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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel


Zamora

“UNELLEZ”

Sede Municipalizada Santos Marquina

Tabay Estado Mérida

Análisi
s

Docente “Alma
Juan Carlos Barroeta

de la Integrante:

Toga”
Margarita Balbuena

C.I 14806437

2 año Derecho

Tabay, Febrero de 2020.


El “Alma de la Toga” nos da una perspectiva o una inducción sobre cómo
debe ser la formación integral de nosotros como abogados teniendo en cuenta todos
los aspectos que cobija dicha profesión, y sabiendo la responsabilidad que acarrea
esta, al estar en manos de nosotros la libertad de las personas, los bienes y en
general derechos que debemos hacer valer a lo largo de nuestra actividad.

¿Quién es el Abogado?

El autor considera que la abogacía no es una consagración académica, mas


al contrario sostiene que solo es la materialización de una meta profesional, es
categórico al afirmar que el título universitario, que expiden las Universidades del
sistema no es de abogado, sino de Licenciado en Derecho lo que significa que para
poder ejercer la profesión de Abogado, el legista debe actuar con idoneidad y
dedicar su tiempo a dar consejos jurídicos y pedir justicia en los tribunales. El
Abogado se hace ejerciendo su profesión de manera honorable y permanente,
aprendiendo las lecciones del día a día, ejerciendo su profesión con honradez, ese
es el verdadero Abogado aduce. De lo contrario serán solamente Licenciados en
Derecho, pero nada más

Fuerza Interior.

El autor da inicio a este parámetro con la siguiente frase “ en el hombre


cualquiera que sea su oficio, debe creer principalmente en si” la fuerza que en si
mismo no halle no la encontrara en ninguna otra parte, esta fuerza interior que
tenemos cada uno de nosotros debe ser el pilar de nuestro diario vivir, con ayuda de
esta fuerza lograremos resistir los malos tratos, los señalamientos y muchas veces
las malas decisiones que se tomaran en los casos que presentamos, por eso
Ossorio afirma que esta no se hallara en ningún otro lado, ya que viene incrustada
en nosotros, por eso del mismo modo afirma que en el momento en que le asistan
dudas sobre esta fuerza interior inmediatamente deberá cambiar de oficio.

Sensación de Justicia

Dice el autor “la justicia no es un fruto del estudio sino una sensación”, y es
totalmente cierto pues la justicia no es algo que se pueda aprender en la vida. Por lo
tanto, a mi parecer la sensación de la justicia es conocer lo bueno de lo malo,
definitivamente muchas veces nos dejamos llevar por el dinero, es decir, nos
olvidamos rotundamente de conceptos importantes para la abogacía como la
justicia, equidad, honradez, profesionalismo y prestigio, etc.

Moral del Abogado

Si bien el profesional en derecho, debe tener una moral intachable, el estigma


de hoy en día, es que dicha profesión, ha dado la fama de que los que la ejercen,
son unos inmorales, pues sabemos que la verdad no es esa. El abogado deberá ser
unos de los profesionales más moralistas, sobre todo, cuando acepte la defensa de
un cliente, será porque estima, aunque sea equivocadamente, que la pretensión de
su tutelado es justa, y en tal caso al triunfar la justicia.

Secreto Profesional

Empieza Ossorio diciéndonos como se guarda un secreto el cual es “no


diciendo nada a nadie” como abogados uno de nuestros deberes es guardar en
secreto toda la información que nuestro cliente nos confía, esto debemos aplicarlo
como abogados, tanto como personas, ya que es una característica importante que
nos ayudara a fijar nuestra buena imagen como profesionales del derecho.

La Chicana

Como nos dice el autor, hay casos en que por un buen motivo sea necesario
hacer una chicaneria, solo queda en la conciencia de cada abogado hacerla o no.
Es decir, que es una forma de retrasar el proceso en un caso, el método de la
chicana queda a conciencia del abogado, ya que esta se puede considerar como
una manera de perturbación a la buena labor del abogado, aunque también va muy
de la mano con las intenciones que tenga el abogado, situación en la cual veríamos
aplicada el título anterior sobre la moral del bogado.

Sensibilidad

Ossorio inicia el texto respondiendo dos preguntas las cuales concluyen en


que “el abogado no puede ser ni frio de alma, ni emocionable”, es totalmente
acertado que la abogacía es una constante lucha de pasiones, pero está en
nosotros no sucumbir a ellos. Esto no quiere que debamos ser totalmente fríos y
escépticos, sino que no podemos involucrarnos mucho o no involucrarnos en lo
absoluto y simplemente que sea una cuestión de ganar, por dinero, porque como
nos dice el autor esto nubla nuestro buen juicio.

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