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“AÑO DEL BICENTENARIO DEL PERÚ: 200 AÑOS DE INDEPENDENCIA”

ESCUELA NACIONAL DE FORMACIÒN PROFESIONAL POLICIAL


ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR TÈCNICO PROFESIONAL – PNP
HUANCAYO

TEMA: TRABAJO APLICATIVO

CATEDRÁTICO: ST3 ATOCHE BALDEON Abraham

ALUMNO: S3 PNP DAVILA FLORES Lino

ASIGNATURA: EVOLUCIÓN DEL TERRORISMO NACIONAL E INTERNACIONAL

SEMESTRE: V

SECCION: IC

PROMOCIÓN “INTEGRIDAD”

2021
DEDICATORIA:

A Dios en primer lugar por permitirme ser parte de


esta gloriosa institución, a mis padres por su
apoyo incondicional y docente por sus buenas
enseñanzas para ser cada día mejores
profesionales.
“LA CAPTURA DEL SIGLO ” FUE UN METICULOSO TRABAJO DE
INTELIGENCIA POLICIAL A CARGO DEL GEIN”

El calendario marcaba un sábado 12 de setiembre de 1992. Minutos después de


las ocho, un cuerpo élite de la policía antisubversiva ingresó a una vivienda de dos
pisos en el distrito limeño de Surquillo. En el segundo piso, capturaron a Abimael
Guzmán Reinoso, alias presidente Gonzalo, el líder máximo del Partido Comunista
del Perú-Sendero Luminoso (SL).

La captura del hombre que había teñido de sangre al país se regó rápidamente. El
Perú vivió una noche eufórica, feliz. Primero, en los vecinos de la cuadra cuatro de
la Calle 1, de la urbanización Los Sauces: los ciudadanos salían, aplaudían,
rezaban, lloraban, al enterarse de quién había sido su vecino durante esos meses.
Lo mismo sucedió en Miraflores, que en julio de ese año había sufrido el atentado
de la calle Tarata. Y en todo el país.
Eran tiempos de teléfonos públicos que funcionaban con fichas rin: y la gente
llamaba a sus familiares y amistades para comunicar la nueva. La televisión
repetía la noticia con un flash. El lunes 14 de setiembre, los diarios de toda
América Latina daban cuenta de la captura del líder terrorista, que había utilizado
coches bomba, niños bomba, triciclos bomba, atentados a comunidades, locales
diversos, comisarías y torres de alta tensión.

¿Por qué la euforia, pulpín? Se calculaba que entre 1980 y 1992 Sendero
Luminoso había perpetrado 23,000 atentados, 25,000 muertes y 21,000 millones
de dólares en pérdidas. El Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación
Nacional (2003) señalaba que de las más de 69, 000 víctimas que se calculaba
causó el período de violencia entre 1980 y el 2000, el 49% de las muertes fueron
provocadas por SL.

Sobre la operación

Con el tiempo se conocieron detalles sobre este trabajo de relojería. Estuvo a


cargo del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), creado en el interior de la
Dirección Nacional Contra el Terrorismo (Dincote), en marzo de 1990, con el fin de
capturar a la cúpula del feroz SL.

El jefe en el campo de la Operación Victoria fue el mayor Benedicto Jiménez. A


Guzmán lo llamaban en clave el Cachetón.

Lo atraparon disparando solo una bala al aire. Se trató de un trabajo de


inteligencia impecable. “Tranquilo, muchacho, ya perdí”, le dijo Guzmán al
entonces alférez Julio Becerra, Ardilla, que lo encontró en un escritorio en el
segundo piso de la vivienda (Ardilla y Gaviota, la policía Cecilia Garzón, fueron los
primeros en ingresar al domicilio).

Como recuerda Carlos Paredes en su libro La hora final (2017), se creó el GEIN


con la premisa de combinar “la investigación criminal policial con la inteligencia
clásica”. Con este grupo de elite, la Policía se planteó conocer la estructura
senderista.
El trabajo involucró a 82 agentes que a lo largo de dos años realizaron una docena
de misiones de observación, vigilancia y seguimiento (Ovise); un trabajo de
“marcar”, que no conocía horarios ni descanso. Una premisa, como una filosofía
zen, los mantenía prestos a seguir el servicio: “El hombre de inteligencia no se
cansa, tiene paciencia”. Son famosos los disfraces que utilizaron los agentes y
también la revisión que hicieron a la basura, que permitió saber que había
medicina para el tratamiento de la psoriasis y policitemia que sufría el
autodenominado “cuarta espada del marxismo”.

Los agentes bautizaron como El Palomar a la casa desde donde hacían el reglaje
a cada movimiento de la vivienda que el arquitecto Carlos Incháustegui (Lolo, para
los agentes policiales) y la bailarina Maritza Garrido Lecca (Lola) habían alquilado.
Era, a la vez, vivienda y academia de danza.

Un día antes de la captura, vieron las sombras en el segundo piso de un hombre


“grueso y chato”. El Cachetón estaba acorralado. No como el 28 de enero de
1991, cuando, por un soplo, 72 horas antes de que lo atraparan los agentes del
GEIN, Guzmán huyó.
El profesor siniestro

La llamada “guerra de guerrillas” o “lucha armada” de SL se inició en 1980, cuando


se quemaron 11 ánforas para las elecciones presidenciales, en el caserío de
Chuschi (Cangallo, Ayacucho).

Las primeras dos víctimas mortales que sembró SL fueron el viejo dueño del fundo
y su ayudante –un joven de 19 años–, en San Agustín de Ayzarca (Ayacucho),
asesinados por un grupo de más de 30 personas. Sucedió el 24 de diciembre de
1980.

En Lima, SL había realizado su primer hecho de violencia el 16 de junio de ese


año cuando hizo estallar bombas molotov en la municipalidad de San Martín de
Porres. El primer apagón que sufrió Lima se dio justo el 28 de julio, cuando
Fernando Belaunde Terry asumía el mando de la nación y retornaba la
democracia. Dos días después de la Navidad de 1980, aparecieron varios perros
muertos amarrados en postes del centro de la ciudad.
La personalidad de Abimael Guzmán Reinoso, el taciturno profesor arequipeño,
quien en las aulas de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional San
Cristóbal de Huamanga inició lo que sería conocido en los ochenta como la
organización subversiva más terrible que ha existido en América Latina, ha sido
estudiada con profundidad. Umberto Jara señala en Abimael. El sendero del
terror (2017) que el crecimiento político del sombrío docente se dio bajo la tutela
del rector Efraín Morote Best (padre del cabecilla senderista Osmán Morote).

Zorba, el obscuro

El día que fue atrapado, Guzmán estaba junto a otra integrante de la cúpula
senderista, Elena Iparraguirre (con quien contrajo matrimonio en el 2010, en la
Base Naval del Callao, donde Guzmán purga cadena perpetua). Iparraguirre era
quien, cabello corto y sosteniendo un banderín rojo de mesa, se desvelaba porque
los agentes policiales no tocaran a su líder.

“El presidente-pensamiento Gonzalo era aquel alter ego divino de Guzmán. Era el
creador de su fe, pero también el llamado a perpetuarla con su ejemplo. Todo
merecía sacrificarse por esa religión”, escribió Toño Angulo Daneri en Llámalo
amor si quieres (2004).
Tanto los investigadores como escritores han señalado como un capítulo no claro
la muerte de Augusta La Torre (camarada Nora), esposa de Guzmán. Fueron
justamente tres videos, el primero sobre el Primer Congreso de Sendero Luminoso
(1987-1988) –que se hizo famoso por mostrar a inicios de 1991 al llamado
presidente Gonzalo bailando subido de copas al estilo de Anthony Quinn en Zorba,
el griego– y los otros dos son videos del velatorio y ceremonia fúnebre de La
Torre. Las cintas permitieron al GEIN identificar a 19 miembros de la cúpula
senderista.

Sobre La Torre: “Durante veinticinco años lo siguió a todas partes como si fuera un
profeta, le permitió infidelidades con todas las mujeres de su entorno, lo ensalzó y
lo admiró hasta el paroxismo. Incluso renunció a tener hijos porque sabía que
Abimael odiaba a los niños”, escribió Rodrigo Núnez Carvallo en la novela Sueños
bárbaros.

Los mitos hacían de Guzmán Reinoso no solo un semidiós, sino también un


hombre que estaba en la primera línea de batalla. El periodista Umberto Jara
desmitifica aquella chapuza: “Guzmán vivió siempre en ciudades, no realizó
trabajo de campo y se dedicó al trabajo ideológico”.

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