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Boletín de bibliografía spinozista N.

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dad es, al menos, más matizada que la de Descar- ducciones de obras fundamentales de Descartes,
tes. El capítulo termina con una reflexión final como Meditaciones metafísicas, o de Spinoza, la
sobre por qué en ambos sistemas es tan importante Ética. Estamos ante el autor de la primera mono-
el vivir de acuerdo con la naturaleza. Aquí las di- grafía moderna sobre Spinoza publicada en 1974
ferencias en lo que atañe a la teleología vuelven a con el título: El materialismo de Spinoza. Pero
ponerse de manifiesto. además Vidal Peña ha sido autor de numerosos tra-
En definitiva, parece que la tónica general de bajos especializados sobre este filósofo, así como
los capítulos, con la salvedad quizá de los dedica- también sobre diferentes problemas de la historia
dos a la ética, subraya las importantes diferencias de la filosofía, la literatura y la música. El deseo
que hay entre la doctrina estoica y la spinoziana. de dar reunidos al lector veintiséis de esos estudios
Spinoza no es un estoico –afirma Miller en la con- -algunos de difícil localización y todos ellos muy
clusión. Pero, entonces, por qué parece tan estoico. representativos de su estilo- ha sido el motivo prin-
Responder en la medida de lo posible a esta com- cipal de esta publicación que nos acerca a la ma-
pleja cuestión es el objetivo final de la conclusión. nera de hacer filosofía que ha caracterizado al
La respuesta del autor consiste en argüir que académico, así como también nos permite conocer
ambos están de acuerdo en que 1) el mundo cons- las opiniones del diletante en materia de literatura
tituye intrínsecamente un sistema activo que opera y de música. Como sucede en ocasiones, el im-
por sus propias leyes, 2) la naturaleza humana es pacto de una obra principal (en este caso El mate-
esencialmente la misma en tanto que parte del rialismo de Espinosa) proyecta tanta luz que deja
mundo y 3) ambos, el mundo y nosotros, somos en la sombra otras aportaciones ulteriores. De ahí
comprensibles racionalmente de un modo com- nuestra alegría al ver reunidos en un volumen ese
pleto. conjunto de textos.
Independientemente del acuerdo o desacuerdo Los veintiséis ensayos están distribuidos en seis
que nos pueda suscitar esta respuesta, lo cierto es grandes apartados que tratan de cuestiones estric-
que el trabajo de Miller es excelente. Preciso en el tamente filosóficas y/o de filosofía y literatura, fi-
planteamiento de las cuestiones y rico en matices losofía y música. La Primera parte -«Espinosa»-
en el modo de abordarlas, esta monografía logra está consagrada al judío holandés y agrupa cuatro
que ciertas características del sistema de Spinoza ensayos extraordinarios acerca de aspectos funda-
se contemplen a una nueva luz. Así pues, por la mentales de la filosofía spinozista: «Espinoza:
novedad que implica y por la sutileza de su análi- orden geométrico y alegría» (pp. 15-60) que fue
sis, esta obra es del todo recomendable para los es- publicado en Contextos III/5, 1985, 7-24; «Espi-
pecialistas y todos aquellos interesados en conocer nosa: categorías jurídicas y Ontología dinámica»
los nexos, ciertamente secretos, entre el filósofo (pp. 61-118) publicado en Cuadernos del Semina-
holandés y las corrientes antiguas de pensamiento. rio Spinoza, nº 5, 1995; «Espinosa: Potencia, au-
toconciencia, Estado» (pp. 119-166) recogido por
Inmaculada HOYOS J. Blanco (ed.) en Espinosa: Etica e Politica, San-
tiago de Compostela, 1999; y por último «Razón
y fundamento: las definiciones de Causa sui,
PEÑA, Vidal: La razón siempre a salvo, Oviedo, Substancia y Dios en Espinosa» (pp. 167-207) que
KRK ediciones, 2011, 848 p. apareció en Studia Philosophica III, 2003.
En el primero de los trabajos mencionados Vidal
El libro que se reseña a continuación es una Peña argumenta a favor de una lectura vitalista de
compilación de algunos textos antológicos del pro- la Ética, una ética del deseo y de la alegría. En ese
fesor Vidal Peña, realizada con la colaboración de sentido destaca la deuda contraída por Spinoza con
David Alvargonzález. En lo que sigue hacemos la racionalidad, sin ocultar al mismo tiempo ciertas
una reseña parcial correspondiente a la I Parte del paradojas, lagunas u omisiones que se esconden
volumen titulado «Espinosa» (pp. 15-207). Vidal en su filosofía. El metafísico ovetense se apoya en
Peña ha sido profesor de la Universidad de Oviedo estos dos datos fundamentales para proponer su
durante casi medio siglo. Su trabajo como latinista propia lectura del filósofo moderno situándose
es bien conocido por cuantos han utilizado sus tra- entre dos interpretaciones igualmente inadecuadas:

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Vol. 33 Núm. 1 (2016): 345-375
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por una parte, la de quienes pasan por alto esas in- la deduce rigurosamente de las cadenas de nocio-
coherencias considerándolas como un asunto nes ya demostradas; mas -como hecho psíquico-
“menor” en alguien marcadamente hiper-raciona- la alegría remite inexorablemente a una pluralidad
lista; por otra parte, la de aquellos que, exagerando de contextos diferentes en los que es experimen-
el papel desempeñado por el deseo, silencian la ra- tada y vivida. De ahí los interrogantes críticos de
cionalidad de su ética. Vidal Peña toma en serio a Vidal Peña: ¿Es la alegría sólo un constructo geo-
Spinoza, por eso lo considera un auténtico filó- métrico o se trata más bien de un afecto espontá-
sofo, lo que explica que no haya renunciado a la neo? Otro tanto cabría plantearse a propósito de la
razón pero que tampoco se haya conformado con tristitia y de los restantes afectos. Y si la alegría es
un frío y formal geometrismo. Lo relevante es, a el signo del paso del hombre a una perfección
sus ojos, la reunión de razón y deseo, que indica mayor, ¿podría ser tomada como criterio moral?
que Spinoza fue un “ironista objetivo”, un pensa- Vidal Peña razona y argumenta. Y apoya su inter-
dor dialéctico que descubrió junto a las rigurosas pretación en los lazos que unen alegría e imagina-
cadenas deductivas las excepciones y omisiones ción –toda vez que no toda alegría es verdadera-.
propias de toda experiencia vital concreta y con- Después justifica que incluso los deseos que bro-
textuada. La vida vivida. tan de la razón pueden ser también vencidos por
Si con este precioso trabajo Vidal Peña se pro- otros deseos más fuertes, y que no toda alegría in-
pone como un pionero de la afectividad en Spinoza dividual está permitida en la Ciudad. De ahí su re-
–cuando esta temática no se había puesto aún de comendación de moderar ciertas interpretaciones
moda entre los estudiosos españoles-, los otros tres hiperbólicas acerca del papel del deseo en la filo-
ensayos sitúan al lector en el terreno arduo de la sofía de Spinoza. El deseo es la esencia del hom-
ontología, plano muy querido por él, con el pro- bre, sí; pero no hay que olvidar que lo más útil y
pósito de examinar la compatibilidad entre la on- deseable es sin duda la actividad razonable: «…en
tología materialista y el marco jurídico, la la geometría afectiva de Espinosa, los afectos son
coherencia de la ontología spinozista con su teoría “eso que experimentamos cuando se dan las cir-
política, así como también para revisitar las cate- cunstancias x y o z”, pero lo que se entiende son
gorías de Causa sui, Sustancia y Dios. Todos estos tales circunstancias y su unión en el concepto del
trabajos, como muy bien sabe el estudioso del spi- afecto, y lo que se sobreentiende o se supone (pero
nozismo, constituyen una referencia bibliográfica no se prueba ni seguramente puede probarse) es
de primer orden. eso que experimentamos, porque “eso” ya no es
Centrando nuestra atención en el primero de los materia del orden geométrico» (p. 53).
ensayos del volumen: «Espinosa: Orden geomé- Gustavo Bueno ha dicho que Vidal Peña puede
trico y alegría» (1985), vemos que en diferentes ser considerado como “el verdadero prototipo de
lugares de la Ética destacan dos tesis que, tomadas escéptico, siempre en epojé, poniendo todo entre
en conjunto, suponen cierto balanceo en el filósofo paréntesis”. El lector del volumen tendrá ocasión
moderno. Una es la idea de que el conocimiento de juzgar por sí mismo acerca de la pertinencia de
brota de los afectos, la otra es que los afectos este comentario.
acompañan al conocimiento. Entonces, si desde
una perspectiva intelectualista, el conocimiento ra- María Luisa DE LA CÁMARA
cional ha de buscar la purificación de las pasiones;
desde un plano anti-intelectualista o realista, son
los afectos activos los que han de procurar a la ROBREDO, Jean-François: Suis-je libre? Désir, né-
razón un soporte firme. Esta aporética situación cessité et liberté chez Spinoza, Paris, Éditions Les
responde a la noción spinozista de afecto, según la Belles Letres, 2015, 100 p.
cual se trata de una modificación del conatus y al
mismo tiempo de una idea de ello, con el añadido En este breve libro, conciso y claro, el autor se
de una valoración que colorea o tiñe de senti- enfrenta al problema nuclear de la comprensión e
miento el conocimiento. interpretación de la filosofía de Spinoza, a saber,
Por lo que a la alegría (laetitia) se refiere, Spi- cómo articular una ética, es decir un conjunto de
noza la define con precisión en cuanto concepto y principios de comportamiento y pautas de acción,

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