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Alejandrohh8

Derecho Penal I

1º Grado en Derecho

Facultad de Derecho
Universidad de Granada

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Derecho Penal I (María Luisa Maqueda Abreu

2º PARTE: INTRODUCCIÓN: LA TEORIA JURIDICA DEL DELITO.

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Tema 9.
La teoría jurídica del delito se ocupa de los presupuestos generales de la punibilidad de una acción. Esos presupuestos
generales son comunes a cualquier delito y tienen que darse para poder afirmar que una conducta constituye delito.
¿Quién establece esos presupuestos? Estos presupuestos son elaborados por la dogmática penal (ciencia del DP), que
es quien los define y quien los ordena de modo lógico y coherente (por tanto, libre de contradicciones) y, también de
modo diferenciado (es decir, cada presupuesto ocupa un lugar siempre en armonía con el conjunto). ¿Por qué esa
exigencia lógica y coherente, y carácter diferenciado de los presupuestos? Por exigencia de seguridad jurídica, para que
los resultados sean seguros y calculables. Podríamos decir entonces que, la teoría jurídica del delito constituye un
sistema que responde a un orden lógico, que sigue las leyes de supra y subordinación o leyes de regla y excepción.
Ese orden lógico, que es característico de la dogmática penal, se ve claramente cuando se analiza el concepto material
de delito o los elementos del concepto material del delito. El concepto material de delito se podría resumir en dos
juicios: un juicio sobre el hecho y un juicio sobre el autor.

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• El juicio sobre el hecho se orienta a afirmar la antijuridicidad del hecho. Para poder afirmar que un hecho es
antijurídico, y que por consiguiente se da la condición de la antijuridicidad, hay que realizar una serie de
comprobaciones básicas. Pasos para poder afirmar que la conducta del sujeto es antijurídica:
1º paso: tenemos que comprobar que el comportamiento del autor está recogido y se adecua a un tipo penal.
(Por ejemplo, el delito de homicidio Fernando mata a su mujer queriendo).
2º paso: comprobar si hay una lesión o puesta en peligro de un bien jurídico protegido. (Ejemplo: La vida).
3º paso: Es necesario determinar si la conducta es dolosa o es una conducta imprudente. Dolo e imprudencia,
son los dos principios de responsabilidad subjetiva. El dolo es conocimiento y la imprudencia es la posibilidad
de conocimiento que no se alcanza por infracción de un deber de cuidado. (Ejemplo: la conducta es dolosa).
Una vez que ha realizado todo este análisis, podemos afirmar que la conducta es típica. (Por ejemplo, el hombre
ha realizado un homicidio típico porque: está recogido en el CP, se ha lesionado un bien jurídico protegido que es
la vida y porque se da el dolo. Por lo tanto, el hombre ha realizado un homicidio doloso).
4º paso: pero para poder afirmar la antijuridicidad, también es necesario comprobar si la conducta típica está o
no justificada, es decir, si hay justificación. La justificación es una autorización para actuar típicamente.
Ejemplos de justificación: la legítima defensa, el estado de necesidad, en definitiva casos en que con la lesión
del bien jurídico se salva otro bien jurídico de valor preferente para el Derecho. Si no hay justificación la
conducta será definitivamente antijurídica. (Ejemplo: la conducta de Fernando no está justificada y por ello,
la conducta es típica y antijurídica)
Por consiguiente, el juicio sobre el hecho requiere afirmar que la conducta es típica y antijurídica, dos elementos
que forman parte de un juicio general de antijuridicidad penal. El juicio total de antijuridicidad requiere afirmar
que la conducta es típica y que es antijurídica, es decir, que no incurre en ninguna causa de justificación. Por ello,
una vez terminado el juicio sobre el hecho podemos saber si la conducta es contraria a derecho o no. En el caso
de que sea contraria, hay que ver si esa conducta se le puede imputar a quien lo ha realizado.

• Por lo tanto, es necesario también completar un juicio sobre el autor, acerca de su capacidad de motivarse por la
norma que ha infringido. Esa capacidad se califica como ‘’culpabilidad’’ y, permite afirmar que el hecho
antijurídico que ha realizado el autor se le puede imputar personalmente. Es un juicio de imputación, es decir,
que el hecho que hemos afirmado que es típico se le puede imputar al autor. Por lo tanto, es un juicio que conduce
a establecer su culpabilidad, y para ello deben darse una serie de presupuestos. Requisitos de la culpabilidad:

1º conocimiento potencial de la antijuridicidad: Que el autor pudiera conocer la antijuridicidad de la acción, es


decir, que el hecho que ha cometido es antijurídico. Cuando se niega nos encontramos ante un error de
prohibición. (Ejemplo anterior: Fernando sabe que está prohibido matar a su mujer, Si se da el requisito.)

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2º motivabilidad: Capacidad de comprensión sobre la ilicitud del hecho y capacidad para dejarse motivar por
esa comprensión. Esa motivabilidad la describe el art. 20.1 CP como “que pueda comprender la ilicitud del
hecho y actuar conforme esa compresión”. (Ejemplo: Fernando no sufre ninguna enfermedad psiquiátrica ni
tiene ningún problema, si se da el requisito)
3º exigibilidad de una conducta distinta: es decir, que le sea exigible una conducta distinta donde dependiendo
de los autores se trata de distintos supuestos. Aquí normalmente se trata el caso de ‘’miedo insuperable’’.
(Ejemplo: El hombre no actúa en una situación de miedo insuperable, si se cumple el requisito. Entonces
podemos decir, que la conducta de Fernando es típica, antijurídica y culpable)

Hay otra categoría que es la Punibilidad, la cual no tiene nada que ver con el autor ni con su hecho, sino con criterios

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externos normalmente de oportunidad o también de mayor o menor necesidad de pena. Pero los elementos decisivos
y esenciales que definen el concepto material de delito son la antijuridicidad y la culpabilidad.

También tenemos un concepto formal de delito que se recoge en el art. 10 CP, que dice ’’son delitos las acciones y
omisiones dolosas o imprudentes penadas por la ley’’. Acciones u omisiones son las dos formas posibles de la
realización de una conducta típica, y dependen de la naturaleza de las normas que infrinjan.
Las acciones suponen la infracción de normas prohibitivas (‘’el que matare a otro’’), y se infringen realizando la
conducta prohibida (Fernando mata a su mujer). Mientras que las omisiones suponen la infracción de normas
preceptivas que ordenan actuar y se infringen omitiendo la conducta que se ordena realizar (‘’el que no socorriere a
otro…’’ se infringe no socorriendo). Por tanto, acciones u omisiones (dolosas o imprudentes) son las dos formas de
responsabilidad subjetiva.

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Sin embargo, un sector de la doctrina entiende que no hay un concepto propiamente de delito, sino que ese art. 10 CP
solo se refiere a la tipicidad y se limita a establecer un ámbito de garantía para el ciudadano representado por el
principio de legalidad ’nullum crimen, nulla poena sine lege’’ (ningún delito, ninguna pena sin ley).

Clasificación legal de los delitos: En la reforma de 2015 desaparecieron las ‘’faltas’’, pero muchas de ellas se han
quedado en el CP convertidas en ‘’delitos leves’’. Antes los delitos leves no existían, sino que solo existían delitos
graves, menos graves y faltas. Actualmente existen: delitos graves, menos graves y leves.
Clasificar un delito depende de un criterio estrictamente formal y cuantitativo, depende por tanto de la naturaleza y
de la gravedad de las penas previstas. El art. 13 CP distingue tres clases de delitos en función de la entidad de la pena
aplicable.
Art. 13 CP → “1. Son delitos graves las infracciones que la Ley castiga con pena grave. 2. Son delitos menos graves las
infracciones que la Ley castiga con pena menos grave. 3. Son delitos leves las infracciones que la ley castiga con pena leve”.

La enumeración de las penas en función de su gravedad está recogio en el art. 33 CP “en función de su naturaleza y
duración, las penas se clasifican en graves, menos graves y leves”.
Esta clasificación tiene algunas consecuencias importantes que tienen que ver sobre todo con los delitos leves:
- los delitos leves normalmente son perseguibles a instancia de parte (Si tú no los denuncias, no los persigue
nadie) y a veces pueden extinguirse con el perdón.
- Las reglas de determinación de las penas (art. 66 CP) no son rígidas, sino que el Tribunal tiene un amplio arbitrio.
- Los delitos leves generan antecedentes penales que prescriben al año (art. 131 CP), pero no generan reincidencia
(art. 22.8 CP) a los efectos de poder suspender la pena. Es decir, el delincuente a los efectos del art. 80 CP se
considera delincuente primario, que es la primera condición que pone este artículo para suspender la pena.

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Tema 10.
La tipicidad, que es el 1º elemento del concepto material del delito, expresa la contrariedad de una conducta con una
norma penal. Por lo tanto, es el primer elemento del concepto material del delito y se completa con un juicio ulterior,
dentro de la categoría de la antijuridicidad, que se pregunta sobre si esa misma conducta es también contraria al
ordenamiento jurídico en su conjunto, o lo que es lo mismo, si esa conducta no está justificada.
Por ejemplo: María, colombiana, trae a España en el interior de su cuerpo una determinada cantidad de cocaína y es detenida
en el aeropuerto de barajas. Lo primero que tenemos que preguntarnos es si esa conducta de transportar droga es típica, es
decir, si incumple algún tipo penal. En este caso si hay un tipo penal que recoge esa conducta, que por tanto establece la
contrariedad entre esa conducta y una norma penal, que es el ámbito de la tipicidad.

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Por lo tanto, la tipicidad es la afirmación de que una conducta es contraria a una norma, es decir, se opone a un tipo
penal. Y para poder afirmar la tipicidad es necesario que la conducta que estemos analizando cumpla todos los
requisitos típicos, es decir, todos los requisitos del tipo penal. Una vez que hemos afirmado que esa conducta es típica,
porque contiene todos los elementos típicos, nos tenemos que preguntar si esa conducta típica es además antijurídica,
y para ello tenemos que hacer un nuevo juicio de valor (un ulterior juicio de valor) para determinar si hay alguna otra
norma por parte del ordenamiento jurídico que justifique esa conducta.
P.e: María tiene dos hijos en Colombia, y ha realizado esa conducta porque la han amenazado de muerte a ella y a sus hijos si
no lo hace. En ese caso habría que alegar que, la conducta es típica porque está recogida en un tipo penal. Pero hay una norma
que la autoriza a actuar de esa manera, que es el estado de necesidad (cuando hay un conflicto entre dos bienes jurídicos y
para salvar uno, en este caso la vida de ella y de sus hijos, tienes que lesionar otro bien jurídico que en este caso es la salud
pública).
Por lo tanto, primero juicio de tipicidad y después juicio de antijuridicidad. Pero ese juicio de antijuridicidad, es un

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juicio ulterior que requiere previamente afirmar que una conducta es típica. Y afirmar que una conducta es típica
supone hacer un juicio de subsunción, es decir, subsumir esa conducta en un tipo penal para determinar si se da todos
los requisitos típicos recogidos en el tipo penal.
Aunque, los tipos penales no son todos iguales sino que responden a estructuras diferenciadas. De manera que, es
necesario analizar y estudiar esas estructuras típicas para saber cuáles son los elementos que las conforman, a unas y
a otras. Desde ese punto de vista, vamos a analizar una serie de estructuras típicas.

Clases de estructuras típicas básicas:


La 1º estructura es la que distinguen los delitos según sean: dolosos o imprudentes. Esta estructura depende de cual
sea la relación subjetiva del autor con el hecho. Siempre hay que distinguir entre si se trata de dolo o imprudencia para
aplicar un tipo penal u otro.
- Si el sujeto se representa en los elementos típicos y pese a ello actúa, se aplicará el tipo doloso (P.e: maría sabe
que lleva droga en el interior, pero a pesar de ello lo hace. Aquí la conducta es dolosa). Por lo tanto, el delito
doloso se caracteriza porque el autor conoce el riesgo de realización del tipo y peso a ello actúa. Por ejemplo,
en el caso de homicidio el art. 138 CP es para los delitos dolosos.
- Si el sujeto no se lo representa si quiera o se lo representa mal, debiendo poner su deber de cuidado para salir
de su error, estaremos ante un tipo imprudente donde lo característico es la infracción del deber de cuidado.
Por lo tanto, en la imprudencia el sujeto por falta de cuidado, ignora o evalúa mal el riesgo, lo que le lleva a
confiar en que el resultado típico no se producirá. La imprudencia tiene un castigo selectivo, en el sentido de
que solamente se puede castigar la imprudencia si lo dice el CP, y este solamente y de forma casi excepcional lo
castiga. Por ejemplo, en el caso de homicidio el art. 142 CP es para los delitos imprudentes.

La 2º clasificación es la que distingue los delitos según sean: de comisión o de omisión.


- En los tipos de comisión: la conducta infringe una norma prohibitiva. Una norma que prohíbe acciones y que se
infringe realizando la acción prohibida. Por ejemplo: matar, abortar, blanquear capital, etc.
- En los tipos de omisión: la conducta infringe una norma preceptiva. Una norma que contiene un mandato de
acción y que se infringe realizando la omisión de la acción debida. Por ejemplo: socorrer, evitar delitos, etc.

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La 3º clasificación es la que distingue los delitos según sean: de resultado o de simple actividad. Esta clasificación
depende de las condiciones requeridas por el tipo penal para dar por consumado el delito.
- Si basta la realización de la acción para lesionar o amenazar al bien jurídico protegido, estaremos ante un delito
de simple actividad. Con la realización de la acción ya está consumado el delito. Por lo tanto, se consuman con
la sola realización de la acción. Por ejemplo, en el caso de María el hecho de transportar la droga, ese hecho ya
consuma el delito, por ello no hace falta comprobar nada más porque el sujeto ha realizado la acción típica. Más
ejemplos: el allanamiento de morada, el falso testimonio, etc.
- Hay tipos penales que requieren, además de la acción, comprobar un efecto distinto de ella y separado espacio-
temporalmente de ella, es decir, son delitos que requieren la comprobación de un efecto que va más allá de la
acción y que está separado espaciotemporalmente de ella, son los llamados delitos de resultado. Ejemplos: el

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homicidio, desde que se produce la acción hasta que se produzca la muerte (p.e tres años después), no está
completo el delito de homicidio porque no se ha consumado el delito. Otros ejemplos son el delito de lesión, el
de hurto, el de aborto, de acoso sexual, etc.

La 4º clasificación es la que distingue los delitos según sean: de lesión o de peligro. Como sabemos, todo tipo penal
tiene que tener un bien jurídico que resulte afectado por la conducta del autor, pero no siempre el legislador exige
que ese bien jurídico se haya menoscabado, es decir, exige que se le afecte al bien jurídico pero no en todos los casos
exige que ese bien jurídico sea objeto de una destrucción efectiva. Por lo tanto, esta clasificación depende del efecto
que el tipo exige sobre el bien jurídico.
- Son delitos de lesión los que requieren el menoscabo efectivo del bien jurídico protegido para su consumación.
Casi todos los delitos son delitos de lesión, porque el legislador exige que se destruya el bien jurídico (en el

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homicidio la vida; en el aborto la vida del feto; en las lesiones la integridad física y psíquica, en el allanamiento
de morada la intimidad). Los delitos de lesión pueden ser de tres clases distintas:
-

▪ Delitos instantáneos: son aquellos que se consuman en el momento en que se produce el resultado. son
la gran mayoría de los delitos del CP. Por ejemplo en el caso del homicidio, al ser un delito instantaneo se
consuma en el momento en el que se produce la muerte.
▪ Delitos permanentes: son aquellos en que la consumación preexiste y se renueva durante todo el tiempo
que dura la situación antijurídica y la consumación sólo termina cuando cesa esa situación antijurídica.
hay pocos delitos de este tipo. El caso típico es el delito de detenciones ilegales. Por ejemplo: A secuestra
a B, y pide rescate. B permanece encerrado durante 20 días y al cabo de estos se le libera. Con el secuestro
comienza la acción es decir, se crea la situación antijurídica, se consuma en ese momento pero la
consumación se mantiene y se renueva durante todo el tiempo hasta que lo libera.
▪ Delitos de estado: se consuman cuando se crea la situación antijurídica, basta crearla para dar por
consumado el delito. Por ejemplo, delitos que se caracterizan por un tiempo prolongado de realización
como el delito de falsedades o el delito de bigamia.

- Hay veces, que el legislador se conforma para consumar el delito con la mera posibilidad de lesión. Esto es, con
que exista una amenaza para el bien jurídico protegido, y lo que hace el legislador es que adelanta la línea de
intervención penal, para prevenir la lesión de esos bienes jurídicos. Por lo tanto, los delitos de peligro se
caracterizan por adelantar las barreras de protección, de modo tal que se perfecciona con la sola puesta en
peligro del bien jurídico, sin que haga falta su efectiva lesión. Ejemplos: delito de tráfico de drogas. Clasificación
de los delitos de peligro:
▪ Delitos de peligro abstracto: en estos el adelantamiento de la intervención penal es mayor, porque se
consuma en el momento en el que se comprueba la peligrosidad de la acción. Basta por tanto, que la
acción sea peligrosa para consumar el delito. Por lo tanto, se consuma con la peligrosidad de la acción
pero siempre y cuando esa acción sea peligrosa. Aquí hay que hacer un juicio de peligro concretamente
un juicio ex ante, realizado por un espectador imparcial situado en el lugar del autor en el momento de la
acción. En este juicio ex ante se valora la peligrosidad de la acción. Por consiguiente, basta comprobar la
peligrosidad de la acción para consumar el delito. Ejemplos: la conducción bajo el efecto de bebidas
alcohólicas, el delito de tráfico de drogas si se trata de una acción peligrosa, el delito de amenaza (porque
requiere la comprobación de esa peligrosidad de la acción).

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▪ Delitos de peligro concreto: en estos se requiere comprobar la existencia de un peligro efectivo para el
bien jurídico, porque es condición de estos tipos penales que ese bien jurídico haya entrado en el radio

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de acción peligrosa del autor. Aquí el juicio de peligro es un juicio ex post, que se realiza una vez finalizada
la acción. Este juicio sirve para determinar si ha existido un resultado de peligro imputable a la conducta
peligrosa. Ejemplo: la conducción temeraria, porque no solo basta realizar una acción peligrosa (conducir
temerariamente) sino que es necesario que se ponga en concreto peligro la vida de alguien, en este caso
se dará por consumado el delito. Por lo tanto, en este tipo de delito hay que hacer una comprobación ex
post de que alguien se ha visto en una situación de peligro.

La 5º clasificación es la que distingue los delitos según sean: de medios determinados o resultativos.
- Los delitos resultativos se caracterizan porque el legislador solo describe la causación del resultado. Por ejemplo,
“el que matare a otro”. Por lo tanto, los delitos resultativos son aquellos en los que el tipo penal se compone
únicamente de una conducta y su correspondiente resultado, sin precisar ninguna otra circunstancia, de modo
tal que cualquier forma de causar el resultado realizará el tipo. Ejemplos: delito de aborto, delito de lesiones.
- Los delitos de medios determinados son aquellos que requieren para la comisión típica que se produzcan una

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serie de circunstancias de tiempo, lugar, de modo de ejecución, etc. Por lo tanto, la ley define una serie de
circunstancias relacionadas con el tiempo, el lugar o el modo de ejecución que vienen a circunscribir la conducta
típica, limitando así el alcance del tipo penal. Ejemplos: el delito de impago de pensiones, el delito de ofensa de
los sentimientos humanos, delito de abuso sexual, delito de robo, etc.

La 6º clasificación es la que distingue los delitos según sean: comunes o especiales. Esta distinción depende de las
condiciones exigidas por el legislador para ser autor.
- Si no hay condiciones especiales para ser autor del delito (es decir, puede hacerlo cualquiera), estamos ante
delitos comunes. Son comunes todos los que empiezan “El que”, “los que”, “quienes“. En definitiva, son comunes
aquellos que pueden ser cometidos por cualquier persona sin que haga falta ninguna característica especial para
ser autor.
- En cambio, si se requieren unas condiciones especiales en el autor, limitando por ello el ámbito de esa autoría
mediante exigencias típicas (siempre relacionado con el autor no con la víctima, por ejemplo ser funcionario
público, ser juez, testigo) estaremos ante delitos especiales. Los delitos especiales normalmente se caracterizan
por la infracción de un deber, normalmente de naturaleza extrapenal (civil, administrativo, etc) que no toda
persona está cualificada para infligirlo, sino que sólo puede recaer sobre las personas emplazadas por el derecho
para cumplirlo. Los delitos especiales pueden ser de dos clases:
▪ Delitos especiales impropios: son aquellos que tienen correspondencia con un tipo común subyacente,
que resulta aplicable para todos aquellos que no reúnen la cualificación típica. Por lo tanto, la misma
conducta realizada por un extraneus seguirá siendo punible aunque a través de otra figura delictiva.
Ejemplo: en los casos de falsificación material de un documento público, una conducta que el art. 390.1 recoge para
el supuesto de comisión por autoridad o funcionario público y el art. 392 para los supuestos de comisión por
particular.
▪ Los delitos especiales propios: en estos delitos la cualificación típica es un elemento esencial del delito, que
tiene que darse para que este se realice. De modo que, los delitos especiales propios se caracterizan porque
la conducta solo es delictiva cuando la realiza el autor idóneo, de modo tal que el mismo comportamiento
efectuado por un sujeto no cualificado será impune. Por ejemplo: no se puede prevaricar sin ser juez. No se
puede cometer un delito de género sin ser hombre. No se puede cometer un delito de bigamia si no se está casado.
Dentro de este mismo contexto de figuras penales delimitadas en función de las condiciones requeridas para
ser autor cabe incluir los llamados delitos de propia mano. Se habla de ellos respecto de ciertos delitos que
supuestamente requieren la realización personal de la acción típica. De manera que, se requiere la realización
personal de la acción típica, y no puede ser realizada a través de otro del que se sirva como instrumento.
Clásicamente se habla de delitos de propia mano: en los delitos de violación, de bigamia, de conducción
temeraria.

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La vertiente objetiva de delito, recoge todo aquello que se sitúa fuera de la esfera psíquica del autor. Los elementos
que pertenecen a esta área objetiva (área típica) permiten distintas clasificaciones:

La 1º de ellas, es la que distingue entre elementos descriptivos y elementos normativos de los tipos penales. Todos
los elementos que aparecen recogidos en un tipo penal requieren alguna clase de valoración para determinar su
concurrencia en el caso concreto. Sin embargo, la forma de esa valoración varía en función de la naturaleza de aquellos.
En este sentido, se distingue entre elementos descriptivos y normativos del tipo.
- Los elementos descriptivos: son aquellos que están tomados del lenguaje cotidiano que van referidos a objetos
sensibles del mundo real, es decir, objetos que sean aprehensibles por los sentidos. Por ejemplo matar,
integridad física, cosa, etc. Por lo tanto, los elementos descriptivos son los que hacen referencia a realidades

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perceptibles por los sentidos. El significado de esos elementos se deduce del juicio de la experiencia (todo el
mundo sabe lo que es una cosa, la integridad física…) y normalmente no requieren una valoración
complementaria por parte del juez. Cuando hablamos de elementos descriptivos hablamos de elementos que
no requieren una valoración paralela por parte del juez. Sin embargo, a veces esos elementos tienen que
precisarse con ciertos criterios valorativos, por ejemplo ¿Es una cosa un animal? o ¿una casa habitada puede ser
una casa donde se vaya solamente en las vacaciones?
- Los elementos normativos: si son elementos valorativos. Los elementos normativos son más complejos y cuyo
significado no se obtiene de la pura observación, sino que requieren una valoración por parte del juez. Esa
valoración por parte del juez puede ser de carácter social o de carácter jurídico (por ejemplo el término de la
integridad moral, hay que determinar en qué consiste.), y tienen que ver con las valoraciones del momento.

Otra clasificación es la que distingue entre elementos esenciales y elementos accidentales de los tipos penales.

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- Elementos esenciales: son aquellos de los que depende la existencia del delito. Si cualquiera de ellos falta, no
hay delito. Configuran lo que se llaman los “tipos básicos”. Ej.: El homicidio “el que matare a otro”, si no se
mata a otro no se comete un delito de homicidio.
- Elementos accidentales: son aquellos de los que depende la mayor o menor gravedad del delito. Por ejemplo,
el asesinato contiene una serie de elementos accidentales que agravan la responsabilidad penal, cuando esa
muerte de otro se realice con alevosía, ensañamiento, etc.
Esta distinción entre elementos esenciales y elementos accidentales tiene también eficacia en los casos de
desconocimiento, en los que el sujeto incurre en un error de tipo.
Ejemplo: Pedro que tiene 22 años y Ana que tiene 15 años, se conocen de clase de inglés y por mutuo acuerdo tienen
relaciones sexuales, pero Pedro cree que ella tiene 17 años. Por tanto, Pedro tiene relaciones sexuales con un menor de 16
años sin saberlo. El ser menor de 16 años en este caso es un elemento esencial, porque si tiene más de 16 años tener una
relación sexual con el no pasaría nada. Por tanto, en este caso nos encontramos en un error de tipo sobre elementos
esenciales, concretamente en el art 14. 1 CP se dice que “el error invencible sobre un hecho constitutivo de la infracción
penal excluye la responsabilidad criminal. Si el error, atendidas las circunstancias del hecho y las personales del autor, fuera
vencible, la infracción será castigada, en su caso, como imprudente”. En este caso sería un atentado sexual imprudente que
queda impune.
Pero si suponemos que Pedro que conoce a Ana de las clases de inglés, un día que salen de clase, Pedro con violencia le toca
el pecho a Ana, es decir, Pedro con violencia atenta con una menor de 16 años pero Pedro no sabe que Ana tiene 16 años
sino que cree que tiene 17, aquí es donde nos encontramos con el error. Aquí el error es sobre un elemento accidental, el
hecho es doloso lo que pasa que el agravante del menor de 16 años no se toma en consideración (art. 14.2 CP → El error
sobre un hecho que cualifique la infracción o sobre una circunstancia agravante, impedirá su apreciación).

Por tanto, esta distinción entre elementos esenciales y elementos accidentales es muy importante porque tanto en los
casos de conocimiento como en los casos de desconocimiento tienen efectos sobre la calificación jurídica del hecho.

Clasificación de los elementos accidentales: (son de los que depende la mayor o menor gravedad del delito).

- La 1º clasificación de los elementos accidentales, los distingue entre:


o elementos objetivos: tienen que ver tienen que ver con la dinámica comisiva del hecho, es decir, con la
forma en la que se realiza el hecho. Ej: un elemento accidental objetivo sería la alevosía o el ensañamiento.
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Art. 65.2 CP. Violencia e intimidación son también circunstancias objetivas. Cualquiera que intervenga en
un hecho cometido con violencia o intimidación, aunque no sea él el autor, basta con que conozca que ese
hecho se va a realizar con violencia e intimidación para responder por él.
o elementos subjetivos: son aquellos que tienen que ver, según el art 65.1 CP, con alguna causa de carácter
personal. Por ejemplo: el parentesco recogido en el art 23 CP. También, el que actuare por precio.

Por lo tanto, el art. 65 CP hace esta distinción porque tiene efectos sobre la participación en un delito. Art. 65 CP
“1. Las circunstancias agravantes o atenuantes que consistan en cualquier causa de naturaleza personal agravarán o
atenuarán la responsabilidad sólo de aquéllos en quienes concurran. 2. Las que consistan en la ejecución material del
hecho o en los medios empleados para realizarla, servirán únicamente para agravar o atenuar la responsabilidad de
los que hayan tenido conocimiento de ellas en el momento de la acción o de su cooperación para el delito”.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Es importante esa distinción entre circunstancias objetivas o subjetivas porque dependiendo de una o de otra,
responden los partícipes o no. ¿Quién es participe? Ejemplo: Ernesto mata a Lourdes. Luis es participe porque le dice
a Ernesto quien es Lourdes y donde encontrarla. Además, Luis le da el arma a Ernesto. Este tiene la intención de matar
a Lourdes pillándola indefensa y por sorpresa. La alevosía es una circunstancia objetiva. Por tanto, Ernesto al matar a
Lourdes con alevosía está cometiendo un delito de asesinato, (él es autor). Y Luis le da el arma sabiendo que la va a
matar con alevosía (está a al ser una circunstancia objetiva basta el conocimiento) por ello Luis también responde del
asesinato porque conoce la circunstancia. Por lo tanto, en la circunstancia objetiva basta el conocimiento.
En cambio, si resulta que se trata de una circunstancia subjetiva, supongamos que Lourdes es cónyuge de Luis y
Ernesto la sujeta. Aquí aparece una circunstancia subjetiva que es el parentesco, y aquí no basta con el conocimiento.
Se requiere que esa circunstancia subjetiva esté en el autor o en el participe. Por consiguiente, ¿Ernesto respondería
por el feminicidio? No, porque Ernesto no es pariente de Lourdes. Por consiguiente Ernesto no respondería por
asesinato, sino que respondería por homicidio. Por lo tanto, el participe o autor sino es pariente no respondería por

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circunstancias subjetivas. Sin embargo, por circunstancias objetivas sí.

- La 2º clasificación de los elementos accidentales, los distingue entre:


o Elementos accidentales típicos: son aquellos se recogen en un tipo de la parte especial, en el libro II del CP.
Por consiguiente, van referidos a determinadas figuras delictivas, quizás porque se entiende que tienen una
particular significación en relación con esa figura delictiva. Estos elementos típicos, dan lugar a lo que se
llaman “tipos cualificados” y “tipos atenuados o privilegiados”.

▪ Los tipos cualificados: son esos tipos penales que recogen elementos que agravan la pena. Son para
casos de más gravedad. P.ej: Un tipo cualificado característico es el asesinato con alevosía,
ensañamiento, etc. De manera que el asesinato es un elemento accidental, porque todas esas
circunstancias constituyen elementos accidentales típicos. Porque la alevosía y el ensañamiento son
elementos accidentales típicos y están recogidos en un tipo específico dentro de la parte especial
configurando lo que se llama el asesinato.

▪ los tipos atenuados o privilegiados: son esos tipos penales que contemplan una rebaja de la pena, es
decir, la posibilidad de adquirir una pena menor. Recogen supuestos de menor gravedad. Por
ejemplo: la detención ilegal del art 163.2 CP. En el párrafo 2º de este artículo hay un tipo privilegiado
“Si el culpable diera libertad al encerrado o detenido dentro de los tres primeros días de su detención,
sin haber logrado el objeto que se había propuesto, se impondrá la pena inferior en grado”. En el
código penal apenas hay tipos privilegiados.

Por lo tanto, lo que hacen estos elementos es que agravan o rebajan el injusto del hecho, es decir, la
gravedad del hecho. Tiene que ver con el injusto del hecho porque el hecho es más grave si se realiza sobre
una persona que esté en una situación de especial vulnerabilidad o en una situación de especial
indefensión.

o Elementos accidentales no típicos: son aquellos que se recogen en un tipo de la parte general, en el libro I
del CP (En él se establecen las reglas generales aplicables a todos los delitos). Es lo que se llama
“circunstancias”. Esas circunstancias están recogidas en: el art 21 CP (las circunstancias atenuantes), art 22
CP (circunstancias agravantes) y art 23 CP (circunstancias que pueden agravar o atenuar, el parentesco).

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Estos elementos no típicos, llamados circunstancias, no todos tienen que ver con el hecho ni con su
gravedad. Las circunstancias agravantes normalmente tienen que ver con lo injusto (gravedad). Algunos
tienen que ver con lo injusto, la culpabilidad o la punibilidad.
Por ejemplo: El policía que aprovechándose de su poder, le pega un bofetón a un detenido. En este caso
encontramos el bofetón que es el daño a la integridad física y además de eso s hay un abuso de poder estatal.
Esto aumenta la gravedad hecho.

Elementos esenciales: (son aquellos de los que depende la existencia del delito)
Dentro de los elementos esenciales, el 1º elemento que hay que analizar es la acción. Cualquier tipo penal se encuentra
estructurado en torno a un determinado comportamiento humano, positivo (actuar) o negativo (omisión, no socorrer)

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según el signo del mandato de la norma.
Ese comportamiento se identifica con verbos: matar, lesionar, abortar, defraudar, etc. Pero nosotros no vamos a
estudiar la acción de todos esos delitos que sería la parte esencial, sino que vamos a intentar formular un concepto
general de acción que sea válido para todos esos delitos. Para formular un concepto general de acción, hay que saber
qué clase de comportamientos son relevantes para el derecho penal. Hoy esa respuesta es relativamente fácil.
Ahora lo que interesa es la idea de acción típica y, lo que tenemos que analizar en la acción es a quién va dirigida las
normas penales para su cumplimiento. Las normas penales van dirigidas a personas. Por consiguiente, la acción
relevante para el DP tiene que tener las notas características de los comportamientos humanos. Por ello, cualquier
acción o comportamiento para ser relevante penalmente tiene que: proceder de una persona, tiene que exteriorizarse
(manifestarse al exterior) y tiene que ser voluntario. Estos requisitos (comportamiento humano, externo y voluntario)
son las características de cualquier acción u omisión relevante para el Derecho penal. Análisis de esos elementos:

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o Comportamiento humano: procedente de una persona no de un animal, no de un fenómeno natural, salvo que
detrás de ellos exista una voluntad (dolo) o un descuido (imprudencia) humano.
Por ejemplo: alguien azuza a su perro contra un vecino que le cae mal y el perro le muerde. El perro no es responsable
penalmente, pero el dueño si por ello responde por unas lesiones dolosas porque le ha azuzado al perro para que le
muerda. Otro ejemplo, Tenemos un perro de una raza peligrosa suelto por el jardín y he notado que no le gusta el
vecino, en un momento determinado el vecino se acerca por allí y como la valla es pequeña el perro salta y como no
tiene bozal muerde al vecino por tanto el responsable es el dueño.
o Comportamiento externo: significa que cualquier comportamiento relevante para el DP tiene que exteriorizarse,
es decir, salir al exterior. No se puede castigar ni punir ni los sentimientos, ni los pensamientos, ni las actitudes,
etc. En el derecho penal no solamente se castigan los actos ejecutivos del delito, sino que también se castigan
selectivamente los actos preparatorios los cuales son conspiración, provocación y proposición (en el art 17 y 18
encontramos una definición de todos ellos). En estos actos preparatorios se exterioriza la voluntad de cometer
el delito.
o Comportamiento voluntario: La voluntad no tiene nada que ver con el dolo, la voluntad es un requisito previo al
dolo. Es necesario que, el comportamiento sea o esté bajo el control o la dirección del aparato psíquico, es decir,
que pase aunque sea mínimamente por la conciencia. Por ello, si pasa mínimamente por la conciencia habrá
acción. El elemento de la voluntariedad, estará ausente cuando concurra alguna de las causas de exclusión de la
acción. Estas causas de exclusión de la acción son causas de exclusión de la voluntariedad.

Causas de exclusión de la acción u omisión: La voluntariedad es un requisito imprescindible para que un


comportamiento humano pueda considerarse una acción u omisión penalmente relevante, de donde se sigue que la
ausencia de la voluntariedad excluirá desde el principio la posibilidad de calificar una conducta como delito. Cuando
en un caso concreto se detecta alguna de estas circunstancias, queda descartada la tipicidad de la conducta. Tres son
los supuestos que se reconocen como causa de exclusión:
- Fuerza irresistible: En los casos de fuerza irresistible, el sujeto no es dueño de su acto material porque la acción
que realiza no depende de su voluntad sino de la fuerza que actúa sobre ella.
Por ejemplo: Un trabajador que está en un andamio y de repente un compañero le da un empujón y este al caer, cae
encima de un hombre provocándole gravísimas lesiones. El sujeto al que empujan está sometido a una fuerza irresistible
debido a que no puede evitar caer encima del hombre, por consiguiente, alegaría fuerza irresistible.

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Otro ejemplo, en relación a los delitos de omisión, una pareja que está paseando por el parque y llega una banda de
delincuentes y deciden violar a la chica mientras otros sujetan con fuerza al chico para que no pueda auxiliarla, en este
caso el chico no ha podido evitar el delito debido a que se encontraba bajo una fuerza irresistible.

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Por lo tanto, la fuerza irresistible sirve para poder decir que no hay delito porque no hay acción y como no hay
acción no hay voluntad, sino que hay fuerza irresistible. La fuerza irresistible tiene una serie de requisitos:
▪ Requisitos cualitativos:
1. Tiene que tratarse de una fuerza física. La fuerza psíquica o moral, lo que se llama la intimidación,
incide sobre el proceso de motivación del autor y vicia la voluntad de forma relevante pero no la
anula, no pasa sobre ella porque el sujeto pese a la presión siempre conserva un mínimo de voluntad.
Ejemplo: Se obliga a una persona con una pistola a violar a una tercera persona diciéndole que o la viola o lo
mata. En este caso no se podría alegar fuerza irresistible, no porque la intimación no sea relevante sino porque
no se anula la voluntad porque el sujeto tiene la posibilidad de decir mátala. En este caso el sujeto tiene una
opción y aunque esté muy viciada la voluntad, persiste y no se puede negar la existencia de la voluntad. Por
tanto, el primer requisito es que se tiene que tratar de una fuerza física.

2. Tiene que tratarse de una fuerza personal, es decir, procedente de una persona que la ejerce sobre

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otra o sobre cosas, que repercutan sobre la voluntad de esas personas.
Ejemplo: El sujeto que sabiendo que la víctima para llegar a su casa tiene que ir por un camino lleno de curvas
y le extravía los frenos. De modo que en una bajada se encuentra con que los frenos no le funcionan y causa
un accidente. La fuerza no se ejerce sobre personas sino que la fuerza se ejerce sobre cosas, pero esas cosas
repercuten en una situación de involuntariedad por parte de una persona.
Este es un requisito que exige sobre todo la jurisprudencia en sentido teórico. Pero sin embargo lo
relativiza la doctrina, por entender que con él se excluirían situaciones donde el sujeto se encuentra
con su voluntad anulada y que por consiguiente, comete el delito de forma involuntaria.
3. Ha de tratarse de una fuerza externa, no interior. Por ello, no serviría alegar por ejemplo escucho
voces.
▪ Requisitos cuantitativos: A de ser irresistible. De modo que si es resistible no funciona la eximente (la
exención de responsabilidad criminal) porque se entiende que, aunque no sea exigible resistir hay
voluntad de no hacerlo. Por consiguiente, si hay voluntad de no resistir no estaríamos ante un caso de
fuerza irresistible. Por tanto, para conformar el ámbito de la eximente de responsabilidad criminal, es
necesario que se de ese requisito cuantitativo de que la fuerza sea irresistible.

- Movimientos reflejos: Son actos que tienen lugar sin la participación de la voluntad y que no son controlados
por la conciencia, porque el movimiento o la ausencia del mismo son desencadenados de forma inmediata por
un estímulo directamente dirigido al sistema nervioso. De manera que, de los nervios sensoriales se pasa a los
nervios motores, que es donde está el centro del movimiento. Por lo tanto, los movimientos reflejos son
movimientos corporales producidos por un estímulo externo que se dirige directamente al sistema nervioso son
intervención alguna de la voluntad.
Por ejemplo: una persona que va conduciendo en una bicicleta por la ciudad y de pronto le pica un bicho que es muy
peligroso, como consecuencia del dolor descuida el manillar y causa un accidente, atropella a un peatón. Aquí
estaríamos ante un caso de movimiento reflejo.
Casos en la jurisprudencia de movimientos reflejos: Una chica que conduce un coche es sorprendida por un
enmascarado que se encuentra en el asiento de atrás, esta suelta el volante y provoca un accidente. 2. un sujeto por la
carretera y ve que se le viene encima una ambulancia y para evitar la colisión directa el conductor da un giro a la derecha,
pero como iba con mucha velocidad el vehículo acaba estampándose contra la ambulancia y mata al conductor de esta.

Hay que distinguir los movimientos reflejos de los llamados “automatismos o acciones en corto circuito”. En
estos últimos, el movimiento o la ausencia del mismo responden a patrones aprendidos, que pasan aunque sea
fugazmente por la conciencia, es decir, se manifiestan sin reflexión consciente pero no es un movimiento reflejo
las acciones en corto circuito. Por lo tanto, en las acciones en cortocircuito el movimiento corporal se produce
más o menos automatizada como respuesta a algún estimulo externo, pero con la sustancial diferencia de que
aquí sí está presente la voluntad como factor impulsador de la conducta.

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- Estados de inconsciencia: Aquí se suelen tratar tres clases de situaciones:


1. Casos de hipnosis o narcosis: será una causa de exclusión de la acción u omisión, cuando bajo ese estado
de hipnosis o narcosis, surge de forma espontánea la decisión de cometer un delito o bien cuando alguien
utiliza a esa persona para comértelo. Lo cierto es, que es una causa polémica. Aunque la opinión más
difundida, es la de que hay que analizar caso por caso teniendo en cuento las circunstancias en las que
se produce esa situación, la naturaleza de la orden, y el carácter de la persona hipnotizada, para poder
determinar si en el caso concreto la persona se vio privada de voluntad.
2. Casos de privación de sentido: los más característicos son los del sueño (desmayo, sonambulismo, etc.).
3. Casos de embriaguez letárgica: es un caso de embriaguez que anula la capacidad de voluntad del sujeto.

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Hablamos de un estado de plena inconsciencia por eso se considera que se podría alegar en el caso de la
omisión. Por ejemplo, una persona que está bajo un estado de coma etílico, si no se estuviera en ese nivel
máximo de inconsciencia no estaríamos ante una causa de exclusión.

Hay ocasiones, en que el delito cometido bajo ausencia de acción por alguna de estas circunstancias, ese delito
es imputable a una acción anterior la cual si es voluntaria. Son supuestos en que las acciones son involuntarias
en su ejecución pero libres en su causa. De manera que, se aplica en el DP una ficción (que también opera en los
casos de imputabilidad) que se llama teoría de la “actio libera in causa”, es decir, acción libre en la causa. Esta
teoría autoriza a que la responsabilidad por el delito cometido se retrotraiga a un momento anterior en el que
la conducta es voluntaria, y se imputara ese delito a título de dolo, si ese estado está pre-ordenado para la
comisión de un delito (alguien se hace hipnotizar para realiza cualquier acción ilícita. Por ello, será imputable a
título de dolo porque ese estado está pre-ordenado para cometer un delito) o bien de imprudencia cuando era

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previsible que sucediera y no se evitó. (Por ejemplo, una persona que va conduciendo y le entra sueño y a pesar
de ello sigue conduciendo y atropella a alguien a causa del sueño).

El 2º elemento, dentro de los elementos esenciales, que hay que analizar son los sujetos del delito (sujetos de la
acción).

- Sujeto activo: es el que gira siempre entorno a la acción, porque el sujeto activo es el que realiza la acción típica.
El sujeto de la acción puede ser un sujeto genérico o un sujeto específico (aquellos que requieren una cualidad
especial, todos aquellos que empiezan “el (funcionario público, testigo, ascendiente) que”).
Es importante saber que, el S.A no puede confundirse con el autor, porque en particular en los delitos dolosos
de comisión la autoría se guía por criterios normativos. En particular, por el criterio del “dominio del hecho”,
según la cual no sólo es autor el que realiza la acción típica sino todo aquel que domina esa realización. El S.A es
el que realiza la acción no el que después va a ser autor, porque se determina después quien es autor. Pero en
muchos casos el S.A si coincide con el autor del hecho punible.
Hasta el año 2010, no se planteó en nuestro país la responsabilidad de las personas jurídicas. Hasta entonces,
únicamente podían ser responsables las personas físicas. Por consiguiente, sólo podían ser sujetos activos del
delito las personas físicas. El principio “societas delinquere non potest” (la sociedad no puede delinquir) impedía
que se le atribuyera responsabilidad penal a las personas jurídicas (sociedades, asociaciones, partidos políticos,
etc.). P.e: Se fundamentaban en que estos no tenían capacidad de acción. Pero, el legislador español del 2010
decidió incluir en el CP a las personas jurídicas. Artículos del CP relacionados con esa responsabilidad de las
personas jurídicas: art. 31 bis y siguientes, art.33.7 (penas aplicables a las personas jurídicas) y art. 66 bis (reglas
para la determinación de las penas).
En definitiva, para exigirle responsabilidad penal a las personas jurídicas es necesario que tengan personalidad
jurídica. Lo que significa que deben de cumplir los requisitos formales para poder ser inscritas en el RM. Pero
para las personas jurídicas que funcionan de hecho (no de derecho porque no tienen personalidad jurídica), lo
que se prevé es una responsabilidad penal que se concreta con otro nombre, no son penas lo que se le imponen
a estas personas sino consecuencias accesorias, las tenemos en el art. 129 del CP.

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También, es necesario que el delito que se cometa esté expresamente autorizado por el Código para exigirles la
responsabilidad penal correspondiente. Es decir, tiene que haber en el CP una clausula específica que autorice
a castigar por ese delito en particular a las personas jurídicas.
Por otro lado, según la forma de exigir la responsabilidad penal (que prevé el art.31 bis), esa responsabilidad
penal aparece vinculada a las personas físicas que actúan en su nombre o por su cuenta y provecho.
Normalmente serán sus representantes legales, administrativos, incuso pueden ser sus empleados. Pero esto
no significa que las personas jurídicas no tengan responsabilidad directa, ellas tienen responsabilidad directa
porque se les exige al margen de que la persona física que actúe en su nombre no responda penalmente.
También tiene responsabilidad individualizada. Por ejemplo, porque no haya sido declarada culpable o porque

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se haya fugado o muerto. Por tanto, en estos casos, tal y como establece el art. 31 ter CP la persona jurídica
responde directamente al margen de la física.
Aunque el legislador ha decidido en el caso de las personas jurídicas crear una especie de cláusula de exención
de pena. Son los llamados programas de prevención de delitos, que en buena medida garantizan su impunidad.
En cada empresa debe funcionar un órgano de administración que ejerza las tareas de control, supervisión y
vigilancia de las actividades que realiza la empresa. Si la empresa funciona de modo diligente y se considera que
este órgano de prevención cumple con su función, entonces si alguien fraudulentamente comete un delito
responderá él personalmente y quedará excluida la responsabilidad penal de la persona jurídica.

- Sujeto pasivo: es el titular del bien jurídico protegido. Y por tanto, la persona física o bien el Estado o la sociedad.
Depende de la naturaleza individual o colectiva del bien jurídico.

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Si se trata de bienes personales o patrimoniales de titularidad individual, el sujeto pasivo es la persona física
que ve lesionado o amenazado el bien jurídico correspondiente. Es decir, la persona que sufre un atentado en
su dignidad, patrimonio, intimidad, etc. Pero si se trata de bienes supraindividuales (medio ambiente, salud
pública, orden público) en esos casos se entiende que el sujeto pasivo es la sociedad.
A menudo el S.P tiene carácter genérico “el que matare a otro” y otras veces tiene carácter específico “la persona
vinculada a la agresor por una relación de matrimonio”. En todo caso, se requiere para ser sujeto pasivo que
sea una persona viva porque la muerte hace desaparecer la posibilidad de ser S.P de un delito.
El SP no tiene por qué coincidir con el objeto material, porque el objeto material es aquello sobre lo que recae
la acción (Objeto o persona). Por lo tanto, no es lo mismo SP que objeto material. El objeto material es el 3º
elemento dentro de los elementos esenciales.

También se tiene que diferencia el S.P del sujeto perjudicado. El sujeto perjudicado, es un concepto civil que
tiene que ver con el daño material o moral resultante del delito, no tiene que ver con la responsabilidad Penal
sino con la civil. Y también el SP se tiene que diferenciar del concepto de víctima, el cual siempre ha sido un
concepto criminológico, aunque en el Código penal ya se habla de “victimas vulnerables o indefensas”.

Tema 11.
El delito de comisión: es aquel que requiere un comportamiento activo que infrinja la prohibición de la norma.
- Los elementos objetivos del tipo:
• La acción típica es el comportamiento activo que el correspondiente precepto penal describe como base
del delito. Para que una acción sea relevante para el DP es preciso que no concurra ninguna de las causas
que excluyen la voluntariedad del comportamiento.

• El resultado típico: hablamos del resultado como resultado material o resultado naturalístico. Y ese
resultado, es ese efecto que va más allá de la acción y que se encuentra espacio- temporalmente separado
de ella. Es propio de los delitos de resultado (aquellos que suelen ir referidos a bienes jurídicos que son
materialmente aprehensibles y se concretan en objetos del mundo real cuya lesión es aprehensible por los
sentidos).

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Sin embargo, hay situaciones donde el bien jurídico es un bien jurídico no material (intimidad, honor,
Administración de justicia…). De modo que su lesión o peligro no es perceptible por los sentidos, es
imperceptible como efecto distinto de la acción. Por eso podríamos decir, que parece que en esos delitos
la propia acción ya consuma el delito, y no hay separación entre la realización de la acción y la consumación
del delito.
Por ejemplo: El juez que dicta una sentencia injusta, en ese momento se está lesionando la administración de
justicia pero sin embargo no es perceptible y parece que va unida a la propia realización de la acción.

Estos delitos son los que se consideran como delitos de simple actividad, en que la propia acción consuma
ya el delito, es decir, perturba el bien jurídico. En estos delitos, por tanto la doctrina se limita a exigir lo que
llama resultado en sentido jurídico, que es lo que llamamos ‘’desvalor de resultado’’, que requiere

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comprobar un efecto más allá de la acción que se ha lesionado o se ha puesto en peligro un determinado
bien jurídico.
Ese resultado en sentido jurídico únicamente no tiene por qué comprobarse en los llamados delitos de
peligro abstracto, donde basta la posibilidad de que la acción sea capaz de perturbar el bien jurídico
protegido, sin exigir su perturbación efectiva. En los únicos delitos donde no hay resultado, ni es sentido
material ni en sentido jurídico, es en los delitos de peligro abstracto.
Dado que el resultado típico es un elemento esencial del tipo objetivo en los delitos que lo contienen, su
efectiva realización constituye un paso obligado para que el delito se perfeccione, es decir, para que alcance
el grado de consumación. Si no llegara a producirse, el tipo estará incompleto, sin perjuicio de la posibilidad
de sancionar por tentativa cuando concurran todos sus requisitos.

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• Entre acción y resultado tiene que haber un elemento de enlace. La relación de causalidad es un elemento
de enlace y lo que plantea es que si determinada acción ha causado el resultado. La relación de causalidad
es una operación que se realiza a posteriori a partir de una reconstrucción de los hechos para poder
determinar en el caso concreto si esa acción ha sido la causa del resultado producido y si éste aparece
vinculado jurídicamente con ella.
La relación de causalidad no pretende determinar la autoría del hecho, sino que cumple una función
empírica y probatoria. A menudo y muchas veces esa operación (de determinar la causa) es relativamente
simple. Sin embargo, en otras ocasiones el procedimiento es más complejo necesitando el apoyo y el
asesoramiento de las ciencias y distintos campos de conocimiento para poder determinar esa causa. En
definitiva, es necesario el conocimiento de peritos (médicos forenses).
O aún puede llegar a plantear mayores dificultades cuando se trata de cursos caudales no verificables,
donde no es posible determinar con certeza, sino a lo sumo con probabilidad, cual es la causa del resultado
porque las diferentes ciencias no permiten determinar la causa del resultado.
El concepto de causa que sigue la doctrina, ha tenido dos vías de solución que corresponden a épocas
distintas: Casi durante todo el siglo pasado, los tribunales intentaron formular un concepto de causa para
el DP, de manera que intentaron distinguir entre condición y causa. La condición era la atmosfera en la
que se movía la causa y la causa era la condición más eficaz (eficiente). Después se siguió la teoría de la
adecuación, en la que se habla de la causa más adecuada, que es la que para cualquier persona es la más
previsible que pudo causar el resultado. Esta es la causa que sigue el DP.
La otra vía, parte de un concepto natural de causa, según la cual todas las condiciones que contribuyen a
la aparición del resultado se consideran causales del mismo y tienen valor equivalente. Se llama la teoría
de la equivalencia de las condiciones. Ésta tiene que partir también de un concepto de condición. Para
saber qué es una condición, se sigue la teoría “conditio sine qua nom” según la cual es condición todo
aquello que suprimido mentalmente hace desaparecer el resultado. El problema de esta teoría es que nos
lleva al infinito, es decir, hay una regresión al propio infinito, ya que cualquier condición se convierte en
causa.
Por lo tanto, cuando analicemos la relación de causalidad tenemos que ver si el resultado está vinculado
a la acción conforme a la teoría de la conditio sine qua non, según la cual la acción será causa del resultado
si suprimida mentalmente aquel desaparece.

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A partir de ese concepto de relación de causalidad, se trata de minimizar la relevancia para el DP de las
distintas causas concurrentes, entendiendo que su equivalencia natural no tiene por qué traducirse en

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una equivalencia jurídica, en particular cuando esa causa no sea relevante según el sentido, la naturaleza,
y la finalidad de las normas. Por lo tanto, seguimos una teoría causal universal y natural pero la limitamos
con criterios normativos extraídos del sentido de la norma aplicable.
Pero no es suficiente la comprobación de una causalidad natural para establecer la responsabilidad por el
resultado producido. Es necesario, pues, que el resultado causado naturalmente por la acción del sujeto
pueda serle imputado jurídicamente

• Por ello, la teoría de la imputación objetiva trata de averiguar si el resultado causado naturalmente por
la acción puede serle imputado jurídicamente. El elemento de referencia y de apoyo tiene que ser el
conocimiento y el significado del tipo penal correspondiente. Esta teoría tiene tres niveles, según Roxin:
(aunque antes de acudir a estos niveles hay que afirmar la causalidad)
- 1º nivel: es necesario saber si la acción causal del resultado ha creado o incrementado un riesgo
jurídicamente desaprobado de producción de ese resultado.

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Para proceder a imputar un resultado a la acción que lo ha causado es preciso afirmar que esa
acción es peligrosa, esto sucede cuando es objetivamente previsible para un espectador imparcial
situado en el momento de la acción, que de la acción realizada se siga el resultado que se pretende
evitar. Lo que se buscar determinar es, si ese resultado es objetivamente previsible que acaezca a
partir de la realización de la acción.
Si es así, si hay previsibilidad objetiva, entonces la acción es peligrosa y adecuada para producir el
resultado. Por tanto, la previsibilidad objetiva de producción del resultado es asimismo una
condición para la imputación objetiva. Pero si la acción no supera ese juicio de adecuación, debe
afirmarse que no es objetivamente imputablemente el resultado, porque éste no sería producto de
una acción peligrosa sino fruto del azar. En definitiva, en este nivel hay que analizar si la acción es
peligrosa, para ello hay que llevar un juicio de previsión objetivo.
Dentro de este nivel hay una serie de exigencias: y es que la acción que se realiza debe incrementar
el riesgo, pero no es imputable si lo que hace es disminuirlo respecto de la misma víctima. Y también
es necesario que el riesgo creado por la acción sea un riesgo relevante (no insignificante), y además
que no sea un riesgo permitido donde operen causas de adecuación social.

- 2º nivel: debe exigirse que sea ese riesgo creado por la acción y no otro el que se concrete en el
resultado. Es decir, que el resultado sea concreción del riesgo creado por la acción. Es necesario
que sea ese riesgo (el que se dice que es en el nivel 1) y no otro el que se produzca en el concreto
resultado. Aquí se plantea una serie de casos problemáticos:
Cursos causales hipotéticos: en ellos el resultado sobreviene a consecuencia de determinado curso
causal pero hubiere sobrevenido de la misma manera pero con un proceso causal diferente, por lo
tanto hay imputación objetiva. La solución es la de imputar el resultado por concretar que él es
concreción del riesgo producido por la acción. Es irrelevante lo que hubiera podido suceder si el
autor hubiera actuado correctamente.
Cursos causales anómalos/ irregulares: se dan cuando hay una desviación del curso causal
propuesto por el autor por intervención de un factor ajeno a la acción del autor. Y esa desviación
es irrelevante.
Cursos causales complejos: La acción del autor concurre con otras posibles causas de aparición del
resultado por lo que habrá que determinar cuál de ellas creó el riesgo que se ha materializado en
el resultado y que es por ello responsable del daño producido. Según la jurisprudencia, quedan
dentro del ámbito del riesgo creado por la acción todas las consecuencias que se deriven de ella y
que puedan considerarse normales y adecuadas conforme a un juicio de previsibilidad objetiva. Es
decir, cuando son varios riesgos los que concurren para la producción del resultado hay que
determinar cuál es el riesgo que concreta la acción.

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Esa concurrencia del riesgo puede ser concurrencia simultanea (Casos de autoría accesoria, no hay
mutuo acuerdo) o sucesiva (dos riesgos, pero tiene la culpa A en vez de C porque con A empezó los
hechos). Aunque en estos casos puede ocurrir que la causa sobrevenida no altere el nivel de riesgo
existente y que es atribuible a la acción anterior, de modo que el resultado se puede decir que
queda dentro del ámbito de riesgo creado por ella porque se considera que es adecuada para
producirlo.

- 3º nivel: Es necesario comprobar que la acción y el riesgo creado por ella sean lo que la norma
pretende evitar, de modo que el resultado que causan debe encontrarse dentro del ámbito de
prevención o de prohibición del tipo.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Aquí se alega el principio de autonomía de la voluntad, la norma no tiene por objeto evitar acciones
que pongan en marcha procesos causales que determinen a la víctima o a un tercero a adoptar
decisiones libres de autolesión o de lesión de terceros. Después hay otras situaciones de autopuesta
en peligro o de puesta en peligro ajena con su consentimiento.

Aquí termina la vertiente objetiva de los delitos de comisión.

Conclusiones: La teoría de la relación de causalidad no se puede confundir con la teoría de la imputación


objetiva porque es previa a la teoría de la imputación objetiva. La relación de causalidad es una teoría
naturalística, probatoria, empírica mientras que la imputación objetiva es una teoría jurídica y normativa.

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