Giorgio Agamben es un filósofo italiano de renombre internacional.

En su obra se
entrelazan estudios literarios, lingüísticos, estéticos y políticos, bajo la determinación
filosófica de investigar la presente situación metafísica en Occidente y su posible salida, en
las circunstancias actuales de la historia y la cultura mundiales. En el texto “¿Qué es un
dispositvo?” (2014), el autor analiza el término dipositivo, al cual considera de vital
importancia dentro de la estrategia del pensamiento de Foucault. Examina su relación con
el concepto positividad, con la definición académica y su vinculación con el capitalismo.
En principio, efectúa una definición de dispositivo a partir de una entrevista de Foucault
(1977). Se compone de tres partes: Es un conjunto heterogéneo conformado por lo
lingüístico y lo no-lingüístico (discursos, instituciones, edificios, leyes, medidas de policía,
proposiciones filosóficas, etc.); siempre tiene una función estratégica concreta y se inscribe
en una relación de poder; es algo general, una "red", porque incluye en sí la episteme.
El filosofo explica que Foucualt tomó el concepto de positividad de Hegel, el cual más
tarde convirtió en dispositivo. Para Hegel la positividad comprende el conjunto de reglas
creencias y rituales que le son impuestas a las personas desde el exterior. Foucault entiende
que la positividad es “el conjunto de las instituciones, de los procesos de subjetivación y de
las reglas que se concretan en las relaciones de poder” (Agamben, 2014, p. 2).
También examina la definición que brindan los diccionarios franceses comunes, que
distinguen tres sentidos: jurídico, tecnológico y militar. Por otra parte, Agamben establece
que el término dispositivo se encuentra relacionado con la acepcion teológica de la
economía (oikonomia), que es un conjunto de saberes, practicas, medidas e instituciones
creadas para gobernar a las personas.
A mitad de texto el autor se despega de Foucault y propone constituir tres grandes
grupos: los seres vivos, los dispositivos en los que están inmersos, y los sujetos. Cada ser
vivo puede tener múltiples procesos de subjetivación ante la proliferación de dispositivos
que se da con el capitalismo.
Agamben explica que los dispositivos son la raíz de la hominización y que la estrategia
que es necesario devolverle a los sujetos aquello que ha sido atrapado por los dispositivos,
a través de la profanación. Asi, realiza un recorrido por este último término de carácter
religioso para condicionar al capitalismo como religión.
La religión capitalista se carateriza por ser cultual, por tener un culto permanente y por
el hecho de que ese culto se dirige a la culpa. Asegura que el capitalismo no aspira a la
transformación del mundo, sino a su destrucción.