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Investigue en cualquier fuente todo lo concerniente al manejo de

la muerte en la Rep. Dom. Cuál es la influencia religiosa y las


tradiciones más comunes sobre la muerte.

El “Día de los Muertos”, como se conoce popularmente a esta antigua tradición


religiosa, se conmemora cada 2 de noviembre con el objetivo de orar por aquellos
fieles que han acabado su vida terrenal y, especialmente, por aquellos que se
encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.

La tradición de rezar por los muertos se remonta a los primeros tiempos del
cristianismo, en donde ya se honraba su recuerdo y se ofrecían oraciones y
sacrificios por ellos, ya que cuando una persona muere no es capaz de hacer
nada para ganar el cielo; sin embargo, los vivos sí pueden ofrecer obras para que
el difunto alcance la salvación.

Es tradición en la República Dominicana que familiares y amigos visiten las


necrópolis para prender velas a sus muertos, depositar flores en las tumbas, así
como alimentos a San Elías: El barón del Cementerio, que es el primer muerto
enterrado en los camposantos.

De cementerios, varones y tumbas”, título que hace honor al libro del escritor
Franklin Gutiérrez sobre la cultura de la muerte en República Dominicana, destaca
que antes de existir los cementerios conocidos hoy, los difuntos de nivel social y
político elevado eran sepultados en el interior de las iglesias en el país. Al resto de
la población le tocaba fosas comunes o patios de templos religiosos.

Las áreas próximas al altar estaban reservadas para los contribuyentes


económicos de los templos y para personalidades distinguidas de la nación,
debido a la creencia de que, cuanto más cerca del púlpito estaba el difunto, más
fácilmente podía contactar a Dios.

El patio sur de la Catedral Santa María La Menor se consagraría como el primer


cementerio de la nueva ciudad de Santo Domingo. Sin embargo, no todos los
ciudadanos eran sepultados en iglesias, las autoridades eclesiásticas se oponían
al enterramiento en sus templos de esclavos nativos de la Isla, de negros
introducidos al Nuevo Mundo por los conquistadores y de profesantes de otra
religión distinta a la católica.

De la casa a la funeraria

Hasta 1931 el velorio en las casas era el método usado por ricos y pobres en
República Dominicana para pasar el último momento con su ser querido antes de
darle sepultura. En ese año, Atilano V. Blandino fundó la empresa A. V. Blandino
como una compañía funeraria que se ocupaba de trasladar todo lo necesario a las
casas de las familias para los velatorios.

En 1959, abrió la primera capilla funeraria en territorio dominicano que vino a


usarse en 1961 con la muerte de cuatro ingenieros alemanes que realizaban
trabajos en el país y que perecieron en un accidente, momento que dio inicio a
una nueva etapa en el quehacer funerario dominicano, pues poco a poco en la
ciudad de Santo Domingo se fue cambiando la costumbre y a partir de esa fecha
empezaron a realizarse los velatorios en salones funerarios; pero no fue tan
sencillo.

“La primera capilla funeraria del país funcionó en la calle 30 de marzo, se llamaba
Capilla La Humanitaria y duró tres años sin utilizarse porque nadie entendía que
podía llevar a un ser querido a una funeraria porque sentían que la tradición era
tan fuerte como el choque emocional”, argumentó Fernando Arredondo, presidente
del Grupo Blandino.

En 86 años de historia funeraria en República Dominicana también han cambiado


los servicios: música, esquelas, franqueadores, recordatorios, arreglos florales,
repatriación y exhumación son algunos de ellos. En 2005 se agregó la posibilidad
de cremar a sus muertos, sin embargo, aún son pocas las personas que utilizan
este método. 

“Parte de las cosas que fueron cambiando es que llevábamos el ataúd en un


coche-en un carruaje- y teníamos nuestro caballo y nuestro carruaje que más
adelante se cambió por una camioneta Chevrolet que se tuvo hasta el año 2000
para cambiar a lo que conocemos hoy en día como un carro fúnebre”, precisó
Arredondo.

A la fecha, en el interior de la isla hay personas que usan trasladar el féretro con el
cadáver de sus seres queridos en ambulancias y caballos.

El servicio funerario mayormente utilizado por la clase media y alta del país tiene
un costo mínimo de RD$19,700.00 hasta RD$250,000, según explicó Arredondo.
Un rastreo por varias funerarias privadas indica que puede llegar a costar hasta
RD$460,845. En algunos lugares donde se incluye el nicho el precio puede
ascender a un millón: RD$681,262 por un espacio apto para dos personas, que
puede alcanzar los RD$885,641 si se adquiere de manera inesperada.

Con los años también fueron surgiendo las funerarias municipales hechas por el
Estado para ayudar en la parte económica a los ciudadanos de escasos recursos.

Es común colocar lonas, carpas y sillas para los visitantes que acuden a dar el
pésame a la familia, así como repartir comida para aquellos que se quedan todo el
día. Un ritual que puede llegar a costar unos RD$11,000 si los parientes no
cuentan con un seguro funerario.

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