. Sin embargo, la teoría contemporánea de la democracia aboga por el sufragio
universal no porque con ello se consigan buenos o correctos resultados (aunque acudamos a las
urnas con este objetivo), sino para ejercer la libertad política y seguir siendo libres mientras se
obedece, incluso si los resultados de los votos contribuyen a producir no tan buenos resultados
como se habría previsto o se hubiera deseado[ CITATION Nad14 \l 3082 ]. Si se omite la igualdad
dentro de la democracia es imposible mantener una estabilidad social o paz cuando no se permite
la participación de todos.

Desarrollo

Cuando se estableció por primera vez -en Inglaterra, Estados Unidos, Francia, España y las
nuevas repúblicas latinoamericanas independientes- el gobierno representativo no era una
democracia tal y como la definiríamos ahora, ni sus creadores lo consideraban así. A pesar de los
pronunciamientos igualitarios de sus fundadores, prácticamente en todas partes, el gobierno
representativo solo funcionaba para los hombres adultos que poseían propiedades, obtenían
alguna cantidad de ingresos o pagaban determinados impuestos, muy alejados de la gente
pobre[ CITATION Ada09 \l 3082 ]. Una justificación que estaba sustentada teóricamente en la
interpretación de pueblo como un ente abstracto titular de la soberanía, sin necesariamente
referirse al conjunto de la población en su totalidad. En las constituciones el pueblo era
masculino y, además, era miembro elemental de la célula familiar, naturalmente identificado
como la cabeza de familia. Esto debido a que

“la pertenencia del votante a un núcleo familiar fue concebida desde el principio por
los legisladores como una garantía indirecta de que en él concurrían la madurez, la
responsabilidad, la independencia económica y la representación de un grupo
poblacional más extenso: su propia familia”[CITATION Mar14 \p 7 \l 3082 ].

Junto a su perfilación de hombre de familia la posesión de propiedades, especialmente vinculado


a la tenencia de la tierra, era fundamental para ganarse el título de ciudadano; porque “nada
arraiga más al ciudadano y estrecha tanto los vínculos que le unen a su patria como la
propiedad territorial o la industrial que afecta a la primera”[CITATION Jos09 \p 440 \l 3082 ].
Incluso en los países de la América Hispánica que luego de las revoluciones burguesas no
conocieron sino regímenes republicanos -ya que los nuevos estados nunca estuvieron sometidos
bajo la soberanía de un rey- adoptaron en sus constituciones exigencias censitarias de renta para
los electores de base y la fijación de unos requisitos económicos para los representantes
políticos. En coherencia con estos presupuestos, frente a la concepción de la sociedad como un
ente compuesto de familias, no era de extrañar que el filósofo político Charles Théremin llegara
a anunciar que el voto de la mujer era una redundancia política, puesto que ya estaba incluido en
el del marido[ CITATION Mar14 \l 3082 ].

En consecuencia, la soberanía del pueblo entendida como principio de legitimidad, comienza


a crear fricciones entre la población; las revoluciones burguesas de la época – como la
revolución francesa de 1848- dan un nuevo impulso a los mecanismos de oposición en contra de
los regímenes liberales fundados sobre un pueblo restringido. Toda definición de ciudadano —
por la propiedad, por la profesión, por la cultura, etc.— estaba en permanente contradicción con
el principio fundamental del concepto de ciudadano como un hombre sin cualidades ni
determinaciones[ CITATION Jos09 \l 3082 ].

Como las elecciones no constituyen en ese entonces un medio de designación soberana de los
dirigentes, sino un indicador de la influencia de los diversos actores colectivos de la elite y, en el
peor de los casos, como resultado de una imposición hecha por el poder establecido, el único
camino para acceder al poder consiste en asumir de manera simbólica la representación del
«pueblo». Este «pueblo» del que ahora se habla no es, en modo alguno, la «plebe» sino que se
trata más bien de la clase media de las ciudades, que comienzan a incorporarse a la vida
política[ CITATION Jos09 \l 3082 ]; por lo que, el sufragio universal se posiciona como uno de los
objetivos perseguidos por las revoluciones de finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo
XX, y en respuesta a estas amenazas revolucionarias de la época las elites buscaron impedir la
revolución mediante la ampliación de los derechos políticos[ CITATION Ada09 \l 3082 ].
Marginando así el uso del voto censitario en las repúblicas.

Luego de implementar desde hace varias décadas el sufragio universal en casi todo el mundo,
su carácter universal ha venido siendo cuestionado por distintas teorías académicas epistocráticas
entre las que destacamos la presentada por Jason Brennan en su libro Against Democracy
[CITATION Jas16 \n \t \l 3082 ] en donde define la epistocracia como el gobierno de los
conocedores o los sabios. El principio central de las teorías epistocráticas es que sólo los
individuos políticamente competentes deben poseer derechos políticos, es decir, el derecho a
votar y a presentarse a las elecciones, porque cada derecho presupone una responsabilidad y sólo
los ciudadanos competentes pueden ser considerados responsables de sus actos. Por lo que, los
derechos políticos no son derechos de nacimiento y los ciudadanos deben ganárselos[CITATION
Jas111 \t \l 3082 ].
Existen dos corrientes del pensamiento epistocrático definibles por sus contextos históricos; el
primero, sostiene que la democracia y el valor epistémico -principio de racionalidad aplicable a
conceptos tales como conocimiento, justificación y opinión fundada- son cosas incompatibles,
debido a que, conciben que el objetivo de las instituciones que toman decisiones es producir
resultados correctos y para conseguirlo, o se suprime la participación de la población o bien se
asegura que el voto de los expertos valga más. Se considera que el primero en exponer con
claridad la primera versión extrema de la espistocracia fue Platón en La república. Desde esta
perspectiva la forma en la que se les concede el poder a este grupo de la sociedad mas
competente no se formaliza ni se hace explicita y es el propio grupo, quien, por la fuerza, se
autoproclaman gobernantes[ CITATION Seb17 \l 3082 ].

Otras modalidades de sistemas epistocráticos más inclusivos establecen unos criterios para
identificar quienes son los más competentes para gobernar. Entre estos se considera al académico
Jason Bernnan. Este autor aboga por un sistema de exámenes previos para la adquisición del
derecho al voto. Justifica la implementación del sufragio restringido, limitando el poder electoral
únicamente a los ciudadanos que pueden demostrar sus competencias. Su tesis no pretende
señalar a la epistocracia moderada como la forma de gobierno más justa o ideal, sino que es una
respuesta al deterioro moral que ha sufrido el sufragio por el hecho de ser universal. Debido a
que con el voto la política impone decisiones a otras personas, los ciudadanos ignorantes no sólo
se perjudican a sí mismos, sino que perjudican a los demás ciudadanos. En consecuencia, el
Estado debe estar estructurado de manera que impida que los ignorantes dañen a los
inocentes[CITATION Jas111 \t \l 3082 ].

El propósito del examen es el de excluir a los mas ignorantes (por ejemplo, quienes
desconocen que existe una constitución, o hechos básicos del sistema políticos) y a
las personas que suscriben creencias moralmente abyectas (por ejemplo, quienes
creen que algunas personas merecen ser exterminadas por profesar alguna religión)
[CITATION Seb17 \p 61 \l 3082 ]

En su análisis el autor argumenta que el sufragio universal viola el principio de competencia,


puesto que, por decisiones tomadas de manera incompetente y moralmente irrazonable por parte
de los votantes se pueden privar a los ciudadanos de la vida, la libertad o incluso de la propiedad.
El principio de competencia exige que los órganos deliberativos sean moralmente razonables y
tomen decisiones de la misma forma. De hecho, es posible identificar este principio en el sistema
electoral de las democracias contemporáneas, pues en ellas se excluyen a los niños del voto y de
la postulación de cargos, con la justificación de que los niños son incompetentes. Por lo que,
todas las democracias son débilmente epistocráticas. También el principio de competencia se
aplica a otras personas con poder político como la policía, los burócratas y ministros, los jueces y
los políticos que ocupan cargos públicos, por lo que, el autor se pregunta por qué no pude ser
ampliado al electorado, puesto que este último es titular de poder político y, además, determina
la forma en que van a ser dotados los cargos políticos; si los votantes eligen mal, las
consecuencias pueden ser nefastas para todos los ciudadanos. Aunque el autor acepta que uno de
los problemas de las teorías espistocráticas es que no podemos esperar un acuerdo razonable para
decidir donde reside la línea divisoria entre la competencia y la incompetencia, considera que la
democracia también se encuentra en un conflicto similar. “Si la epistocracia no es justificable
porque siempre habrá objeciones razonables respecto a donde trazar la línea entre los
competentes y los no competentes, la democracia no es justificable porque atribuye, de manera
irrazonable, derechos de voto sin ninguna indiscriminación”[CITATION Seb17 \p 62 \l 3082 ].

En este sentido, Bernnan argumenta que el sufragio restringido termina siendo moralmente
superior al sufragio universal, porque aun siendo ambos blancos de objeciones razonables, la
atribución indiscriminada del derecho al voto promovida por la democracia es mucho más grave
y lesiva en términos epistémicos, que la exclusión errónea del derecho al sufragio de personas
que en verdad son razonables[ CITATION Seb17 \l 3082 ]. Al votar, un ciudadano ignorante,
desinformado, moralmente poco razonable o irracional ejerce un poder político sobre otros, y no
se le exige una justificación por ello. Aunque la concesión universal del poder político a los
ciudadanos los reconcilia hasta cierto punto con su propio gobierno, ya que reduce la percepción
de que las decisiones tomadas por este sean una imposición; el derecho al voto no sólo da a los
ciudadanos la posibilidad de opinar sobre sí mismos, sino también sobre otras personas, por lo
que, este poder debería tener limitaciones[CITATION Jas11 \t \l 3082 ].

Este principio de competencia en particular comparte similitudes con el voto censitario


practicado durante los primeros gobiernos representativos, pues en estos últimos se buscaba
formar un gobierno basado en la opinión de aquellos a los que llamaban «hombres de bien» o
«ciudadanos honrados», y no en la opinión de la masa de la población. La opinión que importaba
era la de los “hombres de estado, de los literatos, del comerciante industrioso y honrado, del
magistrado y del jurisconsulto, de los militares que se han distinguido por sus proezas y de
todos los ciudadanos honrados, que son otros tantos centinelas del orden social” [CITATION Jos09
\p 370 \l 3082 ]. Reviviendo el clásico argumento antidemocrático de que la democracia es el peor
régimen posible porque los muchos son menos competentes que los pocos. Sin embargo, a
diferencia de los postulados de Bernnan, el voto censitario implementado en el siglo XVIII se
fundamentaba teóricamente en una noción de gobierno opuesta a la democracia, pues de manera
indiscriminada se determinaba quienes eran aptos y quienes no; mientras que, la propuesta de
Bernnan buscar conciliar la espitocracia dentro de las democracias contemporáneas.
Convirtiéndose en una propuesta de difícil impugnación por su carácter puramente meritocrático[
CITATION Seb17 \l 3082 ].

Frente a estas corrientes se pueden identificar algunas críticas por parte de académicos que
abogan por la democracia liberal. El primer argumento que identificamos son las consecuencias
negativas por la falta representatividad. Remitiéndonos a Nadia Urbinati[CITATION Nad14 \n \t \l
3082 ] esta politóloga afirma que,

en una democracia la participación de los muchos es esencial para alcanzar otra


condición importante: la libertad. Como explica Aristóteles, la participación de los
ciudadanos protege la libertad de dos maneras: en primer lugar, su gran número es un
importante obstáculo contra la corrupción (ni siquiera el ciudadano más rico puede
comprar una mayoría en la corte o en la asamblea); en segundo lugar, son capaces de
actuar juntos, lo que demuestra que, aunque cada uno es individualmente débil, la
inclusión de todos les hace capaces de gobernarse a sí mismos[CITATION Nad14 \p
115 \l 3082 ].

De la misma manera Wilhelm & Tremmel [CITATION Wil15 \n \t \l 3082 ] apelan su


escepticismo a varias razones. En primer lugar, no es posible que los intereses y deseos de un
grupo, incluso con las mejores intenciones, puedan ser mejor identificados por un tercero que por
el propio grupo afectado. Un gran ejemplo de ello fueron los argumentos expuestos por el
movimiento sufragista en donde la concepción paternalista de que los hombres comprenden las
necesidades de las mujeres mejor que las propias mujeres fue rechazada con éxito. En segundo
lugar, la evidencia histórica demuestra —con muy pocas excepciones— que las élites
gobernantes de los sistemas políticos promueven sus propios intereses a expensas de aquellos
que no pueden representar adecuadamente los suyos. Por lo que, el conocimiento en sí mismo no
libera al hombre del pensamiento egoísta.

El segundo argumento es una crítica a la dimensión epistémica como único elemento que se
requiere para legitimar un sistema político. Según Linares [CITATION Seb17 \n \t \l 3082 ] otros
valores como la igual dignidad y la libertad de elección se presentan como esenciales para
legitimar un gobierno. Debido a que el principio básico de todas las democracias modernas se
deriva directamente del postulado del valor igual de todas las personas, restringir la participación
de la población a su derecho de participar políticamente, como hicieron los teóricos políticos
desde Platón hasta Mill en siglos anteriores, contraviene el consenso de nuestro tiempo. La
justificación de la democracia proviene del hecho de que todos aquellos que están sujetos al
gobierno y a sus decisiones pueden ejercer el poder a través de elecciones para afectar a ese
mismo gobierno, y es sólo ésa promesa de poder ejercer influencia la que hace tolerable que
todas las fuerzas políticas acepten una posible derrota [ CITATION Wil15 \l 3082 ].

La tercera critica es en contra de la visión del sistema de gobierno como un medio para
conseguir resultados correctos. “No es por el hecho de conseguir algunos resultados deseables
por lo que la democracia se basa en el voto sino para ejercer nuestra libertad política y seguir
siendo libres mientras obedecemos”[CITATION Nad14 \p 28 \l 3082 ]. El principio de distribución
democrática es un fin en sí mismo, no un medio que se prevé que conduzca empíricamente algún
resultado deseable. La democracia proporciona a cada uno de sus ciudadanos las condiciones
legales y políticas, con las que puede, si así lo desean, participar de una manera amplia y
compleja: formando, criticando, impugnando y cambiando las decisiones colectivas en un clima
de "tranquilidad de espíritu"[ CITATION Nad14 \l 3082 ]. Por lo que, el modelo democrático, se basa
en la idea del conocimiento colectivo. Según ésta, la mayor diversidad en la deliberación de los
ciudadanos permite alcanzar un grado mayor de inteligencia, mayor incluso que la de los
expertos. Por lo tanto, las decisiones políticas deben ser tomadas por el grupo más diverso
posible de ciudadanos. La democracia no niega la irracionalidad ni la ignorancia de los
ciudadanos, sino que tan sólo considera que éstas no afectan permanentemente el juicio de estos.
Es cierto que los ciudadanos pueden, en ocasiones, ser irracionales e ignorantes, pero también es
cierto que, en ocasiones, pueden no serlo. Justamente, esta posibilidad de pensar que la
ignorancia y la irracionalidad, aunque solo sea en ocasiones, pueden ser evitadas es lo que
fundamenta la idea de un conocimiento colectivo formado a partir de la interacción de los juicios
individuales en una práctica participativa. Esta construcción plural del conocimiento reporta una
ventaja decisiva sobre el modelo elitista, pues la pluralidad de los puntos de vista puede evitar
sesgos que se refuerzan cuando no se desafían las opinión y convicciones de una persona o grupo
de personas[ CITATION Nic18 \l 3082 ].

En este sentido la democracia es un procedimiento de toma de decisiones que aprovecha la


inteligencia colectiva de los ciudadanos de maneras que, bajo las condiciones propicias, puede
hacer de la democracia una opción superior epistémicamente que regímenes como la regla de
uno o de unos pocos[ CITATION Nic18 \l 3082 ].

Conclusiones

La teoría epistocrática expuesta por Bernnan es una propuesta que retoma debates que han
existido desde mucho antes de la creación de las repúblicas, y que renacen en contextos donde la
credibilidad de las democracias es socavada por distintos actores. Aunque sus argumentos
aboguen por la exclusión de los no competentes, la idea de dividir a la sociedad entre aquellos
con competencia y aquellos sin ella pretende justificar la limitación del cuerpo electorado como
lo hacía el voto censitario. Estas teorías resultan de crucial importancia para los teóricos que
defienden las democracias modernas, pues termina poniendo en tela de juicio principios que se
creían esenciales para su funcionamiento, como lo es el de la igualdad política.
Bibliografía

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