MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA,
CIENCIA Y TECNOLOGÍA UNIVERSIDAD LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE UNIDAD DE POSTGRADO ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO PENAL INTERNACIONAL
LA JURISDICCIÓN UNIVERSAL EN LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
Autor(a): Abg. Leidymar C. Azuarta Gómez
V-20.747.982 Profesor: Dr. Fernando Figueredo
Caracas, veintinueve (29) de enero 2016
La Jurisdicción Universal en la Protección de los Derechos Humanos
La historia de la humanidad arropa una serie de acontecimientos trágicos
producidos por el uso del desarrollo y evolución de la sociedad para destruir a millones de personas por distintos motivos, raciales, étnicos, nacionales, religiosos e ideológicos. Los sucesos ocurridos durante la segunda guerra mundial llevaron a los aliados a solicitar la creación de un tribunal internacional para castigar a los Nazis, como individuos, por las atrocidades que ellos habían autorizado y cometido contra ciudadanos alemanes y de diferentes nacionalidades durante el conflicto bélico. Tras las disposiciones legales que esto trajo consigo, surgió la obligación de los Estados de enjuiciar a los autores de los crímenes internacionales cometidos a través de una corte internacional. Así pues, el interés de perseguir y constreñir aquellos actos dañinos a la humanidad dio origen a la búsqueda de un mecanismo de justicia cuyo objetivo fuera la lucha contra la impunidad de éstas agresiones, conllevando a lo que se conoce como jurisdicción universal, cuyo origen, remonta ciertamente a la formulación del jurista Hugo Grocio, quien estuvo preocupado por la necesidad de reprimir delitos cometidos en espacios no sometidos a jurisdicción estatal, principalmente, el delito de piratería en alta mar que afectaba a las relaciones comerciales y a la seguridad internacional. En tal sentido, la jurisdicción universal logró que los tribunales internos de los Estados pudieran iniciar investigaciones y enjuiciamientos de crímenes reconocidos en el derecho penal internacional independientemente del lugar donde se haya cometido el crimen y de la nacionalidad del autor o sospechoso, de las víctimas o la existencia de cualquier otro vínculo de conexión con el Estado que ejerza esta jurisdicción. Este Principio se fundamenta en la aplicación del derecho penal interno e internacional, siempre que los hechos no hayan sido juzgados en otro tribunal nacional o internacional competente o, en caso de haber sido enjuiciados, no se hubiera respetado el derecho al debido proceso con arreglo a estándares internacionales.De este modo, el nivel de enjuiciamiento que le permite la jurisdicción universal a los Estados que deciden acogerla, se justifica por cuanto los crímenes internacionales, como por ejemplo el genocidio y los crímenes de lesa humanidad, son tan graves que atentan contra toda la comunidad internacional, y por tanto no debe existir la impunidad para quienes los han cometido, ya que la jurisdicción universal es un asunto de interés para todos. Éste tipo de jurisdicción, la universal, es un mecanismo que se ha desarrollado de manera paralela al derecho penal internacional, como forma de dar un contenido de persecución universal a los crímenes tipificados, por lo que la fundamentación de la jurisdicción universal como instrumento legítimo halla su origen en las fuentes que previno el artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), para el derecho internacional, las cuales son: a) Las convenciones internacionales, sean generales o particulares, que establecen reglas expresamente reconocidas por los Estados litigantes; b) La costumbre internacional como prueba de una práctica generalmente aceptada como derecho; Los principios generales del derecho reconocidos por las naciones civilizadas; y c) Las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor competencia de las distintas naciones, como medio auxiliar para la determinación de las reglas de derecho. Sin embargo, es de puntualizar que aunado a las fuentes que antecede, la jurisdicción universal también halla su origen en el derecho consuetudinario internacional y el derecho convencional. Ahora bien, entre las discusiones que han surgido en cuanto a la persecución de crímenes internacionales en virtud de la jurisdicción universal, se encuentra a la relación que se produce entre los tribunales de los terceros Estados dispuestos a activar su jurisdicción, y los del Estado en donde se cometieron los crímenes, incluso en relación con órganos jurisdiccionales internacionales, ya sean de carácter permanente o ad hoc, es decir, la doctrina señala una posible colisión de jurisdicciones que puede presentarse en dos niveles: horizontal, si es entre Estados; o vertical, si es entre Estados y tribunales internacionales. Por cuanto, puede surgir quemás de un órgano jurisdiccional intente investigar y enjuiciar un mismo crimen y al mismo autor, por lo que conviene señalar lo siguiente: Si surge un conflicto horizontal entre Estados debe reconocerse una posición de prevalencia por parte del tribunal del Estado en donde se cometió el delito, sin importar si la investigación o enjuiciamiento del caso ya lo estaba tratando otro Estado, en razón de que el Estado del territorio de la comisión del crimen tiene más facilidad para investigar y enjuiciar los hechos debido a la localización de las pruebas, las víctimas, los testigos e incluso los responsables. Sin embargo, la jurisdicción universal puede activarse de manera subsidiaria cuando el Estado responsable de enjuiciar crímenes en su territorio no responde a sus obligaciones nacionales e internacionales. No obstante a ello, puede surgir el conflicto de que si bien todos los Estados están facultados para investigar y procesar, se encuentren dos o más de ellos enjuiciando los mismos hechos de manera concurrente, es decir, de forma simultánea. De este modo, un crimen cometido en un país podría ser objeto de investigación y juicio por ese mismo país, en virtud del principio de territorialidad, y por otros Estados, en virtud del principio de jurisdicción universal. Ante esta situación, no hay legislación alguna que disponga una prioridad de jurisdicciones, lo único que se necesitaría es que por razón de la materia se estuviera ante crímenes internacionales, por cuanto no hay prohibición de investigar de manera concurrente en derecho internacional, lo único que se busca es la no impunidad de aquellos que cometan crímenes internacionales. Por otra parte, cuando surge un conflicto vertical entre Estados y tribunales internacionales, se debe observar el principio de supremacía y complementariedad. El primero de ellos previene que debe prevalecer la jurisdicción de los tribunales de naturaleza internacional sobre aquéllos de carácter estatal, lo cual no parece descabellado, por cuanto si los Estados miembros de una organización internacional han optado por crear una instancia superior, es de entender que dicho órgano jurisdiccional predomina en el enjuiciamiento de los crímenes propios de su competencia con respecto a otros Estados, por ejemplo, el Tribunal Penal Internacional para Ruanda y el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. No obstante a ello, si estostribunales internacionales no expresen su interés ni se declaren competentespara conocer del hecho punible, un Estado en razón de la jurisdicción universal,puede tomar la iniciativa de instruir y juzgar un crimen internacional cometido. Asimismo, en cuanto al principio de complementariedad, entra en juego la Corte Penal Internacional con respecto a tribunales nacionales, ya que si un tribunal nacional ejerce la jurisdicción universal en la investigación o enjuiciamiento de un hecho delictivo, no podrá inhibirse alegando que competencia de la aludida Corte. Tanto así, que el propio Estatuto de Roma previno en su articulado que su objetivo es investigar y juzgar los casos siempre que los Estados no puedan o no quieran, es decir, complementa la labor de los tribunales nacionales. Ahora bien, aunque es cierto que actualmente todos reconocen la obligación de los Estados de enjuiciar los crímenes internacionales más graves que se cometieron en su territorio, no se puede pasar por alto las oposiciones que la práctica ha planteado contra la aplicación de la Jurisdicción Universal. Si bien ésta busca evitar la impunidad, no es menos cierto que su uso sin limitaciones puede causar fracturas en el orden global, pudiendo incluso quebrantar lo que tanto protege: los Derechos Humanos, cuando es usada por conveniencia política o con fines ofensivos, generando problemas entre Estados, abusos legales y apremio indebido de sujetos procesados o perseguidos en aplicación de este principio. Una de las objeciones más preocupantes de la Doctrina es la posible inmunidad de los Jefes de Estado ante el ejercicio de la Jurisdicción Universal, quienes en el ejercicio de su cargo gozan de cierta inmunidad lo puede generar desconfianza en la aplicación de este principio. En tal sentido, algunos autores afirman que resultaría necesaria cierta flexibilidad en las inmunidades de los altos funcionarios que permitiera que éstos fuesen investigados y debidamente enjuiciados para así consagrar, respetar y proteger los Derechos Humanos a favor de la comunidad internacional. Sin embargo, tal posibilidad no está muy lejos de la realidad, puesto que efectivamente la Jurisdicción Universal si ha logrado el enjuiciamiento de altos funcionarios, como por ejemplo, al Presidente de la República Federal de Yugoslavia, Slobodan Miloševic, cuando fue juzgado por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia; o en el caso del Pinochet, cuando la Cámara de los Lores de Gran Betaña confirmó que los Jefes de Estado no gozan de inmunidad en relación con el delito de tortura con arreglo a las leyes del Reino Unido. De este modo, no sólo la inmunidad de los altos funcionarios ha sido cuestionada, sino también la violación del Juez Natural, que trae consigo la prohibición de creación de tribunales ad hoc; o la posibilidad de alterar las relaciones pacificas y de cooperación entre los Estados, por cuanto pudieren manejarse la violación del principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados. Cualquiera que sea el caso, hay que descollar la necesidad de profundizar en el marco normativo internacional, a los fines de que las legislaciones nacionales puedan garantizar que los crímenes a investigar y juzgar sean compatibles con el derecho internacional y sus normas, y de esta manera tomar las medidas necesarias en su ordenamiento interno para establecer su jurisdicción sobre la comisión de tales hechos punibles, o en su defecto a perseguir y extraditar a sus responsables. Partiendo de todo lo expuesto podemos afirmar en consecuencia que, la Jurisdicción Universal permite a los Estados juzgar los crímenes más gravosos, independientemente del lugar en que se cometieron o la nacionalidad del perpetrador, por motivos de interés internacional. No obstante, si bien éste principio se encuentra fundamentado en el Derecho Internacional, no es menos cierto que el ejercicio del mismo es una cuestión exclusiva de la soberanía nacional, y son los propios Estados quienes deben prever en sus legislaciones el ejercicio de la Jurisdicción Universal. Por último, aunque el principio de Jurisdicción Universal ha sido aplicado en innumerables ocasiones, hay que resaltar que el ejercicio de dicho principio no puede ser aplicado de una forma tan amplia por cuanto en ocasiones puede ser utilizado con finalidades totalmente contrarias al objetivo primordial que persigue su aplicación, pues no resulta justo invocar la protección de los Derechos Humanos a favor de la Comunidad Internacional para llevar a cabo acciones que persiguen fines políticos o personales. Referencias Bibliográficas
Philippe, X. (2006). Los principios de jurisdicción universal y complementariedad:
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Martínez, A. y Vergara, M. (2015). La jurisdicción universal como instrumento para
la protección de pueblos indígenas: una guía práctica para defensores de derechos humanos. Editorial: IWGIA. Lima, Perú. Documento en digital. Disponible en: http://www.google.co.ve/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source= web&cd=2&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwjM16uWncvKAhVGbR4KHV wIAMsQFggqMAE&url=http%3A%2F%2Fwww.iwgia.org %2Fiwgia_files_publications_files %2F0718_JURISDICCION_UNIVERSAL_2.pdf&usg=AFQjCNHnJRsfMG mHKeMaDl3tP5FfS36IdQ&sig2=8ZyFW5tQtEvz2JtsvbiT4A. Consultado: 25 de enero de 2016.