D E L PA S A D O

AL
PRESENTE

UNA MIR ADA A SAN VICTORINO

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atmósfera
del bajo
mundo

un espacio
en donde se
aflojaban
las tensiones
jerárquicas
 1895

La historia de San Victorino, desde sus orígenes, ha

prevalecido en el tiempo gracias a las personas que han
habitado dicho espacio. Las dinámicas que aquí han existido,
marcan una relación de producción de capitales y de
distribución, generando, asó, un sinfín de trabajos y sujetos
que se han apropiado de ese espacio para hacer empresa,
hacer capital, y denotar un sostenimiento constante tanto
económico como social. Sin embargo, la capacidad del sector
para amalgamarse y permutar, lo han convertido en epítome
industrial y comercial, donde micro y macro empresarios –
al mismo tiempo que el secotr –han prevalecido.

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D esde la carrera 10 hasta
la avenida Caracas, y entre la
Avenida Jiménez hasta la calle
10, se sitúa San Victorino. Esta
investigación se concentra, de
manera implícita, en los márgenes
geográficos y demográficos, y, sobre
todo, en las prácticas del comercio
y las personas que lo conforman.
Estos protagonistas son clave
fundamental para entender las
mecánicas y los ritmos internos del
lugar, y que han sabido representar
un lugar característico por resurgir
y renacer. Históricamente, por
su locación, San Victorino era
puerto comercial de la ciudad, y su
posición estratégica, central, hizo
que se convirtiera rápidamente en
el sector comercial por excelencia.
Incluso, este punto de contacto
funcionó como coalición cultural
por el intercambio de mercancías
que empleaban los santafereños y
los comerciantes extranjeros. Estos
nutrieron el mercado de una amplia
oferta, al dejar reflejados en el lugar
productos por vía terrestre. No
obstante, aparte de la consagración
de culturas y productos, la historia
dicta sobre las tertulias que se
llevaban a cabo entre productores y
comerciantes locales.
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Desde un inicio se han dado dinámicas opuestas alrededor.
Así, para el período que abarca la Colonia y la República hasta
1900, se pueden identificar la imagen es la de San Victorino
como “puerto seco” de la ciudad; imagen simbólica adoptada por
ser el lugar de llegada de gran variedad de productos nacionales
y extranjeros por vía terrestre, y finalmente, San Victorino
como “lugar de encuentro” de los santafereños que compran
víveres y comparten con los amigos en las chicherías
del sector. En este lugr no había jerarquías sociales, los
indigenas y provincianos se entendían de “tú a tu”
en este sector.

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La violencia de los años treinta y
cuarenta en Colombia impulsó
migraciones de campesinos que
buscaban mejores oportunidades,
estableciéndose en las ciudades
capitales. La ubicación estratégica
de San Victorino como una de
las puertas de entrada a la ciudad
incentivó la ubicación de esta
población en San Victorino y en
los sectores aledaños lo que a la vez
impulsó un éxodo de los habitantes
y comerciantes de clase alta a otras
zonas de la ciudad.
La demolición del gran mercado
del centro a finales de los años
cincuenta trajo como consecuencia
el aumento de vendedores que
deambulaban por las calles del sector
y del centro de la ciudad. Poco a
poco estos vendedores informales
fueron invadiendo andenes y parte
de la plaza Antonio Nariño. Es
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así como el alcalde Jorge Gaitán
Cortés tomaría la decisión, en
1962, de crear las Galerías Antonio
Nariño con el fin de reubicar a los
vendedores ambulantes, dándoles
una nueva categoría de vendedores
formales.
La comunidad de comerciantes
se integró para comprar sus
mercancías en masa y así poder
ofrecer mejores precios, impulsando
así dinámicas sociales y económicas
que fortalecerían el comercio del
Se destacan: - La arquitectura ha
sido modificada para darle espacio
a pequeños locales comerciales. -
Aún existen algunos edificios de
estilo colonial como la casa de la
Droguería Ibla. - El espacio público
es tomado por los vendedores
ambulantes, mediante la opción de
alquiler de andén.
En consecuencia las condiciones
de competitividad, inicialmente
perdidas, se transformaron y el
sector se revitalizó.
El Cartucho, se desarrolló en los años 80 en este mismo
espacio territorial. Ahí se aglomeraron delincuentes, jíbaros
y marginados de la sociedad .Se convirtió en un lugar
vedado para los ciudadanos del común. Allí solo podían
entrar unos pocos policías autorizados por el “Comanche”,
líder de los indigentes para ese momento. La inseguridad de
la zona afectaron directamente la afluencia de compradores,
hecho ante el cual los vendedores se vieron en la necesidad
de realizar pactos de convivencia y seguridad con los
habitantes del lugar.
Ahí permanecieron y ahí resistieron los comerciantes
del sector, hasta que a finales de los años 90 se desalojó
el Cartucho lo que permitió crear espacios para el
esparcimiento colectivo y mejorándose las condiciones
comerciales.

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s an Victorino no discrimina, abre sus puertas
a quien quiera tener nuevas oportunidades y es
un espacio del libre comercio. Es el lugar de los
verdaderos rebuscadores y sobre todo es el centro
comercial y de mayor actividad económica en el centro
del país. En este territorio, se aflojan las tensiones,
hay un ordenamiento social completamente ajeno al
del “afuera”, las jerarquías extendidas en el resto de
Bogotá aquí cambian.
 1948 - San Victorino

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