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Obra Lavoisier
Obra Lavoisier
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Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá, Colombia. jcastro@pedagogica.edu.co.
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La obra de Lavoisier como un modelo para la historia de las ciencias
modo total. Sin embargo, para efectos de una formación científica claramente
nuestra presentación, asumimos que es especializada, mientras que los cien-
posible hacerlo. tíficos de los siglos anteriores al XIX
emprendían sus labores investigativas
Lavoisier como geólogo, desde diferentes puntos de vista, o sea,
físico, químico y biólogo. desde diversas disciplinas que aún no
O la no-diferenciación en los estaban totalmente cimentadas como
primordios de la ciencia las conocemos ahora.
Es muy interesante notar que antes de Veamos cómo esto puede ser ejem-
que existieran las disciplinas totalmente plificado con Lavoisier: en primer lugar,
diferenciadas, como ocurrió a lo largo del es necesario resaltar que se graduó
siglo XIX, aquellos que emprendían la la- como abogado en 1764, siguiendo una
bor científica lo hacían desde diferentes tradición familiar, y dos años más tarde
ramas del saber. Por ejemplo, Stahl fue emprendió trabajos en geología, bajo la
médico y, sin embargo, se le conoce como dirección de Guettard. En 1768 entró a
químico. Cuando Darwin emprendió su ocupar un cargo en la Academia Real de
viaje en el Beagle fue contratado como las Ciencias de París, debido a que uno
geólogo más que como naturalista1, es de sus integrantes, el químico Baron,
decir, como biólogo2. Aún más, Darwin había muerto. Aunque el Rey le dio la
antes de embarcarse en el mundo de las vacante al ingeniero Jors, Lavoisier logró
ciencias naturales había estudiado para hacer parte de esta institución como
médico y para clérigo, aunque no culmi- miembro supernumerario (Bensaude-
nó ninguna de estas carreras. Vincent, 1998).
También es interesante ver cómo a Sin embargo, antes de entrar a hacer
partir del siglo XX las ciencias se han parte de la Academia, Lavoisier ingresó
superespecializado, volviéndose cada a la Ferme Génerale, una institución que
vez más específicas, y han aparecido recaudaba impuestos para el Estado y
amalgamas de disciplinas como la bio- ello fue posible porque había recibido
logía molecular. En este último ejemplo, una herencia por parte de su abuela. Este
podemos notar que vuelve a haber otro tipo de actividad fue muy importante en
tipo de no-diferenciación, en el sentido la vida de Lavoisier y, como veremos en
que en la biología molecular han conflui- la tercera parte de este escrito, de algún
do biólogos, químicos, físicos, médicos modo, el ser recaudador de impuestos
e ingenieros, pero lo han hecho desde le costó la propia vida.
Retomando la actividad científica de
Lavoisier, podemos observar que se hizo
1 Puede decirse que algunas rupturas con la historia
químico más por casualidad que por sus
natural contribuyeron al establecimiento de la propios intereses. Sus primeros trabajos
biología como ciencia independiente. fueron sobre geología y se acercó a la
2 Aunque en su época y su país no existía una pro- química como una ciencia auxiliar de
fesión que pudiera denominarse como tal, ya que ésta, y cuando hubo la vacante en la Aca-
había varias ramas del saber que estudiaban lo vivo,
pero aún no se había consolidado la biología como demia, él pidió que se creara una para
una ciencia independiente y autónoma. física experimental, ya que se describía a
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Quizás el punto débil de la teoría tir de un plan que hoy podríamos asumir
del flogisto consistió en su incapacidad como perfectamente diseñado.
para explicar por qué había un aumento Según Bensaude-Vincent (1998), los
en el peso de los metales después de la historiadores contemporáneos distin-
calcinación. Ello se argumentaba dicien- guen en este episodio la estructura de una
do que el flogisto poseía un principio revolución científica que se caracteriza
levitatorio, que era contrario a la fuerza por síntomas de crisis, aparición de un
de gravedad o, en otros términos, que nuevo paradigma y división y conflicto
poseía un peso negativo. También se en el seno de una comunidad científica6.
argumentaba que la materia del fuego Dicha revolución lavoisieriana culminó
remplazaba al flogisto que abandonaba con la publicación del Tratado elemental
al cuerpo durante la combustión, lo que de química, precisamente el mismo año
implicaba que esta tuviera un peso muy en que comenzó la Revolución Francesa,
elevado. Sin embargo, el sentido común en 1789. Pero veamos de qué modo se
nos conduce a pensar en el fuego5 más llevó a cabo esta importante ruptura en
como un fluido liviano que como un el saber científico.
cuerpo sólido y muy pesado: En muchos lugares se ha afirmado
Otro problema consistió en explicar que la revolución de Lavoisier de debió
por qué cesa la combustión en un sobre todo al uso de la balanza, mediante
recipiente cerrado, situación que se la cual pesó los reactivos, los productos
explica diciendo que el aire pone en
y los implementos usados en una com-
movimiento las partículas del flogis-
bustión, antes y después del proceso.
to y cuando este movimiento alcanza
una velocidad suficiente se despren- Sin embargo, esto no es cierto del todo,
de el flogisto del cuerpo (Mosquera, pues ya se usaba este instrumento en
Mora y García, 2003: 117). las experiencias químicas, aunque no
se hacía desde la perspectiva en que lo
Es precisamente a partir de estas ob-
hizo Lavoisier. Es decir, que más que el
servaciones, con respecto al aumento del
uso de la balanza en sí, lo que Lavoisier
peso de los metales tras la calcinación
introdujo en la química fue una nueva
y la supuesta flogistización del aire du-
forma de plantear y de asumir los pro-
rante la combustión, que Lavoisier entró
blemas relativos a los cambios de masa
en conflicto con la doctrina del flogisto,
tras una combustión. No es el uso del
pero no lo hizo abiertamente, sino a par-
instrumento per se, sino la teoría que
guía su uso lo que cuenta a la hora de
hablar de una innovación metodológica.
asumimos que dicha doctrina estuviera cimentada Desde ese momento, la balanza es una
solamente en posturas metafísicas. Lo que quere-
especie de juez experimental, en especial
mos reiterar es que la teoría del oxígeno demostró
ser más apropiada para dar cuenta del fenómeno el estudio de los gases:
de la combustión.
5 Como ha señalado Bachelard en su Psicoanálisis
del fuego, este aún sigue siendo un problema de
conocimiento, y en los cursos de química dicha 6 Todo ello característico del lenguaje de Kuhn para
problemática se ha omitido u obviado, en vez de dar cuenta de las revoluciones científicas. Afirma-
ser abordada y superada. Al respecto véase el texto ciones que cuestionaremos, en parte, en el apartado
de Orozco (1996). de reflexiones finales.
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gunda afirmación de Lavoisier, que por na reputación tras de mí. ¿Qué más
la primera. puedo pedir? Los acontecimientos en
Por último, queremos mencionar los que me veo envuelto me salvarán
otro aspecto de la vida de Lavoisier, y probablemente de los problemas de
la ancianidad. Moriré en plena po-
es que no podemos separar su actividad
sesión de mis facultades (Lavoisier,
como recaudador de impuestos de su
citado por Gould, 1993: 332).
actividad científica: cuando iba a una
provincia para llevar a cabo su labor de
asentista general, realizaba, además, Reflexiones finales
conferencias sobre aspectos científicos Hemos desarrollado tres aspectos que
en la Academia Local. Su trabajo estaba consideramos de suma importancia para
repartido en las diferentes facetas de dar cuenta de un modelo de la historia
su vida, pero al parecer el dinero que de las ciencias, los cuales nos han permi-
ganaba como recaudador lo invertía en tido reconocer cómo se ha transformado
parte para costear algunos de sus ex- el quehacer científico desde los siglos
perimentos. De hecho, nunca pensó en XVII y XVIII, cambio que está marcado
abandonar los cargos que ocupaba y solo por un proceso de diferenciación que
lo hizo cuando la Revolución suprimió ha posibilitado la emergencia de disci-
las instituciones a las que pertenecía: La plinas autónomas como la química. De
Academia y la Ferme Génerale, institu- igual forma, hemos puesto de relieve
ciones que no solo habían sido creadas las complejas e indisolubles relaciones
por el antiguo régimen, sino que habían entre ciencia y sociedad. Con respecto a
sido desarrolladas por este. la forma que en se da el cambio científi-
Lavoisier tenía un horario muy estric- co, hemos hecho una comparación de la
to durante la semana, en el cual combi- revolución lavoisieriana con la Revolu-
naba perfectamente todas sus labores: ción Francesa, lo cual permite encontrar
de 6 a 8 realizaba investigaciones cien- puntos de coincidencia entre las “revolu-
tíficas, a lo largo del día desempeñaba ciones científicas” y las sociales.
sus funciones administrativas y acadé- No obstante, es de precisar que no
micas, nuevamente hacía investigación asumimos del todo el concepto de revo-
de 19 a 22 y, además le dedicaba un día lución científica propuesto por Kuhn, ya
entero de la semana para la actividad que, por ejemplo, no consideramos la to-
científica, a este día le dio el nombre de tal inconmensurabilidad entre paradig-
jour de bonheur (día de felicidad) (Gould, mas rivales. Por ello, preferimos optar
1993: 333). por la noción de ruptura epistemológica
Quisiéramos cerrar esta sección con propuesta por algunos autores fran-
la que quizá fue la última frase escrita de ceses. Asimismo, asumimos que tales
Lavoisier, momentos antes de su muerte. rupturas no pueden ser totales, como lo
Dicha frase proviene de una carta que le afirma Canguilhem (2005: 32-33):
escribió a un primo suyo: Conviene advertir, pues, como indis-
He tenido una vida bastante larga, por pensable un buen uso de la recurren-
encima de todo una vida muy feliz, y cia y una educación de la atención a
pienso que seré recordado con cierta las rupturas. A menudo el investi-
pesadumbre y que quizá dejaré algu- gador de rupturas cree, a la manera
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Referencias
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Pedagógica Nacional.
nalga del ministro. Reflexiones sobre
historia natural. Barcelona: Crítica. Radl, E. (1988). Historia de las teorías
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Editorial.
sobre el oxígeno, el calórico y el flogis-
to. Introducción y prólogo de Juan M. Rossi, P. (1998). El nacimiento de la cien-
Muñoz. Buenos Aires: Emecé. cia moderna en Europa. Barcelona:
Crítica.
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