La diferencia fundamental radica en el nivel de compromiso que se adquiere con la
deuda.
El fiador es un deudor secundario, que garantiza el pago de la deuda después que
el propietario del inmueble haya agotado todos los recursos con el deudor principal para que cumpla con los pagos acordados. Por otro lado, un deudor solidario asume la misma responsabilidad de pago que el deudor principal, es decir, es tan dueño de la deuda como el arrendatario. Por lo tanto, en caso de incumplimiento del compromiso, el arrendador puede exigir a cualquiera de los dos el pago de canon. Además, en caso de que ninguno asuma el pago, las penalizaciones y sanciones correspondientes serán aplicadas a los dos por igual.
Otra diferencia se encuentra en la vigencia de la responsabilidad de cada figura,
dado que el deudor solidario permanece unido al contrato mientras esté vigente y con las renovaciones del mismo, mientras que el fiador es garante solamente durante el tiempo del contrato inicial, a menos que al momento de renovar también renueve su fianza.