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CREAr

Alfabetización académica
Prof. en Artes visuales 2021

¡Hola!

Abro este espacio para comenzar a transitar la cursada del taller de Alfabetización
académica. Soy Luciana Ferratto, Prof. en Letras, y los estaré acompañando en su trayectoria.

¿Cómo resolver la propuesta?

Deberás resolver las actividades de manera individual para la clase presencial a la que corresponda
asistir. Ese día, haremos una puesta en común.

Presentación
Empezaremos por presentarnos. Deberás hacerlo en un formato original, no esperado para una
presentación (solo hacerlo, no mencionar cuál es). Por ejemplo, mediante un poema, un crucigrama,
un comienzo de cuento o cualquier ejemplar textual que quieras utilizar.

Tenés que señalar: nombre, apellido y agregar qué expectativas tenés en cuanto a la cursada del
taller (es decir, qué considerás que aprenderás, qué te aportará para tu formación como docente,
etc.).

Empiezo yo…

En épocas de cuarentena obligatoria

Comienzan las clases de Alfabetización académica en CREAr


Lo declaró la Profesora Luciana Ferratto al periódico local. Si bien teme por la falta de presencialidad, tiene
grandes expectativas en que sus estudiantes refuercen las habilidades de lectura y escritura.

Recordá ser original y dejar volar la imaginación (tan necesaria por estos días).

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Clase 2: La lectura en el Nivel Superior

En el Nivel Superior leemos textos disciplinares, cuya extensión y profundización temática son
mayores a las de los textos que leíamos en el Nivel Medio (Secundario). Esto implica que
profundicemos habilidades de lectura y comprensión, para convertirnos en “nuevos lectores”.

Antes de caracterizar a los textos que leeremos en este Nivel, comenzaremos por preguntarnos cómo
debemos realizar la lectura en los estudios superiores.

¿Cómo leer un texto en los estudios superiores?

Paso N° 1:
Cuando leemos un texto, lo primero que tenemos que hacer es situarlo, es decir, recuperar la
situación de lectura que lo enmarca. Algunas preguntas sencillas son importantes para ir
reponiendo el marco en el que el texto te fue presentado, por ejemplo: ¿para qué materia estoy
leyendo este texto? ¿Qué textos leí antes? ¿Tienen alguna relación entre sí? (¿puedo hipotetizar esas
relaciones?)

Paso N° 2:
Cuando ya hicimos este paso, lo que sigue es “mirar bien el texto” y tratar de describirlo: ¿Qué
estoy leyendo? ¿Un libro completo o una parte de un libro?
En otras palabras, tenemos que observar cierta información que se denomina “paratextual” (es decir,
todo lo que “rodea” al texto):
- En la tapa: título, autor, editorial, ilustraciones…
- En la contratapa: ver y leer qué información hay: ¿un resumen? ¿Comentarios que realizan otros
especialistas sobre el libro?
- En las primeras páginas tenemos que leer y prestar atención a información y textos que, por lo
general, desestimamos: las fechas de impresión y de edición, si es una traducción… luego leer el
Prólogo y el Índice.
Podríamos decir que este “entrenamiento de lectura” supone ir de lo “general” a lo particular”.

Paso N° 3
Un tercer paso tiene que ver con cómo comenzar a leer el texto. Si bien no hay recetas, te proponemos
primero una lectura (o dos) en forma individual y completa del texto. E inmediatamente que trates
de responder la siguiente pregunta ¿de qué trata el texto? Estas primeras lecturas globales del texto
nos permiten acercarnos de modo general a los planteos más importantes. En esta primera lectura
buscamos establecer las relaciones coherentes entre el tema y el desarrollo propuesto. Por ejemplo:
¿cuál es la relación entre el título y el contenido? ¿El título es una pregunta y el texto la respuesta? ¿El
título es una afirmación y el texto la demostración de esa afirmación? ¿El título plantea algo que no se
recupera en el texto? Otro aspecto a leer son las “voces” que aparecen en el texto: ¿habla solo un
autor o aparecen otras intervenciones, opiniones y comentarios de otros autores? ¿Es posible pensar
por qué aparecen esas voces? ¿Qué le aportan al texto? Del mismo modo que las primeras lecturas
intentan responder de qué trata el texto, las lecturas sucesivas permiten distinguir quién “dice” en
los textos.

Paso N° 4

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A continuación, se hace necesaria una lectura que se fije en los detalles de elaboración o escritura del
texto. Para esto, siempre tenés que leer con lápiz en mano y marcar: todas las palabras cuyo
significado desconocés (y por supuesto, buscar su significado), marcar los nombres que aparezcan y
tratar de buscar una brevísima información sobre ellos, marcar los párrafos u oraciones que no
entiendas, leer cada párrafo y colocar una palabra clave al margen que sintetice el tema o el asunto,
prestar atención a los subtítulos que ordenan el contenido de la información y a las palabras que
estén resaltadas, y leer las “notas al pie” de los textos.

Lectura es relectura
En fin, leer un texto implica la puesta en marcha de varias tareas que tienen distinto grado de
complejidad. Entonces, la primera definición de lectura que opera en los estudios superiores es que
leer significa siempre releer. Y si bien, podemos pensar que leer en este nivel es un problema,
tenemos que pensar en términos de desafío, pues la lectura se convierte en un aprendizaje difícil que
requiere dos actitudes que ya no están de moda: paciencia y perseverancia.

BRUNO, MP. (coord.) (2010) Cuadernillo de ambientación a la vida universitaria de Letras 2010- 2011, Facultad de
Ciencias Humanas, UNLPam. [Adaptación]

Ahora que conocés cuáles son los pasos esperados a la hora de leer, caracterizaremos el tipo de
texto que deberás leer en todas las materias que cursarás a lo largo de la carrera: los textos
académicos.

Textos académicos

Se entiende por género académico todas aquellas producciones discursivas propias del ámbito de
los estudios superiores. El objetivo que persiguen estos textos es la comunicación de saberes que
impliquen la exposición, expansión, profundización o refutación de un tema reconocible y definido,
de modo de exponer los conceptos centrales de una teoría o revisarla con ópticas diferentes.
Amadeo (2002) postula que el texto académico es un texto en el que se busca hacer comprender o
bien demostrar un saber, tiene su nivel macroestructural, es decir, su tema claramente expresado para
que no haya lugar a ambigüedades.
Para Padrón (1996) texto académico es “cualquiera de las producciones orales, escritas,
audiovisuales, etc. que tienen lugar en el marco de las actividades científicas y universitarias, que
responden típicamente a la intención básica de producir o transmitir conocimientos sistemáticos de
alcance social y cuyos destinatarios son los miembros de las distintas comunidades científicas y
universitarias a nivel local, nacional o transnacional”. Son textos académicos, por ejemplo, un
artículo de una revista especializada en alguna disciplina, una clase magistral de apertura de un
curso universitario, un trabajo de grado o de ascenso, una ponencia en unas jornadas de
investigación, un registro documental en video acerca de un hecho bajo estudio, etc.
Por su parte, Manni (2006) señala que es posible encontrar una propiedad común a todas las
producciones textuales de las comunidades de identidad disciplinar: la información, las ideas o el
conocimiento proporcionado en tales escritos son controlados por la propia comunidad disciplinar.
Esto es, ningún conocimiento circulará entre los textos producidos en estos ámbitos si no está
legitimado o controlado por los mecanismos propios de los expertos en la disciplina de la que se
trate.

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Rasgos y formas de organización
Los textos son objetos complejos que poseen una dimensión enunciativa y responden a
características genéricas. Además, en función de la finalidad que poseen, presentan características
composicionales que remiten a formas prototípicas de organización. Se trata de unidades menores
que integran los textos, es decir, las llamadas “secuencias textuales”. De acuerdo con la tipología
propuesta por el lingüista francés J. M. Adam, las secuencias son: narrativa, descriptiva, expositivo-
explicativa, dialogal, argumentativa e instruccional.
En los géneros académicos, la explicación y la argumentación constituyen dos secuencias textuales
prototípicas que, muchas veces, se presentan en forma conjunta o entrelazada.
La explicación
Los textos expositivos-explicativos presentan la información como un saber ya construido y
legitimado socialmente. Por ello, ofrecen una ilusión de objetividad. El autor se propone informar y
aportar datos. No obstante, si bien la intención primordial es informar y existe la pretensión de
objetividad, el sujeto que escribe en estos textos no está absolutamente borrado. Asume su enfoque, a
través de marcas textuales que muestran su presencia, particularmente en el modo de relacionar y
presentar la información.
Se incluyen dentro de esta categoría manuales, enciclopedias, artículos de divulgación científica,
reseñas, etc.
La argumentación
Los textos argumentativos tienden a la construcción de nuevos conceptos a partir del propio
desarrollo discursivo. En ellos, el sujeto se manifiesta y confronta su opinión con la de otros. Su
intención es persuadir acerca de la validez de su punto de vista y, a veces, también polemizar. Es por
ello que el enunciador expresa su subjetividad, toma posición respecto del tema o problema que
enuncia. Presenta una tesis (opinión) y argumentos para respaldarla.
El discurso científico posee una naturaleza eminentemente argumentativa. En efecto, los autores
han tomado una posición frente al saber involucrado en su campo disciplinar. Se basan en los
planteos de otros autores y polemizan con otros, apelan a un debate teórico al interior de
determinada comunidad científica.
Pese a sus rasgos diferenciados, tanto los textos explicativos como los argumentativos se
caracterizan por la exposición razonada ya sea de un tema, de la solución a un problema o de la
fundamentación de una opinión. Es por eso que la explicación y la argumentación son dos polos de
un continuum.

Bibliografía
AMADEO, MJ (2002) “Los textos académicos”, Dirección de Transformación Educativa,
http://www.mendoza.edu.ar/curriculum/tac_lg.htm
BRUNO, MP. (coord.) (2010) Cuadernillo de ambientación a la vida universitaria de Letras 2010- 2011, Facultad de Ciencias
Humanas, UNLPam.
KLEIN, I. (coord.) (2007) El taller del escritor universitario. Buenos Aires: Prometeo.
MANNI,H (Editor) (2006) “Lectura y escritura de textos académicos para el ingreso”, Universidad Nacional del
Litoral, Santa Fe.
MUTH, Denise K. (1990) El texto expositivo. Estrategias para su comprensión. Buenos Aires: Aique.
NARVAJA DE ARNOUX, Elvira y otros (2006) La lectura y escritura en la Universidad. Buenos Aires: Eudeba.
PADRÓN, J. (1996) “Análisis del Discurso e Investigación Social. Temas para Seminario”. Caracas: USR.

Cómo habrás notado, cada ficha tiene su “Bibliografía” al final. Allí, se enumeran alfabéticamente
las fuentes de las cuales se extrajo la información, porque, como en todo texto académico, se

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consultan fuentes y se las incorpora mediante citas. Por eso, el texto es polifónico, es decir, está
compuesto por múltiples “voces”, no solo la del autor.

Actividades diagnósticas
Leé el texto titulado “La escritura”, de Maite Alvarado y Alicia Yeannoteguy y resolvé las
consignas que se presentan a continuación:

1. La escritura
¿Qué es la escritura?
La escritura es un código o sistema de signos gráficos que permite la representación visual del
enunciado. Es decir, no cualquier marca gráfica aislada constituye escritura; para que haya escritura
es necesario un código, un sistema de signos a través del cual se representa lo que se dice. A partir de
esta conceptualización, se ha podido diferenciar, en las primeras manifestaciones, la escritura de los
dibujos. En sus inicios, todas las escrituras pasaron por una etapa pictográfica, en la que los signos
eran icónicos; pero los mensajes escritos, aun los más antiguos, se caracterizan por repetir, en
distintas posiciones, los mismos signos, a los cuales se atribuye siempre el mismo significado. Esto no
ocurre con el dibujo, que deja un margen de interpretación mucho mayor.

Breve historia de la escritura


Para que se inventara la escritura, debieron darse una serie de condiciones, la más importante de las
cuales fue el asentamiento del hombre, es decir, el pasaje del nomadismo al sedentarismo, a la
agricultura y a la domesticación de animales. Esta transformación inicia otra serie de
transformaciones; entre ellas, la invención de la escritura. El antropólogo Claude Lévi-Strauss, en un
artículo de su libro Tristes trópicos que se titula "La lección de escritura", sostiene que la escritura, más
que una herramienta de desarrollo cultural, ha sido una herramienta de dominación y control de
unos hombres sobre otros, ya que, durante la mayor parte de su historia, la inmensa mayoría de la
humanidad no sabía escribir y los pocos que dominaban esta técnica impusieron su visión del mundo
a los otros. Para sostener su posición de que la escritura no ha sido una herramienta cultural tan
decisiva, Lévi-Strauss pone como ejemplo el hecho de que la revolución más importante que se ha
dado en la historia, el pasaje del nomadismo al sedentarismo, se hizo sin el auxilio de la escritura.
Los documentos escritos más antiguos que se han encontrado son del 3500 antes de Cristo. Son
tablillas de arcilla grabadas con punzón, encontradas en la Mesopotamia. Según la Historia de la
escritura de Ignace Gelb, lo que llevó a los sumerios a inventar la escritura fue el excedente en las
cosechas provocado por una innovación en el sistema de riego. Al parecer, la implementación de un
sistema de canalización novedoso dio como resultado cosechas muy abundantes e hizo necesario
almacenar el sobrante en depósitos. Surgió así la necesidad de contabilizar entradas y salidas de la
mercadería que estaba almacenada en esos silos. Este hecho habría motivado el surgimiento de la
escritura.
Durante milenios, la escritura tuvo una función acotada al comercio y la administración. Es decir, fue
un sistema de registro o de notación, con usos y funciones muy limitadas. La mayoría de esas
escrituras primitivas, a su vez, combinaban dibujos con signos que representaban sonidos, es decir,
eran escrituras mixtas. En el año 2000 antes de Cristo, los fenicios crean la primera escritura fonética,
basada en la reproducción de los sonidos del habla. Y es esa escritura la que los griegos van a
adoptar, adecuándola a su lengua e incorporándole las vocales, que no existen en las escrituras
semíticas. Los griegos importan la escritura fonética, le anexan las vocales e inventan, así, el alfabeto.

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Este es el origen de la escritura alfabética.

La escritura como tecnología


Pero para que la escritura no se limite a funciones administrativas y contables, tendrá que pasar
mucho tiempo. En el siglo V antes de Cristo, Platón expresa sus recelos frente a esta tecnología.
Platón es una especie de bisagra entre la dialéctica socrática, oral, y la lógica aristotélica,
eminentemente escrita: escribe su filosofía, pero en forma de diálogos. En el Fedro, le hace decir a
Sócrates que la escritura favorece el olvido. Es extraño, porque justamente la escritura, como
memoria artificial, viene a reemplazar a la memoria biológica, a liberarla de la pesada carga de tener
que conservar todos los conocimientos. En este sentido, la escritura no favorece el olvido sino la
conservación de los conocimientos, además de que, al liberar a la mente de la tarea de memorizar, le
permite ocuparse de tareas más creativas. En Oralidad y escritura, Walter Ong compara los reparos de
Platón frente a la escritura con los que se hacían algunos años atrás a la calculadora de bolsillo o a la
computadora; por ejemplo, se decía que si los chicos usaban la calculadora en la escuela, no iban a
aprender las tablas de multiplicar. Platón pertenecía a una cultura que, si bien había adoptado la
escritura hacía ya varios siglos, todavía no la había desarrollado como herramienta intelectual. En
este sentido, se podría decir que seguía siendo una cultura dominantemente oral. Para las culturas
orales, la conservación de las tradiciones, los conocimientos, la historia, descansan en la capacidad
biológica de memorizar; lo que explicaría, por lo menos en parte, la desconfianza de Platón frente a
esta tecnología que reemplaza, en gran medida, a la memoria.
El sociólogo Raymond Williams considera a la escritura como un medio de producción cultural que
utiliza, como recursos, materiales y herramientas externos al cuerpo humano. A los medios de
producción que se valen de recursos externos, los denomina "tecnologías". Es decir, la escritura es
una tecnología. Todas las tecnologías de la comunicación requieren un aprendizaje, por parte del
usuario, para introducir mensajes; pero sólo la escritura necesita, además, de un aprendizaje para
poder recibirlos. Es decir que tanto la producción como la recepción de mensajes escritos requieren
un entrenamiento largo y costoso, lo que pone en desventaja a la escritura respecto de otras
tecnologías de la comunicación, como las audiovisuales. Nadie necesita aprender a "ver" televisión;
en cambio, existe una institución, la escuela primaria, dedicada fundamentalmente a la enseñanza de
la lectura y la escritura.
Walter Ong también define la escritura como una tecnología de la palabra, del mismo modo que la
imprenta y la computadora. Nosotros pertenecemos a una cultura que ha incorporado y
automatizado la escritura hasta casi naturalizarla; pero, en realidad, como afirma Ong, la escritura es
la más artificial de las tecnologías de la palabra, simplemente porque fue la primera. Lo que luego
hicieron la imprenta, la máquina de escribir o la computadora, no fue más que amplificar lo que ya
estaba en la escritura.
¿En qué consiste la artificialidad de la escritura? En que separa la palabra del contexto vivo de la
comunicación oral y la fija sobre una superficie. Lo que implica, por una parte, que el sujeto que fija
la palabra la ve ahora transformada en objeto; y segundo, al fijarla en una superficie, con materiales
que le permiten perdurar, hace posible una comunicación diferida y a distancia. Como consecuencia
de esto, el hombre pudo volver sobre sus palabras en otro tiempo, revisarlas, revisar sus ideas,
modificarlas, cuestionarlas. La escritura hizo posible una reflexión crítica respecto de las ideas
propias y ajenas, e hizo posible el análisis y la disección del lenguaje y del pensamiento.

Cambios en el soporte
Los documentos escritos más antiguos que se encontraron, los de los sumerios, son tablillas de arcilla
talladas con punzón. Entre estas y la pantalla de la computadora ha habido una serie de mutaciones

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en el soporte de la escritura que han incidido en los modos de leer y escribir. Por ejemplo, se pasó de
la superficie rígida de la arcilla a los rollos de papiro en los que se escribía con pincel. Fue un avance
importante porque los papiros podían transportarse con más facilidad y no exigían el esfuerzo físico
del tallado, pero presentaban otras dificultades: había que desenrollarlos a medida que se leía, y se
volvían a enrollar por el otro extremo, de modo que no había posibilidad de volver atrás para releer.
Alrededor del siglo I de nuestra era, hubo un salto importante al pasar al codex o códice, que ya tenía
formato de libro: eran folios, hojas de pergamino; el códice permitía la relectura, la vuelta atrás.
Hasta el siglo XII, las palabras no estaban separadas en los textos, es decir, las palabras se
presentaban en un continuo similar al del habla (cuando hablamos, no separamos las palabras). Esto,
sumado a que no había puntuación, dificultaba enormemente la lectura. Tampoco estaba unificada la
ortografía, por lo cual una misma palabra podía escribirse de diferentes maneras. La unificación de la
ortografía es posterior a la invención de la imprenta.
Antes de la imprenta, los libros, obviamente, eran manuscritos. En Grecia y Roma, la producción de
los libros se hacía en talleres donde los copistas o amanuenses escribían al dictado; por lo tanto, no
había dos libros iguales y, desde luego, eran muy escasos los libros en general. La forma de
publicación más frecuente era la lectura en voz alta o el recitado, porque la mayoría de la población
no sabía leer. Hasta después de la invención de la imprenta, la lectura siguió siendo dominantemente
en voz alta; casi no existía lectura silenciosa. (…) A lo largo de la Edad Media, se empieza a extender
la lectura silenciosa, en general en los monasterios y conventos. La separación de palabras, la
introducción de los signos de puntuación, la división del texto en párrafos y apartados con subtítulos
non transformaciones que ayudaron a organizar la información que el texto brinda y contribuyeron
al desarrollo de la lectura silenciosa, privada. A medida que se extiende la lectura silenciosa y al
uníparo de su privacidad, comienzan a proliferar, entre otros géneros, los textos heréticos y los textos
obscenos.
Si bien la invención de la imprenta, en el siglo XV, favoreció la lectura silenciosa, ambas modalidades
-silenciosa y en voz alta- siguieron coexistiendo a lo largo de los siglos; mientras la lectura silenciosa
fue adoptada mayoritariamente por los sectores cultos, las capas medias y los sectores populares
siguieron prefiriendo la lectura en voz alta hasta bien entrado este siglo. Roger Chartier, que se
dedica a historiar las prácticas de lectura, rastrea cómo aparece representada la lectura en la pintura y
en la literatura de los siglos XVI y XVII. Y encuentra abundantes escenas de lectura en voz alta. (…)

Bibliografía
Chartier, Roger, El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica y representación, Barcelona, Gedisa, 1995.
—————————, "Lecturas y lectores populares desde el Renacimiento hasta la época clásica", en Cavallo, G.- Chartier, R. (dirs.),
Historia de la lectura en el mundo occidental, Madrid, Taurus, 1998.
—————————, Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna, Madrid, Alianza, 1993.
Gelb, Ignace, Historia de la escritura, Madrid, Alianza, 1987.
Lévi-Strauss, Claude, "Lección de escritura", en Tristes trópicos, Buenos Aires, Eudeba, 1973.
Ong, Walter, Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra, México, FCE, 1993.
Prieto, Adolfo, El discurso criollista en la formación de la Argentina moderna, Buenos Aires, Sudamericana, 1988.
Williams, Raymond. Cultura. Sociología de la comunicación y del arte, Barcelona, Paidós, 1981.
—————————, "Tecnologías de la comunicación e instituciones sociales", en Williams, R. (ed.), Historia de la comunicación (Vol. 2),
Barcelona, Bosch, 1992.

Extraído de: Alvarado, Maite y Yeannoteguy, Alicia, La escritura y sus formas discursivas, Capítulo I. Buenos Aires,
Eudeba, 1999. [Adaptación a cargo de la cátedra]

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Actividades:
a. Si bien cada vez que leés un texto deberás llevar a cabo de manera habitual los pasos señalados,
sin necesidad de explicitarlos, en esta primera oportunidad te propongo que completes en cada
paso de la lectura que has hecho del texto las preguntas/actividades que te señalo:

Paso N° 1: - ¿para qué materia estoy leyendo este texto?


- ¿a qué parte de la materia corresponde (introducción, unidad I, unidad II, etc.)?

Paso N° 2: - ¿Qué estoy leyendo? ¿Un libro completo o una parte de un libro?
- ¿Qué información aparece en el paratexto (es decir, toda la información que
“rodea” al texto: título, subtítulos, imágenes, fuente bibliográfica, etc.)?

Paso N° 3: - ¿de qué trata el texto?


- ¿cuál es la relación entre el título y el contenido?
- ¿aparece solo un autor o también, intervenciones de otros intelectuales? ¿Para qué
se las incorpora (para definir conceptos, para confrontar opiniones, para dar
ejemplos, etc)?

Paso N° 4: - Hacé una lista de los conceptos o palabras clave que sinteticen el tema o el asunto
de los primeros cuatro párrafos (solo de esos). Recordá que un párrafo comienza con la
oración en mayúscula y finaliza con un punto aparte.

b. ¿El texto leído puede ser considerado académico? Justificá a partir de las características teóricas
y de ejemplos extraídos del texto.

c. ¿Qué secuencia textual predomina en “La escritura”? Fundamentá.

d. Escribí un breve texto explicativo que responda al interrogante acerca de cómo se creó la
escritura, a partir de lo leído. Deberás agregar un título y citar algunas de las palabras de las
autoras.

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