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METAFÍSICA
LEONARD MIGUEL TIPÁ PÉREZ
El hombre tiende a su apetito racional, como dice Aristóteles: “todos los hombres por
naturaleza desean saber”1, eso se ve reflejado en los diferentes aspectos en los que ha
elaborado y hecho ciencia, cada aspecto de la realidad que le llama la atención, intenta
investigar sus propiedades, fundamentos, causas, consecuencias, en fin, hay muchas
perspectivas e intenciones para investigar la realidad. Pero, muchos hombres tienden más a
un saber universal, por eso: “Hay una ciencia que estudia lo que es, en tanto que algo que
es, y los atributos que, por sí mismo, le pertenecen. Esta ciencia, por lo demás, no se
identifica con ninguna de las denominadas particulares”2, a esta ciencia es la que se conoce
como metafísica.
Hay que tener en cuenta, que hay grados de intensidad en cuanto a la metafísica.
El primer grado es la experiencia metafísica, que se podría considerar como una noción
universal en la que el hombre se pregunta sobre el porqué de las cosas, sobre el sentido de
estas, cuando ya encuentra el fundamento de la realidad, es lo que se le llama como realidad
metafísica, ya que le atribuya a algo, ya sea Dios, materia, la libertad, y esta cuando se
estructura de manera organizada y argumentativa, se vuelve ciencia metafísica. Lo que es
propio de esta investigación. Esto también hace pensar que incluso las teorías anti
metafísicas, tienen un principio al que le consideran fundamento, y eso es ya tener cierto
1
ARISTÓTELES, Metafísica, Gredos, Madrid, 1994, pág. 69.
2
Ibid., pág. 161.
grado de metafísica, lo mismo sucede con las personas. Así que, en el análisis de la realidad
que acontece en la actualidad, encontrando la cosmovisión que presente de la realidad, es
como se encuentra su noción de metafísica.
Hay que explicar que causa última se entiende en relación a su perspectiva, ya que
busca la causa última entendiendo que lo primero es lo que se percibe y después del
proceso racional se encuentra el fundamento, pero también se puede poner como causa
primera cuando se trata al fundamento como principio y a sus efectos como secundarios, así
la metafísica busca las causas últimas o supremas, son las que extienden su influjo a todos
los efectos de un determinado orden, la metafísica considera la causa absolutamente última
de todo el universo, investigando cuál es, cómo influye en el mundo, y qué naturaleza tiene.
Además, no solo se queda en la causa, sino que investiga a la estructura de sus efectos,
desde diferentes perspectivas y con diferentes términos, pero se basta con los principios
particulares, sino que la metafísica busca los principios primeros y más universales, es
decir, los que constituyen más radicalmente a todas las cosas: los filósofos siempre
proponen algún aspecto de la realidad como el más profundo y origen de los demás.
Y como toda ciencia, posee objetos de estudio, así como las ciencias particulares
poseen un objeto material, es decir, el qué estudian, también tienen un objeto formal, es
decir, el aspecto que considera del su objeto materia, ejemplo de ello, una ciencia
experimental como la física, cuyo objeto material es la investigación de los aspectos
fundamentales de la materia, la energía y el espacio, mientras que su objeto formal son las
relaciones existentes entre materia, energía y espacio. Asimismo, la metafísica al estudiar
3
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 16.
los aspectos más fundamentales de la realidad, entonces investiga el aspecto que coincide
con toda la realidad, es a lo que se le puede llamar ente:
Ente significa «lo que es», algo dotado de la propiedad de ser. Son entes todas las cosas: un
árbol, un pájaro, un hombre, un diamante...; pero, así como «pájaro» indica una naturaleza
determinada, o un modo de ser, «ente» señala la realidad de que el pájaro es. La palabra
«ente» procede del verbo ser: en latín, ens (genitivo, entis) es el participio presente del
verbo esse (ser); del mismo modo que a un hombre en cuanto oye se le llama oyente, y en
cuanto estudia estudiante, así en cuanto es o tiene ser, se le llama ente. 4
Y su objeto formal es en cuanto a ente, es decir, el carácter más radical del ente, que
es ese mismo «ser» ente., es el carácter más diferencial de la metafísica, el estudio más
profundo de la realidad. Además, a su estudio se le añade sus propiedades que son
fundamentales, y sus causas.
4
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 18
5
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 20.
«verdad» o «bien», no habla de ellos de manera ignorante completamente, sino que ya
poseen alguna idea sobre lo que se está refiriendo, y tomándola como su objeto más
próximo se encuentra la naturaleza humana, es por eso que un ser humano que ya posee
cierta capacidad intelectual, de asombrarse de las cosas que lo rodean distingue entre
realidades sustanciales y accidentales. Así es como dos disciplinas diferentes encuentran su
reciprocidad, la epistemología se encarga del problema del conocer humano, y con base a lo
que se puede conocer llega la noción de «ser», propio de la metafísica, aunque las nociones
sobre el ser son mas importantes, ya que el conocer sigue al ser.
2.1.1. Ente
Conociendo el objeto material de la metafísica, el punto de partida para realizar una ciencia
metafísica es el ente, ya que de este es donde se obtienen los resultados, sin tomar en cuenta
que es uno de los términos mas recurridos en esta disciplina y un concepto fundamental.
Sin embargo, las cosas no solamente «son», afirmar esto es no distinguir unas cosas
de otras, también «son algo», es lo que también se le denomina «naturaleza», y se vuelve su
determinante. Esta es una conclusión metafísica, pero parte de la experiencia humana
ordinaria, ya que el hombre cuando se refiere a las cosas y hace juicios da por hecho que
«son», pero que específicamente «son algo», como «es una mochila», «es una mesa», «es
un perro»:
6
Ibid., pág. 27.
7
Cfr., Ibid., pág. 28.
Esencia es, pues, aquello que hace que una cosa sea lo que es. Todas las cosas tienen, por
una parte, ser, y en este sentido las llamamos entes; pero al mismo tiempo, todas ellas
poseen una esencia, por la que reciben nombres distintos. En virtud de su esencia el hombre
es hombre, el vino es vino y el agua es agua, y no otra cosa cualquiera de las que componen
el universo.8
Sin embargo, hay un elemento principal para el ente, que es el «ser», claro está que
poco a poco se va ir aclarando, donde la importancia de la cuestión del ser radica en que
«todo es», es decir, no hay ninguna realidad que no sea; claro está, que esto se refiere a que
todas las cosas presentan diferentes modos en como tienen el ser, sin embargo, ninguno es
el ser puro (pronto se aclarará este punto). Hay que afirmar entonces que el «ser» es un
acto, es decir, es una perfección de las cosas, “ya que en metafísica se designa con el
nombre de acto a cualquier perfección o propiedad de las cosas”9; este acto es universal,
porque se aplica a toda la realidad; al mismo tiempo es total, porque engloba a toda la cosa
en sí. En síntesis: “el ser constituye el acto primero y más íntimo del ente, que desde dentro
confiere al sujeto toda su perfección, […] el ser actualiza intrínsecamente a cada cosa,
haciendo que sea”10
También hay que decir, que, en la concepción de ente, hay un tipo de ente
denominado «ente de razón», el cual, no es propiamente un ente, ya que este solo solo se
encuentra en la mente, solo posee el «ser» de ese modo, no poseen existencia extramental.
2.1.2. Principios
8
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 29.
9
Ibid., pág. 30.
10
Ibid., pág. 31.
del acto de ser, también, toda la realidad se encuentra sometida al principio de no-
contradicción.
Esto mismo, al ser un juicio universal acerca del ente, ayuda a descubrir la estructura
interna de los entes y sus causas, es decir, el como las cosas se rigen bajo este principio.
Diferente a lo que propone el esquema para esta disciplina, antes de ver la estructura
dinámica de las cosas, se vio a bien, estudiarlas de manera estática, ya que desde la
estructura dinámica de los entes es mas factible el dar el salto a la teoría de la causalidad, lo
que conduce al siguiente nivel de la metafísica.
Hay dos modos en cómo estudiar a los entes: de manera estática y de manera
dinámica, el primero toma al ente como encerrado y lo estudia en sí mismo, y el segundo
toma el ente y lo estudia como en relación a otro, en el sentido del ser.
El hombre, ante la experiencia que el mundo le ofrece, no solo se da cuenta que hay
cambios sustanciales, como lo podría ser la muerte o la «generación» de algo que antes no
había con la mezcla de dos cosas diferentes, pero, además, se da cuenta, que hay cambios
mas comunes que son los cambios accidentales, que son constantes, sin embargo, a pesar de
ello, solo varían aspectos secundarios sin perder su naturaleza: “las mutaciones accidentales
manifiestan, pues, que en las cosas existe un sustrato permanente y estable, la sustancia, y
unas perfecciones secundarias y mudables, que son los accidentes”11.
Ante esta experiencia, entonces, se concluye que a una le corresponde ser el núcleo,
y otra le corresponde ser lo secundario, en cuanto a la estructura del ente; incluso es posible
afirmar que hay una dependencia real de una a la otra, porque “los accidentes son
realidades a cuya esencia le conviene ser en otro como en su sujeto” 12, diferente a la
sustancia, la cual, lo propio es subsistir, “lo constitutivo de cualquier accidente es «ser en
otro» (esse in o inesse)”13.
Pero todos los accidentes pueden ser diferenciados, ya que también le es propio el
tener una esencia, estos se pueden clasificar según su origen:
c) Accidentes separables, como estar sentado, caminar, estudiar, etc., que proceden
de los principios internos del sujeto, pero le afectan sólo de modo transeúnte.
11
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 56.
12
Ibid., pág. 56.
13
Ibid., pág. 56.
d) Accidentes que proceden de un agente externo: algunos son violentos, como una
quemadura, o la enfermedad provocada por un virus; otros, en cambio, perfeccionan
a quien los recibe, como la ayuda de otra persona o la enseñanza.14
Hay que decir entonces, así como la sustancia y los accidentes son radicalmente
diferentes, porque comparten el ser de un modo distinto, uno en sí mismo y otro en otro,
siendo esta desde una perspectiva metafísica, también lo es desde la lógica, ya que,
aplicándole el principio de no-contradicción, nada hay en la realidad que se encuentre en
término medio, es un contrario absurdo.
El ser solo lo posee aquello que lo tiene propio, es decir, lo que lo tiene de manera
independiente, en este caso, solo la sustancia posee esta cualidad, ya que los accidentes lo
poseen en otro, no en sí mismos, eso manifiesta su imperfección. Además, la percepción
humana se da cuenta, que la capa de las apariencias depende de la sustancia, es de ella
quien se habla, cuando pierde o gana algún accidente.
La sustancia y sus accidentes, son realmente distintos, solo basta con observar las cosas que
acontecen, el ser humano se da cuenta que, hay cosas que cambian, pero hay otras que
permanecen, si bien hay algunas que aparentarían no cambiar, en el fondo son solo eso, son
apariencias o manifestaciones. Esta distinción llega a tal punto, que el ser es diferente en
cada una de ellas, pero este mismo ser es el fundamento de su unidad, ya que no se puede
entender a una sustancia sin ningún tipo de accidentes (fuera del Trascendente), como no se
puede entender a un accidente independiente de su sustancia: “la sustancia determina
14
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 56.
precisamente el contenido fundamental de las cosas, les hace ser lo que son: flor, elefante,
hombre. Los accidentes, por el contrario, dependen del núcleo sustancial y son
determinaciones suyas”15.
Ya bien quedó claro, que toda la realidad puede ser entendida mediante los dos modos de
ser, tanto de sustancia y accidentes, sin embargo, todos los accidentes, que son perfecciones
de la sustancia, son evidentemente notables y diversas, eso mismo implica en que pueden
organizarse y clasificarse en grupos: “la sustancia, junto con los nueve tipos de accidentes,
constituyen los diez géneros supremos del ente, llamados también predicamentos o
categorías: se trata, pues, de la descripción de los modos reales de ser”17.
15
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 59.
16
Ibid., pág. 62.
17
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 65.
Estos modos son llamados predicamentos, porque al ser géneros del ser, también son
géneros lógicos que pueden ser comunicados, así que involucran un aspecto del lenguaje,
proviene de predicamentum: “tom. del lat. Praedicare íd, deriv., de dicare ´proclamar
solemnemente´ (de la raíz de dicere ´decir´)”18 , pero hay que decir, que originalmente es
una teoría de Aristóteles, el cual les llama categorías: “tom. del gr., Kategoria ´cualidad que
se le atribuye a un objeto´, deriv., de kategréo ´yo afirmo o atribuyo´, propiamente ´acuso´,
derivado de agoreuo ´hablo´”19.
18
COROMINAS, J., Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Gredos, Madrid, 1987, pág. 473.
19
Ibid., pág. 139.
20
ARISTÓTELES, Tratados de lógica (Organón I), Gredos, Madrid, 1988, pág. 33.
21
Ibid., pág. 42.
22
ARISTÓTELES, Tratados de lógica (Organón I), Gredos, Madrid, 1988, pág. 55.
dice que lo son de otras cosas o respecto a otra cosa de cualquier otra
manera”23.
2. Accidentes extrínsecos: estos accidentes son los que determinan realmente a la
sustancia, pero que no alcanzan a modificar el ser de esta, sino que lo expresan, por
lo tanto, es lógico que se predican en relación con otros aspectos de la realidad:
a. “Es dónde”24: “el accidente que surge en un cuerpo por estar aquí o allí. Esta
presencia en un lugar determinado es un accidente real, que supone algo
para la cosa localizada, pues la pone en relación con otros cuerpos”25.
b. Posición: es el modo de ´estar´ de la sustancia, es diferente a estar donde, ya
que el primero no determina el cómo se encuentra la sustancia.
c. Posesión: “es el accidente que resulta en la sustancia por tener o poseer algo
contiguo o inmediato”26
d. Cuando: solo afecta a las sustancias materiales, ya que solo estas se
encuentran padeciendo el movimiento del numero temporal, por ello, las
sustancias materiales pueden ser determinadas según una posición temporal.
3. Accidentes en parte intrínsecos y en parte extrínsecos: son el resultado de continuas
reciprocidades, manifestadas en el cambio, estas “admiten contrariedad”27
a. Acción: este accidente, es manifestación de la sustancia “en cuanto es
principio agente de un movimiento en otro sujeto” 28. Entendiendo esto,
como que la sustancia puede ser causa de algo en otro, como el hombre, de
barrer, golpear, entre otras cosas.
b. Pasión: este accidente, manifiesta en la sustancia la capacidad de padecer, es
decir, “en cuanto son sujetos pasivos de la actividad de otros; en virtud de
esta afección decimos que el sujeto es paciente”29.
23
Ibid., pág. 47.
24
Ibid., pág. 34.
25
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 67.
26
Ibid., pág. 68.
27
ARISTÓTELES, Tratados de lógica (Organón I), Gredos, Madrid, 1988, pág. 64.
28
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 68.
29
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 68.
Así entendemos, que hay diez géneros supremos del ser, que son, al mismo tiempo,
los diez predicamentos, la sustancia y sus nueve accidentes. Una sustancia, entonces, no
puede ser entendida sin accidentes, es cierto, que a las sustancias espirituales, al carecer de
la pasividad materia, no pueden poseer muchos, es cierto que hay dos accidentes que
realmente poseen y del cual no pueden escapar, que es la relación, porque no hay vacío (o
no-ser) entre una sustancia y otra, siempre se habla y se entiende algo, en relación a otro, y
también, lo es la cualidad, ya que toda sustancia, al poseer ser, no la posee de manera
absoluta, sino determinada, y esas determinaciones botan de su forma, y cada aspecto de
ella es a lo que se le puede llamar cualidad.
En un punto más elevado de análisis, y al comprender cada vez mas la noción real
de ente, ya es una explicación mas certera de lo que son los predicamentos, es decir, ahora
ya se puede clasificar a toda la realidad en aspectos particulares del ser, porque parten de la
esencia de los entes y lo manifiestan, sin embargo, hay aspectos a los cuales afectan a toda
la realidad, ya que estas se encuentran ligadas al ente en cuanto tal: “estas nociones
expresan un modo que se sigue del ente en general, algo que conviene a todas las cosas (no
únicamente a la sustancia, o a la cualidad, etc.): la bondad, la belleza, la unidad” 30, a estos
aspectos, se les denomina trascendentales, específicamente, porque trascienden las nociones
particulares de los predicamentos, ya que cada uno de estos trascendentales no solo se
predica de una sustancia en virtud de su esencia, sino que lo hace en virtud de todas las
cosas.
Ante estas nociones trascendentales donde son sometidas todas las cosas, que son:
ente, cosa, uno, algo, verdadero, bueno y bello, todas son aplicables a lo que propiamente
es ente (es decir, aquello que participa del ser), sin embargo, se deja fuera al Absoluto
trascendente (o Ser), de donde emana el acto de ser y que es el Ser mismo. Este Absoluto,
31
ARISTÓTELES, Metafísica, Gredos, Madrid, 1994, pág. 166.
32
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 135.
33
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 135.
al no tener su ser por participación, ya que lo obtiene por si mismo, no puede ser
denominado propiamente ´ente´, no está dentro de su definición; además, este Absoluto, al
ser sumamente perfecto, no tiene ninguna clase de compuesto o distinción, no es posible
distinguir entre su ser y su esencia, por lo que estas se identifican completamente la una a la
otra, así que el Absoluto no puede ser ´cosa´ ya que su ser y su esencia se encuentran en un
mismo acto; también, en cuanto a la distinción de los entes, estos se entienden en relación a
la semejanza que poseen al tener su ser participado, y como ya se había dicho, el Absoluto
tiene el ser por sí solo, es radicalmente diferente a todo cuanto existe, así que se pondría
como regla para medir al Absoluto algo creado, como el universo, así el Absoluto si es otro,
pero con respecto a todo lo creatura y solo se significa consigo mismo. Sin embargo, del
Absoluto si es posible afirmar que es Uno, porque nada mas que él posee la unidad
perfecta; es verdadera, porque a mayor intensidad de ser, entonces es sumamente
verdadero, él es verdad; al mismo tiempo, él es la suma bondad, por lo tanto, es
Absolutamente hermoso, todo intelecto tiende a contemplar la perfección de su ser.
Lo anterior, fue resultado del estudio estático del ente, es decir, considerándolo en sí
mismo. Sin embargo, hay una realidad que parte de la misma noción de los predicamentos a
la sustancia, estos son notables ya que hay una realidad del cambio o dinámico: “este
vocabulario en su etimología es el parte femenino de «dinámico» con ella del griego
«δυναμικος» (dynamikos)”34, con la simple aprehensión del paso de una cosa a la otra, pero
que con el desarrollo del tema.
La realidad del acto y potencia se deduce del movimiento, y esta es una conclusión
de la realidad, el intelecto humano es capaz de partir de ella para tener nociones del acto y
potencia, por eso mismo, ha sido un problema a lo largo de toda la filosofía desde sus
comienzos, que se cristaliza con Parménides, ya que él negaba de manera argumentativa
esta realidad del cambio:
34
COROMINAS, J., Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Gredos, Madrid, 1987, pág. 215.
El ser es ingénito e imperecedero, pues es completo, imperturbable y sin fin. No ha sido ni
será en cierto momento, pues es ahora todo a la vez, uno, continuo. Pues, ¿qué nacimiento
le buscarías? ¿Cómo, de dónde habría nacido? Ni del no-ser permitiré que digas o pienses,
pues ni expresable ni concebible es el no-ser (...) ¿Cómo podría perecer entonces el ser?
¿Cómo podría nacer? Pues si ha nacido no es, ni si ha de ser alguna vez. Por tanto, queda
extinguido el nacimiento e ignorada la destrucción. 35
Aristóteles pudo comprender esta postura, y le dio una solución, ya que, esta postura
tenía razón en que el cambio absoluto del ser y del no-ser, pero el cambio es posible verlo
desde pequeños fenómenos como el paso del día o el caminar, el pensar y el conocer. Por
ello, para Aristóteles, para que el sujeto adquiera algo en movimiento se requiere que el
sujeto sea capaz de tener esa cualidad que alcanza con el movimiento, esto es una
posibilidad real, por lo que un hombre no se le es posible que pueda volar por sí mismo o a
un animal, diferente a un bloque de mármol que es eso, pero que se podría llegar a convertir
en una bella escultura.
35
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 79.
36
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 36.
37
Ibid., pág. 80.
Es así como Aristóteles remarca esta realidad de acto y potencia, pero es entendida
de dos modos: el primero se refiere a todo lo físico, en ello se entiende como una
contradicción, porque se excluyen mutuamente, ya que son opuestos materiales un pequeño
pedazo de tronco a una tabla de madera; diferente a entenderla de modo metafísico, ya que
desde esta perspectiva, las nociones de acto y de potencia son principios constitutivos y
estables de todas las cosas, por lo tanto, cuando una potencialidad se actualiza, esta no
desaparece, sino que permanece en la sustancia, un ejemplo de ello: “las sustancias
corpóreas están compuestas de materia prima (potencia) y forma sustancial (acto)”38.
2.4.1. Acto
A grandes y generales rasgos, se puede decir que acto puede ser denominada cualquier
perfección que pueda poseer un sujeto, aquí entran en juego los predicamentos, por
ejemplo, un acto puede ser la blancura de una flor, el fruto de un árbol, un conocimiento
que antes no se poseía. Al ser actualiza una noción tan evidente para el intelecto, esta no se
puede definir, al contrario, solo puede ser demostrada, Aristóteles al hablar de ella, dice
que: “lo que queremos decir queda aclarado por medio de la inducción a partir de los casos
particulares, y no es preciso buscar una definición de todo, sino que, a veces, basta con
captar la analogía en su conjunto”39.
Esto es tan constatable en la realidad, por ejemplo, una persona que tiene los ojos
abierto es realmente diferente a aquel que los tiene cerrados, traduciéndolo, uno lo está
poseyendo en acto y otro en potencia la perfección de ver, entonces es una perfección se
puede denotar también como analogía.
2.4.2. Potencia
38
Ibid., pág. 80.
39
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 375-376.
sucede su crecimiento, de modo mas específico, es posible decir que: “la potencia es lo que
puede recibir un acto, o lo tiene ya”40.
40
Ibid., pág. 81.
41
ARISTÓTELES, Metafísica, Gredos, Madrid, 1994, pág. 377.
Pero, hay que evitar pensar que ambas son privaciones la una a la otra, sino
complementariedad de una misma sustancia, que comparten la realidad, y es como una
dialéctica de perfección, donde la actualización es la realidad de las cosas.
Es por ello, es posible decir, que un mismo acto puede multiplicarse por muchos
sujetos, así como lo es una misma esencia, ejemplo, el mismo acto de piedra, se puede dar
en muchas sustancias. “lo opuesto a tener por participación es ser algo o tenerlo «por
esencia»”43, así un acto puro es un acto por esencia, manifestando la capacidad real del
sujeto para recibir cualquier perfección por ya tener una esencial.
42
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 86.
43
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 89.
2.5. DINAMISMO CAUSAL
La inteligencia humana, capta el movimiento por medio del acto y la potencia, esta
lleva a la causalidad, que se da en la naturaleza y es evidente al hombre: “la causalidad es
un proceso que parte de ciertas cosas (que llamamos causas) y afecta a otras (que llamamos
efectos)”44. Aunque el llegar a percibir la realidad causal no significa el conocerla
exhaustivamente.
Aunque el estudio de las causas y los efectos se mencionen y estudien de manera diferente,
no pueden ser de manera aislada, ya que estos se vinculan inseparablemente, ni siquiera se
pueden entender autónomamente, ya que cuando se predica que algo es efecto, lo es en
cuestión de una causa y viceversa. Es así como la realidad de causa y efecto, se vuelve un
principio universal de toda la realidad, a eso se le ha llamado «principio de causalidad», no
solo lo que manifiesta en sí misma el ente, además de ella, sino y también aquellas que
trasciende el propio ente. Aristóteles organizaba las causas de manera sistemática.
44
Ibid., pág. 177.
aquello que tiene un comienzo sometido en el tiempo no lo hace en virtud de sí mismo, el
acto no emerge de sí, ya que no lo tenía, sino que necesita del influjo de otro que ya lo
posea; también puede utilizarse «todo lo que es movido, es movido por otro», es decir, todo
que existe tiene una causa, es decir, es movido por otro, aunque esto lleva a la existencia de
un Primer Motor, que mueve sin ser movido, y que es necesario; por ello, para poder
definirlo mejor es que «todo lo contingente necesita una causa», ya que ha de haber tenido
un principio donde empezó a existir, y no puede ser en sí mismo45.
Pero todas las anteriores no son más que buscar sinónimos de una a la otra, se podría
considerar la formulación más perfecta el «todo lo que conviene a algo y no es de su
esencia, le pertenece por alguna causa», claro es que las cosas poseen perfecciones por
naturaleza, sin embargo, hay algunas perfecciones que no parten de ella, necesitan un
agente externo que las cause, se considera la mejor, porque implica la noción fundamental
que es el ser, y todo lo que existe converge en ello, y al mismo tiempo, el ser es
compartido, se transmite el ser de una causa a su efecto, y este se vuelve causa de otro. Esto
genera, poder distinguir grados de jerarquía de perfección ontológica46.
Pero, de todas las nociones, se deduce que, nada puede ser causa de sí mismo, si
bien, lo puede ser de algunas perfecciones en virtud de su esencia, hay otras que no le
convienen a ella, además, el efecto siempre es menor que su causa, así que una causa no
puede ser un efecto superior a ella. Así, de todo tiene que haber por necesidad algún
principio que sea causa de todo lo que posee ser, ya que de la nada nada puede proceder.
Por causa se entiende que es “aquello que real y positivamente influye en una cosa,
haciéndola depender de algún modo de sí”47. Esa dependencia significa que, el efecto se le
debe a la causa el empezar a ser o tener la perfección causada; por lo tanto, de la causa se
puede predicar que es más perfecta que el efecto, por lo tanto, son realmente diferente; a lo
que se le une, una cierta prioridad del acto, con respecto al efecto, ya que, con respecto a su
45
Cfr. ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 179-180.
46
Cfr. Ibid., pág. 180.
47
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 185.
naturaleza, el acto precede al efecto, en toda perfección se encuentra ya la noción primera
de su causa.
Son causas que pertenecen a sí mismo, o que son substanciales, para ello, Aristóteles
hizo un grandioso trabajo, al poder analizar las causas constitutivas de los entes, por lo que
identifica cuatro principalmente:
Pero de «causas» se habla en cuatro sentidos: de ellas, una causa decimos que es la entidad,
es decir, la esencia (pues por qué se reduce, en último término, a la definición, y el porqué
primero es causa y principio) la segunda, la materia, es decir, el sujeto; la tercera, de donde
proviene el inicio del movimiento, y la cuarta: Ia causa opuesta a esta última, aquello para
lo cual, es decir, el bien (éste es, desde luego, el fin a que tienden la generación y el
movimiento)48.
Dentro de etas causas, se distinguen aún más, hay dos modos principalmente y estos
se dividen aún más, desde sus dos principios:
a) Intrínsecos: es decir, lo que constituye al ente, ejemplo: en los entes materiales, hay
dos principios que la constituyen, un perro, si pierde su materia o su forma,
entonces deja de ser lo que era, porque pierde su configuración. Estas dos primeras
causas son: material y formal.
a. Material: “Causa material es aquello de lo cual y en lo cual se hace algo
(«ex qua et in qua aliquid jit»)”49. Es un principio potencial pasivo, por el
que se predica de aquello que está hecho algo: «la mesa está hecha de
madera», y al ser material, al ser una potencialidad pasiva, es indeterminada.
Esta se da en dos modos: la materia prima, entendida como el sustrato que se
48
ARISTÓTELES, Metafísica, Gredos, Madrid, 1994, pág. 80.
49
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 193.
encuentra como mera pasividad, este se puede considerar como principio de
todos los entes materiales; y la materia segunda, como la sustancia que
puede recibir cualquier forma accidental, es causa material de toda
perfección posterior, y se considera materia segunda, por el hecho de tener
constituida la materia primera.
b. Formal: “Causa formal es el acto o perfección intrínseca por el que una cosa
es lo que es, en el ámbito de la sustancia o en el de los accidentes” 50. Toda
aquella perfección que el sujeto pueda poseer se le considera causa formal,
desde la blancura de una flor, la figura de un caballo. La formalidad puede
ser sustancial, es decir, para la materia indeterminada, le puede advenir la
forma sustancial de árbol, estatua, entre otros, así como la substancia le pude
advenir la forma accidental, que sería sus accidentes, incontables
perfecciones.
Una de las relaciones que guarda esta misma casusa, es el buscar su
causalidad ejemplar, donde hay una verdadera correlación entre la una y la
otra, en los entes materiales esto se da de manera evidente, que una necesita
de la otra, tanto la materia individualiza el acto de ser y la esencia, como
también, la esencia determina a la materia.
b) Extrínsecos: son dos causas más, las cuales trascienden la realidad inmanente de los
entes, por lo que se predican de ellas, el ser agentes exteriores de todo cuanto existe,
por lo que son mas intimas que las causas formal y material, por el hecho de que
estas nos se darían en sí mismas, sino por otro.
a. Eficiente: es “el principio del que fluye primariamente cualquier acción que
hace que algo sea, o que sea de algún modo” 51, también se le puede llamar
causa motriz, porque es aquella que influye en la generación de nuevas
cosas, es la causa causal, especialmente de las realidades materiales, las
cuales, la causa eficiente es la responsable de su dinamismo y unidad
sustancial. A diferencia de las causas intrínsecas, obviamente, esta no se
50
Ibid., pág. 195.
51
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 201.
encuentra presente en su efecto, en virtud que le comunica una perfección
propia al efecto (hay que recordar que nadie da lo que no tiene), son dos
realidades completamente distintas, pero por esta dependencia, el efecto
tiene la huella de su causa.
Hay muchos tipos de causa eficiente, las mas generales son: la «causa
total y causa parcial», en cuanto una produce exhaustivamente su efecto y la
ultima solo lo hace parcialmente; semejante, es posible encontrar a la «causa
universal y causa particular», de las cuales, la causa universal es aquella que
puede dar efectos diversos o un mismo efecto por una razón universal,
diferente a la causa particular, que solo se permite generar efectos
particulares o por una razón más restringida; la «causa unívoca y causa
análoga», donde la unívoca se refiere a que solo se generan efectos de su
misma especia, diferente a la análoga que los puede producir en especies
diferentes, ejemplo de la unívoca es el fuego, que solo produce fuego, y la
causa análoga es el ser humano, que genera otros, pero también modifica
otras realidades diferentes a él; la «causa principal y causa instrumental» se
predican de aquellas, la causa principal es aquella que es causa si misma, y
la instrumental, es causa con influencia de un agente; las «causas necesarias
y contingentes», es necesaria la causa que produce sus efectos de manera
única e indefectible, y la causa contingente, la puede producir o no; las
«causas determinadas y las causas libres», se entiende por ella, que las
causas determinadas generan sus efectos en virtud de su naturaleza, y son
causas libres aquellas pueden producir el efecto o no, dominando la
operación misma de producir.
La causa eficiente se ejercita en el obrar, la acción que viene de otro
y termina en el ente: “obrar es hacer algo en acto” 52. Aquí es bueno
distinguir metafísicamente dos términos: acción y operación, las acciones
son transeúntes, es decir que salen de un agente para terminar en un objeto, y
las operaciones no son movimientos exteriores, sino que permanecen en el
52
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 212.
sujeto. El fundamento de este obrar es el mismo ser, pudiendo afirmar: “el
obrar sigue al ser (operari sequitur esse)”53, ya que esta deriva de la
perfección mas radical de las cosas que es el ente.
b. Final: es “aquello en vista de lo cual algo se hace (id cuius gratia aliquid fit),
es decir, aquello por lo que el agente se determina a obrar, la meta a la que
tiende con sus operaciones”54, es decir, a lo que tiende aquello que se hizo.
La causa final se distingue de las demás causas por el hecho de que, el fin es
causa por atracción, el movimiento de las cosas no es indeterminado, sino
que tienden a un fin, y ese fin llama y explica el ser de las cosas, al ser un fin
es considerado como bueno, ya que tiende a perfeccionar, y en sentido muy
estricto, el fin es el verdadero principio causal, ya que esta causa genera una
verdadera dependencia real con respecto a las cosas.
Es posible entender varios tipos de causa final, especialmente se
pueden encontrar a manera de binomios: el «fin intrínseco y fin
trascendente», se entiende por fin intrínseco aquel que su operación se
encuentra en su propia naturaleza, y el trascendente es aquel que tiende su
operación fuera de él; con respecto al «fin último y fines próximos», se
habla de último con respecto de aquel a donde tienen los demás fines, una
perfección completa, y los fines próximos son todos los fines que se
necesitan para poder alcanzarlas; con el «fin honesto, deleitable y útil», se le
denomina honesto a aquel fin que se desea en sí mismo, el deleitable, es el
mismo que el honesto, pero este produce además cierto gozo y el fin útil es
aquel que se quiere únicamente como medio; el «fin producido y fin
poseído», el fin producido, es aquel que en virtud de su esencia tiene como
resultado algo que no existía, y los fines poseídos, solo se relacionan con
aquello que ya existía.
Esto, da a entender otra ley metafísica, que se puede entender como
el principio de finalidad: “todo agente obra por un fin”55.
53
Ibid., pág. 214.
54
Ibid., pág. 219.
55
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 223.
2.5.3.2. Causas per accidens
Diferente a las otras causas, la causalidad per accidens, se puede entender como aquella
que “tiene lugar cuando el efecto alcanzado está fuera del fin propio al que tiende la
acción”56, y se puede entender en diferentes modos57:
a) Por parte de la causa: aquí se entiende por causa accidental, a toda aquella que se
una a la causa per se, pero que no se encuentra en su naturaleza, es decir, la causa
accidental no produce su ser en sí mismo, sino que se halla con una conexión
extrínseca en sentido propio, es decir, hay una desconexión del efecto a la causa
accidental.
b) Por parte del efecto: este se da, cuando el efecto de una causa le acompañe otro
diferente y que no se encuentre en la finalidad de la misma causa, y se da en modos
diversos que se pueden estructurar en:
a. Remoción del obstáculo: es el remover un obstáculo, en virtud de buscar un
efecto, el cual sigue el orden natura, como el quitar ramas de un arroyo, es la
causa, pero también es causa accidental el que el arroyo siga fluyendo.
b. Efecto secundario fortuito: cuando a un efecto propio de su causa se le añade
otro sin ser necesario este, se considera, por ejemplo, subir a un colectivo y
encontrarse con un viejo amigo, esa sería la causa accidental.
c. Coincidencia temporal: se predica de ella la posibilidad impropia de dos
efectos en que sucedan dos efectos que no tengan una relación real.
56
Ibid., pág. 189.
57
Cfr., Ibid., pág. 189-190.
todo acto presupone el ser y lo manifiesta, si bien de un modo distinto: la vida, un color,
una virtud, una acción, participan del ser, aunque, como es obvio, en distinto grado”58.
58
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 109.
6. Ser metafísico: es aquel que posee ser, y que al mismo tiempo trasciende la realidad
y el pensamiento, y en virtud de ser metafísico es lógicamente real.
7. Ser posible: hay que entenderlo, desdela posibilidad, es decir, es un ser aun no real
pero que puede llegar a serlo, diferente a los seres en potencia, ya que esos, en
virtud de su propia potencia, ya tienen su presencia y principio de su existencia.
Siguiendo el proceso del estudio metafísico, es posible distinguir que hay dos nociones,
donde puede radicar todo el estudio metafísico, incluso, esas palabras, desde la sencillez
han podido determinar, en la medida de lo posible el estudio de la ciencia metafísica, esos
términos son los de ser y ente.
Se habla del ente con respecto al ser, y se habla del ser con respecto al ente, esto se
ha vuelto la tarea de la metafísica, de ella parten todas las posteriores conclusiones: de parte
del ente (o ser) inmanente, se afirma las nociones de sustancia y accidentes, la esencia, los
predicamentos, el principio de no contradicción; diferente de investigar al ser dinámico,
donde incluye la estructura acto-potencia de los entes y el principio de causalidad.
59
GONZÁLEZ SUÁREZ, L., la doctrina de Tomás de Aquino sobre la analogía como recurso para el
conocimiento natural de Dios. Una meditación filosófica sobre sus límites y alcances, Perseitas, Ciudad de
México, 2015, pág. 159.
60
Ibid., pág. 160.
Tampoco es que los conceptos universales posean realidad por sí mismas, sino que
cuando se comunica un término, como lo es «barco» no se refiere a que ese concepto exista
de manera única y universal, sino que la inteligencia lo abstrae con respecto a una cosa
concreta, a lo que la inteligencia entiende por barco y no toda la esencia de barco. El
universal no se remite a sí mismo, sino que lo hace en virtud de las cosas concretas que
poseen existencia.
Es por ello, que, la noción del ser se encuentre tan intrínseca en la conciencia
humana, donde solo puede ser negada por la postura sofista, pero, es casi imposible, ya que
conlleva a un estilo de vida tan radical, como estúpido. Ya que, el ser no puede ser
demostrado, es evidente al intelecto, la aprehensión o la huella que este deja en el intelecto
es espontanea, no es planeada, desde la sola percepción sensorial hasta el análisis crítico de
las cosas, de ahí que lo propio del ser sea manifestarse, y el intelecto de tener apertura a
captarlo.
Lo propio del ser, es captarlo de manera concreta y singular, es decir, como entes o
entidades, atendiendo a lo que significa ente o como puede ser delimitado: “la expresión
‘algo que es’ se dice en muchos sentidos, pero en relación con una sola cosa y a una sola
naturaleza y no por mera homonimia” 62. Es decir, cuando se menciona al ente, se refiere a
todo aquello que válidamente se le pueda aplicar, sin embargo, no todo se predica en el
mismo sentido.
61
En este caso, se caería en un panlogismo de carácter hegeliano, es decir, la peligrosa afirmación de que
todo lo real es racional y que todo lo racional es real, tendiendo, a darle una cualidad de realidad a toda
aquella forma que se encuentre en nuestro pensamiento, es un idealismo radical, donde la idea que se tiene
en la conciencia y por el simple hecho de ser pensada, posee una existencia.
62
Ibid., pág. 161.
Hay muchos seres o maneras de ser, pero no se encuentran separadas, sino se
encuentran relacionadas unas a las otras, y que se encuentran relacionadas por un aspecto
profundo y radical, que es el ser, pero aquí se puede encontrar un conflicto:
No es lo mismo el ser como substancia que como accidente; el ser como esencia que como
existencia. La noción de ser no es unívoca, en la medida en que no se dice del mismo modo
para todo lo que es. Pero tampoco es equívoca, en el sentido de que signifique algo
radicalmente distinto en cada caso. Es análoga, por cuanto tiene un significado que en parte
es igual y en parte es diferente; es decir, porque conjuga identidad y la diferencia.
Entonces, es posible determinar que hay una analogía: “pero no todas las que lo son
genéricamente lo son además específicamente, aunque sí que lo son por analogía” 63. Se
entiende que cuando se dice de una palabra o de un concepto que son análogos significa
que se aplican a distintos entes, con un significado en parte idéntico y en parte diferente,
esta es la característica más radical y simbólica de la analogía, a analogía es algo
intermedio entre la univocidad y la equivocidad, ya que no radica en extremos, sino en
comparaciones. Así, toda analogía expresa una proporción, es decir, esta relación se
fundamente en tres aspectos necesarios: necesita ser plural, en virtud de que se predica a ser
iguales a otros, en una relación comparativa; también la semejanza, ya que la relación que
guarden se le debe a cierta univocidad, que une relaciona bajo algún aspecto lo uno con lo
otro; y la desemejanza, en virtud a la equivocidad, ya que no deben de ser completamente
iguales, pues sería lo mismo.
63
ARISTÓTELES, Metafísica, Gredos, Madrid, 1994, pág. 222.
cualidad, recibe el nombre de analogado principal o primer analogado. En esta
analogía, el atributo solo se predica del analogado principal y de manera secundaria
a los demás analogados. Ejemplo de ello, decir ´costoso´, se puede decir a aquello
que requiere mucho esfuerzo, ya que se le aplica propiamente a aquello que lleva
una gran cantidad de dinero. En ella se pueden distinguir dos:
a. Extrínsecamente: es decir, cuando se predica atribución a aquellos entes que
no son el primer analogado, como en el caso de ´costoso´, a todo aquello que
no sea lo primero.
b. Intrínsecamente: esto se predica en virtud de aquellos entes de manera
interna, ejemplo, todo aquello que dentro de lo costoso se pueda aplicar.
B) Proporcionalidad: aquí, el término se atribuye a realidades diversas, en virtud con
una razón o proporción de semejanza, lo cual, también es posible encontrarla en dos
casos:
a. Proporcionalidad propia: cuando diversos entes tienen proporción y
convergen en algún aspecto o realidad, ya que esta es cuando es el caso que
el término se haya realizado intrínsecamente en los analogados.
b. Analogía de proporcionalidad metafórica: cuando uno de los entes guarda
proporción con otro, ya que se da cuando el término se realiza
intrínsicamente en uno de los analogados y extrínsecamente en el otro.