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Síntesis de la Declaración de Fe de Koinonia International Church

Como cristianos tenemos en la Biblia precisamente la revelación de Dios, dada a los santos hombres
por inspiración del Espíritu Santo. Por ello, el ministerio Koinonia la reconoce como autoridad única e
infalible en cuanto a fe y conducta.

1.La inspiración de las Escrituras: Creemos que la Biblia es la palabra de Dios,


n u e s t r a ú n i c a r e g l a infalible de fe y conducta, por haber sido inspirada por el Espíritu Santo.
Todavía no seguimos reglas o doctrinas de la Ley Mosaica. No celebramos nada cultural, religioso, o
tradiciones del Antiguo testamento.

2. Creemos que Israel tuvo sus dioses El, Baal, y ahora Jehová. Pero nosotros creemos en el Dios Padre
de Jesucristo.

3.El Dios único y verdadero: Creemos que hay un solo Dios Padre verdadero,
q u e s e h a r e v e l a d o c o m o e l Creador de todas las cosas, y que existe eternamente. El Dios Padre
que se revela en el Nuevo Testamento. En la unidad esencial de Dios hay distinción de personas: el
Padre, el Hijo (Juan 1:1) y el Espíritu Santo. Esta doctrina de un solo Dios que subsiste eternamente en
tres personas es llamada la Trinidad.

4.El hombre, su caída, redención y esperanza : Creemos que el hombre natural Adan fue
formado por Dios Jehová en estado de inocencia, y el hombre espiritual creado en Cristo
Jesus (Colosenses 1:13-23). Nuestra única fuente de redención y esperanza de vida eterna
está en el sacrificio de Jesucristo en la cruz del Calvario y su resurrección de entre los muertos.

5.La salvación del hombre: Creemos que la salvación se obti ene cuando el hombre se
arrepiente de sus pecados y acepta por la fe el perdón de Dios ofrecido a través de Jesucristo.
Además, el Espíritu Santo le da seguridad interna de que ha sido hecho hijo de Dios. A partir de este
momento el hombre salvo debe vivir una nueva vida, recta y santa.

6 . L a s a n ti fi c a c i ó n d e l c r e y e n t e : C r e e m o s q u e l a s a n ti fi c a c i ó n e s u n e s t a d o d e
g r a c i a a l c u a l e n t r a e l creyente al aceptar a Cristo, e implica separarse de la mundanalidad y
consagrarse a Dios, procurando vivir en un estado de pureza moral mediante la ayuda diaria del Espíritu
Santo.

7.El bauti smo en el Espíritu Santo: Creemos que el bauti smo en el Espíritu Santo es una
experiencia espiritual diferente a la salvación y posterior al nuevo nacimiento en Cristo. La
manifestación de que se ha recibido no es solo hablar en otras lenguas, no por propio impulso del
hombre, pero también testificar de la fe, y transformación de vida en el espíritu, sino bajo la dirección
del Espíritu Santo. Es dado para capacitar al creyente en el cumplimiento de la gran comisión.

8.La sanidad divina: Creemos en la sanidad divina, y ésta se recibe por fe con
b a s e e n e l s a c r i fi c i o expiatorio de Cristo. Creemos que la santidad es un trabajo en el interior de
cada creyente.
No creemos que ropas largas y apariencia externa sean señal de santidad y vida con Cristo. Creemos en
el revestimiento divino y santo que lleva el creyente a moralidad y carácter sano.

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9.La Iglesia: Creemos que la Iglesia es el cuerpo místi co de Cristo; está compuesta por
cada creyente nacido del Espíritu cuyo nombre está escrito en el libro de la vida. Su
propósito es adorar a Dios, evangelizar al mundo, edifi car a los fi eles y llevar a cabo la
obra social. En un senti do amplio todo creyente es un ministro, llamado para servir, testificar,
interceder y contribuir, aunque también han sido provistos un llamamiento específi co y un
servicio escrituralmente ordenado por Dios para los ministros de la Palabra.

10.La mayordomía fi nanciera: Creemos que la mayordomía fi nanciera es deber y privilegio


de todos los cristianos miembros del cuerpo de Cristo, que como fieles mayordomos de Cristo
contribuyen al sostenimiento y extensión de la obra con sus ofrendas, primicias y diezmos.

11.El arrebatamiento de la Iglesia: Creemos que el arrebatamiento de la


Iglesia ocurrirá cuando Jesucristo regrese por los suyo.

 
14.El bauti smo: Creemos en el bauti smo en agua no solo por inmersión, en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Es un sacramento para la Iglesia, un testimonio público de la fe
del creen te que ha aceptado a Jesús como su Salvador. Creemos que niños también son invitados a ser
bautizado cuando sus padres están en acuerdo y tienen entendimiento de que serán los pastores del
infante que se bautiza. Creemos que el bautizo de niños no es por conciencia del niño, pero si por
responsabilidad de los padres en introducir el niño en la alianza con Dios.,

15.La santa cena del Señor :

Como un símbolo de nuestra unión con Cristo, un recordatorio de su sufrimiento y muerte y un anuncio
de su inminente retorno.

Creemos que la santa cena es también un sacramento para la Iglesia, del que participan los
que creen en Jesús Cristo y todos los miembros de la congregación que ya fueron bautizados en agua y
buscan vivir una nueva vida en Cristo., como un símbolo de nuestra unión con Cristo, un recordatorio
de su sufrimiento y muerte y un anuncio de su inminente retorno.
También creemos que es necesario que a persona sea bautizada en agua, y sea miembro de la
congregación.
Creemos que la mesa debe ser abierta a todas las familias sin hacer acepción o
discriminación de estatus migratorio o raza. Pero, en casos de persona cristiana que viven juntos y no
son casados, deben analizarse bien antes de participar.
Los visitantes deben ser cristianos evangélicos para participar.
El miembro adulto para estar integro a participar da santa Cena debe estar en comunión, unidad, y
cumplir con sus responsabilidades de fe, ofrendas, y sus diezmos.

Mimmministerio

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SANTA CEIA: UMA DAS MAIS SIGNIFICATIVAS CONTROVÉRSIAS ENTRE OS
REFORMADORES LUTERO, ZWÍNGLIO E CALVINO

A Reforma Protestante do século XVI foi um dos acontecimentos que marcaram a história da Igreja, a
ponto de dividir o cristianismo ocidental entre católicos e protestantes.
líderes da Reforma – Martinho Lutero, Ulrich Zwínglio e João Calvino – a respeito do sacramento da
Santa Ceia, com a finalidade de identifi car a repercussão da controvérsia em cinco igrejas evangélicas da
atualidade.

PALAVRAS - C H AV E
Sacramento; Santa Ceia; Reformadores; Controvérsia; Igrejas evangélicas.

1 . I NTRODUÇÃO
Sacramentos, No habia unanimidad. Berkhof (1992, p. 217-218), Pedro Lombardo foi quem primeiro
nomeou o batismo, a confi rmação, a eucaristia, a penitência, as ordens sacras, o matrimônio e a extrema-
unção como sacramentos que foram aceitos e adotados pela cristandade, a partir de 1439, no Concílio de
Florença. As divergencias levou a varias discusoes no seculo XVI.
Posições distintas entre Lutero, Zwínglio e Calvino. Lienhard (1998, p.183)
pontua Fisher (1992, p. 218) afi rmar:
A controvérsia em torno da Santa Ceia foi o mais longo e mais grave dos conflitos que eclodiram entre os
seguidores da Reforma evangélica [...]. Apesar de todos os esforços, jamais foi possível restabelecê-la.

2 . “ SAC R A M E N TO ”
O termo sacramento não aparece no texto bíblico. Se definicao mais comum de sacramento é a de um
sinal externo e visível, ordenado por Cristo, que estabelece e promete bênçãos internas e espirituais.
Agostinho, “une-se a palavra ao elemento, e acontece o sacramento”. definia sacramento como um sinal
visível ou sensível de algo sagrado. As principais discussões da Igreja Medieval, sobretudo quanto à
presença divina nos sacramentos.
Igreja Católica Romana
A reflexão relativa à presença divina nos sacramentos, principalmente na eucaristia, pode ser percebida
na concepção da transubstanciação, advogada até a atualidade pela Igreja Católica Romana. A
transubstanciação ocorre no momento da consagração, quando o pão e o vinho são transformados
literalmente no corpo e no sangue de Cristo.
Essa crença parece ter sua origem nas palavras de Inácio de Antioquia (1984, p. 80), em sua carta aos
Esmirnenses, quando afi rma: “A Eucaristia é a carne de nosso Salvador Jesus Cristo, que padeceu por
nossos pecados, e que o Pai, em Sua bondade, ressuscitou”. Justino de Roma à Ceia ou Eucaristia,
afirmou:

Não tomamos essas coisas como pão comum ou bebida ordinária, mas da maneira como Jesus Cristo,
nosso Salvador, feito carne por força do Verbo de Deus, teve carne e sangue por nossa salvação, assim
também nos ensinou que, por virtude da oração ao Verbo que procede de Deus, o alimento com o qual,
por transformação, se nutrem nosso sangue e nossa carne – é a carne e sangue daquele mesmo Jesus
encarnado.
Segundo Klein (2005, p. 28), em meados do século IX ocorreu uma importante controvérsia eucarística
na história da Igreja. Em 818 d.C., o monge do mosteiro de Corbie, Pascásio Radbert, escreveu o tratado
Sobre o corpo e o sangue do Senhor, no qual ensinava que ocorria um milagre ao serem pronunciadas as
palavras de celebração da Ceia, isto é, os elementos eram transformados no próprio corpo e sangue de
Cris to. Todavia, essas idéias foram rebatidas por Rabano Maurer e Ratramno de Corbie que defendiam a
presença espiritual de Cristo na Ceia.
Em meados do século XI, Berengário de Tours sustentava que totus Christus (Cristo inteiro) era dado
espiritualmente ao crente e rejeitava a idéia de quaisquer transformações. Para ele, conforme pontua Klein

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(2005, p. 29), os elementos são signas (sinais) do recebimento de Cristo e não há mudança nas
substâncias, mas eles se tornam em “sacramentos” e meios de graça.
Todavia, a teologia sacramental de Berengário foi condenada em 1050 e em 1059 em dois sínodos
realizados em Roma. No último deles, segundo Berkhof (1992, p. 226), o cardeal Humberto declara que o
próprio corpo de Cristo era verdadeiramente seguro na mão do sacerdote, quebrado e mastigado pelos
dentes dos fi éis. Estava aberto o caminho para que o IV Concílio de Latrão, em 1215,
Na cidade italiana de Trento em 1545-1563, com a fi nalidade de reagir contra a fé protestante. Sobre a
questão da presença de Cristo na eucaristia, O pré-reformador inglês John Wyclif (1324-1384),
condenado como herege no concílio de Constança (1415-1418), mas para quem a Bíblia era a única regra
de fé, não admitia a doutrina da transubstanciação. Para fundamentar sua afi rmação, Klein (2005, p. 32)
descreve três pressupostos de Wyclif relativas à Ceia do Senhor:

1. Que a substância material do pão e a substância material do vinho permanecem no sacramento do altar.
2. Que os acidentes do pão não permanecem sem um substrato (substância) no dito
sacramento.
3. Que Cristo não está neste sacramento essencial e realmente com sua presença corporal.

De acordo com Berkhof (1992, p. 227), observam-se princípios comuns entre os reformadores em
epígrafe (palavras gravadas no pedestal de uma estatua) na tratativa da Santa Ceia: a rejeição da doutrina
da transubstanciação e que tanto o vinho como o pão deveriam ser servido para todos os cristãos segundo
a ordem divina “Bebei dele todos” (Mateus 26:27; Marcos 14:23).
Isso posto, é necessário focar o significado de Santa Ceia no pensamento de Lutero.
Para Lutero (1987, p. 401,413), “sacramento” é somente aquilo que foi expressamente instituído por
Cristo, ao que confere promessa de perdão e com a qual deve ser despertada a fé. Em sua concepção, a
Palavra e o sacramento formam o centro da fonte de toda a vida, sem o qual não pode haver fé salvadora.
Num primeiro momento, Lutero (1987, p. 401) parecia considerar a penitência um sacramento, porém,
segundo George (1993, p. 93), em O cativeiro babilônico da Igreja (1520) Lutero (1989, p. 342) atacou o
sistema sacramental da Igreja Medieval e reconheceu a autenticidade de apenas dois sacramentos: o
batismo e a Ceia.
Lutero relativo à Santa Ceia, observa-se que, para ele, esse sacramento era um dos assuntos centrais para
a vida do cristão, porque permitia ao fi el participar verdadeira e literalmente do corpo de Cristo, segundo
assinala o Catecismo menor de Lutero (1967, p. 18)

Ao definir sacramento: “É o verdadeiro corpo e sangue de nosso Senhor Jesus Cristo para ser comida e
bebida, sob o pão e o vinho, por nós cristãos, como Cristo mesmo o instituiu”.
Diferia, entretanto, da transubstanciação, uma vez que o pão continuava a ser pão e o vinho continuava a
ser vinho. é mister ressaltar que o termo “consubstanciação” atribuído a Lutero não fora utilizado por ele,
mas não se pode negar que tal termo resultou do seu pensamento.

Daí a afirmação de Woortmann (1997, p. 89):


O ponto de vista de Lutero distinguia-se do católico, mas retinha um componente central da concepção
tradicional. (...) Para Lutero ao invés de transubstanciação, ocorre a Ceia foi Zwínglio, que também
entendia tratar a Ceia como a essência do Evangelho. concebia que os elementos materiais da Ceia não
eram mais que símbolos ou sinais da realidade espiritual.

Em 1540, Melancton publicou uma edição revisada dessa confi ssão, e a principal mudança ocorreu no
artigo citado anteriormente, o qual passou a afirmar que “o corpo e o sangue de Cristo são
verdadeiramente apresentados como o pão e o vinho àqueles que tomam parte da Ceia do Senhor”.
Lane (1999, p. 201) assinala que a reformulação desse artigo se aproximou da compreensão calvinista, o
que agradou Calvino, mas aborreceu Lutero e alguns luteranos extremistas que viam Melancton como o
traidor de Lutero.

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Em 1549, o Consenso de Zurique uniu os zwinglianos e calvinistas, e prevaleceu o conceito de Santa
Ceia preconizado por João Calvino. A aceitação desse conceito sobre a Ceia do Senhor ultrapassou o sul
da Alemanha e outras regiões, e muitos acreditaram que o calvinismo suplantaria o luteranismo em toda a
Alemanha, o que não ocorreu
PARTICIPARAM
Controversas:
b) Participação real do corpo e do sangue de Cristo de forma espiritual.
c) Participação literal do corpo e do sangue de Cristo de forma espiritual.
2. O que acontece com o pão e o vinho na hora da Santa Ceia?
a) Transformam-se simbolicamente no corpo e no sangue de Cristo.
b) Transformam-se espiritualmente no corpo e no sangue de Cristo,
c) Transformam-se literalmente no corpo e no sangue de Cristo.
3. Cristo está presente na Ceia de que forma?
a) Memorial.
b) Espiritual. Ou c) Literal.

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