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Balance de las jornadas de protesta social en el Valle de Aburrá

28, 29 y 30 de abril de 2021

La fuerza pública comete 343 agresiones en 3 días

¿No hay quién los detenga?

¿Quién dio la Orden?

Desde el Nodo Antioquia de la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos y el Proceso


Social de Garantías para la Labor de Líderes, Lideresas, Defensoras y Defensores de
Derechos Humanos, hacemos público el balance de los tres días de movilización en el marco
del paro contra la Reforma Tributaria. De acuerdo con el registro, se han contabilizado 343
casos de agresión presentados especialmente en Medellín, Bello, Copacabana, Envigado y
Sabaneta.
Como lo denotan las cifras, durante estos días, la fuerza pública ha cometido todo tipo de
graves violaciones a los derechos humanos encontravía de la Constitución Política y el
Sistema Internacional de Derechos Humanos. Además se ha denunciado la presencia de
estructuras paramilitares, quienes no solo han hostigado a los manifestantes sino que han
usado sus armas de fuego.
Agresiones registradas entre el 28, 29 y 30 de abril en Valle de Aburrá
Tipo de hechos Cantidad
Contra los manifestantes
Privaciones de la libertad 207
Torturas 23
Empadronamientos 2
Hurtos 3
Lesiones personales 15
Judicializaciones 4
Personas de las que se desconoce su paradero 7
Contra la protesta social
Uso inadecuado de armas de menor letalidad 11
Incumplimientos de los Acuerdos 3
Agresiones indiscriminadas 9
Militarización de la protesta social 6
Disparos con armas de fuego 4
Porte armas de fuego 2
Hostigamientos 10
Presencia paramilitar 3
Agresiones contra defensores y defensoras de los DDHH
Obstrucción a la labor 10
Amenazas 2
Empadronamientos 1
Hurtos 6
Hostigamientos 2
Lesiones personales 5
Privación de la libertad 2
Intento privación de la libertad 1
Daño en bien privado 1
Contra personal médico
Privaciones de la libertad 1
Lesiones personales 3
Total 343
Cuadro consolidado con cifras del PSG.

Comportamiento de la fuerza pública: entre el 28, 29 y 30 de abril, en el desarrollo de la


protesta social la Policía Nacional (ESMAD, Motorizados, Carabineros y fuerza disponible)
ha dado un tratamiento criminal, contrainsurgente e inconstitucional a este derecho. De esto
dan cuenta el gran número de agresiones presentadas. La libertad ha sido el principal blanco
de agresión, lo que se tradujo en 207 privaciones de la libertad, siendo otra vez el traslado
por “protección” y los traslados de policía mecanismos instrumentalizados para llevar a cabo
detenciones masivas y arbitrarias. Destaca en esta práctica la Estación de Policía de Manila,
ubicada en el barrio El Poblado de Medellín, a donde fue llevada más de una docena de
personas.
A la privación de la libertad se suma la perpetración de torturas en contra de quienes
participaban de las manifestaciones o transitaban en sus inmediaciones. Golpizas, amenazas,
choques eléctricos fueron propinados por los policiales de manera indiscriminada y brutal,
produciendo heridas abiertas y graves contusiones a las víctimas. Nuevamente se han
registrado agresiones en contra de las mujeres por su sexualidad y condición de género.
Se han presentado siete casos de personas que fueron denunciadas como desparecidas ya que
se desconocía su paradero, esto cuando la Policía Nacional intervino las marchas y privó de
la libertad a cientos de manifestantes. Las personas dadas por desaparecidas han ido
reportándose a sus familias. Sin embargo se anota que las víctimas estuvieron por horas
privadas no solo de la libertad sin de la posibilidad de contactarse con sus hogares y/o amigos
cuando permanecían en los calabozos o Centros de Traslado por Protección.
Pese a que las y los defensores de derechos humanos han exigido a la Policía Nacional que
detenga sus agresiones contra los manifestantes y se ciña a los protocolos establecidos por la
ley, la fuerza pública ha continuado con sus acciones de daño intencional contra quienes
protestan. Así mismo ha sido denunciada la presencia del Ejército Nacional durante las
protestas, tal es el caso del Oriente antioqueño donde uniformados del GAULA del Ejército,
portando armas de fuego, estuvieron en los espacios de manifestación. Esto evidencia el
tratamiento militar que se pretende dar a este escenario social.
Durante los días de movilización ha sido reiterativo el uso inadecuado de armas de menor
letalidad por parte del ESMAD, quien ha disparado gases lacrimógenos y ha lanzado bombas
explosivas y aturdidoras en contra del cuerpo de las personas, también han portado armas de
fuego y han realizo bloqueos a los recorridos de las marchas con el fin de hostigarlas. De
igual manera se ha constatado que agentes de la Policía Nacional han usado chalecos
antibalas lo que impide identificar a los miembros de la fuerza pública; a esto se suma el
hurto de teléfonos, cámaras de video y dinero a los manifestantes por miembros de la Policía.
Cuando el Proceso Social de Garantías buscó establecer comunicación con el Comandante
de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, Brigadier General Pablo Ferney Ruíz
Garzón, el día 30 de abril, para solicitar que se garantizara el derecho a la protesta social y
se detuviera la represión, la respuesta fue: “La constitución la estoy cumpliendo contra los
vándalos y delincuentes que hurtaron y saquearon los bancos y locales comerciales; por los
videos que me hacen allegar estoy aperturando (sic) investigaciones disciplinarias
respectivas en coordinación con la Procuraduría”. En esta respuesta el Comandante dejó
claro a las y los defensores que su acción no estaba encaminada a la prevención de las graves
violaciones a los derechos humanos y a detener el comportamiento represivo del personal
bajo su mando, permitiendo la continuidad de las agresiones.
Ataques contra la labor de las y los defensores de derechos humanos: durante los días de
movilización la Policía Nacional también ha direccionado sus actuaciones represivas contra
las y los defensores de derechos humanos y periodistas, quienes van en Comisiones de
Verificación debidamente identificados. Las Comisiones han sido agredidas y se les ha
impedido realizar su labor, en especial en los casos de acompañamiento de personas que eran
privadas de la libertad; la policía ha empleado el hurto y la destrucción de celulares y cámaras
fotográficas, donde se llevaba a cabo el registro de las violaciones a los derechos humanos
cometidas por los policiales, como práctica para borrar la información que los compromete
en dichas actuaciones; y se han reportado intentos de privación de la libertad y amenazas en
contra de su integridad.
Se destaca los hechos ocurrido el día 29 cuando la Policía Nacional focalizó su accionar
represivo contra la Comisión de Verificación conformada por: el colectivo Chucho Minga,
el CSPP, la CUT, organizaciones de prensa alternativa, Aquinoticias y medios
internacionales. Este día particularmente la Policía cometió tortura contra de 6 defensores y
defensoras de derechos humanos, usó el teaser y llevo a cabo golpizas que dejó laceraciones
y contusiones en las víctimas. De igual manera se denunció que la Policía hurto y en otros
casos daño celulares y cámaras fotográficas, con las cuales las víctimas estaban registrado
las protestas y las agresiones de los agentes estatales. Se pudo constatar la presencia de
personas de civil no identificado que hostigaron a las y los defensores de derechos humanos,
a quienes les tomaron fotografías y les agredieron y amenazaron verbalmente, generando con
ello un escenario de riesgo. La magnitud de las agresiones del día 29 conllevó a que varias
defensoras y defensores de derechos humanos tuvieran que resguardarse en algunos lugares
y quitarse sus identificaciones por temor a ser agredidos nuevamente.
Presencia de grupos paramilitares: se ha denunciado la presencia de estructuras
paramilitares en las movilizaciones de Bello, Sabaneta, Copacabana y Medellín. En varios
casos estas estructuras han disparado sus armas de fuego generando intimidación y terror en
los manifestantes quienes han buscado refugios. Esta presencia ha sido denunciada en las
marchas de 2019 y 2020 sin que la fuerza pública haga nada al respecto. Es de recordar que
en Medellín operan alrededor de 160 estructuras paramilitares articuladas principalmente la
Oficina del Valle de Aburrá y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia. En todo el Valle
de Aburrá son más de 350 estructuras las que operan. Lo que constituye un grave riesgo para
las y los manifestantes y población en general.
Actuación de las Autoridades civiles: Alcaldías y Ministerio Público: si bien la Policía
Nacional ha estado al frente de las represión en las marchas, no se puede desligar la
responsabilidad que tienen las Alcaldías, Personerías, Procuraduría y Defensoría del Pueblo,
quienes también son garantes de los derechos humanos y del derecho a la protesta social. En
estos 3 días ha sido evidente que estas entidades no han cumplido su papel de garante,
guardando un silencio cómplice que conlleva a una omisión y con ella a la configuración de
graves delitos contra la humanidad, hechos que pudieron frenarse si hubiesen actuado en el
marco de la Constitución política.
Finalmente dejamos constancia que en estos tres días no hubo voluntad política por parte de
la mayoría de estas instituciones para interlocutar eficazmente con las y los defensores de
derechos humanos a fin de evitar el aumento de la represión y con ello el número de víctimas.
Exigencias
- A la Policía Nacional detener su actuación represiva que viola los derechos humanos
de las personas que se movilizan.

- A las autoridades civiles y organismos de control presentes en el PMU les exigimos


explicar públicamente su rol y su responsabilidad en las órdenes y definiciones que
recibe la Policía.

- A la procuraduría ejercer su poder preferente e inicie investigaciones contra los


miembros de la Policía responsables de estos hechos criminales.
- A la Fiscalía abrir investigaciones y judicializar a los agentes estatales
comprometidos en estas graves violaciones a los derechos humanos.

Solicitudes
- A la comunidad internacional que envié comunicaciones al gobierno nacional,
expresando su preocupación por lo que acontece en Colombia en el marco de la
protesta social que inició el 28 de abril.

- A la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, exhortar al Estado colombiano


para que cumpla con el respeto y la garantía de los derechos humanos de quienes
protestan en las calles. Así como la solicitud de suspensión del ESMAD, la
erradicación de cualquier estrategia de militarización y de guerra contra la protesta
social, además de abstenerse de discursos estigmatizantes.

- A la OACNUDH hacer seguimiento sobre la situación que se presenta en Colombia


y advertir al Estado colombiano sobre su responsabilidad en los acontecidos.

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