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La República de Weimar

El pasado 11 de noviembre de 2018 se cumplieron 100 años de la


firma del armisticio que ponía fin a la Primera Guerra Mundial. El
conflicto dejó una Europa devastada, particularmente en Alemania,
una de las potencias centrales.

Entre 1918 y 1933, Alemania se convirtió en la República de


Weimar, un régimen político que tenía como objetivo garantizar la
reconstrucción del país. Sin embargo, el periodo se caracterizó por
una tensión económica que precipitó una elevada hiperinflación
entre 1921 y 1923.

Las causas de esta hiperinflación se derivaron de las necesidades


que surgieron de la Primera Guerra Mundial, pues el gobierno
germano imprimió papel moneda para tratar de satisfacer las
sanciones impuestas en el Tratado de Versalles. Tales fueron las
exigencias de los aliados, especialmente Gran Bretaña, que
Alemania tuvo que realizar un primer pago que equivalía al 26 % del
valor de todas las exportaciones alemanas. De hecho, el país
germano no terminó de pagar su deuda hasta bien entrado el
siglo XXI, concretamente en 2010.

Como muestra, un botón: el billete de metro pasó de costar 0,10


marcos en 1918 a 150 millones de marcos 1921; el sello más caro
en 1918 costaba 4 marcos, en 1923, 50.000 millones de marcos.
Llegó un momento en el que el valor del papel en el que se
imprimían los billetes superaba al valor nominal, lo que provocó
situaciones tan surrealistas como que los niños construyeran
castillos con ellos o la gente los quemara en sus chimeneas para
calentarse.

La inflación argentina de la segunda mitad de Siglo


XX
En Argentina, los episodios de inflaciones e hiperinflaciones se han
sucedido durante la segunda mitad del Siglo XX. Desde 1945 y
hasta el momento actual, la inflación interanual ha estado por
debajo del 10 % tan solo 4 años, alcanzando los tres dígitos en 13
ocasiones, incluyendo dos años donde la hiperinflación se instaló en
la economía del país. De hecho, Argentina ostenta el récord de
mayor persistencia del fenómeno.

Para entender la magnitud del problema, si en 1945 podíamos


pagar un café con una moneda de 20 centavos, en 2019
necesitaríamos más de 5000 millones de toneladas de esa misma
moneda.
Inflación en Argentina
Infogram

El periodo más duro se produjo durante los años 1989 y 1990.


Nunca antes se había vivido semejante escalada en los precios en
el país. Durante estos dos años confluyeron diversos factores
negativos, como el alto endeudamiento, el estancamiento
económico, la desinversión en bienes de capital e infraestructura y
un grave desequilibrio fiscal y de balance de pagos.

La consecuencia fue una hiperinflación de un 3079 % en 1989 y


un 2314 % en 1990. En la actualidad, la inflación se encuentra en el
32 %, y los tipos de interés de referencia superan el 65 %,
mientras en Europa está en el 0 % desde hace más de tres años.

La deflación de Japón

Si hay un fenómeno igual de perjudicial o más que la propia


inflación, ese es la deflación, es decir, la caída generalizada en el
precio de los productos, pues puede provocar recesiones sostenidas
en el tiempo. Y en Japón lo saben muy bien. No en vano, en el país
nipón hay toda una generación de jóvenes que ha vivido toda su
vida en un entorno económico de caída de precios en los bienes de
consumo.

Ni siquiera todas las inyecciones monetarias que Shinzo Abe ha


llevado a cabo durante sus mandatos han servido para paliar este
problema. Las famosas Abenomics han sido un experimento
monetario sin precedentes con el objetivo de impulsar la
inflación. Una política monetaria ultra-expansiva que incrementó el
balance del Banco de Japón hasta unos 3,5 billones de euros. Por
ponerlo en perspectiva, su PIB en 2018 fue de 4,2 billones de euros.

Afortunadamente, a pesar de que los resultados no han sido los


esperados, la deflación parece alejarse. No obstante, todavía
persisten algunos fantasmas: su deuda pública sigue siendo, de
largo, la más elevada de todos los países del mundo; el consumo
sigue siendo bajo y las empresas siguen sin subir los salarios de
sus trabajadores.

255 %
Es la deuda pública de Japón como porcentaje del PIB.

El futuro sigue siendo complicado en Japón, pues la imposibilidad


de generar más inflación impide reducir el peso de la deuda y
fomentar el crecimiento económico. Nadie sabe exactamente lo
que pasará, pues Japón merece un capítulo aparte cuando tratamos
de analizar la coyuntura económica de los diferentes países del
mundo.

Otros episodios de inflaciones en el mundo


Como hemos visto, la inflación está presente en todos los países y
momentos históricos. Analizar uno por uno cada caso es tarea
inabarcable, pero hay dos casos que destacan por encima de los
demás: Hungría y Zimbabwe.

El caso más salvaje de hiperinflación que se recuerda fue el de


Hungría en 1946, un país que había sufrido la ocupación
alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Los precios se
duplicaban cada 15 horas, y el banco central del país llegó a
imprimir billetes por valor de 100 trillones de pengős, la moneda
húngara de aquel momento.

Zimbabwe tampoco le va a la zaga. El gobierno de Robert Mugabe,


recientemente depuesto, provocó que los precios se duplicasen
cada 24 horas (una inflación mensual del 79.600 millones, por
ciento). Para la historia de las inflaciones quedan los billetes por
valor de 100 billones de dólares zimbabwenses (sí, con 14
ceros).

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