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II.

METAFÍSICA
LEONARD MIGUEL TIPÁ PÉREZ

El hombre tiende a su apetito racional, como dice Aristóteles: “todos los hombres por
naturaleza desean saber”1, eso se ve reflejado en los diferentes aspectos en los que ha
elaborado y hecho ciencia, cada aspecto de la realidad que le llama la atención, intenta
investigar sus propiedades, fundamentos, causas, consecuencias, en fin, hay muchas
perspectivas e intenciones para investigar la realidad. Pero, muchos hombres tienden más a
un saber universal, por eso: “Hay una ciencia que estudia lo que es, en tanto que algo que
es, y los atributos que, por sí mismo, le pertenecen. Esta ciencia, por lo demás, no se
identifica con ninguna de las denominadas particulares”2, a esta ciencia es la que se conoce
como metafísica.

La metafísica, no solo debe de ser importante para los estudiantes de filosofía a de


otras ciencias donde encuentre campo, y tampoco puede ser reducida a un simple campo de
conocimiento muy elevado, sino todo lo contrario. La metafísica ocupa el lugar del corazón
en la filosofía, no solo de manera romántica, sino que, dependiendo la noción metafísica
que se tenga, así va a ser el resto de la filosofía, ya que, los otros enfoques filosóficos,
como la antropología, la epistemología, la ética, entre otros, tienen como sustentos su
metafísica, es por eso, que cada paradigma filosófico o corriente de pensamientos tiene una
manera diferente de ver el pensamiento.

Hay que tener en cuenta, que hay grados de intensidad en cuanto a la metafísica.
El primer grado es la experiencia metafísica, que se podría considerar como una noción
universal en la que el hombre se pregunta sobre el porqué de las cosas, sobre el sentido de
estas, cuando ya encuentra el fundamento de la realidad, es lo que se le llama como realidad
metafísica, ya que le atribuya a algo, ya sea Dios, materia, la libertad, y esta cuando se
estructura de manera organizada y argumentativa, se vuelve ciencia metafísica. Lo que es
propio de esta investigación. Esto también hace pensar que incluso las teorías anti
metafísicas, tienen un principio al que le consideran fundamento, y eso es ya tener cierto
1
ARISTÓTELES, Metafísica, Gredos, Madrid, 1994, pág. 69.
2
Ibid., pág. 161.
grado de metafísica, lo mismo sucede con las personas. Así que, en el análisis de la realidad
que acontece en la actualidad, encontrando la cosmovisión que presente de la realidad, es
como se encuentra su noción de metafísica.

2.1. NATURALEZA DE LA METAFÍSICA

No ignorando lo anterior, entonces, es posible un primer acercamiento a la


metafísica, y donde surge, además, el primer problema a plantear, que es conocer lo que es
metafísica, según Tomás Alvira, “la metafísica puede entenderse como el estudio de la
causa última y de los principios primeros y más universales de la realidad”3.

Hay que explicar que causa última se entiende en relación a su perspectiva, ya que
busca la causa última entendiendo que lo primero es lo que se percibe y después del
proceso racional se encuentra el fundamento, pero también se puede poner como causa
primera cuando se trata al fundamento como principio y a sus efectos como secundarios, así
la metafísica busca las causas últimas o supremas, son las que extienden su influjo a todos
los efectos de un determinado orden, la metafísica considera la causa absolutamente última
de todo el universo, investigando cuál es, cómo influye en el mundo, y qué naturaleza tiene.
Además, no solo se queda en la causa, sino que investiga a la estructura de sus efectos,
desde diferentes perspectivas y con diferentes términos, pero se basta con los principios
particulares, sino que la metafísica busca los principios primeros y más universales, es
decir, los que constituyen más radicalmente a todas las cosas: los filósofos siempre
proponen algún aspecto de la realidad como el más profundo y origen de los demás.

Y como toda ciencia, posee objetos de estudio, así como las ciencias particulares
poseen un objeto material, es decir, el qué estudian, también tienen un objeto formal, es
decir, el aspecto que considera del su objeto materia, ejemplo de ello, una ciencia
experimental como la física, cuyo objeto material es la investigación de los aspectos
fundamentales de la materia, la energía y el espacio, mientras que su objeto formal son las
relaciones existentes entre materia, energía y espacio. Asimismo, la metafísica al estudiar

3
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 16.
los aspectos más fundamentales de la realidad, entonces investiga el aspecto que coincide
con toda la realidad, es a lo que se le puede llamar ente:

Ente significa «lo que es», algo dotado de la propiedad de ser. Son entes todas las cosas: un
árbol, un pájaro, un hombre, un diamante...; pero, así como «pájaro» indica una naturaleza
determinada, o un modo de ser, «ente» señala la realidad de que el pájaro es. La palabra
«ente» procede del verbo ser: en latín, ens (genitivo, entis) es el participio presente del
verbo esse (ser); del mismo modo que a un hombre en cuanto oye se le llama oyente, y en
cuanto estudia estudiante, así en cuanto es o tiene ser, se le llama ente. 4

Y su objeto formal es en cuanto a ente, es decir, el carácter más radical del ente, que
es ese mismo «ser» ente., es el carácter más diferencial de la metafísica, el estudio más
profundo de la realidad. Además, a su estudio se le añade sus propiedades que son
fundamentales, y sus causas.

El término de metafísica también implica algo, Aristóteles se refería a esa ciencia


como «filosofía primera», ya que, para él, el estudio sobre el ente y el ser eran el
fundamento del resto de las cosas materiales y en general, de toda la realidad, a lo que
llamaba «filosofía segunda». Pero, el término con el que se dirige a esta ciencia, por lo
general es el de metafísica, que utilizó Andrónico de Rodas, un bibliotecario de la
Biblioteca de Alejandría, para denominar los escritos aristotélicos sobre «filosofía primera»
colocados a continuación de los libros de la Física, esto puede escucharse algo extraño,
pero ese es su origen. Este nombre expresa de manera adecuada la naturaleza de esta
ciencia, que va más allá del ámbito de la naturaleza material estudiada por la física.
Aunque, como va avanzando el tiempo, por el siglo XVII se empezó a llamar también
ontología (del griego, «estudio del ente»), denominación que señala su objeto propio, y que
por eso fue adoptada por muchos autores, pero que casi fue exclusiva de los racionalistas,
por eso no tiene tanto auge.

La metafísica tiene un lugar especial y privilegiado en el ámbito del conocimiento,


“todos los hombres, con las luces de su razón, tienen un conocimiento de conjunto acerca
de la realidad”5, esto porque el hombre sabe qué quieren decir cuando hablan de «ser»,

4
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 18
5
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 20.
«verdad» o «bien», no habla de ellos de manera ignorante completamente, sino que ya
poseen alguna idea sobre lo que se está refiriendo, y tomándola como su objeto más
próximo se encuentra la naturaleza humana, es por eso que un ser humano que ya posee
cierta capacidad intelectual, de asombrarse de las cosas que lo rodean distingue entre
realidades sustanciales y accidentales. Así es como dos disciplinas diferentes encuentran su
reciprocidad, la epistemología se encarga del problema del conocer humano, y con base a lo
que se puede conocer llega la noción de «ser», propio de la metafísica, aunque las nociones
sobre el ser son mas importantes, ya que el conocer sigue al ser.

2.1.1. Ente

Conociendo el objeto material de la metafísica, el punto de partida para realizar una ciencia
metafísica es el ente, ya que de este es donde se obtienen los resultados, sin tomar en cuenta
que es uno de los términos mas recurridos en esta disciplina y un concepto fundamental.

El concepto de ente, tiene una explicación, pero no puede ser definido


absolutamente, ya que al definirlo necesitaríamos determinarlo en un genero lógico, lo cual
es imposible, ya que el ente es el genero supremo de todo cuanto existe, así que lo mas
cercano que se puede decir es que “ente es «lo que es» (id quod est)”6. Sin embargo, aunque
esta aclaración se perciba como poco compleja hay que aclarar que la noción de ente no es
simple, es decir un único elemento que lo pueda constituir, sino que aparece compuesta por
un sujeto (id quod) y un acto (est)7.

Sin embargo, las cosas no solamente «son», afirmar esto es no distinguir unas cosas
de otras, también «son algo», es lo que también se le denomina «naturaleza», y se vuelve su
determinante. Esta es una conclusión metafísica, pero parte de la experiencia humana
ordinaria, ya que el hombre cuando se refiere a las cosas y hace juicios da por hecho que
«son», pero que específicamente «son algo», como «es una mochila», «es una mesa», «es
un perro»:

6
Ibid., pág. 27.
7
Cfr., Ibid., pág. 28.
Esencia es, pues, aquello que hace que una cosa sea lo que es. Todas las cosas tienen, por
una parte, ser, y en este sentido las llamamos entes; pero al mismo tiempo, todas ellas
poseen una esencia, por la que reciben nombres distintos. En virtud de su esencia el hombre
es hombre, el vino es vino y el agua es agua, y no otra cosa cualquiera de las que componen
el universo.8

Sin embargo, hay un elemento principal para el ente, que es el «ser», claro está que
poco a poco se va ir aclarando, donde la importancia de la cuestión del ser radica en que
«todo es», es decir, no hay ninguna realidad que no sea; claro está, que esto se refiere a que
todas las cosas presentan diferentes modos en como tienen el ser, sin embargo, ninguno es
el ser puro (pronto se aclarará este punto). Hay que afirmar entonces que el «ser» es un
acto, es decir, es una perfección de las cosas, “ya que en metafísica se designa con el
nombre de acto a cualquier perfección o propiedad de las cosas”9; este acto es universal,
porque se aplica a toda la realidad; al mismo tiempo es total, porque engloba a toda la cosa
en sí. En síntesis: “el ser constituye el acto primero y más íntimo del ente, que desde dentro
confiere al sujeto toda su perfección, […] el ser actualiza intrínsecamente a cada cosa,
haciendo que sea”10

También hay que decir, que, en la concepción de ente, hay un tipo de ente
denominado «ente de razón», el cual, no es propiamente un ente, ya que este solo solo se
encuentra en la mente, solo posee el «ser» de ese modo, no poseen existencia extramental.

2.1.2. Principios

Después de haber analizado un poco de los conceptos de la metafísica, lo que corresponde a


su naturaleza, no hay que dejar de lado, que esta se rige por principios, de todos ellos hay
uno que se considera el principio universal, ya que, así como «ente» es la primera noción de
nuestra inteligencia, no solo de manera de conclusión, sino que la conciencia ordinaria lo
capta, hay también un juicio naturalmente primero, que se formula: «es imposible ser y no
ser a la vez y en el mismo sentido». Es evidente que menciona a la característica de «ser»,
ya que le es propio. Así como toda la realidad está conformada por el ente, y nada se escapa

8
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 29.
9
Ibid., pág. 30.
10
Ibid., pág. 31.
del acto de ser, también, toda la realidad se encuentra sometida al principio de no-
contradicción.

Es medular en la metafísica, ya que, por tratarse de la ley suprema del ente, el


principio de no- contradicción juega un papel de primer orden en todo el saber humano
teórico y práctico, es decir, aunque esto también se ve fuertemente en lógica, no solo queda
en el rango del conocer, sino que llega ahí porque es una noción universal de todos los seres
racionales, esto impulsa a conocer y a obrar, evitando la incoherencia. Se vuelve un estilo
de vida, aquel que no vive conforme al principio de no-contradicción, vive como estúpido.

Esto mismo, al ser un juicio universal acerca del ente, ayuda a descubrir la estructura
interna de los entes y sus causas, es decir, el como las cosas se rigen bajo este principio.

2.2. ESTÁTICA DEL SER

Diferente a lo que propone el esquema para esta disciplina, antes de ver la estructura
dinámica de las cosas, se vio a bien, estudiarlas de manera estática, ya que desde la
estructura dinámica de los entes es mas factible el dar el salto a la teoría de la causalidad, lo
que conduce al siguiente nivel de la metafísica.

Hay dos modos en cómo estudiar a los entes: de manera estática y de manera
dinámica, el primero toma al ente como encerrado y lo estudia en sí mismo, y el segundo
toma el ente y lo estudia como en relación a otro, en el sentido del ser.

2.2.1. Sustancia y accidentes

Después de haber analizado al ente, en cuanto a su naturaleza, y su noción fundamental que


es el ente, la metafísica estudia esa noción fundamental en las diversas modalidades en
como el ente se presenta, dentro de todas ellas se encuentran las sustancias y los accidentes.

El hombre, ante la experiencia que el mundo le ofrece, no solo se da cuenta que hay
cambios sustanciales, como lo podría ser la muerte o la «generación» de algo que antes no
había con la mezcla de dos cosas diferentes, pero, además, se da cuenta, que hay cambios
mas comunes que son los cambios accidentales, que son constantes, sin embargo, a pesar de
ello, solo varían aspectos secundarios sin perder su naturaleza: “las mutaciones accidentales
manifiestan, pues, que en las cosas existe un sustrato permanente y estable, la sustancia, y
unas perfecciones secundarias y mudables, que son los accidentes”11.

Ante esta experiencia, entonces, se concluye que a una le corresponde ser el núcleo,
y otra le corresponde ser lo secundario, en cuanto a la estructura del ente; incluso es posible
afirmar que hay una dependencia real de una a la otra, porque “los accidentes son
realidades a cuya esencia le conviene ser en otro como en su sujeto” 12, diferente a la
sustancia, la cual, lo propio es subsistir, “lo constitutivo de cualquier accidente es «ser en
otro» (esse in o inesse)”13.

Pero todos los accidentes pueden ser diferenciados, ya que también le es propio el
tener una esencia, estos se pueden clasificar según su origen:

a) Accidentes propios de la especie: son aquéllos que surgen de los principios


específicos de la esencia de una cosa y constituyen, por tanto, las propiedades
comunes a todos los individuos de una misma especie; por ejemplo, la figura propia
del caballo, o bien, en el hombre, su facultad de entender y querer, su sociabilidad,
el reír y llorar.

b) Accidentes inseparables de cada individuo: nacen del modo concreto como la


especie se realiza en cada individuo; por ejemplo, ser alto o bajo, rubio o moreno,
hombre o mujer, son características individuales que tienen una causa permanente
en el sujeto.

c) Accidentes separables, como estar sentado, caminar, estudiar, etc., que proceden
de los principios internos del sujeto, pero le afectan sólo de modo transeúnte.

11
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 56.
12
Ibid., pág. 56.
13
Ibid., pág. 56.
d) Accidentes que proceden de un agente externo: algunos son violentos, como una
quemadura, o la enfermedad provocada por un virus; otros, en cambio, perfeccionan
a quien los recibe, como la ayuda de otra persona o la enseñanza.14

Hay que decir entonces, así como la sustancia y los accidentes son radicalmente
diferentes, porque comparten el ser de un modo distinto, uno en sí mismo y otro en otro,
siendo esta desde una perspectiva metafísica, también lo es desde la lógica, ya que,
aplicándole el principio de no-contradicción, nada hay en la realidad que se encuentre en
término medio, es un contrario absurdo.

2.2.2. El ser como acto de la sustancia

El ser solo lo posee aquello que lo tiene propio, es decir, lo que lo tiene de manera
independiente, en este caso, solo la sustancia posee esta cualidad, ya que los accidentes lo
poseen en otro, no en sí mismos, eso manifiesta su imperfección. Además, la percepción
humana se da cuenta, que la capa de las apariencias depende de la sustancia, es de ella
quien se habla, cuando pierde o gana algún accidente.

Tomando en cuenta esta distinción, es posible afirmar, que la sustancia es


propiamente el ente, ya que, en virtud al acto de ser propio el nombre de ente se atribuya
con propiedad a la sustancia (que se encuentra en su definición), contrario a los accidentes,
más bien habría que llamarlos «algo del ente», ya que estos últimos participan de su ser.

2.2.3. Compuesto de sustancia y accidentes y su cognoscibilidad

La sustancia y sus accidentes, son realmente distintos, solo basta con observar las cosas que
acontecen, el ser humano se da cuenta que, hay cosas que cambian, pero hay otras que
permanecen, si bien hay algunas que aparentarían no cambiar, en el fondo son solo eso, son
apariencias o manifestaciones. Esta distinción llega a tal punto, que el ser es diferente en
cada una de ellas, pero este mismo ser es el fundamento de su unidad, ya que no se puede
entender a una sustancia sin ningún tipo de accidentes (fuera del Trascendente), como no se
puede entender a un accidente independiente de su sustancia: “la sustancia determina
14
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 56.
precisamente el contenido fundamental de las cosas, les hace ser lo que son: flor, elefante,
hombre. Los accidentes, por el contrario, dependen del núcleo sustancial y son
determinaciones suyas”15.

Es posible decir, que, en la unidad sustancial de sustancia y accidente, hay tres


modos en las cuales se relacionan: primero, la sustancia, es entendida entonces como el
sustrato de todos los accidentes, ya que, si se dice que solo la sustancia es propiamente el
ente, también es quien les da el ser a los accidentes; eso mismo, la sustancia se vuelve
entonces, causa de sus accidentes; por ello, la sustancia, al ser pasiva, se encuentra en
perfección por los accidentes, la van actualizando.

Ahora, se regresa al punto donde se parte, si se dice que el hombre es capaz de


conocer esta realidad de las cosas, entonces ya es un proceso racional posible: no se
presenta la sustancia directa al intelecto, sino que, partiendo de un conocimiento confuso de
las cosas, el intelecto conoce a la sustancia por sus accidentes, después, al conocerla, la
sustancia explica a sus accidentes: “la composición sustancia-accidentes se conoce con la
inteligencia a partir de los datos suministrados por los sentidos” 16. Este conocimiento no es
exhaustivo o único, sino que es constante, una unión de carácter epistemológicos y
metafísicos de las cosas.

2.2.4. Los predicamentos

Ya bien quedó claro, que toda la realidad puede ser entendida mediante los dos modos de
ser, tanto de sustancia y accidentes, sin embargo, todos los accidentes, que son perfecciones
de la sustancia, son evidentemente notables y diversas, eso mismo implica en que pueden
organizarse y clasificarse en grupos: “la sustancia, junto con los nueve tipos de accidentes,
constituyen los diez géneros supremos del ente, llamados también predicamentos o
categorías: se trata, pues, de la descripción de los modos reales de ser”17.

15
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 59.
16
Ibid., pág. 62.
17
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 65.
Estos modos son llamados predicamentos, porque al ser géneros del ser, también son
géneros lógicos que pueden ser comunicados, así que involucran un aspecto del lenguaje,
proviene de predicamentum: “tom. del lat. Praedicare íd, deriv., de dicare ´proclamar
solemnemente´ (de la raíz de dicere ´decir´)”18 , pero hay que decir, que originalmente es
una teoría de Aristóteles, el cual les llama categorías: “tom. del gr., Kategoria ´cualidad que
se le atribuye a un objeto´, deriv., de kategréo ´yo afirmo o atribuyo´, propiamente ´acuso´,
derivado de agoreuo ´hablo´”19.

Estas categorías, se resumen en “sustancia (entidad), cantidad, cualidad, relación,


lugar, tiempo, situación, hábito, acción y pasión”20, los cuales, en esencia, se pueden
agrupar dependiendo su esencia, en tres modos diferentes:

1. Accidentes que afectan intrínsecamente a la sustancia: a estas, su naturaleza les


permite modificar a la sustancia en sí misma y en modo radical, son tres accidentes
que pertenecen:
a. Cantidad: entendiéndola en referencia a las sustancias materiales, todas
poseen materialidad determinada: “a lo cuanto, por su parte, lo hay discreto
y lo hay continuo”21.
b. Cualidad: esto es lo que se puede entender por esencia, ya que este
accidente, hace ser a la sustancia tal cual es, y provienen de lo mas
intrínseco de la sustancia que es su forma, no solo se encuentran en los seres
materiales, sino, además en los seres espirituales, en virtud de su forma, se
entienden también por características: “aquello según lo cual algunos se
llaman tales o cuales”22.
c. Relación: estas, aunque parezcan mas extrínsecas, determinan a la sustancia
en cuanto las otras cosas, una cosa no puede ser lo otro: “se dicen respecto a
algo todas aquellas cosas tales que, lo que son exactamente ellas mismas, se

18
COROMINAS, J., Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Gredos, Madrid, 1987, pág. 473.
19
Ibid., pág. 139.
20
ARISTÓTELES, Tratados de lógica (Organón I), Gredos, Madrid, 1988, pág. 33.
21
Ibid., pág. 42.
22
ARISTÓTELES, Tratados de lógica (Organón I), Gredos, Madrid, 1988, pág. 55.
dice que lo son de otras cosas o respecto a otra cosa de cualquier otra
manera”23.
2. Accidentes extrínsecos: estos accidentes son los que determinan realmente a la
sustancia, pero que no alcanzan a modificar el ser de esta, sino que lo expresan, por
lo tanto, es lógico que se predican en relación con otros aspectos de la realidad:
a. “Es dónde”24: “el accidente que surge en un cuerpo por estar aquí o allí. Esta
presencia en un lugar determinado es un accidente real, que supone algo
para la cosa localizada, pues la pone en relación con otros cuerpos”25.
b. Posición: es el modo de ´estar´ de la sustancia, es diferente a estar donde, ya
que el primero no determina el cómo se encuentra la sustancia.
c. Posesión: “es el accidente que resulta en la sustancia por tener o poseer algo
contiguo o inmediato”26
d. Cuando: solo afecta a las sustancias materiales, ya que solo estas se
encuentran padeciendo el movimiento del numero temporal, por ello, las
sustancias materiales pueden ser determinadas según una posición temporal.
3. Accidentes en parte intrínsecos y en parte extrínsecos: son el resultado de continuas
reciprocidades, manifestadas en el cambio, estas “admiten contrariedad”27
a. Acción: este accidente, es manifestación de la sustancia “en cuanto es
principio agente de un movimiento en otro sujeto” 28. Entendiendo esto,
como que la sustancia puede ser causa de algo en otro, como el hombre, de
barrer, golpear, entre otras cosas.
b. Pasión: este accidente, manifiesta en la sustancia la capacidad de padecer, es
decir, “en cuanto son sujetos pasivos de la actividad de otros; en virtud de
esta afección decimos que el sujeto es paciente”29.

23
Ibid., pág. 47.
24
Ibid., pág. 34.
25
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 67.
26
Ibid., pág. 68.
27
ARISTÓTELES, Tratados de lógica (Organón I), Gredos, Madrid, 1988, pág. 64.
28
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 68.
29
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 68.
Así entendemos, que hay diez géneros supremos del ser, que son, al mismo tiempo,
los diez predicamentos, la sustancia y sus nueve accidentes. Una sustancia, entonces, no
puede ser entendida sin accidentes, es cierto, que a las sustancias espirituales, al carecer de
la pasividad materia, no pueden poseer muchos, es cierto que hay dos accidentes que
realmente poseen y del cual no pueden escapar, que es la relación, porque no hay vacío (o
no-ser) entre una sustancia y otra, siempre se habla y se entiende algo, en relación a otro, y
también, lo es la cualidad, ya que toda sustancia, al poseer ser, no la posee de manera
absoluta, sino determinada, y esas determinaciones botan de su forma, y cada aspecto de
ella es a lo que se le puede llamar cualidad.

2.3. PROPIEDADES TRASCENDENTALES DEL SER

En un punto más elevado de análisis, y al comprender cada vez mas la noción real
de ente, ya es una explicación mas certera de lo que son los predicamentos, es decir, ahora
ya se puede clasificar a toda la realidad en aspectos particulares del ser, porque parten de la
esencia de los entes y lo manifiestan, sin embargo, hay aspectos a los cuales afectan a toda
la realidad, ya que estas se encuentran ligadas al ente en cuanto tal: “estas nociones
expresan un modo que se sigue del ente en general, algo que conviene a todas las cosas (no
únicamente a la sustancia, o a la cualidad, etc.): la bondad, la belleza, la unidad” 30, a estos
aspectos, se les denomina trascendentales, específicamente, porque trascienden las nociones
particulares de los predicamentos, ya que cada uno de estos trascendentales no solo se
predica de una sustancia en virtud de su esencia, sino que lo hace en virtud de todas las
cosas.

Para poder deducir la realidad de los trascendentales, se requiere un proceso, ya que


nuestro intelecto se puede confundir y captar algo que no es, por eso se parte de cierto
esquema, para tener más certeza:

I. Considerado en sí mismo: cuando se toma al ´ente´ como individual, es posible


considerarlo de modo positivo (a modo de afirmación), lleva a decir que todo lo
que existe coincide con tener una esencia, nada hay en la realidad que no posea
30
Ibid., pág. 133.
una, por lo que ente (entendiéndolo como lo que tiene ser) no existe realmente,
ya que todo lo que existe es ente mas esencia, remarcando su quididad, esto es
lo que se denomina como ´cosa´ (res). Pero también, es posible hablarlo de
manera negativa (es decir, por negación), negando la posibilidad de división
interna de las cosas, entonces, esta goza de ´unidad´ (unum), cuando una cosa
pierde su unidad, se pierde la cosa originaria y da paso a otras: “se opone la
Pluralidad”31.
II. Considerado en relación con otros: aquí es posible encontrar una oposición
como resultado de dos caminos diferentes. Si se considera la relación de las
cosas como verdadera distinción, es posible afirmar que cada ente es ´algo´
(aliquid), porque la realidad es evidente en cuanto que es notable la distinción
real de unas cosas con las otras, y tampoco se debe de entender a algo como
opuesto de nada, sino en su raíz etimológica, que puede significar: “aliud quid,
«otro qué»”32. Pero también se puede entender en cuanto a su convivencia con
otras cosas, en donde cobra importancia la capacidad intelectiva, por eso se
deduce a partir del entendimiento y de la voluntad: con respecto al
entendimiento, solo la cosa puede ser sujeto de intelección, y en las categorías
mentales, el ente es ´verdadero´ (verum); pero, en relación a la voluntad, todo
ente puede ser deducido como amable y capaz de mover ese apetito volitivo, por
eso se le categoriza como ´bueno´ (bonum); hay una ultima posibilidad de
convivencia, que es por la suma de la inteligencia y la voluntad, que es
entenderla como ´belleza´ (pulchrum) o también hermosura, que suele definirse
como: “lo que agrada al ser contemplado”33.

Ante estas nociones trascendentales donde son sometidas todas las cosas, que son:
ente, cosa, uno, algo, verdadero, bueno y bello, todas son aplicables a lo que propiamente
es ente (es decir, aquello que participa del ser), sin embargo, se deja fuera al Absoluto
trascendente (o Ser), de donde emana el acto de ser y que es el Ser mismo. Este Absoluto,

31
ARISTÓTELES, Metafísica, Gredos, Madrid, 1994, pág. 166.
32
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 135.
33
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 135.
al no tener su ser por participación, ya que lo obtiene por si mismo, no puede ser
denominado propiamente ´ente´, no está dentro de su definición; además, este Absoluto, al
ser sumamente perfecto, no tiene ninguna clase de compuesto o distinción, no es posible
distinguir entre su ser y su esencia, por lo que estas se identifican completamente la una a la
otra, así que el Absoluto no puede ser ´cosa´ ya que su ser y su esencia se encuentran en un
mismo acto; también, en cuanto a la distinción de los entes, estos se entienden en relación a
la semejanza que poseen al tener su ser participado, y como ya se había dicho, el Absoluto
tiene el ser por sí solo, es radicalmente diferente a todo cuanto existe, así que se pondría
como regla para medir al Absoluto algo creado, como el universo, así el Absoluto si es otro,
pero con respecto a todo lo creatura y solo se significa consigo mismo. Sin embargo, del
Absoluto si es posible afirmar que es Uno, porque nada mas que él posee la unidad
perfecta; es verdadera, porque a mayor intensidad de ser, entonces es sumamente
verdadero, él es verdad; al mismo tiempo, él es la suma bondad, por lo tanto, es
Absolutamente hermoso, todo intelecto tiende a contemplar la perfección de su ser.

2.4. DINÁMICA DEL SER

Lo anterior, fue resultado del estudio estático del ente, es decir, considerándolo en sí
mismo. Sin embargo, hay una realidad que parte de la misma noción de los predicamentos a
la sustancia, estos son notables ya que hay una realidad del cambio o dinámico: “este
vocabulario en su etimología es el parte femenino de «dinámico» con ella del griego
«δυναμικος» (dynamikos)”34, con la simple aprehensión del paso de una cosa a la otra, pero
que con el desarrollo del tema.

La realidad del acto y potencia se deduce del movimiento, y esta es una conclusión
de la realidad, el intelecto humano es capaz de partir de ella para tener nociones del acto y
potencia, por eso mismo, ha sido un problema a lo largo de toda la filosofía desde sus
comienzos, que se cristaliza con Parménides, ya que él negaba de manera argumentativa
esta realidad del cambio:

34
COROMINAS, J., Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Gredos, Madrid, 1987, pág. 215.
El ser es ingénito e imperecedero, pues es completo, imperturbable y sin fin. No ha sido ni
será en cierto momento, pues es ahora todo a la vez, uno, continuo. Pues, ¿qué nacimiento
le buscarías? ¿Cómo, de dónde habría nacido? Ni del no-ser permitiré que digas o pienses,
pues ni expresable ni concebible es el no-ser (...) ¿Cómo podría perecer entonces el ser?
¿Cómo podría nacer? Pues si ha nacido no es, ni si ha de ser alguna vez. Por tanto, queda
extinguido el nacimiento e ignorada la destrucción. 35

Aristóteles pudo comprender esta postura, y le dio una solución, ya que, esta postura
tenía razón en que el cambio absoluto del ser y del no-ser, pero el cambio es posible verlo
desde pequeños fenómenos como el paso del día o el caminar, el pensar y el conocer. Por
ello, para Aristóteles, para que el sujeto adquiera algo en movimiento se requiere que el
sujeto sea capaz de tener esa cualidad que alcanza con el movimiento, esto es una
posibilidad real, por lo que un hombre no se le es posible que pueda volar por sí mismo o a
un animal, diferente a un bloque de mármol que es eso, pero que se podría llegar a convertir
en una bella escultura.

A eso que se le dice ´capacidad´ real de obtener una perfección se le dice


«potencia», en relación al movimiento; “traducimos la palabra dynamis como «potencia» y
como «capacidad»; la palabra dynatón como «capaz» y como «posible», y su opuesto,
adynaton como «incapaz» y como «imposible»”36. Es radicalmente diferente a lo que
Parménides había dicho, y al mismo tiempo retoma su tesis, para explicar que la potencia,
no es solo el estar privado de algo que en un futuro se pueda adquirir, sino que es una
capacidad real que se encuentra en la sustancia para tender hacia determinadas
perfecciones.

Entonces, de esto se deduce, que la potencia es diferente a la perfección que puede


poseer, esto ultimo es a lo que se le llama «acto», y se constata en la realidad, por ejemplo,
una semilla tiene la capacidad de ser un árbol, su crecimiento es la manifestación de su
capacidad posibilitante y cuando llega a ser árbol, se puede predicar que ha llegado a serlo
completamente: “de este modo, el movimiento se explica como la actualización de la
potencia, el tránsito de ser algo en potencia a serlo en acto”37.

35
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 79.
36
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 36.
37
Ibid., pág. 80.
Es así como Aristóteles remarca esta realidad de acto y potencia, pero es entendida
de dos modos: el primero se refiere a todo lo físico, en ello se entiende como una
contradicción, porque se excluyen mutuamente, ya que son opuestos materiales un pequeño
pedazo de tronco a una tabla de madera; diferente a entenderla de modo metafísico, ya que
desde esta perspectiva, las nociones de acto y de potencia son principios constitutivos y
estables de todas las cosas, por lo tanto, cuando una potencialidad se actualiza, esta no
desaparece, sino que permanece en la sustancia, un ejemplo de ello: “las sustancias
corpóreas están compuestas de materia prima (potencia) y forma sustancial (acto)”38.

2.4.1. Acto

A grandes y generales rasgos, se puede decir que acto puede ser denominada cualquier
perfección que pueda poseer un sujeto, aquí entran en juego los predicamentos, por
ejemplo, un acto puede ser la blancura de una flor, el fruto de un árbol, un conocimiento
que antes no se poseía. Al ser actualiza una noción tan evidente para el intelecto, esta no se
puede definir, al contrario, solo puede ser demostrada, Aristóteles al hablar de ella, dice
que: “lo que queremos decir queda aclarado por medio de la inducción a partir de los casos
particulares, y no es preciso buscar una definición de todo, sino que, a veces, basta con
captar la analogía en su conjunto”39.

Esto es tan constatable en la realidad, por ejemplo, una persona que tiene los ojos
abierto es realmente diferente a aquel que los tiene cerrados, traduciéndolo, uno lo está
poseyendo en acto y otro en potencia la perfección de ver, entonces es una perfección se
puede denotar también como analogía.

2.4.2. Potencia

También la noción de potencia es inteligible al conocimiento, y es entendida en correlación


al acto, ya que siempre se entiende a la potencia en relación a un acto, ejemplo, el acto de
ser árbol se encuentra presente y se manifiesta en la potencialización de la semilla durante

38
Ibid., pág. 80.
39
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 375-376.
sucede su crecimiento, de modo mas específico, es posible decir que: “la potencia es lo que
puede recibir un acto, o lo tiene ya”40.

Es importante remarcar, que la potencia es radicalmente diferente al acto, bien se


decía que Aristóteles remarcaba esto físicamente, ya que es fácil distinguir, ejemplo de esto
se encuentra en la naturaleza, una persona tenga abierto o cerrados los ojos, manifiesta la
potencialidad de ver, aunque el acto suceda o no. Reafirmando eso, hay que especificar
más, que un acto se encuentre realizando, no significa que la potencia haya desaparecido,
sino que se encuentra colmada; porque esto es lo propio de la potencia, se encuentre
actualizada o no, siempre va a ser potencia, su capacidad de recibir un acto que se
encuentre en su naturaleza.

Que se puedan distinguir no significa que se encuentren separadas en la realidad, ya


que ni el acto ni la potencia son realidades completas y absolutas, sino que son principios
que se encuentran en todas las cosas. Lo que propiamente existe es el ente completo, del
cual, se encuentra en posibilidad de algo y se encuentra en acto, sin embargo, al ser
principios evidentes son indemostrables, es casi imposible que nuestra mente conciba y un
concepto esa realidad.

Por su naturaleza de ser acabado, el acto es perfección, ya está determinado,


diferente a la potencia, ya que esta es pura pasividad e indeterminación, eso la vuelve
imperfecta, a tal punto que lógicamente es una contraposición, y como deducción del
primer principio supremo de toda la realidad que es el principio de contradicción, el acto no
puede ser potencia y la potencia no puede ser acto, no le son propios por naturaleza:

Y es que todo movimiento es imperfecto: adelgazar, aprender, ir a un sitio, edificar. Éstos


son movimientos y, ciertamente, imperfectos. En efecto, no se va a un sitio cuando ya se ha
ido a él, ni se edifica cuando ya se ha edificado, ni se llega a ser algo cuando ya se ha
llegado a ser o está uno en movimiento cuando ya se ha movido. 41

40
Ibid., pág. 81.
41
ARISTÓTELES, Metafísica, Gredos, Madrid, 1994, pág. 377.
Pero, hay que evitar pensar que ambas son privaciones la una a la otra, sino
complementariedad de una misma sustancia, que comparten la realidad, y es como una
dialéctica de perfección, donde la actualización es la realidad de las cosas.

2.4.3. Clases de acto y potencia

Así como la realidad es diversa y estructurada, existe una diversidad de actos y de


potencias, hay potencias que se pueden constatar en la realidad y que son sumamente
diversos, como la capacidad de ver, la capacidad de vida que se encuentra en las células
reproductivas, la posibilidad de volar; al igual que la diversidad de actos, como el vivir, el
conocer; sin embargo, dentro de toda esa diversidad es posible encontrar una división
fundamental:

a) La «potencia pasiva» y el «acto primero»: a la potencia pasiva le corresponde


propiamente la capacidad de recibir un acto, pero no es una realidad completamente
homogénea, sino que hay fundamentalmente tres niveles de ella:
1. Materia prima y forma sustancial: esta parte de las realidades materiales, donde,
por su materialidad, se encuentra en ellas un sustrato último, que se denomina
«materia prima», que es pura potencialidad, mera receptividad, carente de
cualquier actualidad, a la que le adviene la «forma sustancial», la que determina
a la propia materia para constituir un tipo de sustancia corpórea. Hay que decir,
que en la realidad material es imposible encontrar una sustancia que sea pura
pasividad como lo es la materia prima, de ahí que se deduzca como la
materialidad absolutamente pasiva.
2. Sustancia y accidentes: se veía antes que los accidentes son perfecciones, y a
diferencia de la materia prima, la sustancia ya posee forma, de ahí que sea como
un segundo nivel, por eso la sustancia es potencia en relación a los accidentes
que pueda recibir.
3. Esencia y acto de ser: cualquier forma que una cosa puede recibir, como es el
caso de la materia prima, ya es una determinada participación del ser, porque
cualquier esencia ya es en sí misma una participación del ser, el acto de ser es
una potencia en relación a la esencia, ya que esta ultima determina al ser, lo
individualiza y lo concretiza, manifestando los diferentes modos de
participación del ser.
b) La «potencia activa» y el «acto segundo»: partiendo de la mera capacidad de recibir,
hay otras que también poseen la capacidad de dar cierta perfección, y son potencias
activas por el mismo hecho de actuar. Lo propio de esta potencia es el obrar, de ahí
que sea lo más común o correcto a la hora de referirse al acto, y con referencia a
esto, es por eso que se menciona al acto segundo, en cuanto las operaciones
proceden en virtud de un acto primero que le otorga la posibilidad de actuar.
La potencia activa, por el simple hecho de obrar tiene más un carácter de
acto, ya que es un tanto diferente del padecer, que es propio de la potencia, y aquí se
define otro punto, que es que, solo puede transmitirse aquello que se posee, pues,
nada puede dar aquello que no posee. Pero, en cuanto a las criaturas, la capacidad de
actividad tiene parte de pasividad, de ahí que no se les diga acto propiamente, sino
potencia activa, por el hecho que necesitan pasar a una operación no se basta por sí
misma, sino que es necesario el influjo de un agente externo, ejemplo de es la
visión, que para que se ponga en actividad necesita de un órgano que la actualice, en
este caso, el ojo.
las potencias activas no son las sustancias, por ello, las potencias activas son
accidentes de cualidad que afecta a la sustancia, incluso las operaciones
fundamentales, son solo cualidades. Un ejemplo muy claro de ello, es, por ejemplo,
la capacidad racional con respecto al ser humano, es cierto que un el ser humano es
el único de poseer capacidad racional en el mundo material, sin embargo, no porque
esta se encuentre en pasividad significa que no haya ser humano, como en el caso de
las personas en estado de coma, o con los fetos y bebés, por el simple hecho de que
la operación no es la sustancia, en este caso, la capacidad racional no hace al sujeto,
sino el ser humano le brinda la capacidad de poder ser racional, sea ejercitado o no.

2.4.4. Relaciones del acto y la potencia


Como se decía antes, a las operaciones, les corresponde el ser accidentes, sin
embargo, en las diferentes clases de acto, este tiene una prioridad con respecto a la
potencia. Posee una prioridad en cuanto su esencia, ya que el acto es lo perfecto, diferente a
la potencia que le corresponde ser imperfecta por el hecho de ser pasividad, de ahí que el
acto sea el fin de la potencia y se encuentre subordinada a este. Y es con esta visión de
finalidad, en que también es posible identificar que el acto es prioritario a la potencia en
cuanto al orden epistemológico, ya que la mente humana capta primero la noción de acto y
de ella depende y deduce la realidad de la potencia, y hay una prioridad causal, en cuanto
que solo puede ser obrado aquello de lo que ya se tenga capacidad de hacer, y de ser, por
eso, es posible decir que el acto es causa de la potencia. De ahí es que es posible afirmar
que: “el acto «es» en sentido principal y propio, y la potencia, sólo de manera secundaria.
Se afirma que algo es, en cuanto es en acto y no según se halla en potencia” 42. De ahí que el
ente sea propiamente un acto, y las posibilidades de este son las potencias, ya que, como se
decía al principio, un este «ya es», por lo tanto, ya posee la actualidad del ser.

Las dos realidades, tanto el acto y la potencia se presentan como realidades


metafísicas que constituyen a toda la realidad, ninguna puede subsistir sin la otra, por ello,
hay diferentes modos en los cuales se pueden relacionar: la potencia es el sujeto en que se
recibe el acto, porque es demostrable que solo puede actualizarse aquello que tiene la
capacidad de ello; el acto es limitado en virtud de la potencia que lo recibe, ya que el acto
se encuentra de manera análoga e intensiva en los diferentes sujetos que la puedan recibir,
ejemplo, la actualidad de poder ver, es diferente como lo reciben los hombres y los
animales.

Es por ello, es posible decir, que un mismo acto puede multiplicarse por muchos
sujetos, así como lo es una misma esencia, ejemplo, el mismo acto de piedra, se puede dar
en muchas sustancias. “lo opuesto a tener por participación es ser algo o tenerlo «por
esencia»”43, así un acto puro es un acto por esencia, manifestando la capacidad real del
sujeto para recibir cualquier perfección por ya tener una esencial.
42
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 86.

43
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 89.
2.5. DINAMISMO CAUSAL

Al haber estudiado al ente en cuanto ser inmanente, surge entonces la noción de


movimiento, que se cristaliza en los principios de acto y potencia, sin embargo, se sigue
viendo las estructuras en sí mismas. Pero en la realidad metafísica, hay un aspecto que parte
de la noción del movimiento: “que considera la dinámica en el ámbito del ser, el influjo
mutuo que ejercen unos entes sobre otros por medio de la causalidad”. La capacidad de
obrar de los entes, parte de ellos y termina en otros, es una capacidad que trasciende su
individuación, comunica sus perfecciones a otros y así se producen las cosas, la causalidad
se vuelve entonces un principio.

La inteligencia humana, capta el movimiento por medio del acto y la potencia, esta
lleva a la causalidad, que se da en la naturaleza y es evidente al hombre: “la causalidad es
un proceso que parte de ciertas cosas (que llamamos causas) y afecta a otras (que llamamos
efectos)”44. Aunque el llegar a percibir la realidad causal no significa el conocerla
exhaustivamente.

2.5.1. El principio de causalidad

Aunque el estudio de las causas y los efectos se mencionen y estudien de manera diferente,
no pueden ser de manera aislada, ya que estos se vinculan inseparablemente, ni siquiera se
pueden entender autónomamente, ya que cuando se predica que algo es efecto, lo es en
cuestión de una causa y viceversa. Es así como la realidad de causa y efecto, se vuelve un
principio universal de toda la realidad, a eso se le ha llamado «principio de causalidad», no
solo lo que manifiesta en sí misma el ente, además de ella, sino y también aquellas que
trasciende el propio ente. Aristóteles organizaba las causas de manera sistemática.

Al ser un principio metafísico, puede ser formulado en muchos modos, decir


únicamente que «todo efecto requiere una causa», se está cayendo en una tautología, ya que
es obviamente, cuando se habla de causa es con respecto a un efecto, y viceversa. Por lo
que es válido decir también que: «todo lo que empieza tiene una causa», ya que todo

44
Ibid., pág. 177.
aquello que tiene un comienzo sometido en el tiempo no lo hace en virtud de sí mismo, el
acto no emerge de sí, ya que no lo tenía, sino que necesita del influjo de otro que ya lo
posea; también puede utilizarse «todo lo que es movido, es movido por otro», es decir, todo
que existe tiene una causa, es decir, es movido por otro, aunque esto lleva a la existencia de
un Primer Motor, que mueve sin ser movido, y que es necesario; por ello, para poder
definirlo mejor es que «todo lo contingente necesita una causa», ya que ha de haber tenido
un principio donde empezó a existir, y no puede ser en sí mismo45.

Pero todas las anteriores no son más que buscar sinónimos de una a la otra, se podría
considerar la formulación más perfecta el «todo lo que conviene a algo y no es de su
esencia, le pertenece por alguna causa», claro es que las cosas poseen perfecciones por
naturaleza, sin embargo, hay algunas perfecciones que no parten de ella, necesitan un
agente externo que las cause, se considera la mejor, porque implica la noción fundamental
que es el ser, y todo lo que existe converge en ello, y al mismo tiempo, el ser es
compartido, se transmite el ser de una causa a su efecto, y este se vuelve causa de otro. Esto
genera, poder distinguir grados de jerarquía de perfección ontológica46.

Pero, de todas las nociones, se deduce que, nada puede ser causa de sí mismo, si
bien, lo puede ser de algunas perfecciones en virtud de su esencia, hay otras que no le
convienen a ella, además, el efecto siempre es menor que su causa, así que una causa no
puede ser un efecto superior a ella. Así, de todo tiene que haber por necesidad algún
principio que sea causa de todo lo que posee ser, ya que de la nada nada puede proceder.

Por causa se entiende que es “aquello que real y positivamente influye en una cosa,
haciéndola depender de algún modo de sí”47. Esa dependencia significa que, el efecto se le
debe a la causa el empezar a ser o tener la perfección causada; por lo tanto, de la causa se
puede predicar que es más perfecta que el efecto, por lo tanto, son realmente diferente; a lo
que se le une, una cierta prioridad del acto, con respecto al efecto, ya que, con respecto a su

45
Cfr. ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 179-180.
46
Cfr. Ibid., pág. 180.
47
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 185.
naturaleza, el acto precede al efecto, en toda perfección se encuentra ya la noción primera
de su causa.

2.5.3. Principales tipos de causa

Habiendo en la realidad diferentes modos de subordinación, es posible entender diferentes


modos de causa, pero es posible concentrarlos en dos grandes grupos: las causas per se y
las causas per accidens:

2.5.3.1. Causas per se

Son causas que pertenecen a sí mismo, o que son substanciales, para ello, Aristóteles
hizo un grandioso trabajo, al poder analizar las causas constitutivas de los entes, por lo que
identifica cuatro principalmente:

Pero de «causas» se habla en cuatro sentidos: de ellas, una causa decimos que es la entidad,
es decir, la esencia (pues por qué se reduce, en último término, a la definición, y el porqué
primero es causa y principio) la segunda, la materia, es decir, el sujeto; la tercera, de donde
proviene el inicio del movimiento, y la cuarta: Ia causa opuesta a esta última, aquello para
lo cual, es decir, el bien (éste es, desde luego, el fin a que tienden la generación y el
movimiento)48.

Dentro de etas causas, se distinguen aún más, hay dos modos principalmente y estos
se dividen aún más, desde sus dos principios:

a) Intrínsecos: es decir, lo que constituye al ente, ejemplo: en los entes materiales, hay
dos principios que la constituyen, un perro, si pierde su materia o su forma,
entonces deja de ser lo que era, porque pierde su configuración. Estas dos primeras
causas son: material y formal.
a. Material: “Causa material es aquello de lo cual y en lo cual se hace algo
(«ex qua et in qua aliquid jit»)”49. Es un principio potencial pasivo, por el
que se predica de aquello que está hecho algo: «la mesa está hecha de
madera», y al ser material, al ser una potencialidad pasiva, es indeterminada.
Esta se da en dos modos: la materia prima, entendida como el sustrato que se
48
ARISTÓTELES, Metafísica, Gredos, Madrid, 1994, pág. 80.
49
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 193.
encuentra como mera pasividad, este se puede considerar como principio de
todos los entes materiales; y la materia segunda, como la sustancia que
puede recibir cualquier forma accidental, es causa material de toda
perfección posterior, y se considera materia segunda, por el hecho de tener
constituida la materia primera.
b. Formal: “Causa formal es el acto o perfección intrínseca por el que una cosa
es lo que es, en el ámbito de la sustancia o en el de los accidentes” 50. Toda
aquella perfección que el sujeto pueda poseer se le considera causa formal,
desde la blancura de una flor, la figura de un caballo. La formalidad puede
ser sustancial, es decir, para la materia indeterminada, le puede advenir la
forma sustancial de árbol, estatua, entre otros, así como la substancia le pude
advenir la forma accidental, que sería sus accidentes, incontables
perfecciones.
Una de las relaciones que guarda esta misma casusa, es el buscar su
causalidad ejemplar, donde hay una verdadera correlación entre la una y la
otra, en los entes materiales esto se da de manera evidente, que una necesita
de la otra, tanto la materia individualiza el acto de ser y la esencia, como
también, la esencia determina a la materia.
b) Extrínsecos: son dos causas más, las cuales trascienden la realidad inmanente de los
entes, por lo que se predican de ellas, el ser agentes exteriores de todo cuanto existe,
por lo que son mas intimas que las causas formal y material, por el hecho de que
estas nos se darían en sí mismas, sino por otro.
a. Eficiente: es “el principio del que fluye primariamente cualquier acción que
hace que algo sea, o que sea de algún modo” 51, también se le puede llamar
causa motriz, porque es aquella que influye en la generación de nuevas
cosas, es la causa causal, especialmente de las realidades materiales, las
cuales, la causa eficiente es la responsable de su dinamismo y unidad
sustancial. A diferencia de las causas intrínsecas, obviamente, esta no se

50
Ibid., pág. 195.
51
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 201.
encuentra presente en su efecto, en virtud que le comunica una perfección
propia al efecto (hay que recordar que nadie da lo que no tiene), son dos
realidades completamente distintas, pero por esta dependencia, el efecto
tiene la huella de su causa.
Hay muchos tipos de causa eficiente, las mas generales son: la «causa
total y causa parcial», en cuanto una produce exhaustivamente su efecto y la
ultima solo lo hace parcialmente; semejante, es posible encontrar a la «causa
universal y causa particular», de las cuales, la causa universal es aquella que
puede dar efectos diversos o un mismo efecto por una razón universal,
diferente a la causa particular, que solo se permite generar efectos
particulares o por una razón más restringida; la «causa unívoca y causa
análoga», donde la unívoca se refiere a que solo se generan efectos de su
misma especia, diferente a la análoga que los puede producir en especies
diferentes, ejemplo de la unívoca es el fuego, que solo produce fuego, y la
causa análoga es el ser humano, que genera otros, pero también modifica
otras realidades diferentes a él; la «causa principal y causa instrumental» se
predican de aquellas, la causa principal es aquella que es causa si misma, y
la instrumental, es causa con influencia de un agente; las «causas necesarias
y contingentes», es necesaria la causa que produce sus efectos de manera
única e indefectible, y la causa contingente, la puede producir o no; las
«causas determinadas y las causas libres», se entiende por ella, que las
causas determinadas generan sus efectos en virtud de su naturaleza, y son
causas libres aquellas pueden producir el efecto o no, dominando la
operación misma de producir.
La causa eficiente se ejercita en el obrar, la acción que viene de otro
y termina en el ente: “obrar es hacer algo en acto” 52. Aquí es bueno
distinguir metafísicamente dos términos: acción y operación, las acciones
son transeúntes, es decir que salen de un agente para terminar en un objeto, y
las operaciones no son movimientos exteriores, sino que permanecen en el

52
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 212.
sujeto. El fundamento de este obrar es el mismo ser, pudiendo afirmar: “el
obrar sigue al ser (operari sequitur esse)”53, ya que esta deriva de la
perfección mas radical de las cosas que es el ente.
b. Final: es “aquello en vista de lo cual algo se hace (id cuius gratia aliquid fit),
es decir, aquello por lo que el agente se determina a obrar, la meta a la que
tiende con sus operaciones”54, es decir, a lo que tiende aquello que se hizo.
La causa final se distingue de las demás causas por el hecho de que, el fin es
causa por atracción, el movimiento de las cosas no es indeterminado, sino
que tienden a un fin, y ese fin llama y explica el ser de las cosas, al ser un fin
es considerado como bueno, ya que tiende a perfeccionar, y en sentido muy
estricto, el fin es el verdadero principio causal, ya que esta causa genera una
verdadera dependencia real con respecto a las cosas.
Es posible entender varios tipos de causa final, especialmente se
pueden encontrar a manera de binomios: el «fin intrínseco y fin
trascendente», se entiende por fin intrínseco aquel que su operación se
encuentra en su propia naturaleza, y el trascendente es aquel que tiende su
operación fuera de él; con respecto al «fin último y fines próximos», se
habla de último con respecto de aquel a donde tienen los demás fines, una
perfección completa, y los fines próximos son todos los fines que se
necesitan para poder alcanzarlas; con el «fin honesto, deleitable y útil», se le
denomina honesto a aquel fin que se desea en sí mismo, el deleitable, es el
mismo que el honesto, pero este produce además cierto gozo y el fin útil es
aquel que se quiere únicamente como medio; el «fin producido y fin
poseído», el fin producido, es aquel que en virtud de su esencia tiene como
resultado algo que no existía, y los fines poseídos, solo se relacionan con
aquello que ya existía.
Esto, da a entender otra ley metafísica, que se puede entender como
el principio de finalidad: “todo agente obra por un fin”55.
53
Ibid., pág. 214.
54
Ibid., pág. 219.
55
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 223.
2.5.3.2. Causas per accidens

Diferente a las otras causas, la causalidad per accidens, se puede entender como aquella
que “tiene lugar cuando el efecto alcanzado está fuera del fin propio al que tiende la
acción”56, y se puede entender en diferentes modos57:

a) Por parte de la causa: aquí se entiende por causa accidental, a toda aquella que se
una a la causa per se, pero que no se encuentra en su naturaleza, es decir, la causa
accidental no produce su ser en sí mismo, sino que se halla con una conexión
extrínseca en sentido propio, es decir, hay una desconexión del efecto a la causa
accidental.
b) Por parte del efecto: este se da, cuando el efecto de una causa le acompañe otro
diferente y que no se encuentre en la finalidad de la misma causa, y se da en modos
diversos que se pueden estructurar en:
a. Remoción del obstáculo: es el remover un obstáculo, en virtud de buscar un
efecto, el cual sigue el orden natura, como el quitar ramas de un arroyo, es la
causa, pero también es causa accidental el que el arroyo siga fluyendo.
b. Efecto secundario fortuito: cuando a un efecto propio de su causa se le añade
otro sin ser necesario este, se considera, por ejemplo, subir a un colectivo y
encontrarse con un viejo amigo, esa sería la causa accidental.
c. Coincidencia temporal: se predica de ella la posibilidad impropia de dos
efectos en que sucedan dos efectos que no tengan una relación real.

2.6. CLASIFICACIÓN DEL SER

La multiplicidad de las creaturas, exige una reflexión de toda la realidad, y de ella, la


metafísica rescata una perfección común, esa perfección es el acto de ser. Incluso, ese acto
de ser es el fundamento de la realidad de los entes: “el ser trasciende cualquier otra
perfección, porque se encuentra realizado en cada una de ellas, aunque de manera análoga;

56
Ibid., pág. 189.
57
Cfr., Ibid., pág. 189-190.
todo acto presupone el ser y lo manifiesta, si bien de un modo distinto: la vida, un color,
una virtud, una acción, participan del ser, aunque, como es obvio, en distinto grado”58.

El ser, es el objeto de la metafísica, y como todo objeto de estudio, es posible


clasificarlo en diferentes categorías, aquí es preciso, el poder entenderlas bien, no son
meras contradicciones del ser o separaciones, sino que expresan distinciones entre lo que se
puede entender en:

1. Ser necesario: se entiende de aquél que encuentra en sí mismo la razón de su


existencia, que se basta solamente de sí mismo y no necesita de una causa para
existir, debe de haber en la realidad un ser necesario, ya que de la nada sale nada,
así que para que haya algo, un ser debe de ser necesario, ese ser necesario solo
puede ser el Absoluto Trascendente, y se le dice Dios.
2. Ser contingente: diferente al ser necesario, este necesita de otro para poder ser, se
considera un ser finito, que ha de haber tenido un comienzo, por lo tanto, es un ser
limitado, aquí entran todos los demás seres de la realidad excluyendo al
Trascendente.
3. Ser real: se dice de aquellos seres que subsisten en la realidad, con consistencia
extramental, todo aquél que existe en sí mismo (se puede decir per se diferente al a
se, que solo le corresponde al trascendente), es un ser concreto, independiente de
toda conciencia.
4. Ser de razón: diferente al ser real, este solo tiene consistencia mental, es decir, solo
es producto de pensamientos, que solo existen en la mente. A los que participan de
este ser de razón, también se les dice, entes de razón, ya que participan el ser en
virtud de la conciencia, sin embargo, no lo son propiamente.
5. Ser ideal: es un modelo de ser, semejante al ser de razón, sin embargo, por ser un
modelo no puede tener existencia en el espacio ni en el tiempo, como lo son los
numero, que son seres ideales, sin embargo, no poseen existencia, sino solo como
cualidad o participación.

58
ALVIRA, T., Metafísica, EUNSA, Pamplona, 1989, pág. 109.
6. Ser metafísico: es aquel que posee ser, y que al mismo tiempo trasciende la realidad
y el pensamiento, y en virtud de ser metafísico es lógicamente real.
7. Ser posible: hay que entenderlo, desdela posibilidad, es decir, es un ser aun no real
pero que puede llegar a serlo, diferente a los seres en potencia, ya que esos, en
virtud de su propia potencia, ya tienen su presencia y principio de su existencia.

2.7. PARTICIPACIÓN Y ANALOGÍA DEL SER

Siguiendo el proceso del estudio metafísico, es posible distinguir que hay dos nociones,
donde puede radicar todo el estudio metafísico, incluso, esas palabras, desde la sencillez
han podido determinar, en la medida de lo posible el estudio de la ciencia metafísica, esos
términos son los de ser y ente.

Se habla del ente con respecto al ser, y se habla del ser con respecto al ente, esto se
ha vuelto la tarea de la metafísica, de ella parten todas las posteriores conclusiones: de parte
del ente (o ser) inmanente, se afirma las nociones de sustancia y accidentes, la esencia, los
predicamentos, el principio de no contradicción; diferente de investigar al ser dinámico,
donde incluye la estructura acto-potencia de los entes y el principio de causalidad.

Cuando se habla de cualquiera de estas conclusiones metafísicas, se afirma del ente


y su fundamento ultimo que es el ser, esto supone que la inteligencia humana tiene la
capacidad de nombrar al ser de las cosas, como diría Tomás de Aquino: “lo primero que
entra en la concepción del entendimiento es el ser [...] el ser es el objeto propio del
entendimiento y así es lo primero inteligible”59. Desde la lógica, los términos o palabras
(externas) significan verdaderamente algo, en virtud a que verdaderamente pueden
manifestar la realidad que representan, una comunicación de el ser y la inteligencia, donde
la finalidad de expresar las cosas y nociones con palabras, no es más que: “engendrar en el
alma del oyente un concepto”60.

59
GONZÁLEZ SUÁREZ, L., la doctrina de Tomás de Aquino sobre la analogía como recurso para el
conocimiento natural de Dios. Una meditación filosófica sobre sus límites y alcances, Perseitas, Ciudad de
México, 2015, pág. 159.
60
Ibid., pág. 160.
Tampoco es que los conceptos universales posean realidad por sí mismas, sino que
cuando se comunica un término, como lo es «barco» no se refiere a que ese concepto exista
de manera única y universal, sino que la inteligencia lo abstrae con respecto a una cosa
concreta, a lo que la inteligencia entiende por barco y no toda la esencia de barco. El
universal no se remite a sí mismo, sino que lo hace en virtud de las cosas concretas que
poseen existencia.

Aunando a una afirmación heideggeriana, el primer lenguaje que se puede aplicar es


el lenguaje del Ser, luego sigue la del entender. La realidad en sí mismo ya está ordenada,
el hombre, en su entender, lo hace como un proceso. El ser trasciende toda capacidad de
pensar, ya que no depende de la razón, el ser determina toda posibilidad que pueda tener la
inteligencia, no al contrario61. Es ser es la condición de posibilidad de todo acto inteligente.

Es por ello, que, la noción del ser se encuentre tan intrínseca en la conciencia
humana, donde solo puede ser negada por la postura sofista, pero, es casi imposible, ya que
conlleva a un estilo de vida tan radical, como estúpido. Ya que, el ser no puede ser
demostrado, es evidente al intelecto, la aprehensión o la huella que este deja en el intelecto
es espontanea, no es planeada, desde la sola percepción sensorial hasta el análisis crítico de
las cosas, de ahí que lo propio del ser sea manifestarse, y el intelecto de tener apertura a
captarlo.

Lo propio del ser, es captarlo de manera concreta y singular, es decir, como entes o
entidades, atendiendo a lo que significa ente o como puede ser delimitado: “la expresión
‘algo que es’ se dice en muchos sentidos, pero en relación con una sola cosa y a una sola
naturaleza y no por mera homonimia” 62. Es decir, cuando se menciona al ente, se refiere a
todo aquello que válidamente se le pueda aplicar, sin embargo, no todo se predica en el
mismo sentido.

61
En este caso, se caería en un panlogismo de carácter hegeliano, es decir, la peligrosa afirmación de que
todo lo real es racional y que todo lo racional es real, tendiendo, a darle una cualidad de realidad a toda
aquella forma que se encuentre en nuestro pensamiento, es un idealismo radical, donde la idea que se tiene
en la conciencia y por el simple hecho de ser pensada, posee una existencia.
62
Ibid., pág. 161.
Hay muchos seres o maneras de ser, pero no se encuentran separadas, sino se
encuentran relacionadas unas a las otras, y que se encuentran relacionadas por un aspecto
profundo y radical, que es el ser, pero aquí se puede encontrar un conflicto:

No es lo mismo el ser como substancia que como accidente; el ser como esencia que como
existencia. La noción de ser no es unívoca, en la medida en que no se dice del mismo modo
para todo lo que es. Pero tampoco es equívoca, en el sentido de que signifique algo
radicalmente distinto en cada caso. Es análoga, por cuanto tiene un significado que en parte
es igual y en parte es diferente; es decir, porque conjuga identidad y la diferencia.

Entonces, es posible determinar que hay una analogía: “pero no todas las que lo son
genéricamente lo son además específicamente, aunque sí que lo son por analogía” 63. Se
entiende que cuando se dice de una palabra o de un concepto que son análogos significa
que se aplican a distintos entes, con un significado en parte idéntico y en parte diferente,
esta es la característica más radical y simbólica de la analogía, a analogía es algo
intermedio entre la univocidad y la equivocidad, ya que no radica en extremos, sino en
comparaciones. Así, toda analogía expresa una proporción, es decir, esta relación se
fundamente en tres aspectos necesarios: necesita ser plural, en virtud de que se predica a ser
iguales a otros, en una relación comparativa; también la semejanza, ya que la relación que
guarden se le debe a cierta univocidad, que une relaciona bajo algún aspecto lo uno con lo
otro; y la desemejanza, en virtud a la equivocidad, ya que no deben de ser completamente
iguales, pues sería lo mismo.

2.7.1. Tipos de analogía

Es de suma importancia el poder distinguir y comprender los tipos de analogía que


son posible encontrar en la reflexión sobre el ente, ya que este se predica de manera
intrínseca tanto de substancias y accidentes, y que se puede entender como un sustrato
ultimo de todo lo construido. Se distinguen entonces dos tipos de analogía: la de atribución
y la de proporcionalidad:

A) Atribución: se da cuando existen dos o mas realidades que se vinculan de un modo


distinto con un término único o un ente en particular, el cual, en virtud a esta

63
ARISTÓTELES, Metafísica, Gredos, Madrid, 1994, pág. 222.
cualidad, recibe el nombre de analogado principal o primer analogado. En esta
analogía, el atributo solo se predica del analogado principal y de manera secundaria
a los demás analogados. Ejemplo de ello, decir ´costoso´, se puede decir a aquello
que requiere mucho esfuerzo, ya que se le aplica propiamente a aquello que lleva
una gran cantidad de dinero. En ella se pueden distinguir dos:
a. Extrínsecamente: es decir, cuando se predica atribución a aquellos entes que
no son el primer analogado, como en el caso de ´costoso´, a todo aquello que
no sea lo primero.
b. Intrínsecamente: esto se predica en virtud de aquellos entes de manera
interna, ejemplo, todo aquello que dentro de lo costoso se pueda aplicar.
B) Proporcionalidad: aquí, el término se atribuye a realidades diversas, en virtud con
una razón o proporción de semejanza, lo cual, también es posible encontrarla en dos
casos:
a. Proporcionalidad propia: cuando diversos entes tienen proporción y
convergen en algún aspecto o realidad, ya que esta es cuando es el caso que
el término se haya realizado intrínsecamente en los analogados.
b. Analogía de proporcionalidad metafórica: cuando uno de los entes guarda
proporción con otro, ya que se da cuando el término se realiza
intrínsicamente en uno de los analogados y extrínsecamente en el otro.

Esta teoría de la analogía, radica su importancia en buscar y clarificar el origen del


ser. Por medio de la teoría de la causalidad, se demuestra que nada emerge de la nada, y
como el ser es perfección, necesariamente tuvo que haber surgido de algo que lo posea en
acto, y, además, lo posea sumamente perfecto. En cuanto a todas las perfecciones,
sustancia, accidentes, predicamentos, acto, potencia, esencia, naturaleza, trascendentales,
todos son modos de ser, que se analogan al mismo ser. Es por ello, que la búsqueda de la
metafísica, que radica en el fundamento del ser, toso este predicado por analogía con algo
que lo posee, y que se considera causa del primer y mas radical noción de todo lo que
existe: del ser, y que, por lo tanto, se considera el Ser en excelencia, y se le puede
considerar Dios.

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