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Dos medios de gracia: la Palabra y los sacramentos (por medio del espíritu santo, es una

ordenanza de Cristo, ocupa elementos visibles que representa la gracia interna)

La salvación de la muerte. (pascua) pan sin levadura.

Bautismo: formas partes del pueblo de Dios. En el A. T. era la circuncisión.

Introducción: la identidad.

Buenas tardes hermanos, es un gusto hablarles por este medio en estos tiempos de adversidad,
los exhorto a que se mantengan confiados en nuestro Señor Jesucristo.

En esta tarde vamos hablar sobre el bautismo, pero antes de entrar con este tema, me gustaría
hablarles de cosas que nos identifican como mexicanos, por ejemplo, nuestra bandera tricolor, el
himno nacional mexicano, que comemos mucho picante (por ejemplo, si alguien llega a una
taquería y dice que no quiere picante) esas cosas nos identifican, nos dan un sentido de
pertenencia y de unidad y también permiten que nuestras acciones tengan un sentido y una
dirección. Y al final de cuentas, al tener identidad, nos da sentido a nuestra vida.

Este es el caso del bautismo, el sacramento por el cual representamos nuestra entrada al pueblo
de Dios. Esta vez no será una predica como tal, sino un estudio doctrinal sobre este sacramento.

Primer punto: Lo primero que debemos entender o la forma en que tenemos que ver este
sacramento es que es un medio de gracia. Un medio de gracia se puede definir como: un
instrumento por medio del cual, Dios nos aplica o difunde su gracia por medio del Espíritu Santo, y
recibimos las promesas dadas por Cristo Jesús. Es decir, esos son los medios que Dios ha puesto
para obtener las promesas dadas por Cristo Jesús. Cuando dejamos de ver el bautismo como
medio de gracia y lo reducimos solo como a un ritual, dejamos de ser conscientes de toda la
bendición que recibimos o que reciben nuestros hijos. Y, por lo tanto, vivimos una vida cristiana
muy superficial. Al no valorar el sacramento del bautismo no valoramos que formamos parte del
pueblo de Dios y no nos identificamos con él.

Segundo punto: Otra forma en que podemos ver el bautismo es como un sacramento. Un
sacramento lo podemos entender como una ordenanza dada por Cristo, en la que a través de una
señal visible se nos infunde una gracia interna. En el caso del bautismo la señal visible es el agua y
la gracia interna es que nos hace parte del pueblo de Dios, por lo mismo significa pureza,
santificación, purificación.

Si dejamos de ver el bautismo como un sacramento, perdemos de vista que Cristo nos ha dado
una orden de bautizarnos y, en consecuencia, caemos en desobediencia. Hay quien dice que para
qué me bautizo si ya creo en Jesús y es por que finalmente es una orden del Señor. Y en esta orden
recibimos los beneficios del pacto. Dentro de estos beneficios del pacto, se encuentra la promesa
de Dios de ser Dios del creyente y de su descendencia. Y, por lo tanto, bendiciones en la vida
eterna y en esta vida presente.

La iglesia apostólica o del primer siglo, en su predicación se caracterizaba por un llamado al


arrepentimiento y al bautismo. La identificación era: arrepiéntanse y bautícense. La indicación
nunca fue: “arrepiéntanse y si quieren o les place algún día bautícense”, arrepentimiento y
bautismo venían juntos. Tal era este evento, que muchos hoy en día, cuestionan de forma válida
nuestra práctica de preparar a la persona previa al bautismo.

Tercer punto: Este sacramento o medio de gracia, nos da una identidad como cristianos, es decir,
Dios se constituye somo nuestro Dios, como nuestro Padre, y nosotros como sus hijos o como su
pueblo. Esto lo enseña en 2 Corintios 6: 14-18. Tenemos una identidad como hijos de Dios, hay
algo que nos une.

Cuarto punto: El bautismo es un acto de obediencia, entonces, como veíamos anteriormente, es


una ordenanza de Cristo para el creyente, pero también para sus hijos del creyente.

Hay quién pregunta por qué debemos bautizar a lo niños o a los bebés, si ellos aun no tienen
conciencia de lo que están haciendo. Para responder esta pregunta tenemos que entender el
origen del bautismo. Pablo enseña, que el bautismo sustituyó al antiguo rito de la circuncisión,
esto lo deja claro en Colosenses 2: 11 y 12. Diciendo: en quién también fueron circuncidados, con
una circuncisión hecha sin manos, desvistiéndose enteramente del cuerpo de la carne, por medio
de la circuncisión de Cristo sepultados juntamente con él en el bautismo, en el cual también
fueron resucitados con él, por medio de la fe en el poder de Dios que los resucitó dentro de los
muertos.

Con esto, dando a entender que el bautismo ahora es la señal de que formamos parte del pueblo
de Dios. ¿A quiénes se aplicaba la circuncisión? En el caso de los adultos, a personas que se
convertían al judaísmo. Y en el caso de los niños, los padres presentaban a todo varón a los 8 días
de nacido, como un acto de fe y de obediencia, reconociendo que sus hijos, también formaban
parte del pueblo de Dios. Considerando esto, es nuestra responsabilidad como padres, acercar a
nuestros hijos al bautismo en un acto de fe y obediencia.

Conclusión: Estos temas que pueden parecer áridos o tediosos, en realidad son de suma
importancia para nuestra fe. Tanto el creyente adulto que recibe el bautismo, debe verlo con
seriedad, como el sacramento impartido a los infantes debe verse con la misma solemnidad, y la
misma devoción y debe sembrar en el corazón de los padres la responsabilidad de conducir
rectamente a sus hijos en los caminos de Dios.

Que Dios los bendiga.

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