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Por: SEMARNAP
Las propuestas para revertir estas tendencias han oscilado desde el énfasis en el control
demográfico a ultranza, hasta el cuestionamiento severo del estilo de vida contemporáneo. En los
últimos veinte años, se ha incrementado la convicción de que la gravedad de la crisis ambiental y la
profundización de los problemas económicos y sociales, menoscaban la base natural y social del
desarrollo y desvanecen múltiples oportunidades económicas para satisfacer necesidades básicas.
De ahí que numerosas propuestas han incorporado aproximaciones sistemáticas,
interdisciplinarias y transectoriales, que han tenido dificultades para manifestarse en políticas
definidas sobre todo para el largo plazo, debido a su complejidad y a la ausencia de condiciones
sociales y tecnológicas apropiadas. Ello ha hecho necesario reorientar los alcances de los
proyectos, pensando más en términos de metas de proceso de gran visión, que en la obtención de
resultados inmediatos.
EL DEBATE DESARROLLO-SUBDESARROLLO
No fue sino hasta junio de 1972, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio
Humano, celebrada en Estocolmo, Suecia cuando se planteó que:
Algunos sostienen (Ángel Maya, 1992) que en Estocolmo prevalecieron las medidas
administrativas, técnicas y jurídicas que no pretendían introducir cambios en el estilo de desarrollo,
sino corregir los problemas ambientales que surgen de sus deformaciones, tanto económicas
como sociales.
En los trabajos preparatorios para la Conferencia de Estocolmo, Maurice Strong, secretario
general de la misma, recalcaba que la crisis ecológica no está limitada a la contaminación
industrial, sino que involucra los problemas derivados de la pobreza. También señalaba que
corregir los daños al ambiente era más costoso que tomar medidas preventivas e instaba a
considerar constructivamente la relación entre el desarrollo y el medio ambiente, entendida como
medio humano (Juda, 1979).
En la reunión técnica celebrada en Founex,
ADELANTO EN LA IGUALDAD DE SEXOS
Suiza (junio de 1971) se había revisado con detalle las
relaciones entre el ambiente y el desarrollo. El Informe
Founex, resultante de esta reunión, identificó claramente
60 los problemas ambientales de los países industrializados
40 de los que se encuentran en desarrollo, derivados éstos
de la pobreza rural y urbana, y que no están tan
20 relacionados con la calidad de vida, sino con las
0 posibilidades de la vida misma. Pero el Informe asumió
1 2 3 4 5 una tímida posición contra los modelos convencionales y
a favor de propuestas más equitativas, aunque rechazó
el crecimiento cero y apeló a una mejor distribución de
los beneficios del desarrollo, correlacionando la problemática ambiental de ambos tipos de países
(Ángel Maya, 1992).
Fuente: Informe sobre desarrollo humano 1995. Publicado para el Programa de las
Naciones unidas para el Desarrollo (PNUD).
A partir de 1972 ha crecido la convicción de que la crisis ambiental del mundo está
basada sobre todo en la desigualdad
El desarrollo sustentable es el desarrollo que satisface las necesidades del presente, sin
comprometer la capacidad de que las futuras generaciones puedan satisfacer sus propias
necesidades.
Informe Brundtland, 1987
EL ECODESARROLLO
El concepto de ecodesarrollo fue ideado por Maurice Strong, primer director ejecutivo del
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), formado como uno de los
resultados de la Conferencia de Estocolmo.
A partir de Estocolmo se puso cada vez más de manifiesto que el desarrollo económico y el
medio ambiente no sólo se oponen, sino que constituyen dos aspectos diferentes del mismo
problema. De este modo, el concepto de desarrollo adquiere nuevas dimensiones, al sostener que:
Todo lo anterior implica que los problemas ambientales de los países en desarrollo son, por
su misma naturaleza, totalmente diferentes de los que existen en los países industrializados, y que
la contaminación por la miseria es la peor de las contaminaciones. Ello derivó el concepto de
ecodesarrollo, cuyas características más sobresalientes fueron:
El ejercicio del PNUD ha sido útil para aproximarse a un promedio nacional, que se ajusta
en función de las disparidades internas entre sexos y grupos étnicos, de ingresos, regionales y
urbano-rurales. En esta escala, México ocupó en 1995 el lugar 53, con un valor nominal de IDH de
0.842, por debajo de Costa Rica, Argentina, Uruguay, Chile, Venezuela y Panamá, dentro de la
región latinoamericana.
a) Una autoridad horizontal que pueda estar por encima de los particularismos
sectoriales, responsable de las diversas facetas del ecodesarrollo y coordinadora
de todas las acciones emprendidas.
b) Una autoridad que promueva la participación efectiva de las poblaciones, a las que
atañe la realización de las estrategias del ecodesarrollo.
c) Una autoridad que se asegure de que los resultados del ecodesarrollo no se vean
comprometidos en beneficio de los intermediarios.
EL CAMINO A RIO
Durante las dos últimas décadas comenzó a tomarse conciencia de que no pueden existir
ni una economía ni una sociedad prósperas en un mundo aquejado por tanta pobreza y
degradación ambiental. Si bien no cabe detener el crecimiento económico, urgen encauzarlo de
modo que cause menos daños al ambiente. En el decenio 1990, el desafío consiste en generar
acciones a partir de esta conciencia y transitar hacia esquemas de vida y desarrollo sustentables.
Sea el campo o en la sala de juntas, en el supermercado o en la elaboración del presupuesto
nacional, deberemos optar por el cambio.
Los cimientos para el proceso de Río se sentaron en 1972, durante la Conferencia sobre el
Medio Humano; celebrada en Estocolmo con la participación de los representantes de 113
naciones. La Organización de las Naciones Unidas estableció en 1993, la Comisión Mundial
sobre Medio Ambiente y Desarrollo.
Cuatro años más tarde, en su histórico Informe (Nuestro futuro común, también conocido como
Informe Brundtland), ésta advertía que la humanidad debía cambiar sus modalidades de vida y de
interacción comercial si no deseaba el advenimiento de una era con inaceptables niveles de
sufrimiento humano y degradación ecológica.
EL DESARROLLO SUSTENTABLE
Por lo antes dicho, el desarrollo sustentable enfrenta numerosos factores que obstruyen
sus posibilidades de convertir sus principios generales a políticas operativas.
Tras la CNUMAD queda aún mucho por hacer para lograr la armonía entre el desarrollo y
el medio ambiente. La atención se debe concentrar ahora en lograr que los acuerdos y las
convenciones suscritos se cumplan. Pero se continúa insistiendo en que para responder más
apropiadamente a un nuevo contexto planetario de menor fragilidad ecológica, se tienen
gigantescos obstáculos. La mayoría de los gobiernos del mundo carece de los recursos
económicos o del poder necesarios para satisfacer las exigencias de los diversos sectores de su
población. Esto se refleja a menudo, la falta de voluntad por parte de los grupos y países
privilegiados de renunciar a su posición para promover pautas sociales más equitativas, apelando a
que éstas no están a discusión, sino que son un derecho adquirido. La solución a la crisis está en
la aplicación mundial de un macroproyecto globalizado y la verdadera reforma depende de un
movimiento social, de dimensión también mundial, el cual deberá ir acompañado de un elemento
indispensable: la educación.
Lo más importante en este marco polémico han sido las dificultades para trasladar a
terrenos operativos los términos y el espíritu del desarrollo sustentable. Se reconoce que las
estrategias serán diferentes en cada región y en cada cultura, con base en orientaciones y
directrices propias, lo que determina su complejidad en materia de política para la reestructuración
del aparato administrativo y el establecimiento de mecanismos operativos apropiados.
Desde esta perspectiva, las soluciones no se encuentran sólo en manos del gobierno, ni en
las de los grupos de académicos especializados. La solución implica el diseño de estrategias que
incluyan a todos, con una corresponsabilidad diferenciada y objetivos establecidos colectivamente.
También implica mensajes inequívocos claramente enunciados y acordes a cada grupo,
asegurándonos que son comprendidos para auspiciar nuevas actitudes y aptitudes, para presionar
por el cambio y acelerar el proceso. Un cambio de amplio alcance no una moda ambientalista, que
ofrezca nuevas oportunidades para expresar preocupaciones e intereses, para favorecer nuevas
motivaciones y compromisos de largo plazo; es decir, entender el desarrollo sustentable como un
nuevo y mejor modo de vida.
Una de las condiciones necesarias para que pueda darse tal proceso lo constituye la
participación comunitaria en las decisiones; es decir, impulsar la democracia. Lo anterior debido a
que en el momento actual los objetivos sociales y ambientales no son muy compatibles por el tipo
de desarrollo que prevalece en la mayor parte de las actividades productivas. Por ejemplo, la
pobreza y el deterioro ambiental no mantienen entre sí una determinación lineal y causal única,
sino que forman parte de procesos interdependientes que asumen variadas expresiones; ello
implica enfrentar ambos problemas en forma conjunta, sin disociarlos y eso requiere la
participación interactiva de todas las partes involucradas. La sustentabilidad no puede alcanzarse
si no existe un crecimiento económico que enfatice sus aspectos cualitativos relacionados con la
equidad y el alivio de la pobreza. Actuando sobre las causas y no solamente sobre sus síntomas y
efectos más aparente.
En suma, transitar hacia el desarrollo sustentable implica una nueva visión del mundo, una
reestructuración de las relaciones Estado-Sociedad, una intervención protagónica de la sociedad
civil en las decisiones y cambios institucionales y culturales para la generación de nuevos valores
sociales. También implica un énfasis por estabilizar la población y distribuirla mejor, una
modificación de patrones tanto de producción como de consumo, sobre todo en los países
desarrollados y en los segmentos más acomodados de los países pobres, una reorientación
tecnológica para atenuar impactos y reducir riesgos, un rediseño de las políticas, las instituciones y
la normatividad. Estos aspectos no pueden abordarse de manera fragmentada, en eso estriba la
complejidad de operativizar el desarrollo sustentable.
PERSPECTIVAS Y RETOS