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Juan Esteban Castro.

Mariana Fandiño.
Ana Daniela Varela.

¿Estarías dispuesto a vivir el resto de tu vida sin un celular? o comprar uno que no tenga
acceso a internet? Quiero pedirte que cierres los ojos y de verdad intentes imaginar cómo
sería tu vida cotidiana sin uno, ¿qué es lo primero que harías al levantarte, o qué tendrías que
hacer si quisieras hablar con alguien en específico? qué harías en tu tiempo libre si no
pudieras ver redes sociales, si la comida que pediste en un restaurante está tardando qué
harías para matar el tiempo?
Adam Alter planteó en su libro ‘Irresistible: The rise of addictive technology and the business
of keeping us hooked’ que los productos tecnológicos como los celulares crean una
dependencia real. Antes considerábamos las adicciones sólo como una dependencia a
sustancias químicas, sin embargo en las últimas décadas ha surgido el fenómeno de las
adicciones conductuales, las cuales son condiciones clínicas caracterizadas por un intenso
deseo y una necesidad irresistible de realizar determinadas actividades. Tal como un
adolescente que no puede despegarse de su celular ni evitar desbloquearlo cuando le llega una
notificación.
Son millones los adolescentes y jóvenes que han sido seducidos por las nuevas tecnologías,
éstas se han incorporado en su rutina y vida diaria, en sus relaciones y forma de ver la vida.
El uso de sus aplicaciones ha desarrollado conductas adictivas y ha puesto en peligro el
desarrollo de su identidad, sobretodo cuando no hay control sobre el contenido visto y el
tiempo de uso.
Aunque es verdad que las redes sociales pueden llegar a generar impactos positivos en la
sociedad y las personas quienes las usan, la adicción a ellas no puede conllevar nada positivo.
Como cualquier otra adicción, este estado significa tener un hábito de conductas peligrosas
del que no se puede prescindir o resulta muy difícil hacerlo por razones de dependencia
psicológica o incluso fisiológica. Se ha comprobado que esta adicción ha llegado a generar
consecuencias fatales en las personas, pero específicamente en la generación más vulnerable,
los jóvenes.
Para empezar, toda red social sea Instagram, Facebook, twitter la que sea lo que busca es
enganchar a las personas, como lo es una droga. Al crear un perfil estás haciendo
prácticamente publica tu vida ya que en la red cualquier persona podrá acceder a este, aun
personas que la persona misma ni se entera, al generar esto la privacidad es totalmente
quitada de la vida de la persona. Lo siguiente a esto es que las personas empiezan a seguir
ciertos contenidos que dependen de los gustos e intereses de cada persona, pero la red lo que
hace es modificar inconscientemente estos gustos propios en las personas, y los reemplaza
con lo que le interesa a la red que sigas. El contenido al cual te lleva la red, es aquel que poco
a poco va acabando con la integridad, personalidad y autoestima de las personas, ya que
muestran perfiles donde muestran grandes cantidades de dinero, personas con incontables
modificaciones en sus cuerpos para aparentar una perfección falsa, ideas como que entre mas
likes mas popular o famoso eres, lo que transmite a las personas “ Mi vida es mejor que la
tuya”, “ Soy mas lindo/a que tu” entre otras cosas que solo son falsedades. Todo esto lleva a
los jóvenes que están no solo en su etapa de desarrollo físico sino mental y emocional, a
Juan Esteban Castro.
Mariana Fandiño.
Ana Daniela Varela.

crearse falsas ideas, perspectivas de las cosas y una falsa realidad. Lo cual genera ansiedad en
la vida de estos jóvenes y tener metas tan básicas que las redes sociales lo muestran como lo
primordial, como tener cierta cantidad de likes o seguidores, tener ese cuerpo perfecto que
muestran, o llegar a menospreciarse y mal agradecer lo que tienen en la vida real por ver
grandes lujos y grandes cantidades de dinero subidos en la red.
Cuando la ansiedad generada por esto se sale de control, los jóvenes entran en crisis
llevandolos a lo mas fatal el suicidio. Cada vez hay más evidencia de que existe un vínculo
entre las redes sociales y la depresión. En varios estudios recientes, los usuarios adolescentes
y adultos jóvenes que pasan la mayor parte del tiempo en Instagram, Facebook y otras
plataformas, mostraron una tasa de depresión sustancialmente más alta que aquellos que
pasaron menos tiempo. Hoy en día más del 85% de la población cuenta con un celular
inteligente, lo que te da acceso a las redes desde cualquier lugar en cualquier momento.
Como consecuencia, hace que las personas estén más pendientes de su vida en la red, y
menos en estar presentes en el momento. La necesidad de sentirse conectado a veces supera
lo que está sucediendo en la situación real en la que estamos.
En conclusión, no es solamente el hecho de estar conectado, es también estar constantemente
buscando la aprobación de las demás personas, muchas veces de personas que ni conocen, y
como esto se vuelve un círculo vicioso como lo hemos explicado anteriormente. ¿Realmente
vale la pena poner nuestra integridad por debajo de las opiniones de las demás personas ? No
debería ser así, estas son cosas que realmente deberían exponerse a los jóvenes que como
bien explicamos son los mayores afectados con este vicio si podemos llamarlo así, ¿no
deberían las escuelas enfocarse más en la salud mental de sus niños y jóvenes, que en algún
momento serán el futuro de su respectivo país? Así como la tecnología avanza, la educación
debe progresar, no podemos quedarnos esperando a que un niño pueda conocer qué es seno,
coseno y cosecante pero no pueda sentirse único con una identidad propia, totalmente íntegra
y libre, no queremos robots queremos ver personas.

Pero como esperamos que se desarrollen mentes si al momento que vemos a alguien brillar
las redes sociales lo estigmatizan y luego es juzgado por ser lo que verdaderamente es.
Estamos olvidando que todos somos humanos, que sentimos, que debemos seguir viviendo el
presente, que el tiempo vuela y aunque anheles volver a un momento jamás volverá que
pudiste ser el próximo Albert Einstein, o Valentina Tereshkova, o el siguiente Michael
Jackson, pero te lo perdiste porque no estuviste presente, porque estabas consumido en un
mundo falso e irreal que no te dejo dar tu 100%, los jóvenes no están emocional ni
psicológicamente preparados para ese mundo.

Bibliografía:
Arab.E, Díaz.A,(2015) Impacto de las redes sociales e internet en la adolescencia: aspectos
positivos y negativos. https://reader.elsevier.com/reader/sd/pii/S0716864015000048?
token=C8CBE81707EFC82FAFC830BD855DDFD3C7961DB2E377C75DAAB3CAD3D3F
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Juan Esteban Castro.
Mariana Fandiño.
Ana Daniela Varela.

Mandiola.C(2017) El exótico mundo de los que viven con una ‘flecha’.


https://www.eltiempo.com/tecnosfera/dispositivos/historias-de-adictos-al-internet-y-los-
celulares-104718

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